Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Lo más importante para el éxito de nuestra “negociación” es tener muy claros nuestros
objetivos. Cuando nuestras emociones están tranquilas podemos pensar con mayor
claridad. Si nos dejamos encender por nuestras emociones podemos estar perdiendo el
rumbo, por algo se dice: “el que se enoja pierde” o, en el caso contrario, queremos
agradar, quedar bien, no entrar en conflicto, pero el objetivo es otro, si no lo tenemos
muy claro nuestra emoción puede jugarnos una mala pasada haciéndonos perder
nuestro objetivo. Si la emoción que sientes te lleva a querer sacudir, someter, aplastar
o dejarle sin salida lo único que se conseguirá es poner a la otra persona “de uñas” en
nuestra contra y por consiguiente perderemos nuestro objetivo. En ese caso tal vez se
necesitaría primero un poco de distancia emocional, un poco de tiempo para serenarse
y poder uno ver las cosas más claras. Tal vez nos gustaría que el otro reconociese que
tenemos razón y que él estaba equivocado, pero nos tenemos que preguntar si ese es
nuestro objetivo o si así solamente conseguiremos una recompensa de tipo emocional,
mientras que nuestro objetivo se pierde. Si nos dejamos llevar por nuestros impulsos y
nos descargamos emocionalmente puede que hayamos conseguido una recompensa a
corto plazo, pero la pregunta que tenemos que hacernos es si hemos conseguido
nuestros objetivos o hemos destrozado muchas cosas que posiblemente no tengan ya
solución.
Con los objetivos claros podemos controlar nuestra agresividad y/o nos ayude a dejar
de ser pasivos, con la oportunidad creada y el entendimiento de lo que el otro espera
podemos preparar el momento concreto de la negociación y elevar las probabilidades
de tener éxito.
1.Describir los hechos concretos. Se trata de poner una base firme a la negociación,
en la que no pueda haber discusión. Cuando describimos hechos que han ocurrido el
otro no puede negarlos y así podemos partir de ellos para discutir y hacer los
planteamientos precisos. En este punto es donde más tenemos que evitar poner
calificativos ni atacar achacando malas intenciones que suponemos pueda tener la otra
persona (sean ciertas o no). No se trata de decir “eres un vago” sino decir, “vengo
observando que te levantas desde hace ya varias semanas a la hora de comer”.
Diremos me has dicho 10 veces “no sirves para nada” en lugar de “me quieres denigrar
y hundir” (juicio de intenciones.)
3.Pedir de forma concreta y clara lo que queremos que haga. No se trata de hablar
de forma general o genérica, “quiero que seas más educado”, “quiero que me respetes”
“quiero que no seas vago”; sino que hay que ser concreto y operativo: “quiero que
quites los pies de mi mesa”, “quiero que cuando hablo me mires a los ojos y contestes
a lo que te pregunto”, “quiero que estudies tres horas diarias”. Son conductas concretas
que el otro puede entender y hacer.
Si la situación nos causa alguna ansiedad, es una buena razón más para ensayar lo
que se ha pensado decir. Cuando nos imaginamos la situación de la negociación nos
estaremos exponiendo a ella en la imaginación y al menos cuando pensemos en hablar
con el otro no nos pondremos nerviosos y comenzaremos nuestra negociación en
mejor posición anímica. Si nos ponemos nerviosos podemos acogernos al diálogo que
hemos preparado en la seguridad de que vamos a expresar nuestros deseos de forma
completa. Cuando la ansiedad es demasiado grande hasta el punto de que nos impide
expresar nuestros deseos, hemos de plantearnos una estrategia para superarla.
Hay que tener en cuenta algunas técnicas básicas que nos permiten llevar a cabo lo
que hemos preparado. No hay que olvidar nunca que nuestros objetivos están
expresados en el diálogo que hemos preparado y que nuestra meta inmediata es
decirlo. No se trata de contestar a todo lo que nos digan, no es necesario contestar
rápido y agudo para poder responder de forma inmediata a todo lo que nos digan. La
forma eficaz de hacerlo es diciendo que “puede que tengas razón; pero...” lo que yo
quiero decir es que… “ y continuar con el diálogo en el punto en el que fuimos
interrumpidos o repitiéndolo desde el principio. Puede parecer muy limitado y que
vamos a hacer el ridículo, pero es sorprendente lo efectivo y natural que resulta. Si
saca otros temas, también importantes, expresemos que cada uno de ellos se verá con
detenimiento en otro momento. No perdamos de vista nuestro objetivo, tenemos que
acabar con lo que ha motivado la negociación para poder seguir más tarde con lo que
se acaba de plantear: en ningún momento hay que perder de vista nuestro objetivo.
1° ejemplo
Un amigo acaba llega a cenar, pero una hora más tarde de lo que había dicho. No ha
llamado para avisar que se retrasaría. Estás irritado por la tardanza. Tienes estas
alternativas:
CONDUCTA PASIVA. Saludarle como si tal cosa y decirle “Entra la cena está en la
mesa”.
CONDUCTA ASERTIVA. He estado esperando durante una hora sin saber lo que
pasaba (hechos). Me has puesto nervioso e irritado (sentimientos), si otra vez te
retrasas avísame (conducta concreta) harás la espera más agradable (consecuencias).
CONDUCTA AGRESIVA. Me has puesto muy nervioso llegando tarde. Es la última vez
que te invito.
2° ejemplo
3° ejemplo
Vas a un restaurante a cenar. Cuando el camarero trae lo que has pedido, te das
cuenta de que la copa está sucia, con marcas de pintura de labios de otra persona. Se
trata de llevarse bien con el camarero para que nos sirva bien, pero eso no es un buen
servicio, podrías:
OTROS EJEMPLOS
1º ejemplo.
