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Lactancia materna

Objetivo

Identificar las características del desarrollo fisiológico relacionadas con las particularidades
de la leche humana materna para la comprensión de los beneficios de esta práctica en el
contexto de promoción de la lactancia materna

Introducción

De acuerdo al Apéndice Informativo F de la Norma Oficial Mexicana NOM-043-


SSA2-2012, “Servicios básicos de salud. Promoción y educación para la salud en
materia alimentaria. Criterios para brindar orientación”, es necesario promover la
práctica de la lactancia adecuada.

La práctica de la lactancia se refiere a las decisiones que hace una mujer con
respecto a la manera en que llevará a cabo esta tarea, es decir frecuencia,
horarios, posiciones e incluso espacios en los que la mujer considera que es
posible amamantar.

Es responsabilidad de los profesionales de la salud orientar a la población acerca


de la alimentación materna de una manera positiva y objetiva, haciendo énfasis en
las ventajas de los aspectos nutricionales, fisiológicos y psicológicos tanto para el
niño como para la madre. De este modo, se crea un ambiente de confianza y
seguridad que permite a las madres tomar la elección sin sentimientos opuestos,
pena o ansiedad. 

Cuando una mujer desconoce los beneficios potenciales de amamantar a sus hijos
y no reciben el apoyo institucional o familiar para tratar de hacerlo es posible que
se muestre indiferente al medio por el que alimentará a su hijo, ya sea natural o
artificial, e incluso es posible que haya recibido información adicional sobre las
ventajas de alimentar mediante fórmula láctea. Lo anterior, aunado a obstáculos
personales o sociales que ella perciba, disminuirá las posibilidades de querer
adoptar esta práctica o bien pueden provocar que la lactancia materna exclusiva
se lleve a cabo por un periodo corto.

El fomento y práctica de la lactancia materna es un proceso de enseñanza–


aprendizaje, tanto para personal de salud como para las familias que reciben un
nuevo ser. Es posible que algunos profesionales de la salud tengan un contacto
distante a la lactancia materna. Para ellos y también para aquellos que la viven de
cerca en su práctica profesional la información de este tema será de utilidad para
reconocer las características del desarrollo fisiológico del lactante, las características de la
leche humana materna y los beneficios para madre e hijo, partiendo del contexto
sociocultural que actualmente se vive en México.

Las intervenciones que contemplen las características de diferentes grupos y un


equipo de trabajo interdisciplinario, pueden lograr un mayor conocimiento sobre
estos temas y cambios favorables en la actitud de las madres hacia la práctica de
la lactancia materna duradera, independientemente de la edad, la escolaridad y el
medio socioeconómico.

I. Evolución y contexto actual del fomento a la lactancia materna

Al inicio de la década de los 80’s se calculaba que solo del 20 al 25% de los niños
americanos eran alimentados al seno materno exclusivamente y este porcentaje
se reducía  drásticamente hacia los 6 meses de edad. A partir de entonces, grupos
como la Academia Americana de Pediatría, la Asociación Americana de Salud
Pública y la Organización Mundial de la Salud se plantearon el objetivo de crear
una tendencia hacia la recuperación de esta práctica y comenzaron a propagar el
mensaje de que la lactancia materna es el mejor método para alimentar a los
recién nacidos.

En 1990 la Declaración de Innocenti solicitó a las autoridades nacionales integrar


la lactancia materna a los programas de salud en general y a las políticas de
desarrollo.
En 1991, nació la iniciativa “Hospitales Amigos del Niño” encabezada por UNICEF
y OMS, que buscó poner fin a la práctica de distribución de sucedáneos de leche
materna a los hospitales,  así como transformar las salas de maternidad a través
de la implementación de los Diez pasos para una lactancia exitosa:

1.     Disponer de una política de lactancia materna escrita que sea comunicada periódicamente
al personal.

2.     Entrenar al personal para llevar a término esta política.

3.     Informar a todas las embarazadas sobre los beneficios y la práctica de la lactancia
materna.

4.     Ayudar a las madres a iniciar la lactancia durante la primera hora después de parto.

5.     Enseñar a las madres cómo amamantar y cómo mantener la lactancia si se separan del
bebé.

6.     No dar a los recién nacidos ningún alimento ni bebida que no sea leche materna; hacerlo
sólo por indicación médica.

7.     Practicar el alojamiento conjunto, dejar que los bebés y sus madres estén juntos las 24
horas del día.

8.     Fomentar que la lactancia materna se dé cada vez que el bebé lo pida.

9.     No dar a los niños alimentados al pecho, chupones u otros objetos artificiales para la
succión.

10.  Proveer la creación de grupos de apoyo a la lactancia materna y remitir a las madres a los
mismos

El contacto madre–hijo postnatal, inmediatamente después del parto, incide de


manera determinante en el inicio y la continuidad de la lactancia materna de forma
exitosa, dando como resultado el aumento en la prevalencia de la lactancia
materna exclusiva. Durante este periodo, es fundamental la influencia del
profesional de salud en las decisiones que se tomen y las actividades que se
realicen.

Este programa es un esfuerzo conjunto que ha conseguido transformar en 114


países 12,700 hospitales en centros de apoyo para una buena alimentación para
el recién nacido. Así los hospitales “amigos del niño” son refugios para la
protección de la lactancia materna, sin la publicidad ni la promoción de las
fórmulas lácteas ni los biberones y en dónde se ofrece ayuda, capacitación y
motivación para iniciar correctamente la lactancia materna.

