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Misterio de Cristo

Fr. Dr. Guillermo Andrés Juárez OP

Introducción. Una cristología para los simples

Versión 1 / mayo 2013


Juárez OP

Misterio de Cristo 2

Índice

I. El Jesús de la historia y el Cristo de la fe ................................................................................................ 1


I.1. Origen el tema .................................................................................................................................. 1
I.2. La investigación liberal...................................................................................................................... 2
I.3. Bultmann........................................................................................................................................... 3
I.4. Después de Bultmann....................................................................................................................... 3
I.5. Tercera búsqueda de Jesús histórico ............................................................................................... 4
I.6. Balance ............................................................................................................................................. 4
II. Cristologías de abajo y cristologías de arriba......................................................................................... 5
II.1. El movimiento de la cristología del N.T............................................................................................ 5
II.2. Acercamientos complementarios..................................................................................................... 5
III. Cristología ontológica y cristología funcional ........................................................................................ 6
III.1. Definición de los términos............................................................................................................... 6
III.2. La articulación del ser y del obrar salvífico ..................................................................................... 6
IV. Cuestiones debatidas............................................................................................................................ 6
IV.1. El dogma cristológico de Calcedonia ............................................................................................. 6
IV.2. ¿Sabía Jesús que era dios?........................................................................................................... 7
IV.3. ¿Cómo ha vivido Jesús su muerte? ............................................................................................... 7
Bibliografía.................................................................................................................................................. 8

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Misterio de Dios 1

La Cristología es el conocimiento o ciencia de Cristo propio de la teología o “sagra-


da doctrina”.

El término “Cristo”, del hebreo mâshîah = mesías (en griego christos) significa
“ungido”. Este nombre recapitula (recupera y sintetiza) la confesión de la fe “cristiana”.
Todos los títulos de Jesús de Nazaret se resumen en esta palabra, que ha recubierto
semánticamente (en cuanto a su significación) todos los otros títulos que indican la
identidad de Jesús (Señor, Hijo de Dios, etc.) y que se ha impuesto en la denomina-
ción de aquél que llamamos “Jesucristo” (o “Cristo Jesús”). Esto es tan verdadero que,
en Antioquía, los “discípulos de la vía” de Cristo han sido llamados “cristianos” (Hch
11, 26). Más tarde, Ignacio de Antioquía inventará el neologismo “cristianismo” (Carta
a los Magnesios, 10, 3).

El estudio de la Cristología se concentra, ante todo, sobre la identidad divino-


humana de Cristo. En un sentido amplio, la Cristología comprende también el estudio
de la obra salvífica de Cristo (estrictamente hablando es la Soteriología). Nosotros
estudiaremos ambos aspectos, la identidad de Cristo y su obra de salvación, insistien-
do sobre el primero. Lo haremos considerando, ante todo, el dossier bíblico, luego la No se trata, por
tanto, de memorizar
historia del dogma y finalmente la síntesis especulativa o “razón teológica”. los contenidos sino de
comenzar a pensarlos,
sabiendo que iremos
La presente introducción tiene por objeto poner al lector al corriente de los temas profundizándolos a lo
largo de las diversas
más debatidos en la cristología contemporánea. Con ella buscamos, ante todo, motivar lecciones.

al estudio de este tratado central de la teología. Algunos de los planteos que presen-
tamos sólo serán comprendidos plenamente al final del tratado.

I. El Jesús de la historia y el Cristo de la fe


I.1. Origen el tema
Esta cuestión ha nacido de la investigación histórica que mira a autentificar los tex-
tos del N.T. Ahora bien, los evangelios son expresión de fe pero comprenden el trabajo
propio del evangelista que se enraíza en una comunidad y en una cultura.

Los padres de la Iglesia han sido conscientes de las diferencias lógicas que existían
pues entre los evangelios, pero han aceptado la historicidad factual de los hechos re-
portados por los textos del N.T.

Es en los siglos XVII-XVIII que la historia se hace una disciplina científica. Esto
provoca un conflicto entre el Jesús reconocido por la Iglesia y la mirada puesta sobre
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el Jesús de la historia. El dogma se opone a los resultados aportados por la historia


científica.

