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1.

TÉCNICA DEL DISCO ROTO

Consiste en repetir varias veces el mensaje que se quiere transmitir a la persona que se siente molesta cuando algo no
sucede conforme a lo esperado y no acepta razones. Ante esto, se repite cuántas veces sea necesario el mensaje, de
distintas maneras, con amabilidad y cortesía, enfatizando algunas palabras hasta que el aludido capte el mensaje, luego se
le pueden hacer algunas preguntas para tratar de ayudarlo y encontrar un pequeño arreglo momentáneo o acuerdo parcial
que lo ayude y pueda esperar hasta el momento en que se le ha de solucionar completamente el problema. Esta es la
técnica más extendida, y la que aparece en todos los libros que se han escrito al respecto. Consiste en repetir el propio
punto de vista una y otra vez, con tranquilidad, sin entrar en discusiones ni provocaciones que pueda hacer la otra persona.
No tiene por qué significar que tengamos que repetir la misma frase, lo cual es de poca educación. Me refiero a repetir
nuestro argumento tranquilamente y sin dejarnos despistar por asuntos poco relevantes.

Ejemplo Tu jefe desea que te quedes dos horas más a trabajar esta tarde para cerrar la contabilidaddel mes. El trabajo no
es urgente y tú tienes una visita al médico ineludible.
Jefe: Me gustaría que te quedaras esta tarde dos horas para poner al día la contabilidad.
Tú: Lo siento muchísimo, pero hoy tengo una cita médica que no puedo posponer.
Jefe: La contabilidad tiene que estar terminada esta tarde, si no, vamos a tener un gran lío.
Tú: Entiendo que haya que terminarla cuanto antes, pero precisamente esta tarde tengo una cita médicaque no puedo
posponer.
Jefe: No tardarás más de dos horas.
Tú: Lo siento, pero hoy no puedo, tengo una cita médica que no puedo posponer. Jefe: Bueno, supongo que mañana por la
mañana podrás ponerla al día.

2. BANCO DE NIEBLA

Esta es otra de las técnicas que están más extendidas. También se la llama “técnica de la claudicación simulada”.

Consiste en dar la razón a la persona en lo que se considere puede haber de cierto en sus críticas, pero negándose, a la vez,
a entrar en mayores discusiones. Así, se dará un aparente ceder el terreno, sin cederlo realmente, ya que, en el fondo, se
deja claro que no se va a cambiar de postura. Algunas veces se presentan unos comportamientos con características
bastante agresivas que hacen que la persona aludida a quien se está atacando reciba este tipo de conducta como un banco
fijo e inmóvil girando la niebla a su alrededor. En este caso el banco representa la propia postura ante la agresión y la
niebla las palabras que una vez escuchadas se dejan ir como llegaron, como la niebla. Actuando de esta manera el agresor
se frena al ver que no obtuvo el comportamiento esperado debido a que el agredido escuchó lo que le querían decir, dio la
razón en lo que tenía derecho el agresor y a la vez mantuvo su propia postura o punto de vista, lo cual hace que el agredido
se frene repentinamente.

Por ejemplo:
– Tú tienes la culpa de que llegáramos tarde, como siempre
– (Banco de niebla:) – Sí, es posible que tengas razón.
– Claro, como siempre, tienes otras cosas que hacer antes de quedar
– (B. N.:) – Pues sí, casi siempre tengo otras cosas que hacer antes.
– Pues estoy harto de que por tu culpa siempre lleguemos tarde
– (B. N.) – Ya, es verdad, siempre llegamos tarde.

La persona está demostrando que cambiará si lo estima conveniente, pero no porque el otro se empeñe en ello. Para esta
técnica, es muy importante controlar el tono de voz en el que se emite la respuesta, ya que si se dice de forma dura y
tajante o excesivamente despreciativa, puede suscitar agresividad en el interlocutor. El tono debe de ser tranquilo y hasta
ligeramente reflexivo, como meditando las palabras que nos dice el otro. (De hecho, quizás conviene realmente meditar
sobre si la persona está teniendo razón con su crítica).
3. APLAZAMIENTO ASERTIVO

Esta respuesta es muy útil para personas indecisas y que no tienen una rápida respuesta a mano o para momentos en que
nos sentimos abrumados por la situación y no nos sentimos capaces de responder con claridad. Consiste en aplazar la
respuesta que vayamos a dar a la persona que nos ha criticado, hasta que nos sintamos más tranquilos y capaces de
responder correctamente.