Desde entonces hubo un aumento en los índices de lactancia materna exclusiva,


aunque éstos continúan siendo muy bajos, especialmente en los países en vías de
desarrollo y disminuye aún más su continuidad, sustituyéndola con prácticas
inadecuadas de alimentación complementaria.  Aproximadamente sólo un tercio
(36%) de los recién nacidos en el mundo reciben lactancia materna exclusiva
durante los seis primeros meses de vida, aunque con notables variaciones entre
las regiones.

Invertir en la salud materno–infantil, no solamente es un imperativo en materia de


derechos humanos, sino que también es una decisión con grandes beneficios
económicos para los países: la promoción de la lactancia materna constituye una
de las intervenciones más eficaces en cuanto a su efecto en la disminución de los
altos costos de la supervivencia infantil; siendo equivalente a los procedimientos
como la inmunización y la administración de complementos alimenticios y superior
a la terapia de rehidratación oral.

Estudios en Latinoamérica incluyendo México, mostraron que la promoción de la


lactancia materna a través de servicios de maternidad da como resultado un
notable aumento en la duración del período en que se alimenta al bebé
exclusivamente con leche materna y también es una intervención eficaz para
reducir los costos de atención a la salud de lactantes y niños. En Estados Unidos,
por ejemplo, el tratamiento adicional de los casos atendidos por diarrea infantil
cuesta aproximadamente 291 millones de dólares al año y por infecciones
respiratorias 225 millones. En el Reino Unido las enfermedades diarreicas debido
a la alimentación con biberón se estima que tiene un costo de 41,5 millones
anuales en atención hospitalaria.

Además, aunado a los costos económicos, cada año la desnutrición tiene efectos
en aproximadamente el 40% de las 11 millones de muertes de niños menores de
cinco años en los países en vías de desarrollo y la falta de lactancia materna
inmediata exclusiva produce 1.5 millones de muertes adicionales, en los niños
menores de un año.

En nuestro país, a pesar de la participación en programas de fomento a lactancia,


continúa la tendencia al abandono de la lactancia materna, especialmente en el
medio rural; según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2012,
como se muestra en la Gráfica 1.

Gráfica 1. Prevalencia de la práctica de lactancia materna exclusiva en 1999,


2006 y 2012
Fuente: ENSANUT 2012.

Las causas de éste fenómeno, según la misma encuesta, se describen en la


Gráfica 2.

Gráfica 2. Causas de abandono de la lactancia materna

La hipogalactia o escasez de leche, aparece como el motivo principal. Las madres


que creen no tener suficiente leche argumentan las siguientes causas:

 “El niño está insatisfecho porque no aguanta las 3 horas”.


 “No duerme demasiado” o “está débil”.
 Nació con poco peso: “es casi prematuro, necesita biberones” o con demasiado
peso: “para un niño tan grande no es suficiente sólo con pecho”.
 “Está mucho rato mamando”  o muy poco: “como no sale nada”.
 “La leche es aguada”.
 “El niño llora de hambre” o “no llora porque sabe que no hay leche”.
 “Tuve problemas en lactancias anteriores”.
 Supo de problemas con la lactancia de familiares o amigas: “Mi madre tuvo tres
hijos y a ninguno le pudo dar el pecho” o “Mi madre nos dio el pecho tres años,
ojalá las mujeres tuviéramos leche como las de antes”.
 “El niño engorda poco” o “engorda demasiado”
 El pecho está vacío “¡no tengo leche!” o está lleno, “¡no quiere mi leche, no es
buena!”.

Fuente: ENSANUT 2012.

Como se aprecia, cualquier suceso puede ser interpretado como causa para la falta de
producción de leche y en realidad casi todas las mujeres pueden producir suficiente para
uno o dos bebés. Solamente alrededor del 10% de los casos presentan una
contraindicación real. Cuando un bebé no extrae la cantidad de leche necesaria, por lo
general, se debe a una succión inadecuada y rara vez a que la madre no la produce. Las
técnicas para dar una correcta lactancia materna se revisarán a detalle en la siguiente
lectura.

II. Desarrollo del funcionamiento gastrointestinal en el lactante

Para alcanzar o mantener un adecuado estado de salud durante el primer año de


vida, no solo es necesario cubrir los requerimientos nutricionales para la edad,
también deben considerarse en el niño, las características de maduración y
desarrollo de los sistemas neuromuscular, gastrointestinal, renal e inmunológico.
Aunque se trate de un recién nacido sano a término, el organismo presenta
limitaciones; de modo que debe haber una transición gradual, desde la
alimentación al pecho materno hasta la dieta familiar.

El recién nacido básicamente está adaptado para succionar y tragar solo


alimentos líquidos.  En este primer momento, no se están preparados los
mecanismos inmunológicos, ni la flora bacteriana, para hacer frente a la
exposición antigénica de la alimentación mixta. Enzimáticamente presenta mejor
capacidad digestiva y de absorción de las proteínas, grasas e hidratos de carbono
de la leche materna. Por su parte, el sistema excretor adquiere posteriormente la
habilidad para manejar cargas osmolares mayores sin pérdidas obligadas de
agua.

 Coordinación neuromotriz

Durante los cuatro primeros meses de edad, el niño desarrolla el reflejo de


búsqueda, el proceso de succión–deglución y los complicados ajustes posturales
de la cabeza, la boca, las manos, los brazos y el tronco, que precisan de una
adecuada maduración del sistema nervioso. Rl reflejo de “protrusión” de la lengua,
por el cual los niños empujan hacia afuera de la boca todo lo que se aproxima a
sus labios, desaparece hasta alrededor de las 12 semanas de vida. Antes de esta
etapa se aprecian las limitaciones que los niños manifiestan en la deglución de
alimentos semisólidos, al tratarlos como si fuesen de consistencia líquida: los
mantienen por largo tiempo en la cavidad bucal y provocan su escurrimiento entre
las comisuras de los labios.

