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EL DISCÍPULO AMADO

z
EL EVANGELIO
DE JUAN
AL ESTUDIO DE ESTE
EVANGELIO SE LE HA DEDICADO
MUCHA MÁS ATENCIÓN que a
cualquiera de los otros, tanto por su
carácter devocional como por las
dificultades que presenta desde el
punto de vista de la investigación
crítica.
CONTENIDO
I. El prólogo (1:1-18). II. La preparación (1:19-51). 1. El
testimonio de Juan el Bautista (1:19-36). 2. Los comienzos
del interés de los discípulos (1:37-51). III. El milagro de
Cana (2:1-11). IV. El primer ministerio en Judea (2:12—
3:36). V. Jesús en Samaria y Galilea (4:1-54). VI. La
curación del inválido (5:1-47). VII. Jesús, el Pan de Vida
(6:1-71). VIII. El ministerio posterior en Judea (7:1 —
10:39). IX. Breve gira por Perea (10:40-42).
X. Los últimos días en Jerusalén (11:1—20:31). 1. La
resurrección de Lázaro (11:1-57). 2. La cena en Betania
y la entrada triunfal. Enseñanza en la ciudad (12:1-50).
3. El discurso en el aposento alto (13:1 —16:33). 4. La
oración (17:1-26). 5. La traición, el arresto y juicio (18:1
—19:16). 6. La crucifixión y el entierro (19:17-42). 7. Las
apariciones después de la resurrección (21:1—29). 8. El
propósito del evangelio (20:30-31). XI. El epílogo (21:1-
25).
CARACTERISTICAS
(1) El estilo es simple. Basta comparar sus primeras líneas con
el prólogo lucano para percibir cuan diferentes son ambas
composiciones. La mayoría de los términos usados son
palabras comunes y la estructura es en gran medida
paraláctica, con considerable repetición. Según algunas
evaluaciones, estos rasgos hacen que el escrito sea tedioso,
ampuloso, y cansador (opinión de E. F. Scott). Pero hay
muchos que, por el contrario, han reconocido aquí la maravilla
del mérito literario alcanzado, a saber, que a pesar de estas
limitaciones de estilo, su efecto sobre el lector sea tan
apremiante. No cabe duda de que lo excelso del tema tiene
mucho que ver con esto, pero la habilidad del escritor debe ser
también reconocida.
(2) El pensamiento es profundo. Posiblemente no haya libro del
Nuevo Testamento que haya invitado y provocado mayor análisis y
reflexión. Al lector se le alienta a esperar que con sólo dejar que su
mirada descanse sobre este texto tan simplemente redactado, podrá
llegar a penetrar las incitantes profundidades del significado que
vislumbra allí. Hoskyns ha declarado lo siguiente: "El tema del cuarto
Evangelio es lo no-histórico que le ha sentido a la historia, lo infinito
que le da sentido al tiempo, el Dios que le da sentido a los hombres y
que es, por lo tanto, su Salvador".! (3) Al tratar de aislar los
elementos salientes del lenguaje conviene dividirlos en tres grupos:
a) Términos no teológicos que tienen relación con el estilo. Aquí notamos
una ocurrencia muy frecuente de y también palabras que significan ver y
hablar. b) Términos que tienen que ver de un modo más definido con el
mensaje, pero que son usados casi con la misma frecuencia en uno o
más de los Evangelios sinópticos. A este rubro pertenecen las palabras
carne, pecado, ley, juez, palabra, señal, agua, Escritura, The Fourth
Cospel, pp. 129-30. trabajo, gloria y glorificar, hora, morir, Jesús, Cristo,
padre (mayormente con referencia al Padre celestial), enviar, eterno y
siglo.
c) Términos que tienen que ver con las enseñanzas del libro y cuyo
uso excede de tal modo el de los otros Evangelios que se hacen
desta-cables. Digno de notar aquí son las palabras que significan
testimonio (verbo y sustantivo), creer (el sustantivo "fe" está ausente),
vivir y vida, amor (verbo y sustantivo), morar o permanecer, verdad y
verdadero, judío, mundo, fiesta, y posiblemente luz (oscuridad no
aparece con tanta frecuencia). Algunas de estas palabras requieren
un cuidado especial por parte del intérprete, ya que no siempre se las
utiliza con la misma connotación, p.ej. carne, creer, y mundo. (4)
Enmarcado entre el prólogo (1:1-18) y el epílogo (capítulo 21), el
cuerpo de la obra destaca las palabras y obras de Jesús, que
culminan en los sucesos de la Pasión.
