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MARCO TEORICO

BIOGRAFIA DEL AUTOR


Virgilio (70-19 a.C.), poeta romano,
autor de la Eneida, obra maestra de
la literatura latina. La influencia de
Virgilio en escritores europeos de
épocas posteriores fue enorme.

Considerado como el poeta más


grande de la Roma antigua, Virgilio,
que vivió entre los años 70 y 19 a.C.,
compuso la Eneida, un poema épico de carácter mitológico,
durante los últimos once años de su vida. Modelado siguiendo
la Iliada y la Odisea del poeta griego Homero, fue la primera
obra maestra del estilo épico. Numerosos escritores
posteriores la consideraron un modelo tanto de temas como
de técnicas, y le rindieron homenaje en sus textos y dibujos.
Esta pintura de 1469 le representa escribiendo el poema
Geórgicas (36-29 a.C.) delante de la estatua de la diosa
griega Artemisa.

VIDA  
La existencia de tres buenas biografías de Virgilio ponen de
evidencia la extraordinaria popularidad y estima de que gozó
el poeta en su propia época. La más extensa de estas "vitae"
es la escrita por Suetonio y reproducida después por Donnato.
Además de estas biografías cercanas en el tiempo al poeta,
también el propio Virgilio esparce por sus obras datos
personales que nos dan una buena información de primera
mano.

Publio Virgilio Marón constituye una de las cimas de la


literatura latina, siendo uno de los autores clásicos que ejerció
en la literatura posterior una influencia más duradera y
permanente. Junto con HORACIO y OVIDIO personifica la edad
de oro que para la poesía fue la época de Augusto. Nació en
una aldea cercana a Padua en el año 70 a. de J.C. y
perteneció a una familia de clase media. Conviene señalar
que, igual que ocurre con Livio, Horacio, Ovidio y tantos otros
autores latinos importantes, Virgilio no era romano sino
italiano, de la ribera del Po, y que, por elección propia pasó
gran parte de su vida en la ribera del golfo de Nápoles; por
este motivo algunos estudiosos del poeta señalan que en su
persona, como en su obra, se realiza la unidad de Italia. Fue
educado en Cremona y Mediolanum (Milán), estudiando con
posterioridad filosofía y retórica en Roma. Murió en Brindis, el
19 a. de J.C., al regreso de un viaje a Grecia que había
realizado para conocer "in situ" los lugares en los que se
desarrollaba la Eneida. Fue llevado a Nápoles y enterrado en
las afueras de esta ciudad.

Vivió una época de profunda crisis en el mundo romano y


asistió a los cambios que supuso el gobierno de Augusto,
colaborando activamente y de buen grado en ellos. Aunque
era persona de carácter tímido y poco comunicativo, sin
embargo estaba muy relacionado con los grupos cercanos a
Augusto y con el propio emperador; se sabe que, habiéndose
visto afectadas sus tierras familiares por las expropiaciones
llevadas a cabo por Augusto para asentar a los veteranos de
las guerras contra los asesinos de César, les fueron devueltas
o cambiadas por otras gracias a la intervención de Galo y
Asinio Polión. Perteneció en un primer momento al "circulo de
Polión", trasladándose después al de Mecenas, el gran amigo
de Augusto y protector de artistas que colaboró con él en el
intento de renovación de las costumbres y tradiciones
romanas antiguas. Virgilio, profundamente identificado con
los proyectos de Augusto, es el máximo representante de una
poesía al servicio de los valores tradicionales de patriotismo y
religiosidad que propugnaba el emperador. Aunque Virgilio es
conocido gracias a la Eneida, ésta es su última obra. En su
juventud estuvo relacionado con el grupo de poetas conocidos
como neotéricos y publicó una serie de poemas de gusto
alejandrino recogidos en una libro titulado Appendix
Vergiliana. Entre los años 42 y el 39 a. de C. escribe la
Bucólicas, que son la primera manifestación de la poesía
augústea. Son diez composiciones de tema pastoril. Desde el
36 al 29 a. de C. trabajó Virgilio en las Geórgicas. Con este
poema pretende apoyar la política de Augusto tendente a
restablecer, una vez acabadas las guerras civiles, los modos
de vida vinculados a la labor agrícola y a la vida campesina;
su intención es proponer como ideal la vida en armonía con la
naturaleza, que proporciona paz y contento, aunque no esté
exenta de dureza y contratiempos.

