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Introducción a la Teoría General de la Prueba:

En el Derecho Romano no hay mucha claridad con relación a los aspectos

procesales y específicamente con respecto a la prueba. La existencia de pocas

reglas y poco interés en esta materia, como consecuencia del sistema que

imperaba, basado en el principio del libre convencimiento judicial.

En la antigua Roma, la palabra latina onus, en relación a la prueba, se entendía

como obligación de probar; en algunos pasajes del Digesto, según Rengel Romberg

(1997), “se habla de obligado de la prueba (… ipse hoc probare congendus est)”.

La distinción en el Derecho Común la realizo Fitting, quien asigna a la palabra onus,

el significado de una necesidad de hecho, afirmando que el onus probando no es un

verdadero y propio deber jurídico, sino una necesidad de hecho en la cual se

encuentra la parte que invoca el pronunciamiento judicial.

En el derecho romano, en sus inicios, en especial en el procedimiento de la legis

actio sacramento y en general en el proceso per legis actiones, la carga de la

prueba correspondía por igual a ambas partes. En el llamado período clásico

existieron normas que asignaban indistintamente la carga, en cada caso, con un

criterio práctico de equidad o fe dejaban esa tarea al juez a manera de árbitro.

Posteriormente, en el derecho Justiniano, surgieron principios generales, en

especial, el que ponía a cargo a quien afirmaba la existencia de un hecho, como

base de su acción o excepción, la prueba de tal hecho sin tomar en cuenta que

fuese actor o demandado.

Se puede definir la prueba como “la actividad de las partes procesales dirigida a

ocasionar la evidencia necesaria para obtener convicción del Juez o Tribunal

decisor sobre los hechos por ellas afirmados, intervenida por el órgano jurisdiccional

bajo la vigencia de los principios de contradicción, igualdad y de las garantías


constitucionales tendentes a asegurar su espontaneidad e introducida en el juicio

oral a través de medios lícitos de prueba”.

El objeto o finalidad de la prueba no es otro que formar la convicción del Juez o

Tribunal en lo que respecta a la verdadera existencia de los hechos introducidos en

el debate a través de los escritos de acusación, así como en lo referente a la

participación del acusado en tales hechos.

La prueba puede concebirse desde ángulos diversos. Puede considerarse como una

actividad lógica y material orientada en el mismo sentido de la realidad que se trata

de averiguar, esto es, como operación y esfuerzo amparados en una verdad: es la

prueba fin. Pero también puede valorarse como el conjunto particular de recursos

que pueden utilizarse para obtener aquella demostración: es la prueba medio. Aquí

interesa la prueba como medio.

Ya desde el Derecho romano existe una elaborada doctrina, recibida en la

legislación, acerca de los medios de prueba, que se ha circunscrito a la

clasificación de los medios en cuatro grandes grupos: la confesión del adversario; la

prueba de testigos, la prueba conjetural o por presunciones, y la prueba documental.

Esta última es la que interesa ahora, por referirse a ella el Código Civil, no

solamente en su aspecto procesal (propiamente tratado en la legislación rituaria),

sino, lo que más nos importa, en su carácter de documentación y por referencia a

sus requisitos y alcance sustantivos.

Jeremías Benthan (2005), dijo la Prueba es “algo mágico que tiene el proceso: un

hacer reaparecer presente aquello que ha pasado, un hacer tornar inmediato

aquello que ha desaparecido en su inmediatez, un hacer representar vivos

sentimientos que se han consumido y en general más singular todavía, hacer tornar
integra una situación que se ha descompuesto”; igualmente, afirmó “El Arte del

proceso no es esencialmente otra cosa que el Arte de Administrar Pruebas”.

Chiovenda (2005), considera que la prueba consiste “en crear el convencimiento al

Juez sobre la existencia o inexistencia de los hechos en el proceso, lo que implica

suministrarle los medios para tal fin”, Silva Melero señala que la prueba “es un

medio o Instrumento que se emplea en el proceso para establecer la verdad”,

Sanojo (1963), afirma que la prueba en un “hecho cierto y conocido del cual se

deduce otro hecho acerca de cuya existencia hay alguna controversia entre las

partes”.

Como puede evidenciarse de los conceptos anteriores, las pruebas serían las

razones o argumentos que demuestran la existencia o inexistencia de un hecho, que

lleva al convencimiento de quien decide el procedimiento de determinación de

responsabilidades que una persona incurrió o no en un hecho generador de

responsabilidad administrativa, reparo o multa.

Precisado lo anterior, destacamos que los medios de prueba son todos los

elementos o instrumentos utilizados por las partes o el titular del órgano de control

fiscal, que le suministran las razones o argumentos para decidir, como lo dice Bello

Tabares “el medio de prueba es el vehículo o transporte por conducto del cual se

llevan al proceso esas razones o argumentos demostrativos de la existencia o

inexistencia de los hechos controvertidos” (1991).

