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En primer lugar me quiero referir al ahorro. Hablar del ahorro no significa gastar menos, se
trata de saber cómo gastar el dinero. En la vida diaria se tienen gastos personales o
familiares, estos son llamados gastos fijos. Generalmente sobre estos gastos no se lleva
un control o un proceso que permita hacer análisis y tomar decisiones asertivas o correctas
sobre las prioridades en el hogar. (Reus, N y Reus, T, 2016) Sin embargo, es muy
importante adquirir el hábito de establecer metas reales de gastos y ahorro, llevar un control
y registro de los ingresos permite visualizar mejor como gastamos el dinero. Para lograr
esto es necesario incluir la planeación estratégica en la economía personal.
Las decisiones financieras que toman los individuos no son completamente racionales pues
se ven influenciadas por aspectos contextuales: entorno, emociones, cultura, publicidad
entre otros. (Carangui, Garbay y Valencia, 2017). Por lo tanto, debemos crear consciencia
de cómo influyen estos factores en nuestra vida financiera. Para poder planear de mejor
manera nuestras acciones, si estamos haciendo compras racionales, cuales son los gastos
fijos, si tenemos gastos innecesarios, que gastos se pueden suprimir, cuánto dinero
podemos ahorrar.
Adquirir una cultura de ahorro es importante, ya que el ahorro es un soporte financiero. Que
sirve para imprevistos urgentes, pero también nos garantizan tener una vida más
organizada, adquirir bienes y servicios que mejoren nuestra calidad de vida. No es
recomendable tener un alto nivel de endeudamiento en bienes que no generan utilidades a
mediano o largo plazo. Por ejemplo: adquirir constantes créditos para ropa, comprar con la
tarjeta de crédito a muchas cuotas, lo que nos está generando es un sobre endeudamiento,
que favorece a los bancos. Pero no favorece nuestras finanzas personales. Pero eso,
debemos concentrarnos en no adquirir este tipo de deudas, y ahorrar lo que se pueda.
Cuando tengamos un hábito de ahorro y un capital que nos permita realizar algún tipo de
inversión debemos iniciar por aquellas inversiones de bajo riesgo: por ejemplo CDT´S. a
largo plazo ya se podría pensar en inversiones de riesgo. Donde se obtienen mayores
ganancias, pero los riesgos de pérdidas son también mayores (Figueroa, 2009).
Referencias bibliográficas.