Virgilio fue un poeta admirado y reconocido ya en vida; son


muchas las anécdotas sobre las manifestaciones espontáneas
de cariño y reconocimiento que provocaba su presencia en
lugares públicos; gozó de un reconocimiento importante en
todas las épocas, y es uno de los autores más influyentes en
todos los momentos de la civilización occidental. Su fama se
basó en un primer momento en su carácter de poeta épico
que había puesto de manifiesto la grandeza de Roma, pero su
enorme importancia y su influencia posterior se debe a la
perfección técnica de sus versos así como a su profunda
humanidad y amor a la naturaleza.

Virgilio dedica los diez últimos años de su vida, del 29 al 19 a.


de C.- a escribir la Eneida, un poema épico en hexámetros
que iba a eclipsar todas las obras épicas precedentes de
escritores romanos e iba a fijar las características del genero
para los escritores épicos posteriores. En este poema se
ensalza el origen y crecimiento del poder romano.
Ciertamente por los años en que Virgilio comienza a escribir la
Eneida se producen los hechos centrales que inician el
principado de Augusto: Octavio regresa victorioso de Accio, la
paz en el imperio es total, se concede el titulo de "Principe" y
de "Augusto" a Octavio; en resumen, Roma vive unos
momentos de gloria que pudieron inducir al poeta a lanzarse
por los caminos de la épica. Al parecer el deseo de Mecenas y
del círculo de intelectuales próximo a Augusto era que el
poema se hubiera centrado en la figura del propio emperador;
el logro de Virgilio fue prescindir de la glorificación personal y
unir los destinos de Roma y de Augusto en la glorificación de
los orígenes míticos de la ciudad. Para ello se sirve de la
leyenda de Eneas, padre mítico de Roma y, al mismo tiempo,
antepasado divino de Augusto.

Como obra literaria la Eneida es un poema de una


extraordinaria complejidad. Sin duda Virgilio se inspiró en los
poemas homéricos, pero al mismo tiempo, abandonando su
primera vinculación con los "poetae novi", se aproxima a la
épica arcaica de Ennio y de Nevio, que habían ensalzado a los
héroes de su historia nacional mezclando hechos históricos
con aspectos legendarios. Virgilio logra unir en el poema el
presente y el pasado, la historia y la leyenda con gran
habilidad; las hazañas de Augusto y los logros y aspiraciones
de su recién nacido Principado aparecen en el poema, no
expuestos directamente como materia narrativa, sino en
forma de disgresión profética o fabulosa: en el libro I, Jupiter
pasa revista a la historia de Roma hasta la época de augusto;
en el libro VI la sombra de su padre, Anquises revela a Eneas
el destino de Roma como dominadora y civilizadora de
pueblos; por último, Virgilio aprovecha el recurso épico a la
descripción de las armas, tomado directamente de Homero,
para realizar una descripción de la historia de Roma que
culmina con la victoria de Accio y el triunfo de Octavio
Augusto. La Iliada y la Odisea le sugirieron la composición del
poema en dos partes.

El estilo de la Eneida y su tratamiento están inspirados en las


antiguas epopeyas griegas, la Iliada y la Odisea de Homero.
Virgilio también se inspiró en parte en el poema épico
Argonáutica, escrito por el poeta griego del siglo III a.C.
Apolonio de Rodas, así como en los Anales del poeta romano
Quinto Ennio, que fue el primero en introducir el hexámetro
dactílico en la poesía épica latina. Virgilio introdujo en la
Eneida la musicalidad y la precisión técnica de su métrica de
un modo tan sutil que su verso se ha considerado desde
entonces como un modelo de perfección literaria.

La Eneida está considerada generalmente como la primera


gran epopeya literaria, puesto que la Iliada posee una gran
riqueza artística pero contiene un gran número de recursos ya
usados en la poesía oral anterior. La Eneida, a diferencia de la
Iliada, no es una parte heredada de la conciencia nacional,
sino más bien un intento deliberado de glorificar a Roma, por
encargo de Augusto, cantando el supuesto origen troyano de
sus gentes y, en especial, los logros e ideales de Roma bajo
su nuevo emperador. Los elementos históricos y augustos son
especialmente notorios entre los libros 5-8, la parte central
del poema. La Eneida puede considerarse una obra universal,
por su estructura ambiciosa, su belleza estilística y su
preocupación por las tribulaciones del individuo.

La Eneida fue una obra muy apreciada en su época. Durante


la edad media se encontró en ella un sentido filosófico, y
Virgilio fue considerado casi un vidente y un mago. Dante
realiza un homenaje a Virgilio en la primera parte de la Divina
Comedia, convirtiéndole en guía del poeta a través del
Infierno y del Purgatorio, hasta llegar a las puertas del
Paraiso. Pero fue la devoción de Petrarca por el estilo
virgiliano, lo que convirtió a Virgilio en una referencia
constante en el humanismo en el renacimiento.