Hechos que pueden probarse

 a) Todo lo que puede representar una conducta humana; aquellos actos o

hechos humanos, voluntarios o involuntarios, que sean perceptibles por los

sentidos humanos o registrables por medios mecánicos o electrónicos,


inclusive la palabra o los juicios acerca de ellos. Estas conductas pueden ser

pasadas, presentes, futuras o hipotéticas. Ejemplos:

 Presentes; Andrea está leyendo

 Hipotéticas; demandas por daños y perjuicios en la cual se hace el cálculo del

lucro cesante

 b) Hechos de la naturaleza; fuerza mayor. Hechos ajenos a la cualquier

actividad humana, es decir, provocados por la naturaleza. Ejemplos:

 Terremotos, vaguada. En materia mercantil, controversias de seguros

 c) Cosas u objetos materiales y aspectos de la realidad material;

concierne a los hechos de la conducta humana así como a los hechos u

obras de la naturaleza humana. Puede ser objeto de prueba las

circunstancias naturales o artificiales que los rodean. Ejemplo:

 conducta humana; todo objeto elaborado por el ser humano

 obras de la naturaleza humana; nacimiento de animal

 circunstancias naturales o artificiales; ambiente familiar, entorno social, entre

otros

 d) la persona humana; puede presentarse en el proceso tanto penal como

civil, la necesidad de probar la existencia de una persona o la persona

misma, sus condiciones físicas o mentales, su identificación, su educación,

sus aptitudes, limitaciones y cualidades morales. Ejemplo:

 existencia de una persona; caso del ausente

 la persona misma; si nació vivo o su muerte

 condiciones físicas o mentales; interdicción, intencionalidad, dolo

 su identificación; huellas dactilares, dentadura, voz

 su educación; calidad del peritaje


Objeto y carga de la prueba

Objeto de la prueba

Son las realidades que en general pueden ser probadas, con lo que se incluye todo

lo que las normas jurídicas pueden establecer como supuesto fáctico, del que se

deriva una consecuencia también jurídica.

El tema del objeto de la prueba busca una respuesta para la pregunta: "qué se

prueba, que cosas deben probarse". Cabe ciertamente distinguir entre los juicios de

hecho de los de puro derecho. Los primeros dan lugar a la prueba; los segundos,

no.

Esta división elemental suministra una primera noción para el tema en estudio;

regularmente, el derecho no es objeto de prueba; sólo lo es el hecho o conjunto de

hechos alegados por las partes en el juicio.

El objeto de la prueba, comprende fundamentalmente dos grandes apartados: La

prueba de los hechos y la prueba del derecho.

El Código de Procedimiento Civil venezolano hace expresa mención a los hechos y

al derecho al establecer en el Art. 340 como requisitos de la demanda “la relación de

los hechos y los fundamentos de derecho en que se basa la pretensión” (ord. 5) y en

el Art. 389 las circunstancias en las cuates no hay lugar al lapso probatorio, entre

ellas: 1 “Cuando el punto sobre el cual versare la demanda, aparezca, así por ésta

como por la contestación, ser de mero derecho”. 2 “Cuando el demandado haya

aceptado expresamente los hechos narrados en el libelo y haya contradicho

solamente el derecho”, y 3 “Cuando las partes, de común acuerdo hayan con venido

en ello”.
Como regla general puede afirmarse con Rosenberg que “Objeto de prueba son, por

lo regular, los hechos, a veces las máximas de experiencia y rara vez los preceptos

jurídico””.

Como dice Stein: “El objeto de la prueba procesal sólo lo pueden constituir los

preceptos jurídicos y los hechos, puesto que el juez tiene siempre la misión de

subsumir supuestos de hechos, es decir, conjunto de hechos, en los preceptos

legales, con objeto de afirmar o negar la procedencia de las consecuencias jurídicas

de dichos supuestos fácticos””.

 Pues bien, ahora cuando se trata del objeto de la prueba, éste no puede consistir

sino en la afirmación, o alegación de los en que se fundamenta la pretensión, Como

lo exige para la demanda el Art. 340, Ord. 5 del Código de Procedimiento Civil.

Pues bien, ahora cuando se trata del objeto de la prueba, éste no puede consistir

sino en la afirmación, o alegación de los en que se fundamenta la pretensión, Como

lo exige para la demanda el Art. 340, Ord. 5 del Código de Procedimiento Civil.

 Existe pues, normalmente, una identificación de principio entre el objeto de la

prueba y el objeto de la alegación, así como existe una estrecha correlación entre la

carga de la alegación y la carga de la prueba, conforme al conocido principio según

el cual, para demostrar un hecho en el proceso es menester haberlo afirmado, sea

el actor en la demanda, o bien el demandado en la contestación “.

