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Los ministros de Yrigoyen estaban conectados con el sector exportador o eran ganaderos.

Los
nuevos gobernantes eran clericales. Por lo tanto la elite solo había delegado la autoridad en la
nueva administración. Los radicales obtuvieron apenas al cargo presidencial en 1916, tenían
minoría en el congreso y en las provincias seguían siendo oposición (mayoría en diputados en
1918). Objetivos de Yrigoyen: debía apuntalar los intereses económicos de los grupos
terrateniente, y establecer una nueva relación con los sectores urbanos.

El gobierno radical evaluó sus propios éxitos en términos de su capacidad para expandir y
consolidar, mas que modificarla economía primario exportadora. Las realizaciones netas del
gobierno fueron muy pocas o aran complementarias a lo ya hecho y eran maniobras. La
ineptitud para comprometerse con cambios más sustanciales estaba ligado a la característica
de ser una alianza entre terratenientes y clase media. Apuntaba a fines redistributivos más que
a cambios estructurales. Lo máximo que se atrevió a hacer fue establecer un nuevo vinculo con
sectores urbanos y cambios secundarios en la distribución del ingreso.

El problema central derivo de la tendencia del gobierno a alienarse con los grupos urbanos, y
cuando esto puso en peligro las relaciones de la élite con el capital extranjero y el comercio de
ultramar se desataron crisis políticas: 1919/1930. Métodos novedosos de conducción y
dominación  sobre una masa partidaria con ramificaciones en todo el país. Tendencia a la
personalización de las cuestiones políticas. Las apelaciones simbólicas a Yrigoyen buscaron el
apoyo de los radicales en la zona más atrasada del país, pero en las ciudades se basaba en
cosas más concretas. La actividad electoral se convirtió en un problema de organización de
masas, se revoluciono el arte de la propaganda política y surgió un  nuevo estilo de periodismo
popular. El radicalismo siguió siendo un conglomerado híbrido: las disparidades regionales y de
clase le impidieron convertirse en orgánico. El medio heterogéneo en que le toco actuar y las
demandas conflictivas a las que estaba sometido a atender dejaban una impresión de
confusión e improvisación. 1916 depresión económica: irrupción de las inversiones
extranjeras, relación con crisis financiera europea. Después de 1917 se pudo recuperar el
comercio de exportación debido a la demanda de alimentos de las tropas aliadas. Dos etapas:
1913-1617: depresión, 1918-1921 auge. El efecto más marcado del segundo periodo fue la
inflación , se elevo también el precio de las importaciones. El efecto de la inflación fue
redistribuir el ingreso los sectores urbanos hacia los grupos rurales y exportadores.

El gobierno no podía evitar los beneficios de los terratenientes provenientes de la tierra pero
debía apaciguar a los grupos urbanos pero sin enajenarse de la simpatía de la élite. Se
aumentaron los cargos burocráticos y profesionales: la readopción de los mecanismos político
paso a ser el rasgo principal de las relaciones entre la clase urbana y la élite. Y los radicales
pudieron conservar el apoyo de la clase media. Los cargos eran utilizados para mantener el
nexo entre el gobierno y los comités de partido. El aumento del gasto publico significaba
aumentar los impuesto o sancionar impuesto a la tierra o incrementar aranceles aduaneros.
Buscaron promover en el congreso una serie de reformas vinculadas que favorecían a lo
arrendatarios rurales (negadas por los conservadores) para consolidar el control sobre el
sector rural. Solo tuvo vigencia un impuesto temporareo a las exportaciones agrícolas. Una
novedad fue un proyecto de impuesto a los réditos personales, medida para revertir la
inflación.

Entre 1919-1922 Yrigoyen puso a disposición de los caudillos de los comités locales del partido
cargos oficiales para que sean utilizados para establecer firmes alianzas. Los principales
beneficiarios eran los hijos de inmigrantes pertenecientes a la clase media urbana. Se
extendieron los vínculos entre Yrigoyen y los caudillos de barrio de clase media. Lucha por el
control partidario entre los grupos de clase media y los grupos de la elite. Comités eran el nexo
entre el gobierno y el electorado y el factor más importante que permitía consolidar la
popularidad de Yrigoyen. El sistema de caudillos permitía estrechos lazos personales con un
vecindario en particular. En 1922 la UCR se convirtió con los comités locales que la componían
en la mayor asociación civil.

Luego de 1916 la Capital y Buenos Aires y Córdoba fueron los baluartes de Yrigoyen. Después
de 1919 se volvió a recurrir a la intervención federal, lo que produjo un proceso de aceleración
de la centralización del poder. Este problema reflejaba la dificultad  de conciliar los intereses
de los consumidores urbanos con los de los exportadores y ponía de relieve le distribución
regional de la influencia política dentro de la elite terrateniente.

Expresiones principales del nexo creciente entre el gobierno radical y clase media urbana:

· Creación de un sistema de patronazgo para el control de partido

· Aumento del gasto publico

· Tendencia a perjudicar sectores urbanos que no se beneficiaban con el crecimiento de la


burocracia

· Los signos de tensión dentro del sector de la elite

· El incremento de los tributos correspondientes a las provincias del interior con respecto a los
de la provincia de Buenos Aires.

La reforma universitaria de 1918

Logro a favor de la clase media. Buscaba la democracia educativa y la participación de los


estudiantes en el gobierno de las universidades.

El radicalismo y la clase obrera


Fue más innovadora la nueva relación del Estado con las clases obreras, que la integración de
las clases medias a la estructura del poder. La antipatía por la idea de clase fue uno de los
rasgos saliente de la doctrina e ideología de la UCR. Los radicales condenaron las leyes
represivas utilizadas por la oligarquía contra los anarquistas Tenían una actitud reaccionaria
casi paranoica con el socialismo. Afirmación exagerada y dogmática de las posibilidades de
ascenso social que ofrecía la sociedad argentina. El móvil de preocupación por la clase obrera
fueron sus consideraciones electoralistas y la lucha para lograr la supremacía en el congreso.
La búsqueda de apoyo obrero también respondía a frenar el crecimiento de PS.

