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Marco teórico contextual

Entendiendo el aprendizaje como uno de los procesos básicos fundamentales para el

desarrollo de los niños y jóvenes durante su crecimiento, es necesario conocer cómo influyen

las emociones en la adquisición de conocimiento e información al interior de las aulas

educativas, es en este ambiente donde los jóvenes conocen en primera instancia el contexto

social con el que deben interactuar a lo largo de su crecimiento.

Hergenhahn (1976) define el aprendizaje como “un cambio relativamente permanente en

la conducta ó en su potencialidad que se produce a partir de la experiencia y que no puede ser

atribuido a un estado temporal somático inducido por la enfermedad, la fatiga ó las drogas”

Se contempla entonces la información obtenida a través de las experiencias como una

condición necesaria para que se dé el aprendizaje y los cambios que este provoca en la

conducta. Visto desde el contexto educativo es allí donde el alumno ira integrando todos los

conocimientos y aprendizajes adquiridos a lo largo de su vida, en un proceso donde

intervienen la interacción con el medio que los rodea y su nivel de madurez.

Existen tres grandes corrientes psicológicas de gran relevancia para el concepto de

aprendizaje: el conductismo, cognitivismo y constructivismo.

El conductismo donde participan la asociación entre estímulos y respuestas, donde

encontramos dos tipos de condicionamiento, el clásico pavloviano y el operante enunciado

por skinner.

En el condicionamiento clásico “el aprendizaje se produce al presentar dos estímulos

independientemente de la conducta del sujeto. Este tipo de aprendizaje nos permite

adaptarnos mejor al entorno ya que establece nuevas conductas que se anticipan a los

acontecimientos que van a suceder.” UNED (2014)

Según Sánchez, Queija, Inmaculada, et al (2014) en el Condicionamiento clásico “Las

personas nacen con un número limitado de reflejos y emociones, que le sirven para mantener
sus primeras relaciones con el entorno, y todas las demás conductas se generan a partir de

asociaciones de estímulo respuesta.

El Condicionamiento operante “Se trata de la mayor parte de las conductas que las

personas emitimos, las cuales no son producidas como respuestas a determinados estímulos,

sino que son emitidas intencionalmente por la persona.” Sánchez, Queija, Inmaculada, et al

(2014)

Como apuntó Skinner (1958), considerado como la figura más relevante del

condicionamiento operante, las consecuencias que siguen a una conducta pueden aumentar la

probabilidad de que ésta se repita o bien disminuirla. Nos podemos referir a reforzadores o

castigos en función de si la respuesta que sigue a una conducta es agradable o no y, por tanto,

aumenta o disminuye la posibilidad de que ésta se repita.

El conductismo aporto importantes aportes para el ámbito educativo, haciendo uso de los

reforzadores y castigos para el aprendizaje o debilitación de una conducta,

En el cognitivismo por su parte, se hace énfasis ya no solo en lo observable como la

conducta, sino en los procesos mentales que intervienen durante el aprendizaje.

La teoría social-cognitiva del aprendizaje desarrollada por Albert Bandura (1987) y sus

colaboradores. Considera al estudiante como un agente intencional y reflexivo, es por esto

que en el aprendizaje influirán aspectos personales y conductuales a parte de los ambientales.

La teoría del procesamiento de la información se suele considerar como la tesis central de

la psicología cognitiva, y se concreta en su concepción de la persona como un ser capaz de

transformar la información que recibe, procesándola (manipulándola), de manera que cuando

la utiliza ésta ya es distinta, no es la misma que fue codificada, desarrollada por Atkinson y

Shiffrin (1968)
La teoría de los esquemas cognitivos (Barlett, 1932) contribuye a comprender la forma en

la que almacenamos la información en la memoria a largo plazo y cómo ésta sirve de base

para aprendizajes futuros.

Por su parte Piaget (1979) con su teoría (constructivista), explica que el desarrollo

cognitivo evoluciona por etapas o estadios como el las llama., definida también como la

teoría del desarrollo por la relación que existe entre el desarrollo psicológico y el proceso de

aprendizaje, que inicia desde el nacimiento y cambia con la madurez, donde considera al

tiempo como un limitante en la relación del aprendizaje del individuo que se da por etapas.

Piaget enfatiza en la filosofía Kantiana en su teoría: “el mundo real y las relaciones de causa-

efecto que hacen las personas, son construcciones de la mente. La información recibida a

través de las percepciones es cambiada por concepciones o construcciones, las cuales se

organizan en estructuras coherentes siendo a través de ellas que las personas perciben o

entienden el mundo exterior”.

