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Centro de Investigación e Innovación

Educativa del Noroeste, S.C.


Campus, los Mochis

Doctorado en
Pedagogía

Seminario: “Modelos Pedagógicos”


Reporte: “La pedagogía tradicional y el modelo heteroestructurante”

Alumna: Asís Jeannette Urías González.

Los Mochis, Sinaloa, 30 de Mayo del 2015.

LA PEDAGOGIA TRADICIONAL
Se puede afirmar que el tipo de enseñanza que se proporciona en la mayoría de las
escuelas, incluidas las de los países más desarrollados, tiene como objetivo la producción
de individuos sumisos y contribuye al mantenimiento del orden social; (lo que la escuela
ofrece) es en muchos aspectos, una preparación para el trabajo dependiente y alienado,
por lo que limita los cambios sociales y constituye un freno al potencial creativo de los
individuos.” (Del Vals, 1989).

En una primera aproximación, de manera sintética podríamos decir que en la pedagogía


tradicional el maestro es el transmisor de los conocimientos y las normas culturalmente
construidas y aspira a que, gracias a su función, dichas informaciones y normas estén al
alcance de las nuevas generaciones. El maestro “dicta la lección” a un alumno que recibirá
las informaciones y las normas transmitidas para aprenderlas e incorporarlas entre sus
saberes. El niño obtiene del exterior el conocimiento y las normas que la cultura construyó
y gracias a ellos se convierte en hombre.

En este tipo de enseñanza el castigo recordara a los estudiantes que “La letra con sangre
entra”, este método enseña a respetar a los mayores. El aprendizaje es también un acto de
autoridad,  lo cual nos indica claramente la rudeza que suele acompañar el proceso
educativo desde tiempos inmemoriales.

La educación en diversas fases de la historia humana ha actuado-como decía Althuser-


como aparato ideológico de Estado o aparato cuya función esencial ha sido la de reproducir
las representaciones mentales, sociales y culturales de las clases que están en el poder; de
allí que a lo largo de la historia humana las conquistas militares y económicas hayan sido
siempre acompañadas por conquistas ideológicas y que a la par con los ejércitos marchen
los sacerdotes y los maestros para que la dominación política y militar sea acompañada del
dominio ideológico, religioso y mental de los conquistados.

Para Alain el principal deseo del niño es el de dejar de serlo, lo cual le confiere un gran
impulso a su actuación y un inagotable deseo de superación. El niño quiere actuar como
adulto; aun así, se complace con el juego y sigue gozando y apreciando su característica de
infante. En torno a esta contradicción desarrollara el proceso educativo queda sustento a la
pedagogía tradicional. Las fuerzas del deseo por conquistar la adultez y las de la realidad
que la impulsan a las actividades propias de los niños son las que se enfrentaran día a día en
cada salón de clase. El papel ideal del maestro debería ser, en este sentido, el de favorecer
su deseo “colocando un foso entre el juego y el estudio” y privilegiando al estudio a costa
del juego. El niño mismo desea que lo saquen del mundo del juego, porque quiere sentirse
adulto; de allí que él “agradecerá haberlo obligado, o despreciara halagado o mimado”. Su
deseo inmediato de jugar y divertirse, gracias a la educación bien orientada, cederá ante su
deseo mayor y de más largo plazo: el de alcanzar la adultez.

Para conseguir el propósito anterior, el maestro tiene que actuar de una manera severa y
exigente ya que el ser humano-para Alain-buscara siempre lo difícil y se esforzará por
conseguirlo. Gracias a ello el hombre constituye la especie con mayor deseo de superación
y la que más obstáculos necesita vencer. Por lo mismo, en la educación es conveniente y
necesario tratar con severidad a los estudiantes; colocarles retos difíciles y exigirles el
máximo que ellos pueden dar. Prometer a los niños el placer y la felicidad-como harán con
tanta frecuencia los educadores innovadores del siglo XX-para estos enfoques, es ir contra
la naturaleza humana y contra la necesidad de superarse venciendo las dificultades. No
hacerlo significaría convertir a los niños en adultos “flojos”, irresponsables, incumplidos,
indisciplinados y con baja necesidad de logro.

