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CAÑON DORA

El cañón Dora fue un inmenso cañón de largo alcance de 800 mm, construido en Essen
(Alemania) y utilizado durante la Segunda Guerra Mundial contra las fortificaciones de la
ciudad de Sebastopol, en la península de Crimea. Hasta el día de hoy, es la pieza de
artillería más grande que se ha construido jamás.

El mayor cañón jamás construido tuvo una vida operativa de 13 días, durante los cuales
disparó un total de 48 proyectiles. Necesitaba un convoy ferroviario de 25 vagones para ser
transportado, 2.000 hombres de dotación y más de seis semanas para ser montado.

La cantidad de mano de obra necesaria para ensamblar el “Dora” era enorme. Cada uno de
los 80 cm K (E) tenía un destacamento completo de no menos de 1.420 hombres al mando
de un coronel. Este disponía de su propio cuartel general y personal de planificación. La
dotación principal era de alrededor de 500 hombres, la mayoría de ellos necesarios para el
complicado proceso de mantenimiento y manejo de la munición. Una vez en acción, estos
500 hombres permanecerían junto al cañón, pero el resto del personal estaba formado por
varias unidades auxiliares, incluyendo una de inteligencia para determinar qué objetivos
debían bombardearse. Otro importante número de tropas estaba destinado a los dos
batallones de artillería antiaérea ligera, que siempre acompañaban al cañón cuando viajaba
y que se encargaban además de algunas tareas de ensamblaje. Una vez que el cañón estaba
en posición, estos batallones antiaéreos procuraban que no se acercaran intrusos por el aire.
Dos compañías de centinelas patrullaban constantemente el perímetro de la posición (en
una ocasión, estas compañías fueron rumanas) y en todo momento había un pequeño grupo
de ingenieros civiles de Krupp que trataban los aspectos técnicos del monstruo e instruían a
los soldados. Las tropas ferroviarias y el personal administrativo de costumbre completaban
la dotación.

Incluso usando este pequeño ejército, llevaba entre tres y seis semanas el ensamblar el
cañón con la ayuda de las dos grúas puente de 10 t que habían sido diseñadas especialmente
para la tarea. Sólo el situar correctamente el material necesario para el ensamblaje ya era
una tarea maestra de planificación ferroviaria, pero de alguna manera se logró llevarla a
cabo y a principios de 1942 el “Dora” estaba listo, junto con el resto del dispositivo de
asedio y toda la voluminosa cantidad de munición necesaria.

El cañón “Dora” - 80 cm K (E) – por su tamaño y peso, por no hablar de su desmesurada


potencia de fuego, entró en acción tan sólo en una ocasión. Fue concebido originalmente
para destrozar los fuertes de la línea Maginot, pero cuando comenzó la Campaña
Occidental en 1940, el “Dora” estaba todavía en los talleres de Krupp en Essen y, de todas
formas, el Ejército alemán sobrepasó sin su ayuda la línea defensiva. De este modo, cuando
las pruebas del cañón se habían terminado en Hillersleben y las demás pruebas del equipo
en Rugenwalde, no había nada en qué utilizar el arma y su dotación.

Para justificar el esfuerzo de poner el enorme cañón y su séquito en acción, el objetivo


potencial tenía que justificar toda la molestia que representaba hacerlo y no había realmente
grandes líneas de fortificaciones en Europa con las que enfrentar al gran cañón. Los dos
mayores sistemas de fortificaciones, las defensas de los Sudetes y la línea Maginot, estaban
ambos en manos alemanas y parecía que el 80 cm K (E) estaba de más incluso antes de
haber disparado un solo tiro.

A principios de 1941 apareció un objetivo potencial en los tableros de los estrategas, y éste
era Gibraltar. Se planeó asaltar la aislada fortaleza en la boca del Mediterráneo para aislar
dentro del mar interior a los aliados, pero como España era neutral, se necesitaba obtener
permiso del general Franco para que las tropas alemanas viajaran a través de territorio
español a fin de efectuar el ataque. Los planes para el asalto (denominados Operación
Félix) llegaron al punto de que tropas paracaidistas y de planeadores alemanas estaban
entrenándose activamente antes de que la reunión entre Adolf Hitler y Franco mostrara que
el dictador español no estaba dispuesto a que su país se mezclara en un conflicto europeo a
gran escala. Por lo que otro objetivo para el “Dora” llegó y se fue.

