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TEMA I

LA POESÍA EN ÉPOCA DE AUGUSTO: VIRGILIO


Datos biográficos

Fuentes para la biografía de Virgilio

Para la reconstrucción de la vida de Virgilio hay que contar con tres tipos de materiales:
Los testimonios autobiográficos, extraídos de la obra de Virgilio.
Los testimonios de los autores contemporáneos o inmediatamente posteriores.
Las biografías antiguas: Vitae Vergilianae.

Testimonios autobiográficos:
Las más antiguas referencias autobiográficas de Virgilio a sí mismo las encontramos en dos
composiciones pertenecientes a la Appendix Vergiliana:
Catalepton V: en esta composición se despide de la retórica para emprender el camino
de la filosofía de la mano de Sirón.
Catalepton VIII: instalado en la villa de Sirón, expresa su deseo de que sea el nuevo hogar
para su familia.
Ambas composiciones hacen, pues, referencia a la situación de la familia de Virgilio tras la
batalla de Filipos y al problema de la confiscación de las tierras que afectó a su familia entre
los años 42 y 41 a.C.
Las Bucólicas son la obra donde Virgilio dejó más referencias a su propia vida:
Numerosas personalidades relacionadas con la vida de Virgilio desfilan por los poemas
que componen la colección:
Asinio Polión aparece en el poema III como impulsor de la poesía virgiliana; y la
Bucólica IV menciona su consulado en el año 40 a.C.
Alfeno Varo aparece los poemas VI y IX, una persona de confianza para Virgilio en los
momentos difíciles de las confiscaciones.
Vario Rufo y Helvio Cinna aparecen alabados como buenos poetas en la Bucólica IX.
Cornelio Galo, por su parte, aparece en la Bucólica X.
En las Geórgicas Virgilio introduce unos versos en los que se refiere a sí mismo de forma
explícita (georg. 4, 563-566):
Illo Vergilium me tempore dulcis alebat
Parthenope studiis florentem ignobilis oti,
carmina qui lusi pastorum audaxque iuuenta,
Tityre, te patulae cecini sub tegmine fagi.
Pero en esa obra también aparece una serie de noticias en relación a Mecenas, Octaviano y
las ciudades de Tarento y Mantua, que hay que tener en consideración a la hora de
reconstruir la vida de Virgilio.
La Eneida es un poema épico; y por tanto no es apto para introducir en él referencias
autobiográficas.

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Sin embargo, Servio transmite unos versos que debían encabezar el poema y que los
editores del mismo (Vario y Tuca) eliminaron:
Ille ego qui quondam gracili modulatus auena
carmen, et egressus siluis uicina coegi
ut quamuis auido parerent arua colono,
gratum opus agricolis, at nunc horrentia Martis
arma virumque cano …

Testimonios de otros autores:


Refieren noticias sobre Virgilio autores contemporáneos a él como Horacio y Propercio;
también Ovidio.
El primero en varios pasajes de su obra recuerda anécdotas vividas conjuntamente.
Propercio escribe unos versos en los que anuncia la aparición de la Eneida (2,34,65 y ss.).
Ovidio dice que solo llegó a verlo (trist. 4,10,51).
También se menciona a Virgilio en fragmentos de Mecenas, Julio Montano, Gayo Meliso,
Séneca el Viejo, y posteriormente de Lucano, Estacio, Marcial, Plinio el Joven y Tácito.
Estos textos se encontraban en obras escritas en los dos siglos siguientes a Virgilio y que no
se han conservado.
Por esa razón las noticias que transmiten son interesantes.

Vitae Vergilianae:
Son varios los manuscritos que transmiten narraciones sobre la vida de Virgilio.
La mayoría de estas biografías aparecían encabezando los comentarios o escolios a las
obras virgilianas.
Entre las más fiables hay que citar las siguientes:
Vita Suetonii uulgo Donatiana;
Vita Seruii;
Vita Probiana;
Vita Bernensis.
A partir de ellas se puede reconstruir la biografía de Virgilio.

Vida de Virgilio

La infancia en Mantua

Virgilio era originario de Mantua.


El enraizamiento de Virgilio con su tierra natal es un hecho que se deja ver a lo largo de su
obra:
Bucólicas: el nombre de Mantua y el Mincio aparecen en ellas con tonos conmovedores.
Geórgicas (3, 14-15): anuncia que levantará allí un templo en honor de César.
Eneida: cuando habla del linaje mantuano.
Mantua pertenecía a la Galia Cisalpina, sus habitantes recibieron el ius Latii en el año 89 a.C.,
pero la ciudad no fue romana hasta el año 42 a.C.

