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TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL
SOBRE MATERIA
ARBITRAL
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Telf. : 4217056
EXP. N.° 03030-2011-PA/TC
LIMA
GOBIERNO REGIONAL
DE LORETO
VISTO
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 1 de febrero de 2010 don Norman David Lewis Del Alcázar, en su
calidad de Presidente (e) del Gobierno Regional de Loreto, interpone demanda de
amparo contra los miembros del Tribunal Arbitral señores Aurelio Moncada
Jiménez y Guy Figueroa Tackoen, quienes en mayoría expidieron el laudo arbitral
de derecho contenido en la resolución N.º 52, del 13 de marzo de 2008; y contra los
miembros de la Primera Sala Civil Superior Sub Especializada en materia comercial
de la Corte Superior de Justicia de Lima, quienes mediante la resolución N.º 13, del
24 de setiembre de 2009, declararon infundado el recurso de anulación de laudo; y
que en consecuencia se deje sin efecto ambas resoluciones y se ordene al Tribunal
Arbitral que expida un nuevo laudo con arreglo a ley.
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4. Que por su parte la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima
confirmó dicha decisión, por considerar que la pretensión de la parte demandante es
un cuestionamiento de la decisión jurisdiccional adoptada por la Sala demandada a
través de la resolución N.º 13, del 24 de setiembre de 2009, la cual fue emitida en
el ejercicio de la función jurisdiccional que le compete a dicha instancia, lo que no
resulta revisable en vía de amparo.
7. Que con la finalidad de establecer de modo claro y preciso los criterios a utilizarse
en materia de amparo arbitral, si bien este Tribunal ha definido criterios de
procedencia, también ha fijado supuestos de improcedencia. En ese sentido, en el
fundamento 20 se ha precisado los supuestos de improcedencia del amparo
arbitral, estableciéndose en el acápite f) que “Contra lo resuelto por el Poder
Judicial en materia de impugnación de laudos arbitrales sólo podrá interponerse
proceso de amparo contra resoluciones judiciales, conforme a las reglas del artículo
4º del Código Procesal Constitucional y su desarrollo jurisprudencial”.
8. Que en consecuencia, por virtud del antes anotado precedente, las pretensiones de
que se deje sin efecto el laudo arbitral de derecho contenido en la resolución N.º 52,
del 13 de marzo de 2008, y se ordene al Tribunal Arbitral expedir un nuevo laudo
con arreglo a ley, no pueden ser atendidas al no ajustarse a los supuestos de
procedencia del amparo arbitral que con calidad de precedente vinculante han sido
establecidos por este Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el
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Expediente N.º 00142-2011-PA/TC. Por lo mismo, tales extremos de la demanda
deben ser declarados improcedentes de conformidad con el fundamento 31 del
aludido precedente.
10. Que conforme consta en el considerando 2, supra, el Presidente (e) del Gobierno
Regional de Loreto alega que la impugnada resolución judicial viola los derechos al
debido proceso y de defensa por cuanto, a su juicio, la emplazada Sala Comercial
no advirtió que el Tribunal Arbitral emitió un pronunciamiento extra petita, esto es,
excediendo lo pretendido y lo que fue materia de controversia. En ese sentido
resulta conveniente precisar, en principio, que este Tribunal no advierte cómo es
que la cuestionada resolución pueda resultar violatoria de los derechos al debido
proceso y de defensa invocados por la entidad recurrente y, por el contrario, estima,
conforme consta de la demanda, en particular, a fojas 80, que la afectación que
podría haberse producido está relacionada, antes bien, con el derecho a la
motivación de las resoluciones, en tanto se alega que “(…) uno de los contenidos
del derecho al debido proceso es el de obtener una respuesta razonada, motivada y
congruente con las pretensiones oportunamente planteadas por las partes en
cualquier clase de procesos”. Ello se ve corroborado, por lo demás, por el hecho de
que la aludida cita ha sido extraída de la sentencia de este Colegiado recaída en el
Expediente N.º 02050-2005-HC/TC, en cuyo fundamento 9 se desarrolla,
precisamente, el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales.
11. Que conviene recordar que el amparo contra resoluciones judiciales requiere, como
presupuestos procesales indispensables, la constatación de un agravio manifiesto a
los derechos fundamentales de las personas, que comprometa seriamente su
contenido constitucionalmente protegido (Cfr. fundamento 4 de la resolución
recaída en el Expediente N.º 02363-2009-PA/TC), el cual constituye presupuesto
básico sin el cual la demanda resulta improcedente.
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para el contratista y declarar consecuentemente que la obra debe darse
por recepcionada con fecha diecisiete de junio de dos mil cinco y que
debe procederse a la liquidación del contrato (…)”.
15. Que en ese sentido este Tribunal debe recordar, conforme a su reiterada
jurisprudencia, que el proceso de amparo contra resoluciones judiciales no puede
constituirse en un mecanismo de articulación procesal de las partes, mediante el
cual se pretenda extender el debate de las cuestiones sustantivas y procesales
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ocurridas en un proceso anterior, sea éste de la naturaleza que fuere y que haya sido
resuelto por los órganos jurisdiccionales ordinarios, pues no constituye un medio
impugnatorio que continúe revisando una decisión que sea de exclusiva
competencia de la jurisdicción ordinaria, facultad que constituye la materialización
de la independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional que la Constitución
Política reconoce a este Poder del Estado, a menos que pueda constatarse un
proceder manifiestamente irrazonable, que no es el caso.
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
ETO CRUZ
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EXP. N.° 02911-2010-PA/TC
LIMA
PERÚ HOLDING
DE TURISMO S.A.A.
VISTO
ATENDIENDO A
2. Que asimismo, expresa que los árbitros, al enterarse de que se había solicitado la
anulación del supuesto Laudo Arbitral, procedieron a aclararlo e integrarlo, lo cual
resultaba extemporáneo y también vulneratorio de su derecho al debido proceso.
Aduce asimismo que el supuesto “Laudo Arbitral” fue emitido sin las mayorías
requeridas por ley toda vez que el señor Zolezzi declaró infundada la demanda, el
señor Vidal resolvió determinar que no correspondía a la señora Michelle Lettersten
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Golidman restituir a favor de Perú Holding de Turismo S.A.A. la suma de US$
1´000,000.00, y, por último, el señor Talavera resolvió declarar fundada la demanda
y ordenó la devolución del monto ascendente a US$ 1´000,000.00 a favor de Perú
Holding de Turismo S.A.A., lo cual significa que no se ha emitido decisión con las
mayorías requeridas, más aún si los árbitros emitieron votos singulares. Aduce
también que no se ha cumplido cabalmente con el encargo de resolver la cuestión
controvertida, toda vez que el señor Vidal (Presidente) no ha votado por que se
declare fundada, infundada, improcedente o inadmisible la demanda, sino que por el
contrario, resuelve con términos vagos y ambiguos “que se determine que no
corresponde”, lo cual vulnera su derecho a la debida motivación de las resoluciones
judiciales. Por último, alega que se ha expedido el Laudo fuera del plazo
vulnerándose su derecho al debido proceso toda vez que su controversia aún no ha
sido resuelta con el voto del señor Vidal al resolver “que se determine que no
corresponde”.
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su publicación, toda demanda que se encuentre en trámite y que no se ajuste al
precedente vinculante allí establecido debe ser declarada improcedente.
8. Que con la finalidad de establecer de modo claro y preciso los criterios a utilizarse
en materia de amparo arbitral, si bien este Tribunal ha definido criterios de
procedencia, también ha fijado supuestos de improcedencia. En ese sentido, en el
Fundamento N.º 20 se han precisado los supuestos de improcedencia del amparo
arbitral, estableciéndose en el acápite f) que “Contra lo resuelto por el Poder Judicial
en materia de impugnación de laudos arbitrales sólo podrá interponerse proceso de
amparo contra resoluciones judiciales, conforme a las reglas del artículo 4º del
Código Procesal Constitucional y su desarrollo jurisprudencial”.
RESUELVE
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Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS.
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
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Telf. : 4217056
EXP. N.° 05619-2009-PA/TC
LIMA
EMPRESA PERUANA DE SERVICIOS
EDITORIALES S.A. - EDITORA PERÚ
VISTO
ATENDIENDO A
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conformidad con el artículo 5º, inciso 2), del Código Procesal Constitucional”, aun
cuando éste se plantee en defensa del la tutela jurisdiccional efectiva y el debido
proceso (fundamentos 20.a y 20.b); salvo las excepciones establecidas en
el fundamento 21 de dicha sentencia, esto es: 1) cuando el laudo arbitral vulnera los
precedentes vinculantes establecidos por el Tribunal Constitucional; 2) cuando en el
laudo se hace un indebido ejercicio del control difuso de constitucionalidad; y 3) en
caso de que el amparo sea interpuesto por un tercero que no forma parte del
convenio arbitral y se sustente en la afectación directa y manifiesta de sus derechos
constitucionales a consecuencia del laudo arbitral, salvo que dicho tercero esté
comprendido en el supuesto del artículo 14º del Decreto Legislativo N.º 1071.
5. Que siendo esto así, la demanda de autos debe ser declarada improcedente, de
conformidad con el fundamento 31 de la citada STC 00142-2011-PA/TC. No
obstante, en aplicación también de dicho Fundamento, debe otorgarse a las partes un
plazo no mayor de 60 días hábiles para que puedan interponer, en sede ordinaria,
recurso de apelación o anulación, según corresponda, contra el laudo arbitral recaído
en el Expediente N.º 037-2007/CONSUCODE (de fojas 10 a 30).
RESUELVE
2. Otorgar a las partes un plazo no mayor de 60 días hábiles para que puedan
interponer, en sede ordinaria, recurso de apelación o anulación, según corresponda,
contra el laudo arbitral recaído en el Expediente N.º 037-2007/CONSUCODE.
Publíquese y notifíquese.
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
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EXP. N.° 05134-2011-PA/TC
PASCO
MUNICIPALIDAD PROVINCIAL
DE PASCO
VISTO
ATENDIENDO A
4. Que por su parte, la Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Pasco confirmó
dicha decisión por estimar que la comuna recurrente no ha agotado la vía previa
constituida por el recurso de anulación de laudo a que se refiere el Decreto
Legislativo N.º 1071.
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5. Que con fecha 5 de octubre de 2011 este Tribunal Constitucional ha publicado en el
diario oficial El Peruano la sentencia recaída en el Expediente N.º 00142-2011-
PA/TC, que con calidad de precedente vinculante establece las nuevas reglas en
materia de amparo contra las decisiones emanadas de la jurisdicción arbitral,
estableciendo, igualmente (Cfr. Fundamento N.º 31), que a partir del día siguiente de
su publicación, toda demanda que se encuentre en trámite y que no se ajuste al
precedente vinculante allí establecido debe ser declarada improcedente.
7. Que en ese sentido, en el aludido precedente (Cfr. Fundamento N.º 21) se han
precisado los supuestos de procedencia del amparo arbitral en el sentido que:
No podrá declararse la improcedencia del amparo arbitral por aplicación del artículo 5º
inciso 2) del Código Procesal Constitucional, en los siguientes supuestos:
b) Cuando en el laudo arbitral se ha ejercido control difuso sobre una norma declarada
constitucional por el Tribunal Constitucional o el Poder Judicial, según corresponda,
invocándose la contravención al artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional.
c) Cuando el amparo sea interpuesto por un tercero que no forma parte del convenio
arbitral y se sustente en la afectación directa y manifiesta de sus derechos
constitucionales a consecuencia del laudo pronunciado en dicho arbitraje, salvo que
dicho tercero esté comprendido en el supuesto del artículo 14º del Decreto Legislativo
N.º 1071.
Publíquese y notifíquese.
SS.
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
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Telf. : 4217056
EXP. N.° 02791-2011-PA/TC
AREQUIPA
BENILDA ESTELA
ORTIZ NUÑEZ
VISTO
ATENDIENDO A
2. Que el Octavo Juzgado Civil de Arequipa, con fecha 18 de octubre de 2010, declaró
de plano improcedente la demanda, por considerar que del petitorio de la demanda y
de los hechos expuestos en ella, se aprecia claramente que lo que pretende la
recurrente es la valoración de los mencionados contratos de mutuo, lo cual no puede
hacerse en el proceso de amparo pues carece de etapa probatoria. A su turno, la
Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Arequipa confirmó la apelada,
por considerar que el recurso de anulación del laudo es una vía específica,
igualmente satisfactoria que el amparo, para la protección de los derechos cuya
vulneración se reclama.
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razones de temporalidad, los recursos de apelación y anulación para aquellos
procesos sujetos a la Ley General de Arbitraje (Ley Nº 26572) constituyen vías
procedimentales específicas, igualmente satisfactorias para la protección de
derechos constitucionales, que determinan la improcedencia del amparo de
conformidad con el artículo 5º, inciso 2), del Código Procesal Constitucional”, aun
cuando éste se plantee en defensa del debido proceso o de la tutela procesal efectiva
(fundamentos 20.a y 20.b); salvo las excepciones establecidas en el fundamento 21
de dicha sentencia, esto es: 1) cuando el laudo arbitral vulnera los precedentes
vinculantes establecidos por el Tribunal Constitucional; 2) cuando en el laudo se
hace un indebido ejercicio del control difuso de constitucionalidad; y 3) en caso el
amparo sea interpuesto por un tercero que no forma parte del convenio arbitral y se
sustente en la afectación directa y manifiesta de sus derechos constitucionales a
consecuencia del laudo arbitral, salvo que dicho tercero esté comprendido en el
supuesto del artículo 14º del Decreto Legislativo Nº 1071.
RESUELVE
2. Otorgar a las partes un plazo de no mayor de 60 días hábiles para que puedan
interponer, en sede ordinaria, recurso de apelación o anulación, según corresponda,
contra el laudo arbitral recaído en los Expedientes Nº 007-2009-TA-CCIA y Nº 008-
2009-TA-CCIA, del Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio e Industria de
Arequipa.
Publíquese y notifíquese.
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SS.
MESÍA RAMÍREZ
ÁLVAREZ MIRANDA
VERGARA GOTELLI
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
URVIOLA HANI
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EXP. N.° 00142-2011-PA/TC
LIMA
SOCIEDAD MINERA DE
RESPONSABILIDAD LTDA.
MARIA JULIA
En Lima, a los 21 días del mes de setiembre de 2011, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Mesía Ramírez, Álvarez Miranda,
Vergara Gotelli, Beaumont Callirgos, Eto Cruz y Urviola Hani, pronuncia la siguiente
sentencia, con el voto singular del magistrado Vergara Gotelli y el fundamento de voto
del magistrado Urviola Hani, que se agregan
ASUNTO
ANTECEDENTES
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1071, que norma el Arbitraje), que es vía igualmente satisfactoria para la protección de
la pretensión solicitada.
FUNDAMENTOS
Petitorio
Consideración preliminar
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judiciales (que, como se sabe, sólo permitía la defensa de derechos constitucionales
estrictamente procesales), se aceptó la posibilidad de habilitar la opción descrita, de
una forma no menos restringida que la que ya se daba para otras manifestaciones de
control.
5. Es pertinente precisar que por la misma época el tema también fue abordado desde
la perspectiva legislativa. En efecto, mediante Ley Nº 27053 publicada en el diario
oficial “El Peruano” el 19 de enero de 1999, quedó modificado el artículo 6º, inciso
2), de la entonces vigente Ley de Habeas Corpus y Amparo (Nº 23506),
estableciendo la improcedencia de las acciones de garantía “Contra resolución
judicial o arbitral emanadas de proceso regular”, lo que contrario sensu, y
siguiendo la jurisprudencia existente en aquel momento, significaba que si el
proceso (sea este judicial o arbitral) devenía en irregular, quedaba habilitado el
control constitucional.
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constitucional de las decisiones emitidas por la jurisdicción arbitral procede cuando
ésta vulnera o amenaza cualquiera de los aspectos que formal o materialmente
integran la llamada tutela procesal efectiva, y siempre que se haya agotado la vía
previa; b) El control constitucional procede cuando la jurisdicción arbitral ha sido
impuesta compulsiva o unilateralmente; c) El control constitucional opera cuando a
pesar de haberse aceptado voluntariamente la jurisdicción arbitral, las materias sobre
las que ha decidirse tienen carácter indisponible (derechos fundamentales, temas
penales, etc.).
10. De acuerdo con el Artículo 138º de la Constitución Política del Perú: “La potestad
de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a través
de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes”. A su turno
el artículo 139º inciso 1) de la misma norma fundamental, prevé como un principio
a la par que un derecho ante la función jurisdiccional, “La unidad y exclusividad de
la función jurisdiccional”, quedando claramente establecido que “No existe ni
puede establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción de la militar y
arbitral”.
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11. A partir de lo establecido por la norma fundamental, “el arbitraje no puede
entenderse como un mecanismo que desplaza al Poder Judicial, ni tampoco como su
sustitutorio, sino como una alternativa que complementa el sistema judicial puesta
a disposición de la sociedad para la solución pacífica de las controversias. Y que
constituye una necesidad, básicamente para la solución de conflictos patrimoniales
de libre disposición y, sobre todo para la resolución para las controversias que se
generen en la contratación internacional” (STC 6167-2005-PHC/TC, fundamento
10). Desde esta perspectiva, “este Tribunal reconoce la jurisdicción del arbitraje y
su plena y absoluta competencia para conocer y resolver las controversias
sometidas al fuero arbitral, sobre materias de carácter disponible (…), con
independencia jurisdiccional y, por tanto, sin intervención de ninguna autoridad,
administrativa o judicial ordinaria” (STC 6167-2005-PHC/TC, fundamento 14).
13. Ello es así por cuanto la función jurisdiccional se sustenta y se debe a la norma
fundamental, más allá de la especialidad sobre la que pueda versar o de la
investidura de quienes la puedan ejercer. De este modo y aunque se dota a la Justicia
arbitral de las adecuadas garantías de desenvolvimiento y se fomenta su absoluta
observancia, la misma se encuentra inevitablemente condicionada a que su ejercicio
se desarrolle en franco respeto al orden constitucional y a los derechos de la
persona.
14. Como se ha visto, han sido diversos los criterios que de una u otra manera, han
venido perfilando las aspectos del control constitucional de la jurisdicción arbitral.
No obstante, considera este Colegiado que aun cuando buena parte de dichos
criterios no han perdido su importancia, requieren ser acoplados de una manera
mucho más directa a lo expresamente previsto por el Código Procesal
Constitucional, en cuanto referente obligado de cualquier fórmula procesal tendente
a defender la Constitución.
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15. Es pertinente recordar que un cambio radical entre el modelo procesal actualmente
vigente y el anterior, vino representado por el paso de un amparo alternativo a uno
de carácter subsidiario o residual. Este cambio supuso la conversión del amparo en
un instrumento procesal que habiéndose concebido en sus inicios como un
mecanismo indiscutiblemente amplio y flexible en sus alcances, a partir de la
vigencia del Código Procesal Constitucional sólo podía y debía ser usado, en casos
de extrema urgencia o cuando las necesidades de tutela normalmente dispensables
en la vía judicial ordinaria no fueran suficientes para defender o tutelar los derechos
constitucionales reclamados. Es ese el sentido del artículo 5º inciso 2) del Código
Procesal en materia constitucional.
17. En efecto, aun cuando uno de los criterios que actualmente existe es el de considerar
que la procedencia del amparo arbitral se condiciona al agotamiento de las vías
previas, no parece ser ese el razonamiento más pertinente, ya que el ordenamiento
ha considerado el proceso arbitral stricto sensu como aquel que opera sólo y por
ante la jurisdicción arbitral. Que se haya previsto por mandato del Decreto
Legislativo Nº 1071, que norma el Arbitraje, la posibilidad de un recurso de
anulación (como en la derogada Ley General de Arbitraje se establecieron los
recursos de apelación y de anulación) como fórmula a posteriori, no significa que
tal mecanismo sea parte integrante del proceso arbitral. Se trata más bien, por su
propia finalidad así como por la configuración judicial de la que se encuentra
dotado, de una verdadera opción procesal cuyo propósito, técnicamente hablando,
puede sustituir al amparo cuando de la defensa de derechos constitucionales se trate.
18. Este Colegiado estima que en tanto es posible que mediante el recurso de anulación
de laudo resulte procedente revertir los efectos del pronunciamiento arbitral en los
casos en los que éste involucre la afectación de derechos constitucionales, su
naturaleza no es la de una vía previa, es decir la de una instancia anterior al proceso
constitucional, sino más bien, la de una vía procedimental igualmente satisfactoria,
en los términos a los que se refiere el Artículo 5º inciso 2) del Código Procesal
Constitucional. En tales circunstancias quien acuda al recurso de anulación de laudo
debe saber que lo que la instancia judicial decida ha de ser lo definitivo, sin que sea
posible a posteriori acudir al proceso constitucional de amparo, ya que en este
supuesto es de aplicación el inciso 3 del artículo 5º del CPConst.
19. Que opere este cambio en la manera de concebir el recurso judicial de anulación no
significa que el amparo arbitral esté condenado a su desaparición. Simplemente se
trata de reacomodarlo a su verdadera naturaleza que no es otra que la de un
mecanismo corrector absolutamente excepcional, sujeto a supuestos excepcionales
que esta sentencia señalará a continuación.
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20. De acuerdo con lo indicado líneas arriba y con la finalidad de establecer de modo
claro y preciso los criterios a utilizarse en materia de amparo arbitral, este Supremo
Intérprete de la Constitución establece, con calidad de precedentes vinculantes, las
siguientes reglas:
b) De conformidad con el inciso b) del artículo 63º del Decreto Legislativo N.º
1071, no procede el amparo para la protección de derechos constitucionales aún
cuando éstos constituyan parte del debido proceso o de la tutela procesal
efectiva. La misma regla rige para los casos en que sea de aplicación la antigua
Ley General de Arbitraje, Ley N.º 26572.
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judiciales, conforme a las reglas del artículo 4º del Código Procesal
Constitucional y su desarrollo jurisprudencial.
