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La educación superior tiene un carácter estratégico para la sociedad y el Estado: la
consecución de elevados niveles de desarrollo que garanticen el bienestar
económico y el progreso social de un país (Greco, 2004). Es entonces, financiada
teniendo en cuenta la Teoría del Capital Humano: el gasto pasa a ser considerado
como una inversión por su capacidad de desarrollo individual y social.
En este sentido Greco (2004), postula que: “Los tres objetivos de la educación
superior son el desarrollo de la investigación básica, la formación de mano de obra o
recursos humanos más calificados que necesita el mercado de trabajo y el
desarrollo de los valores culturales y sociales de una sociedad democrática.” (p.7)
Según el Sistema de Consulta de Estadísticas Universitarias, en el año 2016 el
sistema universitario argentino estaba compuesto por 131 institutos universitarios y
universidades, de los cuales 66 corresponden a la gestión estatal y 63 a la gestión
privada, dejando a una de ellas en la gestión extranjera y una en la internacional. El
79% de la matrícula de estudiantes de pregrado y grado estaba conformada por los
estudiantes de las instituciones públicas. Mientras que el 21% de la matrícula
corresponde a las instituciones privadas. (SPU, 2016)
En este trabajo nos planteamos analizar brevemente de manera comparativa cómo
es el funcionamiento de la asignación de recursos en el interior del sistema
universitario argentino, es decir cómo distribuyen en las universidades el
presupuesto que se les otorga. Para ello nos centraremos en la evolución anual de
tres universidades nacionales del área metropolitana de la ciudad de Buenos Aires.
Observando en particular la ejecución presupuestaria del año 2012.
Desarrollo
En Argentina, los fondos públicos de universidades son distribuidos basándose en el
resultado de un esquema de negociación política entre los niveles más altos del
presupuesto público, ministros de economía y educación y Congreso de la Nación.
El gobierno nacional establece criterios junto con la Secretaría de Políticas Públicas
para la asignación de recursos financieros.
Todos los años el Congreso de la Nación aprueba el Presupuesto Nacional donde
se fija la distribución de fondos para cada universidad. Entendemos el presupuesto
público como un sistema que evalúa y distribuye los recursos públicos entre las
instituciones estatales para que estas sean capaces de cumplir los planes
gubernamentales en un determinado período y hasta un monto límite. (Greco,
Presentación de clase).
Esta distribución se organiza de acuerdo a diferentes medidas y la supervisión de
varios organismos de regulación los cuales generaron distintos modos de
evaluación (Greco, 2004).
La asignación por negociación presupuestaria se presenta de modo incremental, es
decir, consta de un nivel histórico más el proporcional de acuerdo a lo decidido en el
presupuesto. Esto lo podemos observar efectivamente en la asignación de las tres
universidades nacionales en el periodo 2010-2017.
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UNIVERSIDAD 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017
La Matanza $ $ $ $ $ $ $ $
127.099.2 164.399. 212.860. 285.614. 394.700. 530.196. 708.601.62 1.137.398.419
66,00 161,00 619,00 673,00 156,00 640,00 1,00 ,00
Tres de Febrero $ $ $ $ $ $ $ $
42.985.66 59.345.9 81.045.6 110.837. 176.009. 238.718. 315.336.73 524.515.695,0
9,00 40,00 71,00 869,00 086,00 027,00 5,00 0
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UNTREF (2012)
4 Fuente de Financiamiento 1.1: “Tesoro Nacional”: Financiamiento que tiene origen en recursos
corrientes (gravámenes) fijados por el Estado Nacional.
5 Fuente de Financiamiento 1.2: “Recursos Propios”: Componen esta categoría los ingresos que
perciben los Organismos Descentralizados y Empresas y Sociedades del Estado, y que provienen de
la venta de bienes y servicios, renta de la propiedad, venta de activos, cobro de tasas y regalías, y
fondos que se originan por variaciones de los distintos tipos de activos financieros.
En el caso de una Universidad, los 3 principales conceptos de recaudación son: aranceles de cuotas,
ingresos por convenios y prestación de servicios.
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UNLAM (2012)
UNSAM (2012)
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Por último, se observa una ejecución total presupuestaria en la Universidad de
General San Martín de $740.425.223. De este total, $226.946.454 corresponden al
Tesoro Nacional (Fuente 1.1), $23.396.769 corresponden a Recursos propios
(Fuente 1.2) y $23.396.769 a otras fuentes.
En un análisis global podemos sostener que, en las tres universidades, la mayor
parte de la asignación de recursos del Tesoro nacional se destina a su
funcionamiento básico.
En el caso de la UNSAM, financia sus gastos de personal en un porcentaje del 50%
del tesoro nacional y un 50% de recursos propios. Mientras que la UNTREF, se
destaca por obtener una asignación de recursos alta por otras fuentes de origen,
independientes al tesoro nacional.
