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RESPONSABILIDAD SOCIAL EMPRESARIAL Y SU RELACIÓN CON

LA ÉTICA EN EL CAMBIO ORGANIZACIONAL,

Actualmente, las organizaciones se desenvuelven en un entorno distinguido por un


elevado nivel de incertidumbre y dinamismo, lo que hace inevitable el desarrollo de
estructuras que den respuesta de manera eficaz a los cambios organizacionales.
Necesariamente, esta velocidad se puede desarrollar a través del compromiso, de manera
que las organizaciones pueden inclinarse por concentrar sus esfuerzos en el cuidado y
mejora de su entorno, a la vez que aseguran su competitividad en el mercado.
Los grandes cambios que se generan a diario en el mundo permiten también
constantes cambios en las organizaciones. Éstas a su vez, juegan un papel muy importante
dentro de las sociedades, ya que producen bienes y/o servicios para satisfacer las
necesidades de las comunidades. Las organizaciones brindan fuentes de empleo, son la base
para la economía, la libertad de intercambiar bienes y servicios impulsa a una nueva cultura
laboral, actividad empresarial, políticas económicas y sobre todo lo más importante es que
debe buscar mejores condiciones de vida para la población, apoyando a la sociedad en
programas y proyectos que les permita conectarse con sus grupos de interés, a fin de
cumplir responsablemente con ellos.

El reto de una empresa responsable, es alinear sus indicadores de éxito con los
indicadores de confianza  de la sociedad, de lo contrario no es posible que se mantenga en
el tiempo. Una empresa responsable socialmente, busca que sus relaciones laborales estén
fundamentadas en la confianza y la equidad, pero además implica que sus vínculos con el
ambiente estén marcados por el respeto y la tolerancia; esto le permitirá ser más asertiva en
sus acciones sociales.

El Compromiso con la Comunidad está referido a las acciones que ejecuta la


empresa para potenciar el impacto de sus contribuciones en dinero, tiempo, productos,
servicios, influencias, administración del conocimiento y otros recursos que dirige hacia los
sectores en los cuales opera. Cuando estas iniciativas se diseñan y realizan en forma
estratégica y programada, no sólo se entrega un valor agregado a los receptores, sino que
además estas iniciativas refuerzan la imagen de la empresa, sus marcas y productos.

Los esfuerzos de las empresas son motivados por los beneficios económicos que
conlleva una mayor participación con la sociedad. Esto incluye el incremento de las
ventas, mejora en la moral de los empleados, refuerza la habilidad de competir en el
mercado regional, como consecuencia de empleados calificados y al ser visto como un
"vecino predilecto" de la comunidad, permite elevar niveles de fidelidad y
posicionamiento.

Pizzolante (2008), aseguró que “la empresa socialmente responsable debe


involucrar e integrar su filosofía a la cultura corporativa de la organización”, es decir, se
estima más un programa o proyecto social, cuando se toman decisiones que impacten el
entorno de actuación, ya que es esa sociedad representa el valor agregado que impulsa el
desarrollo de la misma, interactuando de forma eficaz para el beneficio de ambos. .

Para Nieto y Fernández (2004), la Responsabilidad Social Empresarial, “engloba


todas las decisiones empresariales que son -adoptadas por razones que a primera vista se
encuentran más allá de los intereses económicos y técnicos de la empresa”. Ratificando así
que las organizaciones además de poseer intereses particulares desean el bienestar social
como parte de sus objetivos corporativos, comprometiéndose activamente con mejorar la
calidad de vida de la sociedad.

En relación a lo descrito anteriormente, este compromiso no sólo incluye a la


empresa privada, también abarca a la empresa pública, ya que esta ultima forma parte de
este proceso, así lo destacó en el 2007 Guerra cuando expresó que: “la Responsabilidad
Social Empresarial, podría asumirse como una expresión de la coordinación mediante
redes, en tanto plantea no sólo la acción y actuación de la empresa privada más allá de su
lógica lucrativa y de su objetivo particular, sino el cumplimiento de un compromiso ético y
social, en la generación y provisión de bienes públicos, en aquellos sectores o espacios
sociales en los cuales el mercado o el Estado no pueden satisfacer suficientemente
determinadas necesidades de la población”.

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Es así como, el interés progresivo del público por el impacto social y ecológico y
por las patrones éticos de las instituciones ha llevado a numerosos organismos, en
particular los del sector público, a patrocinar códigos de conducta sobre los derechos de
los trabajadores, los derechos humanos o la protección del medio ambiente, como distintivo
de su gestión social.

