Está en la página 1de 6

GRADO DE HISTORIA Y PATRIMONIO DE LA UNIVERSIDAD DE BURGOS

ARQUEOLOGÍA BÁSICA (ONLINE)

Tema 2. Concepto de Arqueología

Eduardo Carmona Ballestero


Área de Arqueología
2

Tema 2. Artículo 1: Definición de Arqueología y conceptos clave

En cierta manera parece sencillo definir la Arqueología. Es una disciplina de la que casi todo el
mundo tiene una imagen mental semejante. Caso seguro que esta responde, un poco influenciada
por la iconografía contemporánea, en personas que se dedican a buscar objetos antiguos imbuidos
de cierto aire de Romanticismo. De hecho, una frase recurrentemente escuchada cuando alguien
se dedica a este oficio es: Arqueólogo ¡qué bonito! Más allá de esta idealización, el propio
concepto de Arqueología no es unívoco. Está, y ha estado, sujeto a debate desde los mismos
inicios de la disciplina. En este tema proporcionaremos una definición de Arqueología, la que nos
parece más adecuada, pero no renunciaremos a ofrecer otras distintas. De este modo, se ofrece la
posibilidad de contrastar definiciones y fomentar la reflexión y el sentido crítico. Así mismo, se
darán a conocer otros aspectos y conceptos clave que, aunque no forman parte formalmente de
una definición, si clarifican la descripción de la Arqueología actual.

Sobre el concepto y marco de estudio la Arqueología

Se podría definir la arqueología de una manera relativamente sencilla y ortodoxa. Es la disciplina


que se ocupa del estudio de las sociedades del pasado a través de los restos materiales dejados por las mismas
en toda época y lugar. Esta definición es la más extendida y admitida dentro de la propia disciplina.
Sin embargo hay matices y enfoques importantes. Más allá de este “acuerdo de mínimos” se
puede entender la Arqueología de distintas maneras. En este sentido destaca la sustancial
diferencia que se da entre quienes entienden que la disciplina se vincula a la Antropología o a la
Historia (Renfrew y Bahn 1991: 9-11).

Entre los primeros se cuenta una buena parte del mundo anglosajón, o mejor dicho,
norteamericano y buena parte de los investigadores de la llamada América latina, Asia y África.
Dado que la Antropología supone el estudio del género humano, de las personas en términos
generales, la Arqueología se entiende por los defensores de esta postura como el estudio del
tiempo pasado de la Antropología. Para ser más precisos, realmente se considera como parte de
la Antropología Cultural o Social, teniendo en cuenta que los antropólogos culturales toman sus
datos de la vida real de las comunidades actuales, mientras que los arqueólogos los toman de las
comunidades del pasado legados a través de sus restos materiales.

En el segundo caso, se citan la mayor parte de los investigadores europeos, quienes consideran
que si la Arqueología estudia el pasado debe ser considerada parte de la Historia. De tal modo
que, en ausencia de documentos escritos, se convierte en la herramienta capaz de llegar dentro
de esta ciencia a la mayor parte del devenir del género humano, es decir, a la Prehistoria. No le
falta sentido a esta corriente que suele apostar además por el empleo de Arqueología para explicar
procesos históricos. Un aspecto controvertido entre quienes piensan de este modo, y sobre el que
nos acabamos de decantar, es aquel que entiende que la Arqueología se circunscribe a unos
determinados límites temporales. Desde nuestro punto de vista es una disciplina trasversal, que

Área de Arqueología. Departamento de Ciencias Históricas y Geografía


3

no tiene límites de este tipo, pero hay quien considera, sobre todo dentro del mundo académico,
que únicamente se debe hablar de Arqueología cuando esta se vincula al mundo clásico. Este tipo
de pensamiento domina buena parte de los espacios académicos españoles, aunque
afortunadamente el abanico se va abriendo, permitiéndose entrar dentro de este marco otros
periodos. Es curioso que esta flexibilización se ha realizado sobre todo hacía épocas más recientes,
pero todavía se percibe cierta hostilidad a considerar que también se puede hacer arqueología
prehistórica. El debate al respecto tiene matices que atañen no solo a aspectos meramente
temporales y desde luego también es preciso señalar que hay una diferencia definida entre
arqueólogos y prehistoriadores, sobre todo por el campo de discusión y análisis de unos y otros,
y por la transversalidad de la Arqueología frente a la orientación concreta de la Prehistoria a un
marco temporal concreto.