Conclusiones:
En primer lugar, luego del breve análisis podemos evidenciar que el presupuesto, al
ser arbitrario no estimula la eficiencia y la equidad, ni tampoco permite una
planificación y está sujeto a problemas y tratos políticos que carecen de
transparencia.
Queda en evidencia tras haber visualizado las asignación y ejecuciones
presupuestarias de las tres universidades que la asignación de recursos financieros
sobre la base de estos esquemas de negociación no resulta apropiada para
distribuir en forma eficiente y equitativa fondos entre universidades (Greco, 2004).
Entre otros motivos, un esquema de este tipo impide una adecuada planificación en
el uso de los recursos, desalienta la reducción de costos e impide alentar ciertos
comportamientos o actividades específicas.
Por otro lado, estos esquemas de negociación, en los que prima el presupuesto de
años anteriores, pueden estar alentando el sobredimensionamiento de las
estructuras universitarias como una herramienta de negociación en la disputa por
los recursos presupuestarios.
En contraste con la asignación por negociación podemos postular la asignación de
presupuesto sobre la base de resultados. La misma, en el afán de evitar quedar a
merced de los asuntos políticos implica asignar los recursos basándose en variables
de eficiencia (como la cantidad de egresados, materias aprobadas, etc.), tamaño,
productividad y calidad de las instituciones (Greco, 2004). De esta manera se busca
incentivar el rendimiento de las instituciones. El estar regido por este modelo puede
llevar a una competencia continua (TRADE off) que genera controversia porque la
eficiencia per se no necesariamente garantiza calidad. Es decir, por ejemplo, si se
estimula que se egresen más personas, más rápido, cuantitativamente va a generar
más ingresos, pero no necesariamente una mejor formación. Por otro lado, otro de
los problemas es que, esto genera un “ranking” donde las mejores universidades
siempre reciben más recursos y las peores menos, imposibilitándoles a estas
últimas contar con los recursos para mejorar su rendimiento.
Otro aspecto importante es que en ambos mecanismos se piensa desde la
externalidad donde un estudiante no produce nada (solo cuenta en un futuro, si se
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egresa) pero en el aspecto interno aporta mucho, entonces es un aspecto a tener en
cuenta a la hora de elegir los instrumentos para medir.
A modo de reflexión, podríamos decir que el uso de los alumnos como criterio de
“asignación de fondos” significa un modo sesgado de concluir a la Universidad, la
reduce a una “fábrica” de egresados. Y no lo es. En el interín suceden muchas más
cosas que no entran en esas variables, esos estudiantes que ingresan (algunos
entraron, otros permanecieron, otros terminaron) pasaron un montón de cosas,
produjeron subjetividades, conocimientos, se formaron, practicaron deporte en
equipo, accedieron a becas, armaron proyectos para la comunidad, etc. En la
universidad pasa mucho más de lo que se puede medir en una fórmula matemática.
Habría que ir combinando las distintas fórmulas para generar una medida que se
adecue a la complejidad del sistema universitario.
En definitiva, siguiendo a Greco (2004): La universidad pública constituye un hacer.
Más allá de lo tangible, genera un “intelectual colectivo” un lugar donde la sociedad
se encuentra para generar su conciencia conjunta y reflexionar alrededor de sus
condiciones. Pero para esto nos advierte Greco, tiene que garantizar la
transparencia de este espacio de “todos”, dándole así espacio para generar sus
propias lógicas. (p.45)
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Bibliografía:
Base de datos estadísticos recopilados por Secretaría de Políticas Universitarias de
la Nación (SPU) 2016. Recuperado de:
http://estadisticasuniversitarias.me.gov.ar/#/home/1
Flood Cristina. “El Gasto público social” PRONATASS. Ministerio de Economía.
Buenos Aires. 1994.
Greco, Carlos. “Financiamiento de las Universidades Nacionales. Modelos de
asignación presupuestaria. Análisis y tendencias actuales”, con Mario Greco, revista
Pensamiento Universitario. Editorial Prometeo. Buenos Aires. 2004.
Más Rocha, S. M. (2019): “Políticas institucionales para la inclusión en la
universidad”. En Mancovsky, V. y Más Rocha, S. M. (eds): Por una pedagogía de
“los inicios”. Más allá del ingreso a la vida universitaria. Editorial Biblos, Buenos
Aires.
Página oficial de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Recuperado de:
https://untref.edu.ar/
Página oficial de la Universidad Nacional de San Martín. Recuperado de:
https://www.unsam.edu.ar/
Página oficial de la Universidad Nacional de La Matanza. Recuperado de:
https://www.unlam.edu.ar/index.php?seccion=2&idArticulo=19