Está en la página 1de 5

CAPÍTULO I

EL PROBLEMA

Planteamiento del Problema

Al momento de analizar las mejores estrategias para agilizar el comercio


internacional, tomando en cuenta por supuesto las necesidades crecientes
debido al proceso de globalización que se está viviendo, es importante
considerar que debe estudiarse todas las ventajas, condiciones y
características positivas que se puedan ofrecer, bien sea en la comercialización
del producto o en la mercancía en sí misma.
Uno de los programas que más impulso ha recibido por parte del Ministerio de
Ciencia y Tecnología de Venezuela en los últimos años, es el de Redes de
Innovación Productiva, el cual se orienta a la creación de espacios locales
para la articulación, intercambio y cooperación entre pequeños productores
locales con distintos actores del Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación,
que involucren la conformación de redes de innovación, ciencia y tecnología.

Este programa recoge de alguna manera la experiencia de algunas redes que


surgieron con antelación, como es el caso de la Red de Investigación de Agave
cocuy. Dicha red, ubicada en una región semi-árida y económicamente
deprimida de la provincia venezolana (estado Falcón), presenta la
particularidad de haberse conformado por iniciativa de los pequeños
productores artesanales del licor elaborado a partir del Agave cocuy de la
localidad de Pecaya, quienes lograron articularse con diferentes actores
académicos y del gobierno a distintos niveles para desarrollar un conjunto de
acciones que permitieron, entre otros cosas, sacar la producción del licor de
Agave cocuy de la clandestinidad para ser reconocido como patrimonio cultural
del estado, y otorgarle la denominación de origen al “cocuy pecayero”.

En Venezuela, el consumo de bebidas alcohólicas es un hábito sumamente


extendido desde la época colonial, cuando los indígenas consumían bebidas
alcohólicas producidas a base de la fermentación de la yuca. No fue hasta la
introducción de la producción de caña de azúcar que comienza la producción a
gran escala de dos productos alcohólicos como lo son el aguardiente, que se
obtiene a partir del desecho de la caña de azúcar por lo que no es necesaria su
fermentación; la otra bebida es el ron que se basa en la destilación de la
melaza fermentada y se añeja en barriles, por lo cual es más costosa su
producción.

Es de resaltar que el consumidor venezolano es ecléctico, en lo que refiere a


bebidas alcohólicas, por lo que puede tomar tanto cerveza como vino y whisky
lo que determina que es un tipo de consumidor creciente y variante
dependiendo de la situación económica y social que presente.
En los últimos años la producción de licores ha mermado debido a la situación
inflacionaria que sufre el país, la Federación Venezolana de Licores (Fevelicor),
expresó que “la inflación ha reducido las ventas del sector licorero en 50 %”,
entre junio del año pasado y junio de este año las ventas en volúmenes del
whisky de “alta gama” descendieron 62%, mientras que en el de “gama baja y
media” la caída fue de 60%, por su parte en el Ron de “alta gama” también se
registró un bajón en las ventas del 60% por tanto las bebidas más económicas
son las que han capitalizado ese declive, entre junio del año 2015 y junio del
año pasado la comercialización de anís subió 110%; la de aguardiente 130%;
la de cocuy 210% y la de cervezas 200%, con estos datos se puede decir que
el consumo se trasladó a las bebidas más económicas.

Cabe destacar, que los hábitos de consumo de los venezolanos no han


cambiado, su carácter ecléctico le da la característica de poder adaptarse a los
cambios que suceden a diario en este mercado, basándose en este argumento
nacen los productores de licores artesanales, como lo es el cocuy de penca, el
cual se obtiene a partir de la fermentación de la planta Agave Cocui, planta
autóctona de la región que se encuentra principalmente en los estados Lara y
Falcón.

La comunidad de Pecaya está ubicada en una región semiárida del estado


Falcón, caracterizada por altas temperaturas, baja precipitación anual (360-
560mm), altas tasas de evaporación (2000mm/año), con suelos alcalinos y
pedregosos que los hace poco fértiles

Esta localidad, otrora con una próspera actividad económica y comercial,


experimentó un importante deterioro de sus condiciones de vida llevándolo a
una situación de extrema pobreza. Los ingresos familiares provienen en su
mayoría de la industria artesanal del cocuy heredada de la época prehispánica
y mantenida con pocos cambios hasta la fecha. El Agave cocui, es una especie
vegetal, autóctona del trópico americano (de la misma familia del agave azul
con la que se elabora el tequila mexicano) con una alta tolerancia al estrés
ambiental. Los “pecayeros” como se conoce a las personas de esta localidad,
han construido toda una cultura en torno a esta planta: emplean la fibra para la
elaboración de tejidos, hamacas, calzados, artesanías y para la construcción
de sus viviendas; elaboran encurtidos con sus flores (bicuyes); y emplean sus
troncos o magueyes como vigas para sus casas. Sin embargo, el uso más
conocido del Agave cocuy es la producción del licor de cocuy, también
conocido como cocuy de penca o cocuy pecayero.

Cocuy Historia Por más de 50 años producir, distribuir y vender cocuy en


Venezuela era una práctica ilegal que se pagaba con cárcel. Los cocuyeros
-productores campesinos de cocuy artesanal- eran perseguidos por los
gobiernos de la época que tenían como política destruir sus alambiques para
favorecer a los productores industriales de ron, muchos de ellos vinculados a
sectores económicos relacionados al poder, antes y durante los gobiernos
neoliberales de la cuarta república.
A pesar que el cocuy ya era popular en las comunidades más humildes donde
se producía, ya en 1920 era víctima de persecución contra su producción. En
plena dictadura de Juan Vicente Gómez se comenzó a gestionar la política que
privilegiaba al ron y sus productores, y que criminalizaba a los destiladores de
cocuy.

