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CURSO:
NEGOCIOS JURÍDICOS
TEMA
"MONOGRAFÍA LA PRUEBA CIVIL EN PANAMA"
TALLER N°5 (GRUPAL)
CATEDRÁTICO:
MAGISTRADO: ASUNCIÓN CASTILLO
Integrantes:
EDWIN GALLARDO 4-726-766
LINETH MORALES 4-733-1820
ALDO RAMALLY 4-779-2170
RODRIGO RODRIGUEZ 4-733-1112
YORLENY VILLARREAL 4-705-84
CARRERA:
LICENCIATURA EN DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS
PRIMER AÑO
SEGUNDO SEMESTRE
AÑO LECTIVO 2022
Fecha de entrega:
17-10-2022
El objeto de la prueba es todo aquello que puede ser probado, es decir sobre el cual puede o debe
recaer la prueba, esto lo constituye en general los hechos es decir todo aquello que puede ser
percibido por lo sentidos.
Se dice también que por objeto de prueba debe entenderse la materialidad o tema sobre el que
recae la actividad probatoria.
El objeto de la prueba en el proceso son los hechos y no las simples afirmaciones, toda vez que
aquellos se constituyen en los supuestos de las normas jurídicas cuya aplicación se discute en un
determinado trámite, por lo que corría a cargo de los extremos litigiosos buscar la comprobación de
las pretensiones y las excepciones, es decir, la carga de la prueba entendida como “una noción
procesal que consiste en una regla de juicio, que le indica a las partes la autorresponsabilidad que
tiene para que los hechos que sirven de sustento a las normas jurídicas cuya aplicación reclaman
aparezcan demostrados y que, además, le indica al juez cómo debe fallar cuando no aparezcan
probados tales hechos.
Existe el objeto de prueba accesorio y secundario son aquellos hechos diversos del hecho punible,
pero que guardan conexidad con el mismo a través de los cuales es posible deducir el delito.
CONTENIDO
La Escuela Judicial de Panamá, en su afán por fortalecer en nuestros operadores judiciales, una
visión amplia de superación y actualización del conocimiento, acorde con la evolución y desarrollo
tecnológico que estamos experimentando en estos días, ofreció a los Magistrados, Jueces y
Asistentes de la Jurisdicción Civil, el seminario “La Prueba Civil”, que tuvo lugar en el Salón Auditorio
de su sede, el martes 15 de abril de 2014, en un horario de 08:00 a.m. a 5:00 p.m. En esta jornada
fueron abordados temas de interés como: La prueba pericial en el proceso civil; La prueba de oficio;
Cooperación judicial internacional en materia civil; Errores probatorios en el Recurso de Casación
Civil; La eficacia probatoria de los medios tecnológicos o medios atípicos de prueba y Procedimiento
para el examen de los libros de contabilidad durante la diligencia exhibitoria; para lo cual se contó
con la valiosa colaboración del Magistrado Miguel A. Espino G., del Primer Tribunal Superior de
Justicia; además de los Doctores Jorge Federico Lee y Oswaldo Fernández Echevarría; así como
también, los Licenciados Orlando Bethancourt Torres, Eric Prado Fonseca y Juan I. Rogers Harper.
Conceptos de Prueba:
Demostración de la existencia de un hecho físico o jurídico, según las formas y condiciones exigidas
por la ley.
Los medios que pueden utilizarse en juicio para demostrar la veracidad de los hechos aducidos.
Persuasión o convencimiento que se origina en otro, y especialmente en el juez o en quien haya de
resolver sobre lo dudoso o discutido.
Razón, argumento, declaración, documento u otro medio para patentizar la verdad o la falsedad de
algo.
Mucho se ha escrito sobre la prueba judicial y, por supuesto, sobre su definición. Veamos algunas
definiciones de connotados procesalistas sobre este particular antes de referirnos al tema.
Para Eduardo Juan Couture Etcheverryen sentido jurídico procesal la prueba es un método de
averiguación y un método de comprobación. La prueba penal, es normalmente, averiguación,
búsqueda, procura de algo.
Para el maestro Hernando Devis Echandíaprueba judicial es todo motivo o razón aportada al
proceso por los medios y procedimientos aceptados por la ley, para llevarle al juez el
convencimiento o la certeza sobre los hechos. (Compendio de Derecho Procesal. Pruebas Judiciales.
Biblioteca jurídica Diké, décima edición, 1994, pág. 10)
Manuel Miranda Estrampes otorga una definición muy particular, poco ortodoxa, pero interesante,
de este concepto. Para este autor la prueba procesal “es la actividad del juzgador, posterior a la
averiguación de los hechos relevantes para el proceso, consistente en la comprobación de la
exactitud de las afirmaciones fácticas realizadas por las partes procesales en sus escritos de
alegaciones, mediante su comparación con las afirmaciones obtenidas a través de los diferentes
medios de prueba practicados, a instancia de las partes o, en su caso, de oficio por el juez,
encaminada a formar convicción.” (La mínima actividad probatoria en el proceso penal. J.M. Bosch
Editor. Barcelona, España, 1997, p. 102).
No cabe duda que la prueba judicial es un concepto técnico empleado dentro de cierta actividad
específica, dentro de un escenario preparado y regulado por el Estado para las personas en conflicto
acudan en búsqueda de una solución (en rigor de verdad una resolución): el proceso judicial. De ahí
que la definición técnica se distinga de la común u ordinaria.
Ahora desde el punto de vista técnico, de nuestra profesión, es decir, de la abogacía, prueba es el
conjunto de actuaciones que dentro de un juicio, cualquiera sea su naturaleza, se dirigen a
demostrar la verdad o falsedad de los hechos aducidos por cada una de las partes, en defensa de
sus respectivas pretensiones.
Mirado bien el asunto se puede observar que la diferencia fundamental entre el sentido común u
ordinario y el técnico del término estriba en el escenario en el que se hace valer uno u otro. Fuera
de un proceso se habla de prueba en sentido amplio, dentro de un proceso se habla de prueba
judicial.
Por objeto de la prueba judicial la doctrina entiende todo aquello que puede ser susceptible de
demostración histórica y no simplemente lógica. De esta manera el objeto de la prueba judicial son
los hechos presentes, pasados o futuros y lo que puede asimilarse a éstos (costumbre y ley
extranjera).
En otras palabras, el objeto de la prueba gira fundamentalmente en torno a demostrar la existencia
o inexistencia de hechos y así parece entenderlo nuestro legislador al legislar sobre la materia.
En efecto el artículo 784 del Código Judicial dispone que “Incumbe a las partes probar los hechos o
datosque constituyan el supuesto de los hechos de las normas que le son favorables”. (El resaltado
es propio).
Artículo 784.Incumbe a las partes probar los hechos o datos que constituyen el supuesto de hecho
de las normas que les son favorables.
No requieren prueba los hechos afirmados por una parte y admitidos por la contraria, respecto a los
cuales la ley no exige prueba específica; los hechos notorios; los que estén amparados por una
presunción de derecho, y el derecho escrito que rige en la Nación o en los municipios.
Los hechos claramente reconocidos en el curso del proceso por la parte adversa, no requieren
prueba.
