NOTRE DAME

E L Í C O N O Q U E R E S U RG E D E L A S C E N I Z A S

PANAMÁ B 3,75
COSTA RICA Col. 2,255

2/22
 MÁS ALLÁ FEBRERO DE 2022

C O N T E N I D O En portada
Durante los preparativos
para una restauración fiel
de la catedral de Notre
Dame, en París, doseles
blancos protegen las
heridas abiertas por
el incendio de 2019.
TO M A S VA N H O U T RY V E

T E S T I M O N I O S E X P L O R A

23
REFLEXIONES

Tras la pista
de Julio César
Creemos que cono-
cemos al emperador
romano cara a cara,

28
pero ¿sabemos en

8
realidad cómo era?
P O R M A RY B E A R D

HALLAZGOS

Descubrir el
escarabajo
Científicos lograron AVENTURA

identificar una nueva Jardín de agua

especie de escarabajo El Mekong alberga bal-
a partir de fósiles de 230 sas de nenúfares, pero
millones de años que se también contaminación
conservaron en… heces. por plástico. National
P O R H I C K S WO GA N
Memorias de Geographic Society
una generación financia una investiga-
La pandemia en curso ción sobre el problema.
P O R R AC H E L N G
ha cobrado la vida de
F OTO G R A F Í A D E
millones de personas,
KHÁNH PHAN
pero también se llevó
los recuerdos de una
generación. Este es un A TRAVÉS DE LA LENTE

homenaje a los ancia- Medidas extremas

nos que han muerto a Una rigurosa expedi-
causa de la COVID-19. ción en el Ártico revela
P O R K A R E N A L FA RO
TAMBIÉN
la gran belleza y las li-
F OTO G R A F Í A S D E El cerebro de una musaraña mitaciones humanas.
R I C A R D O A Z A RC OYA ¿Abono de café? P O R E ST H E R H O RVAT H
F E B R E R O | CONTENIDO

A R T Í C U L O S Notre Dame Etiopía: una guerra Los adaptables

tras el incendio contra sí misma En el lago africano de
La catedral aún ardía En Tigré, al norte Tanganica, los peces
en abril de 2019, cuando de Etiopía, la guerra cíclidos podrían ser
los franceses se compro- civil se vive como en una referencia para
metieron a reconstruir- ningún otro sitio del la biodiversidad.
la para 2024. A medida país. Millones de des- P O R N ATA S H A D A LY
que la restauración pro- plazados, miles de muer- F OTO G RA F Í A S D E
gresa, National Geogra- tos y la permanencia de A N G E L F I T O R . . . . . . . . . . . . . P. 92
phic ha sido testigo de la nación en riesgo ca-
los esfuerzos. racterizan esta crisis Cultivos y clima
P O R RO B E RT KU N Z I G humanitaria. Los estragos del cam-
F OTO G RA F Í A S D E P O R LY N S E Y A D D A R I O bio climático en los
T O M A S VA N H O U T R Y V E Y R AC H E L H A RT I GA N cultivos merecen una
A RT E D E F E R N A N D O F OTO G RA F Í A S D E mirada microscópica.
G . B A P T I S TA LY N S E Y A D D A R I O T E XTO E I M ÁG E N E S D E
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . P. 38 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . P. 74 RO B E RT DA S H .......... P. 100
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 MEMORIAS DE UNA
GENERACIÓN
¿QU É PASA CUAND O U N A N C IA N O MUE RE P O R COVI D -1 9?

A PARTI R DE E STA P R EGU N TA , EL FOTÓ G RA FO M E X IC AN O

R I CA RD O A ZA RCOYA HAC E UN H OM E N AJ E A LOS AD U LTOS

MAYORE S DEL MU N D O, S U S V IDA S,

RECU ER D O S Y M EMO R IAS.

Tras alistarse para

danzar como cada
12 de septiembre en
el Templo de la Santa
Cruz de Querétaro, en
México, Natalia Becerra,
de 91 años, se detiene
frente a los recuerdos
de una vida marcada
por la fe.

8 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
FEBRERO DE 2022 9
Entre el retumbar de los
tambores y el fragante
humo del incienso, Natalia
Becerra danza en compa-
ñía de sus hijos Salvador
y Mari Cruz como parte
de una promesa a la Santa
Cruz. Su hija seguirá con
esta tradición cuando
Natalia ya no esté.
N ATA L I A B E C E R R A M A RT Í N E Z , 9 1 A Ñ O S , C A P I TA N A DA N Z A N T E

LE TENGO MUCHO AMOR A LA DANZA; SIGNIFICA MUCHAS

COSAS PARA MÍ. SI ME LA QUITARAN, NO SÉ QUÉ HARÍA”.

FEBRERO DE 2022 11
 Don Fernando, conocido como Blue Danger, sostiene su cinturón de campeón. De-
fendió su máscara ocho veces en su natal Querétaro. Se retiró invicto.

12 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 F OTO G R A F Í A S D E
R I C A R D O A ZA R C OYA
POR K A R E N A L FA R O

U
UNO DE LOS INTERE SE S de Ricardo Azarcoya, fo-
tógrafo documentalista mexicano y explorador de
National Geographic, es registrar y compartir las
historias de otras personas –en especial las de los
adultos mayores– mediante el poder de la fotogra-
fía y la narrativa gráfica, ya sea con una sola imagen
o a través de una serie.
Bajo esta premisa, en 2020 inició su proyecto “Me-
morias de una Generación” durante un periodo crí-
tico en el que el mundo se vio vulnerado ante la
llegada de la COVID-19, una enfermedad provoca-
da por el virus SARS-CoV-2 que en su mayoría ha atacado a la población
mayor de 60 años y a personas con comorbilidades en todo el planeta.
“Las personas de la tercera edad empezaban a morir y, con ellos, se des-
vanecían millones de historias. La pandemia no solo nos ha arrebatado a
nuestros seres queridos sino que, al mismo tiempo, atacó la memoria de la
humanidad; se llevó las narraciones y también los recuerdos de una gene-
ración”, explica Azarcoya respecto de la problemática que dio vida a esta
iniciativa fotográfica.
El deceso de los adultos mayores durante esta pandemia no solo ha sig-
nificado la pérdida de vidas humanas, es además el desmedro de las histo-
rias y los recuerdos de una generación que, al menos en México, asciende
a 15.4 millones de individuos, según el censo del Instituto Nacional de Esta-
dística y Geografía de 2021. “Los ancianos llevan consigo las memorias de
sus familias, amigos, barrios, comunidades, ciudades y de los países enteros;
ellos cargan un legado y una sabiduría en sus recuerdos, en el andar de su
vida”, comenta Azarcoya.
Por esa razón, mediante una serie fotográfica en blanco y negro, decidió
documentar y rescatar las memorias de algunos adultos mayores en la ciu-
dad de Santiago de Querétaro, en México, donde radica desde los 11 años.
Natalia Becerra, la danzante más longeva del Templo de la Santa Cruz; Blue
Danger, un exluchador invicto; Chayito, la última escribana queretana, y
Miguel Ángel León, un fotógrafo ciego, protagonizan el proyecto que busca
recordar, valorar y homenajear a los millones de ancianos que han falleci-
do a causa de la COVID-19 y cuyas historias corren el riesgo de perderse
en el olvido.
“Ellos me llevaron a las entrañas de mi ciudad, me regresaron a la déca-
da de 1930, me describieron sus texturas, sus olores y su evolución –recuerda
Azarcoya–. Reflexionaron sobre sus vidas, sus familias y sobre la importan-
cia de aprovechar el tiempo en vida”. j

FEBRERO DE 2022 13
 B LU E DA N G E R , 6 5 A Ñ O S , E X LU C H A D O R

CUANDO USAS LA MÁSCARA OCURRE UNA TRANSFORMACIÓN.

TE AYUDA A SACAR LO QUE EN OTRAS SITUACIONES NO PUEDES”.

Blue Danger entrena a una nueva generación de

E N S E N T I D O H O R A R I O, D E S D E A R R I B A :
luchadores; plastas de anuncios de eventos anteriores decoran la entrada de la Arena
Querétaro; inspirado en los íconos mexicanos de la lucha libre, el debut de Blue Danger
en el cuadrilátero fue en 1977.

14 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
FEBRERO DE 2022 15
16 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 M A R Í A D E L RO S A R I O “ C H AY I TO”, 76 A Ñ O S , E S C R I B A N A

TENGO LA FUERZA Y EL CORAJE PARA SEGUIR CON ESTA LABOR

QUE PARA MÍ ES MUY NECESARIA; ME DA VIDA”.

E N S E N T I D O H O R A R I O, D E S D E A R R I B A : María del Rosario, “Chayito”, se alista para un día de trabajo en

el Centro Histórico de Querétaro. Al llegar a los portales de la plaza Independencia, monta su escri-
torio a la espera de algún cliente; cuando termina la jornada vuelve a casa a paso lento, lista para
descansar. Es la última escribana de la ciudad.

FEBRERO DE 2022 17
Desde 1995, la principal
herramienta de trabajo
de Chayito ha sido una
máquina de escribir Oli-
vetti Lettera 35, además
de una mesa, un par de
sillas y otros artículos
de papelería.

18 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
FEBRERO DE 2022 19
 M I G U E L Á N G E L L E Ó N , 69 A Ñ O S , F OTÓ G R A F O

VIVO DE LAS IMÁGENES. HAGO IMÁGENES DE LOS LUGARES ADONDE

VOY; ES COMO VOLVER A VER, PERO A TRAVÉS DE LA MENTE”.

Miguel Ángel León perdió la vista en 1986 a causa de una

E N S E N T I D O H O RA R I O, D E S D E A R R I BA :
retinosis pigmentaria, pero eso no lo detuvo para aprender fotografía en la escuela para ciegos; su
trabajo fotográfico se basa en el cuerpo humano, donde asegura que yacen las historias de cada
persona; al interior de su casa, en una suerte de estudio improvisado, toma un retrato de su esposa.

20 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
FEBRERO DE 2022 21
E X P L O R A | HALLAZGOS

La fierecilla ahorradora
A diferencia de los hibernantes estacionales,
la musaraña –uno de los mamíferos más pe-
ENVÍOS DESDE queños del planeta– debe alimentarse todo
el año para sobrevivir. Sin embargo, este
L A VA N G U A R D I A insectívoro podría conservar su ener-
DE LA CIENCIA Y gía de forma distinta en invierno: re-
L A I N N O VA C I Ó N duce una sección de su cerebro más
de 25 %. Las células que pierde vuel-
ven a crecer en verano. — H I C K S W O G A N

REFORESTACIÓN

Los bosques
se benefician
de la energía
que aporta
el café
Al igual que nosotros,
los bosques se mueven
un poco más rápido
con café. En un experi-
mento que se realizó
en una selva tropical
de Costa Rica, se cu-
brió una zona defo-
restada con la pulpa
derivada de la elabo-
ración del café para ver
si afectaba el renaci-
miento del bosque.
PALEONTOLOGÍA
Luego de dos años, los
terrenos cubiertos con

EL ESCANEO 3D EN HECES pulpa estaban mucho

mejor que los demás.

REVELA ALGO INÉDITO vienen en contenedores exquisitos

A L G U N O S O B J E TO S A N T I G U O S
Ahora, los productores
de café tienen una al-
ternativa sustentable
–sarcófagos bañados en oro, cofres tallados–, mientras que otros se
para no tirar los resi-
presentan en envolturas menos atractivas. Tal es el caso del esca-
duos. —SARAH GIBBENS
rabajo Triamyxa coprolithica. Científicos reportaron el descubri-
miento de esta especie en coprolitos (heces fosilizadas) mediante
una potente técnica de rayos X llamada microtomografía con ra-
diación sincrotrón para escanear excremento que se desenterró en
Polonia. Dentro de la muestra de 230 millones de años de antigüe-
dad y un diámetro de dos centímetros se encontraron especímenes
del diminuto escarabajo (arriba). Martin Qvarnström, autor princi-
pal del estudio, afirma que en los escaneos 3D los insectos “cobran
vida ante tus ojos”. Los restos se conservaron con suficiente detalle
como para identificar que se trataba de un animal hasta ahora
desconocido y extinto. Esta es la primera vez que se identifica una
especie de insecto a partir de coprolitos. Los investigadores sugieren
que el excremento provino de un Silesaurus opolensis, un pariente
de los dinosaurios que medía hasta 2.5 metros de altura. — H W

FOTOS: MARTIN QVARNSTRÖM (ESCARABAJOS); JOEL SARTORE, THE NATIONAL GEOGRAPHIC PHOTO ARK
(MUSARAÑA); EDWIN REMSBERG, VW PICS/UIG VÍA GETTY IMAGES (ÁRBOLES)
 E X P L O R A

I L U M I N A M O S L O S M I S T E R I O S Y L A S M A R AV I L L A S Q U E N O S R O D E A N

N AT I O N A L G E O G R A P H I C VO L . 5 0 N Ú M . 2

En busca de
Julio César
N O S E N C A N TA R Í A C O N O C E R A E S T E C É L E B R E R O M A N O
CARA A CARA , PERO ¿CÓMO IDENTIFICARLO?

P O R M A RY B E A R D

un arqueólogo francés tuvo

E N S E P T I E M B R E D E 2 0 0 7,
un golpe de suerte. Buceaba en las aguas turbias del
río Ródano en Arlés, al sur de Francia, en busca de
restos antiguos. Salió con un busto de mármol tama-
ño real finamente tallado. Al sacarlo del agua, el
director del equipo gritó: “Putain, mais c’est César!”
(“¡Carajo, pero si es César!”).
En otras palabras, era el retrato del romano más
célebre de todos los tiempos: Julio César, conquistador
de Galia, dictador carismático, autócrata populista y
víctima de asesinato durante los idus de marzo, en 44
a. C. (suceso que inmortalizaron pintores y escritores,
entre ellos William Shakespeare). Quizá junto a Cleo-
patra, este es uno de los personajes de la antigüedad
a quienes más han querido conocer cara a cara las
generaciones posteriores.
Identificar el aspecto de Julio César se ha convertido
en todo un deporte. En los 15 años desde que encon-
traron su busto en el Ródano (1, última página de este