El gobierno busco estrechar vínculos con el movimiento sindical buscando ofrecer ventajas
más duraderas y sustanciales que las que otorgaba la beneficencia. Los sindicatos contaban
con legitimidad y era evaluarte que quedaba en contra del  influjo del PS. Además el
movimiento sindical estaba cambiando, los anarquistas estaban en decadencia y eran
reemplazados por los sindicalistas. 

No los radicales no los sindicalistas estaban interesados en las leyes y ambos estaban
comprometidos con la preservación del libre mercado de los trabajadores.

La huelga ferroviaria de 1912 había demostrado que la elite se oponía a robustecer la


participación política de la clase obrera mediante concesiones, por eso el problema para los
radicales provenía de los efectos sobre la situación de la elite de la distribución de los
beneficios a los sindicatos.

6. Las Huelgas 1916-1918

El gobierno no se puso indiscriminadamente del lado de los obreros sino que tendió a hacerlo
cuando dicha acción prometía acarrearle beneficios políticos, por lo general en términos de
votos. Esa relación fue puesta en tela de juicio y modificada por diferentes grupos patronales y
por los contactos que estos establecieron con poderosos grupos de presión con el fin de
granjearse apoyo político.

Esto plantea la cuestión de la influencia política de las principales empresas extranjeras que
actuaban en la Argentina en ese período. Como tendencia general, luego de obtener unos
pocos éxitos en 1917, el gobierno comprobó que sus políticas desencadenaban creciente
oposición entre los grupos patronales y de presión, cuyo resultado fue una alianza formal
entre los intereses económicos nacionales y extranjeros, preludio a su vez de las grandes crisis
de 1919.

Como ni los radicales ni muchos obreros se preocupaban demasiado por las leyes, y como el
gobierno no controlaba el Congreso, el contacto con los trabajadores se establecía casi
exclusivamente durante las huelgas. En sí mismas, las huelgas fueron consecuencia de los
efectos de la inflación sobre los salarios reales durante la guerra y la posguerra inmediata. La
guerra tuvo como corolario redistribuir el ingreso restándolo a la clase obrera así como las
presiones que alentaron las huelgas. La otra característica importante de estas últimas es que
afectaron principalmente los sectores de la economía controlados por el capital extranjero.

La participación del gobierno en las huelgas derivó de su facultad de recurrir a su poder de


policía para favorecer a uno u otro bando. Retirando a la policía de los lugares recorridos por
los piquetes, permitía a estos desarrollar una labor eficaz y, en ciertos casos, apelar al
sabotaje. Este era un cambio importante, que contrastaba con las prácticas del pasado; los
huelguistas estaban ahora en condiciones de manejar con efectividad su poder de negociación.
En muchos casos, la política laboral del gobierno radical puede sintetizarse en esta sola
decisión: utilizar a la policía en favor o en contra de los huelguistas.

Existía, por último, el propósito de incorporar a los sindicatos al Partido Radical, robusteciendo
así su carácter de alianza de clases.

En la mayoría de los casos, sin embargo, todo lo que los obreros obtenían era aliento moral: en
muy raras instancias el gobierno superó este estrecho marco. Al mismo tiempo, el apoyo a los
huelguisas estuvo lejos de ser automático; lo condicionaban estrechamente los cálculos
electorales. Sólo benefició a los obreros de Capital, excepto en las huelgas ferroviarias, lo cual
pone en evidencia que su principal objetivo era combatir al PS. Por lo demás, sólo entabló
negociaciones con los "sindicalistas", el único grupo que se mostró receptivo a su intervención.
Uno de los rasgos salientes desde 1919 fue el rápido auge del sindicalismo y su pasaje a una
posición de predominio dentro del movimiento sindical. Los anarquistas, que perdían terreno
constantemente, estaban descalificados para recibir el apoyo oficial.

Después de la Primera Guerra Mundial los salarios reales comenzaron a crecer, pero ello no
fue resultado de ninguna medida oficial sino de la demanda de mano de obra. La política
laboral de los radicales solo puede evaluarse en los términos en que estos mismos la
concebían: como medio de lograr la integración política de los trabajadores, de detener el
avance del PS y de fijar un nuevo cometido a los sindicatos.
Las huelgas marítimas de 1916 y 1917

El 30 de noviembre de 1916 el personal de las compañías navieras de cabotaje que operaban


desde el Riachuelo, en la Boca, dejó bruscamente bruscamente sus labores; estos hombres,
afiliados a la FOM, la más poderosa de las federaciones "sindicalistas", eran marineros,
foguistas, pilotos, mozos cocineros, como así también los que trabajaban en remolcadores y
lanchones del puerto central de Bs.As. De este modo la huelga no afectó sólo a la navegación
sino además la de ultramar.

La huelga tenía como finalidad primordial un aumento en la paga, que compensase el


creciente costo de vida y la reducción sufrida por los salarios desde 1914 a causa de la "guerra
de tarifas" entablada entre las dos principales compañías navieras de cabotaje.

El sindicato eligió muy bien el momento para declarar la huelga: lo hizo en la primera semana
de los embarques de la cosecha, con el fin de que los grandes transatlánticos no pudieran
entrar en puerto por la falta de remolcadores y lanchones, y presionaran a las empresas de
cabotaje para que llegaran a un acuerdo rápido. Pero antes de que ello sucediera, el gobierno
intervino súbitamente, de un modo que se haría más y más habitual en los dos años siguientes.

El ministro del interior, Ramón Gómez, emitió un comunicado de prensa poniéndose del lado
de los obreros y condenando a las compañías por negarse a negociar. En una reunión, al día
siguiente, la FOM logró de Yrigoyen la importante concesión de que no se recurriría a la policía
portuaria. Así el gobierno podía presentarse como bando neutral, pero permitiendo a los
huelguistas organizar con eficacia sus piquetes. En definitiva esta medida dio la victoria a los
obreros.