Continúa señalando la norma que “No requieren prueba los hechos afirmados por una parte y
admitidos por la contraria, respecto a los cuales la ley no exige prueba específica; los hechos
notorios; los que estén amparados por una presunción de derecho, y el derecho escrito que rige en
la Nación o en los municipios.
Los hechosclaramente reconocidos en el curso del proceso por la parte adversa, no requieren
prueba”. (El resaltado es propio).
Por ello se señala que la prueba judicial forma parte de lo que la doctrina denomina ciencias
reconstructivas, es decir, aquellas que estudian los métodos mediante los cuales, apoyándose en
datos del presente, captables por los sentidos, es posible reconstruir sucesos del pasado. Se prueba
en el presente lo ocurrido en el pasado. De esta manera, el jurista en el proceso, y a veces también
el juez, reconstruye el pasado, por lo que el proceso judicial, como debate dialectico, se desarrolla
por lo general reconstruyendo hechos pasados, la historia de lo ocurrido. Ahora, como toda regla,
este proceso reconstructivo admite sus excepciones, es decir, existen ciertos hechos que no
requieren prueba y esto nos lleva a analizar el siguiente tema.
En primer lugar, el derecho local o nacional se presume conocido por el juez y no hay que probarlo
(iura novit curia, art. 786 del Código Judicial).
Artículo 786. Toda ley, decreto ley, decreto de gabinete, acuerdo, ordenanza, reglamento,
resolución, dictamen, informe, fallo, documento o acto de cualquier género, emanado de alguna
autoridad o funcionario de cualquier Órgano del Estado o de un municipio de cualquier entidad
autónoma, semiautónoma o descentralizada y publicado en los Anales del Órgano Legislativo, en la
Gaceta Oficial, en el Registro Judicial, en el Registro de la Propiedad Industrial, en cualquier
recopilación o edición de carácter oficial o de la Universidad Nacional, hará plena prueba en cuanto
a la existencia y contenido del documento. Se presumirá que los jueces tienen conocimiento de los
actos o documentos oficiales así publicados y valdrán en demandas, peticiones, alegatos y otras
afirmaciones de las partes, sin necesidad de que consten en el proceso. El juez podrá hacer las
averiguaciones que desee para verificar la existencia o contenido de tales actos.
Las partes podrán, no obstante, aportar el respectivo documento o acto si así lo desearen.
Exceptúase el caso en que el acto en cuestión sea objeto de la demanda, en el cual se aportará
conforme a las normas comunes.
En segundo lugar, hay que probar el derecho extranjero esgrimido en el proceso, mediante copia de
las normas pertinentes, decisiones de los tribunales, estudios doctrinales o dictámenes rendidos
por abogados idóneos (artículo 800 del Código Judicial).
Artículo 800. El derecho extranjero se podrá probar mediante copia de las normas pertinentes,
decisiones de los tribunales, estudios doctrinales o dictámenes rendidos por abogados idóneos.
Esto no obsta para que el juez pueda investigar directamente el derecho extranjero, acudiendo a
cualquier fuente o medio idóneo.
En tercer lugar, la regla general de que sólo los hechos son objeto de la prueba tiene también sus
excepciones. Según observarse del contenido del artículo 784 del Código Judicial no requieren
prueba:
Los hechos claramente reconocidos en el curso del proceso por la parte adversa.
Giuseppe Chiovendasostenía que el objeto de la prueba son los hechos no admitidos, y que no sean
notorios, ya que los hechos no admitidos, y que no sean notorios, ya que los hechos que no pueden
ser negados “sin tergiversación” no necesitan pruebas. (Curso de Derecho Procesal Civil. Oxfort
University Press, México, 2000, p. 443).
En este orden de ideas entonces es importante tener claro que sólo los hechos controvertidos son
objeto de prueba. Nuestra legislación procesal recoge esta afirmación al señalar que “las pruebas
deben ceñirse a la materia del proceso y son inadmisibles las que no se refieren a los hechos
discutidos, así como las legalmente ineficaces” (art. 783 del Código Judicial) (El resaltado es propio).
Se emplea, pues el concepto de hecho discutido.
Artículo 783. Las pruebas deben ceñirse a la materia del proceso y son inadmisibles las que no se
refieren a los hechos discutidos, así como las legalmente ineficaces.
El juez puede rechazar de plano aquellos medios de prueba prohibidos por la ley, notoriamente
dilatorios o propuestos con el objeto de entorpecer la marcha del proceso; también puede rechazar
la práctica de pruebas obviamente inconducentes o ineficaces.
Ahora, claro está, por razón de una sabia y prudente conducta procesal resulta conveniente para
fortalecer a defensa y no correr ningún riesgo, que la parte interesada acredite el hecho o hechos
que no quieren prueba. Así, aunque la ley disponga que no requiere prueba, por ejemplo, un hecho
notorio, puede darse el caso que el juez o la contraparte consideren que el hecho no es notorio
porque no es de conocimiento general o de un grupo de personas.
Para el maestro Hernando Devis Echandía,citando a su vez a Rosenberg, son hechos objeto de
pruebas:
Todo lo que puede representar una conducta humana, los sucesos, acontecimientos, hechos o actos
humanos, voluntarios o involuntarios, individuales o colectivos, que sean susceptibles, inclusive las
simple palabras pronunciadas, sus circunstancias de tiempo, modo y lugar, y el juicio o calificación
que de ellos se tenga;
Las cosas o los objetos materiales, sean o no producto del hombre, incluyendo los documentos;
Los estados y hechos síquicos o internos del hombre incluyendo el conocimiento de algo, cierta
intención o voluntad y el conocimiento o la conformidad (el expreso se traduce en los hechos
externos: palabras o documentos), siempre que no impliquen una conducta humana apreciable en
razón de hechos externos, porque entonces correspondería al primer grupo.
Finalmente debo señalar que la noción del objeto de la prueba es abstracta. Ello quiere decir, que
no está vinculada a un proceso en particular; es una noción objetiva no relacionada a problemas,
concretos de cada proceso, a diferencia del tema de la prueba (tema probandum).
Tema de la Prueba:
A diferencia del objeto de la prueba, el tema de la prueba se refiere a hechos que en el proceso
deben acreditarse. Se trata de una noción concreta porque se refiere a ciertos y determinados
hechos que en determinado proceso deben probarse; por ser, en palabras de Parra Quijano, los
supuestos de las normas jurídicas cuya aplicación se discute en un determinado proceso (Manual
de Derecho Probatorio. Décima cuarta edición, Librería Ediciones del Profesional, Bogotá, Colombia,
2004, pág. 143).
A juicio de Hernando Devis Echandíala noción de tema o necesidad de la prueba plantea la pregunta
¿Qué se debe probar en cada proceso? Seguidamente define este término, siguiendo a Micheli,
como el conjunto de hechos materiales o síquicos, en sentido amplio, que sirven de presupuestos a
las normas jurídicas aplicables en cada proceso y que la ley exige probar por medios autorizados.
