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En el marco de la alimentación y de la salud de niños y niñas en Chile es

importante dar cuenta como los procesos alimenticios se están llevando a cabo en
nuestra población actual. Es de interés generalizado aportar al conocimiento de
los consumidores, las proporciones alimenticias que generan día a día y las
consecuencias negativas para nuestro cuerpo.

El presente ensayo tiene por objetivo conocer las implicancias positivas que
generan el consumo de leguminosas en la población infantil chilena y cómo estas
favorecen el desarrollo nutricional en la dieta alimenticia, además de prevenir
enfermedades no transmitibles en el futuro como lo son las enfermedades
cardiovasculares, cáncer y diabetes. Es importante antes de dar nuestro parecer
formularnos las siguientes interrogantes ¿por qué los niños son tan obesos en la
edad preescolar?, ¿por qué dentro de su dieta no consumen leguminosas o
legumbres?, ¿es importante esta proteína en nuestra dieta?

El tema de la obesidad aparentemente no es una problemática que atañe


solo a nuestro país, ya que la Comisión de la Organización Mundial de la Salud
(OMS), entrega datos alarmantes a nivel mundial sobre todo en la población
infantil, donde el 30% de dicha cantidad corresponde a un exceso de peso
(Olivares, 2018, p.46) en los infantes.

Llama profundamente la atención que en las últimas tres décadas este


fenómeno se haya ido incrementando en Chile, se asume que los factores son
diversos, aunque podemos mencionar que, el sedentarismo, el acceso a comida
no saludable a bajo costo y la tradición familiar que se sostiene en la proporción
mayor de alimentos versus la saciedad significativa del hambre, son componentes
que influyen negativamente en el peso del ser humano.

Un estudio realizado el año 2016 en Chile por la Junta Nacional de Auxilio


Escolar y Becas (JUNAEB) informó que en la educación preescolar presentaba un
nivel de sobrepeso del 51,2% del total de niños de pre kínder y kínder (Olivares,
2018 p.46) lo que nos hace reflexionar que los factores antes mencionados y la
mala alimentación que ofrece los padres en la educación alimentaria sostienen y
aumentan mayoritariamente los niveles de obesidad en este nivel de la población.

Pese a que en Chile la ley 20.606 controla y regula la venta y publicidad de


alimentos procesados con altos niveles de azúcar y calorías, la sociedad en
general parece no comprender estas normativas que van en beneficio de la
comunidad en general, no obstante y obviando toda advertencia, la educación
alimenticia que debiese promoverse en el hogar, se ve flagelada por la ignorancia
y la falta de conciencia en la salud de las personas sobre todo de los más
pequeños, lo que nos respalda nuestros argumentos presentados en las líneas
anteriores.

Respecto a los patrones y las recomendaciones para el consumo de


legumbres en la población chilena, estas están condicionadas principalmente a los
hábitos y las practicas alimentarias de una población denominados también
patrones alimentarios (Olivares, 2018 p. 46). Dicho lo anterior estos patrones se
situan dentro de las capacidades de compras, el acceso a los alimentos y la
alimentacion como poder economico del mercado de ellos, lo que devela que la
poblacion crea ciertos patrones alimentarios a partir de las necesidades
inmediatas en su alimentacion, por ejemplo el bajo costo de las grasas saturadas,
de las bebidas azucaradas y todo otro alimento que sea accesible y de bajo costo
en el mercado actual.

Es importante mencionar que entre 1988 y 2012 el aumento del consumo


de legumbres en la poblacion aumento levemente, respecto a años anteriores,
aunque sigue siendo uno de los alimentos de menos cobertura en el menu
familiar. En el año 2013 el Ministerio de Salud utilizo como estrategia las Guias
alimentarias para la poblacion, donde se incluia el mensaje “ consume legumbres
al menos dos veces por semanas sin mesclarlas con cecinas”, pese a ello los
intentos han sido infructuosos en el consumo de leguminosas por parte de la
población.
Otro de los factores importantes es el bajo conocimiento por parte de los
niños respecto a las porciones de consumo reconocidas por las Guias
Alimentarias chilenas, frente a ello dicha ignorancia conlleva a la poblacion a
privilegiar otros alimentos y descartar de plano el consumo de frutas, verduras y
legumbres que son indispensables para la salud en un porcentaje alto de
consumo.

Para evitar y hacer frente a esta problemática la OMC y la FAO


recomendaron mejorar los habitos alimentarios desde el ambiente familiar y
escolar eliminando las bebidas azucaradas, mejorando la variedad de alimentos
saludables y disminuyendo la oferta de alta densidad calorica, es decir, mejorar los
habitos desde la educacion en relacion a ¿qué comer?, ¿Cuánto comer?, y ¿a que
hora comer?.

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