Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Consiste en repetir varias veces el mensaje que se quiere transmitir a la persona que se siente molesta cuando algo no
sucede conforme a lo esperado y no acepta razones. Ante esto, se repite cuántas veces sea necesario el mensaje, de
distintas maneras, con amabilidad y cortesía, enfatizando algunas palabras hasta que el aludido capte el mensaje, luego se
le pueden hacer algunas preguntas para tratar de ayudarlo y encontrar un pequeño arreglo momentáneo o acuerdo parcial
que lo ayude y pueda esperar hasta el momento en que se le ha de solucionar completamente el problema. Esta es la
técnica más extendida, y la que aparece en todos los libros que se han escrito al respecto. Consiste en repetir el propio
punto de vista una y otra vez, con tranquilidad, sin entrar en discusiones ni provocaciones que pueda hacer la otra persona.
No tiene por qué significar que tengamos que repetir la misma frase, lo cual es de poca educación. Me refiero a repetir
nuestro argumento tranquilamente y sin dejarnos despistar por asuntos poco relevantes.
Ejemplo Tu jefe desea que te quedes dos horas más a trabajar esta tarde para cerrar la contabilidaddel mes. El trabajo no
es urgente y tú tienes una visita al médico ineludible.
Jefe: Me gustaría que te quedaras esta tarde dos horas para poner al día la contabilidad.
Tú: Lo siento muchísimo, pero hoy tengo una cita médica que no puedo posponer.
Jefe: La contabilidad tiene que estar terminada esta tarde, si no, vamos a tener un gran lío.
Tú: Entiendo que haya que terminarla cuanto antes, pero precisamente esta tarde tengo una cita médicaque no puedo
posponer.
Jefe: No tardarás más de dos horas.
Tú: Lo siento, pero hoy no puedo, tengo una cita médica que no puedo posponer. Jefe: Bueno, supongo que mañana por la
mañana podrás ponerla al día.
2. BANCO DE NIEBLA
Esta es otra de las técnicas que están más extendidas. También se la llama “técnica de la claudicación simulada”.
Consiste en dar la razón a la persona en lo que se considere puede haber de cierto en sus críticas, pero negándose, a la vez,
a entrar en mayores discusiones. Así, se dará un aparente ceder el terreno, sin cederlo realmente, ya que, en el fondo, se
deja claro que no se va a cambiar de postura. Algunas veces se presentan unos comportamientos con características
bastante agresivas que hacen que la persona aludida a quien se está atacando reciba este tipo de conducta como un banco
fijo e inmóvil girando la niebla a su alrededor. En este caso el banco representa la propia postura ante la agresión y la
niebla las palabras que una vez escuchadas se dejan ir como llegaron, como la niebla. Actuando de esta manera el agresor
se frena al ver que no obtuvo el comportamiento esperado debido a que el agredido escuchó lo que le querían decir, dio la
razón en lo que tenía derecho el agresor y a la vez mantuvo su propia postura o punto de vista, lo cual hace que el agredido
se frene repentinamente.
Por ejemplo:
– Tú tienes la culpa de que llegáramos tarde, como siempre
– (Banco de niebla:) – Sí, es posible que tengas razón.
– Claro, como siempre, tienes otras cosas que hacer antes de quedar
– (B. N.:) – Pues sí, casi siempre tengo otras cosas que hacer antes.
– Pues estoy harto de que por tu culpa siempre lleguemos tarde
– (B. N.) – Ya, es verdad, siempre llegamos tarde.
La persona está demostrando que cambiará si lo estima conveniente, pero no porque el otro se empeñe en ello. Para esta
técnica, es muy importante controlar el tono de voz en el que se emite la respuesta, ya que si se dice de forma dura y
tajante o excesivamente despreciativa, puede suscitar agresividad en el interlocutor. El tono debe de ser tranquilo y hasta
ligeramente reflexivo, como meditando las palabras que nos dice el otro. (De hecho, quizás conviene realmente meditar
sobre si la persona está teniendo razón con su crítica).
3. APLAZAMIENTO ASERTIVO
Esta respuesta es muy útil para personas indecisas y que no tienen una rápida respuesta a mano o para momentos en que
nos sentimos abrumados por la situación y no nos sentimos capaces de responder con claridad. Consiste en aplazar la
respuesta que vayamos a dar a la persona que nos ha criticado, hasta que nos sintamos más tranquilos y capaces de
responder correctamente.
Por ejemplo:
– (Aplazamiento asertivo:) – Mira, es un tema muy polémico entre nosotros. Si te parece, lo dejamos ahora, que tengo
trabajo y lo hablamos con calma mañana ¿vale? Si la persona insistiera, nosotros debemos insistir por nuestra parte, al
estilo del disco roto, en nuestra postura. Si uno no quiere discutir, no hay discusión posible.