La segunda arremetida llegó en la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Para


entonces se ordenaba a la Guardia Nacional destruir y arrestar a los cocuyeros;
y en la mayoría de los casos esperaban que el proceso de destilación estuviera
terminado para llegar al lugar, incautar el licor y revenderlo.

Fue precisamente a mediados de los años 50, en plena dictadura


perezjimenista, cuando se proclamó una ley que prohibía la destilación y
comercialización de licores de alta graduación alcohólica, bajo el desgastado
lema:

“Mejoramiento moral, intelectual y material de los habitantes del territorio patrio


y transformación racional del medio físico, para lograr que Venezuela ocupe el
rango que le corresponde por su situación geográfica, su extraordinaria riqueza
y sus gloriosas tradiciones”, misma que hasta la actualidad ha mantenido
aislado por completo al cocuy dentro del marco legal venezolano.

Esta persecución fue acompañada por una fuerte campaña de desprestigio y


guerra sucia, que logró por mucho tiempo etiquetar al cocuy como “un licor
barato sólo para borrachos”. El trasfondo de este boicot radica en que el cocuy
no requiere añejamiento como sí lo necesita el ron, el vino y el whiskey, razón
que ponían en riesgo los intereses de la industria licorera oligárquica.

Durante esa época de asedio, el cocuy y sus defensores contaron con el apoyo
de los frentes guerrilleros que desde la clandestinidad se asentaron en la sierra
de Lara y Falcón, montañas que contaban con grandes extensiones naturales
de agave y que eran difíciles de entrar para la Guardia Nacional de entonces.

Esta situación fue el mejor escenario para que los cocuyeros crearan nuevos
alambiques y mantuvieran la producción en clandestinidad. El licor una vez
destilado se vendía y distribuía en cualquier tipo de envase. Cachos de vaca,
de chivo, termos de cuero, jarrones para el agua, todos servían para llevar el
exquisito licor a casa o compartirlo con amigos; práctica que aún se vive y
mantiene en las zonas productoras.

En el año 2000, el cocuy fue declarado en Falcón y Lara como Patrimonio


Cultural y Regional de ambos estados. En 2006 la Asamblea Nacional lo
reconoció como Patrimonio Nacional, Natural, Cultural y Ancestral de la
República Bolivariana de Venezuela.

Este decreto impulsó su comercialización y ha ayudado a que progresivamente


el cocuy deje atrás la etiqueta de “bebida para borrachos”. Así ha pasado a
ocupar nuevos espacios dentro de la gastronomía venezolana debido a su alta
capacidad de adaptación, es un “caballito de batalla” en la coctelería, los
cocineros lo utilizan para la maceración de carnes rojas y blancas, los baristas
lo combinan con el café, y los reposteros hacen bombones de chocolate
rellenos, quesillos, entre otras recetas de dulcería criolla.

Tras años de acuciosa investigación biológica, ecológica, de clima y ambiente


geográfico, a través de la Universidad Nacional Experimental Francisco de
Miranda, y con el respaldo de un grupo profesional que certifica su pureza, el
cocuy pecayero logra en 2001 obtener la denominación de origen
convirtiéndose en el primer producto venezolano con D.O Denominación de
Origen, seguido ese mismo año por el cacao de Chuao y en 2003 por el ron de
Venezuela.

La Denominación de Origen es un reconocimiento de calidad que identifica un


producto y su proceso de producción como único de un país determinado,
tratándose de una indicación geográfica que certifica su exclusividad al ser
producido en una región específica; pudiendo aplicarse a productos
alimenticios y de índole agrícola conocidos por su alta calidad y producción
tradicional o autóctona.

Desde su

La certificación de Denominación de Origen (DO) que solo puede ser otorgada


por el Estado venezolano a través del SAPI, se concede a productos que por
sus características excepcionales y valorando la influencia que sobre ellos
arroja los aspectos culturales, históricos y biológicos; además de su ubicación
dentro de un marco geográfico definido requieran protección para su
conservación y desarrollo.

La D.O es una licencia que otorga el Servicio Autónomo de la Propiedad


Intelectual (SAPI), un certificado de origen de procedencia y método de
elaboración que se da por las características de una materia prima o de un
producto que sea de suprema calidad.

Históricamente los productores larenses, organizados en Proaccocuy


(Productores y Cultores de Cocuy del estado Lara) instancia que integra a los
municipios Urdaneta, Torres, Iribarren y Morán, se han encargado de destilar
de manera artesanal alrededor del 80% del cocuy que se consume en el país.
Ellos buscan la certificación definitiva con la Declaración de Origen Controlado
(DOC) del “auténtico cocuy de penca larense”, así como el número de la norma
Covenin y la certificación de Seniat.
Es por ello, que la obtención de materia prima al industrioso sector
licorero venezolano, contemplaría la pertinente protección para su
sostenible y perdurable producción, cuando desde la factibilidad de
estratégicos planes financieros, plantea alcanzar el sustentable
posicionamiento en el mercado internacional a través de la definición
de distintivos procesos de marketing, apoyándose en costes a su
ineludible materia prima y desarrollo tecnológico de producción, para
hacer más competitiva la gestión de la iniciativa privada, que más
allá, también se sustenta en acciones en Investigación y Desarrollo
(I&D) y en la formación permanente de su talento humano.

También podría gustarte