Este conflicto habría sido iniciado por H.S. Reimarus († 1786), filósofo y teólogo de
las Luces. Su meta era fundar la fe sobre la sola razón. Su visión de Jesús era la si-
guiente: en la cruz, Jesús se dio cuenta de su error. Pero los discípulos rechazando el
fracaso han hecho desaparecer su cuerpo y han fundado una comunidad. De este
conflicto van a emerger numerosas cuestiones:

¿Cuáles son los criterios de historicidad del N.T.?

¿En qué medida los documentos de nuestra fe están fundados históricamente?

¿Cuáles deben ser las relaciones entre historia y fe?

¿Qué es la historia?

Esta investigación histórica ha conocido muchas tendencias.

I.2. La investigación liberal


Data del siglo XVIII y se extiende hasta el inicio del siglo XX. Ella toma sus dis-
tancias con la fe eclesial. Está al origen de las vidas de Jesús tal como han podido
escribirlas Strauss o Renan. Busca el residuo histórico que resiste a la crítica. El crite-
rio de autenticidad histórica es suministrado por la razón.

Lo que es juzgado no razonable, como los milagros, es declarado no histórico o


explicado en los límites de la sola razón.

De esto resulta que Jesús es presentado como un maestro de sabiduría, un promo-


tor del ideal humano, pero nada más.

Esta investigación fracasa. Albert Schweizer lo explica por dos razones esenciales:

La figura que la historia restituye de Jesús es la copia conforme a los ideales huma-
nos de los autores históricos y de su época. Así Jesús es sucesivamente presentado
como un maestro de las Luces, como un defensor del Romanticismo, etc… De hecho,
el criterio de autenticidad no era otro que la subjetividad de los autores con un a priori
de reducción de la fe.

Es en la fe que los autores del N.T. dan testimonio de una historia. Ahora bien, los
historiadores no pueden pronunciarse sobre este aspecto sobrenatural que contienen
los textos bíblicos.
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I.3. Bultmann
Muerto en 1976, este exégeta y teólogo luterano quería “desmitologizar” el N.T.
y, por tanto, la persona de Cristo. Él deseaba captar el mensaje del N.T. pero liberán-
dolo de las representaciones en las que es formulado. De hecho, él quería decodificar
el N.T.

Para Bultmann la historia permite afirmar de Jesús que existe, que ha sido bautiza-
do por Juan Bautista y que ha muerto en la cruz. Nada más. El resto del N.T. está para
él invadido de mitos como por ejemplo las subidas hacia el Padre y los descensos a
los infiernos.

Bultmann antepone dos tesis:

 El historiador es incapaz de ir más allá del kerigma primitivo (la predicación


de los apóstoles).

 La fe no tiene necesidad de apoyos en la historia

Así, según Bultmann, uno no puede ni debe recurrir a la historia: “No se debe, pues,
ir hacia atrás del kerigma utilizándolo como una fuente para reconstruir un Jesús histó-
rico. Este no es el Jesús de la historia sino el Jesucristo que es predicado”.

La resurrección es para él un acontecimiento de la vida cristiana, la resurrección de


Jesús en su cuerpo no es importante para Bultmann. Así, la fe cristiana no está funda-
da sobre la historia.

Esto plantea tres problemas:

 - El acto de fe en Cristo es de tal modo Todo que se asfixia el contenido de


fe.

 - Bultmann separa la decisión de la fe y la realidad histórica

 - La humanidad corporal de Jesús ya no juega ningún rol para nuestra salva-


ción.

I.4. Después de Bultmann


Käsemann va a reaccionar ante las teorías de Bultmann. Él afirma que la confesión
de fe nos invita a interesarnos en la vida de Jesús.
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Käsemann avanza tres tesis:

 La Pascua ocupa un lugar central. Es a partir del acontecimiento pascual


que los evangelistas han comprendido y transmitido el mensaje de Je-
sús. La resurrección es el vínculo entre Jesús terrestre y Jesús de la fe e
inversamente.

 Para los primeros cristianos como para nosotros, el Cristo de antes de


la Pascua y el Cristo de después de la Pascua es una sola persona y la
misma. Su unidad es indisoluble. Lo que Jesús ha hecho en la historia es
constitutivo de la fe porque Cristo-fe y Jesús-historia son una sola persona.