21. No podrá declararse la improcedencia del amparo arbitral por aplicación del artículo
5º inciso 2) del Código Procesal Constitucional, en los siguientes supuestos:
c) Cuando el amparo sea interpuesto por un tercero que no forma parte del
convenio arbitral y se sustente en la afectación directa y manifiesta de sus
derechos constitucionales a consecuencia del laudo pronunciado en dicho
arbitraje, salvo que dicho tercero esté comprendido en el supuesto del artículo
14º del Decreto Legislativo N.º 1071.
22. Líneas arriba hemos recordado que, conforme al artículo 139º inciso 1) de la
Constitución, el arbitraje es una jurisdicción independiente del Poder Judicial o
jurisdicción común, que se explica no como un mecanismo que desplaza al Poder
Judicial, ni tampoco como su sustituto, sino como una alternativa que complementa
el sistema judicial, puesta a disposición de la sociedad para la solución pacífica de
las controversias, básicamente de orden patrimonial de libre disposición.
23. Esto no afecta el principio de unidad de la función jurisdiccional (que implica que
el Estado, en conjunto, posea un sistema jurisdiccional unitario, en el que sus
órganos tengan idénticas garantías, así como reglas básicas de organización y
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funcionamiento), ya que , como ha señalado este Tribunal, “de ello no se deduce que
el Poder Judicial sea el único encargado de la función jurisdiccional (pues tal función
se le ha encargado también al Tribunal Constitucional, al Jurado Nacional de
Elecciones, a la jurisdicción especializada en lo militar y, por extensión, al arbitraje
), sino que no exista ningún órgano jurisdiccional que no posea las garantías propias
de todo órgano jurisdiccional. Como se ha mencionado, la función jurisdiccional del
Estado es una sola y debe ser ejercida con todas las garantías procesales establecidas
por la Constitución” (STC 0004-2006-PI/TC, fundamento 10).
25. Esto resulta más evidente aún si se tiene en cuenta que, conforme ya ha destacado
este Tribunal, “el proceso arbitral tiene una doble dimensión pues, aunque es
fundamentalmente subjetivo ya que su fin es proteger los intereses de las partes,
también tiene una dimensión objetiva, definida por el respeto a la supremacía
normativa de la Constitución, dispuesta por el artículo 51º de la Carta Magna;
ambas dimensiones, (subjetiva y objetiva) son interdependientes y es necesario
modularlas en la norma legal y/o jurisprudencia” (STC 6167-2005-PHC/TC,
fundamento 11). En tal sentido, de presentarse en un proceso arbitral una
incompatibilidad entre una norma constitucional y una norma legal, los árbitros
deben preferir la primera.
27. Como se ha visto con anterioridad, el objeto del presente proceso constitucional es
reponer las cosas al estado anterior a la expedición del laudo arbitral, supuesto
vulnerador de los derechos constitucionales invocados por la recurrente.
29. En dicho contexto, el Tribunal Constitucional considera que los hechos propuestos
por la recurrente no constituyen causal que amerite la revisión del laudo arbitral a
través del proceso de amparo; por ello la demanda debe ser desestimada.
HA RESUELTO
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2. Disponer que las reglas establecidas en los fundamentos 20, 21 y 26 de la presente
sentencia constituyen precedentes vinculantes, conforme al artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
ÁLVAREZ MIRANDA
BEAUMONT CALLIRGOS
ETO CRUZ
URVIOLA HANI
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EXP. N.° 04888-2009-PA/TC
LIMA
MUNICIPALIDAD PROVINCIAL
DE TRUJILLO
VISTO
ATENDIENDO A
Asimismo, refiere que en la Cláusula Décima Tercera del precitado contrato las
partes acordaron que cualquier controversia que surja en relación al contrato se
resolverá mediante los procedimientos de conciliación y/o arbitraje, cuya resolución
sería inapelable; y que, habiéndose acudido a un procedimiento arbitral, en él se
declaró nula la Resolución de Alcaldía N.º 882-2007/MPT. Sin embargo, precisa
que en el laudo expedido, el árbitro se ha pronunciado sobre aspectos que no forman
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parte del petitorio ni fueron considerados materia del petitorio, por lo que su
pronunciamiento es extra petita, lo que vulnera el principio de congruencia procesal.
5. Que este Colegiado estima además que no existen suficientes elementos para
justificar el rechazo in límine, toda vez que existe un tema constitucionalmente
relevante, cuya dilucidación requiere ser discutida a través del presente proceso, esto
es, si el laudo emitido contiene un pronunciamiento extra petita, pues de haberse
producido ello, se afectaría palmariamente el derecho de defensa, dado que la parte
demandante no habría tenido oportunidad de alegar o defenderse de los hechos
vinculados a tal pronunciamiento. Esto no importa que se prejuzgue en el presente
proceso y se diga que la demanda debe ampararse, sino únicamente que debe
admitirse la demanda y darle el trámite que por ley le corresponde.
6. Que por tanto, este Tribunal considera que se ha incurrido en causal de nulidad
insalvable, por lo que, conforme a lo dispuesto por el artículo 20º del Código
Procesal Constitucional, corresponde anular todo lo actuado, debiendo remitirse el
expediente al Juzgado competente, a efectos de que la demanda sea tramitada sin
mayor retardo, con notificación de las partes emplazadas, así como de cualquier
persona que tenga interés directo en el resultado del presente proceso.
RESUELVE, con el voto en mayoría de los magistrado Mesía Ramírez y Eto Cruz; el
voto en discordia del magistrado Álvarez Miranda; el voto del magistrado Beaumont
Callirgos, llamado a dirimir, que confluye en el mismo sentido del voto del magistrado
Álvarez Miranda; y el voto finalmente dirimente del magistrado Calle Hayen, que se
agregan a los autos,
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2. Disponer la remisión de los actuados al Juzgado de origen para que admita a
trámite la demanda.
3. Ordenar que la demanda sea notificada a los demandados, así como a cualquier
persona natural o jurídica que tenga interés directo en el resultado del presente
proceso, a fin de evitar posteriores nulidades.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
ETO CRUZ
CALLE HAYEN
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Asimismo, refiere que en la Cláusula Décima Tercera del precitado contrato las
partes acordaron que cualquier controversia que surja en relación al contrato se
resolverá mediante los procedimientos de conciliación y/o arbitraje, cuya
resolución sería inapelable; y que, habiéndose acudido a un procedimiento
arbitral, en él se declaró nula la Resolución de Alcaldía N.º 882-2007/MPT. Sin
embargo, precisa que en el laudo expedido, el árbitro se ha pronunciado sobre
aspectos que no forman parte del petitorio ni fueron considerados materia del
petitorio, por lo que su pronunciamiento es extra petita, lo que vulnera el
principio de congruencia procesal.
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etapa probatoria, la demanda de autos debe ventilarse en el proceso contencioso
administrativo.
4. Disponer la remisión de los actuados al Juzgado de Origen para que admita a trámite
la demanda.
3. Ordenar que la demanda sea notificada a los demandados, así como a cualquier
persona natural o jurídica que tenga interés directo en el resultado del presente
proceso, a fin de evitar posteriores nulidades.
Sres.
MESÍA RAMÍREZ
ETO CRUZ
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Atendiendo a que he sido llamado para dirimir la presente causa, y con el debido
respeto del voto emitido por los magistrados Álvarez Miranda y Beaumont Callirgos,
considero que la demanda debe ser admitida a trámite, y que, consecuentemente, sea
declarado nulo todo lo actuado, por las fundamentos siguientes:
3. Siendo esto así, en aplicación del inciso 2) del artículo 46º del Código Procesal
Constitucional, no es necesario el agotamiento de la vía previa, toda vez que, al
haberse declarado nula la Resolución de Alcaldía 882-2007-MPT, de fecha 4 de
abril de 2007, materia del laudo, el contrato suscrito con Consorcio Ovalo Mochica
dentro del proceso de Licitación Pública N.º 002-2006-GOP/MPT, recobraría
vigencia y sobrevendría una posible afectación directa o indirecta a los residente de
la zonas aledañas.
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4. Sin embargo, ello no supone que en el caso sub litis debería estimarse la demanda
ni que esta sea objeto de análisis de fondo, sino que únicamente debe ser admitida
a trámite ya que existe un tema constitucionalmente relevante que debería ser
ventilado a través del proceso de amparo.
1. NULO todo lo actuado en concordancia con el artículo 20º del Código Procesal
Constitucional.
2. Se remita los actuados al juzgado de origen para que admita a trámite la demanda.
3. Ordenar que la demanda sea notificada a los demandados, así como a toda persona
natural o jurídica que tenga interés directo en el resultado del presente proceso a fin
de evitar posteriores nulidades; por lo que el a quo deberá notificar además la
demanda vía edictos.
Sr.
CALLE HAYEN
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Con el debido respeto por la opinión vertida por mis colegas magistrados Mesía
Ramírez y Eto Cruz, emito el siguiente voto por cuanto soy del parecer que la presente
demanda debe ser declarada improcedente conforme lo expondré a continuación.
2. Por ello, la evaluación sobre los cuestionamientos que se efectúen respecto de dicha
institución, debe tomar en cuenta que su activación nace, en principio, de la
autonomía de la voluntad de los interesados, quienes no desean recurrir a la
jurisdicción ordinaria para tutelar sus intereses por cuanto la jurisdicción arbitral
“ofrece especialidad, neutralidad, flexibilidad, celeridad, confianza, privacidad y
simplicidad legislativa para que las partes arriben a soluciones rápidas que
evidentemente están dispuestas a respetar -por seguras- para continuar en los
negocios o asuntos privados” (SANTISTEVAN DE NORIEGA, Jorge. “Arbitraje y
Jurisdicción desde la perspectiva del Tribunal Constitucional del Perú”. En Revista
Peruana de Arbitraje, Nº 2, 2006, pág. 21) dado que tales condiciones difícilmente
se pueden encontrar en nuestro actual sistema judicial.
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4. En tal sentido, soy de la opinión que, en principio, los litigios arbitrales no tienen
por qué judicializarse, salvo que estemos:
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El ad quem confirmó la recurrida, pero en este caso por considerar que no se ha
agotado la vía previa.
Sr.
ÁLVAREZ MIRANDA
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Con el debido respeto por la opinión vertida por mis colegas magistrados emito el
siguiente voto singular conforme a los argumentos que seguidamente expongo:
1. El petitorio en el proceso de amparo consiste en que se declare nulo e inaplicable
el laudo arbitral de derecho, de fecha 28 de mayo de 2008, emitido por don Luís
Adrianzén de Lama, en su calidad de arbitro único, en el proceso arbitral seguido
entre el Consorcio Ovalo Mochica contra la Municipalidad Provincial de
Trujillo; y, en consecuencia, se emita un laudo arbitral nombrándose un nuevo
tribunal unipersonal, más el pago de costos y costas.
ASUNTO
ANTECEDENTES
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solicitó también la nulidad de la designación efectuada por el CSA del árbitro Jorge
Vega Velasco y la suspensión del trámite del proceso arbitral. Sin embargo el Tribunal
Arbitral ― con pleno conocimiento de los hechos ― emitió el laudo sin atender sus
pedidos, situación que ha vulnerado sus derechos a la tutela jurisdiccional efectiva y de
defensa.
Con escrito de fecha 10 de agosto del 2007 la empresa Galashiels S.A. contesta
la demanda argumentando que el vocal Alonso Rey Bustamante jamás intervino en
ninguna de las actuaciones o deliberaciones del CSA en el presente proceso.
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FUNDAMENTOS
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5. Respecto a los argumentos del juez y de la Sala en el presente proceso de amparo,
este Colegiado, si bien comparte el criterio conforme al cual el proceso de anulación
de laudo arbitral constituye, en principio, una vía previa al amparo, conforme a la
regulación contenida en la ahora derogada pero, aplicada en el caso concreto, Ley
N.º 26572, Ley General de Arbitraje (STC Nº 6167-2005-HC, fundamento 14 in
fine); no considera que ello signifique prescindir de atender el hecho de que,
conforme a su artículo 73°, sólo se puede impugnar un laudo en base a una lista
cerrada de causales. En tal sentido, este Colegiado estima que una afectación que no
esté contemplada como causal de anulación de laudo y que compromete seriamente
algún derecho constitucionalmente protegido a través del proceso de amparo, no
puede ni debe tramitarse como un recurso de anulación, de modo que para estos
supuestos queda habilitado el amparo como medio eficaz de defensa de los derechos
comprometidos.
7. Esto, por supuesto, no quiere decir que todas las violaciones al debido proceso o
demás derechos fundamentales, aun cuando ya exista un laudo, puedan ser
impugnadas por medio del recurso de anulación. Como ya quedó dicho, y la propia
norma así lo prevé, las causales para interponer el recurso de anulación se
encuentran contempladas de manera taxativa y, aunque su interpretación sea
extensiva, esta discrecionalidad (o flexibilidad) tiene límites que se deberán atender
atendiendo a las circunstancias del caso concreto. Lo anterior no implica, por lo
demás, que exista un vacío normativo o una zona donde no haya control de la
arbitrariedad (en cualquiera de las etapas del proceso arbitral), sino que tal control
no se podrá llevar a cabo mediante el recurso de anulación, sino a través un proceso
de amparo, de ser el caso.
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cuestiona un asunto constitucional relacionado esencialmente con la independencia
en la actuación del CSA al tramitar y emitir las resoluciones cuestionadas y a la
derivada presunta parcialidad del árbitro Jorge Vega Velasco en la tramitación del
caso arbitral 967-107-2004, al haber sido designado éste por Vocales del CSA
quienes habrían sido influidos en su tarea de elección del árbitro en cuestión,
viciándose todo el proceso a partir de la emisión de la Resolución N.º 0033-
2005/CSA-CCANI-CCL de fecha 29 de marzo del 2005. Y es que ni el artículo 61º
ni el 73º de la Ley General de Arbitraje, invocados por la Sexta Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Lima para desestimar la demanda, incorporan causal
alguna relacionada con dichas cuestiones que permitan interponer el recurso de
anulación, ni es posible interpretar a partir de dicha configuración normativa que el
referido recurso se encontraba habilitado.
9. Se tiene así que el artículo 61º establece que “contra los laudos arbitrales dictados
en una sola instancia o contra los laudos arbitrales de segunda instancia, procede
sólo la interposición del recurso de anulación ante el Poder Judicial por las
causales taxativamente establecidas en el Artículo 73. El recurso tiene por objeto
la revisión de su validez, sin entrar al fondo de la controversia, y se resuelve
declarando su validez o su nulidad”. Por su parte, el artículo 73º establece que “el
laudo arbitral sólo podrá ser anulado por las causales siguientes, siempre y
cuando la parte que alegue pruebe: 1. La nulidad del convenio arbitral, siempre
que quien lo pida lo hubiese reclamado conforme al artículo 39. 2. Que no ha sido
debidamente notificada de la designación de un árbitro o de las actuaciones
arbitrales o no ha podido, por cualquier otra razón, hacer valer sus derechos,
siempre y cuando se haya perjudicado de manera manifiesta el derecho de defensa,
habiendo sido el incumplimiento u omisión objeto de reclamo expreso en su
momento por la parte que se considere afectada, sin ser subsanado oportunamente.
3. Que la composición del tribunal arbitral no se ha ajustado al convenio de las
partes, salvo que dicho convenio estuviera en conflicto con una disposición legal
de la que las partes no pudieran apartarse o, a falta de convenio, que no se han
ajustado a dicha disposición, siempre que la omisión haya sido objeto de reclamo
expreso en su momento por la parte que se considere afectada, sin ser subsanado
oportunamente. 4. Que se ha laudado sin las mayorías requeridas. 5. Que se ha
expedido el laudo fuera del plazo, siempre que la parte que invoque esta causal lo
hubiera manifestado por escrito a los árbitros antes de ser notificada con el laudo.
6. Que se ha laudado sobre materia no sometida expresa o implícitamente a la
decisión de los árbitros. En estos casos, la anulación afectará sólo a los puntos no
sometidos a decisión o no susceptibles de ser arbitrados, siempre que los mismos
tengan sustantividad propia y no aparezcan inseparablemente unidos a la cuestión
principal. 7. No obstante lo establecido en los incisos anteriores, el juez que
conoce del recurso de anulación podrá anular de oficio el laudo, total o
parcialmente, si resultara que la materia sometida a la decisión de los árbitros no
pudiera ser, manifiestamente, objeto de arbitraje de conformidad con lo dispuesto
en el Artículo 1. La anulación parcial procederá sólo en el caso de que la parte
anulada sea separable del conjunto del laudo. Está prohibido, bajo
responsabilidad, la revisión del fondo de la controversia”.
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10. Se aprecia pues que ninguna de las causales establecidas para la interposición del
recurso de anulación de laudo se relacionan con la presente litis. Por tal motivo, en
el caso de autos se presenta una situación excepcional que no encuentra vía previa
regulada o establecida para ser recorrida. Por ello, estando a que la via previa para
el cuestionamiento de las materias postuladas en el presente caso no se encuentra
regulada, le resulta inexigible a la recurrente recorrerla para habilitar el presente
proceso de amparo. Por lo demás, es aplicable al caso el principio de pro actione
expuesto en el artículo III Titulo Preliminar del Código Procesal Constitucional. En
consecuencia, la causa se encuentra habilitada para un pronunciamiento sobre el
fondo, sobre todo si el contradictorio se ha instalado con plenas garantías para
ambas partes al haber sido admitida la demanda y al haberse presentado los
argumentos tanto de forma como de fondo in extenso.
12. Este Tribunal en la STC N.º 0023-2003-AI/TC señaló que la independencia judicial
debe ser entendida como aquella capacidad autodeterminativa para proceder a la
declaración del derecho, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado, dentro de los
marcos que fijan la Constitución y la ley. En puridad, se trata de una condición de
albedrío funcional.
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“El principio de independencia judicial constituye uno de los pilares básicos de las
garantías del debido proceso, motivo por el cual debe ser respetado en todas las áreas
del procedimiento y ante todas las instancias procesales en que se decide sobre los
derechos de la persona. La Corte ha considerado que el principio de independencia
judicial resulta indispensable para la protección de los derechos fundamentales, por lo
que su alcance debe garantizarse inclusive, en situaciones especiales, como lo es el
estado de excepción.” [Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Reverón
Trujillo vs. Venezuela. Sentencia del 30 de junio de 2009, parágrafo 68].
Se debe tener presente que la falta de imparcialidad del juez no puede ser alegada en
abstracto, sino tiene que ser probada en cada caso concreto. Sobre este punto el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha señalado que el “principio según el cual
se debe presumir que un Tribunal está exento de prejuicio o de parcialidad refleja un
elemento importante de la preeminencia del Derecho” (Caso Pullar contra Reino
Unido).
20. En tanto que derecho fundamental, el derecho a un juez imparcial tiene un contenido
constitucionalmente protegido. Ese contenido, como ya se dijo, está relacionado con
aquello que este Colegiado ha identificado como las dos vertientes de la
imparcialidad, a saber: la imparcialidad subjetiva y la imparcialidad objetiva.
23. Asimismo este Tribunal, sobre la teoría apariencia y su relación con el principio de
imparcialidad, ha expuesto, siguiendo la línea jurisprudencial del Tribunal Europeo
de Derechos Humanos que “Un Tribunal no podría, sin embargo, contentarse con
las conclusiones obtenidas desde una óptica puramente subjetiva; hay que tener
igualmente en cuenta consideraciones de carácter funcional y orgánico (perspectiva
objetiva). En esta materia, incluso las apariencias pueden revestir importancia (...)
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debe recusarse todo juicio del que se pueda legítimamente temer una falta de
imparcialidad. Esto se deriva de la confianza que los tribunales de una sociedad
democrática deben inspirar a los justiciables (...)” (Caso De Cubber contra Bélgica,
del 26 de octubre de 1984; STC Nº 00023-2003-AI/TC y STC N.º 0004-2006-
PI/TC); Así, las garantías derivadas del derecho a ser juzgado por un juez arbitral
imparcial son plenamente aplicables, incluso bajo la teoría de la apariencia, cuando
el nombramiento de los miembros (alguno o algunos) del tribunal arbitral la efectúa
una institución ajena a las partes del convenio que permite su constitución (STC Nº
6149-2006-AA/TC, fundamento 62).
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suscribe no sólo como representante de Lidercon S.L., sino también como
abogado, lo que sí colisiona con la incompatibilidad reseñada en el artículo 16º
del Estatuto. Este hecho determina que la advertencia de IVESUR sea justificada”.
Luego, la Presidenta de la Cámara de Comercio de Lima, mediante carta de fecha
16 de enero del 2006, comunica a IVESUR “que en referencia a la comunicación
de fecha 11 de enero del 2006, mediante la cual solicita se resuelvan las
solicitudes contenidas en su escrito del 21 de diciembre pasado, incluyendo el
pedido de remoción del señor Alonso Rey Bustamante, del cargo de vocal del
CSAde nuestra institución. Hago de su conocimiento que mediante carta de fecha
23 de diciembre del 2005, el señor Alonso Rey Bustamante, renunció al cargo de
vocal del Consejo Superior de Arbitraje. Esta renuncia fue aceptada por el Comité
Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Lima (…)”.
26. De todo lo expuesto, este Colegiado aprecia que, en coincidencia con lo alegado por
la recurrente, efectivamente existió una vinculación o relación de dependencia
entre el vocal don Alonso Rey Bustamante y la codemandada Lidercon S.L. al
desempeñarse como apoderado, representante y abogado de ésta, relación que
motivó la renuncia del referido vocal como miembro del CSA. Esta apreciación
inclusive ha sido ratificada por la propia demandada (CSA) en su escrito de
contestación a la demanda (fojas 342) cuando señala que “que si bien existió una
participación del vocal Alonso Rey Bustamante, lo que a la postre ocasionó la
renuncia al cargo de vocal del Consejo Superior, éste no participó en la
designación del árbitro”. Por tanto, se tiene por plenamente acreditado lo alegado
por la recurrente en su demanda en lo relacionado a la vinculación del referido
vocal con una de las partes.