Lengua y estilo de la Eneida.

Desde el punto de vista de la evolución del género épico, la


Eneida se distancia de todos los poemas anteriores: por
primera vez en un poema épico se insertan en la narración
recursos y tonos literarios dramáticos y líricos. El estilo de la
Eneida es nuevo; Virgilio varía el tono del poema según los
momentos y alterna con gran naturalidad la solemnidad épica
con el lirismo más puro y con momentos de fuerte
dramatismo. Probablemente no alcanza la grandeza de
Homero, pero construye una obra de gran humanidad; este es
el rasgo más característico de Virgilio: el poeta canta al
hombre que sufre para obedecer su destino y no al guerrero
que combate. En este carácter lírico de la Eneida, que tan
bien se adecua al propio carácter del poeta, se observa la
influencia del "epilio" alejandrino. Aunque Virgilio imita a
Homero y se inspira en él, su concepción de la poesía es ya
muy distinta. Homero es el representante paradigmático de
una épica primitiva, pensada para ser recitada generalmente
con acompañamiento musical; su intención era
exclusivamente cautivar y entretener. Virgilio, por su parte,
es un poeta erudito: su obra es producto de un intenso
estudio de la fuentes y de los modelos tanto griegos como
latinos.

Uno de los aspectos más criticados del poema virgiliano es el


tratamiento de los personajes, en concreto el de Eneas. Se
acusa a Virgilio de crear un personaje excesivamente frío,
atento solamente a la voluntad de los dioses y con poca vida.
El rasgo más característico de Eneas es la "pietas" y es más
un héroe humano que un héroe guerrero como los homéricos.
El segundo personaje en importancia es Dido, cuyos amores
con Eneas son el centro del libro IV; este personaje está
tomado de la tradición épica latina: Nevio ya la había
introducido en su poema. Virgilio nos la presenta como una
víctima de los dioses. La figura de Dido desmiente a quienes
consideran que Virgilio era demasiado blando como para
crear caracteres fuertes; es Dido, quizá, la figura más lograda
de la Eneida y está llena de fuerza y pasión humana.

La Eneida es una obra de extraordinaria perfección estilística


y métrica, aunque su autor pidió en su testamento que se
destruyera por considerarla inacabada. A pesar de los deseos
del poeta, Augusto dio orden de que se publicara sin añadir
nada, por ese motivo encontramos versos incompletos.
Virgilio es el creador de un lenguaje poético clásico de
extraordinaria perfección formal. Su estilo se caracteriza por
la ya comentada variedad de tonos y por la cuidada selección
de términos: alterna la utilización de neologismos (términos
nuevos) y de arcaísmos que dan solemnidad al texto. Logró
además una perfecta adaptación del hexámetro a la lengua
latina.

Publio Virgilio Marón nació el 15 de octubre del año 70 a.C.,


en Andes, un pueblecito próximo a Mantua. Su padre era un
humilde campesino. Virgilio estudió en profundidad las
literaturas griega y romana, además de retórica y filosofía, en
Cremona, Mediolanum (hoy Milán), Roma y Nápoles. Gracias a
la protección del político romano Cayo Mecenas, Virgilio se vio
libre de preocupaciones económicas y pudo entregarse
plenamente al estudio y a la literatura. Pasó la mayor parte
de su vida en Nápoles y Nola, y entre sus amigos más íntimos
figuran su protector y mecenas, Octavio, que más tarde se
convertiría en el emperador Augusto, y muchos eminentes
poetas, como Horacio y Lucio Vario Rufo. En el año 19 a.C.
emprendió un viaje por Grecia y Asia, con la intención de
revisar su obra maestra, la Eneida, prácticamente terminada
para entonces, y dedicar el resto de su vida al estudio de la
filosofía. En Atenas, se reunió con Augusto y regresó con él a
Italia. Virgilio enfermó antes de embarcar y murió poco
después de su llegada a Brindes (hoy Brindisi). En su lecho de
muerte, Virgilio ordenó a Augusto que destruyera la Eneida;
sin embargo, el poema fue revisado y publicado por Vario
Rufo y Plotio Tuca.

