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Misterio de Cristo 2
Índice
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Juárez OP
Misterio de Dios 1
El término “Cristo”, del hebreo mâshîah = mesías (en griego christos) significa
“ungido”. Este nombre recapitula (recupera y sintetiza) la confesión de la fe “cristiana”.
Todos los títulos de Jesús de Nazaret se resumen en esta palabra, que ha recubierto
semánticamente (en cuanto a su significación) todos los otros títulos que indican la
identidad de Jesús (Señor, Hijo de Dios, etc.) y que se ha impuesto en la denomina-
ción de aquél que llamamos “Jesucristo” (o “Cristo Jesús”). Esto es tan verdadero que,
en Antioquía, los “discípulos de la vía” de Cristo han sido llamados “cristianos” (Hch
11, 26). Más tarde, Ignacio de Antioquía inventará el neologismo “cristianismo” (Carta
a los Magnesios, 10, 3).
al estudio de este tratado central de la teología. Algunos de los planteos que presen-
tamos sólo serán comprendidos plenamente al final del tratado.
Los padres de la Iglesia han sido conscientes de las diferencias lógicas que existían
pues entre los evangelios, pero han aceptado la historicidad factual de los hechos re-
portados por los textos del N.T.
Es en los siglos XVII-XVIII que la historia se hace una disciplina científica. Esto
provoca un conflicto entre el Jesús reconocido por la Iglesia y la mirada puesta sobre
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Misterio de Cristo 2
Este conflicto habría sido iniciado por H.S. Reimarus († 1786), filósofo y teólogo de
las Luces. Su meta era fundar la fe sobre la sola razón. Su visión de Jesús era la si-
guiente: en la cruz, Jesús se dio cuenta de su error. Pero los discípulos rechazando el
fracaso han hecho desaparecer su cuerpo y han fundado una comunidad. De este
conflicto van a emerger numerosas cuestiones:
¿Qué es la historia?
Esta investigación fracasa. Albert Schweizer lo explica por dos razones esenciales:
La figura que la historia restituye de Jesús es la copia conforme a los ideales huma-
nos de los autores históricos y de su época. Así Jesús es sucesivamente presentado
como un maestro de las Luces, como un defensor del Romanticismo, etc… De hecho,
el criterio de autenticidad no era otro que la subjetividad de los autores con un a priori
de reducción de la fe.
Es en la fe que los autores del N.T. dan testimonio de una historia. Ahora bien, los
historiadores no pueden pronunciarse sobre este aspecto sobrenatural que contienen
los textos bíblicos.
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Misterio de Cristo 3
I.3. Bultmann
Muerto en 1976, este exégeta y teólogo luterano quería “desmitologizar” el N.T.
y, por tanto, la persona de Cristo. Él deseaba captar el mensaje del N.T. pero liberán-
dolo de las representaciones en las que es formulado. De hecho, él quería decodificar
el N.T.
Para Bultmann la historia permite afirmar de Jesús que existe, que ha sido bautiza-
do por Juan Bautista y que ha muerto en la cruz. Nada más. El resto del N.T. está para
él invadido de mitos como por ejemplo las subidas hacia el Padre y los descensos a
los infiernos.
Así, según Bultmann, uno no puede ni debe recurrir a la historia: “No se debe, pues,
ir hacia atrás del kerigma utilizándolo como una fuente para reconstruir un Jesús histó-
rico. Este no es el Jesús de la historia sino el Jesucristo que es predicado”.
Misterio de Cristo 4
“Dios lo ha resucitado a ese Jesús, todos nosotros somos testigos de esto” (Hechos.
2, 32). “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, lo que nuestras manos han tocado del Verbo
de Vida…” (1 Jn. 1).
Misterio de Cristo 5
Para la génesis de la fe, uno parte de lo que Jesús ha dicho y hecho durante su
existencia terrena. La reflexión va de la humanidad a la resurrección en la que se des-
cubre la divinidad de Jesús. Es una Cristología ascendente que consiste en un movi-
miento de descubrimiento de la identidad de Jesús. Este movimiento adopta el camino
cumplido por la primera generación apostólica.
Para la luz de la Pascua, uno parte del Señorío de Jesús y retorna al comienzo
bajo el impulso del Espíritu Santo. Es una profundización que, a partir de afirmaciones
escatológicas, reenvía a los orígenes terrestres y divinos (preexistencia como Verbo
de Dios) de Jesús. Es una relectura que parte de arriba para desvelar el sentido de lo Esta cristología de-
que Jesús ha hecho. Es una Cristología descendente que consiste en un movimiento be ser practicada con
de realización, de cumplimiento del misterio. precisión y en com-
plementariedad con la
otra. Si no es así, ella
II.2. Acercamientos complementarios corre el riesgo de dejar
de acordar suficiente
atención a la humani-
A partir de esto, llamamos: dad de Jesús.
- “Cristología desde arriba”, a una reflexión sobre el Cristo que parte de la re- Hoy es la más co-
rriente. Sin embargo,
lación de Jesús con su Padre. El punto central de esta cristología es la En- ella presenta también
carnación. Es el estilo de textos como el símbolo Nicenoconstantinopolitano, dificultades. En efecto,
nuestros evangelios
de Jn. 1,1-14; Ga 4,4; o todavía Rm 8,3. Los actos de Jesús son los del han sido escritos des-
pués de la resurrección
Verbo de Dios hecho carne. y, por tanto, a la luz de
la Pascua. En conse-
cuencia, es necesario
- “Cristología desde abajo”, a una reflexión que parte del hombre histórico practicar una selección
en colaboración con la
que fue Jesús y que sigue el movimiento por el que los discípulos han lle- historia. Además, esta
Cristología no debe
gado a confesar la divinidad de Jesús. olvidar hacer intervenir
la fe a riesgo de termi-
nar en una vida de
Esta Cristología desde abajo sitúa en primer plano la vida de Jesús, su enseñanza Jesús, una “Jesuslo-
gía”.
y sus actos y luego su divinidad y su encarnación. Ella tiene un gran valor pedagógico
porque ella nos hace entrar en el camino realizado por la primera generación apostóli-
ca.
Es necesario, por tanto, adoptar las dos Cristologías que deben esclarecerse la una
a la otra. Ver a este respecto Ef. 4, 9.
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Misterio de Cristo 6
Uno no puede quedarse fijado sobre lo que Cristo ha hecho y reducir su persona a
los efectos que uno espera de eso. Cristo es absolutamente primero. ¡Tal como uno
es, así obra!
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Misterio de Cristo 8
Bibliografía
El complemento insustituible de estas lecciones de Cristología es la sección cristo-
lógica del Catecismo de la Iglesia Católica. Recomendamos, además, la lectura de las
siguientes obras:
Misterio de Cristo 9
Misterio de Cristo 10
Equipo editorial
Corrección de estilo: Mg. María Clara Lucifora y Lic. María Verónica Riedel
escueladehumanidades@ufasta.edu.ar
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