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Luego de la caída de Rosas en la Batalla de Caseros en manos de Urquiza en

1852, cae no solo un sistema político sino que también se establece un cambio en
la vida nacional, se producen transformaciones sociales, políticas y económicas,
luego se producen hechos que marcaron la historia de nuestro país como las tres
presidencias fundacionales 1862, 1868 y 1874 luego con la llegada de un grupo
liberal conservador que encabeza Roca, el sistema agroexportador y la crisis del
Régimen, la renuncia de JC, la formación de un grupo que hasta hoy sigue vigente
y sus ramas. En abril de ese año se produce un acuerdo que se denomina como el
Protocolo de Palermo, dicho acuerdo fue firmado por Justo José de Urquiza,
gobernador de Entre Ríos, y los representantes de las provincias de Santa Fe,
Corrientes, y Buenos Aires (Vicente López y Planes, gobernador interino
designado por Urquiza).

En él, encomendaban al general Urquiza las relaciones exteriores, como


representante de la República, hasta que se pronunciase el Congreso Nacional, e
invitaban al resto de gobernadores provinciales a reunirse en San Nicolás de los
Arroyos para discutir la Constitución. A fines de mayo se lleva a cabo el Acuerdo
de San Nicolás fue un pacto firmado el 31 de mayo de 1852 y ratificado por trece
de las catorce provincias argentinas, ya que la Provincia de Buenos Aires se había
negado a participar en su sanción. Redactado en 18 artículos, su objetivo fue
sentar las bases de la organización nacional de la Argentina y sirvió como
precedente a la sanción de la Constitución de 1853, figurando genéricamente
como uno de los «pactos preexistentes» mencionados en el preámbulo de la
Constitución. El Acuerdo nombró a Justo José de Urquiza como director provisorio
de la Confederación Argentina, estableció la vigencia del Pacto Federal de 1831 y
dispuso la reunión de un Congreso General Constituyente en la ciudad de Santa
Fe.

El 11 de septiembre de 1852 estalló en Buenos Aires una revolución o golpe de


estado, que significó una reacción de la provincia de Buenos Aires contra las
condiciones políticas impuestas por el predominio de Justo José de Urquiza
después de triunfar en la batalla de Caseros sobre Juan Manuel de Rosas. La
batalla de Caseros había abierto la etapa denominada "Organización Nacional", en
que todas las facciones políticas estaban de acuerdo en la sanción de una
Constitución para todo el país. No obstante, las clases dirigentes de Buenos Aires
pretendían, en oposición al resto del país, imponer condiciones políticas a las
provincias argentinas, de manera tal que se mantuviera la tradicional preeminencia
política y económica de la ciudad capital. El resultado fue la separación que duró
diez años, entre la Confederación Argentina y el Estado de Buenos Aires. Ambos
estados pregonaban pertenecer a una sola nación, pero en la práctica se
comportaban como estados separados.
El 1º de mayo de 1853 los diputados de las provincias (excepto los de Buenos
Aires), reunidos en Santa Fe, sancionaron la Constitución Nacional, en respuesta
a una necesidad que surgió tras la Revolución de Mayo. La Constitución estaba
inspirada en el pensamiento liberal de la época, entre cuyos exponentes se
destaca el libro Bases y puntos de Partida para la organización política de la
República Argentina, publicado el año anterior por Juan Bautista Alberdi. Además,
los constituyentes tomaron como modelos las constituciones de Chile y Estados
Unidos. Dicha constitución, sancionada en 1853 reconocía y otorgaba derechos y
garantías individuales a las personas y reglamentaba el funcionamiento
institucional del Estado. Se establecía la forma de gobierno representativo,
republicano y federal, y dentro de ese sistema la división en tres poderes: el Poder
Ejecutivo, Poder Legislativo y el Poder Judicial, también incluía dos cláusulas: la
nacionalización de las aduanas y la federalización de la ciudad de Buenos Aires.

Poco después, en marzo de 1854, Urquiza fue elegido presidente de la


Confederación Argentina, las autoridades de la Confederación se instalaron en
Paraná, provincia de Entre Ríos, declarada capital provisoria en tanto durase la
separación de Buenos Aires. En ese mismo año, el Estado de Buenos Aires
sancionó su propia Constitución, la dirigencia porteña se debatía en ese momento
entre dos opciones en sus relaciones con el resto del país. Algunos opositores
extremos de la Confederación y de Urquiza, sostenían la conveniencia de una
secesión completa de Buenos Aires del resto de las provincias; eran los llamados
“Autonomistas” liderados por Alsina, el otro grupo eran partidarios de la unificación
con la Confederación y de la formación de un Estado nacional encabezado por
Buenos Aires llamados “Nacionalistas” tenían como líder a Bartolomé Mitre.

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