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SINDROME

VERTIGINOSO, REVISION BIBLIOGRAFICA


VERTIGINOUS SYNDROME, BIBLIOGRAPHIC REVIEW

RESUMEN

Vértigo es la sensación subjetiva de rotación o de desplazamiento del entorno, o del


propio cuerpo respecto a sí mismo. Se trata de un síntoma y no de una enfermedad,
e indica un desequilibrio en el sistema vestibular, desde el oído hasta la corteza
cerebral. De esta forma podemos hablar de vértigo de origen periférico cuando
encontramos una lesión a nivel del laberinto o del nervio vestibular, y vértigo de
origen central si se afectan los núcleos vestibulares del tronco cerebral o sus
proyecciones al cerebelo o a la corteza cerebral. El vértigo es una causa frecuente de
consulta médica, afecta al 1% de la población y supone más del 50% de los mareos.
El 75% de los casos son de origen periférico y el 50% de ellos se clasifican como
vértigo posicional benigno. El 20% de la población superior a 60 años ha padecido,
en algún momento de su vida, un episodio vertiginoso.

Palabras claves: vértigo, síndrome vertiginoso, central, periférico.

ABSTRACT

Vertigo is the subjective sensation of rotation or displacement of the environment,


or of the body itself with respect to itself. It is a symptom and not a disease, and
indicates an imbalance in the vestibular system, from the ear to the cerebral cortex.
In this way we can talk about vertigo of peripheral origin when we find an injury at
the level of the labyrinth or vestibular nerve, and vertigo of central origin if the
vestibular nuclei of the brain stem or its projections to the cerebellum or the
cerebral cortex are affected. Vertigo is a frequent cause of medical consultation,
affects 1% of the population and accounts for more than 50% of dizziness. 75% of
cases are of peripheral origin and 50% of them are classified as benign positional
vertigo. 20% of the population over 60 years old has suffered, at some point in their
life, a vertiginous episode.

Keywords: vertigo, vertiginous syndrome, central, peripheral.

INTRODUCCIÓN

El vértigo es toda incapacidad para mantener una posición deseada en el espacio o


la sensación subjetiva de la pérdida de dicha posición, de esta definición se deriva
que los vértigos pueden ser divididos en objetivos y subjetivos.
- Objetivos: Cuando el paciente presenta evidencias clínicas de su incapacidad de
equilibrio que puede variar desde la pérdida total de la capacidad de mantener la
postura deseada, hasta diversos grados de ésta como una marcha inestable u
oscilaciones corporales en la bipedestación.

- Subjetivos: Como su nombre lo indica, es la sensación personal de desequilibrio y


no se traduce por una pérdida de estabilidad manifiesta clínicamente.

La función vestibular es un complejo entramado de aferencias y eferencias


nerviosas. El control de esta función en el oído interno se encuentra en el laberinto
posterior, éste realiza dos funciones muy importantes: la fijación de la mirada en los
movimientos de la cabeza y el control postural en un campo gravitacional. El control
oculomotor tiene una naturaleza multisensorial, ya que intervienen también
aferencias propioceptivas, visuales y auditivas. Esta información se enviará a los
músculos oculares y antigravitatorios que llevarán a cabo la interacción o la
modificarán mediante un mecanismo de retroalimentación que optimizará el
resultado. El laberinto posterior se compone del vestíbulo (sáculo y utrículo), que
percibe las aceleraciones lineales, y de los canales semicirculares: superior,
posterior y horizontal, que perciben las aceleraciones angulares. El reflejo vestíbulo
ocular se encarga de estabilizar las imágenes en la retina durante los movimientos
de la cabeza.