Esta noción guarda relación con el principio de congruencia, pues las pruebas, como lo establece el
artículo 783 del Código Judicial deben ceñirse a la materia del proceso y la sentencia deberá estar
en consonancia con las pretensiones aducidas en la demanda o con posterioridad en los casos
expresamente contemplados y con las excepciones que aparezcan probadas y hubieren sido
alegadas, si así lo exige la ley. No podrá condenarse al demandado por cantidad superior o por
objeto distinto del pretendido en la demanda. Si lo pedido por el demandante excede de o probado,
se le reconocerá solamente lo último.
Por lo tanto, la decisión debe recaer sobre la cosa, cantidad o hecho disputado, declaración
solicitada o el punto controvertido. Si se ha pedido menos de lo probado, sólo se concederá lo
pedido.
Si el demandante pidiere más, el juez sólo reconocerá el derecho a lo probare (art. 475 del Código
Judicial).
Se advierte, en consecuencia, que en el tema de la prueba judicial es pieza clave los hechos alegados
en la demanda (causa petendi) su contestación o vía incidental, y el juez, como regla general, al
fallar debe limitarse a dichos hechos y no ha otros que hayan sido invocados. Esto, naturalmente,
admite excepciones, no es una regla absoluta, por lo tanto es válida para ciertos procesos y para
otros no. Así, por ejemplo, en lo laboral el juez puede fallar plus y extra petita (art. 535 del Código
de Trabajo) y en el proceso de familia ocurre otro tanto igual (art. 475 del Código Judicial).
Según lo dispuesto en el artículo 991 del Código Judicial la sentencia deberá estar en consonancia
con las pretensiones aducidas en la demanda o con posterioridad en los casos expresamente
contemplados y con las excepciones que aparezcan probadas y hubieren sido alegadas, si así lo exige
la ley.
No podrá condenarse al demandado por cantidad superior o por cantidad superior o por objeto
distinto del pretendido en la demanda.
La actividad probatoria se desarrolla con la intervención de una o varias personas las que se les
conocen como los sujetos de la prueba. Los sujetos de la prueba son las partes, los terceros (peritos,
testigos, etc.) y el juez. Ellos intervienen en actividades procesales probatorias desde diferentes
perspectivas: presentando, admitiendo, decretando, contradiciendo, practicando y valorando o
apreciación de la prueba.
Puede darse el caso en que algunos sujetos de la prueba, especialmente los principales (las partes)
y los secundarios (terceros) colaboren con el juez en la actividad probatoria y por lo tanto además
de sujetos de la prueba sean órganos de la prueba. Así, si una de las partes confiesa en el proceso,
mediante interrogatorio o careo, se convierte en órgano de la prueba, es decir, es autor de un medio
de prueba. Igual puede decirse de los peritos, interpretes, expertos, en determinada ciencia o arte,
etc, etc.
Finalidad de la Prueba:
Cuando hablamos del fin de la prueba judicial debemos preguntarnos ¿Qué se persigue al llevarle al
juez la prueba? O, dicho de otra manera ¿Pará qué se prueba en el proceso?
En torno a la finalidad de la prueba judicial tradicionalmente se han tejido tres categorías:
La que considera que la finalidad de la prueba judicial es establecer la verdad. Modernamente esta
teoría no es aceptada porque no siempre el resultado de la prueba corresponde a la verdad real.
La que señala que la prueba judicial tiene como propósito convencer al juez para que adopte su
decisión. Una gran cantidad de autores se adhieren a esta posición (Chiovenda, Gorphe, Micheli,
Rocco, Carrera, Rocha, etc). Según esta teoría el fin de la prueba es convencer al juez o llevarle la
certeza sobre los hechos a que ella se refiere. Al igual que la anterior, puede ocurrir que la certeza
no corresponda a la realidad; que se parta de consideraciones subjetivas para dar como existentes
o inexistentes los hechos debatidos.
La que considera que con ella se procura fijar los hechos en el proceso. Esta vinculada al sistema de
la tarifa legal para la apreciación de las pruebas debido a los inconvenientes que presentan las dos
anteriores teorías de establecer la verdad y convencer al juez, respectivamente.
Para Hernando Devis Echandíala prueba tiene un fin extra procesal y uno procesal. El fin extra
procesal de la prueba es dar seguridad a las situaciones jurídicas y más comercialidad a los derechos
reales y personales enajenables, lo mismo que prevenir aun evitar los litigios. El fin procesal de la
prueba es permitirle al juez resolver el litigio o la petición del proceso con lo que considera que es
la verdad.
A mi juicio la prueba sirve para llevar información al juez con un propósito fundamental: convencerlo
de mi afirmación, pretensión, verdad o verdad de los hechos controvertidos para obtener una
decisión favorable. Giuseppe Chiovenda, sostenía que “probar convencer al juez de la existencia o
la no existencia de los hechos de importancia en le proceso. Por si, la prueba de la verdad de los
hechos no conoce límites; pero la verdad en el proceso, a diferencia de la prueba puramente lógica
o científica, experimenta una primera limitación por la necesidad social de que el proceso tenga un
término; una vez que la sentencia es firme, la investigación sobre los hechos de la causa queda
definitivamente cerrada, y desde ese momento el derecho no vuelve a ocuparse de los hechos
estimados por el juez corresponden o no a la realidad de las cosas”.
Hay que hacer la salvedad que lo afirmado y probado en el proceso no siempre corresponde a la
verdad real o material. Esa ya es otra cuestión.
La prueba tiene como fin, repito, darle al juez el convencimiento o la certeza sobre los hechos sobre
la creencia de que están acreditados en datos o argumentos verdaderos. Ahí cumple y agota su fin
la prueba judicial. Puede ser que la certeza sea cónsona con la realidad y por lo tanto coincida con
la verdad, o puede ocurrir lo contrario y no coincida con aquélla en cuyo caso el fallo estará
equivocado.
El juez no es un juez perfecto, el sistema tampoco lo es, por lo que no está exento de cometer
errores al momento de valorar la prueba e impartir justicia. El juzgador decide la controversia con
base especialmente en los hechos probados en el proceso por las partes. De ahí se forma un criterio,
un juicio de valor que le permite tener certeza (conocimiento seguro y claro de algo) o no de lo
ocurrido. De esta manera el juzgador cree haber llegado a la verdad una vez esté convencido y tenga
certeza de lo ocurrido. Ese convencimiento o certeza se la brinda la prueba por lo que una vez haya
alcanzado aquella (la certeza) está última (la prueba) habría cumplido su finalidad.
Ahora, si la certeza se ajusta o no a la verdad es un asunto que guarda relación con el resultado de
la prueba y no con su finalidad. Puede ser que el juez no esté convencido (finalidad del aprueba)
luego de haber efectuado un análisis (resultado de la prueba) de los diferentes medios probatorios
allegados al proceso. El resultado de la prueba consiste, como afirma Echandía, en la conclusión a
que llega el juez basado en el conjunto de los medios probatorios aportados al proceso, sobre os
hechos afirmados o negados en él, y que deben servirle para la aplicación de las normas jurídicas
sustanciales o procesales que lo regulen.