Es muy útil, ya que no causa agresividad en la otra persona ni incita a defenderse a nadie y ayuda tanto a la persona que la
emite como a la que la recibe.
Consiste en desplazar el foco de discusión hacia el análisis de lo que está ocurriendo entre las dos personas. Es como si nos
saliéramos del contenido de lo que estamos hablando y nos viéramos “desde fuera”.
Por ejemplo:
– Pues no sé por qué lo dices. Llegamos tarde porque tú te empeñaste en grabar el partido de fútbol en vídeo-
– ¡Pero qué cara tienes! Yo me puse a grabar el partido porque vi que estabas pintándote y no acababas nunca. Además, tú
sabes muy bien quién es el que siempre está esperando en la puerta y quién es la que, en el último momento, tiene cosas
importantes que hacer… (etc.)
(Procesamiento del cambio:) – Mira, nos estamos saliendo de la cuestión. Nos vamos a desviar del tema y empezaremos a
sacar trapos sucios, o – Estamos los dos muy cansados. Quizás esta discusión no tiene tanta importancia como le estamos
dando no crees?
Quizás lo más difícil en una discusión es precisamente lo que defiende esta técnica: ser capaces de mantenernos fríos y
darnos cuenta de lo que está ocurriendo. No meternos “a saco” en contenidos que no nos llevan a ninguna parte, no
dejarnos provocar por incitaciones ante las que creemos necesario defendernos. Es mucho más efectivo reflejar
objetivamente qué es lo que está ocurriendo y reconocer nuestra parte de culpa (“estamos cansados los dos”), que
defender a capa y espada cualquier pequeño ataque que nos envíen.
5. TÉCNICA DE IGNORAR
La responsabilidad recae en la otra persona solamente. Es aplicable cuando vemos a nuestro interlocutor indignado e
iracundo y tememos que sus críticas terminen en una salva de insultos, sin llegar a tener nosotros la oportunidad de
defendernos. En estos momentos tenemos que ser los más empáticos posibles para no despertar ninguna impresión de
agresión.
Por ejemplo:
– ¡Tú tienes la culpa de que llegáramos tarde como siempre!
– (Ignorar:) – Me parece que estás muy enfadado, así que creo que es mejor hablar de eso luego.
Como en la técnica del Banco de Niebla, en ésta también es muy importante controlar el tono de voz con el que se emite.
Un tono despectivo o brusco solo suscitaría mayor agresividad en el otro, ya de por sí enfadado, porque lo interpretaría
como una provocación. Lo mejor es adoptar un tono especialmente amable y comprensivo, respetuoso con el enfado de la
persona.
En el hotel donde trabajas has realizado una reserva para tres personas. Cuando los clientes llegan, resulta que son cuatro.
Ellos habían hecho una reserva sólo para tres.
Tu jefe frunce el ceño insinuando que te has confundido.
Tú: Me gustaría preguntarle si usted considera que he hecho mal la reserva.
Jefe: Bueno, tenemos ahora un problema. Es la segunda vez que te confundes en una semana.
Tú: ¿Realmente considera que el error es mío? Me gustaría que supiera que la reserva del señor Ruiz era sólo para tres
personas. Estoy segura.
Esta técnica es muy sencilla y muchas personas las han utilizado sin que el aludido se percate de ello, causándole
desagrado. Consiste en analizar rápidamente la actitud y las palabras de quien se siente enojado y está reclamando
algo, para luego repetir exactamente sus palabras y su actitud agresiva para que las afirme o ratifique. Al imitar sus
actitudes y repetir sus palabras agresivas se le está induciendo a la persona agresiva a que aclare el problema, qué
está reclamando y cómo se siente.
Por ejemplo: Pablo le dice a Pedro: Escuchándolo bien, usted considera que yo me niego a esto o aquello, cálmese,
hablemos del problema y busquemos una solución acertada.
1. Técnica del disco rayado.
Técnica que consiste en repetir una y otra vez tu afirmación sin alzar la voz, de manera calmada, sin agresividad verbal y sin
entrar en provocaciones.
Ejemplo:
– Nunca me escuchas cuando te hablo.
– Sí te escucho. Lo que pasa es que me has hablado cuando estaba corrigiendo unos ejercicios.
– ¡Sabes perfectamente que cuando hablo nunca me escuchas!
– Te repito que, cuando me has hablado, estaba pendiente de la corrección y no he podido escucharte.
6. Técnica de ignorar.
Esta técnica se suele recomendar cuando el interlocutor está muy nervioso, alterado o enfadado. Se trata de una técnica delicada porque
el tono sosegado que se emplearía puede entenderse como una provocación. Se recomienda ser lo más empático posible.
– ¡Estoy harto de que nunca me escuches!
– Ahora estás muy mal humor. De ahí que crea conveniente aplazar esta conversación para otro momento más idóneo.