27. Corresponde también verificar cuáles fueron las actuaciones de la parte recurrente
durante el desarrollo del proceso arbitral en torno a la acreditada vinculación del
entonces miembro del CSA con una de las partes involucrada en el proceso arbitral
cuestionado, y la actuación del propio Consejo demandado ante los
cuestionamientos vertidos en su momento. Ello resulta relevante para determinar si
se ha vulnerado el principio de imparcialidad subjetiva en el ámbito de la
aplicación de la teoría de la apariencia.
28. Al respecto se acredita de autos que el CSA, mediante Resolución N.º 0033-2005-
CSA-CCAN-CCL, del 29 de marzo de 2005, designa al árbitro Jorge Vega Velazco
en defecto de la designación que correspondía a IVESUR, en el proceso arbitral Nº
967-107-2004; dicha designación fue comunicada a la ahora demandante el 7 de
abril de 2005. Con fecha 30 de junio de 2005 Lidercon S.L. se opone al arbitraje
N.º 967-107-2004 mediante escrito en el que interviene el señor Alonso Rey
Bustamante como abogado de la referida empresa. Con fecha 11 de noviembre de
2005 IVESUR advirtió al CSA sobre la posible interferencia del señor Rey
Bustamante en el CSA (fojas 37), en la medida en que actuaba como abogado y
representante de una de las empresas demandadas pese a ser miembro del CSA; el
CSA, con fecha 6 de diciembre de 2005, emite la Resolución N.º 0119-2005/CSA-
CCANI-CCL y amonesta a IVESUR y a su representante y abogado; el 27 de
diciembre IVESUR solicita al CSA la revocatoria de la amonestación y la atención
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de sus pedidos sobre las denuncias e infracciones formuladas en su escrito del 11
de noviembre (cfr. Resolución N.º 001-2006/CSA-CCANI-CCL a fojas 54); con
fecha 21 de diciembre de 2005 IVESUR solicita la remoción del vocal Alonso Rey
Bustamante mediante solicitud dirigida al Consejo Directivo de la Cámara de
Comercio de Lima advirtiendo la falta de diligencia del CSA respecto de las
irregularidades denunciadas y de la amonestación recibida; con fecha 4 de enero de
2006 el CSA resuelve revocar la amonestación a IVESUR indicando además que la
competencia para determinar la existencia o no de las infracciones incurridas por el
señor Alonso Rey Bustamante la tiene el Consejo Directivo de la Cámara de
Comercio de Lima (fojas 54); con fecha 16 de enero de 2006, mediante carta
dirigida a IVESUR S.A. la Presidenta de la Cámara de Comercio de Lima le
comunica, refiriéndose a las solicitudes de ésta contenidas en sus comunicaciones
del 21 de diciembre de 2005 y del 11 de enero 2006, que el Comité Ejecutivo de la
Cámara de Comercio de Lima en su sesión del 4 de enero de 2006 ha aceptado la
renuncia del vocal señor Alonso Rey Bustamante, añadiendo que los asuntos
relativos a la tramitación de los expedientes (incluido el involucrado en el presente
caso) son de naturaleza funcional y debe absolverlos el CSA (fojas 60); el 27 de
enero de 2006 IVESUR solicita al CSA la nulidad de la resolución por la que se
designó al árbitro Jorge Vega Velasco, dada la interferencia producida por el vocal
Alonso Rey Bustamante en su designación que afectó la imparcialidad e
independencia del CSA al momento de designar el árbitro. Con fecha 2 de febrero
IVESUR solicita al Tribunal Arbitral la suspensión del proceso 967-107-2004; el 7
de febrero de 2006 se notifica el laudo emitido con fecha 1 del mismo mes y año;
con fecha 21 de febrero de 2006 se realiza una audiencia ante el CSA para ver la
solicitud de nulidad de la Resolución N.º 0033-2005-CSA-CCAN-CCL por la que
el CSA designó al árbitro Jorge Vega, resolviéndola mediante Resolución N.º
0029-2006/CSA-CCANI-CCL, del 21 de febrero de 2006, notificándose dicha
resolución a la recurrente el 2 de marzo de 2006.
29. Este Colegiado aprecia que la recurrente postuló todos los mecanismos posibles
destinados a que el Consejo Superior de Arbitraje demandado investigue y resuelva,
conforme a las atribuciones que su estatuto le asigna, lo relativo a la “participación”
e influencia que habría afectado la imparcialidad e independencia del vocal
cuestionado por su calidad de abogado y representante de una de las partes
involucradas en el proceso arbitral, provocando incluso su renuncia y la aceptación
de la misma circunstancia que se revela con contundencia recién el 16 de enero de
2006, fecha en la que la demandante recibe la comunicación de aceptación de la
aludida renuncia, la que indudablemente está ligada a las irregularidades detectadas.
Ante ello, es razonable percibir que los iniciales indicios rechazados en primer
término por el CSA cobran mayor contundencia con las medidas adoptadas al
interior de los órganos de gobierno del arbitraje y de la propia Cámara de Comercio
de Lima, por la persistente actividad persuasiva de la demandada. En este sentido y
apreciados los hechos, este Tribunal entiende que la necesaria garantía de
imparcialidad subjetiva se debe de realizar atendiendo al factor confianza, que es
esencial en el proceso arbitral y ante el cuestionamiento formulado y las evidencias
puestas a disposición. Así, es particularmente exigible que el CSA tome todas las
previsiones del caso para despejar la duda de alguna de las partes respecto de la
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imparcialidad e independencia en el ejercicio de sus atribuciones antes de que la
causa sea resuelta mediante el respectivo laudo. Ello es particularmente relevante
toda vez que, conforme ya se expuso, no existía regulación que hubiera permitido
que se instale el presente debate en sede del poder judicial a través de los recursos
de impugnación que la Ley Nº 26572 establecía. Al respecto se aprecia que a partir
de las normas aplicables al caso, tales como el Estatuto del Centro de Conciliación y
Arbitraje de la Cámara de Comercio de Lima, el Reglamento Procesal de Arbitraje y
la Ley General de Arbitraje, se advierte que no se encuentra regulado el deber de
revelación de las posibles incompatibilidades que pudieran afectar a la
independencia o a la imparcialidad del CSA, como sí lo está respecto de los árbitros
(artículo 29 de la Ley N.º 26572; artículo 31 del Reglamento Procesal de Arbitraje
de la Cámara de Comercio de Lima ‘2004’) o incluso respecto de los consejeros
miembros del CSA ante el secretario general, y si no cumpliera con dicho deber el
propio CSA debe remitir lo actuado al Consejo Directivo de la Cámara de Comercio
de Lima con su recomendación de suspensión o remoción, según la gravedad de la
falta (artículo 20º del Estatuto vigente). Al respecto el CSA no ha acreditado haber
realizado ninguna actividad referente a los hechos previa al laudo, salvo amonestar
al recurrente y luego rectificar “de oficio” la amonestación, el mismo día que el
Comité Ejecutivo de la Cámara de Comercio de Lima en su sesión del 4 de enero de
2006 aceptó la renuncia del vocal Alonso Rey Bustamante.
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codemandadas― habría vulnerado la garantía de imparcialidad subjetiva inherente
a todo órgano encargado de velar por la garantía de independencia en el ejercicio de
la función jurisdiccional, en concordancia con la teoría de la apariencia, y con ello
se han visto afectados los actos emitidos en torno a la controversia planteada; es
decir, la Resolución N.º 0033-2005/CSA-CCANI-CCL, de fecha 29 de marzo del
2005, la Resolución N.º 0029-2006/CSA-CCANI-CCL, de fecha 21 de febrero del
2006, y todos los actos en los que participó el señor Jorge Vega Velasco en el
proceso arbitral Nº 967-107-2004. Por estos motivos, resulta un imperativo
reconducir el proceso arbitral a sus cauces constitucionales, respetando y
restituyendo a la recurrente todas y cada una de las garantías del debido proceso,
debiéndose por ello estimar la demanda de amparo, y declararse a su vez la nulidad
de las actuaciones referidas realizadas por el Consejo Superior de Arbitraje.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
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LIMA
IVESUR S.A.
Con el debido respeto por la opinión vertida por el resto de mis apreciados colegas
magistrados emito el siguiente voto singular por cuanto no concuerdo con los
argumentos ni con el fallo de la sentencia de la mayoría conforme lo expondré a
continuación.
En primer lugar estimo pertinente traer a colación lo desarrollado por este Colegiado en
la STC Nº 06167-2005-PHC/TC (Caso Cantuarias Salaverry) en el sentido que el
arbitraje es concebido “como el proceso ideal, en donde los particulares son
protagonistas de la dirección y administración de la justicia” y pueden conseguir, a
través de un laudo, la solución definitiva a un conflicto, al otorgársele carácter de cosa
juzgada.
De ahí que, “el arbitraje se configura como un juicio de conocimiento” con “jueces
particulares”, por lo que no cabe duda que estamos ante un fuero jurisdiccional sui
generis y que, por tanto, obedece a una lógica propia.
Por ello, la evaluación que este Colegiado efectúe sobre los cuestionamientos que se
efectúen respecto de dicha institución, debe tomar en cuenta que su activación nace, en
principio, de la autonomía de la voluntad de los interesados, quienes no desean recurrir
a la jurisdicción ordinaria para tutelar sus intereses por cuanto la jurisdicción arbitral
“ofrece especialidad, neutralidad, flexibilidad, celeridad, confianza, privacidad y
simplicidad legislativa para que las partes arriben a soluciones rápidas que
evidentemente están dispuestas a respetar -por seguras- para continuar en los negocios
o asuntos privados” (SANTISTEVAN DE NORIEGA, Jorge. “Arbitraje y Jurisdicción
desde la perspectiva del Tribunal Constitucional del Perú. En Revista Peruana de
Arbitraje Nº 2. 2006. pág. 21.) dado que tales condiciones, difícilmente se pueden
encontrar en nuestro actual sistema judicial.
Es más, incluso los interesados pueden invocar la solución a un conflicto sobre la base
de un criterio de conciencia o equidad.
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En tal sentido, soy de la opinión que, en principio, los litigios arbitrales no tienen por
qué judicializarse, salvo que estemos:
Ello, en virtud de que atendiendo que el control constitucional tiene una baja intensidad
al considerar la doble naturaleza del arbitraje: en parte jurisdiccional y en parte
autonomía de la voluntad de las partes.
Y es que, tal garantía judicial, propia del fuero ordinario, sólo puede asimilarse del
fuero arbitral al ordinario, si atendiendo a la lógica propia del arbitraje, previamente se
han realizado morigeraciones a la misma.
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Ahora bien, y en cuanto a la vulneración alegada por Ivesur S.A.; soy de la opinión que
tal cuestionamiento no puede ser ventilado a través del presente proceso de amparo pues
conforme se advierte de autos:
Así mismo, se tendría que evaluar si se cumplió o no, con las reglas del propio Centro
de Conciliación y Arbitraje Nacional e Internacional de la Cámara de Comercio de
Lima, a las que IVESUR S.A. voluntariamente se adhirió.
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Por consiguiente, la vía del amparo no resulta idónea para la dilucidación del presente
asunto controvertido, pues conforme al artículo 9º del Código Procesal Constitucional,
el proceso de amparo carece de una etapa probatoria en la que puedan actuarse los
medios probatorios tendientes a que cada parte acredite sus afirmaciones, máxime si se
tiene en cuenta que, a fin de cuentas, lo afirmado por las partes resulta a todas luces
complejo.
Sr.
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.° 02851-2010-PA/TC
LIMA
IVESUR S.A.
Petitorio
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b) Es así que la empresa Galashields interpone demanda arbitral contra Ivesur
S.A. y Lidercon ante el Centro de Arbitraje de la Cámara de Comercio de
Lima (Exp. 967-107-2004).
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k) Finalmente el pedido de nulidad solicitado por IVESUR S.A. se declaró no
ha lugar, fundamentando dicha decisión en el hecho de que la empresa
referida no solicitó la recusación contra el señor Vega Velasco,
procedimiento que correspondía para lo pretendido por IVESUR S.A.
3. Tenemos entonces una demanda de amparo presentada por una persona jurídica,
habiendo en diversas oportunidades emitido pronunciamientos expresando mi
posición respecto a la falta de legitimidad para obrar activa de las personas
jurídicas (sociedad mercantil). En tal sentido he señalado que cuando la
Constitución habla de los derechos fundamentales, lo hace pensando en la
persona humana, esto es en el ser humano física y moralmente individualizado.
Hacia él pues se encuentran canalizados los diversos atributos, facultades y
libertades, siendo solo él quien puede invocar su respeto y protección a título
subjetivo y en sede constitucional. Es por ello que nuestra legislación
expresamente señala que la defensa de los derechos fundamentales es para la
“persona humana”, por lo que le brinda todas las facilidades para que pueda
reclamar la vulneración de sus derechos fundamentales vía proceso
constitucional de amparo, exonerándoseles de cualquier pago que pudiera
requerirse. En tal sentido no puede permitirse que una persona jurídica, que ve
en el proceso constitucional de amparo la forma más rápida y económica de
conseguir sus objetivos, haga uso de este proceso excepcional, urgente y
gratuito, puesto que ello significaría la desnaturalización total de dicho proceso.
No obstante ello considero que existen casos excepcionales en los que este
colegiado puede ingresar al fondo de la controversia en atención i) a la magnitud
de la vulneración del derecho, ii) que ésta sea evidente o de inminente
realización (urgencia) y iii) que el acto arbitrario o desbordante ponga en peligro
la propia subsistencia de la persona jurídica con fines de lucro. Además debe
evaluarse el caso concreto y verificar si existe alguna singularidad que haga
necesario el pronunciamiento de emergencia por parte de este Colegiado.
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recurrente no tienen relación alguna con el señor Rey Bustamante, sino que está
referida a la elección como árbitro del señor Vega Velasco, cuya imparcialidad
no ha sido denunciada por la empresa recurrente.
Sr.
VERGARA GOTELLI
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EXP. N.° 02851-2010-PA/TC
LIMA
IVESUR S.A.
Con el debido respeto por mis colegas magistrados, emito el presente voto singular por
los siguientes argumentos:
2. Tal conclusión, en abstracto, parece razonable, pero no para el caso concreto que se
está resolviendo. A mi juicio, es evidente que lo que IVESUR S.A. persigue, al
cuestionar al Consejo Superior de Arbitraje y no directamente al Tribunal Arbitral
que resolvió la controversia, es precisamente evitar la exigencia del agotamiento de
la vía previa. Es decir, se esfuerza la demandante en presentar una supuesta
situación “no prevista” en la jurisprudencia de este Colegiado para lograr lo que en
el fondo se pretende: la nulidad de un laudo arbitral que le fue adverso.
3. Afirmo ello por dos razones puntuales. En primer lugar, porque IVESUR S.A., de
acuerdo a lo que obra en el expediente, en ningún momento recusó ni manifestó,
oportunamente, oposición alguna a la designación del señor Jorge Vega Velasco
como árbitro (folio 107), motivo por el cual, el presente proceso de amparo no
puede servir para controvertir tardíamente lo que en su momento no se cuestionó,
esto es, el nombramiento del árbitro Jorge Vega Velasco. En segundo lugar, porque
IVESUR S.A., en otro proceso de amparo (Expediente Nº 06919-2006) ya ha
cuestionado, recurriendo a los mismos argumentos que se esgrimen también ahora,
la validez del laudo arbitral de 31 de enero de 2006. El 27.º Juzgado Civil de Lima
ha declarado infundada, mediante sentencia de 22 de julio de 2010, la demanda de
amparo de IVESUR S.A.; sentencia que, al no haberse interpuesto recurso
impugnatorio alguno, ha quedado consentida mediante la Resolución N.º 19 de 21
de septiembre de 2010 (folios 85 a 94, Cuaderno del TC).
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como árbitro, por lo que mal podría indicarse que el citado vocal tuvo
alguna injerencia en la emisión de dicha resolución, toda vez que ésta fue
materia de discusión y acuerdo en una sesión a la que no asistió el señor
Rey”. (folio 106).
11. Debo señalar también que el laudo expedido en el proceso arbitral Nº 967-107-
2004 no obra en el expediente, motivo por el cual me parece incomprensible que se
esté declarando la nulidad de un laudo arbitral que la mayoría ni siquiera ha tenido
a la vista. Es más, como ya señalé supra, IVESUR S.A. en otro proceso de amparo
(Expediente Nº 06919-2006) ya ha cuestionado sin éxito, con los mismos
argumentos, la validez del laudo arbitral de 31 de enero de 2006. Al respecto, el
27.º Juzgado Civil de Lima ha declarado infundada la demanda de amparo de
IVESUR S.A., mediante sentencia de 22 de julio de 2010; la misma que, al no
haber sido impugnada, ha quedado consentida mediante la Resolución N.º 19 de 21
de septiembre de 2010 (folios 85 a 94, Cuaderno del TC).
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12. Asimismo, como la demandante solicita la nulidad del laudo arbitral antes
mencionado, parece razonable que siendo una resolución emitida por un Colegiado
(Elvira Martínez Coco, Jorge Vega Velasco y Rodulfo Cortez Benejam), debió
notificarse a sus integrantes para salvaguardar también su derecho de defensa.
Por estos fundamentos considero que la demanda, al no haberse agotado la vía previa,
debe declararse IMPROCEDENTE de acuerdo con el artículo 5º inciso 4 del Código
Procesal Constitucional.
Sr.
URVIOLA HANI
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EXP. N.° 01869-2010-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA DISTRIBUIDORA S.A.
Y OTROS
ASUNTO
ANTECEDENTES
Con fecha 23 de octubre del 2001 los recurrentes Compañía Distribuidora S.A.
(CODISA), Hoteles Cadena Real S.A., Rogelio Román Grados García y Violeta
Nicolasa Valderrama García de Grados, interponen demanda de amparo contra los
vocales integrantes de la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República, Sres. Carrión Lugo, Torres Carrasco, Infantes Vargas, Cáceres Ballón, y
Quintanilla Quispe; los vocales integrantes de la Segunda Sala Civil Corporativa
Especializada en Procesos Ejecutivos y Cautelares de la Corte Superior de Justicia de
Lima, Sres. Ana María Aranda Rodríguez, Germán Aguirre Salinas y Sara Taipe
Chávez; el juez a cargo del Cuadragésimo Juzgado Civil de Lima, Sr. Ulises Yaya
Zumaeta; y la Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE), solicitando se declare
la inaplicación de: i) la resolución de fecha 16 de agosto de 2000 expedida por el
Juzgado que desestimó su excepción de convenio arbitral y en consecuencia ordenó el
remate de sus bienes entregados en hipoteca; ii) la resolución de fecha 20 de diciembre
de 2000 expedida por la Sala Superior que confirmó la desestimatoria de su excepción
de convenio arbitral y la orden de remate de sus bienes entregados en hipoteca; iii) las
dos resoluciones de fechas 3 de julio de 2001 expedidas por la Sala Suprema que
desestimaron sus recursos de casación; y iv) se ordene a COFIDE abstenerse de
promover o ejercitar cualquier acto dirigido a ejecutar, rematar, vender o gravar los
bienes de su propiedad. Sostienen que Corporación COFIDE, cesionaria de los derechos
de ENTURPERÚ por la compraventa a su favor de unidades hoteleras, interpuso en
contra de ellos demanda de ejecución de garantía hipotecaria por ante el Poder Judicial
(Exp. Nº 6459-99) solicitando el saldo del precio de los contratos de compraventa,
sustrayéndose de la jurisdicción arbitral, motivo por el cual presentó excepción de
convenio arbitral sustentándose en la cláusula décimo octava del contrato de
compraventa, solicitando que el Poder Judicial se abstenga de seguir conociendo de la
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causa, siendo desestimada por el Juzgado la excepción propuesta y confirmada luego
por la Sala Superior argumentándose que la precitada cláusula décimo octava se
estableció para dilucidar las controversias derivadas de la interpretación o cumplimiento
del respectivo contrato, mas no para ejecutar la garantía hipotecaria ya que para ello la
cláusula décimo sexta prevé la posibilidad de instaurar el correspondiente
procedimiento judicial de ejecución; decisiones que vulneran sus derechos
constitucionales de jurisdicción, al debido proceso, de defensa y constituyen además
una amenaza contra su derecho de propiedad, pues desestimaron la excepción de
convenio arbitral, no obstante que la cláusula décimo octava del contrato de
compraventa celebrada por ellos con ENTURPERÚ establecía que toda controversia
deberá ser llevada a un arbitraje.
FUNDAMENTOS
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Delimitación del petitorio
2. Al respecto, a fojas 876 a 942 del primer cuaderno obra la escritura pública del
contrato de compraventa de fecha 5 de julio de 1995 celebrado por los recurrentes y
la Empresa Nacional de Turismo S.A. (ENTURPERU S.A.) con intervención de
Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE), el cual tiene como finalidad
fomentar el crecimiento de la industria turística en el Perú. A dicho efecto,
ENTURPERÚ da en compraventa al recurrente CODISA todos aquellos bienes
inmuebles, muebles, derechos sobre bienes inmuebles o bienes muebles, servicios
telefónicos y derechos en general destinados a la actividad hotelera (cláusula
tercera). En el contrato se pacta además que son obligaciones del comprador
CODISA pagar el total del precio a su cargo (cláusula octava); que CODISA
constituye a favor de ENTURPERÚ primera y preferente hipoteca destinada a
garantizar todas y cada unas de las obligaciones del presente contrato, en especial el
pago de las cuotas del financiamiento, sus intereses y demás gastos, incluidos las
costas y costos que resulten de un eventual proceso judicial (cláusula decimosexta);
y en cuanto a lo que concierne al caso de autos, se establece que toda controversia
o discrepancia respecto a la ejecución, interpretación o cumplimiento del presente
contrato que no pueda ser resuelta por las partes después de su negociación en
buena fe, por un período no mayor de treinta días calendario, será llevada a un
arbitraje, con la notificación escrita por una parte a la otra para acogerse a la
presente cláusula (cláusula décimo octava).