Yrigoyen había entablado contacto personal con los líderes de la más importante federación
sindicalista y había demostrado su apoyo a los obreros. Lo mismo sucedió meses después, en
abril de 1917, aldeclararse una segunda huelga en el Riachuelo. Una vez más, los dirigentes de
la FOM pudieron llegar sin inconvenientes hasta Yrigoyen, quien les prometió mantener a la
policía fuera del asunto. También en esta oportunidad el sindicato salió victorioso.

La huelga de los obreros municipales

No obstante, pronto se vio la otra cara de la moneda. Aunque el gobierno mantenía muy
buenas relaciones con los "sindicatos", en especial con la FOM, su conducta hacia otros grupos
era a menudo muy distinta. La razón de la privilegiada situación de la FOM era doble: por un
lado, el sindicato operaba en la Boca, uno de los centros importantes de la acción del PS en la
Capital; por otro lado, temía las maniobras que pudiera desarrollar en esa zona el gobernador
de la provincia de Buenos Aires, el conservador Marcelino Ugarte.

La cara negativa de la política gubernamental se reveló en marzo de 1917, durante una huelga
de los basureros municipales, originada también en un problema de salarios. Tratando de
hacer economía se redujeron los salarios de los basureros en 1916. Las rebajas de los salarios
habían sido puestas en práctica antes de que asumieran los radicales. Los socialistas hicieron
suya la causa de los basureros, reclamando en el Congreso por la forma en que se los trataba y
comenzando un intento de agremiarlos. Cuando en 1917 se produjo otro movimiento de
fuerza se llegó a la conclusión de que habían sido los socialistas.

Se dio carta blanca a las autoridades municipales para que aplicaran mano fuerte contra los
huelguistas. Todos los obreros fueron despedidos, y se hizo uso generoso de las fuerzas
policiales para impedir que se organizaran piquetes. Las autoridades estaban siendo
reemplazando a los huelguistas por hombres reclutados en los comités de la UCR.

Lo mismo sucedió durante una huelga de trabajadores de correos en septiembre de 1918, en


la cual se controló minuciosamente la filiación partidaria de los empleados calificados
reincorporados luego del conflicto. Tal fue la represión a los trabajadores españoles que hasta
el mismo Embajador de España tuvo que interceder.

Al principio, los "sindicalistas" tampoco quisieron verse envueltos, pues advertían en todo esto
la mano de los socialistas, pero cuando se conoció la forma brutal en que había actuado la
policía se sintieron obligados a quejarse ante el gobierno. Los dirigentes de
la FORA informaron a Yrigoyen que si no se llegaba a un acuerdo con los huelguistas
declararían una huelga general. Una vez más Yrigoyen se sometió a ellos. Los obreros cuyos
puestos todavía no habían sido cubiertos fueron reincorporados, y al resto se les dio a elegir
entre la paga de una quincena o la promesa de un empleo en el plan de obras públicas.

Cuatro características interesantes de la huelga de los obreros municipales:

1. Evidenció que el gobierno se mostraba mucho menos complaciente con los huelguistas
en casos como este, en que la disputa afectaba un servicio público y en la cual el
propio Estado estaba involucrado.

2. Puso de relieve la intensa hostilidad existente entre radicales y socialistas.

3. Demostró que los miembros del partido gobernante les hacían lugar con todo gusto
adoptando medidas discriminatorias contra los inmigrantes.
4. Probó que aunque todas estas consideraciones tenían importancia para Yrigoyen, este
no las tomaba en cuenta si ello implicaba un perjuicio a su relación con los
sindicalistas.

Las huelgas ferroviarias, 1917-1918

Las huelgas marítimas y de los basureros municipales sirvieron para conocer el esquema básico
de las políticas oficiales; pero los movimientos de fuerza más significativos antes de 1919
fueron los que tuvieron lugar en los ferrocarriles y en los frigoríficos entre junio de 1917 y
mayo de 1918.

A comienzos de la Primera Guerra Mundial el sistema ferreoviario argentino se encontraba


entre los mayores del mundo, fuera de Europa y EEUU. Las causas de las huelgas ferroviarias
de 1917 y 1918, como las de los otros conflictos, deben buscarse en los efectos económicos de
la guerra. Al desencadenarse la crisis financiera en Europa en 1913 las inversiones extranjeras
cesaron y muy pronto se interrumpieron las nuevas construcciones. A esto se le siguió la
depresión de 1914 y la fuerte contracción en las exportaciones argentinas. Las empresas
ferroviarias sintieron los efectos de inmediato. Además, las empresas enfrentaban un veloz
aumento de costos causado por el súbito incremento del precio del carbón importado.

Durante la guerra, el rubro en que estas empresas hicieron mayores economías fue su fuerza
de trabajo. La inquietud provocada por los despidos y la escasa paga, contribuían a mantener
siempre viva la posibilidad de una huelga. Durante la huelga de 1912 los sindicalistas habían
fundado en Bs.As. la Federación Obrera Ferrociaria (FOF). Esto formaba parte de una
estrategia más amplia: teniendo ya influencia entre los portuarios a través de la FOM, los
sindicalistas deseaban complementarla estableciendo una cabeza de puente entre los
ferroviarios, para controlar así la médula espinal del sistema económico con los mercados
internacionales.

