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ÉTICA EMPRESARIAL – ADELA CORTINA

JOSE ORLANDO MELO NARANJO

DOCENTE

UNIVERSIDAD AUTONOMA E INDEPENDIENTE DE MEXICO


FACULTAD DE FILOSOFIA
ÉTICA
2015

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INTRODUCCIÓN

La autora se cuestiona si realmente la moral ha muerto o simplemente ha sido


transformada por obra y gracia de la modernidad, pues al habérsele metido en el
saco de la relatividad, cada quien, institución, grupo o colectividad la piensa a su
manera, a tal punto que ya no interesan las consecuencias de los actos. Cuestión
que se refleja con todo vigor en la gestión económica y el trabajo empresarial,
donde el afán por la producción y la competencia, parece negar cualquier
posibilidad ética y moral, porque no le interesa, ya que su medio instrumental es la
explotación laboral, y su fin social la riqueza.

Pregunta problemática: ¿La ética puede contribuir a resolver problemas


empresariales o sociales en cualquier organización, a fin de mejorar las
condiciones laborales de los trabajadores?

Ética social y empresarial

Para comenzar a resolver la problemática formulada es importante aclarar: “La


moral no puede ser nunca algo añadido desde fuera al ser del hombre o a una actividad
concreta, sino su propio desarrollo cuando está «en su propio quicio y vital eficacia”.
(Adela. C, 1995, p. 221)

Esto indica que la moral no se puede comprar o vender, que no es propiedad de


las empresas, sino que corresponde a la autorrealización personal y colectiva, al
equilibrio social y la eficacia de los individuos. Por ello, la ética se puede concebir
como un instrumento capaz de transformar las relaciones sociales de tipo
empresarial en acciones colectivas que garanticen el bienestar y la calidad de
vida, de los integrantes de una compañía, institución pública, etc. entre otras.

Por estas razones: “Las instituciones han de reconocer que todos los afectados por
decisiones y normas son interlocutores válidos, es decir: que las normas que regulan las
actividades han de ser aceptadas por todos ellos tras un diálogo racional”.
(Adela. C, 1995, p. 221)

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Es decir, la ética puede ayudar a fomentar el diálogo institucional para resolver
problemas éticos y morales, que afectan la eficacia de las empresas y los
individuos, pues el bienestar de los empleados puede mejorar significativamente la
imagen corporativa de las organizaciones, su capacidad de respuesta y nivel de
competencia, cuestión que representa beneficios, tanto para unos como para
otros. Para ello, tambien se podría hacer uso de las tecnologías de la información
y la comunicación (TIC), a fin de gestar y desarrollar diferentes medios y
contenidos que permitan interpretar la construcción de una comunidad crítica y
responsable, como tambien el análisis de problemas a nivel local que
potencialicen la ética social y ciudadana al interior de las organizaciones. Dado
que: “Sin instituciones sería imposible desarrollar esas prácticas. Por esto importa
diseñar, junto a la ética individual, una ética de las instituciones”. (Adela. C, 1995, p. 222)

Esto indica que las empresas en el ámbito nacional e internacional deben ceñirse
a principios éticos para salir de la contradicción en la cual tiende a caer, puesto
que se constituyen con el fin de satisfacer diversas necesidades humanas, pero
dejan a un lado las de sus trabajadores al considerar que solo pueden
satisfacerlos a través de los salarios, y no mediante el trato justo, jornadas
laborales dignas que no generen explotación y arbitrariedad, y si capacitación
gratuita, incentivos económicos, días vacacionales, etc. Para ello, es fundamental:

“Un consenso para legitimar el marco económico. Pero consenso no significa «pacto de
intereses sectoriales», sino acuerdo en torno al interés universalizable, en torno a lo que
todos podrían querer”. (Adela. C, 1995, p. 222)

Como se puede evidenciar, este tipo de acciones estratégicas que se podrían


emprender desde la ética, servirían para construir un consenso que potencie la
opinión pública como un lugar de lo moral, con el propósito de resolver de manera
eficaz los problemas éticos y sociales que surgen al interior de las empresas,
como consecuencia de un sistema económico que difícilmente se preocupa por
respetar los derechos humanos, la justicia y la equidad social.

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En ese orden de ideas se afirma que la ética y la moral podrían concebirse como
algo legítimo, real, necesario y fundamental para el sano desarrollo de la sociedad
y el ámbito empresarial, porque de lo contrario se pensaría solamente en los
índices financieros de producción y competencia, pero no en el ser humano, sus
necesidades psicológicas y demandas emocionales, puesto que los individuos son
seres racionales. Por ejemplo:

“En la línea kantiana del término moral, que constituye el punto de referencia de una
moral crítica, cualquier actividad o institución que pretenda ser legítima ha de responder a
las exigencias de justicia que su sociedad plantea y que corresponden al nivel de
conciencia moral en el que se encuentra”. (Adela. C, 1995, p. 223)

Es decir, si algún grupo social, institución pública, organización, empresa, etc. No


ejerce y gestiona diversos valores éticos en la práctica real, se deduce que su
moral crítica es bastante pobre, deficiente y cuestionable, Por ende, no podrá
exigir justicia a sus miembros porque desde las partes más altas de la jerarquía
administrativa o de mando, no se realizan acciones justas a favor de aquellos que
se encuentran en las escalas más bajas a nivel laboral o de representación social.

Por estas y otras tantas razones, la ética puede representar el fundamento de la


democracia y la justicia social, por ejemplo: “El contenido de la razón pública es la
concepción política de la justicia y lo han de poder aceptar todos los ciudadanos. De lo
contrario, no ofrecería una base pública de justificación”. (Adela. C, 1995, p. 225)

Finalmente, el argumento de Adela C, señala que la razón pública y la justicia son


valores éticos que deben ser aceptados por todos los ciudadanos, lo que indica
que tanto los trabajadores como empresarios, deben respetar las normas y ser
honestos para ejercerlas, a fin de mejorar las condiciones laborales a nivel local,
nacional e internacional.

Conclusión: La ética es necesaria para reconocer el valor de la justicia y la


democracia en cualquier lugar que se reúnan los seres humanos.

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BIBLIOGRAFÍA

Adela Cortina. (1995). Ética empresarial y opinión pública. España.

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