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3. Se acredita de esta manera que, en coincidencia con lo alegado por los recurrentes,
existe una cláusula de compromiso arbitral en el cual se estableció que toda
controversia respecto a la ejecución, interpretación o cumplimiento del contrato de
compraventa debería ser sometida a sede arbitral. Frente a dicha alegación COFIDE
expresa que la hipoteca no se puede ejecutar en sede arbitral, sino exclusivamente
dentro de un proceso judicial, ello en virtud de la cláusula decimosexta del contrato
que habilitaba el inicio del proceso judicial de ejecución de garantía.
5. Sobre el particular, este Colegiado tiene a bien precisar que según el artículo 1351°
del Código Civil el contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular,
modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial. Por tanto, es un acto
bilateral o trilateral, o de demás personas, que emana de la manifestación de
voluntad coincidente de las partes intervinientes. Uno de los elementos esenciales
del contrato es, precisamente, la autonomía de la voluntad, la cual tiene un doble
contenido: a) la libertad de contratar (consagrada en los artículos 2.°, inciso 14), y
62.° de la Constitución Política del Perú) llamada también libertad de conclusión,
que es la facultad de decidir cómo, cuándo y con quién se contrata; y 2) la libertad
contractual, también conocida como libertad de configuración interna, que es la de
determinar el contenido del contrato. (Cfr. STC Nº 02185-2002-AA/TC,
fundamento 2).
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7. En atención al ejercicio de la libre autonomía de la voluntad de las partes, se tiene
que en el contrato de compraventa de fecha 5 de julio de 1995 celebrado por los
recurrentes y la Empresa Nacional de Turismo S.A. (ENTURPERÚ S.A.) con
intervención de Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE) se establecieron
una serie de prestaciones y contraprestaciones, deberes u obligaciones a cargo de
cada unas de las partes. Así, las partes de común voluntad establecieron que toda
controversia o discrepancia respecto a la ejecución, interpretación o cumplimiento
del presente contrato que no pueda ser resuelta por las partes después de su
negociación en buena fe, por un período no mayor de treinta días calendario, será
llevada a un arbitraje, con la notificación escrita por una parte a la otra para
acogerse a la presente cláusula (cláusula décimo octava). En consecuencia, en
virtud de dicha cláusula contractual, todo asunto relacionado con la ejecución,
interpretación o cumplimiento del contrato debía ser ventilado primeramente en
sede arbitral y, subsidiariamente, en sede judicial cuando haya que cumplir y/o
ejecutar el laudo que eventualmente se emita. En este contexto este Colegiado
considera que la falta de pago del saldo de precios de los contratos de compraventa
y la posterior ejecución de las garantías hipotecarias constituidas para asegurar el
saldo de los precios, al versar sobre un asunto relacionado con la ejecución del
contrato de compraventa, debía necesariamente ser ventilada en sede arbitral
porque así se pactó y se convino en el contrato de compraventa de fecha 5 de julio
de 1995 como un mecanismo de solución de controversia del contrato. De modo tal
que al ser sometidos los recurrentes a un procedimiento (la vía judicial) que no
pactaron ni convinieron se ha vulnerado sus derechos a la autonomía de la
voluntad. A esta conclusión arriba el Colegiado no solo de una lectura literal de la
cláusula contractual descrita, sino también del propio comportamiento (factum)
mostrado por las partes que intervinieron en el contrato. Se tiene así que en un caso
similar al de autos, que versaba sobre un asunto relacionado con la ejecución del
contrato de fecha 5 de julio de 1995 (esta vez el pago de penalidad), las partes
intervinientes haciendo uso de la cláusula de convenio arbitral sometieron tal
controversia a arbitraje (Cfr. STC Nº 05311-2007-PA/TC, proceso constitucional
de amparo interpuesto por CODISA contra el Tribunal Arbitral del Centro de
Arbitraje y Conciliación Comercial del Perú). Por tanto una interpretación literal de
la cláusula del convenio arbitral, así como una interpretación factual -atendiendo al
comportamiento de las partes intervinientes en el contrato de compraventa- arrojan
la conclusión de que el asunto relacionado con la falta de pago del saldo de precios
de los contratos de compraventa y la posterior ejecución de las garantías
hipotecarias debía ser sometida a arbitraje o, a través de ella, debía determinarse su
posterior ejecución en la vía judicial, pero no se podía acudir directamente a la vía
judicial para solucionar tal controversia, pues no fue así lo comúnmente acordado
por las partes en el contrato de compraventa.
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partes, que no desea someterse al pacto de arbitraje, mediante un cuestionamiento
de las decisiones arbitrales y/o la competencia de los árbitros sobre determinada
controversia, pretenda convocar la participación de jueces ordinarios, mediante la
interposición de cualquier acción de naturaleza civil y/o penal, y desplazar la
disputa al terreno judicial” (Cfr. STC Nº 6167-2005-PHC/TC, fundamento 13).
9. En el caso de autos este Colegiado considera que la jurisdicción arbitral era la vía
correspondiente para pronunciarse por el asunto de: falta de pago del saldo de
precios de los contratos de compraventa y la posterior ejecución de las garantías
hipotecarias. Sin embargo tal jurisdicción fue desviada por COFIDE y tal
competencia fue usurpada por los órganos judiciales que tramitaron el proceso
judicial de ejecución de garantía hipotecaria.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
Correo: contacto@adhoc.pe
Telf. : 4217056
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
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EXP. N.° 01869-2010-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA DISTRIBUIDORA S.A.
Y OTROS
Petitorio de la demanda
2. Es así que encuentro una demanda de amparo presentada por personas jurídicas en
la que se cuestiona resoluciones judiciales emitidas en un proceso de ejecución
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garantía hipotecaria. En reiteradas oportunidades he emitido pronunciamientos
expresando mi posición respecto a la falta de legitimidad para obrar activa de las
personas jurídicas (sociedad mercantil). En tal sentido he señalado que cuando la
Constitución habla de los derechos fundamentales, lo hace pensando en la persona
humana, esto es en el ser humano física y moralmente individualizado. Hacia él pues
se encuentran canalizados los diversos atributos, facultades y libertades, siendo solo
él quien puede invocar su respeto y protección a título subjetivo y en sede
constitucional. Es por ello que nuestra legislación expresamente señala que la
defensa de los derechos fundamentales es para la “persona humana”, por lo que le
brinda todas las facilidades para que pueda reclamar la vulneración de sus derechos
fundamentales vía proceso constitucional de amparo, exonerándoseles de cualquier
pago que pudiera requerirse. En tal sentido no puede permitirse que una persona
jurídica, que ve en el proceso constitucional de amparo la forma más rápida y
económica de conseguir sus objetivos, haga uso de este proceso excepcional,
urgente y gratuito, puesto que ello significaría la desnaturalización total de dicho
proceso. No obstante ello considero que existen casos excepcionales en los que este
colegiado puede ingresar al fondo de la controversia en atención i) a la magnitud de
la vulneración del derecho, ii) que ésta sea evidente o de inminente realización
(urgencia) y iii) que el acto arbitrario o desbordante ponga en peligro la propia
subsistencia de la persona jurídica con fines de lucro.
Correo: contacto@adhoc.pe
Telf. : 4217056
contenido de dicho contrato se establece que las obligaciones del comprador son el
pagar el total del precio a su cargo, para lo que se constituye a favor del vendedor –
ENTURPERÚ– primera y preferente hipoteca destinada a garantizar todas y cada
una de las obligaciones del presente contrato, en especial el pago de las cuotas del
financiamiento, sus intereses y demás gastos, incluidos las costas y costos que
resulten de un eventual proceso judicial, estableciendo que “(…) toda controversia o
discrepancia respecto a la ejecución, interpretación o cumplimiento del presente
contrato que no pueda ser resuelta por las partes después de su negociación en
buena fe, por un periodo no mayor de treinta días calendario, será llevada a un
arbitraje, con la notificación escrita por una parte a la obra para acogerse a la
presente clausula (…)” (clausula décimo octava).
7. Por lo expuesto en el presente caso encuentro que habiendo las partes expresado
claramente que ante una controversia o discrepancia respecto a la ejecución,
interpretación o cumplimiento del presente contrato que no pueda ser resuelta por
las partes después de su negociación en buena fe, por un periodo no mayor de
treinta días calendario, será llevada a un arbitraje, el vendedor se encontraba
impedido de acudir al proceso judicial cuestionando la ejecución del contrato de
compraventa.
8. Por ello considero que el Poder Judicial no podía asumir competencia del proceso
de ejecución de garantía hipotecaria, cuando voluntaria y expresamente las partes
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Telf. : 4217056
habían acordado acudir al proceso arbitral, por lo que debe acudir a él en busca de la
resolución de su pretensión.
9. En tal sentido considero que los jueces emplazados por medio del proceso
constitucional de amparo se han abocado indebidamente al conocimiento de una
controversia que corresponde ser dilucidada en el proceso arbitral conforme lo han
determinado las partes del contrato de compraventa. Por ello las resoluciones
cuestionadas deben ser declaradas inaplicables, puesto que han desestimado
indebidamente la excepción de convenio arbitral.
Sr.
VERGARA GOTELLI
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EXP. N.° 02986-2010-PA/TC
LIMA
INSTITUTO METROPOLITANO
PROTRANSPORTE DE
LIMA - PROTRANSPORTRE
VISTO
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 14 de octubre del 2009 el recurrente interpone demanda de amparo
contra los vocales integrantes de la Segunda Sala Civil Subespecializada en lo
Comercial de la Corte Superior de Justicia de Lima, señores Lama More, Rossel
Mercado y Martel Chang, solicitando: i) se ordene el cese inmediato de los actos que
violan sus derechos constitucionales; y ii) se admita a trámite la demanda de
anulación de laudo arbitral. Sostiene que interpuso demanda de anulación de laudo
arbitral contra el Consorcio Altesa y Elvi S.A.C., la cual fue declarada inadmisible
por la Sala demandada, solicitándole ésta adecuar su petitorio a las causales de
anulación previstas en el Decreto Legislativo Nº 1071 (que regula el arbitraje), tales
como señalar la existencia de un acuerdo destinado a garantizar el cumplimiento del
laudo, presentar depósito bancario o carta fianza equivalente a la cuantía del valor de
la condena, y reintegrar el arancel judicial. Refiere que subsanó todas las
observaciones advertidas, y en defecto de la presentación de carta fianza adjuntó la
previsión presupuestal de pago de laudo arbitral. Sin embargo su demanda fue
rechazada por la Sala demandada, decisión que vulnera sus derechos a la tutela
jurisdiccional efectiva y al debido proceso, toda vez que ha interpretado
equivocadamente que el requisito de presentar el recibo, carta fianza o comprobante
de pago es un requisito ineludible de admisión de la demanda, cuando no lo es.
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Telf. : 4217056
3. Que del análisis de la demanda así como de sus recaudos se desprende que la
pretensión del recurrente no está referida al ámbito constitucionalmente protegido de
los derechos que invoca, pues como es de advertirse la interpretación, aplicación e
inaplicación de las normas del Decreto Legislativo Nº 1071 (que regula el arbitraje)
relacionadas con los requisitos para la interposición de la demanda de anulación de
laudo arbitral son atribuciones que corresponden a la jurisdicción ordinaria, las
cuales deben orientarse por las reglas específicas establecidas para tal propósito así
como por los valores y principios que informan la función jurisdiccional, ya que
dicha facultad constituye la materialización de la independencia en el ejercicio de la
función jurisdiccional que la Norma Fundamental reconoce a este Poder del Estado,
no siendo competencia ratione materiae de los procesos constitucionales evaluar las
decisiones judiciales, a menos que se advierta un proceder irrazonable, lo que no
sucede en el presente caso, pues este Colegiado aprecia de la demanda de autos que
el recurrente no habría cumplido con satisfacer y/o subsanar todas y cada una de las
observaciones realizadas por la Sala demandada al momento de calificar la demanda
de anulación de laudo arbitral, lo cual dio lugar a que se rechace la demanda
promovida.
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
EXP. N.° 01322-2010-PA/TC
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LIMA
RODULFO CORTEZ
BENEJAM
VISTO
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 6 de marzo del 2009 el recurrente interpone demanda de amparo
contra la Cámara de Comercio de Lima, solicitando: i) Que se deje sin efecto la
Resolución Nº 0112-2008/CSA-CA-CCL expedida por el Consejo Superior de
Arbitraje que estimó la recusación formulada en su contra; ii) Que se deje sin efecto
la Resolución Nº 0176-2008/CSA-CA-CCL, que confirmó la estimatoria de su
recusación; iii) Que la Cámara de Comercio de Lima se vuelva a pronunciar sobre la
recusación planteada en su contra; y iv) Que se deje sin efecto todo acto derivado del
ilegal amparo de su recusación, en especial el procedimiento disciplinario iniciado
mediante Resolución Nº 0025-2009/CSA-CA-CCL. Sostiene que fue designado
árbitro para integrar el Tribunal Arbitral que resolvería una controversia sobre
nulidad de acuerdos adoptados en junta general de accionistas, sede ante la cual fue
recusado por una de las partes, la cual le imputó haber emitido una falsa declaración;
refiere que fue estimada la recusación. Manifiesta que se han vulnerado sus derechos
al debido proceso legal, a la reputación, a la dignidad personal y a la libertad de
trabajo, en razón de que la decisión se sustentó en un hecho que no fue materia de la
recusación (la relación con una de las partes), y que por ello se incurrió en
incongruencia por extra petita.
2. Que con resolución de fecha 24 de junio del 2009, el Cuarto Juzgado Constitucional
de Lima declara improcedente la demanda por considerar que los hechos de la
demanda no están referidos en forma directa al contenido constitucionalmente
protegido de los derechos invocados. A su turno, la Tercera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima confirma la apelada sobre la base de lo expuesto por el
Juzgado Constitucional.
3. Que sin entrar a evaluar el fondo del asunto, este Tribunal precisa, tal como lo ha
hecho en reiterada jurisprudencia (Exp. Nº 03939-2009-PA/TC, entre otras), que
el proceso de amparo no puede servir para replantear una controversia resuelta por
los órganos arbitrales (la estimatoria de la recusación formulada en contra del
recurrente), pues no constituye un medio impugnatorio que continúe revisando una
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decisión que sea de exclusiva competencia de la jurisdicción arbitral y donde se han
respetado de modo escrupuloso todas las garantías del debido proceso. Por tanto,
este Tribunal debe rechazar la demanda en aplicación del inciso 1) del artículo 5º del
Código Procesal Constitucional, el cual establece que “no proceden los procesos
constitucionales cuando (…) los hechos y el petitorio de la demanda no están
referidos en forma directa al contenido constitucionalmente protegido del derecho
invocado”.
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
ETO CRUZ
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EXP. N. º 02117-2008-PA/TC
LIMA
JULIAN GREGORIO
CÁRDENAS CHANCO
VISTO
ATENDIENDO A
3. Que no obstante lo expuesto, por las instancias que conocieron de este proceso, se
advierte que el caso de autos no sólo es un caso que tiene relevancia constitucional –
¿el contenido esencial de los derechos fundamentales puede ser sometido a
arbitraje?–, sino que además, se trata de un asunto que requiere de tutela urgente –
derecho a la pensión de una persona de edad avanzada que alega encontrarse
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enferma–; en ese sentido, corresponde que sea admitida a trámite a efectos de evitar
que el derecho de defensa de la parte emplazada en autos sea afectado.
5. Que por otra parte, se recomienda al juez competente que, al momento de tramitar
el presente proceso, adopte las medidas necesarias para que si lo considera necesario
y, de ser el caso, evite que continúe la afectación del derecho presuntamente
vulnerado de la parte demandante.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
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EXP. N. º 02117-2008-PA/TC
LIMA
JULIAN GREGORIO
CÁRDENAS CHANCO
S.
BEAUMONT CALLIRGOS
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Telf. : 4217056
EXP. N. º 02117-2008-PA/TC
LIMA
JULIAN GREGORIO
CÁRDENAS CHANCO
1. Encuentro de los actuados que las instancias precedentes han rechazado la demanda
in limine, por considerar que el demandante optó por recurrir al proceso arbitral,
señalando la sala revisora que el laudo impugnado carece del requisito de firmeza
exigido por el artículo 4º del Código Procesal Constitucional.
3. Lo que se advierte del texto del proyecto es que el Tribunal Constitucional estima
que en el presente caso no cabía rechazar in limine la demanda, sino admitirla a
trámite con el objeto que se examine entre otros aspectos, si el contenido de los
derechos fundamentales puede ser sometido a arbitraje; entonces tenemos que este
Colegiado está rechazando la motivación de la resolución recurrida por haber
incurrido en un error. Consecuentemente si se trata de un error en el razonamiento
lógico jurídico -error in iudicando o error en el juzgar-, lo que corresponde es la
corrección de dicha resolución por el Superior, en este caso el Tribunal
Constitucional, revocando la decisión del inferior y ordenando admitir a trámite la
demanda de amparo. En consecuencia no comparto el fundamento 4 y el fallo
porque propone declarar la nulidad de todo lo actuado a pesar de que se afirma la
verificación de un error in iudicando en la resolución recurrida.
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mínimos exigidos por la ley. Por tanto es exigible la formalidad impuesta por la ley
y detestable el simple formalismo, por estéril e ineficaz.
Por estas razones considero que no resulta aplicable la sanción de nulidad para la
resolución recurrida pues no se trata de sancionar como vicio lo que significa una
consideración de fondo, distinta y opuesta (revocatoria) a la que sirvió de fundamento
para la dación del auto que es materia de la revisión. Consiguientemente considero que
debe declararse fundado el recurso de agravio constitucional interpuesto y revocando la
resolución apelada ordenarse al juez constitucional de primera instancia proceda a
admitir la demanda.
Sr.
VERGARA GOTELLI
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EXP. N.° 6167-2005-PHC/TC
LIMA
FERNANDO CANTUARIAS
SALAVERRY
En Lima, a los 28 días del mes febrero de 2006, el Tribunal Constitucional en sesión de
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados García Toma, Presidente;
Gonzales Ojeda, Vicepresidente; Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen y Landa Arroyo,
pronuncia la siguiente sentencia, con el Fundamento de voto, adjunto, del magistrado
Gonzales Ojeda
I. I. ASUNTO
1. 1. Demanda
Con fecha 13 de mayo de 2005, don Renee Quispe Silva interpone demanda de hábeas
corpus como procurador oficioso del abogado Fernando Cantuarias Salaverry, contra el
Fiscal de la Trigésimo Octava Fiscalía Provincial Penal de Lima, señor Silvio Máximo
Crespo Holguín, alegando la presunta amenaza de su libertad individual por violación
de sus derechos constitucionales a la tutela procesal efectiva, al debido proceso y a la
contradicción o defensa, puesto que dicho Fiscal formalizó denuncia penal contra
Fernando Cantuarias Salaverry, mediante acusación de fecha 10 de mayo de 2005, por
los delitos de falsedad genérica y fraude procesal en agravio de Compañía de
Exploraciones Algamarca S.A. y el Estado, respectivamente.
Fundamentos de hecho:
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Salaverry había ejercido la representación legal de esa empresa Cía. Minera
Poderosa S.A. en otro arbitraje instaurado entre dicha empresa y Minera Pataz EPS.
Fundamentos de derecho:
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descargos, conforme lo establece el artículo 139°, inciso 14 de la Constitución
Política. El Fiscal demandado formalizó denuncia sin que se haya recibido la
correspondiente declaración indagatoria de Cantuarias Salaverry.
2. 2. Contestación de la demanda
Con fecha 18 de mayo de 2005, el doctor Silvio Máximo Crespo Holguín, Fiscal de la
Trigésima Octava Fiscalía Provincial en lo Penal de Lima, se apersona al proceso y
formula descargos sosteniendo que no existe vulneración de los derechos
constitucionales del demandante, pues durante la investigación indagatoria se le
reconocieron las garantías necesarias para hacer valer sus derechos. Agrega que
formalizó denuncia porque existen suficientes elementos de cargo que lo vinculan con
el ilícito penal investigado, criterio que es compartido por el órgano jurisdiccional, pues
el Sexto Juzgado Penal de Lima procedió a abrir instrucción; de modo contrario hubiera
dispuesto el No Ha Lugar a la apertura de instrucción.
Con fecha 18 de mayo de 2005 se apersona al proceso el Procurador Público adjunto a
cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial, señor Rolando Alfonzo Martel
Chang, y contesta la demanda solicitando que se declare improcedente, por los
siguientes fundamentos:
Fundamentos de hecho:
– – El señor Cantuarias no argumenta ni prueba las razones por las cuales no serían
válidas las notificaciones que él mismo ha acompañado al escrito de su demanda.
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efectuó alegando que la actividad probatoria no había concluido. Argumento que
resultaría impertinente por no contar con asidero legal.
Fundamentos de derecho:
Con fecha 7 de junio de junio de 2005, el Trigésimo Noveno Juzgado Penal de Lima,
declara fundada la demanda de hábeas corpus;,por los siguientes fundamentos:
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de los abogados ante el magistrado decidor tiene que producirse necesariamente al
término de la actividad probatoria, y no antes, ya que se trata de exposiciones finales
de defensa cuando el estado de la causa es precisamente el de decisión terminal.
Con fecha 19 de julio de 2005, la Cuarta Sala Especializada en lo Penal para Procesos
con Reos Libres de la Corte Superior de Justicia de Lima, emite la resolución de fojas
476 que revocando la apelada, declara infundada la demanda, por los siguientes
fundamentos:
1. 1. Petitorio constitucional
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- - Se ordene notificar al Juez Penal de Lima para que asuma la calificación de la
denuncia fiscal, y disponga su devolución a la Trigésimo Octava Fiscalía Penal de
Lima, de modo que sea remitida a la Fiscalía Decana correspondiente a fin de que
ésta disponga que la denuncia sea calificada por otro fiscal.
