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E.

Rinesi – Filosofía y política de la universidad (2015)

RESUMEN Capítulo 3 – La Universidad como derecho


Condiciones que hicieron posible que se concrete o efectivice la posibilidad de ejercer el
“derecho a la Universidad” (no solamente como un derecho declarativo):

1) Establecimiento x ley de la obligatoriedad de la escuela secundaria. Esto no significa que


la secundaria sea EFECTIVAMENTE obligatoria y universal x distintos motivos (muchos más
empiezan, no todos terminan). Al dejar de ser un “lujo” que pocos podían tomar, la
secundaria obligatoria hace que la universidad posterior no sea un “segundo lujo” sino una
posibilidad que todos podían tener. Solo cuando la escuela secundaria es pensada como
una obligación puede la Universidad ser pensada como un derecho.
No es posible que en un país existan derechos (derechos universales, no privilegios de
unos pocos) si no existen también, como contrapartida y como condición de esos
derechos, obligaciones. No es posible que todos los jóvenes tengan derecho a la
Universidad si los padres de esos jóvenes no tuvieron antes la obligación de garantizar que
sus hijos terminaran el nivel educativo cuya finalización se les exigirá después como
precondición al ejercicio del derecho a la Universidad-

2) Crecimiento significativo del número de instituciones que integran el sistema de


universidad públicas y gratuitas del país, y su notable expansión geográfica. Este
crecimiento se produjo en 3 grandes oleadas: la 1era a fin de los años 60 y comienzos de
los 70, la 2da a en la primera mitad de los 90 y la última en años recientes, y las tres
respondieron a imperativos políticos y a distintas orientaciones ideológicas (desarrollismo
nacionalista, neoliberalismo con vocación descentralizadora y populismo). El resultado es
uno y el mismo: generación de una mayor cantidad de oportunidades para que todos
puedan asistir a la Universidad.

3) Existencia de un conjunto de políticas públicas activas concebidas y desarrolladas por el


gobierno para garantizar la posibilidad de cumplimento de distintos derechos, incluyendo
el de la Universidad, como a) AUH (asignación universal x hijo) q busca generar las
condiciones materiales para que los padres puedan mandar a sus hijos a la escuela hasta
terminarla, b) el programa Conectar Igualdad que busca crear condiciones materiales de
acceso a un conjunto de saberes y posibilidades de comunicación e información cada vez
más indispensables, y c) vasto programa de becas x medio de las cuales el Ministerio de
Educación de la Nación le facilita sostenimiento y prosecución de los estudios a muchos
estudiantes universitarios.
El estado más avanzado de reflexión sobre este asunto en la región (o quizás el mundo) es la
Declaración final de la CRES (Conferencia Regional de Educación Superior) del IESALC/UNESCO
(Inst para la Educ Superior de América Latina y el Caribe) 2008 que define a la educación superior
como “un bien público y social, un derecho humano universal y una responsabilidad de los
Estados.” Como bien público y social queda implícito que no es una mercancía, no pertenece al
mundo de los servicios que pueden comprarse o venderse x un precio. En segundo lugar es un
derecho humano, en la acepción q permite nombrar x medio de ella un conjunto de atributos que
definen el piso de lo que vamos considerando una dignidad deseable de lo humano (no
obligatoria, no uniformizadora); y x lo mismo una responsabilidad de los Estados que son la
expresión institucional de las comunidades nacionales en las que se organiza la vida de los
hombres, y que tienen el deber de asegurar que los derechos fundamentales de esos hombres
estén garantizados.

La definición de la educación universitaria de la CRES 2008 marca un antes y un después de las


formas de pensar la Universidad.

Lo que no está tan claro es qué implica sostener la Universidad es un derecho, qué consecuencias
tiene afirmar la existencia de ese derecho y la correlativa obligación del Estado de garantizarlo.

Sostener que existe un “derecho a la Universidad” significa postular que la Universidad tiene la
obligación de reconocer en sus estudiantes a los sujetos de ese derecho y que ella tiene que
garantizar. Esta perfecta obviedad tiene una extraordinaria importancia y debe cambiar
radicalmente nuestro modo de estar en la Univ, nuestra manera de habitarla y nuestra forma de
plantearnos la tarea que tenemos que desarrollar en ella.