De los cuatro a los seis meses, la generalidad de los niños han logrado una buena
coordinación cefalicaoral: mantienen la cabeza erguida y pueden moverla hacia
adelante y hacia atrás como expresión de rechazo; entreabren los labios y tienen
suficiente control muscular para sellar la cavidad oral; pueden mover la lengua
hacia adelante y hacia atrás y flexionar la punta al contacto con el alimento,
también mantienen las manos abiertas y tratan de sujetar objetos.

De los 5 a los 7 meses, inician el proceso de masticación con movimientos de la


mandíbula hacia arriba y abajo, que no comienza hasta que el reflejo de morder
desaparece entre los 3 a 5 meses. Para entonces ya pueden controlar el impulso
de succión.

De los 6 a los 8 meses desarrollan la capacidad de sujetar la comida y dirigir la ruta de la


mano a la boca, también ya  pueden sentarse con apoyo. Comienzan los movimientos
rítmicos de la masticación ante el estímulo de la introducción de alimentos semisólidos y
éste se va perfeccionando a lo largo de la niñez. Aparece la dentición; si hay un retraso y
no se observan problemas de crecimiento óseo, puede tratarse de una característica
genética familiar.
De los 8 a 10 meses pueden entender el concepto y el uso de la cuchara, la coordinación
ojo–mano ha incrementado y son capaces de beber agua en un vaso o taza.

De los 9 a 12 meses el niño desarrolla el agarre de pinza, intenta autoalimentarse


llevando por sí mismo la comida a la boca y ya puede realizar los movimientos de
masticación rotativos.

Esta secuencia evolutiva de las conductas es de carácter ontológico, por lo que las
diferencias individuales solo se establecen en cuanto a la edad en que se
manifiestan, circunstancia que está determinada a su vez, por factores genéticos y
ambientales.

 Sistema gastrointestinal
Al nacer un niño a término, su capacidad gástrica es de  20 a 90 mililitros. Durante
las primeras dos semanas el estómago aumenta su tamaño rápidamente y a
medida que crece,  la velocidad de vaciamiento disminuye. Al mes la capacidad
gástrica es de 90 a 150 mililitros y al año alcanza los 200 mililitros, lo que le
permite consumir comidas más abundantes y menos frecuentes. La velocidad de
vaciamiento depende del volumen y la composición de la comida, por ejemplo, las
grasas y la osmolaridad, enlentecen el vaciamiento gástrico.

El pH del estómago, a excepción de los primeros días, mantiene baja acidez, la


cual aumenta hasta 10 veces al tercer mes, de 0.1 mEq/H +/kg a 1 mEq/H+/kg y al
sexto mes duplica este valor, que es el límite inferior considerado normal en el
adulto. La secreción de pepsina está presente en el estómago fetal desde las 16
semanas de gestación, es muy baja en el primer año y alcanza los niveles del
adulto a los 18 meses. Hasta el primer trimestre de vida extrauterina, los niveles
de gastrina se mantienen elevados, por lo que probablemente la pepsina y el ácido
clorhídrico se encuentran bajos debido a una menor sensibilidad o a una forma
menos activa de la hormona. Algo similar ocurre con el factor intrínseco para la
vitamina B12 que al nacimiento alcanza sólo el 50% de su valor normal y hasta el
tercer mes su producción llega al 100%. Estas condiciones estomacales favorecen
la acción de la lipasa gástrica o lingual que está presente desde el nacimiento,
resiste el pH del estómago y no requiere de activación por parte de las sales
biliares.

El páncreas, al momento del nacimiento, no secreta o secreta bajos niveles de


ciertas enzimas digestivas, aunque éstas comienzan a producirse desde el tercer
mes de vida intrauterina. Tanto la amilasa salival como la pancreática, son apenas
detectables en las secreciones gastrointestinales y alcanzan la concentración del
adulto hasta el segundo o tercer año. Igualmente la tripsina, la quimiotripsina y la
lipasa se encuentra en un 10% de la concentración del adulto (expresadas en
unidades/kg/día).
El hígado está asimismo finalizando la maduración de muchas funciones, como la
capacidad de metabolizar nutrimentos o de sintetizar ácidos biliares necesarios
para la digestión de las grasas. Los lactantes sanos presentan una alteración
fisiológica del flujo biliar. Las sales biliares aparecen a partir de la décimo quinta
semana gestacional, sin embargo, la secreción biliar es cualitativamente diferente
por la presencia de ácidos atípicos. Además, la proporción del tipo de sales
biliares en los primeros meses dependerá fuertemente de la alimentación.
Cuantitativamente, existe una menor secreción y absorción de sales biliares. La
concentración duodenal llega a ser de 1-2 mMol/L (debajo de los 2-4 mMol/L
necesarios para emulsificar las grasas). Esta baja concentración se debe a un
relativo estado de colestasis durante los primeros meses y a una reabsorción ileal
menor, factores que determinan un pool biliar del 50% menor al del adulto.

En el intestino, la concentración de algunas enzimas del borde en cepillo es más


alta que en el resto de la vida; como en el caso de las peptidasas, lactasas y los
sistemas de transporte de aminoácidos de la membrana. La lactasa madura muy
tardíamente y por ello algunos prematuros pueden presentar malabsorción.