FEBRERO DE 2022 23
E X P L O R A | REFLEXIONES
artículo) ha adquirido estatus de celebridad. Ha sido
protagonista de exposiciones y programas de televi-
sión, incluso de una estampilla francesa.
Hoy día es la estrella de un museo en Arlés y figura
en las innumerables selfies que se toman los visitantes.
Una posible teoría es que los ciudadanos leales de esta
ciudad francesa erigieron el busto para honorar a
César en vida pero, después de su asesinato, lo arro-
jaron al agua debido al cambio radical en el clima
político. Cuando la supremacía de César quedó atrás,
nadie quería una estatua suya. Tuvieron que pasar dos
milenios para que la rescataran de su tumba acuática.
Hasta aquí todo bien, pero la pregunta importante
sigue pendiente: ¿cómo sabemos que se trata de Julio
César? El busto no tiene nombre. ¿Por qué creemos
que es él? En Europa y Estados Unidos se han encon-
trado casi 80 bustos que se han identificado como sus
retratos. ¿Cómo decidir cuáles son? Los escritores de
la antigüedad describen que, como señal de su poder,
César abarrotó el mundo romano con su imagen. Pero,
¿acaso podemos reconocer su cabeza de entre los
cientos de miles de retratos romanos que sobreviven
y se exhiben en los museos?
Esta interrogante ocupó a la arqueología por siglos
y se complica más ya que ninguno de los posibles
candidatos tiene nombre (regla de oro: si un retrato
en mármol tiene inscrito el nombre de Julio César, es
falso.) La otra evidencia sólida que sobrevive de la
apariencia de César es una colección de monedas de
plata (2) acuñadas antes de su asesinato. En estas se
muestra un rostro lleno de carácter, demacrado, con
el cuello arrugado, prominente manzana de Adán y
corona de laurel. A decir de su biógrafo, quien escribió
un siglo y medio tras su muerte, César se colocaba los
laureles con ingenio para ocultar la calvicie que le
avergonzaba. El problema para los arqueólogos ha
sido comparar los bustos tridimensionales con las
imágenes diminutas en las monedas.
La variedad de posibles retratos de Julio César es
mucho más amplia de lo que uno creería. Uno es en
especial exquisito: El César verde (3), de origen egipcio.
Luego de pasar por las manos de una familia real pru-
siana, terminó exhibido en Berlín. El material es pie-
dra verde pulida y es tan impresionante que algunos
historiadores y arqueólogos demasiado optimistas
han imaginado que Cleopatra –amante fugaz de Cé-
sar– lo pudo haber encargado (académicos más so-
brios han sugerido que es igual de probable que el
retrato sea de un funcionario de alto rango que imi-
taba el estilo del conquistador en Egipto).
Otro contendiente es una estatua de cuerpo com-
pleto, la favorita del líder fascista italiano Benito Mus-
solini, quien consideraba a Julio César su ancestro
ideológico; le gustaba tanto que mandó hacer réplicas
a escala real y las colocó en ubicaciones clave por todo
el país. Puso la original en el ayuntamiento de Roma,
donde aún se conserva y preside debates en torno al
urbanismo y el control de tránsito. Sin embargo, nin-
gún historiador serio la considera una figura de César,
y menos que él haya posado para ella.
24 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
¿Tu personaje
tiene el cuello
arrugado?
Solo existe una descripción física
de Julio César que proviene de la
antigüedad. Corresponde a Sueto-
nio, su biógrafo original, quien escri-
bió 163 años tras la muerte de César.
“Era particularmente quisquilloso
sobre su imagen corporal”, relata,
y agrega que se depilaba el cuerpo.
También creía que su calvicie era una
deformación espantosa que lo ex-
ponía a la burla de sus detractores,
así que acostumbraba peinar su fina
cabellera de la corona hacia la frente
para intentar ocultar la calva, una
intrigante versión antigua de
este peinado.
PA R A R E A L I Z A R E S T E R E T R AT O , David Samuel
Stern fotografió un busto del César, de apro-
ximadamente 1512, en el Museo Metropolita-
no de Arte de Nueva York. Asignó un rango
tonal rojo, verde y azul, respectivamente, a
tres de estas fotos. Después las imprimió en
vitela traslúcida, las cortó en tiras, las tejió a
mano y las iluminó por detrás para crear el
retrato final. “Seguramente nuestra imagen
mental colectiva de César no corresponde
a la realidad”, asegura Stern.
Incluso hay otra pieza que sacaron del lecho del río
Hudson, en Nueva York, en 1925. Nadie sabe cómo
llegó ahí. Se cree que cayó por la borda en un viaje en
barco y no que se trata de la evidencia irrefutable de
que los romanos llegaron a América. Sin embargo, por
un tiempo se pensó que era el Julio César de América,
aunque terminó en un museo sueco donde se le de-
gradó a Romano desconocido.
Dos piezas en particular han sido las estrellas del
espectáculo de Julio César y, durante buena parte de
los siglos xix y xx, se mantuvieron como sus rostros
reales. La primera (4) se exhibe en el Museo Británico
y se adquirió en 1818 de un coleccionista británico que
la había comprado en Italia. Ingresó como Romano
desconocido, pero para los años cuarenta del siglo xix
RETRATO TEJIDO: DAVID SAMUEL STERN. FOTOGRAFIADO EN EL MUSEO METROPOLITANO DE ARTE DE NUEVA YORK 25
E X P L O R A | REFLEXIONES

se había identificado como Julio César (ocupaba un
sitio prominente en el museo gracias a su cuello arru-
gado, la manzana de Adán y las mejillas demacradas
que guardaban mucho parecido con las antiguas mo-
nedas de plata).
Durante décadas, este rostro decoró la portada de
casi todos los libros sobre el dictador romano, y sus
seguidores modernos la elogiaron con prosa exultan-
te. Uno de ellos escribió: “Este busto representa a la
personalidad más fuerte que ha vivido… En el perfil
es imposible identificar un defecto”. Para John Buchan
–académico, diplomático y autor de The Thirty-Nine
Steps– se trata de “la presentación más noble de un
rostro humano que haya visto jamás”.
Este busto fue una celebridad del modernismo
temprano pero, con el tiempo, su autenticidad se puso
en tela de juicio. Tras décadas de dudas cada vez ma-
yores, a principios de los años sesenta del siglo xx se
anunció que era falsa: mostraba señales de abrasión
y manchas artificiales para aparentar siglos de anti-
güedad. En efecto, la intención era representar a Ju-
lio César, pues el autor copió la cabeza de las monedas
(no se trataba de un romano desconocido), sin em-
bargo, la obra se realizó a finales del siglo xviii. Se
relegó a una exposición itinerante sobre la Roma An-
tigua y, de vez en cuando, surge en exposiciones sobre
falsificaciones notorias.
No obstante, otro busto de César esperaba tras bas-
tidores para ocupar su lugar bajo los reflectores. Lucien
Bonaparte, arqueólogo entusiasta y hermano menor
de Napoleón, lo había desenterrado cerca de Roma.
Sin embargo, cuando pasó por momentos difíciles, lo
vendió y terminó en la finca de su nuevo propietario a
las afueras de Turín, donde permaneció en el anoni-
mato (Anciano desconocido) durante 100 años. En los
años treinta del siglo xx, un arqueólogo italiano, qui-
zá en respuesta al entusiasmo de Mussolini por el
dictador, lo identificó como un retrato de Julio César
para el que había posado en vida. Sostuvo que era tan
preciso que la peculiar silueta de la cabeza, que habría
sido fácil atribuirle a un escultor incompetente, era
el reflejo de las malformaciones congénitas del cráneo
del conquistador (clinocefalia y plagiocefalia). Al
margen de la falta de lógica en el argumento (no exis-
te evidencia de las malformaciones craneales de Cé-
sar salvo por esta escultura), el retrato de Bonaparte
no solo ha generado la misma prosa exagerada que el
busto del Museo Británico, sino también ha creado la
ilusión de que estamos haciendo algo más que ver al
hombre a los ojos: también somos testigos de su diag-
nóstico médico.
No obstante, la autenticidad de este busto también
es dudosa. No solo porque se cree que es una falsifi-
cación o que ni siquiera es Julio César, sino porque,
más allá de los elogios y la especulación, se trata de
una pieza muy rudimentaria. El veredicto de los ex-
pertos es que podría ser una copia romana tardía de
algún busto contemporáneo de César, pero sin duda
no es producto de la observación cuidadosa (y la si-
lueta imperfecta del cráneo puede ser solo eso: una
silueta imperfecta).
Aquí hace su entrada triunfal el busto del Ródano,
justo a tiempo. La ciudad de Arlés tenía vínculos polí-
ticos con Julio César (la eligió como residencia de
retiro para algunos de sus veteranos). El cuello de la
escultura tiene las dichosas arrugas y la prominente
manzana de Adán (aunque no tiene el aspecto dema-
crado de las monedas). Este será su rostro en las dé-
cadas venideras y decorará un sinfín de lustrosas
portadas de libros. Puede ser él. Sin embargo, tarde o
temprano surgirán las dudas y se redescubrirá un
nuevo busto que tomará su lugar.
La verdadera imagen de Julio César está fuera de
nuestro alcance. Cada generación encuentra a su
propio César. j
Mary Beard es profesora de cultura clásica en la Universidad
de Cambridge. Ha escrito varios libros sobre la Roma Antigua,
entre ellos Twelve Caesars, su obra más reciente.

¿EL ROSTRO DE UN EMPERADOR?

El César del Ródano
Rescatado del río Ródano,
este busto célebre se ha re-
producido en una estampilla
postal francesa y se exhibe
en el Museo de Arlés.
El César de la moneda de plata
Antes de la muerte de César,
en 44 a. C., se acuñó una
colección de monedas de
plata. Se trata de la única
evidencia de su aspecto.
El César verde
Arqueólogos especularon
que Cleopatra –amante de
César– había comisionado
este busto de piedra verde
procedente de Egipto.
El César del Museo Británico
Ocupó un lugar prominente
en el museo, pero en los años
sesenta del silgo xx se decla-
ró falso y ahora es parte de
una muestra itinerante.

1 2 3 4

FOTOS (DESDE LA IZQ.): BORIS HORVAT, AFP/GETTY IMAGES; ASHMOLEAN MUSEUM/HERITAGE

IMAGES/GETTY IMAGES; DEAGOSTINI, GETTY IMAGES; THE TRUSTEES OF THE BRITISH MUSEUM
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E X P L O R A | AV E N T U R A
En el delta del río Mekong, al suroeste de Vietnam, abunda la vida.
INSPIRACIÓN
Antes de desembocar en
el mar de la China Meridio-
nal, el río Mekong se bifurca
en una red de canales. En
temporada de inundaciones
(de junio a noviembre), las
mujeres navegan sobre
embarcaciones alargadas
para cosechar lirios: se su-
mergen hasta la cintura
para enjuagar y envolver
las plantas, y luego las ven-
den en mercados y restau-
rantes. Ellas aprendieron a
manejar las embarcaciones
de sus madres y abuelas,
cuenta Khánh Phan, quien
capturó la postal con un
dron y compara el círculo
de lirios con una gran flor
en la que “las mujeres son
como abejas”.
JARDÍN
ACUÁTICO
28 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
V I D A A C UÁT I C A
Los lirios acuáticos figuran
entre las más de 20 000 es-
pecies de plantas nativas
del caudal del Mekong.
Se trata del segundo río
con mayor biodiversidad
del mundo después del
Amazonas y es hogar de
animales como el delfín
del Irrawaddy –especie en
peligro de extinción–, la
nutria de Sumatra y la raya
gigante chaophraya. Pero
la ribera también alberga el
bullicio de la vida humana:
mercados flotantes, aldeas
elevadas sobre pilotes y
llanuras inundables donde
los agricultores cosechan
más de la mitad de todo
el arroz que se produce
en Vietnam.
VIGILANCIA
Desde hace años, el río
Mekong ha sido el susten-
to de lugareños y un atrac-
tivo para viajeros de todas
partes del mundo, pero
los estresores ambienta-
les –como los desperdicios
plásticos– amenazan sus
maravillas naturales y cul-
turales. Con financiamien-
to de National Geographic
Society, un grupo de inves-
tigadores de la Universidad
de Hull, en Reino Unido, es-
tudia cómo terminan estos
residuos en el río; el Pro-
grama Ambiental de las
Naciones Unidas tiene pla-
nes para evaluar los efec-
tos de la contaminación
por plástico en las espe-
cies migratorias.
 EN NÚMEROS

6
PA Í S E S P O R LO S Q U E C O R R E
E L R Í O M E KO N G

24.7
MILLONE S DE TONELADAS MÉTRICAS
DE ARROZ SE COSECHAN CADA
A Ñ O E N E L D E LTA

4 300
KILÓMETROS, LA LONGITUD
E ST I M A DA D E L R Í O M E KO N G

ASIA
Río
Mekong

VIETNAM
Delta del río
Mekong

P OR RACHEL NG FOTO DE KHÁNH PHAN

NGM MAPS FEBRERO DE 2022 29

E X P L O R A | A T R AV É S D E L A L E N T E

Medidas
extremas
30 N AT I O N A L G E O G R A P H I C

DURANTE UNA EXPEDICIÓN EN
E L Á R T I C O Y A L A D E R I VA E N L A
BANQUISA UNA NOCHE POLAR,
UNA FO T Ó GRAFA DE S CUBRE UN
PROFUNDO TIP O DE BELLEZA
Y SUS PROPIOS LÍMITES.
P O R E S T H E R H O RVAT H
el rompehielos Polarstern
D U RA N T E C A S I U N A Ñ O,
navegó en la corriente transpolar. A bordo iban unos
100 científicos y miembros de la tripulación, quienes
desafiaban el invierno para estudiar el cambio climá-
tico en el Ártico. Yo también estuve ahí para fotografiar
la primera etapa de la expedición MOSAiC, acrónimo
de Multidisciplinary drifting Observatory for the Study
of Arctic Climate (Observatorio Multidisciplinario
Flotante para el Estudio del Clima Ártico).
Cuatro años antes había caído ante el encanto del
hielo durante mi primera comisión en el Ártico. Al
regresar a casa juré dedicar mi fotografía al frágil en-
torno polar que me había cautivado.
Para cuando el Polarstern zarpó de Tromsø, en
Noruega, el 20 de septiembre de 2019, ya había estado
en otras nueve expediciones polares. MOSAiC era
diferente. Para empezar, las primeras etapas tomaron
lugar durante la larga noche polar. Por otro lado, cual-
quier tipo de ayuda se encontraba muy lejos. El buque,
atrapado de manera intencional en una banquisa,
flotaba cerca del polo norte durante el invierno, cuando
el hielo era más grueso. Teníamos que estar prepara-
dos para encarar cualquier tipo de situación por nues-
tra cuenta, desde incendios hasta caer al agua gélida
o incluso ataques cardiacos.
El entrenamiento empezó mucho antes que la ex-
pedición. Nos sometieron a los peores escenarios
posibles para aprender a lidiar con ellos. Durante la
simulación de una tormenta en una piscina, saltamos
al agua picada y nadamos a través de fuertes olas
hacia un bote salvavidas. No veíamos nada excepto
algunos destellos de truenos; el viento y los relámpa-
gos ensordecedores no nos permitían comunicarnos
entre nosotros. Durante el entrenamiento de seguri-
dad contra osos polares, practicamos disparar un rifle
y una pistola de bengalas en la oscuridad total mien-
tras unos cuantos voluntarios gritaban alrededor.
Algunos días estaba tan cansada que lloré.
Hice todo dos veces, una como participante y otra
como fotógrafa. Lo más difícil fue la extinción de in-
cendios. Nos enseñaron a apagar siniestros y resca-
tar personas mientras cargábamos 30 kilogramos de
equipo en una sala de entrenamiento donde las tem-
peraturas se acercaban a los 120 °C. Para cada ejercicio
los participantes pasaban alrededor de 10 minutos en
la habitación. Permanecí horas fotografiándolos con
mi pesada cámara y el sudor que me escurría por el
cuerpo. Una vez finalizado, colapsé contra una pared.
Sin embargo, lo disfruté. Me pareció importante
aprender a cuidar de mí misma y mis colegas bajo
condiciones extremas y a conocer mis límites. Inclu-
so me ofrecí como voluntaria para el entrenamiento
de supervivencia en el mar, donde 14 de nosotros nos
quedamos solos por unos días en Svalbard, un archi-
piélago en Noruega. Tuvimos que encontrar cómo
distribuir nuestros escasos recursos (solo cinco bolsas
para dormir), conseguir agua y protegernos dentro
de una zona con 3 000 osos polares. Terminé exhausta
pero curiosamente cómoda con la próxima expedi-
ción. Sabía que estaba lista.
FEBRERO DE 2022 31
E X P L O R A | A T R AV É S D E L A L E N T E

El 4 de octubre llegamos a la banquisa que sería científica. Si un oso polar se decidía a cruzar, se acti-
nuestro hogar, uno de los últimos días en que el sol se varía una señal.
veía en el horizonte. Pronto el tiempo transcurrió en la Mientras pensaba en eso, se disparó una señal
oscuridad. La luna y las estrellas se ocultaron tras las naranja al aire. Pensé que el oso polar se asustaría e
nubes. La única luz provenía del reflector del Polar- iría corriendo directo hacia mí. Intenté sacar mi pis-
stern y las lámparas en los cascos de los participantes. tola de bengalas para ahuyentarlo; nuestro objetivo
Tomar fotografías fue difícil. El viento y la nieve era proteger a los osos al igual que a nosotros mismos,
dificultaron el uso de la cámara, en especial con gafas. pero mis manos estaban tan congeladas que no pude
Me dolían las manos por el frío; muchas veces no pude hacerlo. Uno de los científicos agarró la pistola por
capturar momentos hermosos debido a la inmovi- mí. Para cuando regresamos al buque, yo estaba tem-
lidad. Terminé por cubrir mi cámara, incluyendo el blando. Más tarde, la tripulación determinó que el
disparador, con una cinta de espuma muy delgada viento había agitado el cable y activado la señal. Aun
que me permitió trabajar con guantes. así, decidí limitarme al uso de la cámara.
Cada día tuve que recordarme que no estaba El 13 de diciembre avistamos un buque en el
en tierra: entre 60 y 90 centímetros de hielo horizonte: Kapitan Dranitsyn, un rompe-
inestable me separaban del océano deba- R Á RT hielos que venía a dejar al siguiente equipo
POLA IC
jo. Ante las luces del buque, la banquisa C. y pasar por nosotros. El regreso a Tromsø

O
parecía gris y el cielo era de un negro Am. Polo Asia tomó 16 días, a menudo a través de hie-
del N. Norte
profundo. Me hizo pensar en las famo- Svalbard lo grueso.
sas fotos de NASA tomadas en la Luna Cerca de una semana después de mi
Tromsø
donde se puede ver la superficie del sa- regreso, acudí al Storytellers Summit de
télite y el universo en el fondo. Desde el NORUEGA a o p National Geographic, en Washington, D.C.
E ur
hielo podía ver el universo. Esos fueron los Una mañana, al caminar por las calles de la
días que más disfruté. ciudad, tuve una revelación repentina: aquí no
Pero la oscuridad también guardaba miedos, los me podía caer al mar. No tenía que buscar osos pola-
cuales, en mi caso, eran osos polares. En mi segundo res en el horizonte. Estaba segura. En ese momento
y último día como guardia de osos polares en el hielo, comprendí qué tan vigilante me había vuelto y cuán-
estaba sola con mi rifle afuera de una carpa donde to miedo había sentido. A pesar de esto, extrañaba
trabajaban dos científicos. Había demasiado viento, mucho la oscuridad. j
demasiada nieve y demasiada oscuridad para ver Esther Horvath es una fotógrafa con sede en Alemania que docu-
algo, incluso un oso polar de dos metros y medio. Pero menta regiones polares. Narró la vida comunitaria en una estación
recordé que había un cable alrededor de la estación científica en Groenlandia para la edición de septiembre de 2019.