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Por tanto, Virgilio era un provinciano, un itálico, siempre consciente de la contribución de
los pueblos itálicos a la grandeza de Roma.
Virgilio nació el 15 de octubre del año 70 a.C., siendo cónsules Licinio Craso y Pompeyo
Magno.
Su nombre completo era Publius Vergilius Maro.
Vergilius es un nombre de origen etrusco, y bastante frecuente en tierras de población
etrusca.
Maro también es etrusco, aunque mucho menos frecuente.
Se dice que la familia de Virgilio era muy modesta.
Las noticias ofrecidas por las Vitae dicen que el padre era alfarero o asalariado de un
funcionario.
Virgilio nació de su matrimonio con Magia Pola, en el pueblo de Andes, no lejano a
Mantua.
Cuando contaba con unos doce años, la familia se trasladó a Cremona, donde Virgilio
comenzó sus estudios.
Allí permaneció hasta los quince años de edad, cuando vistió la toga viril (55 a.C.).
La noticia de la modestia de la familia de Virgilio aparece en todas las vidas, y parece insistir
en la idea de lo extraordinario y maravilloso que aguardaba a Virgilio, en contraste con sus
humildes orígenes.
Precisamente por la insistencia con que se refiere en las Vitae y por lo novelesco de ese
contraste se ha puesto en duda.
Lo más probable es que la familia del poeta perteneciera a la pequeña aristocracia local, lo
suficientemente rica como para ofrecer a su hijo la formación típica de un ciudadano
romano.
Pero la noticia que más polémica ha creado entre los estudiosos es la identificación del
pueblo de Andes.
Las Vitae dicen que este pueblo está cerca de Mantua, pero en ellas no se indica la
distancia exacta.
Solo la Vita Probiana dice que Andes se encuentra a tres millas de Mantua.
El problema está en que esa lectura (milia passuum III) es de un manuscrito
actualmente perdido, mientras que los restantes (posteriores y de menor calidad que
ese manuscrito perdido) dan una distancia de treinta millas.
In hoc uero aut ‘tria’ aut ‘triginta’ tota lis vertitur (Hardie).
Pero la noticia que más polémica ha creado entre los estudiosos es la identificación del
pueblo de Andes.
Ya desde la Edad Media se identificó Andes con la localidad de Pietole (a cuatro km al SE
de Mantua), aunque algunos filólogos (ya del siglo XX) proponen Calvisano o
Carpendolo (a treinta millas al NO de Mantua).

La juventud del poeta

Tras vestir la toga viril Virgilio se traslada a Milán, donde junto a la escuela del rétor debió
comenzar sus estudios de medicina y matemáticas (estudios sobre la naturaleza,
fundamentalmente astrología y astronomía).

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Antes del año 50 a.C. pasó a Roma, dispuesto a seguir la carrera de la elocuencia y la
política.
Pero Meliso atestigua que Virgilio solo tomó parte en un proceso judicial y no volvió a
hacerlo nunca más.
En ese momento hay que situar la despedida de la retórica que testimonia el poema V
del Catalepton.
No se sabe cuáles son las razones de este cambio en el rumbo de su vida, pero no es
por la falta de aptitud, pues Virgilio recitaba con encanto y voz agradable, y dominaba los
recursos retóricos, como demuestra en los discursos que aparecen en sus obras.
En esos años, si se atiende a las noticias que dan las Vitae, Virgilio fue condiscípulo del
joven Octavio y de Marco Antonio en la escuela del orador Epidio.
Lo que sí es seguro es que debió entablar amistad con otros poetas procedentes de la
Galia Cisalpina, que entonces configuraban el grupo de los poetae novi: Alfeno Varo, Lucio
Vario Rufo, Asinio Polión, Helvio Cinna, Valerio Catón, Licinio Calvo,Varrón Atacino.
Con Catulo no llegó a coincidir, puesto que éste murió en el año 55 a.C.
Virgilio debió imbuirse del programa estético y literario de esta generación de poetas.

Las primeras obras

En estos años romanos Virgilio ya debió componer poesía.