Ambas perspectivas coinciden en un aspecto nada desdeñable: la consideración de la


Arqueología como ciencia. En cualquiera de los dos casos, se considera que la Arqueología es
una ciencia social, una ciencia humana. En este sentido, dentro de esta consideración, se puede
admitir en parte que se acerca bastante a las ciencias experimentales porque a diferencia de la
Antropología Cultural y la Historia, las fuentes que emplea están exentas de opiniones, juicios y
declaraciones de los interlocutores que cuentan o escriben lo que recogen antropólogos e
historiadores. Como hemos visto ya, los objetos que estudian los arqueólogos nada dicen
directamente de sí mismos. A causa de esto, la práctica arqueológica opera de manera muy similar
a la de los científicos experimentales, dado que se recogen datos, se realizan experimentos, se
formulan hipótesis, se contrastan las hipótesis y se elabora un modelo explicativo de lo
observado; en definitiva, se aplica un procedimiento científico. La diferencia con las ciencias
experimentales la da el objeto de estudio, el cual es uno de los aspectos más atractivos de la
disciplina: las sociedades humanas. Después de aplicar un procedimiento de estas características
puedes toparte con las personas que están detrás de lo analizado. Es este factor humano el que
proporciona la mejor de las gratificantes sensaciones tras la realización de cualquier
descubrimiento.

La naturaleza de la Arqueología: el método arqueológico

Como acabamos de señalar, la arqueología se define como ciencia debido a que emplea el método
científico para conseguir sus fines. Este método le dota de transversalidad, pues se pueden
realizar investigaciones arqueológicas relativas a todas las etapas de la Historia, incluyendo la
Contemporánea (existen trabajos muy importantes sobre Arqueología industrial e, incluso,
realizados en los desechos actuales como la Arqueología de la Basura, orientados
fundamentalmente a contrastar con restos materiales algunas hipótesis sobre los hábitos de
nuestra propia sociedad) y en cualquier parte del mundo (incluso en Marte, cuando se confirme
que hubo vida y dejó restos materiales…). Su importancia se incrementa en ausencia de fuentes
de información alternativas a los restos materiales, como pudieran ser los textos o los

Área de Arqueología. Departamento de Ciencias Históricas y Geografía


4

informadores orales. Por ello es especialmente útil para el estudio de algunas épocas “oscuras”
como la Prehistoria, la Protohistoria, la Tardoantigüedad y la Alta Edad Media.

Pero para que los restos materiales puedan ofrecer información del pasado, es decir, pasar de ser
evidencia arqueológica a registro arqueológico, es necesario aplicar una serie de metodologías
orientadas a analizar, tomándolos como base, las sociedades que los generaron. Estas técnicas,
denominadas método arqueológico, se vertebran en cuatro fases fundamentales (Renfrew y Bahn,
1991: 65):

1. Observación y recogida de datos (esto es, la documentación de los restos materiales) que
se puede realizar a través de distintas vías:

a. El reconocimiento y la prospección: es la metodología orientada a explorar el


paisaje en busca de vestigios e indicios arqueológicos. Es difícil separar los dos
procesos. En principio, en la mayor parte de los casos el reconocimiento es un
proceso previo, anterior al de la prospección. En el reconocimiento se pueden
observar los indicios que se distribuyen por el paisaje con métodos que no
implican la presencia física sobre el territorio, como la fotografía aérea oblicua,
imágenes Lidar, etc…, mientras que la prospección implica el empleo de medios
que necesariamente necesitan del traslado físico al área de estudio, como puede
ser una exploración superficial clásica por parte de un equipo de arqueólogos o el
uso de métodos más sofisticados como el geo-radar, la inducción
electromagnética, etc. La prospección de superficie es el conjunto de operaciones
que sirven para obtener información sobre la representación de vestigios del
pasado en un territorio a partir de la documentación de la dispersión de los restos
de actividad humana en la superficie. A través de estos procedimientos se obtiene
una información de componente esencialmente espacial. En ocasiones con esta
toma de datos es suficiente para cumplir con los objetivos de la investigación pero
en otras es necesario aplicar otros que permiten obtener datos más detallados.