Los milagros son llamados señales. Siete de ellos son destacados de
modo especial, junto con la resurrección de Jesús mismo, y son los
siguientes: el agua transformada en vino (2:1-11); la curación del hijo
del noble (4:46-54); la curación del inválido (5:2-9); la alimentación de
los cinco mil (6:1-14); Jesús andando sobre el mar (6:16-21); la
curación del ciego de nacimiento (9:1-7), y la resurrección de Lázaro
de entre los muertos (11:1-44). Otras señales son mencionadas pero
no descritas en detalle (2:23; 6:2; 20:30). Las palabras de Jesús son,
en muchos casos, ocasionadas por las señales, sirviendo de
interpretaciones o aplicaciones de las mismas, como en el caso del
discurso del pan de vida que sigue a la alimentación de la multitud.
En otras ocasiones el material didáctico tiene el carácter de una
discusión o controversia ocasionada por algún milagro, como en el
capítulo 5.
Los discursos revelan a la persona de Cristo y destacan los
dichos "yo soy". Uno de ellos, desarrollado en el aposento alto
solamente ante los Doce, es de especial relevancia para la vida y
el servicio de la iglesia, ya que es una proyección hacia el futuro y
la expresión de la provisión divina que cubre las necesidades del
pueblo de Cristo. (5) Este Evangelio pone un gran énfasis en las
fiestas nacionales o festivales de los judíos y en la participación
de Jesús en los mismos. Se mencionan tres pascuas (2:23; 6:4;
13:1), como también la fiesta de los tabernáculos (7:2) y de la
dedicación (10:22). Hay además un festival no identificado por
nombre (5:1). Si se tratara de la pascua, ello significaría añadir un
año más al ministerio de nuestor Señor. Hay poco acuerdo entre
los expertos respecto a la identificación.
(6) En armonía con la prominencia que se le da a estos festivales está la
ubicación de una considerable parte de la actividad de Jesús en la zona de
Judea, más que en Galilea. Con todo, aunque Juan es la principal fuente de
información respecto al ministerio en Judea, los sinópticos dan indicaciones de
la presencia de Jesús en esta región de tanto en tanto, a pesar de que es sólo
en relación con el relato de la Pasión que estos documentos lo sitúan en
Jerusalén cumpliendo un ministerio de cierta extensión. Estas alusiones
incluyen la referencia a Marta y a María (Le. 10.38-42), la intimación de
amistades previamente establecidas con el dueño del pollino (Mr. 11:1 -6) y con
el dueño de la casa que tenía el aposento alto (Le. 22:7-13), y también el
lamento del Salvador sobre la ciudad santa— "cuantas veces quise juntar a tus
hijos… y no quisiste" (Le. 13:34).
Scott Holland ha demostrado que el ministerio en Judea según
Juan lo bosqueja, es esencial para una correcta comprensión de los
sinópticos, puesto que estos últimos presentan la visita de Jesús a
Jerusalén, que culmina con los hechos de la Pasión, como algo que
llevará a una conclusión inevitable. Jerusalén es hostil y el asunto
ya está decidido. El Mesías debía morir allí. Juan es el único que ha
demostrado cómo este resultado se ha ido logrando a través de la
repetida presentación de Jesús ante la nación en el centro mismo
de su vida, sólo para ser repudiado cada vez. La ciudad había
tenido su tiempo de visitación. Ahora es demasiado tarde. Sólo la
desolación le queda como perspectiva para el futuro.
(7) En el Evangelio según Juan no se presenta a nuestro
Señor hablando muchas veces a grandes multitudes como
en los sinópticos. Más bien, es el aspecto personal de su
ministerio lo que es revelado en conversaciones con
diferentes personas. De éstas, los contactos con Nicodemo
y con la mujer de Samaría son los más extensos. Además,
ciertas figuras claves en el drama de la misión de Jesús son
presentadas en mayor detalle y con una consideración
especial del propósito divino para con ellos. Tal es el caso de
Juan el Bautista y de Judas.
(8) En este Evangelio se da gran prominencia a la divinidad del Hijo. Esto no
quiere decir que la presentación sea básicamente diferente de la de los
sinópticos. Cualquier sentido de brecha entre Juan y los sinópticos se debe a la
desafortunada tendencia en la historia de la crítica a mostrar poco aprecio por la
cristología de los sinópticos. Los mismos títulos claves—Mesías, Hijo de Dios,
Hijo del Hombre—aparecen en ambas tradiciones. Es cierto que en Juan la
atribución de deidad a Jesús está formulada en un lenguaje más osado y más
descubierto, y es mantenida en primer plano con gran persistencia, pero sin
llegar a la apoteosis. Siempre aparece unida a, y equilibrada por, repetidas
confesiones por parte de Jesús de que él depende del Padre.
