FORMACIÓN Y CAMBIO DE LAS ACTITUDES DEL CONSUMIDOR
1. ¿QUÉ SON LAS ACTITUDES? Los investigadores del consumidor valoran las actitudes ya sea formulando preguntas o logrando inferencias a partir del comportamiento de la gente. Por ejemplo, si un investigador interroga a una consumidora y se entera de que ella compra sistemáticamente artículos hipoalergénicos Almay para el cuidado de la piel, y que incluso los recomienda a sus amigas, el investigador probablemente inferirá que esa consumidora tiene una actitud positiva hacia los productos Almay. Este ejemplo ilustra el hecho de que las actitudes no se observan de manera directa, sino que deben inferirse a partir de lo que las personas dicen o hacen. Además, el ejemplo anterior sugiere que un universo completo de comportamiento del consumidor —consistencia en sus compras, recomendaciones a los demás, clasificaciones de máxima categoría, creencias, evaluaciones e intenciones— se relaciona con las actitudes. Entonces, ¿qué son las actitudes? En el contexto del comportamiento del consumidor, la actitud es una predisposición aprendida que impulsa al individuo a comportarse de una manera consistentemente favorable o desfavorable en relación con un objeto determinado. Cada uno de los elementos de esta definición describe alguna propiedad importante de una actitud específica y es fundamental para entender la función que desempeñan las actitudes en el comportamiento del consumidor. 2. EL "OBJETO" DE LA ACTITUD La palabra objeto incluida en nuestra definición de la actitud orientada hacia el consumidor debería interpretarse con la suficiente amplitud para incluir conceptos específicos relacionados con el consumidor o con el marketing, como producto, categoría de productos, marca, servicios, posesiones, uso del producto, causas o efectos, gente, publicidad, sitios de Internet, precio, medios de comunicación o vendedores minoristas. Al realizar una investigación acerca de las actitudes, tendemos a ser específicos en términos de objetos. Por ejemplo, si lo que nos interesa es determinar las actitudes de los consumidores hacia tres marcas importantes de reproductores de dvd, nuestro "objeto" podría incluir a Sony, Toshiba y Panasonic; no obstante, si tuviéramos que examinar las actitudes del consumidor hacia marcas importantes de teléfonos celulares, nuestro "objeto" incluiría a Nokia, Ericsson, Samsung, Kyocera, lg, Panasonic y Motorola. 3. LAS ACTITUDES SON UNA PREDISPOSICIÓN APRENDIDA Hay un consenso general respecto de que las actitudes se aprenden. Esto significa que las actitudes pertinentes para el comportamiento de compra se forman como resultado de la experiencia directa del individuo con el producto, la información de comentarios recibidos de otras personas, o la exposición a la publicidad en los medios de comunicación masiva, Internet y diversas formas de marketing directo (como el catálogo de un minorista). Es importante recordar que aunque las actitudes podrían ser resultado del comportamiento, no son un sinónimo de éste. Más bien, reflejan una evaluación favorable o desfavorable en cuanto al objeto de la actitud. Como predisposiciones aprendidas, las actitudes tienen una cualidad motivacional; es decir, son capaces de impulsar a un consumidor hacia un comportamiento específico, o de hacer que sienta repulsión y descarte de un comportamiento determinado. 4. LAS ACTITUDES TIENEN CONSISTENCIA Otra característica de las actitudes es que son relativamente consistentes respecto del comportamiento que reflejan. Sin embargo, a pesar de su consistencia, las actitudes no necesariamente son de carácter permanente: en realidad, cambian. Resulta importante ilustrar lo que entendemos por consistencia. Por lo general, esperamos que el comportamiento de los consumidores sea congruente con sus actitudes. Por ejemplo, si un consumidor francés nos informara que prefiere los artículos electrónicos japoneses sobre los coreanos, esperaríamos que se sintiera más inclinado a comprar una marca japonesa cuando necesite remplazar su actual video-casetera. En otras palabras, cuando los consumidores sienten libertad para actuar conforme a sus deseos, suponemos que sus acciones serán consistentes con sus actitudes. Sin embargo, muchas veces las circunstancias impiden la consistencia entre las actitudes y el comportamiento. Por ejemplo, en el caso de nuestro consumidor francés podría influir el factor accesibilidad, y quizás consideraría una video-casetera coreana como opción más adecuada en cuanto a su costo, que una video- casetera japonesa. Por lo tanto, debemos considerar las posibles influencias situacionales sobre las actitudes y el comportamiento del consumidor. 