El reflejo vestíbulo espinal también desempeña un papel importante en el control


postural, ya que la información vestibular se integra junto con la visual y la
somatosensorial, enviando la información a los músculos antigravitatorios del
cuello, tronco y extremidades que controlan la postura del sujeto de pie y en
movimiento. Por tanto, para el mantenimiento del equilibrio el sujeto recibe
información de tres fuentes que están sometidas a una continua autorregulación y
que son la actividad laberíntica que informa de la posición estática (máculas) y los
cambios dinámicos según el tipo de aceleración al que se vea sometido (ampollas);
la información ocular y la sensibilidad estereoceptiva, sobre todo propioceptiva
(tensión muscular y posición articular.

La alteración de la función vestibular condiciona una serie de manifestaciones


clínicas de las que el vértigo o falsa sensación de movimiento, es el síntoma
fundamental acompañándose a menudo de cortejo vegetativo con náuseas y
vómitos, sensación de mareo e inestabilidad. La lesión o disfunción en algún punto
de las estructuras vestibulares ya sean periféricas o centrales, da lugar a un
síndrome vestibular.

En los mareos y cuadros vertiginosos de origen central las alteraciones se localizan


en la vía vestibular central, generalmente el tronco del encéfalo, cerebelo y
conexiones vestíbulo cerebelosas y de forma excepcional, por afectación de
estructuras supratentoriales como el tálamo o la corteza cerebral.
Aunque los síntomas de disfunción vestibular son un motivo frecuente de consulta
en la población, la mayoría de los casos se presentan en el adulto o el anciano, y
generalmente son de origen periférico.

En un amplio meta-análisis de pacientes que acudían a consulta de medicina general


o urgencias por mareos, el 44% presentaban una vestibulopatía periférica y en sólo
un 11% se diagnosticó una causa central. En el 13% de los casos el origen era
desconocido y en un 16% los síntomas se atribuyeron a patología psiquiátrica. (E.
Martínez-Vila, 2018 )

DESARROLLO

El vértigo es la sensación subjetiva de falso movimiento del cuerpo o de los objetos


que lo rodean. Generalmente se trata de una sensación rotatoria, aunque puede ser
de basculación, latero pulsión o traslación. Es la manifestación de un trastorno del
sentido del equilibrio. Es un síntoma (alucinación de movimiento) cardinal de una
alteración del sistema vestibular. El vértigo verdadero debe ser diferenciado del
mareo, de la inestabilidad y del desvanecimiento.

El mareo es la sensación de flotación o balanceo de la cabeza, a menudo sensación


de embotamiento, presión cefálica o “cabeza hueca”. Con frecuencia aparece en
casos de ansiedad, depresión, hiperventilación pulmonar o artrosis cervical.

La inestabilidad es la sensación de desequilibrio o inseguridad al deambular, en el


mantenimiento de la posición bípeda, o en ambos. Se conoce también como vahído
no rotatorio. Se debe a trastornos visuales, sensoriales, cerebelosos o
extrapiramidales. Debe ser diferenciado además del desvanecimiento y de la visión
borrosa.

El vértigo es uno de los síntomas más frustrantes para el médico y el paciente, ya


que se trata de una sensación subjetiva que no se puede cuantificar. Los pacientes
que refieren sensación de vértigo experimentan gran ansiedad por la disminución
de sus capacidades al distorsionarse su equilibrio. Este síntoma en muchas
ocasiones se encuentra asociado a otras enfermedades.

En el caso de las mujeres existen riesgos propios del sexo, como es específicamente
la menopausia, con la consecuente aparición de la osteoporosis y los trastornos de
la columna vertebral por la falta de ejercicios y malos hábitos posturales, también
son frecuentes los daños cervicales ya que llevan a la disminución del riego
sanguíneo por compresión de la arteria vértebro-basilar. Los malos hábitos
alimenticios y la obesidad son otros factores importantes en la aparición del vértigo
asociado a otras enfermedades como la diabetes, hipertensión, hipertiroidismo y
diarreas crónicas.
El sistema vestibular traduce la aceleración que llega a la cabeza y envía la señal al
cerebro para su interpretación. Esta información se usa por el sistema nervioso
central (SNC) para la estabilización de la mirada hacia la retina y el control de la
postura. La transducción se realiza para el movimiento giratorio por los canales
semicirculares y para el movimiento lineal por los órganos otolíticos. Una cantidad
de descargas espontáneas presentes en las fibras nerviosas ascienden por la
excitación de estos órganos sensoriales en forma de rotación o desplazamiento en
esa dirección en forma inhibitoria; o en dirección opuesta. Cualquier diferencia
entre las descargas del aparato vestibular simétrica y bilateral es percibida como
movimiento.