El tubo digestivo al momento del nacimiento es estéril y se coloniza en las


primeras horas con anaerobios facultativos como  Escherichia Coli y
Streptococcus. A partir de la segunda semana y probablemente por el medio
creado por los anaerobios facultativos, las bifidobacterias se convierten en la  flora
intestinal predominante. El lactobacilo bífido se mantiene estable por semanas o
meses, mientras dure la lactancia materna y constituye una eficaz barrera contra
bacterias potencialmente patógenas.

La leche de cada mujer tiene una composición bacteriana única, similar a lo de la


microbiota intestinal de niños y adultos. El origen de estas bacterias es el tracto
gastrointestinal materno. La flora bacteriana fecal de los lactantes sanos
amantados refleja la composición bacteriana de la leche materna. Se han aislado
las mismas variedades de Bifidobacterias, Lactobacillus y Staphylococcus en
pares madre–lactante. Por lo que la leche materna supone una fuente constante
de bacterias comensales para el intestino del lactante.

La flora de la leche materna tiene capacidad probiótica, es decir, son


microrganismos que contribuyen a la salud del niño. El principal mecanismo
utilizado por los probióticos para inhibir la actividad infectiva de los patógenos, es
su capacidad para competir contra éstos por los nutrimentos, así como, por su
adhesión a los receptores de unión en el epitelio intestinal. También pueden
aumentar las funciones de la barrera intestinal gracias al incremento en la
producción de mucinas y a la reducción de la permeabilidad intestinal que inducen
los microorganismos enterotoxigénicos. Al mismo tiempo producen sustancias
antimicrobianas, inducen IgA y  poseen un efecto inmunomodulador. La alteración
de la flora microbiana en el neonato se relaciona con un estado proinflamatorio
(enterocolitis necrosante, broncodisplasia) y un mayor riesgo de sepsis
nosocomial.  Asimismo, se relaciona con otras enfermedades a largo plazo, como
alergias. El Diagrama 2 muestra los principales probióticos y su acción en el
intestino del neonato.

Diagrama 2. Probióticos aislados en el intestino de los neonatos amamantados al


seno materno
La población bacteriana del aparato digestivo sufre cambios o procesos
madurativos en relación más con el tipo de alimentación que con el tiempo. La
lactosa en el período del amamantamiento es el hidrato de carbono
preponderante. Ésta es fermentada por las bifidobacterias  que producen  ácidos y
provocan que el pH descienda limitando el crecimiento de microorganismos
potencialmente patógenos. Con la introducción de alimentos distintos a la leche
materna, la flora se modifica, incluyendo la leche de fórmula o de vaca. Las
bifidobacterias continúan siendo predominantes, pero aumentan su número las
enterobacterias (Klebsiella, Enterobacter y E. Coli) y  bacteroides. En el período de
alimentación mixta, la flora es similar a la del adulto con una relación
anaerobios:aerobios de 100:1.

La digestión de hidratos de carbono ocurre principalmente en el intestino delgado.


El recién nacido tiene enzimas que le permiten digerir adecuadamente azúcares
sencillos como la lactosa, la sacarosa y algunos oligosacáridos; sin embargo
posee bajos niveles de la enzima amilasa salival y sólo un 10% de la actividad de
amilasa pancreática, lo que limita la capacidad para digerir hidratos de carbono
complejos, antes de los tres o cuatro meses, aunque se ha detectado la presencia
de glucoamilasa en el borde, que permite que al mes puedan absorberse hasta 10
g de almidón.

La lactosa representa el 40% de la contribución calórica de la leche materna y su


absorción se encuentra favorecida por una concentración de lactasa muy alta. Sin
embargo, un porcentaje importante de la lactosa no es absorbida, sino fermentada
en el colon, a pesar de que la capacidad máxima de hidrólisis (de 60 g/día) es muy
superior a la carga de lactosa de la leche. Esto sucede probablemente para
contribuir al desarrollo de la flora colónica fermentativa.

La digestión y absorción de proteínas funcionan eficientemente en los recién


nacidos y en prematuros y estos procesos no presentan demasiada variación
durante el primer año. Sin embargo, debe evitarse una ingesta excesiva de
fuentes de proteínas, porque esto implica un esfuerzo mayor de excreción de
compuestos nitrogenados para el riñón. Esta capacidad para absorber proteínas
en los primeros meses y la falta de integridad del epitelio intestinal, permiten el
paso de proteínas de elevado peso molecular, como las inmunoglobulinas de la
leche materna (anticuerpos que pasan de la madre al niño), pero también pueden
incorporarse proteínas extrañas, como  las  que se encuentran en la leche de
vaca, el pan, el huevo y el pescado, entre otras y que poseen capacidad
antigénica, aumentándose el riesgo de desarrollo de alergias alimentarias.

La digestión y absorción de grasas es deficiente por las limitaciones fisiológicas


del primer año, debido a que la actividad de ciertas enzimas pancreáticas y la
cantidad de sales biliares son insuficientes. Esta baja actividad se compensa
especialmente por la presencia de la lipasa láctea, contenida en la leche materna,
que es estable al pH gástrico y se activa al llegar al duodeno. Es capaz de
hidrolizar los triglicéridos de cadena larga sin especificidad de posición y con la
activación de bajas concentraciones de sales biliares, lo que no ocurre cuando la
leche materna es reemplazada por fórmulas lácteas. Cuando se alimenta a
lactantes con leche de vaca, del 15 al 35% de la grasa no se absorbe durante el
primer mes y al tercero continúa siendo del 10%. La esteatorrea significa un 20%
de pérdida energética durante el primer trimestre. Esto ha conducido al reemplazo
de la grasa butírica por aceite vegetal en las fórmulas lácteas infantiles.