Con frecuencia suele confundirse el resultado con la finalidad del aprueba y, como hemos visto, son
dos conceptos distintos. Al momento de fallar el juez necesariamente tiene que emitir conceptos
sobre el mérito que le merece los distintos medios probatorios aportados al proceso y aportar al
proceso y adoptar su conclusión. Esta actividad se conoce como el resultado de la prueba. La
finalidad de la prueba, como quedo expresado, cosiste en convencerlo en torno a la existencia o no
de los hechos afirmados. En consecuencia, puede ocurrir que el resultado de la prueba (conclusión
del juez) no vaya de la mano con su finalidad (convencerlo, darle certeza de lo ocurrido).
¿Qué hace un juez cuando o está convencido o no tiene certeza sobre la existencia de los hechos
controvertidos? ¿Dejar de fallar? No puede hacerlo. Tiene necesariamente que emitir su fallo sino
corre el riesgo de incurrir en denegación de la justicia. Según el artículo 308 del Código Judicial el
magistrado o juez que rehusare juzgar pretextando silencio, obscuridad o insuficiencia de la Ley,
será responsable de denegación de justicia e incurrirá en las sanciones establecidas en el Código
Penal. Por ello, al margen de la facultad o la obligación establecida por la ley para decretar pruebas
para decretar pruebas de oficio, su actuación resultará influenciada conformada a la materia en la
cual imparte justicia.
La ley brinda una formula heterogénea para resolver esta situación según sea el bien jurídico
tutelado. El juez penal, el juez laboral o el de familia, en caso de duda seguramente adoptaran una
actitud distinta al momento de fallar que un juez civil o comercial, por razón del fin perseguido y el
bien jurídico tutelado en cada jurisdicción.
Quiero señalar finalmente sobre este tema que el convencimiento o certeza al que llega o debe
llegar el juzgador debe ser lógica, humana y acorde con la historia acreditada en el expediente. Por
ello se sostiene que el juez al momento de fallar hace las veces de un historiador, con la diferencia
de que mientras éste realiza su trabajo libremente, sin ajustarse a formalidad alguna, aquél realiza
una actividad reguladora por la ley en lo concerniente a la proposición, admisión, práctica y
valoración de la prueba así como la dirección del debate procesal, a fin de garantizar el principio de
bilateralidad de audiencia, piedra angular del proceso civil.
Ahora, no se trata de una certeza perfecta, porque como ya lo indique, el destinatario de la prueba,
esto es, el juez, no es perfecto. Algunos autores prefieren incluso hablar de la probabilidad, toda
vez que la decisión del juzgador no escapa de la probabilidad de errar. Ante esa eventualidad el
legislador otorga a las partes, particularmente a la afectada, los medios recursivos ordinarios y, en
algunos casos, extraordinarios, para revisarla. Se trata del derecho a impugnar la resolución
considerada adversa a los propios intereses. Es el derecho al recurso.
En otro orden de ideas, durante muchos años un sector de la doctrina procesal ha sostenido que el
fin de la prueba es buscar la verdad.
Esto último ha involucrado y llevado a diferentes corrientes de escuelas del derecho procesal a
emitir conceptos en un campo difícil, controvertido y complejo dentro de la disciplina, ampliamente
debatido a lo largo de los siglos: el fin de la prueba es buscar o establecer la verdad. Pero, qué
verdad, la verdad probada en el proceso, o la verdad material real o social, o las dos.
La verdad es un concepto difícil de manejar procesalmente hablando. Por ello los antiguos filósofos
(Aristóteles, Quintiliano, Cicerón) prefirieron emplear el término verosimilitud. Y es que ya en el
terreno procesal sobre los mismos hechos controvertidos las partes pueden tener distintos relatos,
versiones o discursos y van a hacer todo lo posible para acreditarlos. En ocasiones el juez también
tiene su propia versión sobre la verosimilitud de los hechos controvertidos en el proceso que no
siempre coincide con la de las partes. Verosímil significa que tiene apariencia de verdadero, que es
creíble por no ofrecer carácter alguno de falsedad.
Nuestro Código Judicial en su artículo 780 consagra como finalidad de los medios probatorios servir
a la formación de la convicción del juez. En modo alguno la norma en esta materia dispone que la
finalidad de los medios probatorios sea establecer la verdad, aunque el juez en nuestro derecho
tiene facultad tanto de averiguar, como verificar datos o hechos para buscar la verdad.
Los conceptos antes desarrollados nos permiten concluir que la prueba juega un papel fundamental
e indiscutible en el proceso. Podríamos, incluso, sostener, que la prueba es el nervio motor del
proceso, el tema en torno al cual gira éste así como la actividad desplegada por las partes en
conflicto. Sin la prueba sería difícil explicar la existencia del fenómeno conocido como proceso
judicial.
También podría afirmarse que el derecho vulnerado del justiciable sin prueba en el plano procesal
sería indefendible e irreconocible.
La prueba procesal por lo tanto sirve de garantía, en su acepción amplia, a los derecho derechos
subjetivos y a las diferentes relaciones jurídicas realizadas por el hombre, pero, en especial,
constituye el elemento clave que le permite al juzgador a través de su fallo reparar el derecho
vulnerado y cumplir con la razón de ser del proceso: mantener la paz social.
La Prueba en el Proceso Civil
La prueba
Principios que regulan la prueba
Objeto de la prueba: inmediato y mediato
Sistemas de valoración probatoria
Prueba anticipada (Artículos 284 a 299)
Cuestiones probatorias
LA PRUEBA
Couture señala que los problemas de la prueba consisten en saber qué es la prueba; qué se prueba;
quién prueba; cómo se prueba; qué valor tiene la prueba producida.
En otros términos: el primero de esos temas plantea el problema del concepto de la prueba; el
segundo, el objeto de la prueba; el tercero, la carga de la prueba; el cuarto, el procedimiento
probatorio; el último, la valoración de la prueba. Hernando Devis Echandía, procesalista
colombiano, dice: Suele hablarse con mayor frecuencia, de que es prueba judicial todo medio que
sirve para conocer cualquier cosa o hecho.
Necesidad de la prueba.
Para que se llegue a expedir la decisión judicial, se requiere que sea demostrada por las pruebas
aportadas por las partes, o de manera facultativa por el juez.
Comunidad de la prueba.
También, se le conoce como principio de adquisición de las pruebas. Una vez admitido el medio
probatorio ofrecido por las partes, ésta pertenece al proceso, no siendo posible el desistimiento, ni
la renuncia de la prueba actuada, pues los medios probatorios pasan a ser de la comunidad de las
partes.
Publicidad de la prueba.
Las partes deben tener conocimiento del ofrecimiento de las pruebas, con el objeto de objetarlas,
si fuera el caso. También, en otro sentido, se considera que este principio sustenta la motivación de
la sentencia, pues los justiciables requieren conocer como se han valorado los medios probatorios.
Está vedado que el juez supla las pruebas con el conocimiento privado, personal o circunstancial
que tenga de los hechos)
CONTRADICCIÓN DE LA PRUEBA.
Es la aplicación del principio procesal de la contradicción.
Cada parte tiene la oportunidad de conocer y discutir las pruebas ofrecidas de la contraparte.
LA CARGA DE LA PRUEBA
Por regla general, la carga de probar corresponde a quien afirma hechos que configuran su
pretensión, o a quien los contradice alegando nuevos hechos. Si no se prueban los hechos que
sustentan la pretensión, la demanda será declarada infundada.