Los síntomas causados por movimientos dinámicos de la cabeza, toman más tiempo
para compensarse al igual que el aparato oculomotor y el somato sensorial que
garantizan el mantenimiento de la postura y el equilibrio. En la mayoría de los casos
por compensación del SNC, se produce la adaptación a la pérdida unilateral y el
enfermo muestra una función aparentemente normal, que permite una calidad de
vida adecuada. (I, ÁlvarezII, & Álvarez, 2014)

Fisiopatología del vértigo

Para el equilibrio disponemos de tres fuentes de información, de tal forma que


mientras se conserven dos de los tres sistemas aferentes seremos capaces de
mantener correctamente el equilibrio; así pues, una persona que tenga anulada la
función laberíntica podrá caminar de una forma normal y equilibrada debido a la
información visual y propioceptiva, pero si está en la oscuridad deberá ayudarse con
nuevas informaciones de sensibilidad estereoceptiva, como apoyarse en paredes o
muebles para poder continuar caminando.

El vértigo es una manifestación cortical que sólo puede ser producida por una
alteración laberíntica o bien de la vía vestibular, mientras que las alteraciones
visuales y de la sensibilidad propioceptiva producen trastornos objetivos del
equilibrio, pero no sensaciones vertiginosas propiamente dichas. Solamente las
alteraciones laberínticas que producen cambios en las aferencias vestibulares dan
sensaciones vertiginosas. Contrariamente a lo que ocurre con la audición, en la que
una lesión coclear (laberinto anterior) definitiva produce una hipoacusia
irreversible, en el laberinto posterior, si es estable, se compensa por los centros
vestibulares al cabo de un tiempo y el paciente deja de tener conciencia de que haya
un desequilibrio y cede la sensación vertiginosa. Este mecanismo de compensación
requiere que los centros del tronco cerebral estén bien conservados y se va
estableciendo de un modo progresivo, tanto por inhibición del laberinto sano como
por un nuevo funcionamiento de los centros vestibulares que aprenden a mantener
el equilibrio con la información de un solo laberinto; por ello, los ejercicios de
rehabilitación en los pacientes que sufren la anulación de un laberinto van
encaminados a la estimulación de estos mecanismos de compensación.
La pérdida de la aferencia vestibular puede ocurrir bien de forma aguda bien
crónica. Una lesión vestibular aguda produce vértigo y síntomas vegetativos debido
a que se produce una interrupción brusca en el lado dañado y una mayor respuesta
en el lado sano. Durante las horas o los días siguientes, el tono del lado sano se va
reduciendo por los mecanismos de compensación centrales, y así se reducen los
síntomas agudos, por lo que el sistema vestibular está funcionando a un nivel más
bajo y es menos sensible a los estímulos. En esta etapa, los síntomas son menos
marcados y el paciente refiere vértigo moderado en los cambios de posición,
desorientación espacial, desequilibrio o inestabilidad. Para la mayoría de los
pacientes la recuperación suele ser completa, y los síntomas llegan a desaparecer.
La desorientación espacial es el primer indicador de una mala compensación
vestibular y conlleva una descoordinación cabeza/ojo y una disfunción postural.