Para el invierno, el entrenamiento obligatorio de la expedición MOSAiC preparó a los miembros ante emergencias que in-
cluían caer al agua gélida del Ártico. En esta imagen se aprecia cómo sacan a un participante de una piscina después de
nadar a través del oleaje fuerte y el vendaval de una tormenta simulada.
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E X P L O R A | AVA N C E S

Un nuevo amanecer
para China
S E C R E Í A Q U E L A S R U I N A S D E E S TA C I U D A D E R A N PA R T E
D E L A G RA N MU RA L L A , P E RO S O N M Á S A N T I G UA S. E L
R E I N O D E L A F O R TA L E Z A P R O S P E R Ó 5 0 0 A Ñ O S A N T E S D E
L A L L A M A D A “ C U N A D E L A C I V I L I Z A C I Ó N C H I N A”, A L S U R .

POR BROOK LARMER

D U R A N T E D É C A DA S ,
los aldeanos de las colinas
de la meseta de Loess, en China, creyeron que los
muros de roca que se desmoronaban en la cerca-
nía formaban parte de la Gran Muralla. Los restos
de la estructura zigzaguean por esta región árida
en el meandro norte del río Amarillo para marcar
la frontera del dominio chino desde hace más de
2 000 años. No obstante, había detalles curiosos:
los habitantes, y después los saqueadores, em-
pezaron a encontrar discos, cuchillas y cetros de
jade. La roca ornamental no es autóctona de esta
zona de la provincia de Shaanxi –la fuente más
cercana está a casi 1 000 kilómetros– y no era una
característica conocida de la Gran Muralla.
Por su parte, arqueólogos chinos hallaron algo
maravilloso: las piedras no eran parte de la Gran
Muralla, sino las ruinas de una ciudad fortaleza.
La excavación ha revelado casi 10 kilómetros de
muros que rodean una pirámide y un santuario
con murales, artefactos y pruebas de sacrificio. SHIMAO
Antes de que se suspendieran las excavaciones
por la pandemia actual, se hallaron 70 esculturas
talladas en piedra: monstruos y bestias antropo-
morfas que se asemejan a la iconografía posterior
a la Edad de Bronce en China. Además, la data-
ción por carbono determinó que partes de Shimao Muros fortificados de
(se desconoce el nombre original) son de hace 2.5 metros de espesor y
4 300 años –casi dos milenios antes de la sección 9.65 kilómetros de largo
rodeaban la ciudad for-
más antigua de la Gran Muralla– y 500 años antes taleza de Shimao. Partes
de que la civilización china se asentara en la Lla- del asentamiento se re-
nura Central. Shimao floreció en esta región du- montan 4 300 años, casi
dos milenios antes que
rante casi medio milenio, desde cerca de 2300 la sección más antigua
a. C. hasta 1800 a. C. Luego fue abandonada. de la Gran Muralla.

FOTOS: LI MIN, UCLA (ABAJO); NATIONAL GEOGRAPHIC SCREENGRAB

“LA MAGNITUD
DE LA VIOLENCIA
R I T U A L O B S E RVA D A
EN SHIMAO NO TE-
NÍA PRECEDENTES
EN LA CHINA AN-
T I G U A”.
LI MIN, ARQUEÓLOGO DE
LA UNIVERSIDAD DE CALI-
FORNIA EN LOS ÁNGELES,
QUIEN HA ESTUDIADO EL
SITIO A PROFUNDIDAD.

Con una pirámide esca-

lonada de más de 60
metros (abajo), Shimao
desafía la historia tradi-
cional china. Los arqueó-
logos descubrieron 80
cráneos de mujeres ado-
lescentes sacrificadas
bajo las murallas (izq.).
E X P L O R A | AVA N C E S

Ninguno de los textos antiguos menciona una

ciudad ubicada tan al norte de la llamada “cuna de
la civilización china”, y mucho menos una de tal
tamaño, complejidad e intensa interacción con
culturas externas.
Junto con los descubrimientos en otras zonas
prehistóricas cercanas, Shimao obliga a los histo-
riadores a replantear los inicios de la civilización
china y ampliar su conocimiento de las ubicacio-
nes geográficas y las influencias externas de sus
primeras culturas. “Shimao es uno de los descu-
brimientos arqueológicos más importantes de este
siglo”, afirma Sun Zhouyong, director de la Aca-
demia de Arqueología de Shaanxi responsable de
la excavación en la zona.

LA PRIMERA IMPRESIÓN de Shimao es que se trata

de una ciudad diseñada para enfrentarse a peli-
gros constantes. Se construyó en una zona de con-
flicto, un territorio fronterizo dominado durante
milenios por la guerra entre los pastores de la es-
tepa del norte y agricultores de la Llanura Central.
Para protegerse de rivales violentos, las élites
de Shimao moldearon su pirámide oblonga de 20
niveles en la colina más elevada del sitio. La es-
tructura tiene cerca de la mitad de la altura de la
Gran Pirámide de Guiza, construida en la misma
época (2250 a. C.). Sin embargo, su base es cuatro
veces mayor y las élites de Shimao se protegían
aún más al habitar el nivel superior de la plata-
forma, que incluía un complejo palaciego de 80
hectáreas con su propio depósito de agua, talleres
de artesanos y, lo más probable, templos.
Desde la pirámide central se extendían kiló-
metros de muros interiores y exteriores que requi-
rieron unos 125 000 metros cúbicos de piedra, un
esfuerzo enorme en una sociedad cuya población
oscilaba entre los 10 000 y 20 000 habitantes.
En fechas recientes se han desenterrado frisos
y descubierto grabados (abajo) que “pudieron ha-
ber servido para dotar de un poder religioso a la
pirámide escalonada” (arriba). Shimao es el mayor
asentamiento de la Edad de Piedra que existe
en China.
Las fortificaciones de Shimao son sorprenden-
tes por su tamaño e ingenio: incluían barbacanas,
entradas deflectoras y bastiones. También usaban
una estructura mamian (“cara de caballo”), cuyos
ángulos conducían a los atacantes hacia un espa-
cio en el que los defensores podían golpearlos des-
de tres direcciones.
Dentro, el equipo de Sun halló otra innovación
inesperada: vigas de madera de ciprés utilizadas
como refuerzo. Aún intactas y cuya datación se
remonta a 2300 a. C., representaban un método

de construcción que se pensaba había comenzado
en la dinastía Han 2 000 años después.
espeluznante sucedió
E L D E S C U B R I M I E N TO M Á S
bajo la muralla oriental de la ciudad: 80 cráneos
humanos agrupados en seis fosas, sin los esquele-
tos correspondientes (las dos fosas más cercanas
a la Puerta Este, la entrada principal de la ciudad,
contenían exactamente 24 cráneos cada una). El
número y la ubicación de los restos sugieren una
decapitación ritual. Los científicos forenses de-
terminaron que casi todas las víctimas eran mu-
jeres jóvenes, tal vez prisioneras que pertenecían
a un grupo rival.
“La magnitud de la violencia ritual observada
en Shimao no tenía precedentes en la China anti-
gua”, explica Li Min, arqueólogo de la Universidad
“SHIMAO ES UNO DE
LOS DESCUBRIMIENTOS
ARQUEOLÓGICOS MÁS
IMP ORTANTES DE
E S T E S I G L O ”.
SUN ZHOUYONG, DIRECTOR DE LA ACADEMIA
DE ARQUEOLOGÍA DE SHAANXI Y LÍDER DE LAS
EXCAVACIONES DE LA CIUDAD.
de California en Los Ángeles (UCLA), quien ha
visitado el sitio y escrito al respecto.
Muchos de los artefactos que se encontraron
en Shimao solo podían proceder de tierras leja-
nas. Además del jade, los arqueólogos también
hallaron restos de pieles de caimán que debieron
provenir de una región pantanosa. Es probable
que los tambores de piel de este reptil se utiliza-
ran durante las ceremonias rituales, una señal del
papel vital que tenía la música en la vida palaciega
de Shimao. Otro descubrimiento que desconcer-
tó a Sun fueron 20 piezas de hueso idénticas, fi-
nas, lisas y curvadas. Los arqueólogos supusieron
que eran peines u horquillas hasta que un musi-
cólogo dedujo que los huesos eran los ejemplos
más antiguos de un instrumento primitivo cono-
cido en chino como lengüeta de boca.
Shimao están envuel-
M U C H O S A S P E C TO S S O B R E
tos en misterio. Han surgido algunas pistas para
explicar por qué fue abandonada luego de 500
años. Una guerra pudo haber contribuido, pero
hay pruebas de que el cambio climático tuvo un
papel clave. En el tercer milenio a. C., cuando se
fundó la ciudad, un clima cálido y húmedo atrajo
a una población en expansión hacia la meseta de
Loess. Los registros muestran un cambio acele-
rado, entre 2000 y 1700 a. C., hacia un clima más
seco y frío. Los lagos se secaron, los bosques des-
aparecieron, los desiertos invadieron el territorio
y los habitantes de Shimao emigraron.
La antigua cercanía del desierto de Ordos se
extiende ahora hasta las orillas del río Tuwei, cer-
ca de la entrada a Shimao. El sitio está rodeado
de polvo, rocas y silencio. Sin embargo, tras 4 300
años, una de las ciudades más antiguas del mun-
do ya no está perdida en la historia. Sus piedras
han revelado un valioso cargamento de secretos
que desafía nuestra comprensión sobre el perio-
do más temprano de la civilización china. Y aún
guarda muchos secretos más. j
Brook Larmer vive en Bangkok y escribe so-
bre Asia. Publicó un artículo sobre la región de
Svanetia, en Georgia, para una edición anterior.
FOTOS: BEN SHERLOCK (ARRIBA); RACHEL VAKNIN
Notre Dame

La herida en el corazón de la catedral cayó a

de Notre Dame por el través de la bóveda de
incendio de abril de piedra, aplastó un altar
2019, que destruyó su y dejó un agujero bor-
aguja y tejado, se ve deado por las maderas
desde arriba. La aguja carbonizadas del tejado.
después del fuego

La restauración de la emblemática catedral de París

honrará sus raíces medievales y al arquitecto, alguna
vez vilipendiado, que salvó la iglesia en el siglo xix.

POR ROBERT KUNZIG

FOTOGRAFÍAS DE TOMAS VAN HOUTRYVE
GRÁFICOS DE FERNANDO G. BAPTISTA

39
Primero fue
el rescate.
Ahora, la
restauración.
Se necesitaron más de
dos años después del
incendio para retirar
los maderos quemados,
escombros y apuntalar
las bóvedas y los con-
trafuertes para evitar
un derrumbe catastró-
fico. Ahora los anda-
mios llenan la catedral
y por fin comienza la
restauración. El primer
paso: limpiar todas las
superficies de polvo y
residuos tóxicos del te-
cho de plomo, que se
fundió en el incendio.
La mayoría
de lo sagrado
o bello está
intacto.
Maderas del tejado
en llamas, grandes blo-
ques de piedra caliza y
750 toneladas de roble
y plomo de la aguja se
estrellaron al interior
de Notre Dame. Sin em-
bargo, no se dañó nin-
guna obra de arte de
importancia histórica y
muy poco de los vitra-
les. “Fue un milagro”,
dice la conservadora
Marie-Hélène Didier.
Capillas laterales como
esta serán limpiadas y
restauradas, algo que la
mayoría necesitaba des-
de antes del incendio.
 de púas rodea el lugar.
Las penas Pero la iglesia ya se ha
recuperado de un trau-
de la Virgen ma en el pasado. En 1831,
desde esta ubicación
son evidentes. privilegiada al otro
lado del Sena, Eugène
Los andamios y la Viollet-le-Duc vio cómo
enorme grúa se burlan una turba la atacaba.
ahora de la aspiración a Luego dirigió la primera
la grandeza de la cate- restauración de Notre
dral; un muro metálico Dame que conservó el
cubierto por alambre monumento actual.
 El incendio de
1831 perdonó a la
catedral de Notre
Dame. Los sublevados
treparon por el tejado
y derribaron una
gigantesca cruz
de hierro; Charles Barbero,
de Carpinteros Sin
Fronteras, da los últi-
mos toques a la réplica
destrozaron los vitrales, golpearon con hachas de una de las celosías del
una estatua de Jesús y destrozaron una de la Vir- tejado de Notre Dame.
gen María. Sin embargo, en realidad buscaban al El grupo reconstruyó el
armazón en una semana
arzobispo de París, que no estaba allí, así que sa- solo con herramientas
quearon su palacio al sur de la iglesia, frente al medievales al cortar
río Sena. Luego le prendieron fuego. El palacete cada viga de un solo
tronco de roble. El ar-
ya no existe; una grúa de construcción de 75 me- mazón que se destruyó
tros de altura se encuentra en su lugar. en el incendio quedará
Hay un dibujo de la escena de aquella noche, como estaba con ayuda
de los aserraderos.
el 14 de febrero de 1831, vista desde el Quai de
Montebello, al otro lado del Sena. Fue realizado
por Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc, el hombre
que, 13 años más tarde, llevaría a cabo la restau-
ración de la catedral durante 20 años. Viollet-le-
Duc tenía solo 17 cuando presenció el ataque de
la multitud. En su apresurado dibujo a lápiz, las

46 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
agitadas figuras esbozadas se arremolinan en el
palacio y arrojan los muebles y otros objetos de
valor por las ventanas hacia el río. Detrás se en-
cuentra Notre Dame, que entonces tenía seis si-
glos de antigüedad.
En 1980, también de 17 años, Philippe Villeneu-
ve vio una exposición sobre Viollet-le-Duc en el
Grand Palais. Quería ser arquitecto –construía
una elaborada maqueta de Notre Dame–, pero no
sabía que se podía especializar en edificios his-
tóricos. Hoy día es uno de los 35 arquitectos jefes
de monumentos históricos de Francia, profesión
que personificó Viollet-le-Duc con notoriedad.
Villeneuve ha dirigido los trabajos de restaura-
ción de Notre Dame desde 2013 y, con tremenda
urgencia, desde la primavera de 2019, cuando un
incendio arrancó la parte superior de la catedral.
El edificio ha sido estabilizado por fin; la recons-
trucción está a punto de comenzar. En más de un
sentido, Villeneuve debe su misión actual, la lu-
cha de su vida profesional, a su ingenioso prede-
cesor Viollet-le-Duc.
“Él creó la restauración de monumentos histó-
ricos –afirma Villeneuve–. Eso no ocurría antes,
ya que la gente los reparaba y lo hacía al estilo de
su época. O no los reparaban y los destruían”.
En la Francia del siglo xix, el gobierno fundó
por primera vez instituciones para abordar de ma-
nera sistemática una cuestión que nos concierne
a todos: ¿qué parte del pasado merece ser con-
servada para la posteridad? ¿Qué deuda tenemos
con las creaciones de nuestros antepasados, qué
N OT R E DA M E 47
 Los daños las bóvedas del agujero
central que dejó la aguja.
causados El fuego devoró la par-
te superior de algunas
fueron bóvedas y las paredes
de piedra caliza de 60
insidiosos. centímetros de grosor
que tiene sobre ellas,
Los técnicos de ascenso lo que desprendió cen-
y descenso en cuerda se tímetros de roca y creó
preparan para usar yeso, fisuras internas. Algu-
con el que asegurarán nas piedras tendrán
las piedras sueltas en que ser sustituidas.