 Sistema renal

En el neonato y durante el primer año de vida, los riñones tienen una menor
capacidad funcional. Al término de la gestación cada riñón tiene de 850.000 a
1.000.000 de nefronas contra 1.3 millones en el  adulto. Incrementan su tamaño y
funcionalidad en las primeras semanas de vida. Estos órganos duplican su peso
hacia los seis meses y lo triplican hacia el año de edad. También se observan
cambios histológicos en este periodo, en las asas de Henle y en la longitud de los
túbulos contorneados. La filtración glomerular en los recién nacidos es muy baja:
30-40 ml/min; a los 2-3 mes asciende a 60-70 ml/min; al año de edad llega a 100-
110 ml/min y en el adulto a 125 ml/min. Este incremento se debe
fundamentalmente a un aumento de la superficie de filtración y no a una mayor
presión de filtración.

La función renal es óptima cuando la alimentación aporta suficiente cantidad de


agua y una baja carga renal de solutos (sales minerales, glucosa, proteínas),
como es el caso de la leche materna. Sin embargo, la ingesta de leche de vaca o
de fórmulas infantiles mal preparadas en los primeros meses de vida, así como
vómitos y/o diarreas persistentes alteran la función renal.

Los mecanismos de conservación de agua en el organismo, dependen del


gradiente osmótico en el riñón y  de la hormona antidiurética. Esta hormona
responde a la osmolaridad plasmática, su concentración es menor con
osmolaridades bajas y provocará orina diluida. Con el aumento de la osmolaridad,
por encima de 295 mOsm/L, la hormona provoca la concentración de la orina y
ocasiona sed. En de la excreción de agua también están vinculados: la ingesta de
agua, las pérdidas extrarenales de fluidos, la carga renal de solutos y la capacidad
de concentración renal. La carga renal es la suma de todos los electrolitos y los
solutos derivados del metabolismo que requieren ser excretados. Por cada gramo
de proteína, se excretan en forma de urea y derivados nitrogenados 5 mOsm/L. La
carga potencial de solutos de la leche materna es 75 mOsm/L y de la leche de
vaca de185-285 mOsm/L. Es conocido que la osmolaridad plasmática de niños
alimentados con fórmula es más alta que con leche materna y más aún cuando se
incorporan precozmente alimentos sólidos. En tal caso, debe mantenerse un
aporte adecuado extra de agua y cuidar las pérdidas insensibles; sin embargo el
equilibrio de agua es inestable en los niños que no son alimentados con leche
materna.

 Sistema inmunitario
Por definición el recién nacido es inmunoincompetente: no va a producir por sí
mismo anticuerpos que le protegen frente a infecciones y contaminaciones hasta
la cuarta o sexta semana de vida, debido a que no ha tenido contacto antigénico y
por el contrario, ha estado bajo el efecto de sustancias inhibitorias. En relación con
la alimentación es incapaz de sintetizar  inmunoglobulinas hasta prácticamente el
tercer mes. Desde el nacimiento, comienzan a migrar células plasmáticas hacia el
tubo digestivo, donde alcanzan su máxima concentración a los 3 años. El 85% de
ellas están orientadas a la producción de inmunoglobulinas IgA, IgM e IgG.

Esta deficiencia inmunológica se compensa con la leche materna, ya que es la


que aporta diferentes factores antiinfecciosos específicos y no específicos. Entre
los más importantes están: la IgA, que es segregada por la glándula mamaria; los
linfocitos, fundamentalmente B; la lisozima, enzima que potencia el efecto de la
IgA contra la E. Coli y otras enterobacterias;  lactoferrina, factor antiestafilococcico,
complemento, etc.

El sistema inmunológico del lactante debe aprender a convivir con una


estimulación antigénica completa, compleja, cuantiosa y siempre cambiante. Esta
respuesta inmunológica en el aparato digestivo, depende de varios factores:

 Antigenicidad de la proteína
 Magnitud de la carga antigénica
 Eficiencia de la proteólisis
 Edad del lactante
 Integridad de la pared intestinal
 Capacidad de la respuesta inmunológica
 Equilibrio entre linfocitos T, facilitadores y supresores

Los linfocitos T facilitadores, estimulan la secreción de IgA y los inhibidores o


supresores impiden la activación de IgM e IgG; esta secuencia de fenómenos son
los que conducen a un equilibrio y permiten la tolerancia inmunitaria, es decir, la
ausencia de respuesta específica o no específica a nuestras propias moléculas
(autoinmunidad) o por un contacto previo con el antígeno. Se ha probado en
estudios experimentales, que cuando se expone precozmente a proteínas como la
del huevo, en la primera semana de vida, se anula la tolerancia posterior con
elevación de IgG e IgM y una respuesta inflamatoria local. Estos fenómenos
sustentarían la observación clínica de que la exposición temprana a antígenos
alimentarios puede asociarse a fenómenos de hipersensibilidad o alergias
posteriores.

III. Composición de la leche humana

La leche materna es un fluido biológico, compuesto de nutrimentos y muchos otros


componentes incluyendo, agentes antiinflamatorios, antioxidantes, inmunológicos,
factores de crecimiento, hormonas, enzimas,  compuestos nitrogenados no
proteínicos y células. Por ello, se le atribuyen funciones en el desarrollo y
crecimiento, en la actividad metabólica, en los procesos inflamatorios, en la
patogénesis y en la protección contra enfermedades infecciosas y alergias.

