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Lectura 5 – Lagos Borda Nestor Alfonso – 12150328

La excavación arqueológica – Gonzalo Ruiz Zapatero

¿Cómo y porqué la excavación ha tenido un lugar central en la practica arqueológica? Y es que


el uso inconsciente y desmedido que se le ha otorgado a este método de registro sirve para
una reflexión actual de lo que implica excavar, de qué es lo que excavamos y que es lo que
resulta de excavar, y es que se trata de comprender que estamos al frente de un patrimonio
frágil, limitado y no renovable. Vemos que, para una investigación en arqueología (y su
necesidad de generar conocimiento), el registro de la materialidad (cuerpo, cosas y espacios)
que yacen ocultos/enterrados solo puede ser extraídos por este procedimiento, y por lo tanto
se hace necesario; pero, por el contrario, excavar implica también destruir y alterar contextos
detenidos en el tiempo. Por eso se dice que excavar es destruir de forma controlada y
documentada. Es que el orden con el que se realiza sigue de acuerdo con los objetivos de lo
que se pretende descubrir o encontrar (semejante a un escultor). Entonces se habla de excavar
para poder compartir o mostrar la representación de lo que se ha descubierto. Poder asignarle
un orden que represente un momento o aspecto del pasado.

Weeler en 1954, ya notaba una falta de atención en el método que se escogía para excavar,
considerando que esta ya estaba predeterminada. Al observar la historia de la disciplina, se
resalta una crítica en la necesidad de teorizar sobre la practica arqueológica, sin dejar de lado
las implicancias culturales (relaciones de poder, genero) y personales (agencia) que han
influenciado en su desarrollo. Y es que es a través de la observación lo que el investigador
construye los datos

Para poder guiarse sobre como excavar (la estrategia) y como dar una adecuada interpretación
de lo realizado, es necesario conocer bien el proceso que origina dichos yacimientos. No solo
es recoger y describir los vestigios y restos materiales: las anomalías en el subsuelo,
estructuras, artefactos y componentes de una actividad específica; sino entender que estos
elementos han sido parte de : a) proceso de formación de estratos, b) destrucción de un
ordenamiento vivo del pasado, causado por agentes naturales y antrópicos y que intervienen
en ambos procesos; haciendo que consideremos al registro como el discurso lógico de los
procesos y agentes cuya evidencia se encuentra en estos aspectos.

Una crónica de como este registro ha sido obtenido en los 130 años nos lleva también a
considerar la historia de la evolución de las técnicas por la cual se obtiene dicho registro. Y es
que para poder registrar la materialidad, desde el historicismo cultural y la importancia de
hacer trincheras y descubrir estructuras, pasando por excavar en cuadriculas y del registro
tridimensional, hasta el uso de pozos de cateo y excavar en áreas, el registro arqueológico
presenta el desafío de poder hacerse de forma rigurosa tanto en lo espacial (planimetría) como
en su profundidad (estratigrafía), si bien el procesualismo apoyado en el uso de fichas y de la
matriz de Harris brinda un soporte, el postprocesualismo ha hecho un énfasis del ser
consciente de nuestras decisiones personales y subjetivas al usar estas técnicas. Hoy en día,
para excavar se sigue dos maneras: siguiendo los niveles o estratos naturales (así saber sus
límites) o siguiendo niveles arbitrarios (para poder comparar materialidad dentro de un mismo
estrato), y se usan herramientas en relación con el nivel de precisión y la recuperación de
restos. Así al estudiarlo reconocemos en la actualidad que como cada yacimiento es único
puesto que ofrece problemas y posee características y una historia propia, las estrategias de
excavación y el uso de las técnicas para lograrlo son cada vez más flexibles, múltiple y
personalizada, haciendo que la practica de excavar sea más que una aplicación de una serie de
instrucciones de receta por seguir, sino que “exige una inusual y amplia gama de habilidades
intelectuales y prácticas que resulta ampliamente emocionante” (Bradley 2006); así como una
actitud interpretativa en todo momento.

Estas estrategias y decisiones dan como resultado una documentación de lo excavado: 1) el


registro descrito de lo trabajado de forma personal (diario) así como programática (fichas de
excavación), 2) registro métrico y dibujado en lo espacial (planimetría) como en profundidad
(sección estratigráfica), 3) registro audiovisual instrumentado y 4) recolección de lo
recolectado (objetos, hallazgos y muestras). Los datos que se obtengan estarán en relación con
lo bien que se ha realizado la excavación. Por más bien que esté estructurado un informe de
investigación no aportara nada si lo realizado durante la excavación no brinda los datos que
argumentan la interpretación.

Mas allá de lo complicado que es la gestión de una excavación y de los objetivos de cada
investigación, dos preguntas para una reflexión crítica y teórica sobre esta práctica son
necesarias:

¿para qué se sigue excavando?

- para poder conseguir mas conocimiento sobre áreas, eventos y temas del pasado.

- para poder evitar la destrucción del patrimonio arqueológico (proyectos de rescate)

- para en el futuro poder seguir encontrado estrategias mucho mas eficaces para realizarlo.

¿Qué problemas subsisten hoy en torno al proceso de excavar?

- no se publica lo que se excava, falta de fomento de instituciones que resguardan el


patrimonio material (museos, centros culturales, ministerio de cultura)

- que el ejercicio profesional de esta práctica esta ligado a factores externos que los objetivos
del investigador.

- falta estándares de calidad y ética sobre la práctica de excavación (no está reglamentado)

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