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La educación tradicional se basaba en la transmisión acrítica de contenidos de una generación a otra para asegurar la continuidad de las ideologías. Los estudiantes recibían los conocimientos como verdades inalterables sin cuestionar. La educación moderna pone al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, fomentando que cuestionen, debatan y argumenten para formar ciudadanos capaces de promover el cambio a través del diálogo y la democracia.
La educación tradicional se basaba en la transmisión acrítica de contenidos de una generación a otra para asegurar la continuidad de las ideologías. Los estudiantes recibían los conocimientos como verdades inalterables sin cuestionar. La educación moderna pone al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, fomentando que cuestionen, debatan y argumenten para formar ciudadanos capaces de promover el cambio a través del diálogo y la democracia.
La educación tradicional se basaba en la transmisión acrítica de contenidos de una generación a otra para asegurar la continuidad de las ideologías. Los estudiantes recibían los conocimientos como verdades inalterables sin cuestionar. La educación moderna pone al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, fomentando que cuestionen, debatan y argumenten para formar ciudadanos capaces de promover el cambio a través del diálogo y la democracia.
Esa educación tradicional se basaba en una serie de principios que
aseguraban la continuidad de las ideologías por la transmisión acrítica de contenidos. Debemos igualmente hacer la aclaración de que Sócrates ya aplicó el aprendizaje por descubrimiento en su método llamado mayéutica, pero sus innovaciones pedagógicas, le valieron una condena a muerte, por incitar a los jóvenes a la reflexión crítica.
En la enseñanza tradicional, que se mantuvo hasta mediados del
siglo XX, se concebía a la educación como una transmisión de conocimientos acumulados a lo largo de varias generaciones que debían hacerse conocer a los nuevos integrantes de la sociedad, que los recibían como algo inalterable e indiscutible.
La Edad Media dominada por la iglesia, el enciclopedismo de la
Edad Moderna, demandaban acumular conocimientos, que se recibían de quienes sabían, pues ya los habían aprendido ,antes (los maestros) a quienes debían incorporarlos como verdades absolutas a sus cerebros, sin intervención en este proceso.
El protagonista de la enseñanza era el maestro, limitándose el
alumno a atesorar ese legado cultural, donde por ejemplo los próceres se mostraban como semidioses carentes de defectos, alejados de lo mundano, y debían repetirse de memoria sus hazañas.
Se sostenía que los niños tenían un coeficiente intelectual medible,
que determinaba su grado de inteligencia y sus posibilidades de aprendizaje. Eran personas educadas para obedecer y no para cuestionar, lo que estaba acorde con el sistema político de la época.
Es con el pensamiento democrático, surgido a partir de pensadores
como Rousseau (1712-1778) que comienza a verse al niño como un ser curioso, capaz de aprender de la naturaleza y en libertad, reconociendo su capacidad para aprender descubriendo por sí mismo.
Piaget (1896-1980) avanzará sobre el desarrollo evolutivo de la
mente humana, y David Ausubel desarrollará el aprendizaje significativo (1918-2008) todo lo que contribuirá a quitar relevancia a la enseñanza tradicional para poner el eje y centro del proceso en el educando que ahora será el sujeto protagónico de su propio aprendizaje, con la posibilidad de cuestionar, debatir y argumentar, para formar ciudadanos que obedezcan las órdenes razonables y propugnen a través de medios democráticos (diálogo, comunicación o recurrencia a la justicia) el cambio de normas y valores cuestionables, en pos de un mundo mejor y con mayor justicia LA EDUCACION MODERNA
La educación ha sido transformada inevitablemente por la inclusión
de las nuevas tecnologías.
La forma de impartir la enseñanza por parte de los docentes hoy día
se traduce a la interacción entre los alumnos, generando espacios de participación en las aulas académicas. De esa manera, la comunicación unilateral fue reemplazada por el proceso bilateral en el cual el maestro además de transmitir sus conocimientos, también recibe las ideas y aprendizajes de los estudiantes. En ese sentido, la enseñanza se produce en ambos lados (maestro-alumno).
La educación moderna es la renovación, a través de sus diferentes
facetas a través de los años, sus tendencias y sus formas de orientar al estudiante para un mejor aprendizaje y entendimiento de algún tema específico.
Para la educación moderna pensar significa actuar, es decir
pensamos para llegar a un fin. La forma de educar debe orientarse a un sistema lógico que nos llevaría a un método más científico: se define un problema, se busca la mayor información y datos necesarios, se formulan varias hipótesis para hallar una solución, se entra a un campo mas especifico y se buscan nuevos datos para reformular las hipótesis, se tiene en cuenta las consecuencias a ocurrir en el caso de que la elección no sea la correcta y se determina una o varias alternativas y por último experimenta sus hipótesis, las prueba y comprueba usando sus alternativas hasta llegar a una solución. Antes lo importante era transmitir el conocimiento como una receta. El profesor tiene su espacio reservado para interactuar con sus alumnos a los cuales les transmitirá el conocimiento. En este tipo de educación el profesor es el que más termina aprendiendo, ya que en realidad el adquiere conocimientos de las acciones de los alumnos al mandarles lo que él quiere que hagan.
En la educación moderna se hace lo contrario. Trata de que sea el
alumno el que aprenda, el que tenga que investigar para adquirir más conocimientos, y para que no los olviden se les da ejercicios prácticos para asegurar y probar sus conocimientos.