 Es necesario hablar de Jesús terrestre y de Jesús elevado o glorificado


porque es el mismo Jesús, pero en dos condiciones diferentes: el abaja-
miento y la glorificación.

Es a partir de esta problemática que se ha desarrollado la investigación de las


“ipsissima verba”, a saber, de las palabras y los gestos auténticos de Jesús.

I.5. Tercera búsqueda de Jesús histórico


Mientras que la primera búsqueda data del siglo XIX y la segunda de los años En paralelo, uno
encuentra el “Jesús
50, esta tercera búsqueda ha aparecido al inicio de los años 80. Este movimiento es Seminar” que ha vota-
limitado a ciertos exégetas americanos que consideran a Jesús como una suerte de do para decidir el gra-
filósofo popular itinerante sin rol salvífico particular. Jesús se vuelve en un maestro de do de historicidad de
los textos del N.T. El
sabiduría. Esta corriente utiliza mucho los escritos apócrifos. resultado es un N.T.
multicolor, cada color
designando un grado
I.6. Balance de historicidad.

La fe en Jesucristo es una fe histórica que se refiere a palabras, gestos y acciones.

El N.T. es el testimonio de un acontecimiento en el que se reagrupan historia y fe.

“Dios lo ha resucitado a ese Jesús, todos nosotros somos testigos de esto” (Hechos.
2, 32). “Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que hemos contemplado, lo que nuestras manos han tocado del Verbo
de Vida…” (1 Jn. 1).

Los relatos evangélicos están impregnados de la experiencia de su redactor y son


pues diferentes según el medio en el que el autor ha vivido y meditado su vida con
Jesús.

La divinidad de Jesús, su unidad divino-humana, nuestra salvación son cosas que


la ciencia histórica no puede en ningún caso percibir. Ellas son objetos de fe.
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II. Cristologías de abajo y cristologías de arriba


II.1. El movimiento de la cristología del N.T.
El N.T. está animado por un doble movimiento: la génesis de la fe y la luz de la
Pascua.

Para la génesis de la fe, uno parte de lo que Jesús ha dicho y hecho durante su
existencia terrena. La reflexión va de la humanidad a la resurrección en la que se des-
cubre la divinidad de Jesús. Es una Cristología ascendente que consiste en un movi-
miento de descubrimiento de la identidad de Jesús. Este movimiento adopta el camino
cumplido por la primera generación apostólica.

Para la luz de la Pascua, uno parte del Señorío de Jesús y retorna al comienzo
bajo el impulso del Espíritu Santo. Es una profundización que, a partir de afirmaciones
escatológicas, reenvía a los orígenes terrestres y divinos (preexistencia como Verbo
de Dios) de Jesús. Es una relectura que parte de arriba para desvelar el sentido de lo Esta cristología de-
que Jesús ha hecho. Es una Cristología descendente que consiste en un movimiento be ser practicada con
de realización, de cumplimiento del misterio. precisión y en com-
plementariedad con la
otra. Si no es así, ella
II.2. Acercamientos complementarios corre el riesgo de dejar
de acordar suficiente
atención a la humani-
A partir de esto, llamamos: dad de Jesús.

 - “Cristología desde arriba”, a una reflexión sobre el Cristo que parte de la re- Hoy es la más co-
rriente. Sin embargo,
lación de Jesús con su Padre. El punto central de esta cristología es la En- ella presenta también
carnación. Es el estilo de textos como el símbolo Nicenoconstantinopolitano, dificultades. En efecto,
nuestros evangelios
de Jn. 1,1-14; Ga 4,4; o todavía Rm 8,3. Los actos de Jesús son los del han sido escritos des-
pués de la resurrección
Verbo de Dios hecho carne. y, por tanto, a la luz de
la Pascua. En conse-
cuencia, es necesario
- “Cristología desde abajo”, a una reflexión que parte del hombre histórico practicar una selección
en colaboración con la
que fue Jesús y que sigue el movimiento por el que los discípulos han lle- historia. Además, esta
Cristología no debe
gado a confesar la divinidad de Jesús. olvidar hacer intervenir
la fe a riesgo de termi-
nar en una vida de
Esta Cristología desde abajo sitúa en primer plano la vida de Jesús, su enseñanza Jesús, una “Jesuslo-
gía”.
y sus actos y luego su divinidad y su encarnación. Ella tiene un gran valor pedagógico
porque ella nos hace entrar en el camino realizado por la primera generación apostóli-
ca.

