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Como consumidores, cada uno de nosotros demuestra una gran diversidad de actitudes
hacia los productos, los servicios, los anuncios, el correo directo, Internet y las tiendas de
venta al menudeo. Siempre que alguien nos pregunta si nos agrada o no un producto (por
ejemplo, un reloj Casio), un servicio (como American Airlines), un minorista determinado
(por ejemplo, Macy’s), un distribuidor directo específico (como www.Amazon.com) o el tema
de una campaña publicitaria (por ejemplo, “Saab: el auto que nació siendo avión”), se nos
está solicitando la expresión de nuestras actitudes.
Los investigadores del consumidor valoran las actitudes, ya sea formulando preguntas o
logrando inferencias a partir del comportamiento de la gente. Por ejemplo, si un investigador
interroga a un consumidor y se entera de que él compra sistemáticamente el desodorante
Old Spice, y que incluso lo recomienda a sus amigos, el investigador probablemente inferirá
que ese consumidor tiene una actitud positiva hacia esta marca de desodorante.
El “objetivo” de la actitud
Motivados por el deseo de entender la relación entre las actitudes y el comportamiento, los
psicólogos se abocaron a construir modelos que les permitieran captar las dimensiones
fundamentales de una actitud. Con esta finalidad, han centrado su atención en la tarea de
especificar la composición de las actitudes para explicar o predecir mejor el
comportamiento.
El componente cognitivo
El primero de los tres componentes de este modelo de actitudes está constituido por las
cogniciones del individuo, es decir, el conocimiento y las percepciones que éste ha
adquirido, mediante una combinación de su experiencia directa con el objeto de la actitud y
la información conexa procedente de diversas fuentes.
El componente afectivo
El componente conativo
La conación, que es el componente final del modelo de los tres componentes de las
actitudes, se refiere a la probabilidad o tendencia de que un individuo realice una acción
específica o se comporte de una determinada manera, en relación con la actitud frente al
objeto. De acuerdo con algunas interpretaciones, en el componente conativo puede estar
incluido el comportamiento real mismo.
El modelo de la actitud hacia el comportamiento está diseñado para captar la actitud hacia
el comportamiento o la forma de actuar del individuo respecto de un objeto, y no la actitud
que tome hacia el objeto mismo.11 El atractivo del modelo de la actitud hacia el
comportamiento consiste en que, al parecer, coincide mejor con el comportamiento real que
el modelo de la actitud hacia el objeto. Por ejemplo, el conocimiento de que la actitud de
Hugo frente al acto de comprar un BMW (es decir, su actitud hacia el comportamiento) es
más reveladora acerca del acto de la compra potencial, que el simple conocimiento de su
actitud en relación con los automóviles costosos o, en forma específica, hacia los BMW (es
decir, la actitud hacia el objeto).
Se han realizado esfuerzos considerables por ampliar los modelos de actitudes, de manera
que se ajusten mejor los objetivos de los consumidores, expresados en función de sus
“intentos” por consumir. La teoría del intento por consumir se desarrolló para incluir los
múltiples casos donde la acción o el resultado no constituyen una certidumbre, sino que
sólo refleja los intentos de un consumidor que desea consumir (o comprar).