OBRAS MENORES

El Appendix Vergiliana, una colección de poemas menores, se


atribuyó a Virgilio en la antigüedad. La colección incluye
breves poemas épicos, (Ciris, Culex), elegías (Lydia, Copa o
La tabernera), un poema didáctico (Etna), y una serie de
poemas breves agrupados bajo el título de Catalepton, o
Miniaturas. Todos los poemas están escritos en el mismo
estilo erudito e innovador que caracteriza a los poetas
helenistas de Alejandría, y muchos revelan la influencia del
poeta romano Catulo y su escuela. La autenticidad de la
colección es, sin embargo, bastante discutida por los
especialistas modernos. Ciertos poemas, especialmente
algunos de los incluidos en Catalepton, que hablan de la vida
de Virgilio, pueden ser obras de juventud. Etna se sitúa por lo
general en el siglo I d.C.

LAS ÉGLOGAS

En el año 37 a.C. Virgilio completó su primera gran obra, las


diez Églogas o Bucólicas, poemas pastoriles inspirados en los
Idilios de Teócrito, un poeta alejandrino del siglo III a.C., si
bien los poemas de Virgilio son más estilizados y menos
realistas. Virgilio respetó las convenciones pastorales de su
predecesor, tales como el buen humor de los pastores y sus
canciones de amor, sus lamentos y sus competiciones de
canto, pero dio a las Églogas un carácter más original y
nacional, al introducir en los poemas personajes y hechos
reales que aluden a otros personajes y sucesos bajo un velo
alegórico. La famosa égloga IV celebra el nacimiento de un
niño que traería una nueva Edad de Oro, de paz y
prosperidad. A finales del Imperio Romano, y durante la edad
media, este poema se consideró como una profecía de la
llegada de Jesucristo.

LAS GEÓRGICAS  

Las Geórgicas son un tratado en cuatro volúmenes sobre la


vida campesina, escrito entre los años 36 y 29 a.C. El poema
alcanza la máxima perfección artística conocida en la poesía
latina, y su publicación confirmó la posición de Virgilio como
el mayor poeta de su tiempo. Aunque en realidad es un
tratado de agricultura, enfocado desde un punto de vista
técnico, las Geórgicas son también una viva defensa de la
necesidad de restablecer la vida agrícola tradicional en Italia.
El poema aspiraba a tener carácter universal, como muestran
los temas de la guerra, la paz, la muerte y la resurrección que
cierran cada uno de los cuatro volúmenes.

CORRIENTE LITERARIA
LITERATURA LATINA

Se le conoce como literatura Latina a la literatura de la Roma


antigua, y de gran parte de Europa occidental durante la edad
media y el renacimiento, escrita en latín.
LA TRADICIÓN LATINA

Las primeras manifestaciones de la literatura latina proceden


del siglo III a.C. Después fue evolucionando y
transformándose, a través de distintos géneros y formas. La
desintegración del Imperio romano y el desarrollo gradual de
las lenguas románicas a partir del latín vulgar (la lengua no
literaria del pueblo llano) no afectó durante siglos la posición
del latín como lengua literaria predominante en Europa
occidental. La literatura latina, en una forma cristianizada,
continuó desarrollándose durante la edad media, cuando el
latín era la lengua oficial de la Iglesia católica. Con la
aparición del humanismo, en el siglo XIV, y su énfasis por
recuperar las formas clásicas del mundo antiguo se dio un
nuevo impulso creativo al latín, que se mantuvo hasta el siglo
XVII. Hasta no hace mucho tiempo, en la cultura occidental el
conocimiento de la literatura clásica latina (así como la
griega) era básico en una educación liberal.

CARACTERÍSTICAS DE LA LITERATURA LATINA  

La literatura romana se modeló a partir de la literatura griega


y sirvió a su vez como referencia básica, especialmente en el
renacimiento, para el desarrollo de las literaturas europeas
posteriores. Por su estrecha dependencia formal de los
modelos griegos, los escritores latinos ensalzaron las
cualidades específicas de la cultura romana y, lo que es más
importante, casi todos los escritores romanos contribuyeron
con sus escritos a la misión civilizadora de Roma en el
mundo. Los logros más importantes de la literatura latina se
encuentran en la poesía épica y lírica, en la retórica, la
historia, el drama cómico y la sátira, género literario que los
romanos inventaron.

PERIODO PRIMITIVO

La literatura latina se inicia con Livio Andrónico, que llegó a


Roma siendo un esclavo de habla griega. Tradujo en verso el
poema épico de Homero, la Odisea, al latín, y escribió las
primeras piezas dramáticas en esta lengua, así como
traducciones de obras griegas. El primer escritor romano
nativo fue Gneo Nevio (270-201? a.C.), que siguió el ejemplo
de Livio Andrónico. Sus comedias tuvieron mucho éxito.
Compuso también el Bellum poenicum, un poema épico sobre
la primera guerra púnica entre Roma y su rival Cartago. Sin
embargo, el primer escritor romano verdaderamente
importante fue Ennio Quinto, famoso por sus Annales, un
poema enérgico y vigoroso que cuenta la historia de Roma y
sus conquistas en versos hexámetros adaptados con éxito del
griego al latín. El esfuerzo pionero de Ennio sirvió como
modelo para la épica romana y fue muy imitado por poetas
posteriores que refinaron las asperezas de su estilo.

