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Defecación

Proceso biológico de la eliminación de las heces.

El estiramiento del recto estimula los reflejos de defecación, que son responsables
de la urgencia para defecar.

El proceso incluye dos reflejos:

1. El reflejo de defecación intrínseco.


Este reflejo opera por completo dentro del plexo nervioso mientérico. [es una
parte del sistema nervioso entérico(es una subdivisión del sistema nervioso
autónomo que se encarga de controlar directamente el aparato digestivo),
existentes entre las capas longitudinal y circular de la capa muscular externa del
tracto gastrointestinal y provee inervación motora.
Las señales
de estiramiento viajan por el plexo a la capa muscular
del colon descendente y sigmoide y el recto. Esto activa
una onda peristáltica que empuja las heces hacia abajo, y
relaja el esfínter anal interno. Sin embargo, este refl ejo es
débil y suele requerir la cooperación del siguiente refl ejo.

Estos refl ejos son involuntarios y representan el único


medio para controlar la defecación en lactantes y algunas personas
con lesiones en donde se ha seccionado la médula espinal.
Sin embargo, el esfínter anal externo, como el uretral
externo que controla la micción, está bajo control voluntario,
lo que permite que se limite la defecación a circunstancias
apropiadas. En general, la defecación ocurre sólo cuando este
esfínter se relaja de manera voluntaria. La defecación también
es apoyada por la maniobra de Valsalva voluntaria, en que se
sostiene la respiración y la contracción de los músculos abdominales
aumenta la presión abdominal, comprime el recto y
aplasta las heces. Esta maniobra también puede iniciar el refl ejo
de defecación al llevar las heces del colon descendente al
recto.
Si se suprime la urgencia de defecar, las contracciones
cesan en unos minutos y el recto se relaja. El refl ejo de defecación
vuelve a presentarse unas horas más adelante o cuando
otro movimiento de masa impulsa más heces hacia el recto.

el recto tiene capacidad de distensión y


adaptación, sin experimentar un incremento de la pre-
sión; es decir, puede estar lleno de heces sin provocar
deseo de defecar. Cuando la distensión alcanza una de-
terminada proporción, se desencadena el reflejo defe-
catorio, cuya primera consecuencia es la relajación del EI
mediante el reflejo rectoanal inhibitorio, transmitido a través del plexo mientérico.
De forma inmediata, el EE se
contrae. Si las circunstancias socioambientales no son
favorables, se mantiene de forma voluntaria la contrac-
ción del EE hasta que, por adaptación de los receptores
de la pared rectal, cesa el estímulo, se desencadena un
reflejo inhibidor anosigmoideo, cesa la propulsión del
contenido fecal, se recupera el tono del EI y desaparece
el deseo de defecar. Es decir, se genera el proceso de la
continencia;

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