Por ejemplo:

– Tú tienes la culpa de que llegáramos tarde, como siempre

– (Aplazamiento asertivo:) – Mira, es un tema muy polémico entre nosotros. Si te parece, lo dejamos ahora, que tengo
trabajo y lo hablamos con calma mañana ¿vale? Si la persona insistiera, nosotros debemos insistir por nuestra parte, al
estilo del disco roto, en nuestra postura. Si uno no quiere discutir, no hay discusión posible.

4. TÉCNICA PARA PROCESAR EL CAMBIO

Es muy útil, ya que no causa agresividad en la otra persona ni incita a defenderse a nadie y ayuda tanto a la persona que la
emite como a la que la recibe.

Consiste en desplazar el foco de discusión hacia el análisis de lo que está ocurriendo entre las dos personas. Es como si nos
saliéramos del contenido de lo que estamos hablando y nos viéramos “desde fuera”.

Por ejemplo:

– Tú tienes la culpa de que llegáramos tarde, como siempre

– Pues no sé por qué lo dices. Llegamos tarde porque tú te empeñaste en grabar el partido de fútbol en vídeo-

– ¡Pero qué cara tienes! Yo me puse a grabar el partido porque vi que estabas pintándote y no acababas nunca. Además, tú
sabes muy bien quién es el que siempre está esperando en la puerta y quién es la que, en el último momento, tiene cosas
importantes que hacer… (etc.)

(Procesamiento del cambio:) – Mira, nos estamos saliendo de la cuestión. Nos vamos a desviar del tema y empezaremos a
sacar trapos sucios, o – Estamos los dos muy cansados. Quizás esta discusión no tiene tanta importancia como le estamos
dando no crees?

Quizás lo más difícil en una discusión es precisamente lo que defiende esta técnica: ser capaces de mantenernos fríos y
darnos cuenta de lo que está ocurriendo. No meternos “a saco” en contenidos que no nos llevan a ninguna parte, no
dejarnos provocar por incitaciones ante las que creemos necesario defendernos. Es mucho más efectivo reflejar
objetivamente qué es lo que está ocurriendo y reconocer nuestra parte de culpa (“estamos cansados los dos”), que
defender a capa y espada cualquier pequeño ataque que nos envíen.
5. TÉCNICA DE IGNORAR
La responsabilidad recae en la otra persona solamente. Es aplicable cuando vemos a nuestro interlocutor indignado e
iracundo y tememos que sus críticas terminen en una salva de insultos, sin llegar a tener nosotros la oportunidad de
defendernos. En estos momentos tenemos que ser los más empáticos posibles para no despertar ninguna impresión de
agresión.
Por ejemplo:
– ¡Tú tienes la culpa de que llegáramos tarde como siempre!
– (Ignorar:) – Me parece que estás muy enfadado, así que creo que es mejor hablar de eso luego.
Como en la técnica del Banco de Niebla, en ésta también es muy importante controlar el tono de voz con el que se emite.
Un tono despectivo o brusco solo suscitaría mayor agresividad en el otro, ya de por sí enfadado, porque lo interpretaría
como una provocación. Lo mejor es adoptar un tono especialmente amable y comprensivo, respetuoso con el enfado de la
persona.

6. TÉCNICA DEL ACUERDO ASERTIVO


Esta técnica se parece algo a la del Banco de Niebla, pero va un poco más allá, ya que no se queda en ceder terreno sin
mayores comentarios, sino que deja claro, además, de que una cosa es el error cometido y otra, el hecho de ser buena o
mala persona. Es útil en situaciones en las que reconocemos que la otra persona tiene razón al estar enojado, pero no
admitimos la forma de decírnoslo. Es una situación establecida entre dos personas o grupos, donde deben buscar una
salida al problema para que todos ganen, esto significa que por común acuerdo cederán algunos puntos de interés
personal y aceptarán otros que los beneficien a todos dentro de la negociación.
Por ejemplo:
– Tú tienes la culpa de que llegáramos tarde como siempre
– (Acuerdo asertivo – Tienes razón, llegamos tarde por mi culpa. Pero sabes que, normalmente, no suelo ser impuntual.
Esta técnica logra “apaciguar” al interlocutor al admitir el error (si realmente se ha cometido ¿por qué no admitirlo?), pero
separa claramente el “hacer” del “ser”. Si aplicamos varias veces esta respuesta con personas que tienden a generalizar,
podremos evitar el ser etiquetado en el futuro. No hay cosa más difícil que quitar una etiqueta que alguien nos haya
puesto. Esta técnica va encaminada a prevenir que esto ocurra.