La composición de la leche tiene una transición conforme avanzan los días. La


concentración de algunos nutrimentos que tiene la leche inicial le da la
característica tonalidad amarilla que posteriormente irá aclarando. En las
imágenes se pueden observar los cambios de color por los que transita la leche
 Características de la leche de su inicio a su maduración

La leche temprana o calostro comienza a producirse desde la última etapa del


embarazo y durante los primeros diez días del posparto. Se caracteriza por ser un
líquido amarillento espeso rico en proteínas, sodio, potasio, cloro, zinc, cobre,
manganeso y vitamina E, con un bajo contenido de lactosa. Es una fuente
primordial de anticuerpos específicos contra algunas bacterias y virus, como:
inmunoglobulinas, células como leucocitos, linfocitos, macrófagos y neutrófilos;
interferón, lisosomas, lactoferrina y factor bífidus, principalmente. Algunos
componentes de la función protectora y sus funciones se enlistan en el Cuadro 1.
Cuadro 1. Componentes inmunológicos en la leche materna
El calostro comparado con la leche madura tiene:
• La concentración ideal de nutrimentos para esta etapa

• Mayor número de inmunoglobulinas

• Mayor cantidad de enzimas digestivas activas

• Efecto laxante

• Mayor densidad

• Menor volumen

La leche transicional es la que se produce de manera previa al inicio de


secreción de la leche madura. Se produce en un mayor volumen y comienza a
concentrar mayor cantidad de hidratos de carbono, grasas y vitaminas
hidrosolubles, por lo que su contenido calórico también incrementa. En
contraparte, existe cierta disminución de proteínas, inmunoglobulinas y vitaminas
liposolubles.

Se considera leche madura a la que se produce a partir del décimo día hasta los
6 meses. En ella disminuye el total de proteínas pero aumenta la proporción de
caseína (proteína de la leche y productos derivados, asociada al calcio y fósforo) y
se reducen la concentración de  lactoglobulina y  lactoalbúmina (proteínas del
suero de la leche),  también disminuyen los electrolitos y los compuestos
inmunológicos. La lactosa aumenta considerablemente.

 Contenido nutrimental de la leche

La leche humana no es un líquido corporal uniforme, sino una secreción de la


glándula mamaria cuya composición es variable. Se reconocen más de 200
moléculas en la leche, de las cuales muchas tienen una función no sólo
nutricional, sino también inmunitaria.

Los constituyentes de principal interés nutricional son la lactosa, los lípidos y las
proteínas. Además, la leche por sí misma es un medio de hidratación para el bebé.
El agua es el mayor componente de la leche: representa un 87%; por ello, no se requieren
líquidos extras aún en climas cálidos, salvo que se observe una succión inadecuada o
diabetes insípida. La lactancia mixta, sobre todo dar agua u otros líquidos, lleva a
que el suministro de leche materna disminuya a medida que el bebé succiona
menos el pecho.

Recuerda… Los bebés no necesitan ningún otro líquido además de la leche


materna, ni siquiera agua, durante los primeros seis meses, ya que la leche
materna contiene toda el agua que necesita el bebé, incluso en climas muy
calurosos.

Las proteínas son el sustrato de los componentes reguladores, de los factores de


crecimiento y de los compuestos del sistema inmunológico. La cantidad de proteína que
aporta la leche es independiente al consumo materno. En la leche materna hay predominio de
proteínas del suero sobre la caseína, lo cual facilita su absorción; además, contiene enzimas
(amilasa, lipasa) que facilitan la digestión. Por el contrario, la leche de vaca tiene un predomino de
caseína. En el Cuadro 2 se observan estas diferencias.
Las grasas son una fuente importante de energía, ya que proveen entre 45 al 55%
del total de las kilocalorías. Los componentes principales de la leche humana son
los triglicéridos, los fosfolípidos y sus componentes de ácidos grasos, los
esteroles, además, es rica en ácidos grasos esenciales tales como linoleico y
oleico, y contiene lipasa para facilitar la digestión y absorción. El colesterol es
necesario para el crecimiento del cerebro, síntesis de hormonas y ácidos biliares y los
ácidos grasos de cadena larga omega 3 participan en el desarrollo del cerebro y retina. El
contenido de grasas en la leche es variable ya que depende de la dieta materna, el momento
del día y duración de la tetada.

La lactosa es el disacárido (formado por glucosa y galactosa) de mayor contenido


en la leche materna; la amilasa presente en la misma leche contribuye a su
digestión y absorción. La lactosa promueve el crecimiento de lactobacilos, acidifica pH
intestinal, disminuye crecimiento de patógenos, aumenta la absorción de calcio y promueve
síntesis de lactasa. La leche materna contiene otros monosacáridos y más de 50
oligosacáridos, pero estos elementos se presentan en baja cantidad (glucosa:
1.4g/dl y galactosa: 1.2g/dl), o unidos a otras moléculas (como la N-
acetilglucosamina).

Las Tablas 1, 1.1 y 1.2 muestran el contenido de nutrimentos del calostro así
como de la leche madura.