PRESUNCIÓN.
Se regula la presunción legal y judicial. En términos generales, la presunción es un razonamiento
lógico deductivo, que a partir de uno o más hechos indicadores lleva al juez a la certeza del hecho
investigado.
La presunción legal se subdivide en absoluta (juris et de jure) y relativa (juris tantum). La presunción
legal juris et de jure no admite discusión o prueba en contrario. V. gr., el principio de publicidad
registral consagrado en el artículo 2012 del Código Civil. La presunción legal juris tantum admite
prueba en contrario. V. gr., el poseedor es reputado propietario, mientras no se pruebe lo contrario.
Esta posesión no puede oponerla el poseedor inmediato al poseedor mediato. Tampoco puede
oponerse al propietario con derecho inscrito (artículo 912 del Código Civil).
Por otro lado, la presunción judicial es en un razonamiento lógico del juez, basado en reglas de la
experiencia o en sus conocimientos y a partir del presupuesto debidamente acreditado en el
proceso. V. gr., la presunción de buena fe contractual (artículo 1362 del Código Civil).
LA FICCIÓN LEGAL.
Es la conclusión que la ley da por cierta y es opuesta a la naturaleza o realidad de los hechos; no
permite prueba en contrario. Ejemplo, la clasificación de los bienes muebles o inmuebles.
AUDIENCIA DE PRUEBAS:
Regida por los principios de inmediación, unidad de la audiencia y publicidad de la prueba. La
audiencia de pruebas será dirigida personalmente por el juez, bajo sanción de nulidad. A aquella
deben concurrir personalmente las partes, los terceros legitimados y el representante del Ministerio
Público en su caso. Las personas jurídicas y los incapaces comparecen a través de sus representantes
legales. Las partes y terceros legitimados pueden concurrir con sus abogados.
Salvo disposición distinta de la ley procesal, sólo si prueba un hecho grave o justificado que impida
su presencia, el juez autorizará a una parte a actuar mediante representante.
Si a la audiencia de pruebas concurre una de las partes, ésta se realizará sólo con ella. Si no
concurren ambas partes, el juez fijará nueva fecha para su realización. Si en la nueva fecha tampoco
concurren, el juez dará por concluido el proceso (artículo 203, modificado por la Ley 26635).
Si por enfermedad, ancianidad u otro motivo que el juez estime atendible, un interviniente está
impedido de comparecer al local del juzgado, su actuación procesal puede ocurrir en su domicilio,
en presencia de las partes y de sus abogados.
Cuando se trate del Presidente de la República, del Presidente del Congreso y del Presidente de la
Corte Suprema, la audiencia o sólo la actuación procesal que les corresponda puede, a su pedido,
ocurrir en sus oficinas (artículo 205).
El principio de unidad de la audiencia implica que puede suspenderse ésta, pero ello no implica que
realmente se realice otra, sino que aquélla continuará (artículo 206). La audiencia de pruebas es
pública, empero si la naturaleza de lo controvertido así lo exigiera, el juez puede ordenar que la
audiencia se realice en privado.
El artículo 208 del Código adjetivo regula la actuación de los medios probatorios: En el día y hora
fijados, el Juez declara iniciada la Audiencia y dispone la actuación de las pruebas en el siguiente
orden:
a) Pericia;
b) testigos;
c) reconocimiento (no es necesario si no ha sido cuestionado) y exhibición;
d) declaración de las partes, empezando por la del demandado.
CONFRONTACIÓN:
El juez puede disponer el careo entre testigos, entre peritos y entre éstos, aquéllos y las partes y
entre estas mismas, para lograr la finalidad de los medios probatorios (artículo 209).
Correlativo al último sistema se encuentra la sana crítica. En la sana crítica el juez emplea las reglas
de la lógica y de su experiencia. V. gr., determinar si el demandado actúo con la debida diligencia en
el cumplimiento de la prestación (bonus páter familae).
Sobre estos apercibimientos, realmente deben entenderse que su objetivo es para dar mérito
ejecutivo en los supuestos a) y c) el literal b), no tiene cabida, según las clases de títulos ejecutivos
tipificadas en los incisos 3 y 4 del artículo 693. Finalmente, actuada la prueba anticipada, se
entregará el expediente al interesado, conservándose copia certificada de éste en el archivo del
juzgado, a costo del peticionante y bajo responsabilidad del secretario de juzgado.
CUESTIONES PROBATORIAS
La cuestión probatoria es un medio de defensa que se opone contra el ofrecimiento de medios
probatorios típicos o atípicos de la contraparte. Fundamentada en el principio de contradicción.
Clases: tacha y oposición. Se tacha los testigos y los documentos. Se opone a la actuación de una
declaración de parte, a una exhibición, a una pericia o a una inspección judicial. Oportunidad: La
cuestión probatoria se interpone en el plazo que establece cada vía procedimental, contado desde
notificada la resolución que los tiene por ofrecidos, precisándose con claridad los fundamentos en
que se sustentan y acompañándose la prueba respectiva. La absolución debe hacerse de la misma
manera y el mismo plazo, anexándose los medios probatorios correspondientes. En ambos casos,
cuando no se cumplan con los requisitos indicados, serán declarados inadmisibles en decisión
inimpugnable.
Una de las facultades oficiosas más cuestionadas en la doctrina, así como en el ámbito forense lo
constituye la posibilidad de que el juez en el proceso civil pueda traer al proceso medios de
convicción que no han sido solicitados por las partes, trayendo ello consigo, según la opinión de
algunos estudiosos del derecho, una violación al principio dispositivo, así como al de la carga de la
prueba, pudiendo el juzgador convertirse en juez y parte, rompiéndose así la igualdad procesal y su
imparcialidad al administrar justicia, pues si se avoca a dicha tarea podría favorecer a una de las
partes y suplir su inercia probatoria, vulnerándose así el debido proceso.
La legislación procesal panameña de 1917, al igual que los demás Códigos procesales de la época
mantuvo la figura de un juez con ausencia de poderes dentro del proceso (Juez Espectador) al cual
se le prohibía decretar pruebas de oficio o de sanear irregularidades o nulidades procesales, debido
a que el proceso era considerado como un negocio entre las partes y por ende de carácter privatista
desconociéndose el interés público del mismo.
Con la entrada en vigencia del Código Judicial de 1984, vigente a partir del 1 de abril de 1987, se le
otorgaron al juez diversas facultades oficiosas, entre ellas, las de índoles probatorias, todo ello con
el fin de verificar las afirmaciones de las partes e incluso tal labor es considerada como un deber.
Lo anterior, denota que el principio dispositivo se ha flexibilizado, dándole otra connotación al
proceso, pues se busca un interés más allá del netamente privado, donde el resultado del mismo
sea justo, imparcial y apegado a la verdad materia.
Hoy día, se concibe la función del juez en el proceso civil como el de director o conductor del
proceso, otorgándosele amplias facultades oficiosas y ejerciendo un papel activo, pero respetando
los derechos de las partes y su igualdad.