Esos primeros poemas compuestos por Virgilio están recogidos en la Appendix Vergiliana
(aunque a esta colección pertenecen también otras composiciones de autoría muy
discutible y que son de épocas posteriores en un siglo o más a Virgilio).
Las Vitae suelen enumerar una serie de títulos de obras compuestas por Virgilio en estos
años de juventud:
Así la Vita de Suetonio-Donato (17-19) dice lo siguiente:
Deinde catalepton et Priapea et Epigrammata et Diras, item Cirin et Culicem,
cum esset annorum XXVI (…). scripsit etiam de qua ambigitur Aetnam.
Y la Vita de Servio:
Scripsit etiam septem siue octo libros hos: Cirin Aetnam Culicem Priapeia
Catalepton Epigrammata Copam Diras.
La opinión de los filólogos modernos no es unánime en aceptar la paternidad virgiliana
sobre determinadas composiciones de la Appendix Vergiliana:
Pierre Grimal es el estudioso más optimista a este resepcto, pues acepta la autoría de
Ciris (La pequeña garza), Culex (El mosquito), Dirae (Las imprecaciones), Copa (La
tabernera), Moretum, Catalepton (Composiciones sencillas).
Sin embargo, resulta evidente que Ciris es una especie de centón compuesto a partir
de versos virgilianos.
Sí es unánime la aceptación del Catalepton como obra virgiliana.
Ello supone que en sus comienzos Virgilio fue un poeta neotérico imbuido de los
principios estéticos de este grupo de poetas.
La exquisita y decadente estética.
La desvinculación del compromiso con la vida política.
Pero su propia trayectoria vital lo hizo apartarse de tal tendencia.

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La llamada de la filosofía

Ante el panorama de conflicto civil que se avecina, Virgilio abandona Roma y se retira a
Nápoles para emprender el camino de la filosofía epicureísta de la mano de Sirón.
Entre sus condiscípulos en el estudio de la filosofía de Epicuro se encontraban ya Lucio
Vario Rufo, Quintilio Varo, y el mismo Horacio.
Si bien Virgilio no llegó a convertirse en un epicureísta canónico, el estudio de la filosofía
epicúrea lo imbuyó de una serie de preocupaciones y respuestas a determinados problemas
que luego se verán en su obra.
Esos ecos del epicureísmo son patentes, por ejemplo, en las Bucólicas:
La creación de un paisaje espiritual, como es la Arcadia, es reflejo del jardín epicureísta,
lugar de retiro para la práctica de la filosofía.
Pero también en las Geórgicas, y en su simpatía por la naturaleza.
Estos años de vida en Nápoles son, pues, fundamentales para la configuración de la
personalidad poética de Virgilio.
Los lugares míticos que rodeaban esa ciudad serán escenario de algunos episodios de la
Eneida.
El clima espiritual de la ciudad también se refleja en la obra de Virgilio:
En Nápoles abundaban los filósofos, oradores y profetas; era un lugar propicio para la
propagación de mensajes místicos y apocalípticos, como el de la llegada de un θεῖος
ἀνήρ.

De las guerras civiles a las Bucólicas

Los siguientes años fueron muy convulsos en la historia de Roma:


Una vez muerto Craso en el 53 a.C., se desató abiertamente el conflicto civil entre
César y Pompeyo, cuyos ejércitos se enfrentaron en Farsalia (48 a.C.), de donde salió
derrotado Pompeyo.
Con la llegada de César al poder muchos romanos albergaron una esperanza para el
establecimiento de la paz, pero esa esperanza pronto se truncó con su asesinato (44
a.C.).
Con ello se reavivó el conflicto civil: se constituyó el segundo triunvirato por parte de
Marco Antonio, Lépido y Octaviano (43 a.C.), quienes se enfrentaron con los asesinos de
César, a quienes derrotaron en la batalla de Filipos (42 a.C.).
No se sabe a ciencia cierta dónde estuvo Virgilio durante esos años, si permaneció en
Nápoles, si se trasladó a Roma o si volvió a su tierra natal.
Lo que sí es seguro es que su familia se vio afectada, o por lo menos amenazada, por las
confiscaciones de tierras decretadas por los triúnviros.
El problema es tratado en las Bucólicas (principalmente en la I y la IX), aunque se ha
discutido mucho si se ha de hacer una interpretación alegórica de las mismas en relación a
este asunto.
En ellas aparecen los tres personajes encargados del reparto de tierras en la Galia Cisalpina:
Asinio Polión, Alfeno Varo y Cornelio Galo.