 En conclusión, puede sostenerse con Rosenberg, que hecho, en el sentido de

objeto de la prueba, es todo lo que pertenece a la tipicidad de los preceptos jurídicos

aplicables y forma la proposición menor del silogismo judicial; esto es: (Los

acontecimientos y circunstancias concretas determinados en el espacio y en el

tiempo, pasados y presentes, del mundo exterior y de la vida anímica humana, que

el derecho objetivo ha convertido en presupuesto un efecto jurídico”.


¿Quién Prueba?, la pregunta nos ubica en el tema de quien tiene la carga de la

prueba en el procedimiento de determinación de responsabilidades, es decir, quien

tiene el interés y obligación de probar. Como sabemos en el procedimiento de

determinación de responsabilidades prevalece la presunción de inocencia, es

responsabilidad del órgano de control fiscal traer las pruebas de la presunta

responsabilidad, así es la contraloría quien tiene interés en sancionar a una persona

que presuntamente cometió un hecho generador de responsabilidad administrativa,

reparo o multa; incurriendo en una infracción administrativa que afecta al Estado

Venezolano. En este sentido, es el órgano de control fiscal el que tiene la

responsabilidad de probar los hechos que le servirán de sustento a su aspiración de

sancionar al imputado que cometió una falta administrativa. El artículo 98 de la Ley

Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de

Control Fiscal, establece que en el auto de apertura el órgano de Control Fiscal

debe indicar “los correspondientes elementos probatorios” y en su Artículo 96, al

señalar cuando se debe aperturar el procedimiento de determinación de

responsabilidades señala como elemento esencial, la existencia de elementos de

convicción o Prueba, igualmente en el artículo 88 del Reglamento de la Ley

Orgánica de la Contraloría General de la República y del Sistema Nacional de

Control Fiscal al referirse al contenido del auto de apertura, en su numeral 5 obliga

al órgano de control fiscal que indique “Los correspondientes elementos probatorios

y las razones que comprometen presumiblemente su responsabilidad”.

Establece así claramente la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República

y del Sistema Nacional de Control Fiscal y su Reglamento a quien le corresponde

probar e incluso fija como requisito esencial para que el procedimiento de

determinación de responsabilidad se inicie, la existencia de las pruebas, de los


hechos y la culpabilidad. Lo sui generis en este procedimiento es que el órgano de

control fiscal no recaba las pruebas en el procedimiento de determinación de

responsabilidades si no antes que él se aperture, es por esta razón que al inicio del

Artículo 96 se dice “si como consecuencia del ejercicio de Control Fiscal o de las

Potestades Investigativas, surgieran elementos de convicción o prueba..”, la Ley

posibilita así que las pruebas se recolecten, ya sea en las actuaciones fiscales como

auditoría, inspecciones, fiscalizaciones, etc., en las cuales se le llaman evidencias, o

en el ejercicio de las potestades investigativas, y estos elementos de convicción o

prueba son los que sirven de base para abrir el procedimiento de determinación de

responsabilidades, si el órgano de control fiscal no acumula todas las pruebas

necesarias antes del procedimiento de determinación de responsabilidades no debe

abrirlo y si lo hace al final debe sobreseer la causa, así la producción de la prueba

por parte del órgano de control fiscal se genera antes de iniciar el procedimiento de

determinación de responsabilidades.

¿Qué se prueba? finalmente, se destaca como requisito esencial de la indicación de

las pruebas para el imputado la necesidad de que en su escrito diga

específicamente lo que pretende probar con el medio de prueba solicitado. Similar

carga tiene el órgano de control fiscal, solo que en el auto de apertura debe indicar

con precisión y detalles, cuales son las pruebas que le sirvieron de base en cada

caso para hacer la imputación al procesado. Imputar y señalar en forma general las

pruebas que le sirvieron de sustento sin especificar para que sirvió cada una, es

violación del derecho a la defensa, porque el imputado no sabe cuáles son las

pruebas precisas que debe contradecir para deslastrarse de los hechos que se le

atribuyen, igualmente, falla el imputado en la promoción de las pruebas cuando no

indica expresamente qué quiere probar con cada una de ellas; no obstante en este
último punto, es posible que el órgano contralor, le indique al presunto responsable

que debe subsanar esta omisión referida y permitirle que efectúe las correcciones

necesarias en atención a la búsqueda de la verdad que caracteriza las actuaciones

de los órganos de control.

Carga de la Prueba

La carga de la prueba puede ser definida como la necesidad de las partes de probar

los hechos que constituyen el supuesto fáctico de la norma jurídica que invocan a su

favor a riesgo de obtener una resolución desfavorable a sus pretensiones y

resistencias.

En el derecho procesal, se dice que quien tiene la titularidad de la carga de la

prueba es la parte que persigue los efectos jurídicos en función de los hechos que

sustentan su pretensión, según el efecto jurídico perseguido por las partes; de la

misma forma dichos presupuestos deben estar contemplados en la norma con la

finalidad de que sean de aplicación en el proceso mismo. En caso contrario, la

misma no se le aplicará, quedando sin sustento la pretensión o defensa.