Notre Dame siempre
ha tenido gárgolas de
desagüe, pero sus figu-
ras decorativas grotescas
surgieron de la imagina-
ción de Viollet-le-Duc en
el siglo xix, quien añadió
54 a la galería superior
que rodea las torres
de la fachada oeste.
fuerza y estabilidad obtenemos de su presencia
y cuándo, por el contrario, se convierten en un
peso que nos impide proyectarnos hacia el futuro
o crear un mundo propio? Cada uno de nosotros
se enfrenta a esta cuestión de manera individual
en nuestro trabajo y en nuestra vida. Cada uno
tiene un Service des Monuments Historiques en la
cabeza que decide a qué aferrarse y qué dejar ir;
qué cambios resistir y cuáles aceptar. Solo que, a
menudo, no somos muy conscientes de ello ni de
nuestro interés en las decisiones de conservación
que toman los gobiernos o de cómo nos pueden
llegar a afectar los edificios antiguos hasta que se
ven amenazados.
En su momento, Notre Dame fue revoluciona-
ria. Se construyó entre finales del siglo xii e ini-
cios del xiii, cuando Francia se convertía en una
nación y París, su capital, en la mayor ciudad de
Europa. Fue la primera gran obra maestra de la
nueva arquitectura francesa, en la que los arcos
ojivales y contrafuertes permitían la edificación
50 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
de muros elevados y delgados, con ventanas enor-
mes y luz en abundancia. Los italianos, celosos,
lo llamaron “gótico”, que para ellos significaba
“bárbaro”, pero el estilo francés terminó por con-
quistar Europa. En la luz elevada, la gente sentía
la presencia de Dios.
Sin embargo, a principios del siglo xix, Notre
Dame estaba en problemas. Décadas de ataques
y negligencia que empezaron incluso antes de la
Revolución francesa (1789) la habían dejado de-
teriorada. Víctor Hugo estaba tan indignado que
escribió una novela entera sobre la catedral en
la que incorporó la polémica sobre el abuso de la
historia, un melodrama sobre un sacerdote repri-
mido, un campanero jorobado y la chica que am-
bos deseaban. Nuestra Señora de París se publicó
en 1831, un mes después del incendio del palacio
arzobispal. En toda Francia, los antiguos edificios
eclesiásticos incautados durante la revolución
eran saqueados para obtener piedras. Víctor Hugo
ayudó a iniciar un movimiento que decía “basta”;
Viollet-le-Duc se vio envuelto en él.
El arquitecto salvó Notre Dame. Reconstruyó
los contrafuertes y los vitrales; sustituyó las esta-
tuas derribadas por los revolucionarios, y añadió
otras: las adoradas figuras grotescas de la catedral.
Y, cuando construyó una nueva aguja de madera
15 metros más alta que la original medieval, agre-
gó estatuas de cobre de los Doce Apóstoles, de ta-
maño superior al natural, en los escalones de su
base. Once miraban hacia el exterior para vigilar
la ciudad; el duodécimo era Santo Tomás, el Após-
tol que dudó. A Tomás, Viollet-le-Duc le puso su
rostro y lo hizo mirar la aguja, su obra maestra.
Era un no creyente que salvó a la reina de las cate-
drales francesas.
Ahora esa iglesia, casa de culto desde hace más
de 800 años, vuelve a ser salvada. Se rescata des-
pués de medio siglo en el que la práctica del ca-
tolicismo en Francia se ha desplomado mientras
el número de turistas se dispara. En el despacho
de Villeneuve, detrás de la catedral, en el segundo
piso de una pila de contenedores modulares, el
escritorio está frente a una impresión del dibujo
de Viollet-le-Duc (1843) de la fachada oeste de
Notre Dame. Un hilo de plomo congelado del te-
jado, fundido por el incendio de 2019, está encaja-
do en una esquina del marco. Desde la noche del
incendio, la intención de Villeneuve ha sido re-
construir la iglesia tal como la dejó Viollet-le-Duc,
que incluye el tejado de plomo y el “bosque” de
enormes maderos de roble que lo sostenían.
“Restauramos al restaurador”, dijo.
 Extensión actual París del siglo XII
OISE AISNE de la ciudad Extensión de la ciudad
París R.
Sena París Cantera de caliza

Bosque
de Bercé Isla de la Cité 2 km

FRANCIA

na
Se
En busca de piedras y madera
La isla de la Cité era un importante centro de vida citadina cuando
se inició la construcción de Notre Dame, en el siglo xii. En ese en-
tonces, la piedra venía de las canteras que hoy se encuentran bajo
el París moderno. Para la renovación actual se extrae caliza de com-
posición geológica similar en Oise y Aisne, en tanto que se talan
árboles centenarios en el bosque de Bercé y otros sitios de Francia.

Poco antes de las siete de la tarde del 15 de abril
de 2019, mientras Villeneuve salía a toda prisa de
su casa en la costa atlántica para abordar el últi-
mo tren de alta velocidad con destino a París, yo
me encontraba en un taxi cruzando el Sena. El
tráfico iba a rastras. Mi esposa miró por la venta-
nilla. “¿Se está quemando Notre Dame?”, pregun-
tó. La mancha parpadeante de color naranja en
el techo no tenía sentido. Estoy seguro de que lo
apagarán pronto, murmuré. Momentos después
vimos cómo las llamas subían por la aguja de ma-
dera y la devoraban.
Dame, atravesó el perímetro de los bomberos, la
mayoría de los artefactos valiosos ya habían sido
extraídos y colocados en el patio. “Parecía como
un gran mercado de pulgas”, recordó. Más tarde,
esa misma noche, escoltó algunos de los tesoros
en una furgoneta municipal hasta una bóveda del
Hôtel de Ville. La túnica de lino de San Luis, rey
y caballero cruzado del siglo xiii, estaba en el re-
gazo de Didier. A su lado, su jefe sostenía la coro-
na de espinas.
El presidente Emmanuel Macron se encontraba
en el Palacio del Elíseo, donde acababa de grabar
un discurso nacional televisado para esa noche

T
ODOS EN FRANCIA recuerdan dónde
estaban cuando Notre Dame ardió
aquella noche de abril; en ese senti-
do, aunque nadie murió, es como el
11 de septiembre. Bernard Hermann,
fotógrafo jubilado, se hallaba en su desván de la
plaza de Petit Pont, frente a la catedral. Un libro
suyo, París, km 00 –en los mapas franceses, las
distancias se miden desde un punto cero frente
a Notre Dame–, consta de fotografías tomadas
desde su ventana. “El drama de Notre Dame fue
para mí el fin del mundo –asegura Hermann–.
Me quedé atónito. Cerré las cortinas”.
Jean-Michel Leniaud, historiador de arquitec-
tura, estaba en una recepción en el Palacio de
Versalles. Volvió corriendo a París y vio el drama.
“La gente lloraba, rezaba y se arrodillaba en la
calle”, recuerda.
Cuando Marie-Hélène Didier, conservadora
del Ministerio de Cultura responsable de Notre
en respuesta a los “chalecos amarillos”, el movi-
miento de protesta contra su gobierno. Canceló
el discurso y corrió a la catedral. Notre Dame es
“nuestra historia, nuestra literatura, nuestra ima-
ginación... el epicentro de nuestra vida –declaró
frente a las cámaras de televisión–. Esta catedral
la reconstruiremos juntos”.
Dorothée Chaoui-Derieux, conservadora que
supervisa las excavaciones arqueológicas en Pa-
rís, leyó la noticia en Twitter mientras preparaba
la cena para sus tres hijos. Se dio cuenta de que
nunca los había llevado a Notre Dame. No se ima-
ginó que pasaría casi todos los días de los próxi-
mos dos años en la catedral vacía, buscando entre
los escombros –que ella llama vestigios– en una
Notre Dame convertida en sitio arqueológico.
Mientras la iglesia ardía, las cadenas de tele-
visión transmitían. “Estúpidamente me quedé
frente al televisor, aunque vivo en París y debí
haber ido a verlo”, comentó Philippe Gourmain,

ROSEMARY WARDLEY (NGM). FUENTE: INSPECTION GÉNÉRALE DES CARRIÈRES N OT R E DA M E 51

Se erigirá una Dame, una reproduc-
ción fiel en roble y plo-
nueva aguja de mo de la construida por
Viollet-le-Duc que se
las cenizas destruyó en el incendio.
La nueva se levantará
de la antigua. pieza tras pieza a tra-
vés del hueco que dejó
En 2024, si todo sale la antigua en la bóveda
según lo previsto, un de piedra. Mientras
dron en esta posición tanto, los toldos blan-
sobrevolará la punta de cos ayudan a bloquear
la nueva aguja de Notre la lluvia.
Gárgola del
siglo XIX

NOTRE DAME
EN EL SIGLO xiv
La catedral fue encar- Las campanas, en-
gada en 1163 por un cerradas en dos to-
clérigo terrateniente rres, anunciaban las
actividades del día.
con poder sobre gran
parte de París. Para el
siglo xiv, la ciudad se Temibles y capri-
había convertido en el chosas, las gárgolas
centro real, judicial e o quimeras son adi-
intelectual de Francia. ciones del siglo xix.

Las 28 estatuas colo-

sales de reyes bíblicos
fueron decapitadas
en la Revolución
francesa y sustitui-
das en el siglo xix.

PASILLO

NAVE

Una ambición divina

La catedral de Notre Dame ha perdurado durante más de ocho siglos.
Construida para reflejar el alcance espiritual de la iglesia, sus imponentes
muros y contrafuertes aún son una maravilla, como lo fueron en el Medievo.
 Sena
Palacio Sainte-Chapelle
real Isla de
PÉRDIDA EN EL SIGLO xxi Isla de la Cité San Luis
El 15 de abril de 2019, un incendio bajo
el tejado de la catedral ardió durante 15
Notre Dame
horas. El tejado y la aguja se perdieron,
Perspectiva
mostrada abajo
pero los bomberos salvaron el edificio
y las reliquias valiosas.
250 m
N
La aguja medieval, des- ISLA MEDIEVAL
mantelada en el siglo xviii, El Sena fluye alrededor de una pequeña
fue sustituida por una isla que albergó una prisión, una resi-
más alta en el siglo xix. dencia real y varias iglesias.

ARBOTANTE

ROSETÓN

CORO

PALACIO
ARZOBISPAL

TRANSEPTO

PASILLO

Las capillas entre los

contrafuertes de cinco
metros de profundi-
dad se añadieron
luego de 1225.

De 1840 a los años sesenta del mismo siglo,

RESTAURACIÓN MAYOR
En 1831, las renovaciones de los arquitectos
Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc y su primer
socio Jean-Baptiste Lassus (en verde) reflejan
sus interpretaciones del estilo medieval.
GRANDEZA GÓTICA,
SIGLO xii
Los maestros albañiles
diseñan la catedral gra-
cias a su experiencia con
la piedra y la madera. Se
construyó en lo que se con-
sidera una tierra sagrada
de antiguos santuarios.

TRANSEPTO GRÚA DE
RUEDA

FUERZAS DE
COMPRESIÓN

Las variaciones en los

métodos de construc-
ción sugieren que los
muros norte y sur fue-
ron realizados por
equipos diferentes.
ARCO
RAMPANTE
Los contrafuertes
flanquean el edificio
para estabilizar los
muros altos; transfie-
ren las fuerzas hacia
fuera y hacia abajo.

CONTRAFUERTE

Las ventanas talladas

y pintadas de forma
intrincada represen-
tan deberes estacio-
nales y espirituales.

PARED
TEMPORAL

Los cimientos
contienen piedras
que se reutilizaron
de iglesias de los
siglos iv a xii.

200 AÑOS DE CONSTRUCCIÓN

1163-1182 1182-1220 1225-1350

Comienza Los servicios se Se terminan la
la construcción celebran en el coro nave, los cam-
de los muros cur- mientras se cons- panarios y
vos del coro. truye el transepto. la aguja.

FERNANDO G. BAPTISTA, TAYLOR MAGGIACOMO, ROSEMARY WARDLEY, EVE CONANT Y PATRICIA HEALY (NGM); MATTHEW TWOMBLY
 TRAS EL
Los técnicos de cuerda hacen INCENDIO
rapel desde una plataforma DE 2019
temporal para retirar el
Expertos evalúan
material dañado.
y aseguran la es-
tructura. Se esca-
TECHO nea con láser en
TEMPORAL busca de daños y
se analizan hasta
las piezas más pe-
queñas de material.

Equipos de materiales
peligrosos eliminan el
plomo de las superfi-
cies, desmontan los
andamios y catalogan
los fragmentos.

Unos tirantes de
madera sostienen
los contrafuertes
de piedra y evitan
que empujen los
muros hacia
adentro.

Los trabajadores
controlan robots
a distancia para
recoger fragmen-
tos carbonizados
del suelo.
RED DE
SEGURIDAD

Todas las superficies

MATERIAL se aspiran. Se aplica
DAÑADO ROBOT una máscara de lá-
tex y se despega con
delicadeza para eli-
minar el plomo.

CINCO AÑOS DE RESTAURACIÓN

2019-2020 2021-2024 2024

Los andamios Se instalarán Las obras
se desmontan a las estructuras principales
mano para evitar de madera del deberán estar
que se desplomen. tejado y la aguja. terminadas.
 1 Secuencia de la Origen Medieval
reconstrucción del techo Siglo XIX

Techo
Una restau- temporal 1
4
2
2
3
ración fiel
Restauradores, arquitectos y otros expertos
dedicaron casi dos años a investigar los mejores
métodos para salvar la catedral después del in-
cendio de abril de 2019. La maquinaria moder- El gallo de cobre
na ayudará, pero los procesos tradicionales, los de 30 kilos se en-
contró abollado Zona
materiales y los acabados a mano garantizarán en un tejado late- colapsada
que el resultado se acerque a su estado anterior. ral; uno nuevo lo
sustituirá en la
Los trabajos comenzarán por la aguja y luego cúspide de
pasarán al tejado y las bóvedas con el objetivo la aguja.
de completar la restauración en 2024.

Los nuevos andamios brindan

apoyo y crean plataformas
para que los artesanos espe-
cializados alcancen cada nivel.
PREPARACIÓN DE LAS VIGAS
Un segundo techo temporal
Los maderos medievales de la nave y protegerá la reconstrucción.
el coro se sustituirán por vigas cortadas
de troncos individuales de roble verde
y acabadas a mano con hachas. Las del
crucero y la aguja del siglo xix se corta-
rán de troncos secos en aserraderos.

AGUJA ICÓNICA TECHADO TRADICIONAL

La antigua aguja se El plomo se utilizará una vez
estrelló contra la bóve-
más para cubrir el tejado, la
da del techo; la nueva
recreará el modelo es- aguja y la ornamentación
cultórico y detallado esculpida. Es duradero y
de Viollet-le-Duc del fácil de moldear.
Medieval Siglo XIX siglo xix.
 El plomo
se amolda
Arco de Bóveda Puntal de EL TEJADO sobre formas
piedra de piedra madera Los arquitectos planean TABLAS
de hierro
reconstruir el complejo LISTONADAS
“bosque” medieval de
soportes de roble del te-
jado, que consistía en ro-
bustas celosías primarias
respaldadas por otras se-
cundarias más sencillas.

Una aguja de made- Equipos de carpin-

Plataforma
ra que se eleva 96 teros de Francia y
Fase
metros desde el Estados Unidos di-
Andamiaje
suelo se construirá señaron modelos
en varias fases; co- de celosías a escala
TECHO DE
menzará con una tomando como re-
PLOMO
base de crucería. ferencia las técni-
cas medievales
de entramado.
Espesor
del panel

Refuerzo de la bóveda 3 mm
Las bóvedas se sostienen
con tirantes de madera
provisionales medidos de
manera individual para
ajustarse a cada espacio.

Las estatuas de cobre Viollet-le-Duc hizo

se desmontaron unos esculpir su rostro en
días antes del incen- el del apóstol Santo
dio para restaurar el Tomás, patrón de
metal degradado. los arquitectos.

ESTRUCTURAS
APÓSTOLES SECUNDARIAS

ESTRUCTURAS
Color restaurado PRIMARIAS
Pátina verde debido
a la intemperie
 APÓSTOLES

EVANGELISTAS

PISTAS EN LA PIEDRA
El calor dañó 30 % de la zona
superior de los muros (líneas
naranjas). Cuando la piedra
caliza se calienta cambia de
color, lo que revela diferen-
tes niveles de daño.