Las huelgas del Ferrocarril Central Argentino

Pero estos planes se vieron repentinamente trastocados por una sucesión de huelgas
espontáneas que tuvieron lugar en distintos puntos del país entre junio y septiembre de 1917;
las más importantes fueron las que se produjeron en los talleres del Ferrocarril Central
Argentino, de propiedad británica, dentro de la ciudad de Rosario. Estas huelgas fueron
resultado directo del intento de la compañía de bajar los salarios y reducir su personal.
Torello puso fin al problema amenazando a las compañías con imponerles multas si no
reincorporaban a los dos hombres despedidos. En todo el transcurso de la huelga el gobierno
se alistó siempre del lado de los obreros y en contra de la empresa, ingeniándoselas para
demorar el envío de tropas hasta que la situación escapó por completo a su control; pero
cuando finalmente, en agosto, se mandaron las tropas, se les impartieron órdenes estrictas de
no actuar contra los huelguistas. Así pues, el gobierno actuó en este caso como lo había hecho
en la huelga portuaria de 8 meses atrás: recurriendo a su poder de policías para forzar
concesiones en favor de los trabajadores. No obstante, la diferencia fue que esta vez su acción
levantó una nube de acerbas críticas en los círculos británicos.

Las huelgas en los ferrocarriles pusieron al gobierno frente a una situación muy distinta de la
que debió enfrentar con las empresas navieras de cabotaje, mucho más débiles. A partir de ese
momento las compañías de ferrocarriles, conducidas por sus directores locales, iniciaron un
resuelto intento de ganar apoyo en el exterior.

La huelga general de los ferrocarriles, septiembre-octubre de 1917

Probablemente el gobierno se hubiera dado por satisfecho si las cosas hubieran terminado ahí,
pero el problema salarial aún no estaba resuelto. A comienzos de septiembre de 1917
estallaron otra serie de las huelgas espontáneas. Las empresas se vieron forzadas a hacer
rápidas concesiones. En este punto era ya evidente la división entre la FOF y la fraternidad;
esta última aún confiaba en que las acciones pudieran postergarse hasta fin de año, mientras
que la FOF era continuamente presionada por sus elementos anarquistas a apoyar las huelgas.

Repentina aunque efímeramente, la FOF ganó enorme popularidad entre los obreros
ferroviarios de distintos lugares del país. En el plazo de un mes, en todos los ramales
principales de la red ferroviaria tuvo delegados autodesignados. Esto constituía un aval para la
acción directa y la huelga general inmediata.

Finalmente, el 22 de septiembre se declaró la huelga general, que duró más de tres semanas.
Si bien se obtuvieron una serie de mejoras salariales y La Fraternidad consiguió que se
cumpliera con su exigencia de establecer un plan de reglamentos de trabajo, la huelga dio por
tierra con toda ulterior posibilidad de cooperación entre los dos sindicatos, y, a la larga, originó
la desaparición de la FOF. A diferencia de La Fraternidad, que se componía de un conjunto de
trabajadores relativamente homogéneo, la FOF tenía que hacer frente a variaciones locales en
cuanto a los salarios y condiciones de trabajo, lo que le impidió desarrollar una posición
negociadora que fuera congruente y aceptable para aquellos.
Además los dos gremios no perseguían iguales objetivos. A la FOF le preocupaba básicamente
el problema salarial, en tanto que La Fraternidad se interesaba más por las cuestiones de
status y los beneficios adicionales. Ante la incapacidad de controlar a sus miembros y de lograr
mejoras esenciales en materia de salarios, ya antes de que finalizara la huelga la FOF evidenció
signos de desintegración y automatización.

Pero lo que otorga verdadera importancia a esta huelga general es la luz que arroja en cuanto
a la posición del gobierno. Si bien Yrigoyen y Torello mantuvieron contactos con los dirigentes
sindicales e hicieron cuanto pudieron por darles apoyo moral, esta vez no tomaron medidas
efectivas en su favor. Las líneas ferroviarias estaban bien custodiadas por la policía y la prensa
oficial evitó cuidadosamente pronunciarse por uno u otro bando. En esta ocasión las empresas
de ferrocarriles comenzaron a recibir una masiva adhesión pública.

El repentino cambio de actitud -tanto en lo que respecta a los sindicatos cuanto en lo que
atañe al gobierno- representó uno de los sucesos más críticos derivados de la huelga, que sacó
a relucir en un abrir y cerrar de ojos la estructura real de las fuerzas políticas actuantes en la
sociedad argentina y los obstáculos objetivos al proyecto de "armonía de clases" acariciado por
el gobierno.

Quedó demostrado que cuanto más intentaban los radicales ampliar su red de apoyo entre los
obreros, más insostenible resultaba su posición en otras esferas decisivas; y también que aun
cuando los empresarios nacionales estaban disgustados con las empresas ferroviarias por el
problema de los fletes, no estaban dispuestos a llevar su hostilidad hasta el punto de quebrar
su dependencia y entrar en una alianza con la clase obrera.

El efecto principal de las huelgas ferroviarias de 1917 fue cristalizar en su verdadera índole la
relación entre el capital extranjero y la élite. La huelga del Central Argentino había sido
tolerada porque sólo había provocado interrupciones parciales del transporte de carga y
pasajeros, y algunos grupos de la élite la explotaron hábilmente para dejar bien en claro ante
las compañías inglesas que no debían imponer férreamente su voluntad a los intereses de los
productores nacionales; la huelga general, en cambio, paralizó de la noche a la mañana el
comercio de exportación.

El gobierno, contra el cual se descargaba la artillería por haber ayudado a los "agitadores", no
hizo mucho por salir del paso; quiso defenderse insistiendo en que su apoyo a los sindicatos
solo perseguía fines electorales, con lo cual se ganó la hostilidad inmediata de los directivos
locales de las empresas, que habían sido designados por gobiernos anteriores y eran
conspicuos miembros de la oposición conservadora.
La huelga general tuvo, pues, varias consecuencias destacadas. En primer lugar, unió a los
hombres de negocios nacionales tras el capital británico; segundo, disminuyó el predicamento
de que gozaba el gobierno radical en esos grupos: se volvió sospechoso de "pro-germano" y de
tolerar las actividades de los "agitadores".

