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Psicología del Desarrollo Humano 1

Guía de trabajo N°7:


Primera infancia (primeros tres años):
Desarrollo físico y desarrollo motriz

Sección : ………………………..………………... Apellidos : ………………………..……………….


Docente : ………………………………………….. Nombres : …………………………………………….
Unidad : Unidad II Fecha : .…../……/2020 Duración: 02 horas
Semana : Séptima Semana Tipo de práctica: Individual ( ) Grupal ( X )

Instrucciones:
1. Lee con atención la lectura e identifica los beneficios del pecho sobre el biberón
2. Completa el cuadro comparativo respecto a las características del desarrollo físico y motor

I. Propósito: Reconoce los factores que afectan el crecimiento e Identifica las características
del desarrollo físico y motor

II. Leemos la lectura:

NUTRICIÓ
N

La nutrición apropiada es esencial para lograr un crecimiento sano. Las necesidades de alimentación cambian con rapidez durante los
primeros tres años.

Pecho o biberón

Alimentar a un bebé es un acto emocional, además de físico. El cálido contacto con el cuerpo de la madre fomenta un vínculo
emocional entre ella y el bebé. Este vínculo se establece lo mismo al amamantar que en la alimentación con biberón, y en muchos
otros cuidados, que los padres pueden realizar tanto como las madres. La calidad de la relación entre un padre y su hijo, y la entrega
de abundante afecto y manifestaciones de cariño es tan importante como el método de alimentación.

Ahora bien, si hablamos de nutrición, amamantar es lo mejor para los infantes y también para las madres. La American Academy of
Pediatrics Section on Breastfeeding (AAP, 2005) recomienda que los bebés sean alimentados de manera exclusiva con leche materna
durante seis meses. Hay que empezar a amamantar inmediatamente después del nacimiento y se debe continuar por lo menos durante
un año, o más, si la madre y el niño lo desean. Un estudio reciente sobre los beneficios de la leche materna determinó que si 90% de
las madres estadounidenses siguieran las recomendaciones de la AAP de amamantar a sus bebés durante seis meses, podrían
prevenirse 911 muertes infantiles y ahorrar anualmente a Estados Unidos 13 mil millones de dólares (Bartick y Reinhold, 2010). La
única alternativa aceptable a la leche materna es la fórmula fortificada con hierro basada en leche de vaca o en proteína de soya que
tenga suplementos de vitaminas y minerales.

Los infantes destetados en el primer año deben recibir fórmula fortificada con hierro. Al año, los bebés pueden cambiar a la leche de
vaca (AAP Section on Breastfeeding, 2005).

Desde 1991, unos 16 000 hospitales y centros de nacimiento en todo el mundo han sido designados como “amigables con el bebé”
según una iniciativa de las Naciones Unidas para alentar el apoyo institucional del amamantamiento. Esas instituciones ofrecen a las
nuevas madres la posibilidad de alojarse con sus bebés, les
informan de los beneficios de amamantarlos, las ayudan a empezar a alimentarlos desde la hora de nacidos, las enseñan a mantener
la lactancia, las animan a alimentar a sus bebés según lo soliciten, a no darles nada salvo leche materna a menos que sea
médicamente necesario y a establecer grupos de apoyo para el amamantamiento continuo. Después de que el programa entró en
vigor aumentó considerablemente la alimentación con el pecho materno en los hospitales estadounidenses y en otros lugares, así
como la probabilidad de que las madres siguieran amamantando a sus hijos (Kramer et al., 2001; Labarere et al. 2005; Merewood,
Mehta, Chamberlain, Philipp y Bauchner, 2005).

El aumento del amamantamiento en Estados Unidos es más notable en los grupos socioeconómicos que tradicionalmente habían sido
los que menos lo hacían: negras, adolescentes, pobres, trabajadoras y las que no habían estudiado más allá de la preparatoria, pero
muchas de esas mujeres no continúan amamantando a sus hijos. Los permisos de maternidad posparto, los horarios flexibles, la
posibilidad de hacer pausas relativamente frecuentes y prolongadas en el trabajo para extraer la leche, la privacidad en el trabajo y en
la escuela para las madres que amamantan a sus hijos, así como la educación sobre los beneficios de amamantar y la disponibilidad
de extractores aumentaría su frecuencia en estos grupos (Guendelman et al.,
2009; Ryan, Wenjun, y Acosta, 2002; Taveras et al., 2003).

No es aconsejable amamantar si la madre está contagiada del virus del SIDA o de otra enfermedad infecciosa, si tiene tuberculosis
sin tratar, si se ha expuesto a radiación o si toma alguna medicina que no sea segura para el bebé (AAP Section on Breastfeeding,
2005). El riesgo de transmitir VIH persiste mientras la madre amamante a su hijo (Breastfeeding and HIV International
Transmission Study Group, 2004). Sin embargo, las madres infectadas con VIH que amamantan a sus bebés pueden disminuir
significativamente este riesgo si los niños reciben tratamiento con nevirapina o con nevirapina y zidovudina durante las primeras 14
semanas de vida (Kumwenda et al., 2008).