Es necesario, por tanto, adoptar las dos Cristologías que deben esclarecerse la una
a la otra. Ver a este respecto Ef. 4, 9.
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III. Cristología ontológica y cristología funcional


III.1. Definición de los términos
La Cristología ontológica es una reflexión dirigida al ser de Cristo. Ella busca sa-
ber lo que constituye la personalidad de Cristo. Ella se elabora en particular a partir de
las definiciones dogmáticas del fin de la antigüedad.

La Cristología funcional concentra su atención sobre la obra realizada por Jesús


y sobre lo que nosotros continuamos recibiendo de él. Uno encuentra allí la teología de
la liberación y ciertas teologías feministas que se interrogan respectivamente sobre la
función de Cristo en las transformaciones sociales y en la evolución de la condición de
la mujer.

III.2. La articulación del ser y del obrar salvífico


Estas dos tendencias no son opuestas más que superficialmente y esto por tres ra-
zones.

El ser de Jesús no puede ser separado de su obrar, de su misión de salvación. Es


en el obrar que se manifiesta el ser.

Las confesiones de fe ontológicas tienen siempre una perspectiva de salvación.

Uno no puede quedarse fijado sobre lo que Cristo ha hecho y reducir su persona a
los efectos que uno espera de eso. Cristo es absolutamente primero. ¡Tal como uno
es, así obra!

IV. Cuestiones debatidas


IV.1. El dogma cristológico de Calcedonia
Se han formulado contra este dogma cuatro principales críticas:

 Su fórmula es helenista. Se habla allí de naturaleza, de consubstancialidad.

 Es intelectualista y llena de expresiones abstractas como “Jesús persona di-


vina”.

 El acercamiento “desde arriba” que es el suyo no está suficientemente atento


a la historia de Jesús.

 Constituye una cristología culturalmente marcada y limitada por el mundo


greco-romano.
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El sitio que se da a Calcedonia tiene una gran importancia sobre la Cristología.


Si uno rechaza la naturaleza humano-divina de Jesús, su muerte termina en la des-
trucción de la Trinidad. En efecto, Calcedonia es una adquisición inalterable. Es un
gran criterio para evaluar las expresiones de fe.

IV.2. ¿Sabía Jesús que era dios?


Esta cuestión ocupa los espíritus desde la época entre las dos guerras. Si Jesús no
sabía que él era Dios, ¿qué sentido habría dado él a su obra de salvación? Este pro-
blema concierne a la unidad de la persona de Cristo y el de su psicología.

IV.3. ¿Cómo ha vivido Jesús su muerte?


Una vez más se plantea aquí la cuestión de la personalidad de Jesús. Si Jesús no
es el Hijo Eterno, ¿qué sentido tienen su muerte, la institución de la eucaristía y los
sacramentos?

Hay que distinguir fe y teología. La fe es un don recibido por la predicación de la


Iglesia. Ella no es procurada por ejercicios de la razón humana. La teología es
hecha a la luz de la fe pero con nuestra razón. Pero el trabajo de la razón huma-
na no puede ni probar la fe ni negarla. La fe trasciende la razón. Jamás teología y
fe pueden entrar en competición porque ellas están en dos niveles diferentes. La
teología tiene por meta manifestar la inteligibilidad de la fe que permanece un
don inalterable.

 
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Bibliografía
El complemento insustituible de estas lecciones de Cristología es la sección cristo-
lógica del Catecismo de la Iglesia Católica. Recomendamos, además, la lectura de las
siguientes obras:

BALTHASAR, H.U. von, El Misterio Pascual, en: Mysterium Salutis 3/2, p.


143-330.
CAVA, J. (1977) El Jesús de los Evangelios. Madrid: BAC.
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