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Gorda todo mal

De Flor Monfort

Un nuevo rollo
entre la axila y el pectoral
la mirada fulminante
de la recepcionista de pilates
el novio que condena repetir
el postre, el novio que condena
comer postre, carbohidratos,
grasa,aceite, mucho aceite brillando
en los labios, bigotes
de aceite y en los dedos.
El obstreta que vigila
la balanza, el doctor que anota
tu peso, el que pide que comas
sano cuando estás resfriada,
la tía que te dice estás
más delgada, eso te queda divino, Susana
diciendo “pero si estás flaquito”
a un Maradona enorme con la gracia
fingida de una nena que miente
por inocencia. Papá diciendo la moza
está gorda, papá diciendo gorda
cruzá la calle de una vez,
papá diciendo gorda.
Novio diciendo estás gorda,
novio diciendo me impresionó ver
cómo te desabrochabas el pantalón,
novia de papá diciendo qué culito hermoso
que tenés, compañeros de cuarto
de viaje de egresados aullando “cajeta”,
hermana diciendo “esté no te entra,
ahora la flaca soy yo”.
Nutricionista diciendo colación,
barra de cereal, semillas, caldo
desgrasado, una cucharadita de oliva,
la dieta del sol, comer solo de día, comer como
¿comer? Yo como
Julia Roberts. Ser lo peor del ayurveda: khafa.
Lo redondo, lo fofo, lo vago.
Un nuevo rollo
entre la rodilla y el cuádriceps,
la depiladora aconseja:
“comer solo sushi”, traerse el tupper,
carne magra, comer sin sal porque fija
las grasas.
Las harinas son el veneno,
el azúcar es el veneno,
la leche es el veneno,
la leche con vainillas del desayuno
infantil son el veneno.
Entonces tengo cáncer.
Diabetes. Triglicéridos. Colesterol. Colon
irritable. La fibra como placebo. El yogurt
verde para ir al baño, el yogurt verde
que pudre las tripas para que expulsen
pronto pastillas matan mantra de la mañana:
pastillas para la energía,
para el buen humor, para
endurecer y mejorar el contorno
del cuerpo, el marco de la cara, el tiro
del jean, la trikini.
Compañera de banco diciendo
estás demasiado flaca.
Adelgazar y engordar es garantía
de estrías. Comer y no subir, cerrar
la boca y no bajar. Enloquecer.
“¡Pero si estás flaca!”
Estar a punto de vomitar y
no poder. Volver al supositorio.
El pibe gritando desde un auto
“no te doy ni con seis meses de gimnasio”.
Peluquero diciendo el pelo
corto te hace más alta, la cara
redonda se va sin flequillo, el morocho
es para pieles blancas. La vecina
diciendo Susana se operó los brazos.
Ahora te podés operar los brazos,
la grasa que cuelga de los brazos,
la que tiene Nancy, el excedente,
el sobrante, la grasita que se aspira
con este aparatito y se tira nomás
a la basura dice una conductora sílfide.
El asco, el propio asco por el rollo
que se escapa, el pantalón de montar,
la gelatina en la panza post embarazo.
La vergüenza de ser tocada,
olida en ese caldo de grasa sin verduras
no deseada o peor:
arrebatada en tu deseo de desear.

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