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Asinio Polión fue lugarteniente de Marco Antonio, y estuvo encargado en un principio
del reparto de tierras en la región.
Tras la derrota de las tropas antonianas en Perusa (40 a.C.) y la paz de Bríndisi (del
mismo año), fue sustituido en el cargo por el legado de Octaviano, Alfeno Varo.
Cornelio Galo era un subalterno de Varo.
Todos ellos eran amigos de Virgilio lo que indica el prestigio que ya había alcanzado como
poeta:
Asinio Polión fue su patrono no solo en asuntos civiles, también en los círculos literarios.
Fue en el ambiente de los poetae novi donde trabó amistad con Virgilio.
Amigo común de ambos era Cornelio Galo, quien estaba destinado a ocupar cargos de
confianza ante Octaviano, hasta que cayó en desgracia. También era un poeta consagrado
para cuando Virgilio escribió la Bucólica VI, que está dedicada a él.
Alfeno Varo, como Virgilio, era cisalpino y había sido también discípulo de Sirón.
Si la familia de Virgilio se libró de las confiscaciones (cosa que no se puede afirmar), fue
gracias a que acudió a solicitar ayuda a estas personalidades.
Por lo que respecta a la composición de las Bucólicas, se ha establecido como fecha post
quem el año 42 o a lo sumo el 41 a.C.
El último acontecimiento histórico recogido en las mismas es la victoria de Polión sobre los
partinos (egl.VIII), que tuvo lugar en octubre del año 39 a.C.
Por tanto, entre el 41 y el 39 Virgilio escribió esta obra (por lo menos las piezas que van de
la I hasta la IX; la Bucólica X se añadió en una edición posterior del año 37 a.C.).
Ello concuerda con las noticias que aportan las Vitae, que dicen que Virgilio escribió esta
obra en tres años.
También dicen las Vitae (y esto no parece que haya que ponerlo en duda) que su patrono
literario y el que le propuso que compusiera las Bucólicas fue Asinio Polión.

Los años de madurez: las Geórgicas

Por aquella época, aunque no se conocen las circunstancias, Virgilio entró en contacto con
Mecenas, consejero y colaborador de Octaviano y también poeta él mismo.
La fecha en que se produjo la entrada de Virgilio en el círculo de Mecenas debe situarse
entre el año 39 a.C. (si hubiese sido anterior a esa fecha Virgilio habría celebrado a su amigo
en las Bucólicas) y el 38 a.C., fecha en la que Horacio dice que fue presentado por Virgilio a
Mecenas (serm. 1,6).
Fue Mecenas quien introdujo a Virgilio en la casa de Octaviano.
Ello supuso para Virgilio la superación de cualquier penuria económica.
De hecho se piensa que las posesiones que se le atribuyen las obtuvo gracias a la
generosidad de sus poderosos amigos.
Entonces se asienta en una de sus posesiones en la bahía de Nápoles, de donde ya solo se
alejará en muy contadas ocasiones.
Es en ese lugar donde compone las Geórgicas.
El silencio que guarda Virgilio sobre su vida lo desvela Horacio, cuando narra las vivencias
comunes:
Como el viaje que hicieron a Bríndisi en el séquito de Mecenas (37 a.C.), narrado por el
venusino en la quinta sátira del libro I.

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Pese a las diferencias de personalidad entre Virgilio y Horacio, todo señala que entre ellos
se entabló una profunda y sincera amistad:
Horacio se refiere a él en determinados pasajes de su poesía siempre en términos
cariñosos: animae dimidium meae, anima candidior, optimus Vergilius.
Lo defiende de sus detractores literarios (Hor. serm. 1,6).
Lo elogia en otros tantos lugares con tono de respeto y veneración: Hor. epist. 2,1,245-
247; ars 48-55.
Una vez concluidas las Bucólicas, Virgilio emprende por encargo de Mecenas la composición
de las Geórgicas.
Ello pone en evidencia que en estos años las relaciones de amistad entre el poeta
mantuano y su patrono eran estrechas.
La obra ya estaba concluida en el 29 a.C., si se da crédito a la noticia transmitida por la Vita
de Suetonio-Donato (37), según la cual Virgilio recitó el poema a Augusto, cuando este tras
la victoria de Accio se detuvo en Atela de camino a Roma (29 a.C.).
Esta datación concuerda también con las noticias que ofrecen las Vitae, que dicen que
Virgilio tardó siete años en escribir las Geórgicas.