Carga procesal; DIRIGIDO AL PROCESO, ES LO QUE SE DEBE HACER PARA

DARLE IMPULSO. PODER, FACULTAD O POTESTAD del que se encuentra

envestido el sujeto procesal (accionante o accionado) de realizar actos procesales o

adoptar determinadas conductas en el proceso, en beneficio propio o de su

contraparte, que le acarrea consecuencias jurídicas adversas cuando dejan de

cumplirse, sin que puedan los demás sujetos procesales exigirle la realización del

acto o conducta. La parte actúa como quiere.

Artículo 506° del Código de Procedimiento Civil. “Las partes tienen la carga de

probar sus respectivas afirmaciones de hecho. Quien pida la ejecución de una


obligación debe probarla, y quien pretenda que ha sido libertado de ella, debe por su

parte probar el pago o el hecho extintivo de la obligación.

la carga de la prueba que recae en los órganos de control, se relaciona

directamente con la presunción de inocencia del imputado, si el órgano de control

fiscal no suministra suficientes pruebas, el imputado no está obligado a probar nada,

puede incluso no hacerlo y ser declarado inocente si no se presentaron las pruebas

suficientes, pertinentes y convincentes. Este derecho formulado en forma negativa

como lo dice Rossell (2005), implica que el imputado no puede ser tratado como

culpable hasta tanto en la decisión no se declare como tal.

Hechos presumidos por la Ley

Las presunciones constituyen un razonamiento intelectual basado en la lógica

inductiva o deductiva, para establecer de un hecho conocido la certeza de uno

desconocido, bien sea por parte de la labor intelectual del legislador al establecerlas

en la ley, o por la del juez, en el caso de que se trate de presunciones no

establecidas por ley, pero que con base a las alegaciones de hechos desconocidos

llega a la convicción de la existencia de un hecho. El Código Civil preceptúa que

“Las presunciones son las consecuencias que la Ley o el juez sacan de un hecho

conocido para establecer uno desconocido” (artículo 1.394), de donde se aprecia

que la presunción debe gozar de un hecho conocido y otro desconocido, debiendo

producirse una relación de causalidad entre el hecho conocido con el hecho

desconocido.

Nuestro legislador contempla dos tipos de presunciones: las presunciones legales y

las presunciones no establecidas por la ley. La presunción legal es la que una

disposición especial de la Ley atribuye a ciertos actos a ciertos hechos (artículo


1.395, CC); siendo tales actos o hechos: 1.- Los actos que la Ley declara nulos sin

atender más que a su cualidad, como hechos en fraude a sus disposiciones, como,

por ejemplo, en materia de acción pauliana, para cuya procedencia las

enajenaciones a título gratuito por parte de un deudor insolvente se presumen

fraudulentos de forma irrebatible (presunción iuris et de iure). 2.- Los casos en que

la Ley declara que la propiedad o liberación resultan de algunas circunstancias

determinadas, como acontece con lo dispuesto en el 164 del Código Civil, es decir,

se presume que pertenece a la comunidad todos los bienes existentes, mientras no

se pruebe que son propios de alguno de los cónyuges. 3.- La autoridad que da la

Ley a la cosa juzgada. La autoridad de la cosa juzgada no procede sino respecto de

lo que ha sido objeto de la sentencia. Es necesario que la cosa demandada sea la

misma, que la nueva demanda esté fundada sobre la misma causa, que sea entre

las mismas partes, y que éstas vengan al juicio con el mismo carácter que en el

anterior. Mientras que las segundas –las presunciones no establecidas por la ley o

presunciones hominis96– quedan a la prudencia del juez, quien no debe admitir sino

las que sean graves, precisas y concordantes, y solamente en los casos en que la

ley admite la prueba testimonial.

Las presunciones hominis son también denominadas de justicia, judiciales o

humanas (faite-homin), por cuanto son valoradas por el Juez de acuerdo con su

convicción. Son presunciones no establecidas por la ley, que bajo el amparo del

artículo 1.399 del Código Civil, quedan limitadas a la prudencia del Juez, quien las

admitirá cuando sean graves, precisas y concordantes, y solamente en los casos en

que la Ley admite la prueba testimonial. Al respecto, la Sala de Casación Civil del

Máximo Tribunal, en decisión de fecha 12 de enero de 1967 (caso: Flor Morales

contra Ramiro Centeno y otro), decidió que “(...) Si bien es verdad que las
presunciones hominis quedan a la prudencia del Juez, a tenor del artículo 1.399 del