Sólo se conservan fragmentos diseminados de estos primeros


escritores, pero disponemos de 21 obras de teatro del primer
genio verdadero de la literatura romana, Plauto. La comedia
fue la más importante aportación romana al desarrollo del
drama; las obras vivas y ágiles de Plauto sirvieron de modelo
a la comedia europea posterior y han sido representadas e
imitadas hasta hoy. Su mundo de amos ignorantes, esclavos
astutos, doncellas inocentes y jóvenes sin esperanza que se
enamoran absurdamente fue heredado por el segundo genio
romano cómico, Terencio. Sus obras son más tranquilas y
graciosas que las de su predecesor, quizás menos divertidas,
pero más conmovedoras.

Catón el Viejo, político conservador y enemigo implacable de


Cartago, fue el primer maestro de la prosa romana. Orador
hábil, proporcionó los primeros modelos a la retórica romana.
Su tratado sobre agricultura, De agri cultura, aún se conserva.
El gran maestro de la sátira, un género supuestamente
inventado por Ennio, fue Cayo Lucilio, que introdujo el uso de
palabras mordaces que ridiculizan despiadadamente un
amplio conjunto de locuras humanas, tanto en el terreno
privado como en el público. Sólo se conservan fragmentos de
su obra.

LA EDAD DE ORO: POESÍA  

El precursor de la época más esplendorosa de la poesía


romana fue Lucrecio, cuyo poema didáctico De rerum natura
argumenta en versos elocuentes que los dioses no
intervienen en asuntos humanos. Su finalidad era liberar a la
gente de la superstición y del miedo a la muerte. Catulo, el
primer gran poeta lírico en latín, se inspiró en modelos
griegos. Sus poemas largos son complejos y eruditos, pero le
caracterizan en mayor medida los poemas líricos más cortos,
algunos de los cuales son puras declaraciones de amor a una
mujer llamada Lesbia o están dedicados a su hermano
muerto, y otros en los que saca a relucir su ingenio mordaz e
hiriente contra sus enemigos políticos. Su palabra rigurosa e
intensa ha sido una fuerza impulsora en la historia de la lírica
europea desde el redescubrimiento de su obra a comienzos
del renacimiento.
Reconocido como el más grande de los poetas latinos, tanto
en vida como en tiempos posteriores, Virgilio escribió al
principio de su carrera las Églogas, diez poemas pastorales
elegantes y vivos que se convirtieron en modelos perpetuos
en su género. A estas siguieron las Geórgicas, poemas llenos
de gracia sobre la vida de los agricultores. Sin embargo, la
obra maestra de Virgilio es la Eneida, un poema épico que
narra cómo el héroe troyano Eneas viajó a Italia para
encontrar el asentamiento donde se fundaría Roma. Este
complejo poema, inspirado en la obra de Homero, es un
prodigio de armonía, donde contrasta el deseo de paz con la
admiración tradicional de la virtud militar. Cada época ha
encontrado en la Eneida respuesta a problemas y actitudes
vitales.

La tradición lírica continuó con una galaxia de poetas que aún


se leen en la actualidad. El amigo de Virgilio, Horacio, se
convirtió en el maestro de la oda adaptando hábilmente los
metros griegos al latín con el concurso de su propia voz llena
de gracia. De su mejor poesía se desprende también un
espíritu chistoso. La tradición de la elegía de amor, que
empezó Catulo, fue continuada de una manera dulce y
melancólica por Alibio Tibulo (c. 48-19 a.C.). El último de los
tres libros que se le atribuyen incluye poemas de amor
directos y conmovedores escritos por su contemporánea
Sulpicia, los únicos poemas que se conservan de una mujer
romana.

Más dinámicas y complejas son las elegías de amor escritas


por Sexto Propercio, registros turbulentos e impacientes de
sus difíciles amoríos con Cintia. La tradición elegíaca concluyó
con la obra de Ovidio, que cultivó el género de una manera
festiva. Prolífico poeta, es más conocido por su Ars amatoria,
un manual de irónico amor, y por su obra más importante, la
Metamorfosis, un largo y poco urdido poema que vuelve a
abordar los mitos antiguos.

