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de sentir, percibir, actuar – la ve y siente como lo “normal”) o para los demás (bastante, y más aún por la actitud del
sujeto con el trastorno en grado severo: indiferencia, apatía o negación de lo que causa o provoca su conducta en los demás)
y no se descarta el riesgo de algún tipo de desarrollo que llegue a la psicosis. Los trastornos de los
puntos 1 y 2 de sus apuntes podrían ser los casos. Las personalidades psicopáticas (5) de modo
incipiente, o sea en sus inicios y primeros repuntes podrían encontrarse en cualquiera de los TP pero
quizás sea más probable en esquizotípicos, esquizoides, paranoides. Pero no se excluye en otros como:
histriónicos, narcisistas, antisocial y límite. Los del punto 4 con cualquiera: las parafilias son un
agregado a otras características, perfiles o trastornos de la personalidad. Las particularidades
psicológicas de la subjetividad humana son más amplias que las clasificaciones que logramos: no existe
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un tipo, categoría, perfil o etiqueta que sea pura. En el sujeto concreto se dan más conexiones que las
que podamos ilustrar
1.
Cognición (es decir, maneras de percibirse e interpretarse a uno mismo, a otras personas y a
los acontecimientos).
2.
Afectividad (es decir, amplitud, intensidad, labilidad e idoneidad de la repuesta emocional).
3.
Funcionamiento interpersonal.
4.
Control de los impulsos.
E. El patrón perdurable no se explica mejor como una manifestación o consecuencia de otro trastorno
mental.
F. El patrón perdurable no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., una droga,
un medicamento) u otra afección médica (p. ej., un traumatismo craneal).
Estos criterios nos describen el caso que llamamos “severo” de los trastornos (aunque podría
incluirse una variante “moderada / severa”), se aplican para identificar y poder diagnosticar que una
persona adolece de un trastorno. Algunos términos requieren que el especialista dé las pruebas que
avalan lo que dice encontrar. Por ejemplo: el desvío notable respecto a las expectativas de la cultura
del individuo. Si se da eso en alguien, hay que constar en qué y si es realmente así. Estas atenciones
corresponden al especialista. Al docente y futuro pastor basta que se recuerde que las afirmaciones
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teóricas han de apoyarse en hechos. Si eso no se da, el riesgo es someter el problema de la persona a
la intuición, a la teoría, a la mera opinión, aunque bien formulada, no probada.
- Sus apuntes pueden servir para aportar ejemplos de lo que los criterios diagnósticos
indican. Por ejemplo: en el caso de “control de los impulsos”, en sus apuntes tienen indicación
sobre dos “impulsos”, los sexuales y agresivos.
- Los criterios E y F son importantes para atender la posibilidad de otros factores. Para
distinguir la etiología y por allí diferenciar si se trata de un “trastorno” o de las consecuencias
de otros problemas: sustancias (medicinas, drogas); afección médica (intoxicación,
traumatismo craneal, etc.).
Hipocondriasis y neurastenia
“Hipocondriasis” y “Neurastenia” se incluyen dentro de otras categorías más amplias y que
dan razón de otros problemas o situaciones más globales de un individuo. Aunque pueda parecer
obvio, hasta un poco ofensivo, hay que pedirse también una correcta percepción de la realidad, sentido
común o una sana y debida distancia de las explicaciones psicológicas, psiquiátricas y biológicas. Un
sujeto puede también mostrarse, expresarse significativamente o visiblemente cansado, enfermo y
con dolencias varias, desvitalizado y por causas que no son debidas al conflicto psíquico ( neurótico, o
trastorno). Para esto los criterios mencionados tienen su valor. Importa para el caso del docente,
responsable de un colegio: en primer lugar, las causas más simples o debidas y por las cuales alguien
pueda sentirse de una determinada manera o sin conflictos psíquicos que puedan individuarse.
Algunas podrían ser que no se alimenta bien (aunque coma normalmente), que trabaja mucho, que tiene
algún problema de salud no especificado, etc. Importa también para el sacerdote, a esa atención
tendría que sumar el evitar la psicologización inmediata y final ( “todo es por causas psíquicas y no hay otra
posibilidad y si se plantea, eso prueba que es psíquico ya que se estaría defendiendo, negando o reprimiendo” = manera
ideológica e infalible de tener razón, un círculo vicioso bastante usado), o alguna deriva espiritualista.
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Angustia, ansiedad
Angustia y ansiedad siempre están presentes en las enfermedades de la psique y se relacionan a
ellas como raíz, expresión, causa, señal, etc. Sea por la intensidad de su presencia, su ausencia, etc.