5. LAS ACTITUDES SE PRESENTAN DENTRO DE UNA SITUACIÓN En nuestra definición, no resulta del todo evidente que las actitudes se presentan dentro de la situación y reciben la influencia de ésta. Por situación, nos referimos a los acontecimientos o las circunstancias que, en un momento determinado, influyen en la relación entre una actitud y el comportamiento. Una situación específica puede hacer que los consumidores adopten formas de comportamiento que parecerían incongruentes con sus actitudes. Por ejemplo, supongamos que Ramiro compra una marca diferente de desodorante cada vez que se termina el que estaba usando. Aunque este comportamiento de cambio de marcas parecería el reflejo de una actitud negativa o de insatisfacción hacia las marcas que ha probado, en realidad podría reflejar la influencia de una situación específica: quizá su deseo es economizar y comprará la marca que en ese momento sea la más barata. Considere la recesión de principios del siglo xxi en la economía de Estados Unidos. Por primera vez en más de 65 años, la participación en el mercado de la popularmente valorada firma de artículos para el cuidado del cabello Suave superó el 10 por ciento, en tanto que otros fabricantes redujeron los precios de sus productos de mayor calidad. También lo contrario puede ser válido. Si Noé se hospeda en Hampton Inn cada vez que realiza un viaje de negocios, podríamos inferir de manera errónea que tiene una actitud particularmente favorable hacia Hampton Inn. A la inversa, quizá Noé considere que Hampton Inn es "apenas aceptable". Sin embargo, por el hecho de que Noé es el propietario de su negocio y tiene que solventar él mismo todos sus gastos de viaje, tal vez considere que Hampton Inn es "suficientemente bueno", pues quizá sus servicios le cuesten un poco menos de lo que pagaría si se hospedara en un hotel Marriot. Sheraton o Hilton. En realidad, los individuos llegan a tener las más diversas actitudes hacia un comportamiento en particular, cada una de las cuales correspondería a una situación específica. Aun cuando a Diana le parezca correcto comer en Taco Bell, quizá no lo considere como un sitio adecuado para cenar. En este caso, Taco Bell tiene su "tiempo y lugar", que funcionan como un límite que determina las situaciones en que Diana considerará que Taco Bell es aceptable. Sin embargo, si una noche Diana sale de la escuela muy tarde, se siente cansada y hambrienta, y en su camino se encuentra con un Taco Bell, tal vez decidirá entrar a "cenar algo" ahí. ¿Por qué? Porque ya es tarde, se siente fatigada y con hambre, y entrar a Taco Bell le resulta cómodo. ¿Ha cambiado su actitud? Lo más probable es que no. Es importante entender cómo varían las actitudes del consumidor de una situación a otra. Por ejemplo, es útil saber si las preferencias del consumidor entre diferentes cadenas de establecimientos dedicados a la venta de hamburguesas (como por ejemplo, Burger King, McDonald's o Wendy's) varían en función de las situaciones de ingerir alimentos (es decir, un almuerzo o un tentempié, una comida ligera con presión de tiempo o una comida para disfrutar con la familia sin prisa alguna). Las preferencias del consumidor en relación con los diversos restaurantes especializados en hamburguesas dependerían de la situación de consumo que se haya previsto. Por ejemplo. Wendy's podría ser el sitio elegido por un segmento de consumidores como un lugar adecuado para cenar con la familia. Esto sugiere la idea de que la gerencia de los restaurantes Wendy's podría posicionarlos como sitios agradables donde se lleva a la familia a saborear una cena muy relajada (y económica). Por supuesto que cuando se miden las actitudes, resulta importante tomar en cuenta la situación donde tiene lugar el comportamiento observado, puesto que, de lo contrario, se interpretaría en forma errónea la relación entre las actitudes y el comportamiento. 6. MODELO DE LOS TRES COMPONENTES DE LA ACTITUD Según el modelo de los tres componentes de la actitud, las actitudes se forman con tres componentes principales: el cognitivo, el afectivo y el conativo 6.1. El componente cognitivo El primero de los tres componentes de este modelo de actitudes está constituido por las cogniciones del individuo, es decir, el conocimiento y las percepciones que éste ha adquirido mediante una combinación de su experiencia directa con el objeto de la actitud y la información conexa procedente de diversas fuentes. Este conocimiento y las percepciones resultantes suelen adoptar la forma de creencias, es decir, el consumidor considera que el objeto de la actitud posee varios atributos y que ese comportamiento específico lo conducirá a resultados también específicos. Aunque sólo capta una parte del sistema de creencias de Rafael acerca de dos marcas de conexiones a Internet de banda ancha (cable y dsl, por ejemplo). Así, el sistema de creencias de Rafael para ambos tipos de conexión está constituido por los mismos cuatro atributos básicos: velocidad, disponibilidad, confiabilidad y "otras" características. Sin embargo, Rafael tiene creencias algo diferentes de las dos alternativas de banda ancha en relación con dichos atributos. Por ejemplo, él sabe por sus amigos que la conexión de banda ancha de la compañía de cable local es mucho más rápida que la de dsl; aunque no le agrada el hecho de que, además, tendría que suscribirse a la tv por cable si no quiere pagar los $20 adicionales, cada mes, por la conexión a Internet de banda ancha. Rafael piensa preguntar a unos cuantos de sus amigos sobre las diferencias entre los servicios de Internet de banda ancha de dsl y de cable; también navegará por los sitios web de discusiones sobre el tema (como www.cnet.com). 