(respecto de los docentes universitarios como garantes de ese derecho a entrar, estudiar,
aprender , avanzar y recibirse en la Universidad) el autor se pregunta si es legítimo que los
docentes argumenten –para explicar su fracaso- la existencia de carencias o déficits en los
alumnos .

(respecto de la “clase” de alumnos que ahora acceden a la universidad) “Les enseñamos pero sólo
lo que ellos pueden aprender”, que sería un nivel distinto del grupo selecto de los hijos de la élite.
“Pero no nos pidan masividad y encima calidad” Existencia de una clase de educación para las
élites y otra clase para los estudiantes incapacitados de recibir la mejor educación. Qué es lo mejor
para cada uno? Y al hacer eso nos convertimos en cómplices de eso contra lo que tenemos que
pensar: el PRIMER MAL INTELECTUAL, escribe Ranciere “no es la ignorancia, sino el desprecio” y es
ese desprecio (el “pobrecitos, no pueden”) contra lo que hay que combatir. ¿Y cómo se combate
el desprecio? Con su opuesto, la consideración. No la bondad, no la condescendencia que son las
formas amables del desprecio, sino la consideración: la consideración del otro como un sujeto
igual a uno.

Otra cuestión es preguntarse sobre qué tipo de HECHOS son los que nos permiten sostener que
“de hecho” ciertas clases de hombres son más capaces o inteligentes que otros.
Respecto de los hechos, Galende afirma que la igualdad como punto de partida de cualquier
pensamiento emancipador puede sostenerse sobre la observación de 2 hechos fundamentales. 1)
que todos los hombres venimos intuyendo desde hace miles de años que hay un mensaje cifrado
en el espectáculo misterioso del cielo estrellado y queremos descifrarlo y todos fracasamos en esa
tentativa. Ese común fracaso, esa común ignorancia, nos iguala de una manera absoluta y frente a
esa igualación fundamental se nos vuelve evidente que los mecanismos de des-igualación, de
diferenciación, de justificación ideológica, política, institucional, de las diferencias de poder que
hemos ido construyendo entre nosotros a lo largo de la historia no pasan de ser artificios más o
menos insustanciales sobre asuntos más o menos menores. Ninguno de nosotros puede entender
lo que nos dice el cielo (o cualquier otra cosa que pongamos en vez de “el cielo”)

1) Una Universidad solo es buena, si es buena para todos. A veces la Universidad, en su


incapacidad para cumplir con su tarea, es la que manda a la casa, frustrados, vencidos
humillados y convencidos de que ellos son los responsables (que no estuvieron a la altura)
a un porcentaje masivo de estudiantes. Esa Univ no es una “universidad de excelencia” ni
una universidad buena, es una mala universidad, que no ha estado a la altura de lo que
tenía que hacer.
2) Una Universidad solo es para todos, si es buena para todos. Si no, si cree que puede ser
para todos sin ser para todos de la más alta calidad, se engaña, engaña a sus estudiantes y
se vuelve cómplice del mismo inaceptable prejuicio que tiene la obligación de combatir.

La obligación de la Universidad pública argentina actual es recibir a todos (los que quieran
entrar) y ofrecerles la posibilidad de ejercer efectiva y exitosamente ese derecho en el más
alto nivel de calidad.

RESUMEN CAPÍTULO 5 – La Universidad en el territorio


En los cap anteriores el autor dice que es necesario reconocer que los derechos ni existen si no son
socialmente reconocidos.

Respecto del SUJETO que ese “derecho a la Universidad” postula, ¿son los estudiantes los únicos
titulares de ese derecho? Este derecho no debe ser pensado apenas como un derecho individual
(de la sumatoria de todos los aspirantes a estudiar, aprender, avanzar, recibirse) sino que debe ser
pensado también como un DERECHO COLECTIVO, cuyo SUJETO es el PUEBLO. El pueblo todo que
sostiene a esa universidad y que tiene que tener el derecho no solo de mandar a sus hijos a esa
universidad que sostiene y que le pertenece sino que, incluso si decide no hacerlo (no mandar a a
sus hijos a la univ) igual tiene derecho a recibir los beneficios de la existencia de esa universidad y
de su trabajo.