Código Civil, lo que a su vez el establecimiento de las mismas no sería censurable

en casación, esa libertad para establecerlas es siempre que “El Juez no desconozca

la verdad que aparezca del propio expediente, o los principios que rigen la prueba

de presunciones, pues en caso contrario el fallo sí sería casable”, como lo

estableció la Corte en sentencia 14-06-54 y 20-12-60, que es precisamente lo que

ocurre en el caso de autos, según se deja demostrado (...)”. Las presunciones

legales, atendiendo a su contenido, se subdividen, a su vez, en las denominadas

presunciones iuris tantum y las presunciones iuris et de iure. La presunción iuris et

de iure, o presunción de derecho, pues en contra de la misma no se admite prueba

en contrario. En la misma la ley impone al juez (de forma irrebatible por las partes)

que tenga por verdaderos los hechos alegados, pero permite a los interesados

demostrar la inexactitud de la inducción fundada en dichos hechos. Se les concede,

por lo tanto, poder destruir o desnaturalizar, el fundamento de la presunción. Y esa

circunstancia de no admitirse prueba en contrario, las convierte en disposiciones

imperativas, que buscan satisfacer el orden público, trascendiendo el campo de la

mera presunción, por lo que se afirma que las presunciones legales iuris et de iure

no son más que normas jurídicas en las cuales se establece la fuente por la cual el

legislador se nutrió para llegar a la conclusión de estatuir determinada conducta.

Existen múltiples presunciones iuris et de iure a lo largo de nuestra normativa

sustantiva civil, como, por ejemplo, las disposiciones testamentarias a favor de la

personas incapaces, designadas en los artículos 841, 844, 845, 846 y 847, son

nulas, aunque se las haya simulado bajo forma de un contrato oneroso, o se las

haya otorgado bajo nombre de personas interpuestas. Se reputan personas

interpuestas, al padre, la madre, los descendientes y el cónyuge de la persona


incapaz (artículo 848, CC). En cambio, las presunciones iuris tantum, son aquellas

establecidas por la ley, pero que pueden rebatirse mediante argumento en contrario.

Así, por ejemplo, toda falta de respeto al superior, se presume cometida en acto de

servicio salvo prueba en contrario (artículo 516 del Código Orgánico de Justicia

Militar); o el marido se tiene como padre del hijo concebido durante el matrimonio

(artículo 197, CC); en tanto que en las obligaciones mercantiles se presume que los

codeudores se obligan solidariamente, si no hay convención contraria (artículo 107,

C. Com.); pero también cuando el patrono despida a uno (1) o más trabajadores,

deberá participarlo al Juez de Estabilidad Laboral de su jurisdicción, indicando las

causas que justifiquen el despido, dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes, y

de no hacerlo se le tendrá por confeso en el reconocimiento de que el despido lo

hizo sin justa causa (artículo 116, LOPT). La presunción establecida en esta norma

sienta sus bases en el incumplimiento de una formalidad extrajuicio, lo que atribuye

al patrono la carga de la prueba para desvirtuarla. La presunción legal in commento,

se ubica dentro de la presunciones iuris tantum, pues como ha decidido la Sala

Constitucional del TSJ, “Esta presunción no es iuris et de iure, no sólo porque el

artículo 116 de la Ley Orgánica del Trabajo no le da ese trato, sino porque si la

confesión expresa puede ser revocada, con mucha mayor razón lo podrá ser la

proveniente, si no se transgrediría el derecho de defensa del patrono o de

cualquiera que se vea afectado por el incumplimiento de las formalidades, que

impedirían la búsqueda de la verdad. De aceptarse esto, no se estaría ante un

Estado de Derecho y de Justicia como el que preconiza el artículo 2 de la vigente

Constitución, sino ante un Estado de Ficciones legales, que devendrían en la

negación de la Justicia, ya que la ficción obraría contra la realidad” (Sentencia 00-

242 del 27 de marzo de 2001). Es interesante observar la posición que ocupan las
presunciones dentro del Código Civil venezolano. En efecto, su ubicación se

encuentra en el Capítulo V (del Título III, Libro Tercero), con objeto “De la prueba de

las obligaciones y de su extinción”; por lo que a primera vista se observa que las

presunciones, de una u otra forma, permiten probar la existencia de una obligación o

bien, su extinción. Por consiguiente, se llega a la siguiente conclusión: las

presunciones no son objeto de prueba, puesto que sobre las mismas no recae

directamente la prueba. Las presunciones, en el ámbito civil, según su ubicación

legal, son medios de prueba representados por consecuencias que la Ley

(presunciones legales) o el Juez (presunciones judiciales, hominis) sacan de un

hecho conocido para establecer uno desconocido (artículo 1.394, CC), pues como

ha expresado la Sala de Casación Civil del TSJ, la legislación vigente acepta y

reconoce las presunciones como medio de prueba, así lo establece el artículo 1.394

del Código Civil, y ellas, cuando no están previstas en la ley, quedarán a la

prudencia del juez, por mandato expreso del artículo 1.399 eiusdem, quien deberá

apreciarlas siempre que las presunciones o indicios reúnan los requisitos de

gravedad, precisión y concordancia” (sentencia 219 del 06-07-00); lo cual se

observa más claramente en la presunción iuris tantum de existencia de la relación