Historia clínica

Ilustración 1 Diferencias clínicas entre vértigo central y periférico

La historia clínica es fundamental en la orientación diagnóstica del paciente con


vértigo, si éste es central o periférico. El término vértigo proviene del latín vertere y
significa alucinación del movimiento en cualquier sentido, bien rotatorio,
desplazamiento lateral, etc. En general, el vértigo suele ser de carácter rotatorio, ya
que el origen de la lesión suele estar, con mayor frecuencia, en los canales
semicirculares, y se acompaña de cortejo vegetativo. No tiene nada que ver con el
término “vértigo” que designa una fobia a las alturas. Otras veces el mareo es más
impreciso y suele expresar desorientación espacial y corresponde generalmente a
una lesión central o bien a una lesión periférica, mientras que el vértigo rotatorio
suele ser debido a una lesión periférica aguda. Otro término utilizado por los
pacientes es el de inestabilidad que se refiere a la tendencia del paciente a caerse
hacia un lado al caminar o a cierta forma de ataxia, y generalmente corresponde a
una lesión de tipo central.

A continuación, podemos observar un resumen de las características clínicas que


pueden diferenciar lesiones centrales de las periféricas.
Anamnesis

o Circunstancia de aparición.
o Contexto dentro de la actividad del niño.
o Permanente o paroxístico.
o Nivel de conciencia durante y después.
o Actividad motora.
o Relajación de esfínteres.
o Síntomas asociados.
o Antecedentes de traumatismos o ingesta de medicamentos.
o Relaciones del niño y su situación familiar y escolar.
En la exploración física es necesario tener en cuenta que los resultados normales
deben ser considerados de acuerdo a:

o La edad del niño


o Estado de maduración de los reflejos vestíbulo – ocular y vestíbulo – espinal
o Al control postural

Se hace el examen ORL, examen otoneurológico (HINTS), y uso de métodos


complementarios.

o Vértigo de la infancia

El espectro diagnóstico es diferente al de los adultos, por lo que se divide en:


patología vestibular central, patología vestibular periférica y mareo no vestibular.

A. Vértigos periféricos

Los más frecuentes son los tres siguientes:

Vértigo posicional paroxístico:

Es el más común de los vértigos, produciéndose sobre todo en ancianos. Suele


deberse al propio envejecimiento, a infecciones del oído interno, a traumatismos,
alteraciones del riego sanguíneo local del oído interno y, a veces, no tiene causa
aparente. Se trata de episodios agudos de vértigo de corta duración,
desencadenados por los movimientos de la cabeza, con sensación imprecisa de
mareo permanente e inestabilidad para la marcha y para los giros. No suele llevar
alteraciones auditivas.

La evolución es variable. Pueden producirse remisiones espontáneas, aunque a


veces es permanente. Cuando el paciente se acuesta sobre el oído afecto ("maniobra
de Hallpike") aparece un nistagmo vertical rotatorio, que es muy característico en
este vértigo (Pino, 2018 ).
En el diagnóstico debe incluirse un estudio audiológico, electronistagmografía, con
pruebas calóricas, resonancia magnética craneal con contraste, para descartar otras
causas.

El tratamiento más efectivo es el fisioterápico, consistente en repetir las maniobras


que le desencadenan el vértigo y el nistagmo, consiguiendo con ello una
desensibilización. Los fármacos antivertiginosos tienen escaso valor por la brevedad
de los ataques agudos. Si el vértigo persiste puede intentarse un alivio seccionando
el nervio del oído afecto encargado del equilibrio a través de una timpanoplastia.

Neuronitis vestibular

Es una infección viral producida por virus del grupo Herpes. También puede
aparecer en el curso de enfermedades virales tales como el sarampión o la
parotiditis. Es más frecuentes en adolescentes y adultos jóvenes.

Aparece un vértigo que progresa hasta hacerse muy intenso e incapacitante para el
paciente, junto con náuseas, vómitos, desequilibrio y nistagmo. Suele mejorar al
cabo de unas semanas (2 a 4 semanas). El tratamiento es sintomático (es decir, del
vértigo y no de la causa que lo origina) en la fase aguda.