La cuestión era hasta qué punto sería capaz el gobierno de llevar adelante sus principios. Entre
noviembre de 1917 y fines de abril de 1918 hubo otros estallidos turbulentos en los
ferrocarriles, promovidos también, en lo esencial, por problemas salariales. No obstante, su
efecto fue unificar más aún a la oposición y socavar poco a poco la capacidad del gobierno
para seguir una línea de acción independiente.

El fin de las huelgas ferroviarias

El incidente más significativo se produjo en febrero de 1918. En ese momento el gobierno


tenía un particular interés en hacer algo por los obreros, pues en marzo se iban a celebrar
elecciones para la renovación parcial del Congreso, y se elegiría además gobernador en la
provincia de Bs.As. Con respecto a esta última tenía buenos motivos para sentirse seguro, ya
que en enero de 1918 se iniciaron negociaciones con los gobiernos aliados para la venta de
toda la cosecha de cereales con destino a las tropas que actuaban en el frente occidental. Pero
a comienzos de febrero se declaró una repentina huelga en los ferrocarriles. Entonces el
representante diplomático británico, Reginal Tower, informó perentoriamente a las
autoridades que si no cesaban las huelgas se dejarían sin efecto los convenios sobre venta de
cereales, y el gobierno británico impondría un boicot a los puertos argentinos.

Esto puso a Yrigoyen entre la espada y la pared: debía elegir entre su apoyo a los intereses
agrícolas o su apoyo a los sindicatos. A la larga Torello fue obligado a sacar un decreto por el
cual virtualmente se prohibía cualquier nueva huelga en los ferrocarriles.

Cuando afines de febrero se produjo otro esporádico movimiento de fuerza, la actitud de


Torello para con los obreros se volvió aún más dura. A partir de entonces se recurrió
generosamente tanto a la policía como al ejército para hacer frente a cualquier signo de
perturbación. Cuando se acabaron las huelgas, las compañías pudieron reimplantar su antigua
autoridad perdida. Ya no hicieron más concesiones en materia de salarios, y se las ingeniaron
para despedir a la mayoría de los que habían actuado como delegados sindicales.

En este ámbito es obvio que el gobierno fracasó en su esfuerzos por modificar la situación de
los trabajadores o por extender el control del Estado sobre el capital foráneo. La Fraternidad
pudo sobrevivir, pero la FOF quedó totalmente disuelta a mediados de 1918, y recién en 1922,
con la fundación de la Unió Ferroviaria, hubo una nueva tentativa de sindicalizar a los obreros
de los ferrocarriles.

La huelga de los frigoríficos, 1917-1918

A fines de 1917 se produjeron una sucesión de paros en los frigoríficos de propiedad


norteamericana situados en la provincia de Bs.As. En esta oportunidad la reacción
gubernamental fue marcadamente distinta que en el caso de las huelgas ferroviarias. Al
declararse la huelga de Berisso, a fines de noviembre, de inmediato se enviaron infantes de
marina para proteger las instalaciones de las empresas; lo mismo sucedió en Avellaneda en
diciembre.

Este envío de soldados a los frigoríficos ha sido esgrimido como prueba de que es falso atribuir
al gobierno radical algún deseo de beneficiar a la clase obrera.

Si se recurrió a las tropas fue porque los gerentes de los frigoríficos amenazaron cancelar sus
contratos y trasladarse a Uruguay si no se les ofrecía plena protección.

Conclusión general sobre el gobierno radical: su apoyo a los exportadores no era concebido
como un medio de proteger exclusivamente a los grupos de la élite, sino que derivaba de la
consideración de grupos más amplios del electorado. No había una mutua identificación
automática de intereses entre el gobierno y grupos de presión como la Sociedad Rural. El
gobierno intentó apoyar a los sindicatos e imponer cierto grado de control estatal sobre las
compañías extranjeras, en tanto que la Sociedad Rural -y toda la élite conservadora- se alineó
a la postre, indiscriminadamente con el capital extranjero.

La amenaza de huelga puso fin a las divisiones que habían surgido entre los grupos nacionales
y extranjeros durante el conflicto por el aumento de las tarifas ferroviarias en 1915,
subrayando el carácter relativamente superficial de estas divisiones y la subyacente
interdependencia y solidaridad de ambos grupos.

La creciente impaciencia de los grandes empresarios con respecto al gobierno y a los sindicatos
se puso por primera vez de manifiesto durante la huelga general de ferrocarriles. Esto llevó a la
fundación, por parte de los empleadores, de la Asociación Nacional del Trabajo. El antecedente
inmediato a esta creación fueron los rumores de una huelga general que siguieron al despido
de cierto número de obreros del Ferrocarril Gran Sur; pero en la reunión se lanzaron fuertes
voces contra la posición asumida por el gobierno, poniendo en evidencia que la Asociación no
había sido creada meramente para combatir a los sindicatos sino también al gobierno, a quien
se hacía responsable tanto de las huelgas como del desarrollo que habían alcanzado.

A fines de 1918 la política laboral ya mostraba indicios de haber fracasado. El único éxito del
grupo había sido el aumento de los votos radicales en la Capital Federal; pero aún en ese caso
la causa del triunfo fue, más que su intervención en las huelgas, la división del PS. La FOM era
el único sindicato con el cual se había entablado un contacto razonablemente estable.

En lo que sí tuvo éxito la política oficial fue en reunificar a los grupos nacionales de la élite y al
capital extranjero frente a sus intentos de ganarse a los sindicatos, iniciando una cruzada
contra los agitadores foráneos.

7. La Semana Trágica

En la primera mitad de 1919 las tensiones generadas por las huelgas entre el gobierno y la élite
conservadora dieron lugar a dos crisis políticas fundamentales. Pusieron en claro los débiles
soportes de los cambios de Yrigoyen. Por primera vez las FF.AA. se vieron envueltas en la
política. Así mismo en 1919 surge La Liga Patriótica Argentina, que so bien no era directamente
hostil al radicalismo, estaba bajo el control de los conservadores y era un factor de presión
sobre el gobierno.