Muestra
Nivel de
del núcleo
estrés térmico
Piedra sin daño
Grieta Hoyos
Grietas

Se utilizaron
Fuego
250 ° piedras finas
500 ° Lechada
y ligeras como
700 °C malla entre
los arcos.
Fijación de la piedra
Las piedras du- Los expertos perforan
ras y densas se Una capa de yeso pequeños agujeros en
utilizaron para del siglo xix frenó las piedras agrietadas,
hacer los arcos, el fuego de 2019.
insertan pernos y los re-
el esqueleto
llenan con una mezcla
del edificio.
especial como refuerzo.
 Restauración de los arcos
Se recuperó más de 80 % de las
piedras caídas. Se repararán o se
cortarán nuevas piedras según las
características de las originales.
1 Las rocas se catalogan y
escanean como imágenes
tridimensionales.
Cámaras
2 Los modelos prueban
la posición probable de
cada piedra en un arco.
3 Nuevas piedras sustitui-
rán a las que no tengan
una estructura sólida.
PASILLO
NAVE
EL SONIDO DE LA HISTORIA
La “voz” del gran órgano se silenció
luego de que el polvo de plomo se
depositara en el instrumento. Se lleva
a cabo un esfuerzo para limpiar con
cuidado sus 8 000 tubos.
ARTE FRÁGIL
Los residuos de plo-
mo serán eliminados
de los 130 vitrales de
Notre Dame, apenas
dañados durante el in-
cendio. Las 25 venta-
nas más altas fueron
retiradas para evitar
su rotura accidental.
FUENTES: LINDSAY S. COOK, UNI-
VERSIDAD BALL STATE.; MAXIME
L’HÉRITIER, UNIVERSIDAD DE PA-
RÍS 8; STEPHEN MURRAY, UNIVER-
SIDAD DE COLUMBIA; TONYA M.
OHNSTAD, LORENZO DE ALMEI-
DA, UNIVERSIDAD CATÓLICA DE
PASILLO AMÉRICA; ROXANE ROUSSEL;
DANY SANDRON ET AL., CATE-
DRAL DE NOTRE DAME, 2020; PHI-
LIPPE VILLENEUVE, MINISTERIO
DE CULTURA; LABORATOIRE DE
RECHERCHE DES MONUMENTS
HISTORIQUES: THIERRY ZIMMER;
AURÉLIA AZÉMA, DELPHINE SYVI-
LAY (METAL); WITOLD NOWIK,
MARIE PARANT (PINTURA); CLAU-
CORO DINE LOISEL, BARBARA TRICHE-
REAU (VITRALES); LISE CADOT-
LEROUX, JEAN-DIDIER MERTZ
(PIEDRA); EMMANUEL MAURIN
(MADERA) MODELO 3D: CHAN-
CRUCE TIER SCIENTIFIQUE NOTRE-DAME
DE PARIS; CNRS; MINISTERIO
PASILLO FRANCÉS DE CULTURA; GEA; LIFE
3D; MAPA: ANDREW TALLON,
VASSAR COLLEGE; FOTOGRAFÍA
TRANSEPTO MURAL: JOSEPH ANDALORO
Antes REVIVIR LOS MURALES
9.8 m Después Los restauradores probaron un sinfín
de disolventes en el laboratorio. Encon-
Mural de la Capilla traron un gel que podía aplicarse a los
de San Fernando
murales aspirados para librarlos del
plomo y la contaminación sin dañarlos.
un experto en silvicultura. Con creciente furia,
escuchó a los expertos opinar que el armazón de
madera del ático de Notre Dame nunca se recons-
truiría, que Francia carecía de robles y de savoir
faire. Gourmain administra los bosques de todo el
país. A las 11 de la noche ya hablaba por teléfono
con un amigo de la Oficina Nacional de Bosques
para idear un plan y conseguir la madera necesa-
ria por medio de donaciones.
Cerca de esa hora, Villeneuve llegó a la parvis,
la plaza frente a la catedral; había estado en el tren
y sin conexión a internet cuando la aguja de Vio-
llet-le-Duc se derrumbó. Al día siguiente, al subir
a la torre norte para inspeccionar los daños, vio el
gallo de cobre que remataba la punta de la aguja;
al salir disparado de la torre, aterrizó en un tejado
lateral. Una foto publicada en Le Parisien mos-
traba al radiante arquitecto abrazar el ave abolla-
da contra su pecho.
“Cuando llegué a la parvis estaba muerto. Aho-
ra estoy en coma –me confesó–. Al reconstruir la
catedral, me reconstruyo a mí mismo. Estaré me-
jor cuando esté terminada”. En septiembre, con la
reconstrucción a punto de comenzar, Villeneuve
se tatuó un dibujo de la aguja en el brazo izquier-
do, desde el codo hasta la muñeca.
E
N EL VERANO DE 1998, el historiador
de arte de la Universidad de Columbia
Stephen Murray me llevó al ático de
Notre Dame. Era lúgubre incluso du-
rante el día. Desde abajo, en el interior
de la iglesia, nunca había imaginado este mundo
entre bastidores, el de los constructores de la ca-
tedral. En la intersección del transepto y la nave
miré hacia el intrincado esqueleto de madera de
la aguja.
El verano pasado volví a estar en el mismo lu-
gar, pero esta vez sobre un andamio desde donde
miraba hacia el gigantesco hueco que hizo la agu-
ja cuando se estrelló contra las bóvedas de piedra.
La parte superior hizo un segundo hoyo en la nave
y un tercero se formó en el extremo norte del tran-
septo. A medida que el fuego se extendía por el
bosque, las celosías triangulares de roble, de unos
10 metros de altura, se desplomaron como fichas
de dominó sobre las bóvedas y los escombros ca-
yeron por los agujeros. En el cruce, la madera y la
piedra carbonizadas se apilaban más de un metro
de altura en el suelo de la catedral.
A los pocos días del incendio, incluso cuando
Macron aseguraba que Notre Dame se reabriría
a tiempo para los Juegos Olímpicos de París en
62 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
2024, Chaoui-Derieux y sus colegas decidieron
que los escombros no podían simplemente ser
retirados. Se trataba de material patrimonial le-
galmente protegido que debía ser clasificado por
profesionales. Pronto, decenas de ellos acudieron
a la iglesia. El Laboratorio de Investigación de Mo-
numentos Históricos envió a la mayor parte de sus
34 empleados, según me comentó el subdirector
Thierry Zimmer.
Como las bóvedas dañadas aún corren peligro
de derrumbarse, los científicos utilizaron robots
teledirigidos para recoger los restos. Con respira-
dores para evitar el polvo de plomo, clasificaron el
material en un pasillo lateral y seleccionaron todo
lo que pudiera servir para la reconstrucción o tu-
viera un interés histórico. Los anillos en las piezas
de madera más grandes, por ejemplo, ofrecen pis-
tas sobre la secuencia detallada de construcción
de la iglesia.
“Nunca habíamos tenido todo eso en nuestras
manos –compartió Zimmer–. Ahora, por desgra-
cia, lo tenemos”. Un pequeño resquicio de espe-
ranza será obtener un mayor conocimiento de la
catedral y de la época en que se construyó.
Se necesitaron dos años para clasificar y tras-
ladar todos los escombros a un almacén cerca del
aeropuerto Charles de Gaulle. El material se ex-
tiende por unos 2 500 metros cuadrados en estan-
terías de seis metros de altura.
Mientras se limpiaba el suelo de Notre Dame,
había que asegurar las paredes y las bóvedas para
que no se vencieran. Un estudio de ingeniería ha-
bía descubierto que, sin el techo de plomo y el
peso de los maderos que los unen, los muros eran
terriblemente vulnerables al viento; una simple
ráfaga de 90 kilómetros por hora podría haber-
los derrumbado. Desde 2019 y hasta el verano de
2021, los carpinteros apuntalaron los contrafuer-
tes volados y algunas de las bóvedas con tirantes
de madera de varias toneladas, hechos a medida,
bajo cada uno de ellos. Mientras tanto, los técni-
cos de cuerda desmantelaban, tubo a tubo, los
viejos andamios: Villeneuve estaba a punto de
renovar la aguja cuando se produjo el incendio.
El andamiaje, que ya era un desastre enredado y
colgante, amenazaba con caerse y dañar la iglesia
aún más.
La COVID-19 cerró el lugar durante dos meses
en la primavera de 2020. El polvo de plomo om-
nipresente ya lo había clausurado durante seis
semanas en 2019, después de que los inspectores
decidieran que las precauciones iniciales de se-
guridad eran inadecuadas. Desde entonces, una
línea de duchas en el contenedor que se usa de
vestuario ha dividido el sitio en dominios sucios y
limpios. Los trabajadores cruzan de forma cons-
tante esa frontera todos los días; se desnudan y
se visten con ropa protectora para trabajar, y luego
hacen la operación inversa –se duchan y se lavan
el pelo– cada vez que salen, incluso para comer.
Todos los visitantes deben pasar por el mismo
protocolo. Se les proporciona ropa interior y ove-
roles desechables.

J
EAN-LOUIS GEORGELIN venía de la in-
fantería. Había sido el principal asesor
militar de un presidente y jefe de la de-
fensa de otro. Según Georgelin, Macron
le confió Notre Dame por dos razones:
el general es un católico devoto, que conoce los
salmos en latín –recitó uno para mí– y tiene la
habilidad política, así como autoridad, para con-
seguir la reapertura de la catedral en 2024. Para
ello habrá que sortear la burocracia francesa. Geor-
gelin preside un établissement public, una entidad
pública creada específicamente para restaurar
Notre Dame con 840 millones de euros en dona-
ciones, que incluyen 30 millones de donantes de
Estados Unidos.
Por lo general, los proyectos de restauración
son administrados por el Ministerio de Cultura.
Algunas personas en ese entorno consideran pe-
culiar la implicación del general y poco realista
el plazo de 2024. ¿Lo es? Le pregunté a Georgelin,
quien rechazó la pregunta con alegría.
“Ya veo, monsieur, que usted está contaminado
por los que creen que el presidente de la repúbli-
ca no debería interferir en la reconstrucción de
Notre Dame –exclamó–. Usted ha sido contami-
nado por el partido de la lentitud”. Georgelin es
un tipo alfa jovial, un hombre que, mientras habla
por encima de ti con una voz de desfile y te abru-
ma con formalidades satíricas, lo hace con una
sonrisa de autosuficiencia.
Los daños en la iglesia, según Georgelin, son
graves pero están contenidos. A mí también me
llamó la atención lo intacta que parecía la mayor
parte de la iglesia cuando se miraba más allá de
los andamios, que ahora ocupan la mayor parte.
Marie-Hélène Didier también se sorprendió al
recorrerla el día después del incendio y al pasar
el dedo por las paredes para comprobar si había
hollín. “No se destruyó nada”, exclamó, es decir,
ninguno de los tesoros ni las valiosas obras de arte.
El altar moderno del transepto quedó aplastado,
pero la emblemática Virgen de París, una estatua
El fotógrafo Tomas
van Houtryve capturó
las gárgolas, o quimeras,
con equipo del siglo xix:
bajo una capa oscura, en
placas de cristal, con una
cámara de madera que
compró en una tienda
de antigüedades
en París.
de piedra del siglo xiv, seguía en pie a un metro de
distancia, polvorienta pero ilesa, con los escom-
bros a sus pies. En el laboratorio de monumentos,
Claudine Loisel, especialista en vitrales, me dijo
que la punta de la aguja solo había arrancado al-
gunos trozos de vidrio en tres pequeños paneles.
El resto estaba bien.
En total, la iglesia perdió su aguja, su tejado,
sus vigas y algunas de sus bóvedas de piedra. Eso
es mucho, pero no demasiado como para que se
termine de arreglar en 2024, explicó Georgelin.
A diferencia de la mayoría de las personas con
las que hablé, él a veces asistía a misa en Notre
Dame antes del incendio. Aquella noche fatídi-
ca, el general estaba en su casa de París viendo la
televisión y llorando, “como todo el mundo”. Oyó
a la gente decir que no viviría para ver la restau-
ración de Notre Dame. Por eso era necesaria la
promesa del presidente a la nación, aclaró Geor-
gelin; en cuanto al plazo de cinco años, si Macron
no lo hubiera fijado, los arquitectos y demás tipos

N OT R E DA M E 63
 Los Apóstoles
salieron de
París justo
a tiempo.
Cuatro días antes del
incendio, las estatuas
de los Apóstoles fueron
retiradas de la aguja y
enviadas a Socra, una
empresa de restaura-
ción en Périgueux. En
algunos puntos, el re-
vestimiento de cobre
era tan fino como papel
para fumar, dice el espe-
cialista en metales Oli-
vier Baumgartner (que
trabaja en San Mateo).
Él y sus colegas evitaron
que el revestimiento
fuera demasiado sua-
ve: “Debe destilar
autenticidad”.
 Ninguna
otra obra se
parece a esta.
La gente que trabaja
en la restauración lo
dirá: es el proyecto de
su vida. La pandemia
entorpeció las cosas
y los procedimientos
de seguridad del plomo
son un agravante. Pero
a veces “solo éramos
cinco o seis personas en
la catedral –recuerda la
arqueóloga Dorothée
Chaoui-Derieux–. Eso no
nos volverá a pasar”.
Durante los próximos
tres años, Notre Dame
estará repleta de traba-
jadores; luego volverán
los fieles y los turistas.
artísticos habrían alargado las obras a 15. El ge-
neral volvió los ojos al techo y emitió un silbido
sin melodía para ilustrar cómo es la pérdida de
tiempo con la cabeza en las nubes.
E
N C UA N T O A L arquitecto en jefe de
los monumentos históricos... “Ya le he
explicado varias veces, y lo volveré a
decir... que cierre la boca”. Así hablaba
Georgelin sobre Philippe Villeneuve
ante una comisión de la Asamblea Nacional fran-
cesa en noviembre de 2019.
Probablemente, los dos hombres estaban con-
denados a chocar. Georgelin está acostumbrado
a no aguantar impertinencias mientras hace las
cosas. Como arquitecto en jefe, Villeneuve tiene
mucha libertad de acción. Georgelin viste trajes
y sacos de doble botonadura que ocultarían, su-
ponemos, cualquier tatuaje. Villeneuve es un in-
telectual con jeans, chaqueta desaliñada y gafas
de abuelita, un hombre emotivo que personaliza
la crisis al grado de llevarla tatuada en el brazo. Y
tiene buenas razones para involucrarse con inten-
sidad en la situación de Notre Dame.
No es su primer roce con un desastre como este.
“Mi carrera ha estado marcada por el fuego”, me
comentó. El día de su ascenso como arquitecto en
jefe de monumentos históricos, en 1998, Villeneu-
ve se enteró que una iglesia medieval del depar-
tamento Charente-Maritime, donde radicaba, se
había incendiado a causa de un rayo. Fue su pri-
mer encargo. El día que el fuego encontró a Notre
Dame se encontraba trabajando en su otro pro-
yecto principal, el ayuntamiento del siglo xv de
La Rochelle, que también había sido devastado
por un incendio y, de igual forma, mientras Ville-
neuve lo restauraba. Eso ocurrió en 2013, poco
antes de que lo eligieran para Notre Dame.
Hasta ahora no ha surgido ninguna prueba que
conecte ninguno de los dos incendios con los tra-
bajos de restauración. La policía de París no ha
hecho públicos los resultados de su investigación
en Notre Dame; un cortocircuito eléctrico es el
principal sospechoso, pero Villeneuve aún siente
el peso de tener que redimir la tragedia.
“Ha estado a la altura de las circunstancias –co-
mentó Jacques Moulin, el arquitecto en jefe que
restaura la cercana basílica de Saint-Denis–. Ha
sido capaz de trascenderse a sí mismo. Esa una
habilidad poco común”. Pero eso lo puso en con-
flicto con el presidente.
Tras el incendio, Macron alentó de manera pú-
blica a hacer algo arquitectónicamente nuevo en
68 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
Notre Dame, un “gesto contemporáneo”, según
dijo. “Debemos confiar en los constructores de hoy
–afirmó– y tener confianza en nosotros mismos”.
Los constructores respondieron con alegría: las
sugerencias de techos y agujas de cristal y luz
llegaron de todo el mundo. Un estudio de arqui-
tectura propuso crear un invernadero en el tejado.
Otro sugirió sustituir el mismo por una piscina al
aire libre.
Desesperadamente, Villeneuve quería cortar
todo eso de raíz. Dijo que él no participaría en la
construcción de una aguja moderna. Fue entonces
cuando Georgelin intentó, con un poco de torpe-
za, callarlo. Pero las extravagantes propuestas lo
ayudaron a defender su causa; todos estaban de
acuerdo en que la catedral no debía convertirse
en una piscina elevada. En el verano de 2020, el
general, el presidente y la comisión del patrimonio
nacional habían aprobado el plan de Villeneuve.
Notre Dame se reconstruiría tal y como estaba en
su “último estado conocido”, aquel que dejó Vio-
llet-le-Duc.
Fue un triunfo de la ortodoxia: reconstruir en
el último estado conocido es lo que suelen hacer
los restauradores franceses. La Carta de Venecia,
creada en 1964 en un congreso internacional de
especialistas, codifica el enfoque según el cual el
objetivo de la restauración histórica no es tener
el edificio más bello sino el más “auténtico”; el que
conserva todas sus capas de historia. El impulso
parece académico, pero también es emocional.
Reconstruir de forma idéntica, sobre todo luego
de una catástrofe, es “un acto simbólico poderoso;
un acto catártico –expone Leniaud, el historia-
dor–. Es la única manera de hacer el duelo. Es muy
importante hacer el duelo”.
La ironía es que Viollet-le-Duc, que había visto
cómo atacaban Notre Dame, no mostró esa me-
sura (sobre todo después de que la muerte de su
socio, Jean-Baptiste Lassus, le dejara solo al fren-
te). Su objetivo no era reconstruir Notre Dame como
estaba, sino construir la catedral ideal. Rehízo por
completo algunos muros alrededor del transepto
porque no le gustaba la forma en que habían sido
alterados en el siglo xiii. Demolió la sacristía del
siglo xviii y la sustituyó por una neogótica. Hon-
ró a los arquitectos góticos al intentar convertirse
en uno de ellos: con la aguja, el consenso es que
se superó a sí mismo; con algunas otras libertades
que se tomó, no tanto.
Durante un siglo después de su muerte, Viollet-
le-Duc fue descalificado por el grupo de personas
encargadas de los monumentos que él mismo
había ayudado a crear. “Cuando era un niño en la
escuela de arquitectura, una restauración de Vio-
llet-le-Duc significaba un desastre total”, confirmó
Moulin. En Notre Dame, Viollet-le-Duc pintó mu-
rales decorativos en las 24 capillas laterales; en
la década de los setenta del siglo xx, las 12 capillas
de la nave se rasparon hasta dejarlas al descubier-
to. Pero, para entonces, la rehabilitación de la re-
putación del gran hombre estaba a punto de dar
inicio, y la exposición que Villeneuve, de 17 años,
vio en 1980, fue un punto de inflexión. “De repen-
te pasamos de un Viollet-le-Duc diabólico a un
Viollet-le-Duc prácticamente santificado”, ase-
guró Moulin.
Hoy día, a la mayoría de los restauradores fran-
ceses no se les ocurriría deshacer nada de lo que
hizo Viollet-le-Duc. Moulin considera que es una
pena. Él también cree en la conservación de la his-
toria, pero intentar arreglar un edificio de una vez
por todas, en su “último estado conocido”, dijo, Al igual que la aguja de
equivale a declarar que la historia ha terminado Viollet-le-Duc, más alta y
para ese edificio: “Es la definición de la muerte”. ornamentada que la ori-
ginal medieval, la adición
Y puede que no sea lo mejor para la conservación. de las quimeras reflejaba
Si el tejado de la catedral acaba de quemarse, ar- su ambición: no solo res-
gumentó Moulin, no tiene sentido reconstruir las taurar Notre Dame tal y
como era, sino crear la
vigas de madera. catedral gótica ideal.
Ese argumento fue escuchado –y rechazado–
en Notre Dame. El bosque y la aguja se construirán
de madera, aunque con más protección contra el
fuego y nebulizadores contra incendios. Todavía
se ultiman los detalles.
En 2019, el fuego que arrasó con las maderas
de roble se calentó tanto –casi seguro a más de canteras medievales, que entonces se ubicaban
760 °C– que corroyó las paredes de piedra caliza a las afueras.
adyacentes y la parte superior de algunas bóve- La mayor parte de las 460 toneladas de plomo
das. Dos especialistas en piedra del laboratorio del tejado y la aguja se fundieron y cayeron en la
de monumentos, la geóloga Lise Cadot-Leroux y iglesia, pero el calor era lo suficientemente inten-
el científico de la conservación Jean-Didier Mertz, so como para lanzar partículas de plomo en el hu-
se formaron como técnicos en ascenso con cuer- mo. El peligro de inhalar plomo esa noche, a no
da para poder inspeccionar los daños. Mertz me ser que se estuviera junto al fuego, era “insignifi-
mostró algunos núcleos de 30 centímetros de lar- cante”, dijo Jérôme Langrand, médico y toxicó-
go que extrajeron de las piedras de 60 centímetros logo que dirige el centro de envenenamiento de
de grosor. La superficie de algunas piedras se con- París en el hospital Lariboisière-Fernand-Widal.
virtió en polvo y en su interior se formaron fisuras El verdadero peligro del plomo es que se ingiera
que provocaron un desprendimiento de hasta 12 de forma accidental con el paso del tiempo, sobre
centímetros. Sin embargo, al parecer, la mayoría todo por los niños, a través de la suciedad conta-
de los bloques quedaron lo suficientemente grue- minada de los parques, en zonas de juego o del
sos como para hacer su trabajo, comentó Mertz. polvo que se deposita en el interior de las casas.
Él y sus colegas desarrollaron una técnica para Alexander van Geen, científico de la Universidad
sellar las fisuras al inyectar una lechada de cal. de Columbia que recorrió París para tomar mues-
Para las piedras que necesitan ser reemplazadas, tras de tierra en bolsas de papel, calculó que había
los científicos buscan buenos equivalentes al nor- caído alrededor de una tonelada de plomo en un
te de París; la ciudad ha crecido más allá de las radio de un kilómetro alrededor de la iglesia.