Tabla 1. Composición de la leche humana

Constituyente (por 100 ml) Calostro Leche madura


Energía (kcal) 58 70

Sólidos totales (g) 12.8 12.0

Lactosa (g) 5.3 7.3

Proteínas totales (g) 2.3 0.9

Lípidos totales (g) 2.9 4.2

Tabla 1.1 Composición de proteínas en la leche humana

Constituyente (por 100 ml) Calostro Leche madura


Nitrógeno total 360 171
         Nitrógeno proteíco (mg)
313 129
         Nitrógeno no proteíco
(mg) 47 42
Proteínas:    
         Caseína (mg)
140 187
         α-lacto albúmina (mg)
         Lactoferrina (mg) 218 161
         Inmunoglobulina A (mg) 330 167

364 142
Aminoácidos:    
         Alanina (mg)
- 52
         Arginina (mg)
         Aspartato (mg)
         Cistina (mg) 126 49

         Glutamato (mg) - 110


         Glicina (mg)
- 25
         Histidina (mg)
         Isoleucina (mg) - 196
         Leucina (mg)
- 27
         Lisina (mg)
         Metionina (mg) 57 31

         Fenilalanina (mg) 121 67


         Prolina (mg)
221 110
         Serina (mg)
         Treonina (mg) 163 79
         Triptófano (mg)
33 19
         Tirosina (mg)
         Valina (mg) 105 44
         Taurina (libre) (mg)
- 89

- 54

148 58

52 25

- 38

169 90

- 8
Urea (mg) 10 30

Creatinina (mg) - 3.3

Fuente: Lawrence 2007.

Tabla 1.2 Composición de lípidos en la leche humana


Constituyente (por 100 ml) Calostro Leche madura
Ácidos grasos (% de lípidos    
totales)
         12:0 táurico 1.8 5.8
         14:0 mirístico
3.8 8.6
         16:0 palmítico
         18:0 esteárico 26.2 21.0

         18:1 oleico 8.8 8.0


         18:2, n-6 linoleico
36.6 35.5
         18:3, n-3 linolénico
         Poliinsaturados C20 y C22 6.8 7.2

Colesterol (mg) - 1.0

10.2 2.9

27 16

Fuente: Lawrence 2007.

La leche materna contiene vitaminas hidrosolubles y liposolubles. Las vitaminas


hidrosolubles pasan con facilidad desde el suero materno a la leche, por lo que
cambios en la dieta se ven reflejados en su concentración, en especial las del
grupo del complejo B. En lo que respecta a las vitaminas liposolubles, éstas se
transportan hasta la leche a través de los lípidos y sus niveles no se incrementan
en gran medida a consecuencia de los cambios en la alimentación, pero llega a
ocurrir un aumento en la leche materna cuando se alcanza cierta concentración en
las reservas.

Los nutrimentos inorgánicos contenidos en la leche como calcio, fósforo,


magnesio, potasio, sodio, zinc, hierro y otros, no responden de forma tan
inmediata a su aporte en la dieta. Existen mecanismos de compensación o
regulación en el organismo que contribuyen a mantener sus niveles en la leche.
Entre ellos está el aumentar la eficiencia de los procesos de digestión y 
absorción, disminuir su excreción urinaria y su disponibilidad en los depósitos de la
madre.
La Tabla 2 muestra el contenido promedio de vitaminas y nutrimentos inorgánicos
en el calostro y la leche madura.

Tabla 2. Vitaminas y nutrimentos inorgánicos en la leche humana materna

Vitaminas Calostro Leche   Nutrimentos Calostro Leche


madura inorgánicos madura
Liposolubles       Calcio (mg) 23 28

Vitamina A (µg)* 89 67 Magnesio (mg) 3.4 3.0

Beta caroteno 112 23 Sodio (mg) 48 18


(µg)
- 0.05 Potasio (mg) 74 58
Vitamina D (µg)
1 280 315 Cloro (mg) 91 42
Vitamina E** (µg)
0.23 0.21 Fósforo (mg) 14 15
Vitamina K (µg)
    Azufre  (mg) 22 14
Hidrosolubles
15 21 Oligoelementos    
Tiamina (µg) :
25 35 - 50
Riboflavina (µg) Cromo (ng)
75 150 - 1
Niacina(µg) Cobalto (ng)
- 8.5 46 25
Ácido fólico (µg) Cobre (ng)
12 93 - 16
Vitamina B6 (µg) Flúor (ng)
0.1 0.6 12 11
Biotina (µg) Yodo (ng)
183 180 45 40
Ác. pantoténico Hierro (ng)
(µg) 200 26 - 0.6±
Manganeso (ng)
Vitamina B12 (ng) 4.4 4.0 - 2.0
Níquel (ng)
Ácido ascórbico - 2.0
(mg) Selenio (ng)
540 120
Zinc (ng)

 Modificación de la producción y composición de la leche


La leche presenta modificaciones con el paso de los días: el calostro es diferente
de la leche transicional y de la madura, como se muestra en su coloración y
contenido nutrimental revisado previamente; el volumen también se ve afectado.
Leche inicial de cada toma es distinta a la leche del final e incluso se presentan
modificaciones a lo largo del día. La alimentación de la madre es otro factor
involucrado en las variaciones.

La variación en el volumen de producción de la leche se observa en el Cuadro


3. Para el tercer día la producción se incrementa 4 veces en relación a la del
primer día. Los 400 ml casi se duplican para el 5º día, ascendiendo a 700ml, y a
partir de ese momento se presenta un incremento gradual pero constante hasta
alcanzar una producción de 1250 ml para el día 28.

Cuadro 3. Volumen de leche producida por días

Posteriormente hay un decremento: a los tres meses el volumen llega a un valor


entre 750 ml y 850 ml por día. Después de los 6 meses, la cantidad disminuye de
500 a 350 ml por día.