La plenitud de la poesía augústea de Virgilio

A partir del año 29 a.C. Virgilio emprendió la composición de la Eneida, y en ello estuvo
ocupado sus últimos años, como se puede deducir a partir de determinados datos
históricos:
Según una noticia transmitida por la Vita de Suetonio-Donato, en torno al año 26 o 25
a.C., Augusto, estando en Hispania, solicitó a Virgilio que le enviase un esbozo o un
extracto de la Eneida.
En una elegía anterior incluso a esas fechas Propercio da noticia de la expectación con la
que se aguardaba el poema de Virgilio (2, 34, 65-66):
Cedite Romani scriptores, cedite Grai:
nescio quid maius nascitur Iliade.
La naturaleza y el contenido de algunos paisajes de la Eneida son también un argumento
para la datación del poema, puesto que hacen referencia a situaciones históricas producidas
en esos once años finales de su vida, o no se entienden si no es considerando la situación
histórica del momento.
Así, por ejemplo, la profecía de Júpiter a Venus (Aen. 1, 257-296) está escrita bajo la visión
del orden pacífico que Augusto se disponía a instaurar, tras el regreso triunfante a Roma en
el año 29 a.C., cuando se decretó la clausura del templo de Jano.
Se sabe también, según la información que ofrece la Vita de Suetonio-Donato, que para
poco después del año 23 a.C. ya se encontraban terminados tres libros de los doce que
componían el poema (el segundo, el cuarto y el sexto).
Según esa noticia, Virgilio leyó a Augusto esos tres libros, provocando una enorme
commoción en Octavia, la hermana de Agusto, cuando recitó el pasaje del libro VI en que
narraba el fallecimiento de su hijo, Marcelo, muerte que se produjo en otoño del año 23
a.C.

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Si se considera, pues, que Virgilio murió en el año 19 a.C., y que la Eneida quedó inacabada,
no resulta muy descaminada la noticia que dan las Vitae, según la cual Virgilio estuvo
trabajando once años en la composición de este poema.
Al margen de estos datos, no sabemos nada más sobre la vida de Virgilio en esos años.
Pero ha provocado una dura discusión entre los filólogos si la presencia de Augusto en el
poema fue una imposición del Princeps a su poeta.
Algunos estudiosos en este sentido han reducido la figura de Virgilio a un poeta áulico,
mero propagandista de la acción política de Augusto.
Sin embargo, no son pocos los filólogos (aunque su posición se tilda de ingenua) que
consideran que esa presencia se debe a una consonancia espiritual entre Augusto y
Virgilio, y que entre ellos debió existir una franca amistad y una relación de mutuo
respeto.
El gramático Prisciano (Inst. 10,43) reproduce una noticia de Augusto, en que este reprocha
a Virgilio que lo evite y se recluya en Nápoles.
Y también es muy conocida la descripción que presenta la Vita de Suetonio-Donato sobre
el modo en que trabajaba Virgilio (22-24).
La Vita de Suetonio-Donato incluye la siguiente descripción física de Virgilio (8):
Corpore et statura fuit grandi, aquilo colore, facie rusticana. Valetudine uaria: nam
plerumque a stomacho et a faucibus ac dolore capitis laborabat, sanguinem etiam saepe
reiecit.
Mosaico de Hadrumentum (finales del siglo III p.C.), Museo del Bardo (Túnez).
Virgilio acompañado de Clío (Musa de la Historia) y Melpómene (Musa de la Tragedia).

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El viaje a Grecia y la muerte de Virgilio

En el año 19 a.C. la Eneida ya estaba casi acabada. Faltaba una última revisión que puliera los
detalles que no acababan de satisfacer a su autor.
Virgilio quería realizar un viaje por Grecia y Asia Menor para visitar los sitios relatados
en su poema (sobre todo del libro III), y así inspirarse para corregirlo.
Emprendió su viaje y en agosto de ese año salió de Bríndisi con destino a Grecia.
En Atenas se encontró con Augusto, que regresaba de Oriente; Virgilio decidió no proseguir
su viaje y acompañar al Princeps en su retorno a Roma.
Pero en una visita a Mégara Virgilio sufrió una insolación y enfermó.
Ya en Bríndisi, era evidente para todos sus compañeros de viaje que se acercaba el final.
En sus últimos momentos Virgilio insistió a sus allegados en que le entregaran el manuscrito
de la Eneida, para arrojarlo al fuego.
Pero estos no accedieron.
Sin duda por intervención de Augusto el poema fue publicado por Vario y Tuca, quienes lo
dieron al público sin hacer ninguna modificación y tal como lo habían recibido.
Se ha especulado mucho sobre las razones que tenía Virgilio para querer destruir su poema:
Unos aducen la disconformidad en publicar una obra poética imperfecta a la que le
faltaba una última mano.
Otros piensan que se debe a un arrepentimiento de Virgilio con respecto a su posición
hacia Augusto.
Virgilio falleció el 21 de septiembre del año 19 a.C. en Bríndisi.
Sus cenizas fueron trasladadas a Nápoles.
Sobre su tumba se grabó el siguiente dístico:
Mantua me genuit, Calabri rapuere, tenet nunc
Parthenope; cecini pascua rura duces.

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