N OT R E DA M E 69
Un monumento
de antaño se
prepara para
un nuevo día.
Tras el incendio,
algunos querían que
Notre Dame renaciera
con un nuevo aspecto,
uno contemporáneo
que pusiera el sello de
nuestra época en la ca-
tedral. Otros, los más
cercanos al monumen-
to, solo querían que
volviera a estar com-
pleto. El incendio “fue
un accidente –explica
la conservadora Marie-
Hélène Didier–. Se olvi-
da. Se intenta olvidar”.

En el siglo xix, estas
bestias neogóticas vi-
gilaban una ciudad en
plena ebullición y los
amplios bulevares atra-
vesaban barrios medie-
vales. Las bestias y los
bulevares son ahora
símbolos de París.
Sin embargo, no hay pruebas de que haya cau-
sado un envenenamiento significativo, aseguró
Langrand. Él y sus colegas analizaron sangre de
1 200 niños en la zona afectada. Encontraron con-
centraciones superiores al “nivel de preocupa-
ción” en poco más de 1 %, más o menos lo mismo
que en la población francesa en general (y mucho
menos que en Estados Unidos). Además, en todos
los casos, una investigación mostró que los me-
nores estaban expuestos con regularidad a otras
fuentes de plomo. Muchos balcones de París, por
ejemplo, tienen suelos de plomo.
Aun así, ninguna cantidad de plomo en la san-
gre se considera segura, y los tejados de plomo
contaminan el medio ambiente cada vez que se
reparan o llueve sobre ellos. En febrero de 2021,
un consejo científico que asesora al Ministerio
de Salud, del que Langrand formaba parte, reco-
mendó que Francia prohibiera el plomo en los
tejados nuevos y que se buscaran alternativas a
su uso en la restauración histórica. Para entonces,
el ayuntamiento de París había votado para exigir
72 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
que Notre Dame no se volviera a techar con el uso
de plomo.
Nada de esto ha disminuido la determinación
de Villeneuve. Tanto él como Georgelin insisten
que, para que un tejado de plomo en Notre Dame
fuera peligroso, los niños tendrían que subirse a
este y lamerlo.
“El plomo es un elemento absolutamente esen-
cial en la construcción”, argumentó Villeneuve.
Claro que la catedral de Chartres tiene un tejado
de cobre, pero este se vuelve verde y los tejados de
París son grises. La mayoría son de zinc, pero solo
el plomo podría reproducir la aguja y la ornamen-
tación esculpida en el tejado de Notre Dame. El
plomo cubre el Panteón, los Inválidos y otros mo-
numentos, dijo Villeneuve; ¿por qué debería ser
la catedral la única víctima de “la locura de estos
fundamentalistas del plomo?”. El agua de lluvia
que caiga del nuevo tejado se captará y se filtrará.
Villeneuve también planea reconstruir el es-
queleto de madera tal como estaba. Contaba con
dos partes diferenciadas. Cuando Viollet-le-Duc
rehízo la aguja, sustituyó el armazón del transepto,
y no de forma medieval: las vigas se cortaron en
aserraderos industriales. Villeneuve hará lo mis-
mo. El invierno pasado, Gourmain coordinó la
donación de 1 200 robles de toda Francia.
Las vigas del ático de la nave y el coro eran dife-
rentes: en su mayoría originales, del siglo xiii. En
septiembre de 2020, un grupo llamado Carpinte-
ros Sin Fronteras reconstruyó una de las celosías
triangulares de la fachada de la catedral para de-
mostrar la viabilidad de reconstruir el armazón a
la manera medieval. François Calame, etnólogo
y carpintero que fundó el grupo, me llevó a ver la
celosía fuera de una fortaleza medieval en Nor-
mandía llamada Château de Crèvecoeur, donde
ahora se exhibe. Consta de una docena de vigas,
cada una tallada a mano a partir de un solo roble
de no más de 30 centímetros de diámetro.
Los carpinteros medievales trabajaban la ma-
dera en verde, al igual que Carpinteros Sin Fron-
teras. Seguían la veta y mantenían el corazón en
el centro. Eso les daba una curva suave a algunas
vigas, pero las hacía más fuertes. Las celosías de
Notre Dame aguantaron más de 800 años antes
de que se les acabara la suerte.
Calame sacó del maletero de su auto la herra-
mienta elegida: un doloire, un hacha amplia con
la cabeza acampanada como una trompeta.
En opinión de Calame, la restauración históri-
ca debería consistir en recuperar las habilidades
perdidas, así como los edificios dañados y no solo
en beneficio de los carpinteros. Él piensa que la
razón por la que el “bosque” de Notre Dame im-
presionaba tanto a las personas que lo veían era
que, con el paso de los siglos, transmitía un men-
saje de los maestros artesanos que lo hicieron.
“El armazón tenía 800 años. Ya no existe. Pero
creo que, si lo rehacemos como se trabajó, de la
misma manera y con los mismos materiales, el
mensaje puede transmitirse –opinó Calame–. Se
podrá sentir”.
Villeneuve quedo impresionado con la demos-
tración de Carpinteros Sin Fronteras. Para aho-
rrar tiempo, dijo que los aserraderos recortarán
los troncos para la nave y el coro, pero las vigas
se terminarán a mano con doloires.
M
AURICE DE SULLY , el obispo de Pa-
rís que encargó erigir Notre Dame
en 1163, era un hijo de campesinos.
Mientras que la aguja se elevaba
hacia el cielo, las aspiraciones de
Sully eran de índole más bien mundana: demos-
trar su poder a sus rivales, así como al rey. La torre
del palacio arzobispal parecía la almena de un
castillo y la fachada oeste de la catedral era toda-
vía más imponente.
“En la ciudad medieval era por completo domi-
nante, aplastante”, dice Bernard Fonquernie, quien
como arquitecto en jefe restauró la fachada en los
años noventa del siglo pasado, retirando décadas
de gases de escape de los autos y excremento de
palomas. Entonces yo vivía en Francia, y recuer-
do ese renacimiento: cómo brillaban los muros
cuando se retiraron los andamios.
La construcción de la catedral se financió en
su mayor parte mediante las donaciones de los
ciudadanos comunes, explica el historiador del
arte Dany Sandron, de la Sorbona. Su experiencia
en la iglesia no era la de quienes asisten a la misa
católica de hoy día. Al deambular por la nave sin
sillas, no podían ver ni oír los oficios celebrados
por los canónigos residentes, ocho veces al día,
detrás de un muro en el coro.
Con todo, la gente común acudía a Notre Dame.
A veces dormían en el suelo ante el altar, donde
soñaban con curas milagrosas para enfermedades
dolorosas. La fe católica era entonces vital para
la mayoría de los franceses. Ahora no.
“Notre Dame no es un museo”, insiste Patrick
Chauvet, rector de la catedral. Antes del incendio,
unas 3 000 personas acudían a misa los domin-
gos, sin embargo, entre 10 y 12 millones de turistas
la visitaban cada año. Muchos de ellos tenían un
conocimiento escaso del cristianismo. “¿Cómo
pueden ser tocados por la gracia de este lugar?
–preguntó Chauvet–. ¿Cómo puede la belleza de
este lugar cuestionarlos sobre el sentido de sus
propias vidas?”.
El plan, amplió, es recuperar la visita. Cuando
la iglesia vuelva a abrirse, los asistentes podrán
ser guiados en un nuevo recorrido que pasará por
las capillas laterales rediseñadas. De norte a sur
–de la oscuridad a la luz–, se encontrarán primero
con el Antiguo Testamento y luego con el Nuevo
para “entrar progresivamente en el misterio de
Dios”, dijo Chauvet.
¿Logrará tener éxito? Gracias al enorme presu-
puesto de restauración, la catedral al menos de-
bería lucir bien. Durante los próximos tres años
se han planificado trabajos que, por lo regular,
durarían décadas. Se limpiará el interior de la igle-
sia, que incluye todas las capillas, las pinturas y
la mayor parte de los vitrales, lo cual supondrá
un renacimiento resplandeciente. Si, como cree
Georgelin, “la belleza de la arquitectura gótica
es una de las mejores pruebas de la existencia de
Dios”, entonces Dios se habrá levantado para lu-
char un día más en Francia. El incendio no habrá
sido en vano.
Aquella noche de abril, mi mujer y yo nos en-
contrábamos con unos viejos amigos durante su
primer viaje a París. Después de cenar en la ribe-
ra derecha, decidimos caminar de regreso adon-
de nos alojábamos, en la orilla izquierda. Ambas
riberas del Sena estaban repletas de gente que
observaba cómo ardía Notre Dame. Al cruzar la
isla Saint-Louis, pasamos por encima de una man-
guera que los bomberos habían colocado para
bombear agua desde el río. En el Pont de la Tour-
nelle, nos detuvimos cerca de un coro improvi-
sado que interpretaba con suavidad himnos a la
Virgen. He admirado esta vista a lo largo del Sena,
hacia el ábside de Notre Dame, docenas de veces.
No puedo imaginar cómo sería si desapareciera
para siempre.
“Era hermoso, hay que destacar la belleza del
fuego –reflexiona Leniaud–. Era magnífico. Pero
ya que fue hermoso, después fue terrible. Solo
queda la ruina. Al principio solo hay negrura, os-
curidad, muerte”. Hasta que se vuelve a la vida,
como debe ser. j
El fotógrafo parisino Tomas van Houtryve usó su
cámara del siglo xix para explorar la historia oculta
del oeste estadounidense en su libro Lines and
Lineage. El editor de medio ambiente Robert
Kunzig vivió en Francia durante 12 años.
N OT R E DA M E 73
 P O R LYNSEY ADDARIO AND RACHEL HARTIGAN

F O T O G R A F Í A S D E LYNSEY ADDARIO

Una guerra
contra sí misma
LA GUERRA CIVIL EN ETIOPÍA

S E H A C O N V E R T I D O E N U N A crisis humanitaria

C O N millones de desplazados, miles

de muertos Y L A P E R M A N E N C I A
D E L A N A C I Ó N en riesgo.

Los civiles, en especial,

han sido blanco de ata-
ques brutales durante el
conflicto en Tigré. Esta
mujer dice que fue vio-
lada por más de 15 sol-
dados eritreos durante
una semana y no sabe
dónde están sus hijos.
“Este es el fin del mundo
para mí”, cuenta.

