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DOCENTE
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INTRODUCCIÓN
Por estas razones: “Las instituciones han de reconocer que todos los afectados por
decisiones y normas son interlocutores válidos, es decir: que las normas que regulan las
actividades han de ser aceptadas por todos ellos tras un diálogo racional”.
(Adela. C, 1995, p. 221)
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Es decir, la ética puede ayudar a fomentar el diálogo institucional para resolver
problemas éticos y morales, que afectan la eficacia de las empresas y los
individuos, pues el bienestar de los empleados puede mejorar significativamente la
imagen corporativa de las organizaciones, su capacidad de respuesta y nivel de
competencia, cuestión que representa beneficios, tanto para unos como para
otros. Para ello, tambien se podría hacer uso de las tecnologías de la información
y la comunicación (TIC), a fin de gestar y desarrollar diferentes medios y
contenidos que permitan interpretar la construcción de una comunidad crítica y
responsable, como tambien el análisis de problemas a nivel local que
potencialicen la ética social y ciudadana al interior de las organizaciones. Dado
que: “Sin instituciones sería imposible desarrollar esas prácticas. Por esto importa
diseñar, junto a la ética individual, una ética de las instituciones”. (Adela. C, 1995, p. 222)
Esto indica que las empresas en el ámbito nacional e internacional deben ceñirse
a principios éticos para salir de la contradicción en la cual tiende a caer, puesto
que se constituyen con el fin de satisfacer diversas necesidades humanas, pero
dejan a un lado las de sus trabajadores al considerar que solo pueden
satisfacerlos a través de los salarios, y no mediante el trato justo, jornadas
laborales dignas que no generen explotación y arbitrariedad, y si capacitación
gratuita, incentivos económicos, días vacacionales, etc. Para ello, es fundamental:
“Un consenso para legitimar el marco económico. Pero consenso no significa «pacto de
intereses sectoriales», sino acuerdo en torno al interés universalizable, en torno a lo que
todos podrían querer”. (Adela. C, 1995, p. 222)
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En ese orden de ideas se afirma que la ética y la moral podrían concebirse como
algo legítimo, real, necesario y fundamental para el sano desarrollo de la sociedad
y el ámbito empresarial, porque de lo contrario se pensaría solamente en los
índices financieros de producción y competencia, pero no en el ser humano, sus
necesidades psicológicas y demandas emocionales, puesto que los individuos son
seres racionales. Por ejemplo:
“En la línea kantiana del término moral, que constituye el punto de referencia de una
moral crítica, cualquier actividad o institución que pretenda ser legítima ha de responder a
las exigencias de justicia que su sociedad plantea y que corresponden al nivel de
conciencia moral en el que se encuentra”. (Adela. C, 1995, p. 223)
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BIBLIOGRAFÍA