¿Cuáles son los modos en el que ese sujeto EL PUEBLO podría recibir esos beneficios?
Hay una primera acepción de la idea de “Pueblo” que nos interesa que es la que nos permite
encontrar a ese sujeto habitando organizaciones sociales, políticas, culturales, etc que desarrollan
su trabajo en el territorio donde cumple su propia tarea la Universidad. (Pueblo como sinónimo
de COMUNIDAD INSTITUCIONALMENTE ORGANIZADA)

La Univ no tiene que salir fuera de sus muros, a modo del extensionismo más convencional, para
encontrar a los “sectores populares”, ya que ellos ya ingresan a la univ (el desafío está en que esos
estudiantes de sectores populares logren terminar sus estudios y recibirse) .

Relación entre las _Univ y el medio geográfico, político, social y cultural en el que desarrolla su
tarea, su “territorio”: esta es una reflexión actual, impensable en el pasado. Las univ más jóvenes
tienen un vínculo más estrecho con su territorio que las univ más antiguas, porque su territorio es
más acotado.

RESUMEN Capítulo 6 – Universidad y Estado


(además de lo que el autor explica en el cap anterior, considera que Pueblo ) también es un sujeto
más amplio y difuso (si lo pensamos )a escala nacional.

Cuando hablamos de pueblo de la nación cuya representación debe buscarse en el gobierno del
Estado nacional. El Estado es el representante de ese Pueblo cuyos derechos en gral (y el derecho
a la universidad en el caso que aquí consideramos) tiene la obligación y la tarea de garantizar y de
hacer garantizar: hacer que las universidades, que forman parte de las instituciones estatales,
garanticen.

Si tenemos libertad y derechos, si tenemos independencia, si tenemos autonomía es porque


tenemos Estado. Un Estado activo, en los últimos años, en lo referente a las universidades.
Las Universidades (públicas) no son instituciones ajenas al Estado ni externas a él, sino que forman
parte de su cuerpo. Son instituciones que dependen para su funcionamiento del presupuesto del
Estado nacional y que responden –en el marco de su autonomía- a sus normas y preceptos,
comparten con otras áreas el Estado, la función estatal fundamental de regulación de la vida
común de los ciudadanos y de las poblaciones. Por eso, más que hablar de las relaciones entre las
universidades y el Estado hay que hablara de las relaciones entre las universidades y el gobierno o
los gobiernos (nacional, pcial, local) de ese Estado.

Debemos interpretar las múltiples solicitudes que las universidades reciben de distintas
dependencias de los gobiernos, de involucrarse en distintas líneas de política pública como
oportunidades para hacer mejor nuestro trabajo y cumplir mejor nuestra obligación (de garantizar
al pueblo el ejercicio efectivo de su derecho a la universidad)

Estas convocatorias que reciben las univ para colaborar con diversas dependencias del Estado
permiten a la UNIV cumplir con su obligación de estar (a través o x medio del Estado) al servicio
del pueblo que las sostiene y al que pertenecen. Y, además, les permiten refinar su propio
trabajo reflexivo al ponerlas en la obligación de pensar qué es lo que esas demandas del gobierno
del Estado (y las tareas que ellas ponen en marcha) les revelan sobre sí mismas, sobre su modo de
pensar, sobre su modo de organizarse y de plantear las cosas.

Ningún pensamiento puede ser crítico del mundo si no es también crítico de sí mismo. Esa
operación de autocrítica del pensamiento (o de la propia Universidad en cuanto sujeto colectivo,
plural, complejo de pensamiento) es lo que venimos llamando reflexión. Del mismo modo ningún
pensamiento puede ser crítico de si mismo si no es también crítico del mundo.

El derecho del pueblo a la Universidad es el derecho a la MEJOR universidad, y la mejor


universidad es una universidad crítica.

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