LA EDAD DE ORO: PROSA  

La edad de oro de la poesía romana se correspondió con la de


la prosa. El autor más destacado, Cicerón, fue un político y
orador cuya retórica intensa y sonora se convirtió en un
modelo para la oratoria europea posterior. Los discursos más
conocidos de Cicerón son los que profirió contra el
conspirador político Catilina, pero otros muchos son igual de
oportunos y certeros, por el magistral uso que hace de los
ritmos y cadencias de la lengua latina, orquestados para
alcanzar efectos persuasivos y contundentes. Cicerón destacó
también con obras en prosa de un estilo más relajado,
tratados sobre retórica y filosofía tales como los famosos
textos sobre la amistad y los tiempos pasados. También se
conserva gran parte de su reveladora y extensa
correspondencia.

Igualmente famoso como escritor de prosa fue el


contemporáneo de Cicerón, Julio César. Sus comentarios
claros y enérgicos sobre La guerra civil y Comentarios sobre
la guerra de las Galias (De bello civili y De bello gallico)
también se convirtieron en importantes modelos en su
género. El principal historiador romano fue Tito Livio, que
escribió la larga historia de Roma Ab urbe condita, también
conocida como Décadas, de la que sólo se conserva cerca de
una cuarta parte y que continúa siendo una fuente básica de
este periodo.
LA EDAD DE PLATA  

A la edad de oro siguió lo que a menudo se conoce como la


edad de plata de la literatura latina, en el siglo I d.C.; aunque
sobrepasada por el brillo del siglo anterior, durante este
periodo se produjo un valioso conjunto de obras importantes.
La Eneida de Virgilio pareció consumar hasta tal punto la
perfección del género épico que los poetas posteriores
tuvieron más dificultades que ayudas por su ejemplo. Sin
embargo, Lucano, cuya epopeya Farsalia narra incidentes de
la guerra civil romana con un estilo animado, y Publio Papinio
Estacio, un escritor muy admirado en la edad media, supieron
abordar con efectividad la tradición épica. La Tebaida (91?),
obra principal de Estacio, es una epopeya vigorosa y poco
organizada que lleva al límite las formas del estilo virgiliano.
Figura descollante de la edad de plata fue Séneca, tutor del
famoso emperador Nerón. Séneca expuso las doctrinas de la
filosofía estoica en cartas y tratados que tuvieron una gran
influencia y escribió una serie de tragedias terribles que
durante siglos han espantado y horrorizado a la sensibilidad
dramática europea.

Durante este periodo se produjeron obras de interés en varios


estilos satíricos. El esclavo Fedro, que se convirtió en hombre
libre con el emperador Augusto, escribió en verso versiones
latinas de las populares fábulas del griego Esopo. El escritor
más original de su época fue tal vez el galante Petronio, cuyo
sorprendente Satiricón (60?), una extensa obra en verso y
prosa de la que sólo se conserva parte, es una narración
enormemente entretenida que describe vivamente un amplio
conjunto de excesos humanos. También la viveza es una
característica de los grandes escritores de sátira en verso,
como el áspero y difícil Persio y el amargo, pero entretenido,
Juvenal. La más corta de las formas poéticas, el epigrama, fue
perfeccionada por Marcial, cuyos socarrones e ingeniosos
versos son un modelo en su género.

La prosa del siglo I d.C. incluye la obra de varios escritores


didácticos notables. Plinio el Viejo fue un autor prolífico cuya
Historia natural sirvió durante generaciones como modelo de
libro de texto sobre historia natural. La Institución oratoria
(95?) del retórico Quintiliano es también un estudio
importante dedicado a la teoría y práctica de la oratoria, que
incluye además algunas de las críticas literarias romanas más
juiciosas. Varios destacados historiadores escribieron también
durante este periodo. Cornelio Tácito relató dramáticamente
los acontecimientos de su época y la que le precedió en sus
Historias y Anales; escribió asimismo una famosa descripción
de Germania y sus habitantes, Germania (98?). La vida de los
Césares (121?), de Suetonio, es famosa por sus animadas
biografías de los césares y su, a menudo, espeluznante
descripción de lo que para los lectores actuales es el periodo
más sensacional de la historia romana.

ÚLTIMO PERIODO  

Durante los siglos siguientes, la literatura romana declinó al


mismo tiempo que la fortuna política del Imperio, pero
destacaron unas pocas figuras. La Metamorfosis (a menudo
traducida como El asno de oro) de Lucio Apuleyo es una
narración en prosa entretenida que incluye la historia,
elegantemente relatada, de Cupido y Psique. En el siglo IV
sobrevino un último impulso literario pagano con el sabio y
perspicaz Ambrosio Teodosio Macrobio, que escribió una
especie de sumario de la antigua cultura en su Saturnalia.