laboral en beneficio del trabajador, cuando a éste corresponda probarla, cualquiera

sea la posición del mismo en la relación procesal, tal como lo estatuye el artículo 72

in fine de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo; en cuyo caso la presunción no es un

medio de prueba sino un auxilio de prueba, que debe ser desvirtuada por el patrono

presunto si quiere demostrar la certeza de su defensa, pues en caso contrario, por

el juego de esa presunción, se tendrá por demostrada la relación de trabajo. En tal

circunstancia, la presunción iuris tantum constituye un apoyo del medio probatorio

empleado, del cual extrae el juzgador el hecho conocido (persona que alegó ser
trabajadora) y establece uno desconocido (la relación de trabajo entre ella y el

patrono). Tanto las presunciones como los indicios, en el ámbito laboral, constituyen

auxilios probatorios establecidos por la ley o asumidos por el juez para lograr la

finalidad de los medios probatorios (artículo 69, LOPT), corroborando o

complementando el valor o alcance de tales medios, de la manera como lo

contempla el artículo 116 de LOPT; ley ésta que, a su vez, señala que “El indicio es

todo hecho, circunstancia o signo suficientemente acreditado a través de los medios

probatorios, que adquiere significación en su conjunto, cuando conduce al Juez a la

certeza en torno a un hecho desconocido, relacionado con la controversia”

(destacado nuestro artículo 117 ibídem); mientras que la presunción “es el

razonamiento lógico que, a partir de uno o más hechos probados lleva al Juez a la

certeza del hecho investigado. La presunción es legal o judicial” (artículo 118,

LOPT). En las presunciones legales, lo que en todo caso se prueba es la existencia

del hecho que lleva a la ley a establecer un hecho desconocido. Por lo tanto, cuando

el hecho goza de presunción legal, admítase o no prueba en contrario, el mismo se

encuentra exento de prueba; y lo que verdaderamente es objeto de prueba es el

hecho conocido. La presunción como tal no puede ser objeto de prueba, pues se

trata de una deducción que establece por vía de consecuencia la existencia del

hecho desconocido. La deducción del hecho desconocido no requiere probarse. La

presunción no es una prueba, sino dispensa o exención de prueba. En las

presunciones legales se “dispensa de toda prueba a quien la tiene a su favor”

(artículo 1.397 CC). Sin embargo, a esta regla se le opone la siguiente excepción:

“No se admite ninguna prueba contra la presunción legal, cuando, fundada en esta

presunción, la ley anula ciertos actos o niega acción en justicia, a menos que haya

reservado la prueba en contrario” (artículo 1.398, CC). En el ámbito laboral, cuando


la ley califica una presunción con carácter absoluto, no cabe prueba en contrario, y

el beneficiario de tal presunción sólo ha de acreditar la realidad del hecho que a ella

le sirve de base (artículo 119, LOPT); y cuando la ley presuma una conclusión con

carácter relativo, la carga de la prueba corresponderá a quien pretenda desvirtuar la

presunción (artículo 120, LOPT), tal como ocurre con la presunción iuris tantum a

que se refiere el artículo 72 in fine de LOPT.

HECHOS IMPERTINENTES E IRRELEVANTES

El hecho notorio

El concepto general de “notoriedad”, como enseña Leopoldo Márquez Áñez, es el

que engloba las subespecies “hecho notorio” y “máxima de experiencia”, que

representan en el campo del proceso civil el reconocimiento al saber o conocimiento

privado de los jueces, al cual las modernas legislaciones han querido dar entrada

para no seguir manteniendo al juez a espaldas de una realidad que le consta como

hombre común y por ese atributo involucrado y partícipe de esa realidad, como los

demás hombres de su sociedad y de su tiempo82. Las afirmaciones que recaen

sobre hechos notorios, son aquellas que se basan en hechos conocidos, que se

tienen como ciertos e indiscutibles por la mayoría de las personas que integran una

colectividad, en un lugar y en un tiempo determinados; que a su vez sean conocidos

por el juez fuera del proceso (puede el juez, incluso, valerse de su ciencia privada),

quien debe utilizarlos como parte del material fáctico del juicio, sin que haya

necesidad de que las partes lo aleguen y menos aun que lo demuestren, aun

cuando en contrario se afirma que –como refiere Enrique M. Falcón– los hechos

notorios se hallan exentos de prueba, pero no de invocación83; no obstante que,

como afirma José Andrés Fuenmayor, el concepto de hecho notorio, es variable y

discutible, y aun cuando en la doctrina se ha llegado a una serie de puntos


coincidentes sobre dicho concepto, todavía su calificación está matizada por una

serie de sutilezas. En una acción de indemnización proveniente de hecho ilícito

motivado por la muerte de una persona causada con un automóvil no será necesario

probarle al Juez que un automóvil es capaz de producir la muerte de una persona,

porque éste es un hecho notorio, sino que se causó la muerte, la culpa y el vínculo

de causalidad. Cuando en la mente del Juez el hecho no es considerado como

notorio deberá recurrir a la prueba ordinaria, pues él, por lo menos en nuestro

sistema, no puede sacar elementos de convicción fuera de los autos.