Como puede verse, la Escuela Tradicional  considera el trato violento y fuerte como


condición para que el estudiante se esfuerce y valore la necesidad del estudio. De esta
manera el niño debe demostrar que es capaz de aquello que inicialmente se presupone que
no lo es. Alain no solo sustenta la rudeza en el trato al niño, sino que sustenta la reiteración
por parte del maestro y la copia sucesiva por parte del niño como condición para aprender.

El principal papel del maestro-comenta-es el de “repetir y hacer repetir”, “corregir y hacer


corregir”, en tanto que el estudiante deberá imitar y copiar durante mucho tiempo. Aunque
lo que el copia no lo entiende, debe hacerlo ya que es gracias a su reiteración que podrá
aprenderlo el día de mañana, solo así se explican las planas y los ejercicios interminables
que se realizan y repiten todos los días, en todas las clases y todas las horas, ya sea para
enseñar o para castigar, dado que tal la diferencia en sentido estricto no existe.

La imitación cumple un papel fundamental en el pensamiento de Alain ya que es a partir de


ella que el niño podrá llegar a crear algún día; por ello propone que desde los primeros años
se permita el acercamiento del niño a los grandes modelos que han existido principalmente
en la literatura y las artes. Escuchando la poesía y la música clásica, el niño ira aprendiendo
a imitarlas y estas imitaciones, sucesivas y reiteradas, Irán creando las condiciones para que
el, algún día, pueda llegar a crear.

Modelo Pedagógico heteroestructurante

El término heteroestructurante fue propuesto por el investigador francés Louis Not


(1983), pues llega a identificar dos perspectivas pedagógicas que se contraponen desde el S.
XVIII la heteroestructurante y la autoestructurante. Con el fin de hacer referencia  a los
métodos tradicionales en los que el alumno es visto como un objeto, el saber es una
construcción externa a  la clase, la educación es un proceso de asimilación basado en la
repetición y la copia, la escuela como un espacio para reproducir conocimiento y centrada
en el maestro, los propósitos y contenidos de la misma son el aprendizaje de información y
el cumplimiento de las normas.

Paradigma Pedagógico

Para Toffler, la escuela tradicional fue construida sobre el modelo (paradigma) de la


fábrica, para ello la educación general se basaba en fundamentos de la lectura, la escritura y
la aritmética, un poco de historia y otras materias. Decía que, esto era el “programa
descubierto”. Pero detrás de él, existía un “programa encubierto” o invisible que era más
elemental. Se componía y sigue componiéndose en la mayor parte de los países
industrializados de tres clases: una, de puntualidad; otra de obediencia y otra de trabajo
mecánico y repetitivo. Hoy en el trabajo, como anteriormente (no solo de fábrica), requiere
y exige en su gran mayoría, hombres y mujeres preparados para trabajar como esclavos en
máquinas y en oficinas, realizando trabajos sumamente repetitivos.

De esto se puede llegar a concluir que la escuela tradicional ha aceptado los principios o
normas pedagógicos anteriormente expuestos y lo han defendido desde tiempos
inmemorables, y porque la historia así lo demuestra ha sido principalmente por mantener o
establecer un orden social.

Paradigma Tradicional

Hace mucho tiempo que la escuela tradicional ha considerado al niño como


una tabula rasa que recibe desde el exterior los conocimientos y las normas acumuladas
culturalmente. Bajo este concepto, la función de la escuela consiste principalmente en
dirigir esta trasmisión de una manera sistemática y acumulativa para garantizar se convierta
en adulto y acepte las maneras de ver, sentir y actuar de la sociedad, teniendo en cuenta que
el sustento de la pedagogía tradicional es la contradicción que existe en el niño, que parte
del deseo dejar de serlo, pero sintiendo a la vez complacencia por el juego y sigue gozando
y apreciando su característica de infante, esto según Alain. Dicho de otra manera, se podría
decir que el infante o niño es como “un vaso sin contenido donde hay que verter el
líquido” de los conocimientos y las normas de las cuales carece.  Según este modelo
heteroestructurante este conocimiento se crea fuera de la escuela y ella representa un lugar
para enseñar o transmitir el conocimiento y las normas culturales a las nuevas generaciones.