PRIMEROS ESCRITOS CRISTIANOS  

Las primeras manifestaciones de escritura cristiana en latín


se superponen a la última escritura pagana. El primer escritor
cristiano importante fue Tertuliano, un maestro de la prosa.
Uno de los escritores cristianos más influyentes de su época
fue el padre de la iglesia san Ambrosio, cuya correspondencia
aún se lee con interés y que también destaca por sus himnos.
Aurelio Clemente Prudencio inauguró una nueva tradición en
la poesía cristiana al emplear recursos de la literatura pagana
para propósitos cristianos. Su Psychomachia introdujo el uso
de la alegoría en la poesía cristiana.

La prosa cristiana estuvo dominada por dos padres de la


Iglesia: san Jerónimo y san Agustín. La obra más importante
de san Jerónimo fue la traducción de la Biblia. Conocida como
la Vulgata, ha sido la versión modelo en latín desde entonces,
y ha influido enormemente en la prosa latina y europea.

La figura de san Agustín fue una de las más trascendentales


en el pensamiento europeo medieval y renacentista. Sus
obras principales, La ciudad de Dios (413-426) y las muy
personales Confesiones (400?), emplean el estilo clásico de la
retórica ciceroniana de manera conmovedora y personal para
expresar un sentimiento de convicción cristiana. Otras obras
de esta época, no especialmente cristianas en cuanto a su
orientación, tuvieron una gran repercusión en el pensamiento
cristiano posterior. De nuptiis Philologiae et Mercurii (400?) es
el título que se popularizó de una curiosa obra de Marciano
Minneo Félix Capella, que proporcionó a la cultura cristiana
europea un medio para organizar el conocimiento secular que
se consideraba valioso. De consolatione philosophiae, del
cónsul Boecio, describe con maestría y sosiego la forma en
que la vida espiritual puede ser una fuente de paz interior en
tiempos adversos.

ÉPICA O EPOPEYA

Género poético que se caracteriza por la majestuosidad de su


tono y su estilo. Relata sucesos legendarios o históricos de
importancia nacional o universal. Por lo general se centra en
un individuo, lo que confiere unidad a la composición. A
menudo introduce la presencia de fuerzas sobrenaturales que
configuran la acción, y son frecuentes en ella las
descripciones de batallas y otras modalidades de combate
físico. Las principales características del género son la
invocación de las musas, la afirmación formal del tema, la
participación de un gran número de personajes y la
abundancia de parlamentos en un lenguaje elevado. En
ocasiones ofrece detalles de la vida cotidiana, pero siempre
como telón de fondo de la historia y en el mismo tono elevado
del resto del poema.

ÉPICA CULTA

La épica culta es obra de poetas conocidos que cultivan de


manera consciente una forma amplia y antiguamente
establecida. Al igual que la épica popular se ocupa de las
tradiciones, los mitos o la historia de una nación. La épica
nacional latina alcanza su cima con la Eneida de Virgilio en el
siglo I a. C. Esta obra figura entre las más grandes epopeyas
de la literatura mundial. El poeta persa Firdawsi se basó en
fuentes históricas para componer la gran epopeya nacional,
Shah-Namah o Libro de reyes (1010). Entre las principales
muestras de épica culta europea cabe mencionar Los
lusíadas, la epopeya nacional portuguesa escrita por Luís
(Vaz) de Camões; las italianas Orlando furioso, de Ludovico
Ariosto, y Jerusalén liberada, de Torquato Tasso; la Mesíada
del alemán F. G. Klopstock; o el Kalevala del finlandés de E.
Lönnrot; o la hispanoamericana La Araucana de Alonso de
Ercilla. Puede añadirse, aunque sea de época mucho más
tardía, La Atlántida del catalán Jacint Verdaguer, una obra de
honda grandeza.

LA ENEIDA  

El tema central del poema es, pues, la leyenda de Eneas, el


héroe troyano que sobrevivió por mandato de los dioses a la
destrucción de Troya y, tras un largo viaje, fundó un
asentamiento troyano en Italia. Escogiendo la leyenda de
Eneas como fundador de Roma, Virgilio relacionaba ésta
definitivamente con la cultura griega. Por otra parte, se hacía
descender "la gens Iulia", a la que Augusto pertenecía, de
Iulo, el hijo de Eneas; de esta forma, como según la leyenda
Eneas era hijo de la diosa Venus, se establecían unos orígenes
divinos para el emperador. Virgilio presentaba así el régimen
de Augusto como el heredero natural del glorioso pasado
romano: Roma y Augusto quedaban de esta manera
identificados de forma mucho más sutil y eficaz.

