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En JUCONI se trabaja en promedio con 350 niñas, niños y adolescentes y con sus

familias (120 aproximadamente). De igual manera, mediante el instituto JUCON se


da asesoría y capacitación a más de 600 trabajadores sociales, maestros y
terapeutas de distintas organizaciones gubernamentales y no gubernamentales en
México y en el extranjero. Así, JUCONI ha desarrollado de una reputación y
reconocimiento internacional al posicionarse como líder en el desarrollo y
aplicación de programas y metodologías efectivas para las diversas poblaciones
afectadas por la violencia.

De manera general, es esta organización se trabaja mediante 3 subprogramas:

 Niños que vivieron en la calle o fuera de su casa: Mediante el


acompañamiento y trabajo directo en calle, la existencia de dos casas
hogares y el taller de cultura laboral
 Niños que trabajan en calle: Trabajo directo en calle o en casa de sus
familias
 Niños que trabajan en el mercado: Trabajo en el mercado Hidalgo y sus
alrededores, trabajo directo con las familias y la existencia del Centro de
Cuidados de Día.

Mediante el trabajo colaborativo de sus más de 70 asalariados y sus distintas


instalaciones en toda la ciudad de puebla, la fundación reporta que el 80% de las
familias atendidas logra reintegrarse exitosamente a la sociedad, mejorando
considerablemente su estilo de vida.

Todo ello se logra a traces de un sistema de monitoreo y evaluación constante


para analizar la efectividad de cada uno de los 3 subprogramas. Además, para
rectificar la viabilidad y permanencia de sus actividades, cada año realizan
entrevistas a familias egresadas por la fundación encontrando que:

 El 96% de la población atendida cuenta con un trabajo formal, fuera de


situación de calle.
 El 90% de niños y niñas que inician a alguno de los subprogramas
presentan un rezago escolar de al menos un año y tienden a ser
analfabetas. Pero al término de la atención, el 68% de ellos completan la
escolaridad mínima obligatoria y en algunos casos llegan hasta los estudios
de nivel medio superior.
 El 59% de las familias atendidas adquiere una vivienda propia y estable, lo
que demuestra que han seguido una misión y visión de vida, aprendiendo a
ser autosuficientes.

Por otro lado, en la Fundación JUCONI, se cuenta con una metodología propia
reconocida por distintas organizaciones (El Banco Mundial, UNESCO,UNICEF,
Fundación Quiera, Terre des Hommes, etc.) que es resultado de la asesoría
continua de expertos en las áreas de terapia familiar e individual de educación, de
neurociencias y el trauma.

Subprograma Niño Trabajador de Calle


Este subprograma tiene como objetivo poblacional la atención a niñas, niños,
adolescentes y familias que trabajan en la calle de forma irregular e informal. En la
actualidad atiende a 17 familias y cuenta con 3 colaboradores (trabajadoras
sociales y psicólogos).

El proceso General de atención a familias consiste en 3 etapas: operación


amistad, atención intensiva y seguimiento, las cuales buscan fortalecer las
habilidades y capacidades de cada uno de los miembros de la familia, erradicando
la violencia y logrando su inserción en la sociedad.

En la primera etapa, se hace un contacto inicial donde se confirma las condiciones


de vida de los niños y sus familias, para determinar si cubre el perfil requerido para
continuar el proceso o se debe canalizar a otra institución. Posteriormente, se
realiza una entrevista inicial, para recabar información clave y poder establecer un
diagnostico general. Anudado a ello, durante este proceso se realizan distintas
actividades (juego, canto, técnicas no terapéuticas) para generar confianza y
empatía entre los colaboradores y la población. Finalmente, se hace una
aplicación de la Escala de Funcionamiento Familiar para conocer sus necesidades
inmediatas, a mediano y largo plazo, de igual forma para trazar un plan de trabajo
e iniciar la siguiente etapa.

Durante la segunda etapa, que dura aproximadamente de 6 a 8 meses, se inicia


una evaluación y diagnóstico más específico de cada uno de los miembros de la
familia, utilizando instrumentos como el ecomapa, el genograma, la rúbrica de
cohabitación, la evaluación del poder, la jerarquía y las relaciones familiares, y el
trazado de una línea del tiempo familiar. Seguido de esto, se establece una
planeación específica y clara abarcando el trabajo individual (abuso sexual,
violaciones, maltrato de pareja y de los hijos, etc.) y familiar (resolución no violenta
de conflictos, procesos familiares, comunicación y escucha familiar, etc.,) De
forma paralela se evalúa y trabaja con distintas áreas de cada individuo como los
aspectos cognitivos y de salud física y emocional, mediante pruebas psicométricas
como el SDQ, el mapa de cuatro cuadrantes, la escala de tiempo libre y la escala
de funcionalidad familiar. De esta manera cuando los indicadores muestran que
los niveles de violencia han disminuido hasta el mínimo y las familias muestran
evidencias cuantitativas de mejoras en su nivel escolar y laboral, se pasa a la
última etapa.
Las familias entran en la etapa de seguimiento, se realiza una vez que se gradúan
de la institución. En este proceso se promueve el cumplimiento de metas
familiares con un seguimiento recurrente por los colaboradores de la fundación
hasta culminarse en 6 meses.