La implicancia de esta concepción en el currículo

Hasta aquí para hacer un mejor análisis sobre al modelo heteroestructurante hace
necesario recurrir al psicólogo Cesar Coll, que descompone el currículo en varios
postulados, y desde aquí hacer las observaciones del paradigma anterior. 
1. Primer postulado (Propósitos): La función de la escuela es la de transmitir los
saberes específicos, las valoraciones y las normas de cultura y socialmente
aceptadas.
2. Segundo postulado (Contenidos): los contenidos curriculares están constituidos por
las informaciones social e históricamente acumuladas y por las normas socialmente
aceptadas. La finalidad de la educación heteroestructurante es la de dotar a sus
estudiantes de los saberes enciclopédicos y las normas de convivencia social
acumuladas por siglos.

3. Tercer postulado (Secuenciación): a esto podemos decir que, debido a su carácter


acumulativo, sucesivo y continuo aparecen dos formas: Secuenciación instrumental:
se enseña un contenido cuando la información previa ya ha sido aprendida y la
Secuenciación cronológica: se tiene en cuenta el orden de la aparición de los
fenómenos en la realidad.

4. Cuarto postulado (Las estrategias metodológicas): La exposición oral y visual,


hecha de una manera reiterada por el maestro y acompañada de atención y ejercicio,
garantiza el En este postulado la Escuela Tradicional le da mucha importancia al
maestro, ya que le asigna la función de transmitir el saber. El maestro “deberá
repetir, corregir y hacer corregir”. El alumno “deberá limitarse a imitar, atender y
corregir”. Como se presupone que el alumno siempre aprende igual, el maestro debe
enseñar igual.

5. Quinto postulado (Evaluación): su finalidad es determinar hasta qué punto han


quedado asimilados hasta “al pie de la letra” los conocimientos y las normas
enseñadas y transmitidas. La función de la evaluación sea la de determinar la
presencia o ausencia de los contenidos y las normas transmitidas. Por ello, en los
exámenes lo propio es preguntar por la retención de la información transmitida o
por el aprendizaje del algoritmo enseñado; de allí, que un buen examen tradicional
reitere lo visto y trabajado en la clase y de la manera más fiel posible.
Visión Global de la Pedagogía Tradicional

La Escuela Tradicional se convirtió prácticamente en la única hasta fines del siglo


XIX. A partir de allí se inició la gestión de un nuevo enfoque pedagógico que lleva por
nombre “Escuela Nueva” y que se enfrentó a los principios señalados anteriormente,
construyendo unos nuevos. El joven movimiento acusaba a la Escuela Tradicional de
verbalista y de dejar de lado “la naturaleza”. Consideraba como “pasiva” la enseñanza que
la escuela antigua llevaba a cabo por dejar de lado las opiniones e intereses de los infantes;
la calificaba de “memorística” por dejar de lado la discusión y la reflexión; criticaba que no
tuviera en cuenta al niño, ni sus intereses ni sus motivaciones. Y la consideraba autoritaria
y vertical. Aun así la Escuela Tradicional subsiste y conserva en la mayor parte de regiones
del mundo el predominio educativo hasta nuestros días, tal como se ha sustentado.

La Escuela Tradicional es mucho más que un método, como a menudo se cree. Es una


manera de comprender al hombre y su propósito educativo, es una forma de entender los
propósitos, los contenidos, la secuencia, la metodología y la evaluación. Es, por ello, un
modelo pedagógico que define unas líneas de trabajo y un sentido a la educación.

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