1
Para que un conjunto de varias características de personalidad o conducta constituyan o sean un “problema”
psicológico tienen que darse de manera persistente y por bastante tiempo varias de esas características (suele
indicarse un número determinado, 3, 4, 5) provocando daño al sujeto o las relaciones con los demás de manera
notoria o mejor dicho, significativa.
2
Son las versiones del DSM que seguí para este cuadro. El Diagnostic Statistical Manual of Mental Disorders fue
iniciado en 1952 por APA para que los profesionales de la salud mental tengan un lenguaje común para usar al
diagnosticar. Las ediciones han sido: DSM I (1952), DSM II (1968), DSM III (1980), DSM III-R (1987), DSM IV (1994),
DSM IV-R (2000), DSM V (2013).
3
CIE = Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD – 10), es una herramienta diagnóstica standard a cargo
de la WHO y la ONU. Versiones: CIE-6, 1949; CIE-7, 1955; CIE-8a, 1968; CIE-9, 1978; CIE – 10, 1992; CIE-11, junio
del 2018.
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Para nuestros objetivos y propósitos, esto es meramente informativo, pero no es inútil. ¿Qué
nos aporta? Por un lado, que no hay una nomenclatura fija, única y para siempre. Esto no es para
desesperarse. Por otro, que esto propio de la ciencia y del progreso en el conocimiento: el hecho de
mejorar, precisar y definir mejor lo que se encuentra en las conductas de las personas.
(A). Desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás, de tal manera que sus motivos se
interpretan como malévolos, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está presente
en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro (o más) de los hechos siguientes:
1. Sospecha, sin base suficiente, de que los demás explotan, causan daño o
decepcionan al individuo.
Nota: Si los criterios se cumplen antes del inicio de la esquizofrenia, se añadirá “previo,” es decir,
“trastorno de la personalidad paranoide(previo).”
Se sugiere que haya una relación biogenética con la esquizofrenia. Pero, para diagnosticar que
alguien tiene las características de un Trastorno de Personalidad Paranoide hay que descartar sea
Esquizofrenia, o un trastorno delirante.
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Otras características más artesanales: la mirada del paranoide es aguda, fina, precisa, detallista
y atenta a claves, indicios. El paranoide se cree el centro de la atención. Su actitud es indagatoria, la
ansiedad permanente, el aislamiento recurrente. El miedo a ser envenenado o perjudicado, la
impulsividad agresiva de ataque (para el defensa) y un sentido justiciero radical. Normalmente no hay
conciencia de tener dificultades. No cualquiera es paranoide.
(1) ayudarlo a salvar la cara (por su baja autoestima, hay que empatizar con su experiencia, no
discutir la verdad de lo que dice);
(2) evitar que sospeche más aún (por esto hay que explicarle las cosas, evitar de ser muy
amigable, eso no es su experiencia común, sería sospechoso); (3) ayudarlo a mantener el
sentido de control (hay que evitar el pánico, respetar su autonomía y derecho a ver las cosas
desde su punto de vista):
(4) animarlos a verbalizar más que a actuar sus enojos violentamente (tolerar su rabia como
reacción legítima no significa avalar la acción violenta o agresiva; hay que animarlos a hablar
detalladamente de sus enojos, si es posible proponerle alternativas válidas a la violencia);
(5) estar con ellos y charlar en lugares amplios (sus miedos se incrementan ante la cercanía
física; hay que evitarles: situaciones donde se vean atrapados, estar muy cerca, abrazarlas);
(6) estar atentos a las propias tendencias violentas y sospechas (para no inducirlas o
proyectarlas a la persona paranoide o provocarlo).
