Título del libro: Hechos de los Apóstoles. Introducción, comentario y notas.
Sección: Introducción y comentarios y notas de los capítulos 1 al 5
Puntos importantes: En la introducción, más específicamente en el apartado que aborda
el tema de Pablo en el libro de Hechos, varias cosas llamaron mi atención. Una de ellas fue el comentario que hace el autor en cuanto a que Pablo es el “héroe de Lucas”, por cuanto observamos que lo caracteriza como un hombre siempre seguro de sí mismo, que suele dominar las situaciones y salir airoso aún en los momentos de mayor dificultad. En cambio, las cartas del apóstol nos da una impresión un poco distinta. Él mismo es abierto en expresar sus emociones en conflicto (2 Co 7:5), su falta de elocuencia en comparación con los falsos maestros, etc., si bien también suele afirmar su autoridad.
Me parece que esta diferencia entre el Pablo de Lucas y el perfil que
el mismo apóstol muestra en sus escritos, se debe a que era un hombre humilde, capaz de reconocer sin tapujos sus debilidades, carente de deseos de exaltarse a sí mismo, pero que sin lugar a dudas estaba lleno del poder del Espíritu Santo y esto le hacía a los ojos de los creyentes, un ejemplo extraordinario de lo que un siervo de Jesucristo debe ser. No en balde, tal como afirma Bruce, en poco más de diez años había establecido la iglesia en cuatro provincias del imperio (Galacia, Macedonia, Acaya y Asia).
En cuanto a los comentarios y notas que F.F Bruce hace al texto de
Hechos, uno de los que me pareció más interesante, fue la precisión que hizo en cuanto a la diferencia entre un prosélito y un “temeroso de Dios”. Los prosélitos eran aquellas personas que, siendo gentiles de nacimiento, abrazaban la fe judía en su totalidad y pasaban por un triple rito que incluía: circuncisión (para los hombres), autobautismo o purificación en presencia de testigos, y ofrecer un sacrificio en el Templo (mientras este existió). El temeroso de Dios era el hombre que, ante la reticencia de cumplir con el ritual de la circuncisión, de igual manera creían en las Escrituras y procuraban guardar el resto de los mandamientos.
Me parece que, de acuerdo con esta clasificación, podemos
distinguir cuatro categorías en orden descendente (desde la perspectiva hebrea): judíos, prosélitos, temerosos de Dios y gentiles. Buena parte de los hombres que estaban en Jerusalén para la celebración de Pentecostés, eran prosélitos (2:11), mientras que un hombre como Cornelio, que aparecerá más adelante en la historia, es calificado como “temeroso de Dios” (10:2).