Por su parte Vygotsky, considera que el desarrollo psicológico y el aprendizaje humano

son procesos de desarrollo sociales e interactivos. Es decir, tienen lugar en la vida social, en

las interacciones que mantenemos con otras personas y en las diversas actividades que nos

plantea nuestra cultura. Sánchez, Queija, Inmaculada, et al (2014)

Vygotsky, propuso La Ley de la Genética General del Desarrollo Cultural, donde explica

la influencia social en el funcionamiento mental de la persona.

“Cualquier función aparece dos veces, o en dos planos, en el desarrollo cultural del niño. En

primer lugar, aparece en el plano social, y luego en el plano psicológico. En principio aparece

entre las personas y como una categoría interpsicológica, para luego aparecer en el niño como

una categoría intrapsicológica (…) Las relaciones sociales o relaciones entre las personas

subyacen genéticamente a todas las funciones superiores y a sus relaciones” (Vygotsky, 1981,

p. 168).
Primero aprendemos a hacer las cosas con ayuda de otros, y con el tiempo aprendemos a

hacerlo nuestro y lo dominamos sin ayuda, interiorización, entendido como un proceso de

transformación que conlleva cambios en la estructura y funciones de los contenidos,

estrategias y procedimientos que se interiorizan (Vygotsky, 1978; Wertsch, 1988).

Después de analizar todos los elementos que intervienen en la construcción de la noción

de las cosas (aprendizaje) podemos evidenciar que no solo los factores externos intervienen

en este, sino que los condicionamientos internos que poseemos actúan como determinante

para que se pueda acceder al conocimiento a través de la experiencia directa, es allí donde las

emociones juegan un papel trascendental.

Para Aristóteles: “Las emociones se acompañan de placer o de dolor, y están conectadas a

la acción. Derivan de lo que creemos, están sometidas al control de la conciencia” Citado por

Bisquerra, (2000) p.29

Para Darwin:” Las emociones derivan del esfuerzo de la mente para preservar en ella el

propio ser por un tiempo indefinido, así el deseo es la emoción fundamental y a él se unen

otras emociones primarias: el dolor y la alegría.”

El termino emoción se refiere a “un sentimiento y a los pensamientos y estados biológicos

y psicológicos y el tipo de tendencias a la acción que lo caracterizan”. Citado por Valles y

Valles (2000) p.89

Alcance de las emociones en el aprendizaje: las instituciones de educación han sido en la

historia uno de los pilares de la trasformación cognitiva de los individuos, donde se ubica en

primer lugar el pensar sobre el sentir.

Miller (2002) y Pintrich (2003) consideran que “el aprendizaje no sólo se refiere a la

cognición fría del razonamiento y la resolución de problemas. El aprendizaje y el

procesamiento de la información también se ven influidos por las emociones, de manera

que también la cognición cálida es importante para aprender” (citados por Woolfolk, 2010:
396).

Podemos entonces decir que las emociones influyen directamente sobre la memoria, el

aprendizaje y algunas de sus dimensiones (atención precepción y pensamiento)

“Los estados emocionales pueden afectar el aprendizaje, la memoria, los juicios sociales y la

creatividad. Las respuestas emocionales tienen una función importante en la organización y

categorización de sus experiencias vitales (Bradley, 1994 y Forgas, 1995, citados por Gerrig

y Zimbardo, 2005: 404).

Según el modelo de Bower existe un efecto de congruencia entre el estado de ánimo y el

objeto de estudio, ello depende de la similaridad entre el estado de ánimo y la valencia del

material que está siendo aprendido o recuperado. Por lo tanto, se pueden considerar que las

emociones interfieren de dos maneras: una para el aprendizaje y otra para la recuperación.

Se aprende más material con un determinado contenido afectivo (valencia del material)

cuando el individuo se encuentra en un estado de ánimo congruente (mismo tipo) con la

valencia del material. Además de que se recupera más material de valencia congruente con

el estado de ánimo que material de valencia no congruente con el estado de ánimo (en el

momento de la recuperación). (Cano, A. 1989, citado por Fernández, 1995: 55).

De este modelo nace el concepto de aprendizaje diferencial, “los individuos, aprenden

más contenidos en un estado de ánimo positivo, con el efecto de la alegría, la tristeza no

posibilitaría el aprendizaje por pérdida de motivación o por pensamientos negativos que

interfieren en la conciencia y restan atención a los procesos de aprendizaje.


Bibliografía

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