Uno de los elementos de mayor importancia en todo proceso lo constituye la prueba pues por su
naturaleza la misma se encamina a producir un estado de certidumbre en la mente de una o varias
personas respecto de la existencia o inexistencia de un hecho o la verdad o falsedad de una
proposición.
Silvestre Moreno Cora, considera "...que la prueba es susceptible de ser tomada en dos acepciones
diferentes. Unas veces significa los medios que las partes emplean para fundar la convicción en el
ánimo del juez, y otras denota el conjunto de los motivos que obran en el espíritu de éste para
concluir que son reales y efectivos los hechos que ante él se han alegado, como generadores del
derecho que está llamado a declarar".
(MORENO CORA, Silvestre, 2001, p2)
De lo anterior se desprende que, desde el primer aspecto, lo que se llama prueba puede
considerarse como la causa, que haciendo nacer la certeza o el convencimiento de nuestro ánimo
tiene que producir un efecto determinado; y desde el segundo como la certeza misma. Así la prueba
en su significación jurídica, se toma algunas veces como la causa productora de un fenómeno
psicológico, y otras como el mismo fenómeno.
En las cuestiones judiciales, el juez al apreciar las pruebas no tiene que juzgar ningún hecho propio
si no es el estado de su espíritu en relación con el hecho que se trata de probar, esto es la impresión
que en su mente hayan causado los medios de convicción suministradas por las partes.
Cada acto que realiza el hombre deja huella de su existencia. Cada realidad vivida conserva un
momento histórico al cual aparece adscrita. Toda relación que se caracterice por tener un elemento
humano fungiendo como parte requiere situarse en la historia, pues no es concebible que los hechos
sucedan sin que palpiten alguna vez en la conciencia de los hombres la vivencia de su tiempo. Es
decir, que las cosas y los hechos tienen una vigencia histórica que a menudo es invocada por quienes
han sido artífices de ellos o han sido afectados por su existencia. Por ello, todo hombre tiene la
necesidad imprescindible de probar los hechos, los resultados, los efectos y las causas de éstos,
reconstruyendo los pasados, analizando los presentes, deduciendo los futuros. Cada ser humano
experimenta con frecuencia la necesidad de probar, de convencerse de la realidad o de la verdad
de algo.
Tomando como base el Proceso Civil, y específicamente el Código de Procedimiento Civil, se puede
señalar que no existe como tal una definición de lo que se entiende por prueba, no obstante, del
Artículo 780 de dicho compendio normativo en su primer párrafo se expresa lo siguiente:
"Sirven como prueba los documentos, la confesión, el juramento, la declaración de parte, la
declaración de testigos, la inspección judicial, los dictámenes periciales, los informes, los indicios,
los medios científicos y cualquier otro medio racional que sirva a la formación de la convicción del
juez, siempre que no estén expresamente prohibidos por la Ley, ni violen derechos humanos, ni
sean contrarias a la moral y al orden público”
De lo anterior se desprende que para nuestro legislador prueba: es todo medio racional que lleve a
la formación de la convicción del juez, siempre que no esté expresamente prohibido por la Ley, no
viole derechos humanos, ni vaya en contra de la moral y el orden público. Dicha noción de prueba
es extensiva a la mayoría de los procesos, pues tal como lo contempla la legislación panameña los
Jueces de Familia y Penales de manera supletoria aplican las disposiciones del Libro II del Código
Judicial.
Con relación al objeto de la prueba según el Código Judicial, se desprende, por un lado, que el mismo
tiene como fin verificar los hechos alegados por las partes, pues ello se deriva del Artículo 199 No.
12 del Código Judicial, mientras que, por otro lado, se hace alusión a la necesidad de verificar las
afirmaciones de los hechos en relación a lo alegado por las partes, Artículo 793 del Código Judicial.
Sin duda donde la prueba tiene una marcada incidencia es en el mundo del derecho. Basta advertir
que ella es un instrumento de garantía de los derechos subjetivos que otorga la norma jurídica a los
sujetos que se mueven dentro de la comunidad jurídica, pues a menudo son aquellos desconocidos
o vulnerados, surtiendo para sus titulares la necesidad de probar su existencia, de demostrar que
les asiste una determinada potestad o señorío sobre un bien o cosa o una cierta facultad de
compeler a alguien para que le dé, haga o se abstenga de hacer algo.
Sobre el particular, expresa el procesalista panameño Jorge Isaac Iglesias, lo siguiente: "El Estado no
podría ejercer su función jurisdiccional, sin la prueba, lo mismo que tampoco podría prevenir los
litigios ni otorgarle seguridad y protección al tráfico jurídico. No existiría pues, orden jurídico
alguno." (IGLESIAS, Jorge Isaac, 1995, p: 8)
De lo anterior se deduce que la prueba tiene una función social, al lado de su función jurídica, y
como una especie de ésta tiene una función procesal específica.
La indagación de los hechos controvertidos es un aspecto esencial en la función jurisdiccional.
Son raros los procesos en que la controversia se contrae sólo a cuestiones de puro derecho, el
proceso y la sentencia entrañan un ir y venir de la mirada entre los hechos, la prueba y las normas
jurídicas.
Ello no significa que los hechos sólo se establecen en el proceso mediante prueba, ya que algunos
quedan fijados mediante elementos que no son probatorios, tales como:
a) Hechos reconocidos por la parte contraria,
b) Hechos amparados por presunción legal
c) Hechos notorios;
d) Conocimiento obtenido de constancias existentes en su despacho;
e) Hechos que se dan por inexistentes en vista de que la parte a que le corresponde la carga
probatoria no la asume; y finalmente se toma en cuenta la conducta procesal de las partes, para
obtener, conforme el Artículo 201 ord. 6 del Código Judicial, argumentos de prueba.
Por último, se debe advertir que la importancia de la prueba en el ámbito jurídico, lo podemos
trasladar a la legislación procesal civil en el sentido que por medio de ella se logra la convicción por
parte del juez. De allí que en la práctica se expresa que la sentencia dio por probado los hechos de
la demanda, así como también se estima la ausencia de pruebas en las excepciones planteadas por
la contraparte. Sobre el particular se citará algunas normas del Código Judicial patrio que de forma
general resaltan la importancia de la prueba dentro del proceso:
ART. 474 C.J. "La decisión debe recaer sobre la cosa, cantidad o hecho disputado, declaración
solicitada o el punto controvertido. Si se ha pedido menos de lo probado, sólo se concederá lo
pedido. Si el demandante pidiera más, el Juez sólo le reconocerá el derecho a lo que probare.
ART. 991 C.J. "La sentencia deberá estar en consonancia con las pretensiones aducidas en la
demanda o con posterioridad en los casos expresamente contemplados y con las excepciones que
aparezcan probadas y hubieren sido alegadas si así lo exige la Ley. No podrá condenarse al
demandado por cantidad superior o por objeto distinto del pretendido en la demanda. Si lo pedido
por el demandante excede de lo probado, se le reconocerá solamente lo último.
Toda esta actividad que se proyecta a lo largo del proceso judicial toma vida en el conocimiento
obtenido acerca de la presencia de datos y medios probatorios en su función de fuentes de la prueba
y se prolonga hasta la producción de sus efectos definitivos, en la construcción del silogismo que
deriva la sentencia.