Tradicionalmente se distingue la notoriedad que haría superflua la prueba, de

aquella que está puesta por la ley como base de un derecho. En el primer caso,

dada la notoriedad del hecho, queda excluida su prueba. En el segundo, la

notoriedad forma parte del supuesto de hecho de la norma, y debe ser probada, sin

exigir la prueba de la veracidad del hecho. Así, la posesión de estado de hijo

legítimo, resulta de una serie de hechos que en con junto concurren a demostrar las

relaciones de filiación y de parentesco entre un individuo y la familia a la cual él

pretende pertenecer, entre ellos: “Que haya sido constantemente reconocido como

tal en la sociedad” (Art. 206 C.C.); pero esta notoriedad debe ser probada, porque

forma parte del supuesto de hecho de la norma. Asimismo, la notoriedad o

publicidad que caracteriza a la posesión legítima, tiene que ser probada junto con

los demás elementos que la caracterizan (Art. 772 C.C.)

De dos maneras se convierte un hecho en notorio: por la forma en que el hecho ha

sucedido, o por el modo en que el hecho ocurrido ha sido divulgado “.

Así, por ejemplo, un terremoto; una inundación; la elección del Presidente de la

Nación: son hechos que toda la masa del pueblo contempla. y es testigo de su

existencia. En cambio, en otros casos, el hecho es percibido por un pequeño grupo


y luego se convierte en notorio por su divulgación; de tal modo que en estos casos

es la transmisión la que engendra la notoriedad, ya mediante la publicación oficial, o

la ciencia histórica o los periódicos. Sin embargo, en atención a la posibilidad de

errores en tales publicaciones, se exige por algunos autores “que la transmisión sea

incontrovertible”.

En general, la doctrina llega al concepto de la notoriedad por exclusión, precisando

lo que no entra en esta noción, pero que puede fácilmente confundirse con ella.

Así, se enseña que notoriedad no es conocimiento general. Un hecho puede ser

notorio sin ser conocido por todos. Tampoco la notoriedad supone conocimiento

absoluto. Basta la posibilidad de verificar la existencia del hecho acudiendo a una

sencilla información. Asimismo, notorio no quiere decir conocimiento efectivo. No se

requiere la percepción directa del hecho; basta su difusión en el medio respectivo; la

pacifica certidumbre; o como dice Couture: una especie de seguridad intelectual con

que el hombre reputa adquirida una noción. Finalmente, lo notorio no abarca el

conocimiento por todos los hombres de un mismo país o de un mismo lugar. Así, por

ejemplo las ferias agrícolas son notorias para la gente del campo y no para la de la

ciudad; ciertos actos culturales o artísticos, son notorios para la gente de la ciudad y

no lo son para la del campo.

Los hechos notorios son concretos sucesos que aparecen en el proceso como

premisas menores del silogismo en que consiste la sentencia; a diferencia de las

máximas de experiencia, que por ser reglas generales extraídas de la experiencia

aparecen en las premisas mayores generales no jurídicas, llamadas por ello

“premisas mayores fácticas””. Y si bien, las máximas de experiencia, lo mismo que

los hechos notorios, constituyen una excepción a la regla de que el juez no debe

utilizar en el proceso su conocimiento privado y tienen en común la notoriedad,


porque ambas nociones entran en la cultura normal, propia de un determinado

círculo social en el tiempo en que se dicta la decisión, esto no las convierte en un

fenómeno único, porque la notoriedad, en ambos casos, sólo tiene trascendencia en

cuanto es tomada en cuenta por la ley para eximir a unos y otros, de la prueba

correspondiente.

Medios probatorios y fuente de los mismos:

Prueba libre art 395 C.P.C: “Artículo 395: Son medios de prueba admisibles en juicio

aquellos que determina el Código Civil, el presente Código y otras leyes de la República.

Pueden también las partes valerse de cualquier otro medio de prueba no prohibido

expresamente por la ley, y que consideren conducente a la demostración de sus

pretensiones. Estos medios se promoverán y evacuarán aplicando por analogía las

disposiciones relativas a los medios de pruebas semejantes contemplados en el

Código Civil, y en su defecto, en la forma que señale el Juez.”

Posiciones Juradas 403 C.P.C. Artículo 403° Quien sea parte en el juicio estará

obligado a contestar bajo juramento las posiciones que le haga la parte contraria

sobre hechos pertinentes de que tenga conocimiento personal.