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5. 5. El principio de unidad y la exclusividad de la función jurisdiccional reconocido
en el artículo 139°, inciso 1 de la Constitución, prescribe que: “No existe ni puede
establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción de la arbitral y la
militar. No hay proceso judicial por comisión o delegación”. En atención a ello, la
Constitución ha establecido, como regla general, que corresponde al Poder Judicial
el avocamiento único y singular del estudio y solución de los diversos tipos de
conflictos jurídicos (principio de unidad), prohibiéndose al legislador que atribuya la
potestad jurisdiccional a órganos no conformantes del Poder Judicial (principio de
exclusividad).
Qué duda cabe, que prima facie la confluencia de estos cuatro requisitos definen la
naturaleza de la jurisdicción arbitral, suponiendo un ejercicio de la potestad de
administrar justicia, y en tal medida, resulta de aplicación en sede arbitral el
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artículo VI in fine del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional por el
cual los jueces (y por extensión, también los árbitros) quedan vinculados a los
preceptos y principios constitucionales conforme a la interpretación de los mismos
que resulte de las resoluciones del Tribunal Constitucional; sin perjuicio del
precedente vinculante con efectos normativos del artículo VII del título preliminar
del Código Procesal Constitucional.
10. 10. De allí que el arbitraje no puede entenderse como un mecanismo que desplaza al
Poder Judicial, ni tampoco como su sustitutorio, sino como una alternativa que
complementa el sistema judicial puesta a disposición de la sociedad para la solución
pacífica de las controversias. Y que constituye una necesidad, básicamente para la
solución de conflictos patrimoniales de libre disposición y, sobre todo para la
resolución para las controversias que se generen en la contratación internacional.
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privado; ya que, de lo contrario, se podrían desdibujar sus contornos
constitucionales.
13. 13. Es por tal motivo que este Tribunal considera conveniente reiterar la plena
vigencia del principio de la “kompetenz-kompetenz” previsto en el artículo 39º de la
Ley General de Arbitraje –Ley N.º 26572–, que faculta a los árbitros a decidir
acerca de las materias de su competencia, y en el artículo 44º del referido cuerpo
legal, que garantiza la competencia de los árbitros para conocer y resolver, en todo
momento, las cuestiones controvertidas que se promuevan durante el proceso
arbitral, incluida las pretensiones vinculadas a la validez y eficacia del convenio.
Este Colegiado resalta la suma importancia práctica que reviste dicho principio, a
efectos de evitar que una de las partes, que no desea someterse al pacto de arbitraje,
mediante un cuestionamiento de las decisiones arbitrales y/o la competencia de los
árbitros sobre determinada controversia, pretenda convocar la participación de
jueces ordinarios, mediante la interposición de cualquier acción de naturaleza civil
y/o penal, y desplazar la disputa al terreno judicial.
Lo expuesto no impide que posteriormente se cuestione la actuación arbitral por
infracción de la tutela procesal efectiva, conforme a las reglas del Código Procesal
Constitucional.
14. 14. Este Tribunal reconoce la jurisdicción del arbitraje y su plena y absoluta
competencia para conocer y resolver las controversias sometidas al fuero arbitral,
sobre materias de carácter disponible (artículo 1º de la Ley General de Arbitraje),
con independencia jurisdiccional y, por tanto, sin intervención de ninguna autoridad,
administrativa o judicial ordinaria. El control judicial, conforme a la ley, debe ser
ejercido ex post, es decir, a posteriori, mediante los recursos de apelación y
anulación del laudo previstos en la Ley General de Arbitraje. Por su parte, el control
constitucional deberá ser canalizado conforme a las reglas establecidas en el Código
Procesal Constitucional; vale decir que tratándose de materias de su competencia, de
conformidad con el artículo 5°, numeral 4 del precitado código, no proceden los
procesos constitucionales cuando no se hayan agotado las vías previas. En ese
sentido, si lo que se cuestiona es un laudo arbitral que verse sobre derechos de
carácter disponible, de manera previa a la interposición de un proceso
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constitucional, el presunto agraviado deberá haber agotado los recursos que la Ley
General de Arbitraje prevé para impugnar dicho laudo.
15. 15. Conforme lo señala el artículo 9º de la Ley General de Arbitraje, N.º 26572, el
convenio arbitral es el acuerdo por el cual las partes deciden someter a arbitraje las
controversias que hayan surgido o puedan surgir entre ellas respecto de una
determinada relación jurídica contractual o no contractual, sean o no materia de un
proceso judicial. De lo que se desprende la naturaleza contractual del convenio, que
obliga a las partes a la realización de cuantos actos sean necesarios para que el
arbitraje se desarrolle y para el posterior cumplimiento del laudo arbitral.
a) a) Una negativa: En cuya virtud permite regular del modo que los
particulares estimen oportuno sus relaciones jurídicas, creándolas,
modificándolas o extinguiéndolas4[4].
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como postula el artículo 43º de la Constitución. Esto hace que el poder público,
pero también el privado, estén sometidos al Derecho.
18. 18. En este contexto el control constitucional jurisdiccional no queda excluido, sino
que se desenvuelve a posteriori cuando se vulnera el derecho a la tutela procesal
efectiva o se advierte un incumplimiento, por parte de los propios árbitros, de la
aplicación de la jurisprudencia constitucional o los precedentes de observancia
obligatoria, los mismos que los vinculan en atención a los artículos VI in fine y VII
del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, respectivamente.
21. 21. Quienes se inclinan por la irrevisabilidad de los laudos arbitrales se sustentan en
el artículo 4º de la Ley N.º 26572, que establece que, salvo pacto en contrario, las
partes podrán someterse de modo exclusivo y excluyente a la jurisdicción arbitral,
así como en el artículo 59º, que otorga a los laudos arbítrales carácter definitivo,
estableciendo que contra ellos no procede alguno, salvo el recurso de apelación y de
nulidad.
Una interpretación formal propia del valorismo legalista de la Ley N.º 26572,
concluiría que, sin ingresar en consideración adicional alguna, una resolución
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expedida por un tribunal arbitral es incuestionable en sede constitucional, incluso
en aquellos supuestos en los que afecten los derechos fundamentales de la persona.
Mas, pretender interpretar la Constitución a partir del mandato legal de la Ley N.º
26572, vaciando de contenido el principio de supremacía jurídica y valorativa de la
Constitución (artículo 51º de la Constitución), configurado en el tránsito del Estado
de derecho al Estado constitucional de derecho, no es atendible para defender la
irrevisabilidad absoluta de las resoluciones de los tribunales arbitrales.
Además, resulta manifiestamente contrario al principio de fuerza normativa de la
Constitución y al de corrección funcional, ya que desconoce, por un lado, el
carácter jurídico-vinculante de la Constitución y, por otro, la función de contralor
de la constitucionalidad conferida al Tribunal Constitucional (artículo 201º de la
Constitución).
22. 22. Por otro lado, el último párrafo del artículo 103° de la Constitución establece
que ésta no ampara el abuso del derecho, por lo que el ejercicio de poder
jurisdiccional ordinario, y con mayor razón el excepcional, será legítimo si es
ejercido en salvaguarda del cumplimiento de los preceptos y principios
constitucionales, conforme a la interpretación que resulte de los mismos y de las
resoluciones dictadas por este Tribunal (artículo VI in fine del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional), el cumplimiento de las sentencias que constituyan
precedente vinculante (artículo VII del Código Procesal Constitucional) y el respeto
al derecho a la tutela procesal efectiva (artículo 4º del Código Procesal
Constitucional).
23. 23. Por los fundamentos precedentes, a juicio de este Colegiado, es un hecho
incontrovertible que existe la posibilidad de cuestionar, por la vía del proceso
constitucional, una resolución arbitral. Esta, por tanto, debe ser considerada como la
única opción válida constitucionalmente, habida cuenta de que bajo determinados
supuestos procede el proceso constitucional contra resoluciones provenientes tanto
del Poder Judicial como de un Tribunal Militar (artículo 4º del Código Procesal
Constitucional). En esa medida, no existe respaldo constitucional que impida
recurrir al proceso constitucional frente a la jurisdicción arbitral.
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ese sentido, corresponde a los fiscales –representantes del Ministerio Público– hacer
ejercicio de la titularidad de la acción penal pública y, una vez conocida la denuncia
o noticia criminal, proceder a formalizarla ante el juez penal si lo estiman
procedente, conforme a lo establecido por la Ley Orgánica del Ministerio Público,
aprobada por Decreto Legislativo N° 52.
26. 26. En cumplimiento de las atribuciones que le han sido conferidas constitucional y
legalmente, la labor del fiscal se extiende a lo largo de todo el proceso penal; sin
embargo, es preciso analizar su labor en el procedimiento que antecede al inicio del
proceso judicial.
27. 27. El Ministerio Público conduce desde su inicio la investigación del delito
(artículo 159°, inciso 4 de la Constitución); por ende, una vez que un hecho
presuntamente delictivo es denunciado, el fiscal puede, alternativamente, abrir
investigación policial para reunir la prueba indispensable o formalizarla ante el juez
penal7[7]. En el primer supuesto, el fiscal no cuenta con elementos suficientes que
ameriten la formalización de la denuncia, por lo que se procede a iniciar una
investigación orientada a obtener elementos que sustenten su acusación ante el Juez
Penal; ello fluye del texto del artículo 94° de la Ley Orgánica del Ministerio
Público, en el extremo que señala: “(...) cuando se hubiese reunido la prueba que
estimase suficiente [el fiscal] procederá a formalizar la denuncia ante el Juez
Instructor8[8] como se deja establecido en el presente artículo”.
28. 28. Respecto a la actividad probatoria y el grado de convicción al que debe arribar el
fiscal en el transcurso de esta investigación previa al proceso penal, la doctrina ha
señalado lo siguiente: “(...) no se requiere que exista convicción plena en el fiscal ni
que las actuaciones estén completas, sólo se necesita que las investigaciones arrojen
un resultado probabilístico razonable, en orden a la realidad de un delito y de la
vinculación delictiva del imputado o imputados”.9[9] Sin embargo, desde una
perspectiva constitucional, resulta insuficiente valorar la actuación fiscal en sus
propios términos legales; se requiere de su conformidad con los mandatos
constitucionales de respeto a los derechos fundamentales y al ordenamiento jurídico
constitucional.
29. 29. La labor que el fiscal realice una vez recibida la denuncia o conocida la noticia
criminal no ha sido desarrollada en detalle por el ordenamiento jurídico vigente. Sin
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embargo, esta actividad está sujeta a diversos principios y garantías que orientan su
normal desenvolvimiento para que éste sea conforme a la Constitución.
30. 30. Desde la consolidación del Estado de derecho surge el principio de interdicción
de la arbitrariedad, el mismo que tiene un doble significado, tal como ha sido dicho
en anterior sentencia: "a) En un sentido clásico y genérico, la arbitrariedad aparece
como el reverso de la justicia y el derecho. b) En un sentido moderno y concreto, la
arbitrariedad aparece como lo carente de fundamentación objetiva; como lo
incongruente y contradictorio con la realidad que ha de servir de base a toda
decisión. Es decir, como aquello desprendido o ajeno a toda razón de explicarlo. En
consecuencia, lo arbitrario será todo aquello carente de vínculo natural con la
realidad”. (Exp. N° 090-2004 AA/TC).
31. 31. El fiscal actúa como defensor de la legalidad y representante de la causa pública
en el proceso penal. En efecto, el respeto de este principio implica que el Ministerio
Público ejercite la acción penal por todo hecho que revista los caracteres de un
delito, sin perder de vista que su labor se ejecuta en función de la justicia y teniendo
como parámetros a la Constitución y a la ley.
32. 32. Al respecto, este Colegiado ha reconocido que el debido proceso se proyecta
también al ámbito de la etapa prejurisdiccional de los procesos penales, es decir,
enaquella cuya dirección compete al Ministerio Público (Exp. N.° 1268-2001
HC/TC). Por tanto, las garantías previstas en el artículo 4° del Código Procesal
Constitucional serán aplicables a la investigación fiscal previa al proceso penal
siempre que sean compatibles con su naturaleza y fines, los mismos que deben ser
interpretados de conformidad con el artículo 1° de la Constitución, según el cual "la
defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la
sociedad y del Estado".
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§3.3. Hábeas corpus y procedimiento de investigación fiscal
34. 34. Respecto del hábeas corpus reparador, es preciso señalar que dicha modalidad
representa la modalidad clásica o inicial del hábeas corpus, la misma que se
promueve para obtener la reposición de la libertad de una persona indebidamente
detenida. Se presenta, por ejemplo, cuando se produce la privación arbitraria o ilegal
de la libertad física como consecuencia de una orden policial; de un mandato
judicial en sentido lato; de una negligencia penitenciaria cuando un condenado
continúa en reclusión pese a haberse cumplido la pena; por sanciones disciplinarias
privativas de la libertad, entre otros. (Exp. N.° 2663-2003-HC/TC).
35. 35. En el caso de autos, el demandante promueve esta modalidad de hábeas corpus
porque considera que la investigación fiscal llevada a cabo por el demandado se ha
desarrollado con absoluta prescindencia del respeto a las garantías que brinda el
derecho a la tutela procesal efectiva, derecho protegido a través del proceso de
hábeas corpus de conformidad con el artículo 4° del Código Procesal
Constitucional.
36. 36. Sobre este punto, es preciso tomar en consideración que la actividad del fiscal
está limitada por las atribuciones que le han sido conferidas directamente a la
autoridad judicial. En efecto, la imposición de medidas coercitivas, restrictivas de la
libertad o derechos conexos, son atribuciones que la Constitución no ha conferido al
Ministerio Público, puesto que su investigación, en todo caso, puede concluir en la
formalización de una denuncia ante el Poder Judicial; pero la imposición de medidas
coercitivas como la comparecencia o la detención preventiva, son medidas propias
de la instancia judicial y serán adoptadas previa valoración y motivación del juez
competente. En consecuencia, el procedimiento de investigación fiscal no incide de
manera directa en una posible vulneración a algún derecho vinculado a la libertad
individual de la persona.
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37. 37. En este orden de ideas, las presuntas irregularidades llevadas a cabo por el fiscal
demandado no dan lugar a la interposición de un hábeas corpus correctivo, por lo
que, en adelante, el pedido del recurrente será analizado a la luz de la tutela que
brinda el hábeas corpus de tipo preventivo.
38. 38. El presunto agraviado formula demanda de hábeas corpus preventivo contra la
amenaza que se cierne sobre su libertad individual y derechos constitucionales
conexos como consecuencia de la acusación formulada por el fiscal demandado. Al
respecto, es preciso tomar en consideración que, tal como lo dispone el inciso 1) del
artículo 200° de la Constitución, el hábeas corpus no sólo procede ante el hecho u
omisión de cualquier autoridad, funcionario o persona que vulnera la libertad
individual o derechos conexos, sino también ante la amenaza de que se pueda
producir tal vulneración. En este caso, la actuación del juez constitucional es
anterior al acto violatorio de la libertad individual o derechos conexos, pues se
procede ante una amenaza.
39. 39. Sobre el hábeas corpus preventivo y a efectos de valorar la amenaza frente a la
cual procede este proceso constitucional, este Colegiado ha sostenido que: “ (...) se
debe comprobar: a) la inminencia de que se produzca el acto vulnerador, es decir,
que se configure un atentado a la libertad personal que esté por suceder prontamente
o en vía de ejecución, no entendiéndose por tal a los simples actos preparatorios; y
b) que la amenaza a la libertad sea cierta, es decir, que exista un conocimiento
seguro y claro de la amenaza a la libertad, dejando de lado conjeturas o
presunciones”. (Exp. 3171-2003 HC/TC).
40. 40. Como ha sido dicho anteriormente, dado que el fiscal no tiene la facultad de
dictar medidas restrictivas de la libertad o derechos conexos, en principio no se
configuraría una amenaza cierta e inminente de algún derecho tutelable por el
hábeas corpus. No obstante, es preciso tomar en consideración que si bien la
denuncia fiscal no vincula al juez –el mismo que sólo abrirá instrucción si considera
que de la denuncia fluyen indicios suficientes o elementos de juicio que
razonablemente revelen la existencia de un delito–, en cambio, sí constituye un
importante indicativo para el juez, el cual podría ser inducido a error sobre la base
de una denuncia abiertamente arbitraria, orientada a conseguir que el presunto autor
del hecho delictivo sea procesado.
41. 41. Este Colegiado no considera que esta situación se haya configurado en el caso
de autos, toda vez que la denuncia formalizada ante el juez penal ha sido construida
sobre la base de las investigaciones efectuadas por el fiscal y los documentos
proporcionados por Algamarca. No obstante, surge un cuestionamiento en torno al
hecho de que no se haya contado con la declaración indagatoria del investigado.
Esta resultaría ser una observación válida si el procedimiento de investigación fiscal
se hubiera llevado “a escondidas” como se sugiere en la demanda; sin embargo, este
calificativo no se condice con el hecho de que el señor Cantuarias Salaverry fue
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debidamente notificado (al menos en una oportunidad) del procedimiento de
investigación fiscal que se le seguía.
43. 43. De lo actuado también se desprende que el fiscal demandado citó a informe oral
a la defensa del recurrente; sin embargo, ésta volvió a solicitar que se programe una
nueva fecha porque consideró que se debía esperar a que la investigación preliminar
concluya. En este escenario, no resulta desproporcionado que ante las pruebas
merituadas y las constantes solicitudes de reprogramación que venían siendo
formuladas, el fiscal haya formalizado denuncia sobre la base de los elementos con
los cuales, efectivamente, contaba.
44. 44. En cuanto a la denuncia fiscal, esta se ajusta a lo dispuesto por el artículo 94º de
la Ley Orgánica del Ministerio Público, según el cual, si el fiscal estima procedente
formalizar denuncia ante el juez penal “(...) expondrá los hechos de que tiene
conocimiento, el delito que tipifican y la pena con que se sanciona, según ley; la
prueba con que cuenta y la que ofrece actuar o que espera conseguir y ofrecer
oportunamente.”
45. 45. Partiendo de las consideraciones que han sido previamente expuestas, este
Colegiado no considera que el recurrente se encuentre frente a una amenaza cierta e
inminente de su derecho a la libertad individual o algún derecho conexo, puesto que
no se ha producido la formalización de una denuncia manifiestamente arbitraria,
orientada a inducir a error al juez a fin de que dé inicio a un proceso penal en contra
del investigado.
46. 46. Si bien, a la fecha, es posible constatar que la denuncia formalizada por el fiscal
demandado dio lugar a que se abriera instrucción en contra del señor Fernando
Cantuarias Salaverry, no se ha dictado mandato de detención en su contra y se ha
motivado debidamente el mandato de comparecencia restringida que fue dictado en
su lugar. En efecto, este mandato de comparecencia no puede ser considerado como
una concreción de la amenaza alegada por el recurrente, toda vez que esta medida ha
sido dictada en el ejercicio legítimo de las atribuciones que han sido conferidas al
juez penal.
47. 47. Se advierte, por tanto, que en el presente caso no se configuran los supuestos
necesarios para la procedencia del proceso constitucional de hábeas corpus y que el
petitorio constitucional del presunto agraviado –declarar la insubsistencia del auto
apertorio de instrucción– sin que se haya acreditado la existencia de una amenaza
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cierta e inminente de su libertad individual o derechos constitucionales conexos,
importaría que este Tribunal se subrogue en las facultades que le han sido
constitucional y legalmente conferidas a los representantes del Ministerio Público.
48. 48. Sin perjuicio de la decisión adoptada por este Colegiado, se deja a salvo el
derecho del recurrente respecto de la posible injerencia que el proceso penal iniciado
en su contra puede suscitar de manera ilegítima en su labor como miembro del
tribunal arbitral Sulliden-Algamarca; ello en tanto y en cuanto se podría estar
pretendiendo trasladar, indebidamente, al ámbito penal controversias que tienen
carácter civil o comercial y que han sido oportunamente sometidas al ámbito de la
jurisdicción arbitral por las partes involucradas. De ser este el caso, el recurrente
podrá hacer valer su derecho en la vía ordinaria correspondiente, que deberá seguir
los criterios vinculantes de esta sentencia, a efectos de no sesgar la autonomía e
independencia con la que cuenta la jurisdicción arbitral en el ejercicio legítimo de
sus atribuciones.
49. 49. De conformidad con el artículo VI in fine del Título Preliminar Código Procesal
Constitucional, los criterios de interpretación contenidos en los fundamentos
jurídicos N.º 8, 11, 12, 13, 14, 17 y 18, son vinculantes para todos los operadores
jurídicos.
HA RESUELTO
2. 2. Declarar que los fundamentos jurídicos N.os 8, 11, 12, 13, 14, 17 y 18, son
vinculantes para todos los operadores jurídicos.
SS.
GARCÍA TOMA
GONZALES OJEDA
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
LANDA ARROYO
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LIMA
FERNANDO CANTUARIAS
SALAVERRY
Con el debido respeto por la opinión de mis colegas, si bien manifiesto mi acuerdo con
la decisión expresada en el fallo, sin embargo, no lo estoy con algunos de los
argumentos que allí se expresan.
1. 1. En primer lugar, he de indicar que si bien existen casos anteriores en los que el
Tribunal Constitucional ha expresado que los derechos fundamentales también
vinculan en el ámbito del arbitraje, al ser componente esencial del llamado orden
público constitucional, sin embargo, es la primera vez que este Tribunal se detiene
en el análisis de los rasgos constitucionales que le son propios a la institución. Y se
ha aproximado, según mi modesto entender, esclareciendo algunos aspectos que en
la doctrina y jurisprudencia no estaban del todo claros, pero también en otros –por
fortuna los menos–, sin esclarecerlos, sino, contribuyendo a prolongar un debate
que, desde un punto de vista constitucional, no debería haberse planteado. Así
sucede, por ejemplo, cuando se persiste en denominar a la institución como
"jurisdicción arbitral" o como una "jurisdicción de carácter eminentemente privado"
y, lo que a mi juicio es más grave, que se señale que los árbitros tienen la
competencia de las competencias (Fundamentos 7, 8 y 11, respectivamente), o que
el arbitraje, en sí mismo considerado, sea un derecho fundamental (fundamento Nº.