La realidad venezolana fundamentada en los cambios institucionales, económicos y


sociales del país, aprovecha en la Constitución de 1999 lo establecido en su cuerpo
normativo con respecto a la RSE, al contemplar en su Art. 135 que "las obligaciones que
correspondan al Estado, conforme a esta Constitución y a la ley, en cumplimiento de los
fines de bienestar social general, no excluyen las que, en virtud de la solidaridad y la
responsabilidad social y asistencia humanitaria, correspondan a los o a las particulares
según su capacidad..."

De lo anterior se desprende entonces que, el término Responsabilidad Social


Empresarial destaca indispensablemente el papel de la empresa en un contexto social, en
el cual se han redistribuido los ejes de poder, de relaciones y necesidades, en el juego
político, en la dinámica del Estado, y en la acción de la sociedad civil establecida en la
esfera pública. La responsabilidad, más que un terna empresarial, es en primera instancia
un propósito esencialmente ético.

En consecuencia, es primordial que la empresa tenga como norte el trabajo y el


compromiso ético, esto implica que debe ajustarse a un código de valores que hagan viable
un tránsito por el mercado que conlleve a conquistar la lealtad y alianza de los grupos de
interés. La organización que es ética se fortifica contra el daño, y es seguro que una
empresa desprovista de ética vivirá sentenciada al conflicto y fracaso en algún momento de
su vida.

Cabe destacar que, la ética juega un papel notable, porque ella tiene que ver con la
conducta diaria del individuo, sobre cómo vives en la sociedad.  Lo ético lo es o no lo es,
no se es a “medias” ético. La ética es una serie de reglas morales que tienen la finalidad de
regular las relaciones o las conductas de los hombres en un ámbito determinado,

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ocupándose de la moralidad de los actos de los seres humanos y que por tanto de
acuerdo a un patrón moral instituido y acordado permite establecer los actos como buenos
o malos. La ética remite al ámbito de los valores, creencias y concepciones que guían
nuestra conducta, y que orientan las decisiones conscientes del ser humano.

De la misma forma, el sujeto ético no se somete a reglas sencillamente porque esté


obligado o por temor a una sanción, sino porque cree en ellas y está convencido de su valor
y de su legitimidad. La ética no le dice a un individuo lo que debe hacer, no le exige
aprobar un proyecto o una visión del mundo; a los sumos le indica en qué casos tiene el
deber de decir no

Además vale acotar, que la ética empresarial es una rama dentro de la ética que se
encarga especial y excluyentemente de las cuestiones de índole moral que surgen o se
plantean a instancias del mundo de los negocios, de las empresas; normando la gestión del
personal que integra la misma, en busca de alcanzar los objetivos de misma y lograr
mantener una distinción en el mercado.

Además, cuando en cualquier empresa predomina el respeto por los valores éticos
es casi una condición ineludible que nadie procederá en orden a corromperlos, mientras
tanto, en aquellas organizaciones en las cuales los beneficios económicos son los únicos
que mandan, ahí sí se tenderá a olvidarse del respeto de los principios morales. Ahora bien,
cuando la cuestión económica es la que domina se suma una problemática adicional que es
que el personal sufra una especie de contradicción entre el principio moral que sigue y la
presión por conseguir los objetivos económicos que se mandan desde la dirección.

La ética constituye un valioso concepto, puede vérsele como la conciencia que


ayuda a distinguir entre los actos que son honestos o no  y que generan responsabilidades y
beneficios para todos los involucrados con un ente empresarial. El costo de no tener este
activo intangible, puede ser alto, podemos perder el esfuerzo de toda una vida y hasta
perder la empresa y el patrimonio.

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No obstante, la ética empresarial es entonces el alma de la empresa, que debe
alimentarse con los principios, valores y normas que ayuden a un comportamiento
consciente de los que allí hacen vida, por ello debe ser inspiradora a creativa, para que
guía los actos y  provoque el reconocimiento de sus stakeholders externos e internos. Una
empresa sin ética empresarial, es decir, sin principios y normas de comportamiento, está
condenada, tarde o temprano al fracaso  y posteriormente a desaparecer, no sin antes
provocar fuertes problemas financieros y humanos que no puedan resolverse

Para Italo Pizzolante, el objetivo de una empresa es hacer sostenible el


cumplimiento de su propuesta de valor frente a la sociedad, lo que implica producir
satisfacción y bienestar en la comunidad. Plantea además que la responsabilidad social en
empresas socialmente responsables no está en un departamento ni en una fundación, sino en
la visión estratégica de la empresa y en las habilidades y destrezas para hacer negocios en
el tiempo.