La invasión de la Unión Soviética (Operación “Barbarroja”) tuvo lugar durante la segunda


mitad de 1941 sin ninguna ayuda del “Dora”, pero a principios de 1942 el avance del
ejército alemán era tan rápido y profundo que las tropas ya se encontraban en los
alrededores de la península de Crimea. Frente a ellas estaba la base naval de Sebastopol,
que era potencialmente un útil puerto de abastecimiento y base para los ejércitos alemanes
del sur. La necesidad de una base de abastecimiento no era muy urgente, pero lo que
interesó a los estrategas alemanes fue que Sebastopol era un puerto tremendamente
fortificado. Alrededor del perímetro de la ciudad contaba con una larga cadena de fuertes,
algunos de ellos de la época de la Guerra de Crimea de 1854, pero otros más modernos. Y a
la orilla del mar había numerosas baterías de costa de gran calibre. El lugar parecía ideal
para un sitio al viejo estilo, seguido por un devastador ataque que demostraría al mundo el
poder del ejército alemán. Las relativamente ligeras fuerzas que habían avanzado hasta
Crimea fueron reforzadas pronto por más y más tropas y los estrategas comenzaron a
recorrer Europa a la búsqueda de cañones pesados para preparar una maquinaria de asedio a
la antigua usanza.

El 80 cm K (E) fue transportado hasta Crimea por una vía ferroviaria reconstruida
especialmente para este propósito. Por delante de él, un pequeño ejército de trabajadores
comenzó a preparar la posición de tiro elegida en Bakhchisaray, un pequeño pueblo a las
afueras de Sebastopol. Más de 1.500 hombres bajo las órdenes de un ingeniero del ejército
alemán excavaron a través de una pequeña planicie para construir una ancha doble vía
férrea formando un arco. Los lados de esta vía fueron elevados para proporcionar cobertura
y protección para el cañón. En los accesos a esta obra, las tropas ferroviarias trabajaban
para reforzar las vías en sus puntos más débiles y permitir el paso al “Dora”. Los trabajos
en la posición de tiro alcanzaron tal proporción que la playa de vías se extendía a lo largo
de 1,2 km. En esta área, los 25 vagones separados que formaban el cañón y su impedimenta
debían ser enganchados, empujados y arrastrados hasta su posición correcta. En la
retaguardia, lejos del cañón, estaban los alojamientos donde debían vivir las numerosas
tropas que formaban la dotación.

El fuego comenzó el 5 de junio de 1942. El “Dora” fue una más de las voces del enorme
coro que anunciaba una de los mayores y más pesados bombardeos de artillería de todos los
tiempos. Cuando se rindió Sebastopol a principios de julio de 1942, se calcula que habían
caído en el puerto no menos de 562.944 proyectiles de artillería, la mayoría de ellos
procedentes de los obuses y cañones de gran calibre. Y este total no incluye las ruidosas
tormentas de cohetes y el añadido de la artillería de campaña de pequeño calibre. Cómo
sobrevivieron los civiles de Sebastopol tiene fácil explicación. Simplemente se metieron
bajo tierra. La ciudad sabía que iba a ser bombardeada, ya que no sólo habían sido
advertidos por sus propias autoridades civiles y políticas, sino que los alemanes les
lanzaban constantemente mensajes radiados y propaganda variada sobre el destino que les
tenían preparado. Para cuando el bombardeo real comenzó, habían cavado profundos
refugios bajo la superficie y en las laderas de canteras y colinas y allí vivieron y
permanecieron durante semanas. Un sorprendente número de ellos sobrevivió.