Debido a este énfasis especial en la divinidad, la humanidad de Jesús recibe menor atención.
Pero decir que el cuarto Evangelio presenta un Cristo docético es olvidar la clara enseñanza
sobre la encarnación (1:14) y presumir una disyunción entre esta enseñanza y los materiales del
libro en su totalidad. Existen dos elementos en el esquema cristológico de Juan que no
aparecen en los sinópticos, al menos no de un modo claramente definido. 2H. Scott Holland,
The Fourth Cospel, pp. 34-37 210 El Evangelio Según Juan Uno es la preexistencia del Hijo
(1:1,14; 8:58; 17:5). El otro es su designación como el Logos (1:1,14), concepto que en el
pensamiento del escritor tiene su posible fuente en la doctrina veterotestamentaria de la
Palabra, y que así sirvió para establecer una conexión con la revelación previa, tal como lo
habian hecho los sinópticos, en especial Marcos y Mateo, al principio de sus relatos (la
referencia a la "palabra" en Lucas 1:2 no es personal).
Al mismo tiempo el término Logos podía ser
apreciado por lectores del Evangelio que tuviesen un
trasfondo filosófico, y podía anticipar la promesa de
que algunos de los problemas que los ocupaban, y
que tenían que ver con la historia y con la vida, con
Dios y con el hombre, con el tiempo y con la
eternidad, podían encontrar su respuesta en lo que
venía a continuación.
(9) Un punto clave para entender este Evangelio es la posición que
Jesús ocupa en relación al judaismo, cumpliendo sus esperanzas
legítimas u oponiéndose a sus aberraciones. El es mayor que la
Tora (1:17), que el templo (2:19-21), que su nube de gloria (1:14),
que el significado y la satisfacción de las fiestas (7:37-39). El
acepta la adoración como algo que le corresponde (9:38; 20:28).
(10) Al mencionar la relación de Juan para con los sinópticos sólo
queremos formular aquí la pregunta respecto a la intención del escritor.
¿Actuó él independientemente de la tradición sinóptica o tuvo acaso la
esperanza de suplantarla? ¿o quiso él tal vez completarla,
especialmente en lo que respecta al ministerio en Judea? Difícilmente
suplantarla, por que el predominio del esquema sinóptico está lo
suficientemente atestiguado por el hecho de que tres relatos de este tipo
lograron aceptación en la iglesia. Seria demasiado arriesgado suponer
que un relato hecho sobre diferentes patrones podría ocupar el lugar de
los otros.
Completarlo es un motivo plausible. Sin duda este
elemento está presente. Pero tal vez tiene mayor
importancia aun el propósito de delinear la persona y
la obra de Jesús de modo tal que permita captar su
significado más profundo. Es posible que el problema
de la gran disparidad entre el material de este
Evangelio y el de los sinópticos perdure, pero también
es posible que se pudieran haber escrito otros relatos
presentando aun diferentes aspectos del Salvador y
de su obra, tan ricas y variadas fueron las facetas de
su au-torevelación. En general Juan parece transitar
por un rumbo propio.
LUGAR DE REDACCIÓN
El testimonio patrístico apunta hacia Efeso. Ireneo es explícito respecto a este
punto.6 Otros, tales como Policarpo, dan testimonio de que Juan residió allí, y
Polícrates menciona a Efeso como lugar de su sepultura. En el Apocalipsis, que
era ampliamente atribuido a Juan en la iglesia primitiva, el lugar central que
Efeso ocupa entre las iglesias de Asia es evidente (Ap. 1:11; 2:1). El cuidado con
que el escritor del Evangelio afirma la subordinación del Bautista a Jesús se hace
comprensible a la luz de la presencia de discípulos de Juan en Efeso (Herí. 19:1-
3). Hay quienes favorecen a Alejandría por varias razones.
Una de ellas es el uso del Evangelio por parte de los gnósticos egipcios,
otro es el descubrimiento de los fragmentos de los papiros ya mencionados.
También está la supuesta influencia de Filón sobre el concepto del Logos
en el prólogo, y la supuesta afinidad entre el Evangelio y los escritos
herméticos. 7 Un punto débil de esta posición es la carencia de apoyo
patrístico, como también la muy seria duda respecto a que Juan dependa
de Filón y de los herméticos. Antioquía también tiene quienes están a su
favor, debido a que las epístolas de Ignacio parecerían reflejar el
pensamiento y la terminología de este Evangelio. Además, en la versión
armenia del comentario de Efrem sobre el Diatesaron de Taciano hay una
nota agregada en siriaco afirmando que Juan escribió en Antioquía. Pero no
se sabe sobre qué se basa esta tradición, y el testimonio mismo es más
bien tardío.

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