Al mismo tiempo, frente a un mundo de economía globalizada en donde se


mueven las empresas, produciendo permanentemente cambios para los procesos operativos
y empujando a las empresas para ser más competitivas en un mercado cada vez, más
exigente, se hace necesario revisar e insertar la Responsabilidad Social Empresarial, en este
contexto de replanteamiento del escenario social, económico, político, tecnológico e
institucional, en el cual los límites de las esferas de actuación, responsabilidad y
competencia entre lo público y lo privado se difuminen, haciendo posible, y sobre todo
necesario el consenso entre empresas, Estado y sociedad civil.

De modo idéntico, el marco socio-histórico que prevalece en América Latina, y


evidentemente en Venezuela, es el de la reconfiguración del mapa de relaciones, límites y
ámbitos de lo público, lo privado y lo no estatal, y en las interacciones entre el Estado, el
mercado y la sociedad, interacciones cuya complejidad y dinamismo prescriben un estudio
minucioso, abierto y desprejuiciado, y por supuesto, responsable.

Además, los cambios que se desencadenan producto de la economía y la


globalización de los negocios han incorporado como criterios de valoración elementos

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cualitativos o subjetivos, en la idea del carácter social y humano que, de manera creciente,
debe caracterizar la gestión de la empresa, tanto interna como externamente; generando en
sus miembros incertidumbre y en ocasiones resistencia al implemento de nuevas formas de
realizar sus actividades.

Inclusive, el cambio traerá beneficios efectivos si el equipo está comprometido con


ello, si todos están alineados a una misma estrategia, a la misión, visión y valores de la
empresa. En el camino, es muy probable que surjan algunos inconvenientes, pero los
directivos y empleados deben estar preparados para asumir y solventar los riesgos. En u
inicio los cambios son traumáticos pero con el pasar del tiempo representan una ventaja
competitiva para la organización.

En otras palabras, el cambio significa transitar de una condición a otra, lo que


generalmente perturba a individuos, grupos y organizaciones por igual, todas las
organizaciones experimentan cambios de algún tipo y cada vez son más veloces. Los
cambios más frecuentes en las organizaciones son los provocados en la estructura debido a
fusiones, escisiones, adecuación del tamaño por crecimientos o reducciones, los provocados
por la tecnología, por la cultura organizacional y la sociedad misma.

En este orden de ideas, Chruden y Sherman, (1999) señalan que existen cuatro
razones para hacer cambios en las organizaciones. 1). mejorar los medios para satisfacer las
necesidades económicas, 2). Aumentar la lucratividad, 3). Proporcionar trabajos a los seres
humanos y 4). Contribuir a la satisfacción y bienestar social de los individuos. En
beneficio, hay que reconocer que existen tres realidades en el cambio, por un lado, está en
todas partes, además, es constante y el ritmo con que se presenta es cada vez más veloz y
esto provoca que:

Las organizaciones enfrenten una amplia variedad de drásticos cambios, de


reglamentaciones gubernamentales, otras experimentan la desregulación; algunas se
fragmentan, en tanto que otras se fusionan, algunas ven contraerse su mercado y otras se
ven lanzadas al mercado global, participan en fusiones o adquisiciones hostiles, mientras

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que otras han aplicado desbastadores programas de recorte con violentos efectos
psicológicos y económicos en sus empleados. Para sobrevivir, la decisión que enfrentan las
organizaciones no es la de si cambiar o no, sino la de cuándo y cómo lograr que el cambio
ocurra más exitosamente… (Davis, Keith y Newstrom, John W., 2000: 429).

Recapitulando, la ética en el cambio organizacional, depende por ello, no de la


empresa como abstracción conceptual o colectiva, sino de quienes pueden ser sujetos
éticos, moralmente conscientes, individualmente decidores y responsables: los hombres y
mujeres que poseen, conducen e integran a las organizaciones, para emprender acciones
que repercutan en beneficios colectivos.

En conjunto, la Responsabilidad Social Empresarial, más que una moda efímera


o novedosa para acallar las críticas de la sociedad a la empresa, señalando la ausencia de
compromiso, participación o colaboración del sector público o privado en asuntos urgentes
y problemas vitales de un colectivo, remite a una conducta de empresarios, trabajadores,
empleados y accionistas que debe estar convencida, consciente y deliberadamente, de la
necesidad y del deber de actuar éticamente en todos sus ámbitos de acción.