20).
Como única potestad que es, dictada una Constitución, como acto de ejercicio pleno
de la soberanía popular, el pueblo soberano, materializado en la decisión
constituyente, encomienda su ejercicio al Estado. Éste, en el Estado legal de
derecho, lo ejercía únicamente el Poder Judicial. En el Estado social y democrático
de derecho, en cambio, el ejercicio de esa potestad se distribuye entre una serie de
órganos constitucionales de carácter estatal (v.g Tribunal Constitucional, Jurado
Nacional de Elecciones, Poder Judicial), para lo cual define los ámbitos objetivo-
materiales de las competencias de cada uno de ellos.
Con ello se quiere decir, por un lado, que en el Estado social y democrático de
derecho no hay pluralidad de jurisdicciones y, de otro, que su ejercicio sólo está
confiado a determinados órganos estatales. Mediante su ejercicio, se administra la
justicia o, como modernamente se suele sostener, se presta el servicio público de
tutela jurisdiccional, principalmente para la realización o garantía del derecho
objetivo y de la libertad y de la dignidad humanas y, secundariamente, para la
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composición de los litigios, o para dar certeza jurídica a los derechos subjetivos, o
para investigar y sancionar los delitos e ilícitos de toda clase (o adoptar mediadas de
seguridad ante ellos), mediante la aplicación de la ley a casos concretos, de acuerdo
con determinados procedimientos y mediante decisiones obligatorias.
No hay, pues, un único sentido sentido o significado con el que se haya atribuido a
la voz "jurisdicción". De modo que no siempre que se la utilice la Ley Fundamental
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hay que entenderla en el sentido de la potestad jurisdiccional a la que antes se ha
hecho referencia.
Por otro lado, si bien es cierto que el arbitraje resuelve el conflicto sometido a su
conocimiento en una forma de litis y que declara derecho, no se puede afirmar que
este acto o actos del arbitraje constituyan el factor que lo califican como función
jurisdiccional, así se sostenga que dichos actos son jurídicos o tengan connotación
jurídica. Además, sus decisiones no son necesariamente definitivas, ya que pueden
ser recurridas ante el Poder Judicial en apelación o anulación, y los árbitros carecen
de potestad coercitiva, es decir, no están en la capacidad de hacer cumplir sus
decisiones cuando las partes se resisten a cumplirlas, en cuyo caso tienen que
recurrir al Poder Judicial solicitando su intervención con el propósito de lograr la
ejecución forzada de sus mandatos.
Sin duda, la forma del procedimiento del titular de la jurisdicción, el Poder Judicial,
es totalmente diferente. Sus decisiones son firmes y en algunos casos causan
jurisprudencia, pero además los jueces tienen la capacidad de hacer cumplir sus
decisiones e inclusive pueden usar la fuerza pública. En cambio, los laudos
arbitrales tienen la característica de incidir en el ámbito declarativo de los derechos,
más nunca en el ejecutivo. Ello explica porque si una parte decide no cumplir con
un laudo o con lo pactado en un procedimiento conciliatorio, la única salida que
tiene el sujeto afectado con dicho incumplimiento es la vía judicial (precisamente
actuando el título ejecutivo –laudo o acta conciliatoria–).
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de la universalidad, en el sentido de que las otras técnicas compositivas han sido
creadas únicamente para tipos específicos de controversias, mientras que la
jurisdicción estatal protege de cualquier tipo de derecho, sin importar que esté o no
previsto expresamente por ley.
Salvo que con dicha afirmación se haya querido decir que una determinada
controversia puede ser sustraída de su resolución de un órgano de la jurisdicción
estatal mediante una decisión que comporta el ejercicio de un derecho fundamental;
en cuyo caso estaría plenamente de acuerdo. Y es que cuando se decide libremente
que la solución de una controversia se realice mediante el arbitraje, en los casos
legalmente permitidos, ello comporta, por un lado, una renuncia al ejercicio del
derecho de acceso a los tribunales, pero de otro, también el ejercicio de la libertad
de acción.
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necesidad de su imparcialidad, no necesariamente sucede lo mismo con los árbitros
nombrados por las partes.
Con estas salvedades, que como indiqué en la introducción de este voto, no afectan al
sentido de lo resuelto por la sentencia, es que la suscribo.
SR.
GONZALES OJEDA
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EXP. N° 1567-2006-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA DE EXPLORACIONES
ALGAMARCA
En Lima, a los 30 días del mes de abril de 2006, el Tribunal Constitucional en sesión de
Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados García Toma, presidente;
Gonzales Ojeda, vicepresidente; Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen y Landa Arroyo,
pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto del magistrado Gonzales
Ojeda y el voto singular del magistrado Bardelli Lartirigoyen
I. ASUNTO
II. ANTECEDENTES
1. Demanda
Con fecha 20 de enero de 2004, la Compañía de Exploraciones Algamarca S.A.
(Exploraciones Algamarca) interpone demanda de amparo (fojas 55) contra la
Compañía Minera Algamarca S.A. (Minera Algamarca), la Compañía Sulliden
Shahuindo S.A.C. (Sulliden) y el señor Miguel Orbegoso Tudela; asimismo, emplaza,
en calidad de terceros legitimados, al Instituto Nacional de Derecho de Minería,
Petróleo y Energía (Instituto) y a los miembros del tribunal arbitral Sulliden-Algamarca,
señores Jorge Santistevan de Noriega, Fernando Cantuarias Salaverry y Víctor Ávila
Cabrera. La demanda se sustenta en la presunta vulneración del derecho al debido
proceso legal, a no ser desviado de la jurisdicción predeterminada por la ley y a un
tribunal competente, independiente e imparcial.
Fundamentos de hecho:
– La recurrente señala que el día 6 de noviembre de 2002, el señor Miguel
Orbegoso Tudela suscribió un contrato de transferencia de propiedades mineras con
la compañía Sulliden en nombre y representación de Minera Algamarca y
Exploraciones Algamarca. No obstante, afirma que dicho contrato no la vincula, toda
vez que su representante lo suscribió violando las facultades de representación que le
habían sido conferidas por la junta general de accionistas.
– Al respecto, afirma que Sulliden suscribió el contrato a sabiendas que el señor
Orbegoso carecía de facultades para tal efecto; e incluso insertó un convenio arbitral
a fin de evitar que Exploraciones Algamarca pudiera acceder a la jurisdicción
ordinaria.
– Con fecha 20 de julio de 2003, Sulliden dirigió una comunicación a
Exploraciones Algamarca y Minera Algamarca, a fin de postular el inicio de un
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proceso arbitral por incumplimiento de contrato. La recurrente decidió no responder
a este llamado con el objeto de evitar que su conducta fuera entendida como un
sometimiento tácito al arbitraje.
– Posteriormente, Sulliden convocó en reiteradas ocasiones a Minera Algamarca y
a Exploraciones Algamarca para la designación de árbitro único; sin embargo, estas
últimas no concurrieron a ninguna citación. Por este motivo, Sulliden optó por la
conformación de un tribunal arbitral, y, para tal efecto, designó como árbitro al señor
Víctor Ávila Cabrera, dándose inicio al cómputo del plazo de treinta días naturales
para la designación de un árbitro por Minera Algamarca y Exploraciones Algamarca.
Sulliden advirtió en dicha comunicación que si vencido el plazo no se llevaba a cabo
la designación, ésta la efectuaría el Instituto Nacional de Derecho de Minería,
Petróleo y Energía, con arreglo al contrato de transferencia de propiedades mineras.
– Con fecha 27 de octubre de 2003, el Instituto recibió un oficio emitido por el
Juzgado Mixto de La Esperanza, mediante el cual se le comunicó la existencia de
una medida cautelar que disponía la suspensión de los efectos del contrato de
transferencia de propiedades mineras. Según se refirió en dicha comunicación, la
medida cautelar se hallaba debidamente inscrita en Registros Públicos.
– Ante estas circunstancias, la recurrente se dirigió al Instituto y le solicitó que se
abstenga de designar árbitro en atención a la medida cautelar dictada por el juez del
Juzgado Mixto de La Esperanza. No obstante, el 24 de diciembre de 2003 el Instituto
designó como árbitro al señor Fernando Cantuarias Salaverry quien acordó, con el
árbitro Víctor Ávila Cabrera, designar como tercer árbitro al señor Jorge Santistevan
de Noriega, que aceptó presidir dicho tribunal.
– La recurrente cuestiona la imparcialidad del Instituto, pues considera que la
decisión de designar un árbitro respondió a la presencia del señor Enrique Lastres
Berninzon, quien además de ser miembro y directivo de dicha entidad desde su
fundación, es también vicepresidente del directorio de Sulliden, con lo cual se
manifiesta un evidente conflicto de intereses que vicia la designación del árbitro
Fernando Cantuarias Salaverry.
– Finalmente, pese a la negativa reiterada de la recurrente de someterse a un
tribunal arbitral, el día 13 de enero de 2004 se convocó a Exploraciones Algamarca a
la sesión de instalación de dicho tribunal, que debía llevarse a cabo el día 21 de
enero de 2004.
Fundamentos de derecho:
– Exploraciones Algamarca sostiene que se ha vulnerado su derecho fundamental
al debido proceso legal, consagrado en el artículo 139°, inciso 3 de la Constitución.
Del mismo modo, sustenta su petitorio en lo dispuesto por el artículo 10º de la
Convención Universal de Derechos Humanos, según el cual “(...) toda persona tiene
derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por
un tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y
obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia penal".
La demandante invoca también el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
Fundamentos de la contestación:
– La codemandada señala que su actuación se ajustó a lo dispuesto por la Ley
General de Arbitraje, N.º 26572; y a lo acordado por las partes del contrato de
transferencia de propiedades mineras. Se remite, también, a los fundamentos que
constan en dos informes legales, que adjunta en calidad de medios probatorios y que
contienen opinión favorable a su designación de árbitro, en defecto de Exploraciones
Algamarca y Minera Algamarca.
– Dichos informes ponen especial énfasis en que la Ley General de Arbitraje le
reconoce autonomía al convenio arbitral frente al contrato o acto jurídico que lo
contiene (artículo 14º) y, en ese sentido, si se ordena la suspensión de los efectos del
contrato, dicha medida no alcanzará al convenio arbitral, que goza de independencia.
– A ello se suma que la comunicación emitida por el Juzgado Mixto de la
Esperanza no contiene un mandato judicial que ordene al Instituto suspender el
trámite de nombramiento de árbitro, por lo que la demandante pretende otorgarle un
significado distinto a dicha comunicación.
– Finalmente, afirma que en ninguna de las reuniones de Consejo Directivo en
que se trató el tema del contrato de concesión de propiedades mineras y la
designación de árbitro en defecto de Exploraciones Algamarca y Minera Algamarca
intervino el señor Lastres Berninzon, tal como consta en las actas de las reuniones
del Consejo Directivo. Por tanto, rechaza enfáticamente que se ponga en duda su
imparcialidad.
Fundamentos de la contestación:
– La codemandada sostiene que Alta Tecnología e Inversión Minera y
Metalúrgica S.A. (ATIMMSA) es una empresa que controla tanto a Exploraciones
Algamarca como a Minera Algamarca, en calidad de accionista mayoritaria. Pese a
ello, demandó a estas últimas y a Sulliden con el objeto de que se declare la
ineficacia del contrato de transferencia de propiedades mineras sin que sea necesario
transitar la vía del proceso arbitral. Asimismo, solicitó que se dicte una medida
cautelar que suspenda temporalmente los efectos del contrato (medida que
efectivamente se dictó) a fin de que se suspendan los efectos del convenio arbitral.
– Al respecto, Sulliden afirma que Exploraciones Algamarca pretende que el
Poder Judicial asuma competencias que no le han sido conferidas, pues el juez
ordinario no es competente para emitir pronunciamiento sobre la validez o eficacia
del convenio arbitral. Asimismo, sostiene que el proceso de amparo no es la vía
idónea para dilucidar este tipo de controversias, de carácter civil y societario.
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– Sobre la ausencia de facultades del representante de Exploraciones Algamarca
para la suscripción del convenio arbitral, Sulliden afirma que esta aseveración es
falsa, puesto que dicho convenio fue incluido en la propuesta de contrato que la
Junta de Accionistas de Exploraciones Algamarca autorizó celebrar; y que, en todo
caso, el señor Miguel Orbegoso Tudela –Director y Gerente General de
Exploraciones Algamarca–, actuó ejerciendo la representación orgánica de la Junta
de Accionistas, de modo que son de aplicación los artículos 12º, 14º in fine y 188º,
inciso 2, de la Ley General de Sociedades (y no el artículo 167º del Código Civil).
– Finalmente sustenta la pertinencia de que el Instituto designara árbitro en
defecto de Exploraciones Algamarca y Minera Algamarca, pues su comportamiento
se ha ajustado tanto a lo establecido por la Ley General de Arbitraje, como a lo
pactado entre las partes que suscribieron el convenio arbitral. A ello se añade que el
Juzgado Mixto de La Esperanza, que dictó la medida cautelar, no era competente
para conocer dicha controversia; e incluso si los efectos del contrato hubieran sido
legítimamente suspendidos, ello no afecta el convenio arbitral, en virtud de la
separabilidad que le confiere la Ley General de Arbitraje en su artículo 14º.
Con fecha 25 de mayo de 2004, el Juzgado Mixto del Módulo Básico de Justicia de
Villa María del Triunfo de la Corte Superior de Justicia de Lima (fojas 522) declara
infundadas las excepciones de incompetencia y caducidad e infundada la demanda de
amparo, por considerar que se trata de un tema de carácter contractual, que debe ser
resuelto en la vía del proceso ordinario correspondiente, donde, efectivamente, se
cuente con una etapa probatoria que permita resolver la cuestión controvertida. Agrega
que no se ha acreditado la vulneración de ningún derecho constitucional, y que, en el
marco del proceso arbitral, la demandante tendrá la posibilidad de ejercer su derecho de
defensa.
III. FUNDAMENTOS
Este Colegiado advierte que el presupuesto que sustenta el pedido de nulidad del
concesorio del recurso de agravio constitucional es erróneo. En efecto, Sulliden alega
que la Sala se pronunció únicamente respecto del recurso de agravio constitucional
que fue interpuesto en segundo lugar, pero ello no se ajusta a la realidad, pues la Sala
se pronunció respecto del recurso que fue presentado en primer lugar con fecha 30 de
noviembre de 2005 (fojas 1221); y no respecto del segundo, recibido el día 7 de
diciembre de 2005 (fojas 1245), ya que, a la fecha de la interposición de este último,
Exploraciones Algamarca había revocado la designación del abogado que lo
suscribió.
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constituyen la verdadera esencia; los valores individuales son superiores a los
colectivos, y el individuo, en fin, decide su destino y hace la Historia"11[2].
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atendiendo a la naturaleza del derecho fundamental y a las particularidades del caso
concreto.
[s]e entiende por tutela procesal efectiva aquella situación jurídica de una
persona en la que se respetan, de modo enunciativo, sus derechos de libre
acceso al órgano jurisdiccional, a probar, de defensa, al contradictorio e
igualdad sustancial en el proceso, a no ser desviado de la jurisdicción
predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de los previstos por la
ley, a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder a los medios
impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, a la
actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y a
la observancia del principio de legalidad procesal penal.
9. Siendo no excepcional que las personas jurídicas sean parte de distintos tipos de
procesos o procedimientos en sede judicial o administrativa, es razonable afirmar que
en este ámbito les debe ser reconocido el derecho al debido proceso y la tutela
procesal efectiva. En tal mérito, resulta plenamente factible que una persona jurídica
entable un proceso constitucional en tutela de sus derechos fundamentales, puesto
que su reconocimiento exige que se cuente con mecanismos de defensa adecuados
para su protección.
11. En virtud del referido convenio arbitral (para el cual la demandante afirma no haber
prestado consentimiento) se inició un proceso arbitral, hecho que, a tenor de
Exploraciones Algamarca, la aparta de la jurisdicción predeterminada por ley;
acotando que este derecho tiene como fin evitar que un individuo sea juzgado por
"órganos jurisdiccionales de excepción" o por "comisiones especiales creadas al
efecto, cualquiera sea su denominación".
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12. Según se ve, los derechos alegados por la demandante se desenvuelven en un
escenario de singulares características, si se toma en cuenta que la presunta
vulneración tiene lugar en el marco de un proceso arbitral. Este Colegiado ha
reconocido en anterior jurisprudencia la naturaleza excepcional de la jurisdicción
arbitral:
El arbitraje constituye, por tanto, una alternativa al Poder Judicial para la solución de
conflictos que versen sobre materia de carácter disponible por las partes. No es, pues,
anómalo, que los justiciables opten por recurrir a esta vía cuando, por ejemplo, se
discutan materias de considerable cuantía económica. Se trata, presumiblemente, de
controversias que oponen en mayor medida a empresas, bajo la consideración de que
el importante interés económico en discusión y las dilaciones en las que puede
incurrir la jurisdicción ordinaria, franquean oportunamente el proceso arbitral16[7].
13. Pese a que el arbitraje puede ser entendido como una jurisdicción de carácter
privado que versa sobre materias de carácter disponible, no se debe perder de vista
que su reconocimiento constitucional implica que su ámbito trasciende lo meramente
establecido en el convenio arbitral y en la Ley General de Arbitraje. En efecto, en el
marco de un proceso arbitral deben ser respetados los derechos fundamentales y las
garantías procesales y sustanciales que componen el derecho al debido proceso. Del
mismo modo, deben ser observados los preceptos y principios constitucionales,
conforme a la interpretación de los mismos que resulte de las resoluciones del
Tribunal Constitucional; así como los precedentes vinculantes y las sentencias
normativas que emita este Colegiado, dada su condición de supremo intérprete de la
Constitución.
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materia sometida a esa jurisdicción, la intervención de la jurisdicción ordinaria no
podrá ser ejercida sino hasta el momento en que se cuente con un laudo arbitral firme
–para emplear los términos del artículo 4° del Código Procesal Constitucional,
referido a la procedencia del amparo frente a resoluciones emanadas de un proceso
judicial– o, como ha sido señalado en anterior jurisprudencia, hasta que se hayan
agotado las vías previas, de conformidad con el artículo 5.4 del precitado código.
16. Este requisito de procedibilidad se sustenta en el artículo 5°, inciso 4) del Código
Procesal Constitucional, que señala: "No proceden los procesos constitucionales
cuando: 4) No se hayan agotado las vías previas, salvo en los casos previstos en este
Código y en el proceso de hábeas corpus". En el caso particular del proceso de
amparo, se sustenta, además, en el artículo 45° del citado Código, que dispone: "El
amparo sólo procede cuando se hayan agotado las vías previas. En caso de duda
sobre el agotamiento de la vía previa se preferirá dar trámite a la demanda de
amparo". Ambos artículos refieren en su texto el concepto "vía previa", que debe
entenderse como un requisito de procedencia consistente en agotar los recursos
jerárquicos con que cuenta el presunto agraviado antes de recurrir a la vía del
proceso constitucional; y que resulta exigible a efectos de obtener un
pronunciamiento sobre el fondo de la controversia constitucional.
17. Así, en el caso del proceso de arbitraje, la Ley 26572 dispone que los laudos
arbitrales son definitivos y contra ellos sólo proceden los recursos de apelación y
anulación.
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Si el recurso de apelación fue interpuesto ante el Poder Judicial, ya no cabe la
interposición del recurso de anulación, puesto que no son compatibles 20[11]; en
consecuencia, el presunto agraviado estará habilitado para recurrir al juez
constitucional. De otro lado, si el recurso de apelación fue interpuesto ante una
segunda instancia arbitral, deberá interponerse el recurso de anulación de laudo
arbitral, previsto en el artículo 61º de la Ley General de Arbitraje, ante el Poder
Judicial.
Sobre este punto los argumentos de las partes serán repasados brevemente.
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22. En oposición a estos alegatos, Sulliden señala que el representante de Exploraciones
Algamarca era también el Gerente General de dicha empresa, motivo por el cual no
es de aplicación el artículo 167º del Código Civil21[12], sino el artículo 188º de la Ley
General de Sociedades22[13], que establece que entre las atribuciones del gerente
general de una sociedad anónima está la de representar a la sociedad con las
facultades especiales previstas en el Código Procesal Civil. Y es a partir de una
interpretación concordada de la Ley General de Sociedades y el artículo 75º del
Código Procesal Civil23[14], que se argumenta que es posible que un gerente general
suscriba válidamente un convenio arbitral en representación de la sociedad, puesto
que sus facultades de representación son amplias y no se limitan a las procesales
judiciales.
23. No son estos los únicos argumentos que han sido expuestos por las partes; también
se ha hecho expresa referencia a la doctrina de los “actos propios”. Al respecto, se ha
señalado que la demandante habría alegado la existencia del convenio arbitral en el
marco de otro proceso judicial, con el objeto de que el juez que conocía una solicitud
presentada por Sulliden (solicitud de medida cautelar fuera de proceso), declinara su
competencia. Por su parte, Exploraciones Algamarca atribuye un significado distinto
al escrito presentado ante el juzgado que conoció dicha causa, afirmando que no es
pertinente la aplicación de la doctrina de los actos propios en este caso concreto.
24. Aún es posible agregar a los argumentos vertidos por las partes, consideraciones
relacionadas con la buena fe contractual y los usos aplicables a la celebración de
contratos mineros. Aparentemente, el problema se configuraría como una cuestión de
carácter civil o societario, que debiera ser valorada por un juez ordinario a la luz de
las leyes y códigos respectivos.