Todo este proceso de intervención se ve guiado principalmente por un enfoque de


terapia Sistémico, un enfoque centrado en fortalezas y distintas teorías del
desarrollo humano y familiar donde destaca la del apego.

Modelo Sistémico Cibernético en psicoterapia

Enfoque terapéutico centrado en fortalezas

Teoría del Apego

Conclusión
Estuve en un ir y venir de molestias, confirmaciones positivas, resentimientos,
incredulidades, un par de tristezas nimias y algo de exageración. Eso desde lo
personal. En lo profesional conocí en su mayoría decepciones, irregularidades
inmaduras, trabajo desordenado y sinrazón, compañerismo y acompañamiento
amigable. Mentiría si dijera que no aprendí, pero la cualidad de esos nuevos
conocimientos queda un poco vaga y dispersa. El acercamiento a una realidad
profesional me deja muchas dudas y sensaciones que quizás no son tan
complicadas como mi cabeza las vislumbra.

Si bien mi entrada irregular y repentina no daba un buen panorama a una


organización que se dice de fama internacional, el trabajo en ella me deja un
hastió extraño y un capricho de seguir en ella, contradictorio a mi poca actividad.
Por ello dividiré mi experiencia en secciones, con la finalidad de dejar claro el
recorrido y mi visión de las cosas.

El llamado. En el programa se pide un estudiante para trabajo clínico, para


diagnósticos, expedientes, acompañamiento en sesiones familiares, tramites y
apoyo escolar. En mi día a día se da al estudiante una silla para perder de 4 a 6
horas diarias leyendo documentos y transcribiéndolos, ordenando documentos
desactualizados y haciendo trabajillos superfluos como inventariar lápices o libros.
Esto perdurable durante los primeros meses, se confluye con dos visitas a la
semana a sesiones familiares donde escucho y participo en minimas cosas, donde
veo el trabajo de los colaboradores y conozco su metodología, pero este punto lo
tocare después. Así transcurren los meses, con sesiones canceladas, con
muchísimo tiempo perdido, con eventos de la fundación que me dejan parado sin
nada más que fingir interés en actividades del personal mientras acompaño a las
familias, con compra de ropa y alimentos entre otras actividades poco relevantes.
También pase gran parte del servicio creando 2 talleres (aplicando solo uno y con
dificultad), charlando de las dificultades del trabajo dentro de la fundación con mis
supervisores y tomando café. En pocas palabras, mi recorrido y mi servicio se
caracterizaron por una falsa promesa de actividad relevante para mi formación
profesional y aburrimiento.

Calidad de trabajo. Si algo note rápidamente fue que el personal no tiene mucha
idea de lo que realiza o al menos así lo parece. Su conocimiento, mas empírico y
convencional resulta positivo para las familias, pero jamás vi una intervención
terapéutica formal, solo se dibujaban consejos de alguien experimentado y
sensible a personas en su mayoría victimas acostumbradas a su posición que
luchan por salir adelante. Aclaro algo, no menosprecio a nadie, pero su actuación
como figura del hacer de un experto en psicología me dejo decepcionado. Muchas
veces dude de si realmente lo que no hace la mayoría de psicólogos es andarse
por la libre predicando lo que ellos consideran como correcto fuera de enfoques o
reglas establecidas, que claro en un momento tienen que aparentar seguir, lo cual
significa merma en pruebas maquilladas y mal hechas.

Clima de trabajo. Entre compañeros de servicio y coordinadores o supervisores,


las relaciones siempre fueron amables, apelando al sentido del humor para hacer
más sencillo el trabajo, ofreciendo ayuda y apertura para lo que necesites. Pero
tampoco puedo negar que rondaba un olor a superficialidad, a exceso de
cumplidos y a mascaras sonriendo. Creo que en este punto tuve una confirmación
a la experiencia que otros me han susurrado, el llamado consigue un buen puesto
a partir de codearte de los poderosos. Y aunque ya muchos lo saben, a mí me
sigue costando aceptar que en la mayoría de los casos uno consigue un trabajo,
un título o prestigio profesional mediante palabras dulces y servilismo y no con
conocimientos o esfuerzo real. El servicio social me lo confirma una vez más y me
hace molestar muchísimo.

Empatía y contacto con otras realidades. Aquí hay mucha relevancia, lo siento
como un crecimiento en mi esfera personal como profesional. Y es principalmente
el intercambio de contextos y visiones lo que te hace cuestionar hacia donde estas
caminando y cómo quieres hacerlo. Si bien, mi encuentro con las familias de la
fundación demoro, en un inicio pude entrar en perspectiva gracias a análisis de
casos que, aunque algo rústicos, me dejaron rastros

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