7. TÉCNICA DE LA PREGUNTA ASERTIVA


Esta técnica es muy antigua; de hecho responde al dicho de “convertir al enemigo en aliado” y es muy útil por eso.
Consiste en “pensar bien” de la persona que nos crítica y dar por hecho que su crítica es bienintencionada
(independientemente de que realmente lo sea). Como de todo se puede aprender, obligaremos a la persona a que nos dé
más información acerca de sus argumentos, para así tener claro a qué se refiere y en qué quiere que cambiemos. (Luego
dependerá de nosotros el que cambiemos de hecho o no).
Por ejemplo:
– Tú tienes la culpa de que llegáramos tarde, como siempre
– (Pregunta asertiva:) – ¿Qué es exactamente lo que te molesta de mi forma de actuar? – o – ¿Cómo sugieres que cambie
para que no se vuelva a repetir?
Si la persona da respuestas vagas, la obligaremos, por medio de nuestras preguntas, a especificar más. Cuando la crítica es
malintencionada o está lanzada al vuelo, sin pensar, la persona pronto se quedará sin argumentos. Mientras que si está
fundada en una reflexión, puede que realmente, con sus datos, nos ayude a modificar algo de nuestra conducta. En
cualquier caso, esta respuesta rompe los esquemas de nuestro interlocutor, ya que ni nos defendemos ni respondemos con
agresividad a su crítica (y, de momento, tampoco cedemos, ya que sólo nos limitamos a preguntar).
En cualquier caso, además de aplicar con soltura las diversas técnicas asertivas para discutir adecuadamente, se hace
necesario acordarnos de la recomendación de R. Lombardi: “Si (…) sientes la urgencia de criticar a alguien motivado por el
odio o el resentimiento, cierra el pico hasta que tus sentimientos se serenen y te permitan criticar afirmativamente, si
todavía lo consideras oportuno.”
8. Interrogación negativa. NO se requiere ejercitarse muchas veces hasta que se conteste de forma espontánea, como un
mecanismo espontáneo. En muchas ocasiones la persona no está preparada para decir NO, quizás no lo diga por pena o
porque no es asertiva y no tiene la palabra incluida en su diccionario personal asertivo y se compromete en situaciones que
no quiere o no puede efectuar, o simplemente por el temor que le puede causar emitir una negativa.
En realidad, para comunicarse efectivamente se necesita tener el propósito de no decir sí a todo para después estar
insatisfechos y molestos. Es mejor pronunciar la palabra rotundamente, de forma clara y sin titubeos y así el otro sabrá a
qué atenerse sin esperanzas vanas y sin postergar una decisión o un problema. El decir No es uno de los tantos derechos
asertivos y debe apropiarse la persona de él para fortalecer aún más su propia estima.
Realizar preguntas al interlocutor cuando este nos importa y nos está realizando una crítica o creemos que nos intenta
manipular. Las preguntas pretenden extraer información más precisa sobre el contenido de la crítica y su causa profunda,
sin atender a las formas y las provocaciones.

En el hotel donde trabajas has realizado una reserva para tres personas. Cuando los clientes llegan, resulta que son cuatro.
Ellos habían hecho una reserva sólo para tres.
Tu jefe frunce el ceño insinuando que te has confundido.
Tú: Me gustaría preguntarle si usted considera que he hecho mal la reserva.
Jefe: Bueno, tenemos ahora un problema. Es la segunda vez que te confundes en una semana.
Tú: ¿Realmente considera que el error es mío? Me gustaría que supiera que la reserva del señor Ruiz era sólo para tres
personas. Estoy segura.

9. Técnica del espejo

Esta técnica es muy sencilla y muchas personas las han utilizado sin que el aludido se percate de ello, causándole
desagrado. Consiste en analizar rápidamente la actitud y las palabras de quien se siente enojado y está reclamando
algo, para luego repetir exactamente sus palabras y su actitud agresiva para que las afirme o ratifique. Al imitar sus
actitudes y repetir sus palabras agresivas se le está induciendo a la persona agresiva a que aclare el problema, qué
está reclamando y cómo se siente.