25. Sin embargo, en el caso de autos, antes que determinar si resulta oportuno discutir
los argumentos legales presentados por las partes en sede constitucional, se debe
evaluar si el demandante agotó las vías previas antes de recurrir al proceso de
amparo, de conformidad con lo expuesto en los fundamentos 15 y 16, supra; y de
acuerdo a los criterios jurisprudenciales vinculantes adoptados en la sentencia
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recaída en el Exp. 6167-2005-PHC (criterios que, en esta materia, ya vienen siendo
aplicados por el Poder Judicial24[15]).
Para llevar a cabo esta tarea corresponde evaluar si la Ley General de Arbitraje ha
previsto un mecanismo para cuestionar la competencia del propio tribunal arbitral y,
de ser así, precisar cuál es el órgano encargado de llevar a cabo esta tarea.
(...) Este Colegiado resalta la suma importancia práctica que reviste dicho
principio, a efectos de evitar que una de las partes, que no desea someterse al
pacto de arbitraje, mediante un cuestionamiento de las decisiones arbitrales y/o
la competencia de los árbitros sobre determinada controversia, pretenda
convocar la participación de jueces ordinarios, mediante la interposición de
cualquier acción de naturaleza civil y/o penal, y desplazar la disputa al terreno
judicial.25[16]
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in fine, y VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional,
respectivamente.
30. En este escenario se podría estar configurando una vulneración del derecho a la
tutela procesal efectiva de la demandante, toda vez que la ausencia de laudo le
impide iniciar un proceso en su defensa en sede judicial, situándola en estado de
indefensión. Sin embargo, este Colegiado no considera que la suspensión del proceso
arbitral, y consiguiente ausencia de laudo, exima a la demandante de transitar la vía
previa, ya que es debido a su actuación que no se ha emitido pronunciamiento sobre
el fondo de la controversia en sede arbitral. En efecto, la medida cautelar que ordena
la suspensión del proceso arbitral fue dictada en el marco de otro proceso
constitucional de amparo, a solicitud de la demandante, Exploraciones Algamarca, y
de una de sus codemandadas en este proceso, Minera Algamarca.
31. Otro aspecto sobre el cual conviene emitir pronunciamiento es sobre el recurso de
reposición interpuesto por Exploraciones Algamarca.
Sobre este punto la demandante sostiene que agotó la vía previa, puesto que contra
la denegatoria de un recurso de reposición no cabe la interposición de ningún otro
medio impugnatorio, de modo que habría quedado expedita la vía del proceso de
amparo.
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Sobre el particular, en efecto, la Ley General de Arbitraje no prevé ningún medio
impugnatorio que proceda contra la resolución denegatoria de un recurso de
reposición (denominado “recurso de reposición” luego de su modificatoria). No
obstante, por regla general, la intervención del juez constitucional por presunta
infracción a la tutela procesal efectiva tendrá lugar sólo después de haberse agotado
los recursos previstos por la Ley General de Arbitraje y de existir un
pronunciamiento definitivo sobre el fondo de la controversia (que versa,
necesariamente, sobre materias de carácter disponible por la partes). Esta
prevención tiene como fin evitar que se interfiera en el normal desenvolvimiento del
proceso, y que se detenga o retarde por contingencias de cualquier tipo.
32. En el caso de autos, la demandante presenta ante el tribunal arbitral una “solicitud
de conclusión anticipada de proceso”, la misma que, al ser denegada, dio lugar a la
interposición de un recurso de reposición, con el cual la demandante aduce haber
agotado la vía previa. El petitorio de la referida solicitud es el siguiente:
Tal como expresa la demandante, dicha causal de nulidad está prevista en la Ley
General de Arbitraje y debe ser resuelta de conformidad con dicho cuerpo legal,
antes de que sea posible cuestionarla en la vía del proceso constitucional. Es posible
inferir que la solicitud de Exploraciones Algamarca importa, aunque de manera
indirecta, un nuevo cuestionamiento a la competencia del tribunal arbitral Sulliden-
Algamarca, motivo por el cual la demandante alega, sobre la base de esta solicitud y
su reconsideración, haber agotado la vía previa para acudir a este proceso
constitucional, en el que la materia controvertida es también la competencia del
referido tribunal.
33. En consecuencia, para que se habilite la vía del amparo, la demandante debió
cuestionar la competencia del tribunal arbitral Sulliden-Algamarca de conformidad
con lo dispuesto por la Ley General de Arbitraje; vale decir, formulando oposición
total o parcial al arbitraje cuando presentó su pretensión inicial, tomando en
consideración que el artículo 39º de la Ley General de Arbitraje señala: " (...) Contra
la decisión de los árbitros [sobre su competencia] no cabe impugnación alguna, sin
perjuicio del recurso de anulación, si la oposición hubiera sido desestimada" (el
subrayado es agregado).
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Por todas y cada una de las consideraciones expuestas, la demanda de autos es
improcedente por falta de agotamiento de la vía previa.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
GARCÍA TOMA
ALVA ORLANDINI
LANDA ARROYO
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EXP. 01567-2006-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA DE EXPLORACIONES
ALGAMARCA
Con el debido respeto por la opinión de los Magistrados que suscriben el proyecto de
sentencia en mayoría, compartiendo el sentido del fallo de la sentencia, no sucede lo
mismo con los fundamentos en los que éste se sustenta. En concreto, las razones que
justifican este Fundamento de Voto son los siguientes:
S.
GONZALES OJEDA
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EXP. N.º 01567-2006-PA/TC
LIMA
COMPAÑIA DE EXPLORACIONES
ALGAMARCA
Que discrepo de los votos de mis honorables colegas, por las razones que a continuación
paso a exponer:
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en su derecho a poder recurrir al proceso de amparo.
10. Por tanto, el Tribunal Arbitral será competente para pronunciarse sobre su
propia competencia incluso si lo que se alega, como en el caso de autos, es la
inexistencia de un convenio arbitral que vincule validamente a las partes. No
obstante el principio de la competencia de la competencia no trasciende el
ámbito de la Ley General de Arbitraje ni genera una zona exenta de control
constitucional pues, como bien se señala en la última parte del fundamento 13 de
la sentencia recaída en el Exp. Nº 6167-2005-HC/TC, será posible cuestionar la
actuación arbitral por infracción de la tutela procesal efectiva ( fundamento 8
supra) y por inobservancia al cumplimiento de la jurisprudencia constitucional o
los precedentes de observancia obligatoria en atención a lo dispuesto por los
artículos VI in fine y VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional respectivamente.
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ante el órgano jurisdiccional del Estado; así como que la desestimación de la
excepción de incompetencia fundada en una interpretación extensiva de las
facultades conferidas al Sr. Orbegoso Tudela vulnera los principios de
interdicción de la arbitrariedad y de razonabilidad y proporcionalidad, afectando
con ello el derecho de la demandante a una resolución fundada en derecho, que
informa la tutela procesal efectiva, conforme a lo enunciado en el artículo 4º del
Código Procesal Constitucional y al artículo 139º inciso 3 de la Constitución.
Por las razones antes expuestas soy de opinión que la demanda debe ser declarada
fundada, y en consecuencia, inaplicables y sin efecto jurídico alguno el Convenio
Arbitral contenido en el Contrato de Tranferencia de propiedades mineras de 6 de
noviembre de 2002, la designación de los arbitros, la instalación del Tribunal
Arbitral Sulliden Algamarca y los actos procesales que tuvieron lugar en dicha sede.
SS
BARDELLI LARTIRIGOYEN
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EXP. N.º 04195-2006-AA/TC
LIMA
PROIME CONTRATISTAS
GENERALES S.A.
En Lima, a los 16 días del mes de noviembre de 2007, la Sala Segunda del Tribunal
Constitucional, integrada por los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli y Álvarez
Miranda, pronuncia la siguiente sentencia con el fundamento de voto de los magistrados
Mesía Ramírez y Vergara Gotelli, adjunto.
ASUNTO
ANTECEDENTES
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a) “Que, si bien la falta de motivación al expedir una resolución y la observancia
del debido proceso, así como la tutela jurisdiccional efectiva, se encuentran
considerados como una afectación al derecho que consagra nuestra Carta
Magna, sin embargo, lo que la empresa demandante pretende, es cuestionar la
validez de fondo del Laudo Arbitral dictado (...)” (fundamento tercero); y,
b) Que, dado el carácter residual del amparo, la vía correspondiente sería el
recurso de anulación del laudo, previsto en la Ley General de Arbitraje.
FUNDAMENTOS
En la medida que el Tribunal Arbitral no procedió en tal sentido habría violado los
derechos de la recurrente al debido proceso, así como a la debida motivación y
valoración de los medios probatorios ofrecidos, por lo que solicita que en esta vía se
declare la invalidez del referido laudo arbitral.
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recurso de anulación, de modo que para estos supuestos queda habilitado el amparo
como medio eficaz de defensa de los derechos comprometidos.
Esto, por supuesto, no quiere decir que todas las violaciones al debido proceso o
demás derechos fundamentales, aun cuando ya exista un laudo, puedan ser
impugnadas por medio del recurso de anulación. Como ya quedó dicho, y la propia
norma así lo prevé, las causales para interponer el recurso de anulación se
encuentran contempladas de manera taxativa y, aunque su interpretación sea
extensiva, esta discrecionalidad (o flexibilidad) tiene límites infranqueables. Lo
anterior no implica, por lo demás, que exista un vacío normativo o una zona donde
no haya control de la arbitrariedad (en la que podrían incurrir los árbitros), sino que
tal control no se podrá llevar a cabo mediante el recurso de anulación, sino a través
un proceso de amparo, de ser el caso.
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lectura de las piezas que se adjuntan al proceso, sin que sea necesaria una
actividad probatoria adicional que no es posible en el proceso de amparo.
e) Quien alega la violación de un derecho constitucional que resulte de una
arbitraria interpretación de normas o hechos producidos en el trámite del
arbitraje, deberá acreditarlos de manera objetiva y específica, precisando en qué
ha consistido dicha irregularidad, así como el documento o pieza procesal en el
que se constata dicha vulneración.
6. Este Colegiado considera que, de este modo, se pone en evidencia que el recurrente
no cuestiona tanto la falta de motivación o la arbitrariedad manifiesta que se les
pueda imputar a los árbitros que conformaron el Tribunal Arbitral, pues como se
observa, existe en el caso de autos una motivación explícita sobre el particular; sino
más bien la propia interpretación de las normas legales efectuada por el Tribunal
Arbitral y que definió la cuestión de fondo discutida en el arbitraje.
HA RESUELTO
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Telf. : 4217056
Publíquese y notifíquese
SS.
MESÍA RAMIREZ
VERGARA GOTELLI
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.º 04195-2006-PA/TC
LIMA
PROIME CONTRATISTAS
GENERALES S.A.
Visto el caso propuesto emitimos el presente voto por los fundamentos que
pasomos a exponer:
6. No está de más recordar que toda sociedad mercantil se crea y vive sosteniendo
exclusivo interés de lucro, que desde luego es legítimo y constituye para la
empresa, “derechos fundamentales”, pero que estos no son los que la
Constitución contempla como “garantías” en defensa de la persona humana. Por
esto en la doctrina mercantil se dice que las sociedades anónimas más que
sociedades de personas (naturales) son sociedades de capitales. El Tribunal
Constitucional viene señalando por sentencia que es necesario poner orden en
nuestra colectividad cuando las estadísticas señalan una carga procesal que nos
agobia con una peligrosa “amparización” que podría crear la necesidad de cerrar
el Poder Judicial y cancelar sus códigos para traer al proceso constitucional de
urgencia la solución de cualquier conflicto, vía amparo como en el presente
caso, situación asaz riesgosa que es menester superar.
No negamos sin embargo que este Tribunal pueda admitir una demanda
interpuesta por una persona jurídica cuando traiga un tema conflictual que
requiera de un proceso urgente, por afectación a personas humanas (Sindicatos,
Cooperativas, Comités, etc.) cuando especialmente se acuse violación de
derechos fundamentales que exigen atención excepcional verbigracia atentados
contra la vida, la libertad, la salud y la ecología.
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Por lo expuesto estimamos que la demanda debe ser rechazada por
IMPROCEDENTE.
Con esta decisión obviamente queda a salvo el derecho de la peticionante para que lo
haga valer en proceso ordinario.
Srs.
MESÍA RAMÍREZ
VERGARA GOTELLI
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EXP. N.º 02999-2009-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA DISTRIBUIDORA S.A.
VISTO
ATENDIENDO A
2. Que con fecha 13 de octubre del presente año el Tribunal Constitucional ha emitido
pronunciamiento en relación a la demanda incoada en la STC N.º 5311-2007-
PA/TC, donde los emplazados han sido los árbitros don Jacobo Rey Elmore, don
Rafael Villegas Cerro y don José Ulises Montoya Alberti como parte del Tribunal
Arbitral del Centro de Arbitraje y Conciliación Comercial del Perú – CEARCO,
siendo el objeto de la demanda que se declare inaplicable o sin efecto el Laudo de
Derecho del 12 de agosto de 2004, corregido el 20 del mismo mes y año, por el que
se dispone que la demandante en ambos procesos pague a favor de la Corporación
Financiera de Desarrollo – COFIDE, la suma de US$ 36’000,000.00 (treinta y seis
millones de dólares americanos) por concepto de penalidad al incumplir el
contenido de la cláusula octava de los contratos de compraventa que suscribió con
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dicha entidad. Esta demanda fue amparada por el Tribunal Constitucional y en
consecuencia se dispuso un nuevo procedimiento arbitral.
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.° 05951-2009-PHC/TC
LIMA
AARON HUSID NACHMAN
2. Cabe señalar que en oportunidad anterior este Colegiado se pronunció por una
pretensión que se encuentra ligada a la presente (Expediente N° 05311-2007-PA/TC
sentencia firmada por los jueces constitucionales Beaumont Callirgos, Eto Cruz y
Mesia Ramírez), señalando que habiendo este Colegiado emitido resolución
disponiendo que se realice un nuevo procedimiento arbitral, en el que
posteriormente se dictará el laudo que corresponda, cuando se llegue a dicha etapa
procesal, carecía de objeto pronunciarse en esta oportunidad. Es así que no
habiendo yo participado en dicha causa, expreso hoy que la demanda es
improcedente pero en atención a la posición que en reiteradas oportunidades he
expresado a través de mis votos singulares, en los que afirmo que las personas
jurídicas (específicamente sociedades mercantiles) no ostentan la legitimidad
extraordinaria para obrar activa requerida para el proceso constitucional de amparo,
puesto que éste está exclusivamente dirigido a la defensa de los derechos
fundamentales de la persona humana.
En el presente caso
5. Son estas pues las consideraciones por las que creo que la demanda resulta
improcedente, amén que en este caso, lo es más por tratarse de un campo en el que,
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por más que las dos sociedades mercantiles hayan llevado la decisión del conflicto
que las distancia a la sede arbitral, por decisión libremente lograda, el tema de la
pretensión versa exclusivamente sobre intereses patrimoniales, cualesquiera sean las
palabras que se utilice o los derechos y principios que se invoquen.
6. Por tanto considero que la demanda debe ser desestimada por improcedente, no solo
por la falta de legitimidad para obrar activa de la empresa demandante sino también
por la naturaleza de la pretensión.
Sr.
VERGARA GOTELLI
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EXP. N.° 05951-2009-PHC/TC
LIMA
AARON HUSID NACHMAN
Con el respeto que guardo hacia las opiniones de mis colegas magistrados, emito el
siguiente fundamento de voto por no compartir las razones que sostienen la resolución
de mayoría. En primer lugar, debo advertir que no formé parte de la sala que resolvió la
STC 05311-2007-PA/TC y que si bien las salas son órganos representativos del
Tribunal, no estoy de acuerdo con lo resuelto en la mencionada sentencia. En tal
sentido, mal puedo asumir los fundamentos que ahora la mayoría recoge por los cuales
se rechaza la presente demanda.
2. Si bien los fundamento del arbitraje reposan sobre el principio de autonomía, ello
no significa que se trate del ejercicio de un poder sujeto exclusivamente al Derecho
privado. De lo cual se desprende que debiendo prima facie proteger los intereses de
las partes, también se encuentra vinculada al respeto de la supremacía normativa de
la Constitución, dispuesta en el artículo 51º de la Carta Magna. Así, la jurisdicción
arbitral, que se configura con la instalación de un Tribunal Arbitral en virtud de la
expresión de la voluntad de los contratantes expresada en el convenio arbitral, no se
agota con las cláusulas contractuales ni con lo establecido por las leyes especiales
sobre la materia[1], sino que se convierte en sede jurisdiccional constitucionalmente
consagrada, con plenos derechos de autonomía y obligada a respetar los derechos
fundamentales. Todo lo cual determina que la constitucionalización de la
jurisdicción arbitral, no representa un perjuicio en su funcionamiento o la traslación
de los vicios propios de la justicia ordinaria.
3. El valor que significa toda decisión solutoria de conflictos adoptada según las reglas
del arbitraje de derecho y equidad, como solución alternativa a la vía judicial, es
seguramente el mayor valor con que cuenta esta fórmula singular de ventilar
conflictos que se hallen bajo el poder de disposición de los sujetos. Claro está que el
sometimiento arbitral plasmado en el compromiso arbitral no tiene por qué
representar renuncia alguna a ningún derecho que contraríe el orden público, entre
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ellos el derecho fundamental al debido proceso, reconocido en el artículo 139º,
inciso 3), de la Constitución, que es un derecho cuyo contenido esencial no abarca
exclusivamente el campo judicial, sino que se proyecta sobre todo órgano público o
privado que ejerza funciones formal o materialmente jurisdiccionales.
12. De otro lado, si bien consideraron que no serían aplicables los criterios de la STC
06167-2005-HC/TC (Caso Cantuarias Salaverry) debido a que la demanda fue
interpuesta con anterioridad a su existencia, tal no fue el criterio esgrimido en la
STC 02386-2008-PA/TC (publicada en octubre de 2009). En esta sentencia se
resuelve también un amparo interpuesto el 2001 contra un laudo arbitral, sin
embargo en la sentencia se hace referencia -en su fundamento 3- a los criterios
establecidos en el Caso Cantuarias Salaverry. No resulta coherente por lo tanto
negar la aplicación de los criterios del Tribunal en un caso y considerarlos en otro,
ya que con ello se afecta el principio de igualdad. Por lo tanto, ya que la demanda de
la STC 05311-2007-PA/TC habría sido interpuesta sin que se agote vía previa
alguna, el Tribunal debió declarar la improcedencia de la demanda.
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13. No obstante lo alegado, es de apreciarse una serie de aspectos que redundan en la
improcedencia de la demanda. En el presente caso a folios 656-683 se aprecia que el
13 de setiembre de 2004, la empresa amparista interpuso recurso de anulación
contra el laudo arbitral. La Quinta Sala Especializada en lo Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima, con fecha 26 de julio 2006, declaró improcedente tal
recurso. Es de anotar que con ello ya se habría cumplido con el agotamiento de la
vía previa debido a que según el artículo 77 de la propia Ley General de Arbitraje
(Ley N.° 26572), vigente en aquella época, solo procedería el recurso de casación
cuando el laudo hubiera sido anulado total o parcialmente, no siendo este el caso.
No obstante ello, se insistió en interponer un recurso de casación, que fue declarado
inadmisible el 4 de octubre de 2006.
Tal demanda fue declara improcedente por la primera y segunda instancia en virtud
a argumentos que indicaban que no había interpuesto el amparo dentro del plazo
estipulado en el Código Procesal Constitucional. En efecto, al plantear la casación –
a pesar de no cumplir con los requisitos para hacerlo y por lo tanto no estar obligado
a ello- la empresa demandante dejó transcurrir el plazo prescriptorio para interponer
el amparo. Así, el amparo debió interponerse dentro de los 30 días de notificada la
sentencia que se cuestiona.
15. Ahora bien, como se ha señalado a folios 656-683 se aprecia que con fecha 13 de
setiembre de 2004 se interpuso recurso de anulación del laudo arbitral
“corregido e integrado de oficio por resolución N.° 20, del 20 de agosto de 2004, que
declara fundada la demanda interpuesta por Corporación Financiera de Desarrollo-COFIDE
contra Compañía Distribuidora S.A.-CODISA, sobre pago de penalidad y en consecuencia
dispone el pago de la demandante de la suma de US$ 36,000,00.00 [...].”
De otro lado interesa recordar que en la misma fecha de la interposición del recurso de anulación, la empresa demandante
interpuso también una demanda de amparo -que culminó con la STC 05311-2007-PA/TC- en la que, según el voto de los
magistrados Eto Cruz y Beaumont Callirgos, solicitó que:
“se declare inaplicable o se deje sin efecto el Laudo de Derecho, expedido con fecha 12 de
agosto de 2004, y corregido por Resolución N.° 20, de fecha 20 de agosto de 2004 mediante
el cual se declara fundada la demanda arbitral, y se dispone que la empresa recurrente pague
a favor de la Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE) la suma $ 36´000 000.00
(treinta y seis Millones de Dólares Americanos) [...].”
Por consiguiente, se colige al mismo tiempo existían dos procesos jurisdiccionales analizando el mismo laudo, de un lado el
recurso de anulación –que luego dará origen al amparo que se resuelve ahora- y de otro lado el amparo que dio origen a la STC
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05311-2007-PA/TC. Esta situación, no deseada por el ordenamiento jurídico, no hace sino denotar una intención poco
afortunada de la parte demandante. Y es que en tal escenario se plantea la posibilidad de que se generen dos sentencias
contradictorias en virtud de una maniobra procesal que pone de manifiesto la mala fe. Tal situación origina -desde mi
perspectiva- que se llame la atención al demandante y a su abogado debido a que su conducta estaría reñida con la buena fe
procesal que debe guiar las acciones de las partes en todo proceso. Asimismo, esto debió ser materia de pronunciamiento por
parte de este Tribunal en la STC 05311-2007-PA/TC, debiendo resolver por lo tanto la improcedencia de la demanda. Por lo
tanto, en virtud del artículo 49.° del Reglamento Normativo del Tribunal Constitucional, aprobado mediante Resolución
Administrativa 095-2004-P/TC, este Colegiado está facultado para imponer multas a las partes que incumplan el artículo 109.°
del Código Procesal Civil, debiendo procederse a multar a la demandante con la suma de 10 Unidades de Referencia Procesal.