El gobierno realizó una serie de ajuste para reafirmar su poder. Se vio forzado a retornar a un
sistema de control regido por el PATRONAZGO y que descansaba sobre el aumento del gasto
público. La clase trabajadora argentina ocuparía un papel político fundamental. Inició con una
huelga general, la primera en su tipo después de casi diez años, y culminó en un
sangriento pogrom.

Los salarios y las tendencias a la agremiación

En 1918 la Argentina aprovechó el auge de la demanda externa de artículos alimentarios. Esto


trajo una nueva época de prosperidad para los productores y exportadores, pero aumentó las
cargas sobre los consumidores. Creció el alto nivel de empleo gracias a la política de
sustitución de importaciones pero no se vió reflejado en los salarios de los trabajadores. Es
decir, la combinación de caída de salarios mas aumento del nivel de empleo tuvo como
consecuencia el desarrollo del movimiento “sindicalista”.
Los “sindicalistas” se vieron beneficiados por las victorias por la FOM en 1916 y 1917. En
general todas las huelgas exitosas fueron dirigidas por ellos. En 1917 y 1918 aumentó el
numero de afiliados como de miembros que pagaban las coutas. 1919 estuvo marcado por el
aumento del proceso de agremiación.

El verdadero origen de la huelga general debe buscarse en la combinación de dos


circunstancias:

1.      La inflación y el costo de vida, y su fomento de un clima combativo

2.      Si bien los sindicatos crecían a un ritmo veloz, a fines de 1918 solo una quinta parte o
menos de los trabajadores estaban agremiados.

La mayoría de los participantes en la huelga general fueron estos grupos no agremiados. Eso
explica su falta de estructura y organización. Demostró que eran vanas las esperanzas del
gobierno radical de utilizar a los “sindicalistas” como medio para extender su influencia en la
clase obrera. Aunque controlaban a la corriente principal se les escapaban las masas que
hicieron la huelga del 19. El resultado fue un estallido emocional del pueblo.

La huelga de los talleres Vasena

En diciembre del 18 se estableció la huelga en los talleres Vasena de Nueva Pompeya. La


industria metalúrgica había sido golpeada por la guerra, dependía del suministro de materias
primas a lato precio y del carbón. La empresa empleaba a un gran numero de inmigrantes,
famosa por sus sueldos bajos y por las medidas policiales para prevenir una futura huelga. Tras
declararse la huelga las medidas de la policía fueron extremadamente violentas.

El 4 de enero el general Alfredo Vasena solicitó al min. del Interior que enviara refuerzos. El 5
se produjo un enfrentamiento armado entre la patrulla policial y los obreros, en el cual murió
un joven policía. Como venganza, la policía organizo una emboscada dos días mas tarde
disparando contra los huelguistas. Hubo cuatro muertos.

El proceso de movilización
La huelga general declara el 9 de enero marco el inicio de la Semana Trágica. Una vez
conocidas las noticias de la represión se dio una división dentro del movimiento obrero. Unos
pocos anunciaron movimientos de fuerza en homenaje a los caídos para el día 9, mientras que
la FORA y la FOM emitieron declaraciones de protesta y enviaron delegados apara acompañar
al cortejo fúnebre.

El día del funeral asaltaron las oficinas de la compañía, esto termino con un enfrentamiento
armado que se prolongó hasta la tarde, cuando llegaron tropas de la policía y el ejercito.
También en el funeral hubo incidentes, cuando la caravana llegó al cementerio la policía los
estaba esperando. Por lo menos murieron 20 obreros.

La huelga general fue un producto espontaneo, el proceso de movilización estuvo determinado


por tres parámetros:

1.      La violencia de los huelguistas, marcada por los residentes de Nueva Pompeya quienes
habían sido hostigados por la policía. La huelga tuvo escaso eco.

2.      El grueso de los huelguistas eran obreros industriales, la participación de grupos mas
concentrados, como los ferroviarios o portuarios fue menos notoria.

3.      En la acción intervinieron grupos desconectados entre sí, motivo por el cual la huelga
fracasó rápidamente cuando llegaron las tropas.

En términos generales la huelga de 1919 fue mas bien una sucesión de revueltas
desarticuladas que una genuina rebelión obrera. La división entre sindicatos y trabajadores
no agremiados fue una de las características salientes.

El proceso de contramovilización

El fin de la huelga general no significó el fin de la violencia. Apareció un grupo paramilitar


integrado por jóvenes de clase media y alta. Un grupo de civiles armados que acompañaban a
las patrullas de la policía y el ejército. Su peculiaridad es que su violencia no estaba dirigida
contra los huelguistas sino que se enfocaba contra la comunidad ruso-judia que vivía en Villa
Crespo, basados en la creencia que la huelga era una artimaña conducida por comunistas
judios. El 12 de enero la policía dio a conocer la existencia de una célula bolchevique, lo que
aumentó la neurosis de las clases altas que veían en la huelga conspiraciones organizadas
desde Rusia.

En distintos barrios de la Ciudad, el movimiento “patriótico” recibió el apoyo de la aristocracia


rural, políticos, miembros de comités radicales, el clero y hombres de negocios. El poco tiempo
el movimiento tuvo un alto grado de organización y estructura. Sus jefes era un grupo de
antiguos jefes de las FF.AA. que se reunían diariamente en el Club Naval. Entendían que el
gobierno no haría nada por frenar una revolución bolchevique por lo que la acción represiva
debía estar en sus manos.

Reacciones del gobierno

Los grupos antihuelgisticos como la Asociación Nacional del Trabajo encontraron aliados como
La Liga Patriótica y muchos adherentes de clase media, incluso del propio partido radical. En
términos generales, antes de la huelga el gobierno todavía se resistía aponer fin a sus
contactos con los sindicatos, aunque su posición era tensa y cada vez mas débil.