En este criterio interviene de manera sustancial un nuevo concepto que prevé y


atiende no solo las necesidades propias de un producto / servicio con más ética, el nivel de
compromiso de la Empresa con la sociedad es fundamental, siendo ponderado cada vez con
mayor incidencia en las expectativas de los consumidores. 

Por las razones anteriores los grandes cambios que se generan a diario en el mundo
permiten la reingeniería también de las organizaciones, y deben visualizar con mucha más
atención su reputación de mercado, el impacto de sus operaciones en la sociedad a la cual
sirve y apoya, y al mismo tiempo revalorizar sus principios éticos como garantía de
mantener la vinculación con sus grupos de interés y satisfacer sus necesidades.

Senge (2000) señala que:


“Creemos que hay por lo menos tres procesos fundamentales de esfuerzos que sostienen
el cambio profundo apoyándose unos en otros; sólo uno de ellos se refiere explícitamente al
mejoramiento de los resultados del negocio:

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Mejorar los resultados personales
Desarrollar redes de personas comprometidas; y
Mejorar los resultados del negocio”. (p.39)

Para asegurar la productividad es recomendable involucrar al talento humano en los


objetivos organizacionales, así se logra u compromiso en el cumplimiento de las
actividades que fijen el camino del éxito. Si el involucramiento es importante en un proceso
de cambio la resistencia al cambio también lo es, uno está ligado a la otra. Se puede
presentar en cualquier momento y tener diferentes manifestaciones Robert Merton expresa
que:

“Cuando surge alguna posibilidad de cambio en la burocracia el funcionario lo


interpreta como algo desconocido, que trae peligro para su seguridad y tranquilidad. El
cambio pasa a ser indeseable, en la medida de lo posible se resistirá al cambio, en forma
pasiva, activa y agresiva. Manifestándose en reclamos, agitación y huelgas”. Este esquema
nos muestra que la resistencia puede ser articulada de diferente forma y es tan compleja
como la conducta humana.

Derivado de lo anterior se puede deducir, que resulta mejor que el cambio llegue de
adentro y no de fuera, que la gente esté consciente de la necesidad del cambio, que crea en
el valor potencial del mismo y que esté dispuesta a cambiar para que se asegure de lo que le
corresponde hacer para hacer más efectivos los equipos de trabajo en la organización.
Desde luego, esto no implica que todos los cambios se deban realizar mediante la
educación, obedecerá a las entornos particulares de cada organización, sus recursos, tiempo
disponible para realizarlo y de las características de la cultura organizacional

En conclusión, los procesos productivos empresariales actuales, no son eficaces sino


van ligados a una actitud consiente que enlace la competitividad con un compromiso de
progreso humanitario. Responsabilidad gestionada con acciones positivas que enlacen los

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procesos fundamentales del negocio, con los problemas sociales de las comunidades. La
responsabilidad social empresarial es un compromiso compartido, que puede unir a los
diferentes actores con la comunidad donde opera y debe estar implícita en los balances
sociales pero simbolizados en modelos adecuados a la satisfacción de necesidades sociales.

Los procedimientos, proyectos, modelos y acciones en el aspecto ético y


responsabilidad social de las organizaciones empresariales, deben estar relacionadas
positivamente con los procesos productivos logrando ser objeto de análisis, iniciando en el
nivel directivo para asegurar la efectividad de la actividad social, de la mano de la
productividad empresarial. Además se debe admitir que la ética y la responsabilidad social,
pueden estar inmersas en programas de cambio organizacional, como parte activa del
desarrollo organizacional y no como acción humanitaria hacia la comunidad.

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BIBLIOGRAFIA

Chruden, Herbert J. y Sherman Jr., Arthur W., Administración de personal, 1ª edición, 22ª
reimpresión, editorial CECSA, México, 1999

Constitución de la Republica Bolivariana de Venezuela (1999). Gaceta Oficial de la


Republica Bolivariana de Venezuela No 36.860,30 de Diciembre de 1999.

Davis, Keith y Newstrom, John W., Comportamiento humano en el trabajo, 10ª edición,
editorial Mc Graw-Hill, México, 2000

Guerra, Alexei (2007) De La Responsabilidad Social Empresarial A La Ética En El Cambio


Organizacional. Compendium, Julio, No 18

Nieto, Mariano, y Fernández Roberto. 2004. Responsabilidad Social Corporativa: Grupo


Recoletos Comunicación. Madrid, España.

Pizzolante, Ítalo (2008) De la responsabilidad social empresarial a la empresa socialmente


responsable, Tesis Doctoral, Depto. Ciencias de la Comunicación. Castellón/España.

Senge, Peters (1990). La Quinta Disciplina. Editorial Granica

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