En la Tabla 3 se muestra cómo incrementan y disminuyen la producción de leche


así como el contenido de los principales componentes a lo largo del tiempo.

Tabla 3. Producción y composición del calostro y leche humana durante el


primer mes

  Días después del parto

Componente 1 2 3 4 5 14 28
Producción (g/24hrs) 50 190 400 625 700 1100 1250

Lactosa (g/l) 20 25 31 32 33 35 35

Lípidos (g/l) 12 15 20 25 24 23 29

Proteínas (g/l) 32 17 12 11 11 8 9

Por otro lado, según la duración la tetada, la composición de la leche humana puede
variar. La Gráfica 3 muestra la variación del pH, los lípidos y las proteínas según la duración de la
tetada. Como se puede observar, se incrementa el contenido de grasa de la leche después de 10
minutos de la tetada, mientras que las proteínas y el pH de la leche sufren alteraciones mínimas.
La mayor parte del volumen de la leche se extrae en los primeros 10 minutos.

Gráfica 3. Variación de pH, lípidos y proteínas según al duración de la tetada

También se han reportado que a lo largo del día se presentan modificaciones en la cantidad
de sustratos. Se ha intentado comparar información, sin embargo, existen varios hechos que
dificultan esta tarea. Los lactantes consumen mayor cantidad de leche en el periodo diurno,
de manera que muestras que no abarcan 24 horas pueden conducir a información errónea.
Se han recolectado muestran cada 3 horas pero se han observado variaciones
interindividuales en la concentración de lactosa, proteínas y lípidos, en particular en lo que
respecta a la concentración de lactosa y volumen producido por cada mujer. La técnica de
extracción es otra variable que puede acompañar estas variaciones. En ocasiones se han
observado modificaciones en la producción del volumen de leche de un día a otro y
también el volumen producido por cada mama puede variar.

Además de incrementar durante la tetada, el contenido de lípidos aumenta desde las


primeras horas de la mañana hasta el mediodía, llegando a acrecentar su volumen de dos y
hasta cinco veces.

Por último, otro factor que modifica el contenido nutrimental de la leche materna
de manera importante es cuando el parto ha sucedido a término o de manera
anticipada. El organismo tiene la capacidad de modificar el contenido de
nutrimentos para que sean de mejor digestión, absorción y utilización para el
recién nacido prematuro. El siguiente cuadro sinóptico resume las modificaciones
que se presentan en los nutrimentos de la leche humana que se secretan las
madres de bebés prematuros. El Cuadro 4 permite comparar las cantidades de
algunos nutrimentos en la leche humana para un bebé prematuro y a término.
Cuadro 2. Composición de la leche humana de prematuro y término

IV. Beneficios de la lactancia materna en el niño y la madre

La lactancia materna es insustituible, puesto que ofrece beneficios de índole


nutricional, fisiológica, psicológica y emocional, tanto para el niño como para la
madre. En el apartado anterior, se explica ampliamente la composición de la leche
y cómo es que cubre todos los requerimientos nutricios del lactante en los
primeros 6 meses. La siguiente imagen ilustra los múltiples beneficios de la
lactancia.
En el caso de la mamá, otro beneficio es que la lactancia no tiene costo alguno.

En el caso del bebé también hay que destacar que la leche materna es un
alimento estéril que está disponible a temperatura adecuada y permite al bebé
solicitarla cuando lo requiere y parar de comer cuando se siente satisfecho.

Además, provee la cantidad necesaria de energía y nutrimentos para el


crecimiento y desarrollo correctos: permite mantener una ganancia de peso
adecuada, promueve el desarrollo y correcta función gastrointestinal, favorece la
formación de sistema óseo y estimula el desarrollo cerebral. Por otro lado tiene
ventajas en el desarrollo psicomotor, al estimular al niño a través de los sentidos:
contacto físico y visual, tacto, olor, sabor, voz y calor.

Las ventajas para la prevención de enfermedades tanto para la madre como para
el bebé se muestran en la siguiente imagen.
Por último, pero no menos importante, tanto para la mamá como para el recién
nacido la lactancia materna es un momento íntimo y cálido que fortalece el
vínculo afectivo entre ellos.
Conclusiones

La lactancia materna es un tema muy extenso pero también de una gran


relevancia para el cuidado de salud del recién nacido y de su madre. Las
instituciones, grupos o personas involucradas en la educación sobre la lactancia
materna, deben priorizar la atención hacia las embarazadas más jóvenes
(adolescentes), sin descuidar a otras poblaciones y profundizar en los temas
relacionados con la técnica de extracción de la leche, su conservación, su
producción,  las posiciones para lactar, el manejo de los problemas que dificulten
la lactancia y los beneficios a la salud materna.

Para que la lactancia materna se pueda llevar a cabo se recomienda que exista
una orientación adecuada la cual depende del que profesional de la salud esté
informado de varios aspectos notables de esta práctica, iniciando con cuál es el
contexto actual en nuestro país. Al considerar la composición nutrimental y los
principales aspectos del desarrollo gastrointestinal en el lactante, se podrá
comprender por qué la lactancia representa el mejor alimento para el bebé, ya
que no sólo será un alimento de fácil digestión, sino que además promoverá su
crecimiento y desarrollo óptimos.

Con la comprensión de dicha información será posible hacer una promoción de


lactancia adecuada, en la que se explique a la madre los beneficios, técnicas
de amamantamiento y buenas prácticas higiénicas, de manera que madre tome
una decisión informada sobre lo más beneficioso y adecuado para la vida su
bebé.

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