El 11 de enero el gobierno llego a un acuerdo con los “sindicalistas” a cambio de la libertad de


los prisioneros y de aumentos de un 20% a un 40% para los trabajadores de Vasena, la FORA
anunciaría el levantamiento de la huelga. Pero para ese momento el gobierno había perdido el
control de los acontecimientos. Ante el pronunciamiento de Dellepiane el gobierno se vio
obligado el 9 de enero a sumarse a la caza de brujas. Alentando a los miembros de su propio
partido a que se unieran a las bandas paramilitares.

La rapidez con que creció la Liga Patriótica puso en evidencia que lo política laboral del
gobierno tenia poca recepción dentro de las clases altas. La intervención de un nuevo factor, el
ejército, significo que para evitar se derrocado debió sumarse a la campaña de represión. A
partir de ese momento la posibilidad de un golpe de estado fue el factor condicionante de su
política.

8. 1919

La Liga Patriotica fue durante los tres años siguientes la asociación política mas poderosa del
país. Tuvo orígenes durante el periodo de inmigración masiva de fines del siglo anterior;
tendiente al elitismo y a la jerarquía social. Fue una coalición amplia y heterogénea, que hizo
lugar al conservadurismo tradicional de grupos clericales.

Tenía semejanzas con el radicalismo. La coherencia interna era preservada por una ideología
simplista y vacua, con una idea de mito histórico o de moralismo redentor primitivo. El
radicalimo buscaba “restaurar la Constitución”, la Liga combatir al bolcheviquismo y el
anarquismo.
La Liga se financiaba con suscripciones individuales, pero tenia respaldo financiero de grupos
aristocráticos y de empresas extranjeras. Se basaba el la aceptación de la economía primario
exportadora. La relación con Yrigoyen fue ambigua, si este ordenaba reprimir huelgas era de
su agrados, si en cambio decidía proteger a los obreros se pasaba del apoyo a la hostilidad con
el gobierno.

El paro marítimo

En 1919 había elección de Senadores. Tras los sucesos de la Semana trágica y para evitar que
los socialistas capitalizaran el descontento de los obreros, el gobierno se lanzó en un campaña
hacia los sindicatos y huelguistas. La primera oportunidad seria con el paro marítimo que ya
llevaba cuatro meses.

Los trabajadores marítimos estaban ampliamente organizados. La FOM  había triunfado en las
huelgas del 16 y del 17. Tenia 9.000 afiliados (95% de personas empleadas en esa actividad). En
septiembre el gremio le exigió a las compañías navieras que se le consultara cuando había
vacantes, esta demanda sumado al pedido de aumento de salarios y mejoras de las
condiciones de trabajo, hicieron que se presentara un ultimátum al Centro de Cabotaje. Tras
un intento de negociación los empresarios declararon el LOCKOUT a comienzos de enero. La
organización de la FOM frente al lockout fue notable. Finalmente el gobierno apoyó a los
trabajadores marítimos y la huelga terminó sin incidentes ya que se logró que les pagaran los
días no trabajados. En la campaña electoral los radicales trataron de sacar máximos provecho
de sus actitudes favorables a los obreros.

Sin embargo el manejo del conflicto marítimo no repercutióe en las elecciones. Si bien el
oficialismo triunfó fue por un escaso margen. El socialismo se recuperó y creció en votos el
PDP, como manera de protesta a la política obrera de Yrigoyen. Sin embargo el gobierno no
logró captar el voto obrero.

Las huelgas de mediados de 1919

En el primer semestre del año se habían producido casi 300 huelgas en Bs. As.. Huelgas
vinculadas a la inflación y el rápido aumento de numero de sindicatos. El conflicto mas serio y
prolongado llegó a abarcar a 6.000 trabajadores de la tienda Gath y Chavez.
Así mismo esta vez la FORA tuvo un papel conductor mcuho mas activo que en 1918. Las
huelgas generaron un clima de crisis aguda en el gobierno. Reflotó a la Asociación del Trabajo,
rechazó todo intento de negociar con los sindicatos, organizó un sistema de rompehuelgas y
una red de guardias para protegerlas. La creciente consolidación de los sindicatos era
acompañada por el repentino auge de la Liga Patriótica.

Reacciones del gobierno

El gobierno tomo medidas represivas que antes había evitado.  El 5 de mayo se dio a conocer
un edicto policial ordenando la aplicación de la Ley de Residencia y Ley de Defensa Social a
todos los anarquistas (ola brutal de arrestos y deportaciones). Cuanto más crecía la Liga, mas
se tambaleaba la legitimidad del gobierno.

A eso se suma el ataque de dirigentes opositores al gobierno (Lisandro de la Torre publicó en la


prensa serias acusaciones contra Yrigoyen, inclusive lo culpó del suicidio de Alem). El gobierno
cambió de estrategia y buscó reflotar la imagen de Yrigoyen, explotando los elementos
populistas de su liderazgo y corporizándolo con una mistica patriótica. Cuanto peor eran las
criticas, mayor era la construcción de la imagen de líder.

Por otra parte, Yrigoyen comenzó a recurrir en forma masiva y sistemática a su control del
patronazgo en la administración pública con el objetivo de conquistar adeptos. El aparato
partidario y el personalismo fueron las claves de su estrategia. Para 1920 la relación gobierno-
FF.AA ya era tensa.

9. Epilogo de la primera presidencia 1920-1922

En 1920-1921 se busco recuperar votos entre los grupos de la clase media de la Capital
mediante el patronazgo y en las provincias mediante las intervenciones. En 1920 Yrigoyen
inició la etapa de mayor predominio personal en la política, pero el predominio era carente de
poder real ya que se hallaba en manos de la coalición conservadora controlada por grandes
empresas y el ejercito. Hubo una dura represión en la Patagonía a los peones de estancia que
estaban en huelga ante el colapso del mercado exterior de lanas.