75
Soldados del Frente perdieron una batalla
de Liberación del Pue- contra el FLPT en febre-
blo de Tigré (FLPT) pa- ro; en represalia, ejecu-
trullan la aldea de Adi taron a la mayoría de
Chilo en Tigré central, los hombres de esta y
donde se denunció una otras aldeas. Muchas
masacre. Los residentes víctimas están enterra-
cuentan que los solda- das a poca profundidad
dos etíopes y eritreos cerca de sus hogares.
Los únicos caminos
abiertos en la región
sitiada de Tigré, en el
norte de Etiopía, condu-
cen a innumerables his-
torias de oscuridad.
National
Geographic Society,
comprometida con la
protección de las mara-
villas de nuestro mun-
do, ha patrocinado el
trabajo de la explora-
dora Lynsey Addario
sobre la pandemia de
COVID-19 desde 2020.
ILUSTRACIÓN DE JOE MCKENDRY
A lo largo de un sendero en Tigré central, a las
afueras de Abiy Adi, Araya Gebretekle cuenta
su historia.
Cuando los soldados etíopes llegaron a la
aldea en febrero, “mis hijos no huyeron –re-
cuerda–. No esperaban ser asesinados mien-
tras cosechaban”. Los soldados apuntaron sus
armas hacia estos y una mujer soldado dio la Las mujeres se forman
orden de disparar. “Acaben con ellos, acaben tras un alambre de púas
con ellos”, gritaba. Los hermanos suplicaron para recibir alimentos en
Agulae. “No tenemos
por su vida. “¡Solo somos agricultores! –de- comida ni medicinas,
cían–. Dejen a uno de nosotros vivo para que todas nuestras propie-
pueda cosechar y cuidar a los animales”, im- dades fueron saqueadas
–se lamenta Salam Abra-
ploraron. Los soldados le perdonaron la vida ha (al centro)–. Diario
al menor, un joven de 15 años, y mataron a los mueren personas aquí”.
demás; dejaron sus cuerpos tirados en el cam- Los soldados de Etiopía
y Eritrea bloquearon
po donde los asesinaron. la ayuda humanitaria.
Tres meses después... “Mi esposa se queda
en casa, siempre está llorando –relata Araya–.
No he salido hasta ahora. Todas las noches
sueño con ellos”. Se limpia las lágrimas. “Mis
hijos eran seis. Le pedí al mayor que también
fuera, pero gracias a Dios se negó” (a los etíopes
se les llama por su nombre de pila).
Al este de Abiy Adi, en el Hospital de Refe-
rencia Ayder, en Mekele, la capital del estado,
Kesanet Gebremichael gime de dolor mientras
las enfermeras cambian sus vendas y limpian he-
ridas de su piel chamuscada. La niña de 13 años
cocinaba con una prima en el pueblo de Ahferom,
en Tigré central, cuando su hogar de adobe fue
golpeado en un ataque con morteros. “Mi casa
fue destruida por el fuego –comparte su madre
Genet Asmelash–. Mi hija estaba adentro”. La ni-
ña, de por sí desnutrida, sufrió quemaduras en
más de 40 % del cuerpo.
En un refugio para mujeres en Mekele, una se-
ñora de 33 años recuerda haber sido violada por
soldados en dos ocasiones: en su hogar en Idaga
Hamus y mientras intentaba huir a Mekele con
su hijo de 12 años (no utilizamos los nombres de
las víctimas de violación en esta historia para pro-
teger su privacidad). La segunda vez la sacaron de
un minibús, la drogaron y la llevaron a un campo
militar donde la amarraron de un árbol y la vio-
lentaron sexualmente durante 10 días. A ratos
quedaba inconsciente a causa del dolor, el agota-
miento y el trauma. En cierto punto se despertó
ante una escena espeluznante: su hijo, junto con
una mujer y su bebé recién nacido, yacían muer-
tos a sus pies. “Vi a mi hijo con sangre que salía de
su cuello –recuerda–. Solo su cuello sangraba, es-
taba muerto”. Con las manos en su rostro, deja
escapar un llanto visceral de dolor y tristeza y no
puede parar de llorar. “¡No lo enterré! –grita entre
sollozos–. ¡No lo enterré!”.
Lo que comenzó como una disputa política
entre el primer ministro etíope Abiy Ahmed y el
partido gobernante en Tigré, el Frente de Libera-
ción del Pueblo de Tigré (FLPT), se ha transfor-
mado en una guerra con matices genocidas y una
grave crisis humanitaria que amenaza la vida de
ETIOPÍA 79
millones de personas y la permanencia de Etio- Rastrear la violencia
La caída de las comunicacio-
pía. En Tigré, cerca de dos millones de habitantes,

ERITREA
nes y el acceso limitado difi-

SUDÁN
la tercera parte de la población en la región, han cultan la documentación del
conflicto. El Proyecto de Datos
sido desplazados. Millones más requieren de asis- de Eventos y Ubicación de
tencia alimentaria de emergencia y miles han sido Conflictos Armados (ACLED)
permite entrever el número
asesinados. Con todo, el alcance total de la catás- de muertos en Tigré. 427
trofe aún se desconoce.
La situación ha empeorado desde mediados de Cada cuadro representa
mayo, cuando se tomaron las fotografías de este 10 muertes confirmadas Humera
artículo. La mayoría de los caminos al norte y sur Violencia contra civiles
Batallas o violencia remota (even-
de Mekele se cerraron a los periodistas y a la ayuda
tos con, por lo menos, dos actores
humanitaria. Un camino al occidente estaba blo- Mai
armados y organizados) Kadra
queado con una fila de tanques calcinados y am- Puentes o pistas aéreas 660
dañadas o clausuradas AL muertes
bulancias saqueadas a las que se les había quitado FASHAGA de civiles
Zona en disputa confirmadas
el motor y las llantas. Las zonas de eucaliptos in-
Frecuencia de eventos violentos de
mensos daban paso a campos rocosos sin cultivar noviembre de 2020 a julio de 2021
y retén tras retén de tropas etíopes. Los soldados
Menos Más
del vecino Eritrea se paseaban con tranquilidad eventos eventos
por las aldeas. Los civiles, hombres, mujeres y ni-
20 km
ños, estaban aterrados y traumatizados; oraban
por aquellos que aún no habían llegado a Mekele

ÁN
PÍA
SUD
o a otro lugar relativamente seguro. Una y otra

ETIO
vez las personas se referían a innumerables más
que permanecían escondidos. Temían por lo que
habría de venir.

conflicto se remontan dé-

L A S G R I E TA S D E E S T E
cadas atrás entre diversos regímenes, alianzas
rotas y una pregunta en disputa perpetua: ¿cómo
se deben unir a los más de 80 grupos étnicos de
Etiopía en una sola nación estable?
“La verdadera pugna política en el país es entre
aquellos que apoyan el estado unitario y quienes
defienden una federación multinacional que
garantice la autonomía de los grupos étnicos”,
expone Tsega Etefa, profesor de la Universidad
Colgate que nació en Etiopía e investiga el con-
flicto étnico en la región.
Durante la mayor parte del siglo xx el poder
político estuvo centralizado. El último emperador
de Etiopía, Haile Selassie, gobernó 44 años hasta
que fue depuesto en 1974 por un grupo de oficiales
militares llamado el Derg. Dirigido por Mengistu
Haile Mariam, el Derg pronto estableció un régi-
men autoritario marcado por una represión bru-
tal. La oposición surgió casi de inmediato de los
grupos étnicos, entre ellos los tigrinos, cada vez
más irritados por el control dictatorial. El FLPT
se fundó en 1975 como una milicia y se volvió par-
ticularmente efectivo.
Los intentos de Mengistu para destruir al FLPT
y otros grupos rebeldes ocasionaron una situa-
ción similar a lo que pasa en la actualidad: una
ASIA
ÁFRICA
ETIOPÍA
Crisis en Tigré
Etiopía, un país sin litoral,
susceptible a las sequías y
con una estructura federal
frágil, sufre una guerra civil
entre el gobierno nacional y
el FLPT. El año pasado, tras las
primeras victorias del ejército
nacional con ayuda de solda-
dos eritreos y milicias amharas,
también surgieron reportes de
genocidio y violencia sexual.
En la actualidad, la hambruna
acecha y los tigrinos están a
la ofensiva.

80 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
 Mendefera
Fronteras en disputa Contraataque en el este

ER OPÍA
En 2018, el gobierno nacional Muy pronto, las fuerzas fede-

IT
ET

RE
accedió a regresar a Eritrea rales y sus aliados tomaron

I
Badme

A
tierras fronterizas que habían control del oriente del país. IROB
sido ocupadas. El FLPT se El FLPT contraatacó para reto-
opuso; las fuerzas eritreas mar Mekele, la capital, y avan-
invadieron la zona cuando zó hacia Amhara y Afar para Zela 63
Ambesa
comenzó el conflicto. Ziban abrir rutas de suministro. 170 Alitena
Gedena Sebca
TRIÁNGULO Shiraro
DE BADME
Adi Dairo Sero 158
May Barya A FA R
251 Adigrat
Enticho
Adua (Ahferom)
Inda Selassie Aksum Idaga
(Shire) Hamus
Choques en el occidente Selekleka Mahibere Freweyni
Tropas federales, eritreas y Dego
Hawzen
T I G R ÉK'inet'al
milicias amharas tomaron el
Dinglet
territorio al oeste del río Te- May 164
kezé y bloquearon una ruta Abuna
Yemata
potencial de suministro des- May Harmaz
e Wukro
de Sudán. Todos los grupos May Gaba Te k e z Dembela 125

A
han sido acusados de come-
Puente
ter atrocidades contra civiles. destruido Adi Chilo Agula-e

Í
en 2021
Dansheha Abiy Addi Togoga
513 muertes 64
Mekele
P
confirmadas en batalla
133
A Gijet
AR Yechilay
O
AMH
PRESA TEKEZE
111 260 Hintalo

I Temor a una nueva hambruna

Grizana

A FA
La guerra ha desplazado a más de dos
millones de personas en el norte de Nerake
T

R
Etiopía, las mismas tierras altas que
sufrieron sequías y hambruna en los
años ochenta del siglo xx. En agosto, Korbeta
(Mehoni)
E
organizaciones de ayuda humanitaria
53
estimaron que 5.2 millones de personas Dum
en Tigré enfrentan una inseguridad Mai Ceu
alimentaria catastrófica. Los daños en
puentes, caminos y pistas aéreas tam-
Gondar bién han dificultado los esfuerzos de 90
ayuda humanitaria. Fe’u Adi Washo
AMHA

Korem
ZONA AMPLIADA Alamata
RA

TIGRÉ
Mekele

Una federación inestable

A FA R
La constitución de 1994 dividió a Etiopía en nueve estados
AMHARA
regionales con base preponderante en la etnicidad de cada
Semera
Bahir Dar región. El FLPT controló el gobierno central represor durante
27 años; las protestas generalizadas llevaron a la elección de
BENISHANGU un nuevo liderazgo en 2018. Los intentos del nuevo gobierno
-GUMAZ Dire Daua
Asosa para centralizar el poder generaron resistencias regionales.

Adís Jijiga
Abeba Harar
Jugol Grupos étnicos principales

E T I O P Í A
Gambela (porcentaje de la población, 2016)†
PUEBLOS Oromo (35 %)
GAMBELA Amhara (28 %)
Hawassa
OROMÍA Tigré (7 %)
ESTADOS, SIDAMA Sidama (4 %)
NACIONALISTAS REGIÓN SOMALÍ
Y PUEBLOS Somalí (3 %)
SUREÑOS Afar (1 %)
80 grupos más (21 %)

El mapa muestra la mayoría étnica

o pluralidad del censo más reciente en 2007.
100 km *Datos ACLED del 30 de julio de 2021
†No suma 100% por el redondeo
ROSEMARY WARDLEY (NGM); SCOTT ELDER. FUENTES: PROYECTO DE DATOS DE EVENTOS Y UBICACIÓN DE CONFLICTOS ARMADOS; CENSO DE POBLACIÓN
Y VIVIENDA 2007, AGENCIA CENTRAL DE ESTADÍSTICA DE ETIOPÍA; OFICINA REGIONAL DE FINANZAS Y DESARROLLO ECONÓMICO; OCHA; CIA WORLD
FACTBOOK, 2021; OPENSTREETMAP; YOHANNES WOLDEMARIAM, UNIVERSIDAD GEORGE MASON; TSEGA ETEFA, UNIVERSIDAD COLGATE
La guerra ha desplazado
a más de dos millones
de personas; 50 000 han
huido a Sudán, pero la
mayoría se traslada a
poblaciones más gran-
des dentro de Tigré
como Mekele, la capital
del estado, donde hay
refugios improvisados
como este en la Escuela
Primaria Maiweini.
Gebray Zenebe
sostiene a su hija de
15 años, Beriha Gebray.
Soldados eritreos le
dispararon en el rostro,
al sur de Mekele. Su pa-
dre tardó dos días en
conseguir transporte al
hospital más cercano.
“Esta es la época de
plantar –dice–, pero
ahora estamos senta-
dos aquí curando a
nuestros hijos, ¿qué
les espera a ellos?”.
Beriha quedó ciega.

contrainsurgencia sanguinaria que derivó en una
hambruna catastrófica. De 1983 a 1985, cientos de
miles de personas murieron por inanición en
Etiopía, muchas de ellas en Tigré. La contrain-
surgencia fracasó. Con ayuda del ejército de Eri-
trea, los grupos rebeldes de Amhara y Oromía se
unieron bajo el estandarte de una alianza liderada
por el FLPT llamada Frente Democrático Revo-
lucionario del Pueblo Etíope (FDRPE) y derrota-
ron a Mengistu en 1991.
EL FDRPE TOMÓ EL CONTROL de la nación y es-
tableció un sistema de federalismo étnico. Dividió
Etiopía en estados semiautónomos demarcados
según las líneas étnicas. El lazo entre la política
y la etnicidad se fortaleció.
En la práctica, el poder continuó centralizado.
El FLPT, que representa solo 6 % de la población
de Etiopía, se estableció como la fuerza política
dominante dentro de la coalición gobernante del
FDRPE, con Meles Zenawi como primer ministro.
El nuevo gobierno mejoró de manera drástica la
economía y redujo la inseguridad alimentaria.
Pero, al igual que el régimen al que derrocó, el
FDRPE era represor.
Tal como el régimen anterior, este terminó por
estar en desacuerdo con Eritrea, que fue anexado
a Etiopía en 1962. En 1993, Eritrea declaró su in-
dependencia. Para 1998, los que tiempo atrás ha-
bían sido aliados estaban en guerra por la disputa
de un límite fronterizo, conflicto que duró 20 años.
El federalismo tampoco alivió las tensiones
internas. En 2014, en Oromía, el estado más po-
blado de Etiopía, se desataron protestas contra los
planes del gobierno de expropiar tierras para ex-
pandir Adís Abeba, la capital del país. El grupo
étnico de los oromo se sentía marginado y per-
seguido desde tiempo atrás; la anexión del terri-
torio de su estado fue la gota que derramó el vaso
de los agravios recibidos. Las protestas se extendie-
ron a otros lugares, entre ellos Amhara, donde el
punto de inflexión fue una disputa territorial con

84 N AT I O N A L G E O G R A P H I C

Tigré. Luego de una represión brutal y el aumento
de los enfrentamientos entre las fuerzas guberna-
mentales y las milicias étnicas, el primer ministro
Hailemariam Desalegn, quien reemplazara a Me-
les tras su muerte en 2012, renunció. Abiy Ahmed
Ali, del pueblo oromo, tomó el poder en 2018.
Al principio parecía que Abiy llevaba a Etiopía
en una nueva dirección. Liberó prisioneros polí-
ticos, eliminó las restricciones a la prensa y firmó
la paz con Eritrea, lo que lo hizo acreedor al Pre-
mio Nobel de la Paz en 2019. Sin embargo, tam-
bién enjuició a tigrinos, los echó del gobierno y
reorganizó a la coalición gobernante para formar
un partido político único, el Partido de la Pros-
peridad, un hecho que encendió las alarmas del
regreso al autoritarismo.
El FLPT, en ascenso durante unos 30 años, fue
relegado a nivel nacional cuando rechazó unirse.
A pesar de eso, el FLPT aún tenía mucho poder
en Tigré, donde controlaba el gobierno regional
y a un ejército con aproximadamente 250 000
soldados. A pesar de que las elecciones federales
de 2020 se pospusieron a causa de la pandemia,
el FLPT realizó las elecciones regionales de cual-
quier manera bajo el argumento de que ampliar
el mandato de las autoridades sería inconstitu-
cional. Así, el gobierno federal tomó represalias:
declaró ilegal al gobierno regional y amenazó con
redirigir sus fondos.
El 3 de noviembre de 2020, el FLPT incautó una
base militar federal, lo que el grupo consideró un
ataque preventivo. Al día siguiente, el gobierno
etíope lanzó una gran ofensiva militar y suspendió
el suministro de energía eléctrica y las comuni-
caciones en Tigré. Las fuerzas eritreas invadieron
el estado desde el norte, mientras que milicias
amharas atacaron por el sur. Ambas guardaban
rencores hacia el FLPT: los eritreos culpaban al
partido de su sufrimiento durante la guerra con-
tra Etiopía, mientras que los amhara recrimina-
ban a Tigré haber utilizado el establecimiento del
federalismo étnico para apropiarse de algunas de
sus tierras más valiosas.
Pronto quedó claro que el FLPT no era el único
objetivo. Los reportes de atrocidades contra civiles
tigrinos van en aumento. “La gran mayoría de los
soldados en realidad se sienten sucios, avergon-
zados y humillados de participar en violaciones
tumultuarias o masacres –asegura Alex de Waal,
director de World Peace Foundation–. Entonces,
¿por qué lo hacen? Bueno, lo hacen porque se les
ordena. Cuando sucede a esta escala es porque
existe una orden detrás”.
Todas las facciones, incluso el FLPT, han sido
acusadas de crímenes de guerra, pero testigos se-
ñalan que los eritreos cometen algunos de los peo-
res abusos. La mujer a la que amarraron 10 días a
un árbol explica que los soldados que la violaron y
asesinaron a su hijo fueron eritreos con uniformes
etíopes. “Los pude identificar por las cicatrices ri-
tuales en sus rostros y porque usaban zapatos de
plástico”, algo por lo que son famosos los soldados
eritreos. Hablaban tigriña mientras que los sol-
dados etíopes hablan amhárico.
Adiam Bahare, de 19 años, vio cómo soldados
eritreos mataron a tres de sus familiares en May
Kinetal, en Tigré central. “Los reunieron junto
con otros hombres de una aldea cercana y los fu-
silaron –rememora–. Yo estaba en casa y escuché
los disparos; los vi caer uno a uno”. Ella recogió al
hijo de uno de sus familiares y huyó a las cuevas
cercanas. Por fin logró llegar a la Escuela Primaria
Maiweini, en Mekele, habilitada como un alber-
gue para desplazados.
ETIOPÍA 85
Tropas etíopes avanzan
en el tráfico de Mekele
el 14 de mayo. Tomaron
la ciudad a inicios del
conflicto y forzaron a
los líderes políticos
de Tigré y las fuerzas
armadas a huir hacia
las montañas aledañas.
El FLPT retomó control
de la ciudad en junio.
Cristianos ortodoxos se
reúnen para orar en la
iglesia trinitaria Selassie,
en Mekele. “Estamos de
luto por todo lo que su-
cede a nuestro alrede-
dor –afirma Tigist
Yohannes–; estamos
aquí para orar y reflexio-
nar en la tristeza que ha
tomado nuestras vidas”.
Los cristianos ortodoxos
representan 44 % de la
población etíope y 96 %
de los tigrinos.
El agricultor Kiros Tadros
ara sus tierras en la re-
gión suroriental de Ti-
gré luego de que los
soldados de Eritrea se
llevaran la comida, el
ganado y las semillas de
su aldea. Ordenaron a
los agricultores no sem-
brar, pero Kiros no tiene
alternativa. Si no siem-
bra, sus siete hijos no
tendrán qué comer.

