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Año 2010
Conocimiento
Maestro Alumno
Y consideremos esta frase: ‘la forma indica el sentido’, donde el término ‘sentido’ alude al
‘rumbo’ a la dirección en la cual se dirige esta forma que se tiene; pero también sentido, como
lo que ‘se siente’ con esta forma.
La tradicional tríada didáctica nos habla de un actor Maestro (pensemos en las llaves maestras
que abren (ellas) todas las puertas), y de un actor Alumno (del latín a-lumnis que significa ‘sin
luz propia, es decir un ser al cual hay que alumbrar).
¿Qué movimiento, sentido o rumbo y que sentir indica entonces esta forma?
La disposición de los actores en tradicional tríada didáctica es lineal y dicotómica: hay un actor
que ilumina a otro en relación a un conocimiento.
Pensar la situación de enseñanza –aprendizaje desde una mirada constructivista, que entiende
que nadie puede aprender por el otro, que el proceso de aprendizaje lo hace cada uno nos
obliga a considerar otra forma para esta tríada .veamos esta fig. 2
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Seminario ‘Hacia la construcción de una didáctica lúdica ‘
Traspaso de poder de juego
Prof. Mónica Kac
Conocimiento
Zona
lúdica
Enseñante Aprendiente
Esta otra posibilidad que podríamos pensar para la ‘tríada’ deja ya de tener una forma plana,
ha adquirido volumen y consistencia. La denominación de los actores ha mutado:
El volumen de esta nueva forma que adquiere la tríada conlleva la toma de consciencia y
resignificación de un espacio que desde la pedagogía tradicional ‘no se veía’. Denominamos a
ese espacio (ver fig 2) Zona lúdica.
La Zona Lúdica es un espacio de confianza donde cada actor de la tríada se crea así mismo
como autor de su propio aprendizaje.
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Seminario ‘Hacia la construcción de una didáctica lúdica ‘
Traspaso de poder de juego
Prof. Mónica Kac
Des-cubriendo la potencia de actuación que otorga esa zona lúdica el poder circula, tiene
carácter provisorio, reclama constantemente participación activa, tanto del aprendiente
como también del enseñante.
El modo lúdico de ese espacio implica sostener abierta la duda, molesta y generadora, la
pregunta como motor de la búsqueda y de la acción que construye la historia o, en otras
palabras, que posibilita nuestra historización.
Habilitar el modo lúdico de la enseñanza, lo cual no significa ‘hacer juegos para enseñar tal o 3
cual contenido’, implica entrar en diálogo comunicativo.
Dice Alicia Fernández (2003): «el sujeto autor se constituye cuando el sujeto enseñante y
aprendiente en cada persona pueden entrar en diálogo. ¿Cuándo entra en diálogo el sujeto
enseñante? Cuando se autoriza a sí mismo (y se lo permite) mostrar/mostrarse en lo que
aprende, interactuar con el otro, mostrarle al otro lo que sabe»
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Seminario ‘Hacia la construcción de una didáctica lúdica ‘
Traspaso de poder de juego
Prof. Mónica Kac
aprender, aceptar seriamente las modificaciones a sus propuestas, que los aprendientes
puedan sugerir, vale decir: darles la posibilidad de que ellos por momentos conduzcan su
propio proceso.
Todo esto sin perder el dominio y control de la situación. El/la docente nunca abandona la
función que conlleva su rol, sólo la comparte en el intento de que los niños/as se apropien del
proceso.
Esta actitud de abrir el juego y hacer circular el poder de construcción, se da en un inter-juego 4
permanente de abrir, prestar y retomar.
Este tiempo y espacio que el docente propicia se gesta inmersos todos en esa zona lúdica de
confianza a modo de orden lúdico. Es por esto que construir lo nuevo desde la necesidad que
nos provoca la vivencia del vacío, constituye el “hacer” desde lo lúdico.
Para esto es necesario conocer, estar, vibrar con el grupo. Esta escucha, convierte a las y los
educadores, en investigadores e investigadoras de los temas generadores, de las expectativas
grupales, de las necesidades reales de los grupos y sitúa a la educación en una educación
“con” los aprendientes y no “para” los alumnos.
«Aprendemos cuando podemos confiar en otros, en nosotros y en el espacio, con quien nos
escucha, si nos escuchamos y cuando el enseñante nos reconoce nos atiende y nos entiende
pensantes.»A. Fernández (2003)