Los seis primeros libros, en los que se narra la peregrinación


de Eneas desde la destrucción de Troya hasta su llegada a
Italia, recogen el modelo de la Odisea; los otros seis, que
recogen las alternativas en la lucha por la conquista de Italia,
recuerdan a la Iliada. A la influencia homérica se debe
también la presencia de los dioses y sus interferencias en la
vida humana.

Por otra parte, Virgilio se mantiene en la Eneida fiel al


concepto romano de épica: es un poema nacionalista en el
que no sólo Roma sino también Italia forma parte de los
acontecimientos. Junto a la maquinaria mitológica, tomada
del mundo homérico, aparecen en el poema, tratadas con
gran respeto, antiguas creencias y prácticas religiosas, que
estaban profundamente ancladas en la tradición romana. Es
un poema que enaltece los sentimientos de piedad y religión,
rasgos característicos de la antigua Roma y que Augusto
intentaba restaurar. Eneas se nos presenta guiado paso a
paso por la voluntad de los dioses en su tarea de establecer
los "Penates" troyanos en Italia. Virgilio, aún reconociendo su
deuda con Homero, supo imprimir a su obra un profundo sello
de "romanidad": pretendió reflejar los principios de la
restauración religiosa y moral que se estaba realizando
durante el Principado de Augusto.

El poema comienza cuando Eneas y sus compañeros llevan ya


algunos años vagando en busca de la tierra donde, según el
mandato de los dioses, han de fundar una nueva ciudad.
Eneas, con los Penates de la destruida Troya, con su padre
Anquises y su hijo Ascanio vaga, asistido por su madre Venus,
durante mucho tiempo por el mar, cuando una tempestad los
arroja a las costas de África. Allí se está levantando Cartago,
la futura rival de Roma. Recibido hospitalariamente por la
reina Dido, Eneas hace un relato de la destrucción de Troya y
de los acontecimientos posteriores. Narra a continuación
Virgilio los amores de Eneas y Dido, que se ven
obstaculizados por Jupiter, quien recuerda a Eneas la misión
encomendada por los "hados"; Eneas parte y Dido se quita la
vida. Estos episodios ocupan los primeros cuatro libros y
destacan de entre ellos la destrucción de Troya, narrada con
tono verdaderamente épico en el libro II, y los amores de Dido
y Eneas, que ocupan todo el libro IV de un gran valor
dramático y centrado en torno a la figura de Dido, uno de los
personajes más logrado del poema. La primera parte del
poema termina con el descenso de Eneas al infierno, narrado
en el libro VI; allí contempla los espíritus de personas
desaparecidas y recibe de su padre Anquises una visión
profética sobre sus descendientes. Es éste un libro de una
gran belleza formal y dotado, al mismo tiempo, de un
importante contenido ideológico y filosófico; en él se exponen
las ideas de Virgilio, tomadas del Neoplatonismo, acerca de la
vida de ultratumba y de la reencarnación.

En la primera parte se narra la llegada a Italia de Eneas y sus


compañeros y sus luchas principalmente con los Rútulos por
el dominio de Italia. Destacan en estos libros algunos
episodios, como el de Niso y Euríalo, el ataque de las
amazonas dirigidas por Camila y, muy especialmente, el
combate final entre Turno y Eneas que termina con la victoria
de este último.

La Eneida, una epopeya mitológica en doce libros relata las


peripecias del héroe Eneas durante siete años, desde la caída
de Troya hasta su victoria militar en Italia. En esta obra,
Virgilio se propone describir su Roma ideal y, en cierto modo,
prefigurar los acontecimientos de la historia romana. Eneas
huye de Troya con su anciano padre, Anquises, sobre sus
hombros y su hijo Ascanio de la mano. Consigue reunir una
flota y zarpa con los supervivientes troyanos rumbo a Tracia,
Creta, Epiro y Sicilia, antes de ser abordado en las costas de
África. Allí, Dido, reina de Cartago, se enamora de Eneas y se
suicida tras su partida.

Tras atracar en la desembocadura del río Tíber, en Italia,


Eneas da muerte a Turno, rey de los rútulos, en una lucha por
conseguir la mano de Lavinia, princesa del Lacio. Según
Virgilio, el pueblo romano desciende directamente de
Ascanio, fundador de Alba Longa, la ciudad que más tarde se
convertiría en Roma.
LA OBRA

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

"Virgilio," Enciclopedia Microsoft® Encarta® 2000. © 1993-


1999 Microsoft Corporation. Reservados todos los
derechos.

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