Existe una variante de la enfermedad denominada "Síndrome de Ramsay-Hunt", con


vértigos, sordera, parálisis facial, dolor de oído y erupción de vesículas en el
conducto auditivo externo. En este caso, al tratamiento sintomático debe asociarse
tratamiento con fármacos antivirales, es decir, aquellos que actúan contra el virus
responsable de la infección.

El diagnóstico incluye el mismo estudio que el apartado anterior.

Enfermedad de Menière

Es una enfermedad caracterizada por vértigo intenso recidivante, sordera sensorial,


zumbidos de oídos, asociado a una dilatación generalizada del laberinto
membranoso, una parte del oído interno que interviene en el equilibrio, debida a
una excesiva acumulación del líquido que normalmente contiene. La causa de tal
acumulación es desconocida. Los ataques de vértigo duran desde algunas horas
hasta 24, remitiendo de forma gradual. Suele afectarse un oído, pero hasta en un 10-
15% de los casos están afectados los dos.

El tratamiento por un lado debe ser sintomático, con antivertiginosos, a los que se
añaden fármacos encargados de eliminar líquidos (diuréticos) y restricción de sal.
En pacientes con elevada recurrencia de los ataques se puede realizar intervención
quirúrgica en forma de sección del nervio ("neurectomía") vestibular o mediante la
extirpación del laberinto.

B. Vértigos centrales
Se diferencian de los periféricos por tener un comienzo y un curso insidioso, con una
duración más prolongada. Los más frecuentes son (Paradinas, 2017 ):

Causa vascular.

La falta de riego sanguíneo en las zonas del cerebro científicamente conocidas como
el troncoencéfalo y el cerebelo, irrigados por las arterias vertebrales y la arteria
basilar ("isquemia o infarto vertebrobasilar") se produce por alteración de las
arterias citadas. La sintomatología consiste en un vértigo acompañado de otros
síntomas que demuestran un déficit del sistema nervioso central, bien sea por
afectación de nervios craneales, déficits motores o sensitivos, o disfunciones del
cerebelo. Si existe alguno de los síntomas descritos, se debe acudir al hospital para
ser valorado por un neurólogo. Sin embargo, un vértigo sin otra alteración clínica
que implique directamente al sistema nervioso central no debe ser considerado
infarto vertebrobasilar.

El tratamiento incluirá fármacos que tienden a evitar la obstrucción de los vasos


sanguíneos (antiagregantes), siempre que no exista otra causa con tratamiento
específico. Para el diagnóstico es necesario realizar una resonancia magnética
craneal y un estudio de las arterias que riegan el cerebelo y el troncoencéfalo.

Esclerosis múltiple.

Enfermedad autoinmune, que afecta sobre todo a adultos jóvenes y que puede llevar
asociados vértigos típicos de origen central. El tratamiento del vértigo será
sintomático y el propio de la enfermedad subyacente.

Existen otras causas menos comunes, como los tumores troncoencefálicos o del
cerebelo y las hemorragias cerebelosas causadas por hipertensión, malformaciones
vasculares o la toma de anticoagulantes orales.

TRATAMIENTO

El tratamiento sintomático es similar tanto para el vértigo periférico como para el


que tiene su origen central. En todo caso, la administración de medicamentos debe
ser prescrita y supervisada por el médico especialista.