b. La excavación se realiza en aquellos lugares con indicios suficientes para obtener


datos precisos para los objetivos de la investigación. Es decir, cuando se excava
una vez se conocen los yacimientos por medio de la prospección. La excavación es
uno de los principales métodos de la Arqueología puesto que constituye el
procedimiento fundamental de recuperación de testimonios materiales del
pasado. En sentido estricto se refiere a la exhumación sistemática de los depósitos
arqueológicos, que se encuentran total o parcialmente enterrados en un
yacimiento, en orden inverso a su estratificación. La excavación arqueológica es
una técnica científica, destinada a comprender y explicar problemas históricos
relacionados con las sociedades del pasado a partir de sus vestigios materiales. Su
relevancia dentro del corpus metodológico de la disciplina es trascendental. Es

Área de Arqueología. Departamento de Ciencias Históricas y Geografía


5

importante dar relevancia a la cuestión de que se trata de un procedimiento


científico, sujeto a la resolución de problemáticas específicas, enunciadas en forma
de hipótesis previas, lo que supone una programación y planificación metódica
que debe ser reproducible por cualquier arqueólogo y como resultado ofrece
conocimiento científico.

Los materiales arqueológicos tienen dos particularidades: aparecen enterrados y


son un suceso único e irrepetible. Cuando se excava un yacimiento se destruye su
estructura, su contexto. La excavación moderna no busca la recuperación de
objetos, sino saber cómo estos se estructuran dentro del yacimiento. El proceso de
excavación no es sólo desenterrar sino encontrar argumentos a través de estos
materiales.

2. Trabajo de gabinete o laboratorio. Orientado fundamentalmente a la descripción,


ordenación, clasificación y análisis de los restos materiales. Supone la aplicación de
métodos para tratar la información y hacerla homologable con vistas a la comparación y
análisis de aquella obtenida en diferentes yacimientos, sean estos sincrónicos o
diacrónicos.

3. Explicación e interpretación. La parte sustancial del método supone la elaboración de


hipótesis que son contrastadas con los datos. Esto permite validar o refutar las hipótesis
para proponer teorías y modelos explicativos relativos a las sociedades del pasado.
Dependiendo de la orientación teórica de los investigadores, tales modelos pueden estar
orientados a distintas cosas y tratar de tener un mayor o menor alcance. Desde nuestro
punto de vista, los modelos interpretativos deben estar orientados, en última instancia, a
la explicación de los procesos históricos

4. La puesta en valor de los resultados: Una de las obligaciones como arqueólogos, como
científicos en general, es el retorno del trabajo a la sociedad. Este se puede realizar de
varias maneras, siendo la más habitual la publicación y difusión de los resultados, aunque
en el caso de la Arqueología este retorno se puede realizar de otras maneras como la
musealización de los yacimientos, o la preservación y conservación del Patrimonio
Arqueológico bajo unas condiciones adecuadas con el fin de seguir transmitiendo nuestro
legado a las generaciones venideras. Hasta los años 90 del siglo XX el feedback con el grueso
del cuerpo social estaba constreñido y prácticamente solo se realizaba a través de
publicaciones científicas y eruditas, dirigidas a unos pocos iniciados en la materia.

En la actualidad, gracias a las TIC y la era digital esta fase de puesta en valor ha tomado
la importancia que se merece, pero no solo por la posibilidad que proporcionan los nuevos
medios técnicos en cuanto a inmediatez y alcance de la difusión, sino porque entre los
propios arqueólogos, entre los que se empieza a producir un cambio generacional, se ha

Área de Arqueología. Departamento de Ciencias Históricas y Geografía


6

operado un cambio de mentalidad y de actuar. No hemos de olvidar que entre las


proyecciones sociales de la disciplina, esta quizá sea la más importante.

Referencias:

Renfrew, C. y Bahn, P. (1991): Arqueología. Teoría, métodos y técnicas. Akal. Madrid.

Área de Arqueología. Departamento de Ciencias Históricas y Geografía

También podría gustarte