(Tras probarse el traje, el cliente se da cuenta de que uno de los arreglos no se ajusta a
lo acordado):
• CLIENTE: Fíjese, el largo de los pantalones no ha quedado como quería. ¿Me podría
volver a tomar las medidas para arreglarlo?
• CLIENTE: Pienso que el largo no es el acordado anteriormente. Claro que puede que
esté equivocado, aunque me siento bastante seguro. En cualquier caso, ¿me podría
tomar nuevamente las medidas? Quiero que el traje me quede perfecto. ¿No le ocurre
a usted igual? Seguramente se sentirá satisfecha cuando sus clientes están contentos
con la compra
• DEPENDIENTE: Está bien, le puedo tomar las medidas. Pero la modista no viene
hasta finales de la semana. Además, le tendré que cobrar el nuevo arreglo.
• DEPENDIENTA: ¡Desde luego, con clientes como usted! Escuche, esas son las
reglas. Tengo la tienda llena, y necesito atender a otros clientes.
• CLIENTE: De veras que siento llegar a esta situación tan incómoda. Pero pienso que
esta tiene fácil solución. Usted me toma las medias, y yo me encargo de hablar con el
encargado para solucionar el tema del pago. Así puede seguir haciendo su trabajo.
• DEPENDIENTA: De acuerdo, disculpe, estoy un poco nerviosa con tanto trabajo. Voy
a tomarle las medias y esta tarde le consultaré la cuestión del dinero a mi encargado."
2º ejemplo.
• LUIS: De eso precisamente quería hablarte; verás, hace un tiempo que pienso que
nosotros dos podríamos organizarnos mejor, para que el turno de noche, que es el mío,
no se viera tan cargado de trabajo.
• PEDRO: ¿Qué pasa? ¿Ahora resulta que tú trabajas más que yo?
• LUIS: ¡No, hombre! Yo no he dicho que trabaje más que tú. Lo que te quiero
comentar es sobre el tema de la limpieza. Verás, últimamente vengo notando que
cuando el turno de noche entra, la cocina no está del todo limpia; por ejemplo, alguna
basura, como las botellas y los botes no la tiráis, y ocupan mucho sitio, por lo que
tenemos que tirarlas nosotros; y muchas veces ocurre que algunas sartenes y ollas no
están limpias, y nosotros tenemos que limpiarlas antes de ponernos a cocinar, y eso
nos enlentece un poco.
• PEDRO: Oye, oye, que yo hago mi trabajo lo mejor que puedo; además, ya sabes
que por la noche hay que limpiarlo de nuevo todo, así que si se queda algo no pasa
nada.
• LUIS: Perdona, Pedro, estoy segurote que tú haces el trabajo lo mejor que puedes.
Solamente estoy planteándote una necesidad que tenemos los del turno de noche.
Necesitaríamos que tratarais de tirar toda la basura y dejar todas las sartenes y ollas
limpias, para así poder trabajar mejor. Y con respecto a lo de que luego hay que
limpiarlo todo de nuevo, te recuerdo que el dueño del restaurante nos pidió que tanto
en el turno de comidas como en el de cenas la cocina se quedara completamente
recogida y limpia
• LUIS: (Sin levantar el tono de voz) Pedro, creo que me estás malinterpretando; no te
estoy dando lecciones; estoy hablando con un compañero de trabajo sobre algo que
me incomoda, para que busquemos una solución. Y hablo contigo porque creo que
eres una persona con la que se puede dialogar
• PEDRO: Mira, es que el ayudante que hay en el turno de comidas es muy lento, y
muchas veces acaba el turno sin que esté todo limpio. Y yo no me voy a quedar más
tiempo para hacer el trabajo de los demás
• LUIS: Podrías comentárselo; dile que no se puede ir hasta que no quede toda la
cocina recogida y limpia y la basura tirada; es probable que se dé más prisa.
53º ejemplo.
Puede encontrarse en aquella persona que ingresa a un hotel, pide una habitación y,
al ingresar, descubre que la cama está sin hacer y que hay platos sucios en el
piso. El individuo asertivo se comunicará con el conserje, le explicará lo acontecido y le
pedirá que arreglen el cuarto o le entreguen otro. Si la persona, en cambio, sale de la
habitación a los gritos y se marcha del hotel, o si acepta usar el cuarto pese a su falta
de higiene, estará incurriendo en conductas que no son asertivas.
4º ejemplo.
El niño que es retado por el maestro debido a una falta que no cometió. El pequeño
puede mostrar su asertividad al darle razones que expliquen por qué es inocente y
demostrarle que su comportamiento fue correcto. Otras opciones no asertivas serían
que el niño responda a los gritos al docente y lo insulte, o que admita su culpa pese a
no tener nada que ver.
Carmela: Está bien, pero no pienso renunciar a mi tiempo libre por culpa de no haber
sido informada puntualmente del desarrollo de las reuniones.
Marisa: Ya te he dicho que lo hablamos luego, seguro que encontramos una solución
adecuada. Ya es casi la hora de la comida, ¿qué tal si quedamos después de comer?
Carmela: Esta bien. Hasta luego.
Reflexiónes
Es interesante aplicar las técnicas de la comunicación asertiva, sobre todo porque nos
permiten sopesar la situación de una forma más objetiva, eliminando prejuicios o
actitudes impulsivas que no aportan nada y pueden echar a perder una relación, tanto
personal como laboral, crear mal ambiente y además no solucionar el problema, que
debería ser nuestro objetivo principal.
Por otro lado creo que normalmente se emplean varias técnicas juntas, es complicado
enfrentarse a situaciones estándar en la vida real. Por eso creo que sería muy positivo
realizar dramatizaciones en grupo empleando estás técnicas para familiarizarnos más
con ellas, hasta convertirlas en un acto reflejo.