Por ejemplo: Pablo le dice a Pedro: Escuchándolo bien, usted considera que yo me niego a esto o aquello, cálmese,
hablemos del problema y busquemos una solución acertada.
1. Técnica del disco rayado.
Técnica que consiste en repetir una y otra vez tu afirmación sin alzar la voz, de manera calmada, sin agresividad verbal y sin
entrar en provocaciones.
Ejemplo:
– Nunca me escuchas cuando te hablo.
– Sí te escucho. Lo que pasa es que me has hablado cuando estaba corrigiendo unos ejercicios.
– ¡Sabes perfectamente que cuando hablo nunca me escuchas!
– Te repito que, cuando me has hablado, estaba pendiente de la corrección y no he podido escucharte.

2. Técnica del banco de niebla.


Consiste dar la razón a la persona, pero sin intención inmediata de seguir discutiendo sobre el problema inicial para no
agravarlo. Hay que cuidar mucho el tono porque puede provocar una reacción agresiva del interlocutor.
Ejemplo:
– Nunca me escuchas cuando te hablo.
– Puede que tengas razón.
– ¡Claro que tengo razón!
– Es posible.
– ¡Claro que es posible!
– Ya, no te lo voy a negar.

3. Técnica para el cambio.


El gran valor de esta técnica es que no genera agresividad en el interlocutor. Consiste en enfocar la discusión, es decir, se
sale fuera del foco de la discusión para adoptar una visión global que posibilite relativizar la propia discusión.
Ejemplo:
– Nunca me escuchas cuando te hablo.
– No te escucho porque tienes el don de hablarme cuando más concentración necesito.
– ¡Cómo puedes decir eso!
– Mira, discutiendo así no llegaremos a nada. Tú sabes bien cómo nos sentimos después de este tipo de discusiones. Es
tarde y hemos tenido un día muy largo. Valoremos si vale la pena continuar. ¿Te parece bien?

4. Técnica del acuerdo asertivo.


Esta técnica asertiva da la razón al interlocutor, es decir, se cede, pero se insiste en el error cometido y no en como uno es. Esta técnica
guarda una relación directa con la frase del inicio de esta entrada: la asertividad no es lo que haces, es lo que eres. Aborda el peligro de
etiquetar a las personas.
Ejemplo:
– Nunca me escuchas cuando te hablo.
– Tienes razón al decir que no te escucho, sobre todo cuando estoy corrigiendo. Pero en otras circunstancias no es así.

5. Técnica de la pregunta asertiva.


La técnica de la pregunta asertiva tiene como punto de partida pensar que la crítica hecha por nuestro interlocutor es positiva. Así se
consigue que la persona con la que se discute deje de ser tu enemigo para pasar a ser tu aliado. Para ello se formula una pregunta en la
que se incide en la manera en cómo se puede mejorar.
Ejemplo:
– Nunca me escuchas cuando te hablo.
– ¿Qué crees que podría hacer para que esto no volviera a ocurrir?

6. Técnica de ignorar.
Esta técnica se suele recomendar cuando el interlocutor está muy nervioso, alterado o enfadado. Se trata de una técnica delicada porque
el tono sosegado que se emplearía puede entenderse como una provocación. Se recomienda ser lo más empático posible.
– ¡Estoy harto de que nunca me escuches!
– Ahora estás muy mal humor. De ahí que crea conveniente aplazar esta conversación para otro momento más idóneo.

7. Técnica del aplazamiento asertivo.


Se trata de una técnica muy útil cuando no se sabe qué responder en ese mismo instante, cuando percibimos que no se sabe dar una
respuesta efectiva y clara inmediata. Si el interlocutor insiste, se puede alternar con el banco de niebla.
Ejemplo:
– Nunca me escuchas cuando te hablo.
– Mira, no es la primera vez que me haces esta afirmación. Ya ha ocurrido otras veces entre nosotros y sabes lo delicado que es. Te
propongo aplazarlo porque en este preciso momento estoy en plena corrección de exámenes.

Técnicas asertivas. A modo de conclusión.


Siempre he odiado discutir. Siempre he odiado el enfrentamiento. Siempre he odiado la agresividad física, y también la verbal. Las
técnicas asertivas tienen la gran ventaja de que son capaces a afrontar cualquier discusión partiendo del respeto de uno hacia el otro,
partiendo del respeto hacia uno mismo.
Soy consciente de que aprender y poner en práctica estas técnicas lleva su tiempo, pero creo que la lectura de este artículo puede ser un
punto de partida para convertir una discusión no

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