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EDUCADOR DE JÓVENES?
2. EL SISTEMA REPRESIVO
San Juan Bosco, criticaba el sistema represivo de su tiempo, destaca la distancia que existía
entre el joven sujeto de la educación y su superior entendido como el educador o profesor en
términos modernos. El castigo físico era la única manera de garantizar el orden en este tipo de
sistema y del mismo Don Bosco señalaría que éste no tiene la garantía de una formación real en
valores a largo plazo y creaba rencor en el joven, junto con el deseo de sacudir el yugo de la
autoridad y aun de tomar venganza.
Don Bosco confrontó el sistema educativo de su época, que enfatizaba la frase "la letra con
sangre entra", el sistema represivo, que conocía bien y que había sufrido ya como joven de su
tiempo. Este sistema represivo sigue siendo en la actualidad una propuesta vista como esencial
en muchas regiones del mundo, especialmente en países en vías de desarrollo, pero también en
algunas sociedades industrializadas.
Según un informe de la BBC, para el 2006 se contaban 109 naciones del mundo que habían
abolido el castigo físico dentro de la formación escolar, pero todavía existen sociedades en donde
no se concibe una educación sin ellos.
Para Don Bosco el sistema es su propia persona, su inteligencia y su corazón puestos al servicio
de los jóvenes y de su salvación. Y con él, el equipo de colaboradores que supo formar y aglutinar
a su alrededor. Por eso, el Sistema Preventivo es fundamentalmente un educador o mejor, una
comunidad educativa, que sabe encarnar sus valores y hacer camino con los jóvenes, y mediante
su testimonio, su cercanía y diálogo, sus vivencias, interpelaciones y propuestas, es para ellos
punto de referencia y modelo de identificación.
Esto exige a los educadores: ser personas maduras, unificadas, serenas y equilibradas;
optimistas y alegres; capaces de relación y diálogo; que amen la vida y crean en los demás con
realismo y esperanza; competentes y preparados en el campo pedagógico, cultural y
evangelizador; con iniciativa y creatividad; cristianos convencidos y coherentes que. traduzcan
su fe en actitudes, opciones y estilo de vida realmente evangélicos.
Sin educadores que tiendan a realizar en sí mismos este ideal, difícilmente se podrá realizar el
proyecto de Don Bosco.
Para ayudar a caminar hacia ese ideal presentamos los rasgos de un educador-tipo según el
corazón de Don Bosco, contrastándolos con los de un educador que ha perdido el sentido de su
vocación y se ha estancado.
El proyecto educativo nace con la idea de superar todo este problema social, para Don Bosco
dicho proyecto puede resumirse en tres puntos importantes:
El concepto base del Sistema Educativo de Don Bosco radica en lo Preventivo, entendido como
el "arte de educar en positivo" proponiendo el bien en vivencias adecuadas y envolventes,
capaces de atraer por su nobleza y hermosura el arte de "hacer que los jóvenes crezcan desde
dentro", apoyándose en su libertad interior, venciendo condicionamientos y formalismos
exteriores; el "arte de ganar el corazón de los jóvenes" de modo que caminen con alegría y
satisfacción hacia el bien, corrigiendo desviaciones y preparando el mañana por medio de una
sólida formación de su carácter.
Don Bosco en su trabajo con los jóvenes estaba convencido de que cualquier joven por
marginado que sea, tiene energías de bien, que si se las cultiva lo ha de llevar a la fe y
honradez. El sistema se basa en la formación de "Buenos Cristianos" y de "Honestos
Ciudadanos”.
1. La importancia de la Educación.
2. La necesidad de Fe.
El santo fundador de los Salesianos cree en los jóvenes, los respeta como personas, le
proporciona un ambiente adecuado rico en valores humanos, se apoya en sus aptitudes
interiores, en su capacidad de pensar, en el amor, en su raciocinio, y lo prepara para el trabajo y
la sociedad.
La pedagogía de Don Bosco le hace atento a todo lo que es positivo en una persona y que puede
servir para su liberación según el concepto de Dios.
Algunos elementos descritos por Don Bosco de su sistema preventivo son los siguientes:
"Procure el educador hacerse amar de los alumnos si quiere hacerse temer". Todo niño,
incluso el más rebelde, violento o indisciplinado, tiene siempre una esperanza y se le debe de
crear espacio para cambiar, no por medio de la represión y los castigos físicos, sino del diálogo
y el sentimiento de formar parte de una gran familia educativa.
No extraña que la Iglesia lo haya reconocido como "padre y maestro" de la juventud. Es el único
caso en la historia de la educación, en el que la Iglesia ha canonizado a un santo educador y a
uno de sus alumnos de tan solo 15 años: Santo Domingo Savio.
Por otra parte, Don Bosco insiste en que los alumnos deben conocer muy bien los reglamentos
y comprenderlos como parte de su caminar formativo. La norma no debe ser una sorpresa para
el joven.
La Relación Educativa
D. Bosco intuyó desde muy joven que para ganarse el corazón de los jóvenes era necesario
acercarse a ellos, interesarse por sus cosas, "amar lo que ellos aman", para ello se esforzó en
convertir sus colegios, casas las llamaba él, en una familia, donde se fomentan relaciones de
familiaridad y confianza, donde hay también una autoridad que actúa desde la razón y el diálogo.
En un ambiente así, no extraña que casi al final de su vida escribiera: "Hace cerca de 40 años
que trabajo con la juventud y no recuerdo haber impuesto castigo de ninguna clase, y con la
ayuda de Dios he conseguido no sólo el que los alumnos cumplieran con su deber, sino que
hicieran sencillamente lo que yo deseaba, y esto de aquellos mismos niños que no daban
ninguna esperanza de feliz éxito."
Siempre creyó más en el premio que en el castigo; así escribió: es premio o castigo todo lo que
se hacer pasar por tal: "la alabanza cuando se obra bien y la corrección en los descuidos,
constituyen de por sí premio o castigo".
Había aprendido en la escuela de San Francisco de Sales, el Santo de la bondad (de él tomamos
el nombre de salesianos) que "se cazan más moscas con una gota de miel que con un barril de
vinagre". D. Bosco creó un nuevo tipo de sacerdote y educador, viviendo en medio de los
jóvenes, estando con ellos en la clase y en el patio, participando de sus preocupaciones y sus
alegrías.
"El Sistema Preventivo sea nuestra característica propia... En las clases que se oiga la palabra
"dulzura". "caridad" y "paciencia"... La dulzura en el hablar, en el obrar, en el avisar lo gana todo
y a todos".
Tal vez en a la actualidad alguien al leer el sistema de San Juan Bosco, tenga la impresión que
esto es un cuento de hadas o estará pensando: aquellos eran otros tiempos. Alguien se podrá
preguntar: ¿Sigue siendo válido este Sistema Preventivo, como método educativo, en la
actualidad, con los fuertes cambios habidos en la sociedad, en la familia, en la educación...?