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Características de la personalidad esquizotípica según el Estos sujetos se ven raros, desaliñados, hablan cosas
DSM – IV (1995) poco intelegibles, mágicas, creen en poderes ocultos,
- Deficít social e interpersonal con malestar agudo, telepatía, quiromancia… suelen distorsionar
distorsiones perceptivas, excentricidades sistemáticamente la percepción de la realidad. La vida
- Ideas de referencia (incluidas delirantes) afectiva es pobre. Todo resulta errático e impreciso en
- Creencias raras, pensamiento mágico (superstición, sus vidas, con cierto carácter de autómata. De todo esto
clarividencia, telepatía, “sexto sentido”, fantasías y sigue la dificultad para relacionarse con estas personas y
preocupaciones extrañas) que el aislamiento social los acompañe. La
- Experiencias perceptivas inhabituales, incluidas las despersonalización es otra nota. Se manifiesta en la
ilusiones corporales. adolescencia y en la primera juventud. Es un trastorno
- Pensamiento y lenguaje raros (vago, circunstancial, dentro del espectro de la esquizofrenia con la que
metafórico, sobre- elaborado, estereotipado) comparte algunas características biológicas: incremento
- Suspicacia o ideación paranoide del tamaño de los ventrículos cerebrales, mayor
- Afectividad inapropiada o restringida concentración de ácido homovanílico en el líquido
- Comportamiento o apariencia rara, excéntrica, cefalorraquídeo (se asocia a menor capacidad para el
peculiar seguimiento de los objetos en el campo visual y cierto
- Falta de amigos íntimos aparte de los familiares de deterioro en la atención auditiva, torpeza en tareas de
primer grado ejecución continuada). Son determinantes para distinguir
- Ansiedad social excesiva que no disminuye con la este trastorno de una propia esquizofrenia: alucinaciones
familiarización y que tiende a asociarse con los auditivas (oye voces, le hablan o mandan); vivencias
temores paranoides más que con juicios negativos delirantes (auto-referenciales); interpretación del
sobre sí mismo pensamiento (impresión de ser controlado).
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En los hombres: el típico fanfarrón, el contador de historias, el mentiroso crónico, fantasioso. Suele
asociarse al narcisismo (la diferencia es que el narcisista es frío, carece de empatía), la personalidad borderline o
límite (es más desorganizado que el histriónico); hipocondría, alcoholismo. Insatisfacción e inmadurez son una
constante. Pueden desarrollar una verdadera tiranía con las personas cercanas. Sobreprotección
materna o su carencia suelen ser comunes en sus infancias.
Millon (1996), subraya un patrón gregario: se ven a sí mismos como sociables, encantadores e
interesantes conversadores. Distingue seis subtipos: teatral, infantil, vivaz, apaciguador, tempestuoso
y falso. Con patologías graves (esquizofrenia, ansiedad, depresión, parafilias, trastornos alimenticios, etc.) puede
confundirse con la bipolaridad en su momento eufórico.
En lo que hace al tratamiento, algunas pautas podrían ser: un objetivo o planteo al sujeto de
ayudarlo a vivir más que a actuar la vida, a manejar mejor los aspectos dramáticos, teatrales,
exagerados de sus vivencias y experiencias, a renunciar a la búsqueda asfixiante de atención, en otras
palabras, a pensar, razonar y educar su hiper – expresividad emotiva.
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Otras notas: los AS tienen una autoestima impermeable (narcisismo maligno). No conocen la depresión. No prueban
culpa, son incapaces de empatía. Son manipuladores y vengativos, es muy difícil que elaboren vivencias cordiales, de
amistad o afecto. El “otro” es una presa, un enemigo, un medio. Su mundo afectivo y emocional es glacial, y pareciera
que solo la ira impulsiva (vehemente, temeraria) es la única emoción y sentimiento que posee. La falta de miedo y el
tedio parecen relacionarse a su temeridad. Reluctantes a aprender de la experiencia – reincidentes crónicos – e
incapaces de esperar, buscan gratificaciones inmediatas. Pero, atención, todas estas notas podrían inducir a un error
fatal, el de asumir que los AS son rudos y elementales. En la realidad muchos AS no son para nada rudos y elementales.
,
- Necesidad general y excesiva de que se ocupen de ligazón patológica con centro en la sumisión. Algunos la
uno, ocasiona un comportamiento de sumisión. llamaron personalidad abúlica, otros insegura, otros que
- Indecisión cotidiana, necesita reafirmación. Parece que necesitan vivir con alguien que cumpla todas
- Necesita que otros asuman la responsabilidad en las sus expectativas porque se sienten débiles e indefensos
principales parcelas de su vida. (K. Horney), y con ello ansiosos o temeros de quedar
- El temor a la pérdida del apoyo de los demás lo lleva solos. Se da evitación de todo lo que pueda ser
- La falta de confianza en el propio juicio le dificulta mano con no atribuirse nada positivo a sí mismos y
iniciar proyectos, hacer las cosas a su manera. colocar todo lo bueno afuera, en los demás. Cuando niños
- El deseo de protección y apoyo de los demás lo lleva han sido muy pacíficos e hiper-protegidos por sus madres,
hasta el ser voluntario para tareas desagradables. les cuesta muchísimo el desacuerdo y la tensión con los
- Incomodidad, sensación de desamparo si está solo, demás, su docilidad es alarmante, huyen de cualquier
por su temor exagerado de ser incapaz de cuidar de enfrentamiento. Todo lleva a la inhabilidad social, no
- Si termina una relación importante, busca defender sus propios criterios. Se termina en una
- Preocupación irrealista de ser abandonado y no Pan: negarse a ser mayor, a madurar y afirmarse en las
(1).