a) En primer lugar, reposo en cama mientras dure el ataque


b) Antivertiginosos, sólo cuando los síntomas sean intensos, ya que retrasan la
compensación fisiológica del vértigo y generan efectos secundarios. Existe
una gran variedad de estos fármacos, cuya utilización depende de las
características del vértigo y de la enfermedad que lo origina u otras que
pueda presentar el paciente. Así, algunos están especialmente indicados para
pacientes que tengan enfermedad de Parkinson. En cambio, otros están
precisamente contraindicados en esta enfermedad, consistiendo su acción en
disminuir la excitabilidad del laberinto. Otros son utilizados para los vómitos,
siendo administrados en la fase aguda por vía intramuscular o intravenosa.
c) Ansiolíticos como tratamiento coadyuvante.
d) Ejercicios de rehabilitación, como, por ejemplo, mover los ojos y la cabeza en
las cuatro direcciones, giros de cabeza, En el caso del vértigo posicional
benigno, es recurrente y se aconseja recomendar que se eviten las posturas
del cuello y de la cabeza que pueden desencadenar el vértigo

La mayoría de los vértigos periféricos son autolimitados (suelen desaparecer con el


tiempo), por lo que el tratamiento sólo ayuda a paliar los síntomas. Si se trata de
vértigo central, en personas ancianas el tratamiento consiste en la observación (el
cuadro puede progresar), tratamiento sintomático, que radica fundamentalmente
en el reposo en la cama, el alivio de los vómitos y es conveniente administrar
medicación antiagregante si no existe contraindicación para ello.

En las otras causas de vértigo central, tales como enfermedades desmielinizantes,


tumores, etc., el tratamiento serán etiológico, es decir, de la causa subyacente,
teniendo exclusivamente como apoyo el tratamiento sintomático.

CONCLUSIONES

El vértigo es uno de los síntomas más frustrantes para el médico y el paciente, ya


que la sensación subjetiva que produce no se puede cuantificar. Los pacientes a
menudo experimentan gran ansiedad por disminución de sus capacidades al
distorsionarse su equilibrio.

Una buena historia clínica nos aporta las claves para diferenciar un vértigo
periférico de uno de origen central, la exploración física corrobora, por regla
general, los hallazgos de la anamnesis.

Los vértigos de origen central deben ser remitidos al neurólogo para que complete
el estudio.

Todo vértigo periférico que con tratamiento adecuado dure más de 6 semanas,
deberá ser estudiado por el neurólogo.

El tratamiento de vértigo pasa por una primera fase en la que el objetivo es tratar la
sensación vertiginosa, con estabilizadores laberínticos y antieméticos, para pasar a
una segunda en la que lo que predomina es la sensación de inestabilidad. En esta
fase es bueno combinar el tratamiento farmacológico con vasodilatadores, con los
ejercicios de rehabilitación vestibular.

Hay ciertos vértigos que además tienen un tratamiento algo más específico, como es
el caso de dieta sin sal, diuréticos, o corticoides en la enf. de Ménière, la maniobra de
Epley en el vértigo posicional paroxístico benigno o la cirugía cuando el origen es
tumoral.

BIBLIOGRAFÍA

E. Martínez-Vila, M. R. (2018 ). Síndrome Vertiliginoso . Departamento de Neurología


y Neurocirugía. Clínica Universitaria. Facultad de Medicina. Universidad de
Navarra, 4 .

I, M. M., ÁlvarezII, D. J., & Álvarez, M. A. (2014). Peripheral vertiginous syndrome:


individualized program of physical exercises for its rehabilitation. Revista
Archivo Médico de Camaguey.

Paradinas, T. R. (Octubre de 2017 ). Servicio de Otorrinolaringología. Hospital


Universitario Príncipe de Asturias. Obtenido de SÍNDROME VERTILIGINOSO:
https://s3.amazonaws.com/academia.edu.documents/58691387/sindrom
e_vertiginoso.pdf?response-content-
disposition=inline%3B%20filename%3DSindrome_vertiginoso.pdf&X-Amz-
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Pino, D. M. (Febrero de 2018 ). Clínica Universitaria Privada Reina Fabiola . Obtenido


de SÍNDROME VERTILIGINOSO :
https://www.sap.org.ar/docs/Congresos2017/CONARPE/Viernes%2029-
9/dra_Gonzalez_del_Pino_sindrome.pdf

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