Todo proceso judicial persigue, como finalidad específica inmediata, fijar los hechos fundamentales
de las pretensiones de las partes mediante la búsqueda y adquisición de la verdad, tratándose de
confirmar o desechar el acontecimiento histórico sobre el cual ha de fundamentarse la solución que
corresponda.
Para SENTIS MELEANDO, citado por Juan Francisco Castillo y otros, en el Módulo de la Escuela
Judicial, El Juez como Director del Proceso, p 78, al cual ya se ha referido anteriormente "La actividad
probatoria es "verificación" y no averiguación de unos hechos, afirmando que no consiste en
averiguar porque esa no es la función del Juez Civil sino de las partes".
Sobre el particular se comprende entonces, que al Juez podrá serle necesario aclarar o verificar
algún aspecto de lo que ya está discutido, pero nunca ir a buscar unos hechos no alegados por las
partes.
De lo anterior, se deduce que la prueba puede ser una actividad procesal de parte o bien que sea
actividad de oficio por el propio órgano Judicial como claramente permite el Artículo 793 del Código
Judicial, tanto en la práctica de las pruebas como al momento de fallar, no obstante, al constituir
este tema el objeto central de la investigación, no se profundizará por el momento en el mismo.
Sobre el objeto de la prueba, se ha afirmado que en un proceso civil no se busca la verdad material,
sino que, por el contrario, se trata de convencer al juez buscándose con la prueba "formal" que sea
operativo y que sirva para que, en la mayoría de las ocasiones, se pueda decir que existe una
coincidencia entre los hechos realmente ocurridos y los hechos probados. La distinción entre verdad
material y verdad formal, surgió, con especial auge, en la doctrina alemana de finales del siglo IX y
comienzos del Siglo XX.
Se decía que cuando la apreciación de las pruebas era dejada al libre albedrío de los tribunales, el
material fáctico del proceso se delimita de acuerdo con la realidad efectiva; esto es, se busca la
verdad de los hechos, la verdad material. Por el contrario, si se sigue con el sistema de prueba legal,
se utilizan reglas de valoración tasada cuyo resultado lleva a fijar formalmente ciertos hechos que
no se saben si lo son y con independencia absoluta de que lo sean, la llamada verdad formal.
Otro tema ligado al objeto de la prueba, lo constituye el -fin que se persigue con ella. Sobre el
particular, no se debe confundir el fin de la prueba con el fin del proceso. Como bien es sabido, el
proceso persigue dirimir el conflicto de intereses sometido a los órganos de la jurisdicción. Pero este
fin puede responder a intereses privados como públicos, ya que satisface a la vez el interés
individual discutido en el litigio cuya tutela se demanda, así como el supremo interés de la sociedad
que procura con aquel asegurar la vigencia del orden jurídico, base de la convivencia humana.
Ante todo, no hay que olvidar que el proceso civil, a la par que satisface una necesidad individual,
tutelando los derechos subjetivos de los particulares, desarrolla una proyección social que esta
tutela lleva consigo.
Queda entendido pues que el fin primordial del proceso es satisfacer un interés público del Estado,
aunque esto no implique un desconocimiento del interés privado que lo llevó a su promoción.
Existen distintas clasificaciones sobre las pruebas tanto en la doctrina, como en la legislación
panameña.
PRINCIPAL O CONTRAPRUEBA.
Las primeras tienen por objeto acreditar los hechos de la demanda; y la segunda es la que se dirige
a desvirtuar los hechos de la contraparte.
DIRECTAS O INMEDIATAS.
Las pruebas directas, producen el conocimiento del hecho que se trata de probar sin ningún
intermediario, sino de un modo inmediato y por sí misma. Tal acontece, aunque no siempre, con la
inspección judicial, examen médico de un incapaz etc.
En las mediatas o indirectas ocurre lo contrario (Testigos, documentos, fama pública etc.)
REALES Y PERSONALES.
Las pruebas reales las suministran las cosas, las personales las personas por medio de sus
actividades, tales como la confesión la declaración del testigo y los dictámenes periciales. Sin
embargo, un individuo puede ser considerado como objeto de la prueba misma, en cuyo caso se
obtendrá de él una prueba real.
HISTÓRICAS Y CRÍTICAS.
Las históricas reproducen de algún modo el hecho que se trata de probar, mientras que en las
criticas sólo se llega al conocimiento de ese hecho mediante inducciones e inferencias. Son pruebas
históricas los testigos, los documentos, las fotografías etc. Las presunciones y el dictamen de peritos
deben incluirse entre las críticas.
PERTINENTES E IMPERTINENTES.
Pertinentes son las que tienden a probar los hechos controvertidos, mientras que las impertinentes
no tienen ninguna relación con ellos.
IDÓNEAS E INEFICACES.
Las idóneas producen certeza sobre la existencia o inexistencia del hecho controvertido, mientras
que la segundas dejan en la duda esas cuestiones. Las primeras pertenecen a la categoría de plena
prueba.
CONCURRENTES Y SINGULARES.
Las primeras sólo tienen eficacia probatoria cuando están asociadas con otras pruebas tal como
acontece con las presunciones. Las segundas consideradas aisladamente producen certeza:
confesión judicial, documentos, inspección ocular etc.
La ley señala las fases procesales, en que las partes pueden proponer pruebas, demanda,
contestación, período probatorio y una vez vencidos los períodos correspondientes, las partes no
pueden incorporar o exigir que se incorporen pruebas en el proceso. Si las partes propusieran
pruebas extemporáneamente, el secretario no debe recibirlas; y si el Tribunal, por error ordenase
su recepción y se agregan al expediente, el Juez debe desconocerle valor en la sentencia. Sobre el
Particular, El Artículo 792 del Código Judicial dispone:
"Art. 792. Para que sean apreciadas en el proceso las pruebas deberán solicitarse, practicarse o
incorporarse al proceso dentro de los términos u oportunidades señaladas al efecto en este Código.
Sin embargo, las pruebas incorporadas en el expediente que se hayan practicado con intervención
de las partes ya vencido el término probatorio, siempre que hayan sido ordenadas por resolución
ejecutoriada, serán consideras en la decisión.".
Es importante señalar que según el procedimiento civil panameño no existe reserva de las pruebas,
siendo obligación del secretario mostrar a cualquiera de las partes que lo soliciten las pruebas de la
contraria. El Articulo 787 del Código Judicial establece lo siguiente.
"No habrá reserva de las pruebas. El secretario deberá mostrar a cualquiera de las partes, siempre
que lo solicite, las pruebas de la contraria y también las que se hayan evacuado a petición de la
solicitante."
En su verdadero sentido, la publicidad requiere que no sólo las partes sino el público, tenga
oportunidad, real y efectiva, de presenciar la recepción de la prueba, que los alemanes denominan
"publicidad inmediata" lo cual se desdibuja ante un sistema como el nuestro, de aportación y
recepción de pruebas mediante escritos, en que a lo máximo que se puede llegar es a una
"publicidad mediata."