Se preocupa por los detalles, las normas, las listas, el orden, la organización o los programas hasta
el punto de que descuida el objetivo principal de la actividad.
(2).
Muestra un perfeccionismo que interfiere con la terminación de las tareas ( p. ej., es incapaz de
completar un proyecto porque no se cumplen sus propios estándares demasiado estrictos ).
(3).
Muestra una dedicación excesiva al trabajo y la productividad que excluye las actividades de ocio y
los amigos (que no se explica por una necesidad económica manifiesta).
(4).
Es demasiado consciente, escrupuloso e inflexible en materia de moralidad, ética o valores ( que no
se explica por una identificación cultural o religiosa).
(5).
Es incapaz de deshacerse de objetos deteriorados o inútiles, aunque no tengan un valor sentimental.
(6).
Está poco dispuesto a delegar tareas o trabajo a menos que los demás se sometan exactamente a
su manera de hacer las cosas.
(8).
Muestra rigidez y obstinación.
La pregunta, ¿cómo se llega? también requiere recordar: siempre hay o pueden darse
elementos genéticos, hereditarios. Además, cuenta la influencia del ambiente (para los casos de este
trastorno de la personalidad, suele indicarse un ambiente muy rígido y normativo, donde el deber y la obligación,
el sometimiento a reglas es tal que la persona se siente mal si no las acata ).
(1) un ambiente de crianza y educación rígido, inflexible con las normas y que favorece la
meticulosidad;
(2) el temperamento del sujeto puede ser o poseer cierta tendencia a la introversión: vive más hacia
adentro que hacia afuera; más rumiadora que habladora; más monosilábica, inexpresiva y seca que
locuaz, expresiva y cálida; más proclive a pasar desapercibida que a hacerse ver o notar… la impresión
que causan puede concluir en que son antipáticos, hoscos;
(3) la afectividad de estas personas es restringida, limitada, enjaulada. Puede deberse al ambiente que
subraya el orden, las formas externas, relaciones sociales solemnes (litúrgicas) y que favorecen la
conformación de una subjetividad cuyos modos destacan por su poca naturalidad, sus sentimientos
medidos, calculados, fríos.
Suelen darse dos momentos en la impresión que causan estas personas: 1º positiva, por su
buena educación, pero en un 2° momento, se notan o sufren sus carencias de llaneza o naturalidad,
de afabilidad, efusión, soltura, libertad para expresar sentimientos o calidez. Pareciera que vivieran o
se expresaran forzados y premeditadamente; que siguen en sus relaciones esquemas artificiales de
superioridad o inferioridad.
(5) La persona con trastorno de personalidad obsesivo compulsivo tiende a la hipervigilancia, el tener
que estar preparado para lo peor… de aquí que sea muy susceptible a las señales anticipatorias, que
viva en tensión y alerta constantes.
(6) La ansiedad sostiene las obsesiones y las conductas del sujeto con un trastorno de la personalidad
obsesivo compulsivo. La expectativa (cognición, pensamiento, ideas) anticipatoria de lo peor que pueda
ocurrir hace que el presente esté siempre en valía de un futuro – imaginado/sentido – como incierto,
temible. Por esto, en los casos “moderado/severos” y “severos” – los que describen sus apuntes – es
de esperar algunos síntomas físicos: taquicardia, hipersudoración, espasmo gástrico, dificultad
respiratoria, opresión precordial… Los sujetos con este trastorno de la personalidad toleran mal las
incertidumbres, los riesgos. Su ideal es la máquina, con todo bajo control y programado. En los casos
“moderados/severos” y “severos” indecisiones y titubeos propios de la vida, comunes, simples, son
causa para estos sujetos de malestar, desajuste.
(7) Superstición, ritos, liturgias y ceremoniales a seguir paso a paso suelen estar presentes. En su
desarrollo dan cuenta de un pensamiento mágico, atención a las “señales” e interpretación. Un
pensamiento primitivo y fetichista.
(8) La vivencia, en los casos severos, puede ser como la del que está sentado encima de una bomba
por explotar.