Por lo general, los centros médicos no son ca-
paces de tratar a los heridos de manera adecuada
ya que han sido saqueados. “Hubo dos tipos de
robo aquí –reconoce Adissu Hailu, jefe del Hos-
pital General en Abiy Adi–. Primero, las tropas de
Eritrea se llevaron lo que pudieron, luego este
hospital funcionó como base militar”. Recuerda
que los soldados vendieron todo, incluso los re-
frigeradores. Cuando se fueron se pudo reabrir el
hospital, aunque el personal no contaba con nin-
gún equipo médico, ni siquiera microscopios. A
pesar de eso, el centro se encontraba abarrotado
de pacientes.
la gente muere de hambre.
M I E N T R A S TA N T O,
“En total, 5.2 millones de personas, 91 % de la
población de Tigré, necesita asistencia alimen-
taria de emergencia”, reconoce Peter Smerdon, el
portavoz para África Oriental del Programa Mun-
dial de Alimentos de Naciones Unidas. La mitad
de las madres y cerca de un cuarto de los niños a
los que ha podido monitorear el WFP tienen des-
nutrición. Las fuerzas etíopes y eritreas utilizan
el hambre como un arma, bloquean y desvían la
ayuda humanitaria, se roban las provisiones y el
ganado y no permiten que los agricultores labren
sus tierras.
Abeba Gebru, embarazada de su sexta hija, se
escondió de la violencia en una cueva y solo tenía
frijoles asados para comer. Su bebé nació desnu-
trida y Abeba no pudo producir suficiente leche
para amamantarla. “Me preocupaba mucho por
ella –comenta–. Trataba de exprimir mi seno para
sacar un poco de leche”. Hoy, ella y su hija reciben
tratamiento en una clínica de Abiy Adi.
La guerra inició en la temporada de cosecha.
En mayo era tiempo de plantar. En una aldea en
el camino entre Mekele y Abiy Adi, Kiros Tadros,
padre de siete, estaba de vuelta en sus tierras: “Es
como el Día del Juicio: primero vinieron las llu-
vias gélidas y las langostas, después comenzó
toda esta guerra”.

90 N AT I O N A L G E O G R A P H I C

“Los soldados eritreos invadieron nuestra tie-
rra, al igual que las montañas que rodean nues-
tras casas –compara–. Vinieron a cada hogar y
nos exigieron que les diéramos comida y nuestro
ganado. También nos ordenaron no arar la tierra
y revelar la ubicación de las milicias”.
La Organización de las Naciones Unidas solicitó
una investigación de los crímenes de guerra y Es-
tados Unidos suspendió la ayuda económica y de
seguridad para Etiopía.
Pero la respuesta más efectiva la dieron los ti-
grinos. El FLPT se inundó de reclutas impulsados
por la violencia contra sus comunidades. Cerca
de 20 % del ejército etíope, y gran parte de los ofi-
ciales y el cuerpo técnico, eran tigrinos; hoy día,
estos hombres luchan en los flancos del FLPT. Los
comandantes curtidos en batalla como Tsadkan
regresaron del retiro. En junio comenzaron a re-
cuperar varios sectores de Tigré; luego, desfilaron
por las calles de Mekele con más de 6 000 solda-
dos etíopes prisioneros.
Luego de responder a las derrotas con un cese
al fuego unilateral, para guardar las apariencias,
Abiy exhortó a “todos los etíopes aptos para la ba-
talla” a unirse a las milicias para defender Etiopía
del FLPT, al que describió como “los traidores que
mordieron la mano que los alimentó y dieron la
espalda a la Etiopía que los amamantó”. En todas
las ciudades de Etiopía hay reportes de detencio-
nes y desapariciones de tigrinos, así como el cie-
rre sus negocios.
A pesar de esto, el FLPT continúa a la ofensiva.
“No puedes ganar la guerra con medio millón de
campesinos y armas pequeñas”, considera de Waal.
En especial contra una fuerza “que básicamente
ha derrotado a tu ejército regular y requisado todo
su equipo”. El conflicto se ha extendido al este
hasta Afar, al sur a Amhara y al oeste dentro de
Tigré para abrir una ruta de suministro en direc-
ción a Sudán.
Abiy se enfrenta a una insurgencia en Oromía,
su estado natal. Hay conflictos entre los afar y los
somalís; entre los amhara y los oromo, y entre gu-
muz, amhara y oromo.
Etiopía también sufre amenazas del exterior.
Sudán se apropió del territorio en disputa de Al
Fashaga y expulsó a los agricultores etíopes, lo
que ha ocasionado conflictos entre las dos nacio-
nes. Esta frontera fértil, a la que los etíopes lla-
man Mazega, es el fiel en la balanza de la disputa
actual por la Gran Presa del Renacimiento Etíope.
Esta gigantesca obra hidroeléctrica sobre el Nilo
azul ha elevado las tensiones del país con Sudán
y Egipto, que firmaron un acuerdo de coopera-
ción militar.
El futuro de Etiopía se ve cada vez más oscuro.
Una mujer de 47 años originaria de Inda Silase,
en Tigré, sabe lo que está en riesgo para ella. Fue
violada frente a sus hijos por soldados que le di-
jeron que la raza tigrina debe ser eliminada.
Las victorias recientes del FLPT no pueden bo-
rrar su dolor ni el de todos los demás que han que-
dado atrapados en este torbellino de guerra. En
el Hospital de Referencia Ayder, en Mekele, han
tratado a cientos de mujeres por violación. “Pero
los números no cuentan la historia real –admite
Mussie Tesfay Atsbaha, administrador en jefe del
hospital–. Por cada paciente que llega, 20 más
mueren en el camino”.
“Nunca había visto el infierno, hasta ahora”. j
La fotógrafa ganadora del premio Pulitzer Lynsey
Addario escribió En el instante preciso, su autobio-
grafía. La redactora Rachel Hartigan escribe un
libro sobre la búsqueda de Amelia Earhart.
ETIOPÍA 91
POR

NATA S H A
D A LY
FOTOGRAFÍAS
DE

ANGEL
FITOR

La singular
diversidad de
cíclidos en el
lago más anti-
guo de África

LOS
podría ayudar
a descifrar los
secretos de
la evolución.
92
A DA PTA B L E S
Los cíclidos emperador,
que se cree solo se apa-
rean una vez, cuidan
a sus miles de crías
llamadas alevines. Los
adultos llegan a medir
80 centímetros, lo que
los convierte en los más
grandes de las 250 es-
pecies endémicas del
lago Tanganica.

FOTOGRAFÍA ANTERIOR

Una cría de Haplotaxo-

don microlepis busca se-
guridad en la boca de su
madre. Como muchas es-
pecies de cíclidos, estos
son incubadores buca-
les. Ambos padres llevan
a sus crías en la boca y
les permiten salir por
alimento, llamándolas al
menor atisbo de peligro
hasta que los juveniles
se las arreglan por sí mis-
mos o crecen mucho.
 en los cíclidos.
N A DA E S N O R M A L
Tan solo en el lago Tanganica, que
divide África Central y Oriental, cer-
ca de 250 especies evolucionaron
de un ancestro único durante 9.7
millones de años.
Unos son del tamaño de un niño
de preescolar, otros, no más grandes
que un meñique. Algunos pasan su
vida en la búsqueda y defensa de
la concha perfecta o construyendo
templetes de arena en los que atraen parejas. Otros prosperan
en harenes. Muchos son padres devotos con sus alevines, aun-
que a veces se comen sus propios huevos. En un claro ejemplo
de diversificación explosiva, los cíclidos se han adaptado para
encajar en casi todos los nichos del lago.
La mayoría de esos peces no se hallan en otro lugar y ofrecen
a los científicos pistas para descifrar los secretos de la evolu-
ción. Es un esfuerzo urgente: los animales se extinguen antes
de que podamos entender cómo surgieron.
Los cíclidos enfrentan miles de amenazas: el desarrollo ur-
bano degrada sus aguas y la pesca con trasmallo acaba con sus
poblaciones. Los más bellos son codiciados en el mercado de
acuarios y muchos mueren durante el transporte.
Walter Salzburger, experto de la Universidad de Basel en
Suiza, espera que el creciente interés científico sobre estos
peces acelere los esfuerzos de conservación. “Proteger a los cí-
clidos –explica– significa resguardar el ecosistema entero de
este lago antiguo”. j

Á F R I C A

Lago
Tanganica

NGM MAPS
La guerra por las conchas
Una hembra de Neo- la concha que hallaron
lamprologus brevis es un trabajo de tiem-
emerge de su casa po completo. Abajo, los
–una concha de caracol machos pelean por una
abandonada– mientras de ellas en un combate
su pareja monta guar- boca a boca. Los cícli-
dia. “Lo que dicta su dos que luchan traban
comportamiento es sus mandíbulas abiertas
el territorialismo”, dice hasta que uno se canse
Angel Fitor, quien ha y se rinda. Los cíclidos
fotografiado cíclidos están en alerta constan-
en el lago Tanganica te, fotografiarlos implica
durante 20 años. Para pasar horas inmóvil bajo
atraer una hembra, los el agua. “He pasado se-
cíclidos macho deben manas enteras frente a
hallar una concha vacía una concha en espera
–un bien escaso– donde de un pez –dice Fitor–.
vivirá la pareja. Defender Lo sé, raya en la locura”.

CÍCLIDOS 97
Para los cíclidos cola de
pluma (Cyathopharynx
foae), el mundo es un
escenario. Este macho
ha acarreado 25 kilos
de arena, bocado a bo-
cado, para construir un
templete de 66 centí-
metros de diámetro. Por
la mañana, cuando brille
bajo el sol, bailará con
vigor por su escenario
con la esperanza de
atraer a una pareja.
Docenas más harán lo
mismo para las hembras,
que pasarán para juzgar
las danzas y los temple-
tes donde se aparearán.
 TEXTO Y FOTO GRAFÍAS DE ROBERT DASH

Vistas bajo un microscopio, las semillas, hojas y flores de

las plantas comestibles invitan a reflexionar sobre cómo
ayudar a la agricultura ante las amenazas climáticas.

UN
BANQUETE
MÁS VERDE

F LÓ S C U LO genetistas estudian el erosión, conservar la

largo genoma del gira- humedad y reducir el
sol para aprender cómo uso de pesticidas.
D E G I RA S O L prospera en ambientes
bajo estrés. Los colec-
AUMENTO: 700X
cionistas preservan va- Estas imágenes se crea-
riedades silvestres como ron con un microscopio
Granos de polen cubren salvaguarda contra la de barrido electrónico,
una de las muchas flores crisis climática. Los que usa electrones en
que componen la cabe- agricultores también vez de luz para capturar
za de un girasol. Estas plantan girasoles en cul- detalles finos. El resul-
pueden resistir sequía, tivos mixtos, entre las tado aparece en blanco
aumento de temperatu- cosechas principales, y negro. Robert Dash es
ra, salinidad del suelo para proteger la calidad un educador y fotógrafo
y enfermedades. Los del suelo, prevenir la con sede en Seattle, EUA.

100
 H OJA D E El calor en exceso causa de ozono, las zanahorias
estrés en las zanahorias, pierden nutrientes. Los
ZANAHORIA que vuelven sus raíces investigadores las cru-
amargas y fibrosas. Entre zan con variedades sil-
más aumentan las tem- vestres para aumentar
AUMENTO: 300X peraturas y los niveles su resiliencia a la sequía.
SEMILLA DE La mora azul está ame- también corren riesgo
nazada por heladas y por la mosca del vinagre
MO RA A ZU L sequías, aunque los in- de alas manchadas, un
vestigadores creen que insecto de fruta nativo de
estos problemas pueden Asia que daña las moras
AUMENTO: 300X mitigarse. Los cultivos y prefiere climas cálidos.
 H OJA D E
LÚ P U LO
AUMENTO: 240X

El lúpulo es esencial
para hacer cerveza, pero
en el valle de Yakima,
uno de los mayores pro-
ductores del mundo en
el estado de Washing-
ton, la reducción de la
nieve y de los glaciares
en la cordillera de las
Cascadas resultan en
menos agua para las
granjas. Algunos cer-
veceros buscan varie-
dades silvestres más
resistentes del suroeste
y otros experimentan
con lúpulo de Florida.

A N T E RA D E
C O L R I Z A DA
AUMENTO: 240X

La antera es donde se
halla el polen en la flor
de la col rizada. Su de-
manda se disparó tras
ser nombrada un supe-
ralimento en la segunda
década de este siglo,
pero los cultivos a gran
escala como este pue-
den tener efectos am-
bientales graves. Cada
vez más productores
adoptan métodos de
agricultura regenerativa
–como reducir el arado y
plantar cultivos de co-
bertura– que combaten
la erosión y regresan
más carbono al suelo.

104
 B OTÓ N D E aceitunas deliciosas. Los productores en Es-
Este árbol perennifolio paña plantan cultivos de
O L I VO secuestra carbono a cobertura para ayudar
largo plazo; el Consejo al suelo circundante a
Oleícola Internacional capturar carbono. Pero,
AUMENTO: 80X
dice que absorbe 10 ki- ahora, una enfermedad
logramos de bióxido de bacteriana invasiva les
Los botones del olivo carbono por cada litro pasa factura a las arbo-
arbequina producen de aceite que produce. ledas mediterráneas.
 H OJA D E

C Á Ñ A MO
AUMENTO: 170X

El cáñamo industrial es
un cultivo muy versátil:
las semillas son una rica
fuente de proteínas y fi-
bra, y el aislante hecho
de cáñamo se promocio-
na como un material de
construcción neutro en
carbono ya que guarda
el CO2 que captura la
planta. Los investigado-
res exploran otros usos
amigables con el clima,
desde combustibles
hasta bioplásticos.

106
 B OTÓ N D E

L AVA N DA
AUMENTO: 300X

Vellos protectores con

glándulas aromáticas
cubren este botón de
lavanda, una planta que
se usa para dar sabor a
la comida y aroma a los
cosméticos. Plantas pe-
rennes como esta, el
avellano y el grano Kern-
za viven muchos años.
Cultivar plantas peren-
nes puede contribuir al
desarrollo del suelo, ali-
mentar polinizadores y
reducir el arado anual.
 INSTAGRAM
KARINE AIGNER
DE NUESTROS FOTÓGRAFOS

QUIÉN “¿Te gustaría ser ese tigre?”, se pregunta Aigner. Du-

Fotógrafa con sede en rante su estancia en India, en 2018, fue testigo de una
Washington, D. C., intere- escena que se repite en los parques nacionales de
sada en los animales y su
relación con los humanos.
todo el mundo: los guías turísticos de fauna silvestre,
DÓNDE
a veces motivados por las jugosas propinas, compiten
Parque Nacional Rantham- por conseguir los mejores avistamientos para sus
bore, al norte de India. clientes. Eso da lugar a carreras de camiones de safa-
QUÉ ri que asustan, y a veces lastiman, a los tigres y otras
Una cámara Canon EOS-1D X especies. Las personas que no respetan las reglas del
con un lente 100-400mm.
turismo contribuyen al problema, pero también lo
hacen quienes se dedican a fotografiar animales sil-
vestres, incluida ella misma, comenta Aigner.
National Geographic es la marca más popular en Instagram con más de 458 millones de seguidores.
Esta página muestra imágenes de nuestras cuentas: @natgeo, @natgeotravel, @natgeointhefield,
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108 N AT I O N A L G E O G R A P H I C
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