El “Dora” no fue utilizado contra objetivos civiles. Sus primeros objetivos fueron algunas
baterías costeras, que fueron bombardeadas a una distancia de alrededor de 25 km, y todos
los disparos fueron observados por un Fieseler Fi 156 Storch de la Luftwaffe asignado
especialmente al cañón. Se requirieron solamente 8 disparos para demoler estos objetivos.
Más tarde, aquel mismo día, se hicieron 6 disparos más contra la construcción de hormigón
conocida como Fuerte Stalin. Al finalizar la jornada era también una ruina y se hicieron los
preparativos para el día siguiente. Podría pensarse que 14 disparos al día era un ritmo más
bien lento, pero de hecho es más que bueno para un cañón de 800 mm. La mejor cadencia
de disparo que se podía conseguir era de 1 cada 15 min y muy a menudo este intervalo era
notablemente mayor. La preparación de cada proyectil y la carga era una tarea considerable
y debía ser llevada a cabo en varias etapas, incluyendo la toma de temperatura de cada
carga, cálculo preciso de la temperatura del aire y velocidad del viento según la altitud y
colocación de la carga en la recámara. El proyectil y la carga debían ser ensambladas de
forma precisa y el cañón elevado en el ángulo correcto. Todo esto llevaba su tiempo.

El “Dora” entró en acción de nuevo el 6 de junio, inicialmente contra el Fuerte Molotov.


Siete proyectiles demolieron la estructura y entonces fue el turno del objetivo conocido
como el Acantilado Blanco. Este era el punto que debía alcanzarse para poder destruir un
depósito de municiones subterráneo bajo la Bahía Severnaya, que estaba clasificado por los
soviéticos como indestructible para las armas convencionales. Pero no era invulnerable para
el 80 cm K (E), que disparó 9 proyectiles que se abrieron paso a través del mar y de 30 m
de fondo marino, detonando dentro del almacén de munición. Para cuando el “Dora”
disparó el noveno proyectil, el depósito era una completa ruina y como remate de la faena,
un pequeño barco fue hundido en el proceso.

El día siguiente, 7 de junio, fue el turno de un objetivo conocido por los alemanes como el
Südwestspitze, una fortaleza aislada que iba a ser objeto de un ataque de infantería. Tras 7
disparos, el objetivo quedó listo para recibir las atenciones de la infantería, y la dotación del
cañón quedó libre para realizar algunas tareas de mantenimiento necesarias en un corto
periodo de descanso hasta el 11 de junio. Ese día, el Fuerte Siberia fue el receptor de otros
5 proyectiles de 800 mm y luego vino otro periodo de tregua para la dotación hasta el 17 de
junio, cuando disparó sus últimos 5 proyectiles contra el Fuerte Máximo Gorki y su
correspondiente batería de costa. Entonces terminó el trabajo para el “Dora”.

Una vez caída Sebastopol en julio, el dispositivo de asedio fue llevado a Leningrado, donde
realizó unos cuantos disparos. Tras esa acción, la cual fue la última, “Dora” fue
desmontado y transportado a Alemania para que se le efectuara una revisión completa y un
cambio del cañón. Incluyendo los 48 disparados en Crimea, el “Dora” había disparado
alrededor de 300 proyectiles en total, incluyendo pruebas, entrenamiento y demostraciones.
Su cañón fue llevado de nuevo a Essen para su rectificación.

No hubo nada más que hacer para el “Dora”. Pasó algún tiempo en el campo de tiro de
Rugenwalde disparando ocasionalmente proyectiles de demostración y siendo utilizado
para las pruebas de algunos nuevos proyectiles anti-fortificación, y en un momento dado se
habló de cambiarle el cañón de 800 mm por otro de 520 mm para aumentar su alcance. Este
proyecto no se llevó a cabo, como tampoco otro para montar el cañón de 800 mm en un
afuste autopropulsado con orugas para que pudiera utilizarse en batallas urbanas. Se invirtió
un esfuerzo considerable en la planificación de esta estrafalaria idea antes de abandonarla,
aunque no era más impracticable que el proyecto original del 80 cm K (E), que absorbió
una inmensa cantidad de hombres y material de todo tipo, todo para disparar 48 proyectiles
sobre las anticuadas fortalezas de Crimea.

En mayo de 1945, los componentes del “Dora” estaban dispersos por toda Europa Central.
Los transportes ferroviarios cuidadosamente planeados habían sido atacados
constantemente por aviones aliados y las piezas que todavía estaban intactas fueron
destruidas por sus propias dotaciones y abandonadas para el asombro de los Aliados. Hoy,
todo lo que queda del “Dora” son algunos proyectiles en museos.

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