Documéntales 429 C.P.C. Artículo 429° Los instrumentos públicos y los privados

reconocidos o tenidos legalmente por reconocidos, podrán producirse en juicio

original o en copia certificada expedida por funcionarios competentes con arreglo a


las leyes. Las copias o reproducciones fotográficas, fotostáticas o por cualquier otro

medio mecánico claramente inteligible, de estos instrumentos, se tendrán como

fidedignas si no fueren impugnadas por el adversario, ya en la contestación de la

demanda, si han sido producidas con el libelo, ya dentro de los cinco días

siguientes, si han sido producidas con la contestación o en el lapso de promoción de

pruebas. Las copias de esta especie producidas en cualquier otra oportunidad, no

tendrán ningún valor probatorio si no son aceptadas expresamente por la otra parte.

La parte que quiera servirse de la copia impugnada podrá solicitar su cotejo con el

original, o la falta de éste con una copia certificada expedida con anterioridad a

aquella. el cotejo se efectuará mediante inspección ocular o mediante inspección

ocular o mediante uno o más peritos que designe el juez, a costa de la parte

solicitante. Nada de esto obstará para que la parte produzca y haga valer el original

del instrumento o copia certificada del mismo si lo prefiere.

Articulo 1484 C.C.: El vendedor estará obligado al saneamiento por los defectos

ocultos que tuviere la cosa vendida, si la hacen impropia para el uso a que se la

destina, o si disminuyen de tal modo este uso que, de haberlos conocido el

comprador, no la habría adquirido o habría dado menos precio por ella; pero no será

responsable de los defectos manifiestos o que estuvieren a la vista, ni tampoco de

los que no lo estén, si el comprador es un perito que, por razón de su oficio o

profesión, debía fácilmente conocerlos.

Testimoniales 477 C.P.C.: Artículo 477° No podrán ser testigos en juicio: el menor

de doce años, quienes se hallen en interdicción por causa de demencia, y quienes

hagan profesión de testificar en juicio.

Experticias 451 C.P.C. La experticia no se efectuará sino sobre puntos de hecho,

cuando lo determine el Tribunal de oficio, en los casos permitidos por la ley, o a


petición de parte. En este último caso se promoverá por escrito, o por diligencia,

indicándose con claridad y precisión los puntos sobre los cuales debe efectuarse.

Indicios 510 CPC: Artículo 510° Los Jueces apreciarán los indicios que resulten de

autos en su conjunto, teniendo en consideración su gravedad, concordancia y

convergencia entre sí, y en relación con las demás pruebas de autos.

Inspección Judicial 472 CPC: Artículo 472° El Juez a pedimento de cualquiera de las

partes o cuando lo juzgue oportuno, acordará la inspección judicial de personas,

cosas, lugares o documentos, a objeto de verificar o esclarecer aquellos hechos que

interesen para la intención de la causa o el contenido de documentos. La inspección

ocular prevista en el Código Civil se promoverá y evacuará conforme a las

disposiciones de este Capítulo.

Informes 433 CPC: Artículo 433° Cuando se trate de hechos que consten en

documentos, libros, archivos u otros papeles que se hallen en oficinas públicas,

Bancos, Asociaciones gremiales, Sociedades civiles o mercantiles e instituciones

similares, aunque éstas no sean parte en el juicio, el Tribunal, a solicitud de parte,

no requerirá de ellas informes sobre los hechos litigiosos que aparezcan de dichos

instrumentos, o copia de los mismos. Las entidades mencionadas no podrán

rehusar los informes o copias requeridas invocando causa de reserva, pero podrán

exigir una indemnización, cuyo monto será determinado por el Juez en caso de

inconformidad de la parte, tomando en cuenta el trabajo efectuado, la cual será

sufragada por la parte solicitante.

Cotejo 446 CPC: Artículo 446° El cotejo se practicará por expertos con sujeción a lo

que se previene en el Capítulo VI de este Título.


2) También realizarán un escrito de promoción de pruebas, en que mencionaran al

menos 4 medios probatorios de los arriba indicados.

ivonnedemartinez@hotmail.com

http://biblioteca2.ucab.edu.ve/anexos/biblioteca/marc/texto/AAR4431.pdf

http://www.oas.org/juridico/PDFs/mesicic4_ven_des_cont.pdf

http://www.tsj.gob.ve/documents/10184/170765/Estudios+Jur%C3%ADdicos+N

%C2%B0+11/906a84b4-8022-4d57-889a-ec7f8af67a2f

https://estudiosjuridicos.wordpress.com/2013/08/01/objeto-de-la-prueba/#:~:text=El%20C

%C3%B3digo%20de%20Procedimiento%20Civil,al%20establecer%20en%20el%20Art.&text=Como

%20regla%20general%20puede%20afirmarse,vez%20los%20preceptos%20jur%C3%ADdico

%E2%80%9D%E2%80%9D.

https://estudiosjuridicos.wordpress.com/derecho-civil/medios-de-pruebas/#:~:text=%E2%80%9CArt

%C3%ADculo%20395%3A%20Son%20medios%20de,la%20demostraci%C3%B3n%20de%20sus

%20pretensiones.

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