En el ordenamiento jurídico panameño, la parte no puede ofrecerse a sí misma para concurrir a
declarar, ni suscribir documentos a su favor, pues los mismos han de proceder de terceros o de la
contraparte, debiendo ser ratificados por éstos, a menos que no sean objetados en las
oportunidades establecidas en la ley.
Tal sistema contrasta, sin embargo, con el derecho anglosajón en el cual la parte puede comparecer
y declarar en su favor caso en el cual el juzgador aprecia libremente la prueba.
Al respecto, cabe citar las disposiciones del Código Judicial que se relacionan con lo antes indicado:
Art. 856 C.J. "Documento privado es el que no reúne los requisitos para ser documento público.
El documento privado es auténtico en los siguientes casos:
1. Si ha sido reconocido ante juez o notario, o si judicialmente se tiene por reconocido;
2. Si habiéndose aportado al proceso, no hubiere sido tachado u objetado en los términos del
artículo 861.
Art. 861 C.J "Un documento privado se tendrá por reconocido cuando hubiere obrado en el proceso
con conocimiento de la parte que lo firmó, de sus causahabientes o de su apoderado, si la firma no
hubiere sido negada dentro del término del traslado del escrito con el cual fue presentado.
Art. 903 C.J. "Las partes podrán pedir, por una sola vez y sólo en la primera instancia, que la
contraparte se presente a declarar sobre el interrogatorio que en el acto de audiencia libremente
formule.
Art. 906 C.J. "Cuando el juez estime que la prueba que existe en el proceso no sea suficiente, o sea
contradictoria o que la explicación de las partes pueda aclarar cuestiones dudosas o que dicha
explicación sea de importancia en el proceso, debe decretar de oficio y practicar el interrogatorio
personal de las partes. Podrá hacerlo también cuando lo juzgue necesario o conveniente para
aclarar las afirmaciones de las partes."
INMEDIACIÓN.
El Juez debe practicar la prueba de modo que la perciba directamente. Si bien, la legislación
panameña establece que las pruebas deben practicarse ante el Tribunal de la causa, también se
permite la práctica de ella a través de Juez comisionado, situación que en ocasiones es criticada
pues se pierde la inmediación del juez con las pruebas practicadas en especial la testimonial e
inspección judicial.
Al respecto, el Artículo 782 del Código Judicial dispone lo siguiente:
Art. 782 C.J. "El juez practicará personalmente todas las pruebas, pero si no lo pudiera hacer por
razón del territorio, comisionará a otro para que en la misma forma las practique."
Cabe resaltar, no obstante, que, en los procesos de menor cuantía, la ley obliga al juez a practicar
determinadas pruebas, pues de no hacerlo ello se traduciría a la nulidad del proceso.
Sobre este aspecto, es válido citar el Artículo 1252 del Código Judicial, el cual preceptúa lo siguiente:
Art. 1252 C.J." En los procesos civiles de cuantía menor de cinco mil balboas (B/. 5,000.00), la prueba
testimonial y la de perito debe necesariamente practicarse en presencia del juez de la causa, so
pena de nulidad.
Fuente es un concepto extrajurídico, que se corresponde con una realidad anterior al proceso y
extraña al mismo; mientras que medio es un concepto jurídico procesal.
La realidad extrajurídica (la fuente) existe, por ello, independientemente de que luego pueda existir
o no un proceso. Si el proceso no nace la fuente no tendrá repercusiones procesales, aunque pueda
tenerlas materialmente, el medio se forma en el proceso y siempre tendrá efecto procesal.
Las partes investigan las fuentes de prueba antes de iniciar el proceso, en el proceso lo que se realiza
es una actividad de verificación de esa previa investigación.
Las fuentes preexisten todas al proceso, mientras que en éste sólo se practican los medios; sin
proceso no hay medios de prueba, pero las fuentes son independientes en su existencia y no
depende de que se realice o no el proceso.
En consecuencia, la fuente atiende a lo sustantivo o material.
"Como una institución instrumental en virtud de la cual debe asegurarse a la parte en todo proceso
legalmente establecido y que se desarrolle sin dilaciones injustificadas oportunidad razonable de
ser oídas por un tribunal competente, predeterminado por la ley, independiente e imparcial, de
pronunciarse respecto de las pretensiones y manifestaciones de la parte contraria,
de aportar pruebas lícitas relacionadas con el objeto del proceso y de contradecir las aportadas por
la contraparte de hacer uso de los medios de impugnación consagrados en la ley contra resoluciones
judiciales motivadas y conforme a derecho de tal manera que las personas puedan defender
efectivamente sus derechos." (HOYOS, Arturo, 1993.)
En el Código Judicial existen varias normas que reconocen el derecho subjetivo de las partes a
proponer pruebas:
A) Con la demanda y contestación.
B). En el Período Probatorio para los procesos ordinarios, toda vez que, en los procesos sumario, las
pruebas sólo se pueden presentar con la demanda y la contestación, situación similar ocurre con los
incidentes.
C) En segunda instancia, con ciertas limitaciones.
No obstante, lo anterior, el derecho a las pruebas no es absoluto, pues tiene ciertas limitaciones:
Que se relacionen directa o indirectamente con el objeto del proceso.
Que sean aportadas oportunamente conforme a las normas comunes y las especiales de cada tipo
de prueba.
Para triunfar en el proceso no basta tener la razón, es necesario saberla conducir si nos
consideramos titulares de un derecho que no hemos podido satisfacer por la vía del entendimiento
directo, tal negativa nos obliga a activar la vía jurisdiccional a fin de ventilar ante ella el conflictoque
nos afecta. Para esto debemos acudir ante el tribunal que está facultado, en razón de la
competencia para conocer sustanciar y decidir la controversia que hemos planteado, en un
instrumento procesal que llamamos demanda y la cual ha sido estructurada conforme al régimen
legal que le es aplicable. Cubiertos estos extremos del proceso y consolidada la relación procesal
con la legitimaciónen los autosdel demandado, mediante la citación y la consiguiente contestación
de la demanda, como justificante de su pretensión o el demandado si a su vez alego no estar
obligado a ese cumplimiento, sea por encontrarse liberado del mismo, como fundamento a los
derechos que así lo permiten establecer, todo o en parte. Llegamos procesalmente a esta dimensión
corresponde a las partes producir en los autos los elementos confirmatorios de esas aseveraciones,
lo cual equivale a la prueba.
El objeto del derecho son los hechos, los mismo deben ser probados por la parte actora, ahora bien,
cuando se tratan de hechos que son notorios, hechos admitidos, los legalmente presumidos y los
hechos evidentes estos no deben ser probado ya que la Ley así lo determina.
CITAS BIBLIOGRÁFICAS
Araúz Sánchez, Heriberto, Fundamentos de la Prueba Judicial, Primera Edición, Editado por
Universal Book, Panamá, República de Panamá, noviembre de 2006, 250 páginas.
Araúz Sánchez, Heriberto, Lecciones de Derecho Probatorio, Editado por Universal Book, Panamá,
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Araúz Sánchez, Heriberto, Auditoría Forense – Aspectos Probatorios, Impreso por Universal Book,
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Sistemas Jurídicos, S.A., 852 páginas.
Cabanellas de Torres, Guillermo; Diccionario Jurídico Elemental, 19va edición, Buenos Aires –
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