6.2. El componente afectivo Las emociones o los sentimientos de un consumidor en relación con un producto o marca en particular constituyen el componente afectivo de una actitud. Esas emociones y sentimientos a menudo son interpretados por los investigadores del consumidor como factores de naturaleza principalmente evaluativa; es decir, que captan la evaluación directa o global de un individuo acerca del objeto de actitud (indican el grado en que el individuo califica su actitud frente al objeto como "favorable" "desfavorable", "buena" o "mala"), que presenta una serie de elementos de una escala evaluativa (afectiva) que podría usarse para evaluar las actitudes de los consumidores hacia la loción humectante para el cuidado de la piel de Lubriderm. Las experiencias cargadas de afecto se manifiestan también como estados emocionalmente cargados (por ejemplo, alegría, tristeza, vergüenza, disgusto, cólera, aflicción, culpabilidad o sorpresa) La investigación indica que esos estados emocionales podrían reforzar o ampliar las experiencias positivas o negativas, y que el recuerdo posterior de esas experiencias llega a influir en las ideas que le vienen a la mente al individuo y en la manera en que éste actúa. Por ejemplo, cuando una persona visita un centro comercial, es probable que se encuentre bajo la influencia de su propio estado emocional en ese momento. Si el cliente que va de compras al centro comercial se siente particularmente alegre en ese momento, su respuesta positiva hacia ese lugar podría ampliarse. La respuesta emocionalmente fortalecida hacia el centro comercial induciría a dicho comprador a recordar después con gran placer el tiempo que pasó en ese sitio. Lo anterior también influiría en que el comprador intente persuadir a amigos y conocidos de que visiten ese centro comercial, además de que él mismo tomaría la decisión personal de visitarlo de nuevo. 6.3. El componente conativo La voluntad, que es el componente final del modelo de los tres componentes de las actitudes, se refiere a la probabilidad o tendencia de que un individuo realice una acción específica o se comporte de una determinada manera, en relación con la actitud frente al objeto. De acuerdo con algunas interpretaciones, en el componente conativo puede estar incluido el comportamiento real mismo. En la investigación de mercados y sobre el consumidor, el componente conativo a menudo se considera una expresión de la intención de compra del consumidor. Las escalas de intención de compra se emplean para evaluar la probabilidad de que un consumidor compre un artículo o se comporte de cierta manera. Es interesante observar que los clientes a quienes se les solicitó que respondieran a una pregunta referente a su intención de compra parecieron estar más dispuestos a comprar realmente alguna de las marcas que ellos mismos evaluaron en términos favorables (con respuestas como "sí, la voy a comprar"), en contraste con los consumidores a quienes no se les solicitó que respondieran tales preguntas sobre su intención de compra. Esto sugiere que un compromiso de marca positivo, en la forma de una respuesta favorable a una pregunta sobre la intención de la actitud, influye favorablemente en la compra real de una marca determinada. 7. CÓMO SE APRENDEN LAS ACTITUDES Cuando hablamos de la formación de una actitud, nos referimos al cambio que existe entre no tener ninguna actitud hacia un objeto determinado (por ejemplo, una cámara digital) y sí tener alguna actitud concreta acerca de él (como la noción de que tener una cámara digital es fabuloso cuando queremos enviar fotos de los amigos por e-mail). La diferencia entre no tener actitudes definidas o tener alguna (es decir, la. formación de actitudes) es el resultado de un proceso de aprendizaje. A menudo, los consumidores compran nuevos productos que están asociados con un nombre de marca que ellos juzgan favorablemente. Muchas veces, su actitud favorable hacia un nombre de marca específico es resultado de la satisfacción que han obtenido repetidas veces con el uso de otros artículos de la misma compañía. En términos del condicionamiento clásico, un nombre de marca establecido constituye un estímulo no condicionado que, mediante el reforzamiento positivo anterior, genera una actitud favorable hacia la marca. Un nuevo producto, que aún no se haya vinculado con la marca establecida, sería el estímulo condicionado. Por ejemplo, al conceder a un nuevo champú humectante para cuerpo el beneficio de llevar su muy conocido y respetado nombre de familia, Oil of Olay, se da por hecho la extensión de la actitud favorable, ya asociada con el nombre de marca, hacia el nuevo producto. También se da por sentada la generalización del estímulo desde su nombre de marca hasta el nuevo producto. La investigación sugiere que el "ajuste" entre una marca de origen (por ejemplo, Oil of Olay) y la extensión de la marca (en este caso el champú humectante para cuerpo Daily Renewal) es una función de dos factores: 1. el grado de similitud entre las categorías de productos ya establecidos que el público asocia con la marca de origen (es decir, la mayoría de los productos se relacionan con el cuidado del cabello) y la nueva extensión, y 2. el ajuste o coincidencia entre las imágenes de la marca de origen y la nueva extensión. Algunas veces, las actitudes se forman después de la compra y el consumo de un artículo. Un consumidor, por ejemplo, que compra un producto con nombre de marca sin haberse formado una actitud previa hacia él, porque era el único producto disponible en su género (como la última caja de aspirinas en el minisúper de la estación de gasolina). Otras veces, los consumidores compran también, como prueba, nuevas marcas de las categorías de productos con las cuales tienen poco envolvimiento personal. Si consideran que la marca comprada resultó satisfactoria, es probable que desarrollen una actitud favorable hacia ella. En las situaciones donde las com