Otras preocupaciones nutricionales

Los expertos pediatras recomiendan que se introduzcan de manera paulatina durante la segunda mitad del primer año alimentos
sólidos ricos en hierro, dieta que debe empezar con cereales. También en esa época pueden introducirse los jugos de fruta (AAP
Section on Breastfeeding, 2005). Desafortunadamente, muchos padres no siguen esta guía. Según entrevistas telefónicas aleatorias
con padres y cuidadores de más de 3 000 lactantes e infantes estadounidenses, 29% de éstos reciben alimentos sólidos antes de los
cuatro meses, 17% toman jugo de fruta antes de los seis meses y 20% ingieren leche de vaca antes de los 12 meses. Además, al
igual que los niños más grandes y los adultos, muchos infantes comen mucho e ingieren comida inadecuada. De los siete a los 24
meses, el consumo promedio de alimentos está 20 a 30% arriba de las necesidades dietéticas normales (Fox, Pac, Devaney y
Jankowski, 2004). De los 19 a los 24 meses, las patatas fritas son el vegetal que más se consume. Más de 30% de los niños de esta
edad no comen frutas, pero 60% ingieren postres de harina, 20% dulces y 44% bebidas endulzadas cada día (American Heart
Association, AHA, et al., 2006).

En muchas comunidades de escasos recursos del mundo, la desnutrición al comienzo de la vida es general y, muchas veces, mortal.
La desnutrición está relacionada con más de la mitad de las muertes infantiles en todo el mundo. A los dos años, muchos niños ya
tienen daños irreversibles (World Bank, 2006). Los niños desnutridos que sobreviven a los cinco años corren más riesgos de sufrir
trastornos del desarrollo y mala salud, además de mal funcionamiento durante toda la vida. En un estudio longitudinal de un amplio
programa gubernamental de nutrición en 347 comunidades rurales pobres de México, los infantes que recibieron suplementos
nutricionales fortificados (junto con educación nutricional, atención médica y ayuda económica para la familia) crecieron mejor y
tuvieron tasas más bajas de anemia que el grupo de control compuesto por los infantes que todavía no participaban en el programa
(Rivera, Sotres-Alvarez, Habicht, Shamah y Villalpando,
2004).

El sobrepeso infantil ha aumentado en Estados Unidos, lo mismo que en todos los grupos de edad. En 2000-
2001, 5.9% de todos los infantes estadounidenses de hasta seis meses fueron clasificados con sobrepeso, entendido como que el peso
para su estatura estaba en el percentil 95 de su edad y sexo, en comparación con 3.4% en 1980. Otro 11.1% tenía riesgo de sobrepeso
(estaba en el percentil 85), en comparación con 7% en 1980 (Kim et al., 2006). El aumento rápido de peso durante los primeros
cuatro a seis meses se asocia con el riesgo futuro de tener sobrepeso (AHA et al., 2006).
Dos factores parecen ser los que más influyen en las posibilidades de que un niño con sobrepeso se convierta en adulto obeso: la
edad del niño y si alguno de sus padres lo es. Antes de los tres años, la obesidad en alguno de sus padres es un factor de pronóstico de
la obesidad del niño cuando sea adulto más confiable que su propio peso. Tener una madre o padre obeso aumenta de tres a una las
probabilidades de ser obeso en la adultez, y si los dos progenitores son obesos, las probabilidades aumentan hasta 10 veces (AAP
Committee on Nutrition, 2003). En un estudio de 70 niños de los tres meses a los seis años, aparecieron pocas diferencias de peso y
complexión a los dos años entre hijos de madres obesas e hijos de madres no obesas. Sin embargo, a los cuatro años los primeros
engordaron más y a los seis tenían también más grasa corporal que los hijos de madres no obesas (Berkowitz, Stallings, Maislin y
Stunkard, 2005). Así, un niño de uno a dos años con un progenitor y en especial dos progenitores obesos sería candidato a las
medidas preventivas.

III. En equipos, identifican los beneficios del pecho sobre el biberón.

BENEFICIOS
LOS BEBES AMAMANTADOS LAS MADRES QUE AMAMANTAN

IV. Completamos el cuadro comparativo. Identifica al menos 01 característica según la edad


que corresponda.

EDAD DESARROLLO FÍSICO DESARROLLO MOTRIZ

De 0 a 3 meses

De 3 a 6 meses

De 6 a 9 meses

De 9 a 12 meses

De 1 a 2 años

De 2 a 3 años

Referencias bibliográficas consultadas y/o enlaces recomendados


 Papalia, D. (2005). Psicología del desarrollo. De la Infancia a la adolescencia (9a ed.).
Bogotá: Mc Graw Hill.
 Papalia, D. (2012). Desarrollo Humano. 12ava ed. México: Mc Graw Hill

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