El problema del costo de vida de 1920


La política no buscaba enajenarse del apoyo de ciertos sectores productores. A mediados de
1920 el aumento en espiral del boom de posguerra y la fuerte demanda europea de alimentos
argentinos dio como resultado precios mayores que nunca, en productos populares como la
carne y el trigo. Se envió un proyecto al congreso para la implementación de un impuesto
suplementario a las exportaciones de trigo, cuya recaudación compraría trigo para el mercado
interno, se beneficiaban la clase obrera y la clase media, fue aprobada rápidamente, pero el
precio no bajo lo suficiente.

También hubo un proyecto para expropiar gran cantidad de toneladas de azúcar pero fue
anulado. El único aspecto que tuco éxito fue en el control de los alquileres en la Capital. En
ningún momento intentó enfrentar el problema de la carne. En conclusión el gobierno mostró
mayor sensibilidad a los intereses de los productores de la provincia de Bs. As.

La crisis de mayo -junio de 1921

A partir de 1919 el único contacto con los sindicatos fue el que mantuvo con la FOM. Comenzó
una merma de la actividad económica como consecuencia de las medidas antiinflacionarios de
Europa. Cayeron las exportaciones, bajaron los precios del trigo y de la carne. El gobierno ya no
seguía protegiendo a los sindicatos. En 1921 la FORA paso a llamarse UNION SINDICAL
ARGENTINA, se noto un fuerte decrecimiento de los afiliados. El proceso de desintegración se
acentuó tan pronto cuanto comenzó la crisis. Un signo de la declinación de los sindicatos es
que el PS reinició su campaña para apoderarse de los sindicatos. Los sindicalistas se sintieron
atraídos por la posibilidad de explotar todo el apoyo posible que les diera el gobierno para
consolidar su posición, sin contraer otros compromisos que los derivaran de su finalidad de
agremiación masiva y mejoramiento económico, se rechazaba todo lazo formal con el Estado o
partidos políticos.

Las nuevas condiciones de fragmentación social eliminaron las barreras que se oponían a la
expansión del aparato de los comités radicales en el seno de la clase obrera, la preponderancia
del problema salarial y la presencia de los sindicatos habían impedido la penetración. A partir
de la campaña de 1922 comenzó a florecer un nuevo tipo de comité radical. La organización en
comités reemplazo lo que antes había hecho Yrigoyen merced a sus contactos personales con
los sindicatos y paso a ser cimiento de la supremacía política de la UCR.

10. El interludio de Alvear 1922-1928

Surgió un incipiente estancamiento de la economía agro exportadora y comenzó a


diversificarse la producción. Se establecieron empresas norteamericanas, se vinculaba al
crecimiento industrial, importaciones de bienes de capital. Los gremios se hallaban debilitados
y divididos. El sindicato más importante de la decada fue el sucesor fe la FOF la UNION
FERROVIARIA.

La sucesión presidencial de 1922

La elección de Alvear para ser el sucesor se relacionaba con la necesidad de mantener el apoyo
de los principales grupos de la elite. Carecía de influencias dentro del partido y no tenia
contacto con los grupos disidentes. Constituía un símbolo de repliegue y reagrupamiento de
fuerzas del radicalismo a la ves que se intenta apaciguar a los grupos de la aristocracia.

Los grupos aristocráticos para colaborar con Alvear exigieron que se  retornase a la legalidad
constitucional, debían cesar las intervenciones por decreto y el gasto publico debería estar
bajo estricto control del congreso. Para mantener al apoyo partidario, ante el aumento del
gasto publico el gobierno  aumento los derechos aduaneros para la importaciones, lo que
implicaba la introducción de una política proteccionista para ampliar la industrialización.

La división del partido en 1924

Los comités del partido se dividieron por un lado los que apoyaban al Presidente por otro los
que apoyaban a Yrigoyen. El principal conflicto estaba en relación a afán del gobierno por
economizar y por las quejas de los comités de no entregar la suficiente cantidad de cargos. La
ruptura final sobrevino luego del intento de Alvear de consolidar su posición estableciendo
lazos más firmes con la elite partidaria que en 1918 y 1919 puso en tela de juicio el liderazgo
de Yrigoyen. El surgimiento del antipersonalismo  fue el fruto final de las rivalidades
partidarias.

Su fracaso como presidente de la república señala: que la única vía posible para mantener la
alianza entre el patriciado y las clases medias era adoptar una postura flexible en cuanto al
gasto publico y manipular con fines partidarios la expansión burocrática.

Resurgimiento de Yrigoyen

Conservo su preeminencia y popularidad gracias al control de los comités partidarios. El éxito


logrado por los comités demuestra como habían declinado la lealtades de clase, los sindicatos
cedían el lugar a instituciones poli clasistas. Se crearon comités gremiales dentro del partido
destinados a distintos grupos del trabajadores, lo que demuestra la debilidad de Yrigoyen de
adoptar otra línea de acción fuera del gobierno.

La nacionalización del petróleo

Cambio fundamental: encaminarse hacia un nacionalismo económico que tendió a coexistir


con el liberalismo, se puso de manifiesto un desarrollo industrial limitado  para dejar de lado
moldes estrictos de la economía primario exportadora. Esta transición se cristalizo en el apoyo
de los yrigoyenistas a la nacionalización de recursos petroleros y el monopolio estatal de su
destilación y distribución. El monopolio ofrecía una solución a problema a la dependencia de
las clases medias, era un medio para justificar el alto gasto publico, abría nuevos puestos
gerenciales, permitía el crecimiento económico interno, era una manera de allanar el camino
hacia un proceso de desarrollo industrial. Otra expresión del cambio fue el marcado
antinorteamericanismo. Hubo un movimiento antitrust. Entre 1926-1928 esto produjo la
vuelta triunfal a favor de Yrigoyen ya que logro neutralizar la oposición de los terratenientes y
exportadores conservadores y ganarse el apoyo de la clase obrera y media, compatibilidad de
los intereses de sectores urbanos y exportadores.

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