Sr.
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.° 05951-2009-PHC/TC
LIMA
AARON HUSID NACHMAN
En ese sentido, considero que la presente demanda de amparo debe ser desestimada por
improcedente.
Sr.
LANDA ARROYO
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EXP. N.° 02386-2008-PA/TC
AREQUIPA
COMPAÑÍA DE RADIODIFUSIÓN
AREQUIPA S.A.
En Lima (Arequipa), a los 18 días del mes de agosto de 2010, la Sala Primera del
Tribunal Constitucional, integrada por los Magistrados Landa Arroyo, Beaumont
Callirgos y Eto Cruz, pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular, adjunto, del
magistrado Landa Arroyo y el voto dirimente del magistrado Álvarez Miranda
ASUNTO
ANTECEDENTES
a) Demanda
El proceso arbitral se llevó a cabo como consecuencia del Contrato de Cesión en Uso
celebrado el 17 de setiembre de 1997 entre la empresa Red Bicolor de Comunicaciones
S.A. (RBC) y Austral de Televisión S.A. (Austral). En este contrato se acordó ceder en
uso la autorización contenida en la Resolución Ministerial Nº 069-97-MTC/15.17, de
fecha 14 de diciembre de 1986, lo que incluía la asignación de un segmento del espectro
radioeléctrico y el arrendamiento de los equipos de transmisión, producción, edición y
complementarios para poder operar. La cesión en uso fue aprobada por el MTC
mediante Resolución Ministerial Nº 432-97-MTC/15.19., de fecha 1 de setiembre de
1997.
Sobre la base del mencionado contrato, con fecha 30 de octubre de 1997, la Compañía
de Radiodifusión Arequipa S.A. (CRASA) suscribió un contrato de Servicio de Venta
de Publicidad y Suministro de Programación Televisiva con Austral, vigente hasta el 31
de octubre de 2007, del cual debía hacer uso en sus estaciones que cuentan con
frecuencias asignadas por el MTC para operar tanto en Arequipa como en Puno, Cuzco,
Moquegua y Tacna.
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Contrato de Cesión en Uso celebrado, ordenándose que se devuelvan los bienes y
derechos materiales e inmateriales que fueron cedidos o arrendados. Como
consecuencia del laudo, el MTC, mediante la Resolución Ministerial Nº 577-2001-
MTC/15.03, dejó sin efecto la Resolución Ministerial Nº 432-97-MTC/15.19.,
devolviéndole así la autorización al titular original, es decir, a RBC.
Por estas razones CRASA considera que han sido violados sus derechos a la libre
contratación, de recurrir a la jurisdicción predeterminada por ley y al debido proceso,
pues el contrato celebrado de manera legal e inobjetable con Austral podría quedar
resuelto, además de haber devenido en inejecutable.
b) Contestación de la demanda
La CCL, con fecha 4 de enero de 2002, deduce la excepción de falta de legitimidad para
obrar pasiva de la Cámara de Comercio de Lima y del Centro de Conciliación y
Arbitraje Nacional e Internacional de la Cámara de Comercio de Lima. Contesta la
demanda solicitando que se la declare improcedente aduciendo que “(…) queda
claramente expresado en el numeral 3 del artículo 6º de la Ley de Hábeas Corpus y
Amparo (Ley Nº 23506), que establece que: NO PROCEDEN LAS ACCIONES DE
GARANTÍA CUANDO EL AGRAVIADO OPTA POR RECURRIR A LA VÍA
JUDICIAL ORDINARIA”. Invoca la mencionada norma al comentar que Austral ha
interpuesto un recurso de anulación contra el laudo arbitral en la vía ordinaria, conforme
a lo dispuesto por el artículo 61º de la Ley General de Arbitraje.
RBC, con fecha 8 de marzo de 2002, se apersona al proceso de amparo solicitando que
se les considere litisconsortes necesarios en virtud de que la sentencia emitida los afecta
directamente al haber sido una de las partes del proceso arbitral. Alegan que al no haber
participado en el proceso previamente a la emisión de la referida sentencia se ha
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generado un vicio insalvable, por lo que solicitan la nulidad del proceso.
e) Nulidad
f) Excepción de Litispendencia
Con fecha 4 de octubre del 2002, el Juzgado declara fundada la excepción de falta de
legitimidad para obrar activa deducida por el MTC e improcedentes las excepciones de
falta de agotamiento de la vía administrativa formulada por la misma parte y la de
litispendencia deducida por RBC; en consecuencia, declara la nulidad de todo lo
actuado en el proceso y, por ende, su conclusión.
j) Notificación
Luego de proceder con lo ordenado, CRASA solicita la abstención del juez de primera
instancia y posteriormente interpone recurso de apelación contra la Sentencia de
primera instancia.
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k) Nulidad
Con fecha 16 de mayo de 2006, la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Arequipa revoca la sentencia de primera instancia declarando improcedentes las
excepciones y ordena que se emita un nuevo pronunciamiento sobre el fondo.
Con fecha 11 de setiembre de 2006, el Décimo Juzgado Civil emite su tercera sentencia
y declara infundada la demanda por considerar que no existe ninguna afectación de los
derechos constitucionales invocados por la demandante.
Con fecha 5 de marzo de 2008, la Primera Sala Civil confirma la sentencia de primera
instancia y declara la sustracción de la materia en el extremo referido a la vigencia de la
Resolución Ministerial Nº 432-97-MTC/15.19.
FUNDAMENTOS
2. Se declare la nulidad del laudo arbitral en el extremo que se devuelvan los derechos
inmateriales a RBC y se ordene al MTC que se mantenga vigente la Resolución
Ministerial Nº 432-97-MTC/15.19, que aprobó el contrato de cesión en uso entre
AUSTRAL y RBC, por el tiempo de duración del contrato celebrado entre
AUSTRAL y CRASA, el cual vencía el 31 de octubre de 2007.
Análisis de la controversia
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El recurso de apelación: cuya admisibilidad queda decidida libremente por
las partes o caso contrario, a lo que al respecto haya contemplado el
Reglamento del Centro de Arbitraje autorizado, cuyo conocimiento por parte
de quienes se someten a su jurisdicción se presupone. A falta de acuerdo
expreso o en caso de duda se entiende que las partes han pactado el recurso
de apelación ante una segunda instancia arbitral (artículo 60º de la Ley Nº
26572). El artículo 62º de la ley de arbitraje que prevé el recurso de apelación
ante la segunda instancia arbitral también establece las reglas para su
interposición.
El recurso de anulación: el que no exige para su admisión mayores
formalidades que las taxativamente enunciadas en el artículo 72º de la
precitada ley. Tiene por objeto la revisión de la validez del laudo arbitral sin
pronunciarse sobre el fondo de la controversia.
Dichos recursos son incompatibles entre sí (artículo 70º de la precitada ley).
No pueden acumularse ni formularse alternativamente, a tal punto que,
invocándose uno de ellos, el otro resulta improcedente.
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ilícitamente, de modo compulsivo o unilateral sobre una persona (esto es,
sin su autorización), como fórmula de solución de sus conflictos o de las
situaciones que le incumben; c) Cuando, a pesar de haberse aceptado
voluntariamente la jurisdicción arbitral, esta verse sobre materias
absolutamente indisponibles (derechos fundamentales, temas penales,
etc.).(Subrayado nuestro)(…)
Del laudo
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7. ¿Existió o no un avocamiento indebido del árbitro y, por ende, la violación de los
derechos constitucionales denunciados? Previamente se debe establecer si la
autorización concedida por RBC para la operación de una estación del Servicio de
Radiodifusión Comercial por Televisión en la ciudad de Lima está considerada
dentro del artículo 1º, numeral 4), de la Ley General de Arbitraje.
10. Este Tribunal tiene afirmado que el derecho al debido proceso, reconocido en el
inciso 3) del artículo 139º de la Constitución, sobrepasa el ámbito judicial y se
proyecta sobre todo órgano público o privado que ejerza funciones formal o
materialmente jurisdiccionales. En ese sentido, el Tribunal ha expresado y reiterado
que las exigencias de su respeto y protección deben observarse en todos los
procesos o procedimientos en los que se diluciden los derechos e intereses de las
personas, sean estas personas jurídicas de derecho privado, órganos y tribunales
administrativos, Tribunal Constitucional, Jurado Nacional de Elecciones, Consejo
Nacional de la Magistratura, Congreso de la República y también ante Tribunales
Arbitrales, entre otros. La Sentencia recaída en el Expediente Nº 8105-2005-AA lo
afirma de la siguiente manera:
De la alegada vulneración
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16. En lo que concierne a la alegada vulneración del derecho a la libertad de
contratación, y conforme a lo establecido por este Tribunal en el fundamento 48 de
la Sentencia recaída en el Expediente Nº 7339-2006-PA/TC:
- “Consagrado en el inciso
14) del artículo 2º de la Constitución, el derecho a la libre
contratación se concibe como el acuerdo o convención de voluntades
entre dos o más personas naturales y/o jurídicas para crear, regular,
modificar o extinguir una relación jurídica de carácter patrimonial.
Dicho vínculo –fruto de la concertación de voluntades– debe versar
sobre bienes o intereses que posean apreciación económica, tengan
fines lícitos y no contravengan las leyes de orden público.
Es claro, entonces, que ninguno de los supuestos han sido afectados, por lo que no
ha habido vulneración alguna al mencionado derecho.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
BEAUMONT CALLIRGOS
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ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRAND
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EXP. N.° 02386-2008-PA/TC
AREQUIPA
COMPAÑÍA DE RADIODIFUSIÓN
AREQUIPA S.A.
Que, con el debido respeto por los votos de los demás Magistrados de este Tribunal,
considero que respecto a la pretensión de declarar la nulidad del laudo arbitral en el
extremo que se devuelvan los derechos inmateriales a RBC y se ordene al MTC se
mantenga vigente la Resolución Ministerial N° 532-97-MTC/15.19, que aprobó el
contrato de cesión en uso entre AUSTRAL y RBC, por el mismo tiempo de duración
del contrato celebrado entre AUSTRAL y la hoy demandante CRASA, el mismo que
vencía el 31 de octubre de 2007, comparto la posición de la ponencia de declarar
IMPROCEDENTE dicha pretensión, sin embargo. discrepo de lo establecido por la
ponencia respecto a la pretensión de declarar inaplicable al demandante la Resolución
Ministerial N° 577-2001-MTC/15.03, la misma que aprobó el laudo arbitral y le
devolvió el segmento del espectro radioeléctrico a RBC, la cual considero debe
declararse INFUNDADA; señalando como fundamentos los motivos que a
continuación expreso:
I. FUNDAMENTOS
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c) (...) cuando se cuestione la interpretación realizada por el Tribunal Arbitral respecto a
normas legales, siempre que de tales interpretaciones no se desprenda un agravio
manifiesto a la tutela procesal o al debido proceso. En todo caso, .frente a la duda
razonable de dos posibles interpretaciones de un mismo dispositivo legal, el juez
constitucional debe asumir que la propuesta por los árbitros es la más conveniente tanto
para la solución del conflicto como para ,fortalecer la institución del arbitraje;
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II. CONCLUSIÓN
S.
LANDA ARROYO
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EXP. N.° 02386-2008-PA/TC
AREQUIPA
COMPAÑÍA DE RADIODIFUSIÓN
AREQUIPA S.A.
Llamado por ley a dirimir la discordia producida en el presente caso debo señalar lo
siguiente. Mi voto es porque se declare FUNDADA, en parte, la demanda de amparo;
en ese sentido, me adhiero al voto expedido para la resolución de la presente causa por
mis colegas Beaumont Callirgos y Eto Cruz, por los fundamentos que paso a exponer:
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someterse a arbitraje las controversias determinadas o determinables sobre las
cuales las partes tienen facultad de libre disposición, así como aquellas relativas a
materia ambiental, pudiendo extinguirse respecto de ellas el proceso judicial
existente o evitando el que podría promoverse; excepto: (…) 4. Las directamente
concernientes a las atribuciones o funciones de imperio del Estado, o de personas o
entidades de derecho público”.
6. Por tanto, considero que la demanda debe ser estimada; en consecuencia, NULA la
Resolución Ministerial N.º 577-2001-MTC/15.03, de fecha 12 de diciembre de
2001; asimismo, ORDENAR que, en ejecución de sentencia, se repongan las cosas
al estado anterior a la emisión del laudo arbitral, de fecha 22 de octubre de 2001, por
lo que es de aplicación el artículo 1º del Código Procesal Constitucional.
SR.
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.° 05923-2009-PA/TC
LIMA
PABLO HUGO
TORRES ARANA
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Pablo Hugo Torres Arana
contra la resolución expedida por la Sala de Derecho Constitucional y Social
Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la República, de fojas 106 del cuaderno
de apelación, su fecha 12 de agosto de 2009, que declaró improcedente la demanda de
autos.
ANTECEDENTES
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efecto legal el Laudo Arbitral de fecha 15 de febrero de 2002; que contra la sentencia de
la Sala superior las emplazadas del proceso arbitral interpusieron recurso de casación
que fue desestimado por la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema mediante la
sentencia de fecha 12 de julio de 2005.
Aduce que al declararse la nulidad del laudo arbitral -no del proceso arbitral- e
invocando el artículo 78º inciso 6) de la Ley N.º 26572, presentó un escrito a la Sala
Superior señalando que la competencia judicial había quedado restablecida y que por
tanto ella resultaba competente para emitir nueva sentencia sobre la base de las
pretensiones y lo actuado en el proceso arbitral, pedido que fue desestimado sin
realizarse ninguna interpretación, análisis ni fundamentación del inciso 6) del artículo
78º de la Ley N.º 26572, lo cual vulnera su derecho a la debida motivación de las
resoluciones judiciales. Al desestimarse su pedido, señala que interpuso recurso de
apelación, el cual también fue desestimado vulnerándose su derecho a la pluralidad de
instancias.
La Sala revisora confirmó la apelada, por estimar que las resoluciones judiciales
se encuentran debidamente motivadas y que el recurrente pretende cuestionar el criterio
interpretativo esgrimido por las Salas emplazadas.
FUNDAMENTOS
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a. La Resolución de fecha 12 de enero de 2006, emitida por la Cuarta Sala Civil de
Lima, que declaró improcedente el pedido de ejecución de la CAS. Nº 815-2004
LIMA presentado por el demandante.
Para determinar ello corresponde reseñar cómo se originó la CAS. N.º 815-2004
LIMA y qué fue lo que peticionó el demandante en su escrito de fecha 25 de
noviembre de 2005, pues sólo así podrá comprobarse la legitimidad del pedido del
demandante y si la fundamentación de las resoluciones judiciales cuestionadas es
inconstitucional, es decir, si no cumplen con motivar sobre los alcances del inciso 6)
del artículo 78º de la Ley N.º 26572.
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Y es que este derecho implica que cualquier decisión judicial cuente con un
razonamiento (elementos y razones de juicio) que no sea aparente, defectuoso o
irrazonable, sino que exponga de manera clara, lógica y jurídica los fundamentos de
hecho y de derecho que la justifican (STC 06712-2005-HC/TC, fundamento 10). De
este modo, el derecho a la motivación de las resoluciones judiciales encuentra su
fundamento en la necesidad de que las partes conozcan el proceso lógico-jurídico
(ratio decidendi) que conduce a la decisión, y de controlar la aplicación del derecho
realizada por los órganos judiciales, pues ésta no puede ser arbitraria, defectuosa,
irrazonada o inexistente.
Por esta razón se ha enfatizado que uno de los contenidos del derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales es la fundamentación jurídica, que no
implica la sola mención de las normas a aplicar al caso, sino la explicación y
justificación de por qué tal caso se encuentra o no dentro de los supuestos que
contemplan tales normas, es decir, los elementos y razones de juicio que permitan
conocer a las partes cuáles han sido los criterios jurídicos que fundamentan la
decisión (STC 04348-2005-AA/TC, fundamento 2).
El fundamento que sustentó el recurso de anulación del laudo arbitral referido fue la
causal prevista en el inciso 6) del artículo 73º de la Ley N.º 26572, porque a juicio
del demandante se había laudado sobre una materia no sometida expresa o
implícitamente a la decisión de los árbitros.
Dicho recurso de anulación fue declarado fundado porque la Cuarta Sala Civil de
Lima comprobó que se había laudado sobre una materia no sometida expresa o
implícitamente a la decisión del Tribunal Arbitral mencionado. Ello se desprende
claramente del sétimo fundamento de la sentencia que señala:
“(...) los árbitros no se han pronunciado respecto de la solidaridad pretendida por la parte
demandante, aspecto que ha reconocido la parte demandada al absolver la nulidad
propuesta, quienes, sin embargo, consideran que constituye un aspecto irrelevante al
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afirmarse que ello no perjudica a la parte demandante, empero, es evidente que este
Colegiado no puede establecer la magnitud del perjuicio que se habría ocasionado, sino
fundamentalmente los mencionados árbitros no se han pronunciado en estricto respecto
de los hechos controvertidos que le fueron puestos a consideración, significando ello que
se ha afectado el principio de congruencia al no existir pronunciamiento expreso, preciso
y motivado respecto de la forma propuesta y que no guarda relación con lo allí expuesto
cuando se precisa por un lado la existencia de incumplimiento y no obstante ello se
establece que no ha existido inejecución obligacional y se exime de resolver los aspectos
concernientes al resarcimiento, incurriéndose con ello en causal de nulidad sancionada
(...)”.
“(...) el Laudo Arbitral emitido por los árbitros del Centro de Conciliación y Arbitraje
Nacional e Internacional de la Cámara de Comercio de Lima ha omitido pronunciarse
respecto de la Pretensión Subordinada, pese a haberse emitido pronunciamiento en la
parte resolutiva del Laudo impugnado, incurriéndose así en la causal de nulidad
contemplada en el artículo ciento veintidós del Código Procesal Civil aplicable también
por extensión al presente caso”.
“(...) el extremo decisorio del laudo sub-materia que declara infundada la pretensión
propuesta como subordinada a la primera pretensión principal respecto a que las
demandadas deben efectuar el cumplimiento inmediato e incondicional de los acuerdos
por parte de Marina International Holdings Sociedad Anónima o la sociedad que la
sustituya, carece de motivación que la sustente, omisión relevante si se considera que tal
pretensión al ser independiente y distinta a la principal ha debido merecer la
correspondiente fundamentación de hecho y de derecho en atención a lo dispuesto por
los artículos 87 y 122 del Código Procesal Civil debiendo precisarse que la citada
omisión no puede ser objeto de simple corrección o integración del laudo conforme al
artículo 54 de la Ley de Arbitraje, ya que dada la relevancia y complejidad de la
pretensión, requiere de la fundamentación adecuada”.
En buena cuenta, la decisión judicial que declara la nulidad del Laudo Arbitral
Nacional de Derecho, Resolución N.º 27, de fecha 15 de febrero de 2002, ha
adquirido la autoridad de cosa juzgada, por lo que lo declarado y resuelto en ella, así
como en la sentencia de casación, deviene en inmutable, inimpugnable e
inmodificable. Además, sobre la materia decidida por las sentencias emitidas en el
proceso de anulación de laudo arbitral también opera el principio de no interferencia
previsto en el inciso 3) del artículo 139º de la Constitución.
6. Pues bien, ahora corresponde analizar por qué se originaron las resoluciones
judiciales cuestionadas y cuál es su contenido argumentativo, a efectos de
determinar si satisface los requerimientos de la motivación constitucionalmente
exigida. Al respecto, se tiene que:
b. Con fecha 12 de enero de 2006, la Cuarta Sala Civil de Lima resolvió declarar
improcedente el pedido de ejecución mencionado argumentando lo siguiente:
“(...) si el laudo arbitral ha sido anulado por la causal establecida en el inciso seis del
artículo setentitrés de la Ley General de Arbitraje – como en el presente caso –, la
competencia del Poder Judicial queda restablecida, de conformidad con el inciso seis del
artículo 78 de la citada ley; consecuentemente, declararon IMPROCEDENTE lo
solicitado; dejando a salvo su derecho para que lo haga valer conforme a ley”.
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debe ser ventilado en vía sea susceptible de revisión vía el recurso de apelación, como
pretende el impugnante. Es que cuando la Ley de Arbitraje señala que queda
restablecida la competencia del Poder Judicial (artículo 78 inciso 6), se refiere a que la
competencia del asunto en litis queda restablecida para que los justiciables sometan su
controversia a los organismos jurisdiccionales, no que se continué con el procedimiento
arbitral cuyo laudo arbitral inválido ha sido declarado nulo (...)”.
Ello en la medida que el hecho de conocer cuáles han sido los criterios jurídicos
empleados por los órganos judiciales para fundamentar su decisión (fundamentación
en derecho) conlleva la garantía de que la decisión no sea el resultado de una
aplicación arbitraria de la legalidad o su interpretación no resulte manifiestamente
arbitraria o irrazonable ya que, en tales casos, la aplicación de la legalidad sería tan
sólo una mera apariencia (motivación aparente) que afectaría el derecho a la
motivación de las resoluciones judiciales.
Por ello, este Tribunal ha precisado que toda decisión que carezca de una motivación
adecuada, suficiente y congruente o tenga una motivación aparente, constituirá una
decisión arbitraria y, en consecuencia, será inconstitucional (STC 05601-2006-
PA/TC, fundamento 3).
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En sentido similar, este Tribunal considera que la Resolución de fecha 12 de enero
de 2006 carece de motivación, pues no responde a los pedidos del demandante, sino
que simplemente se limita al parafraseo de una parte del inciso 6) del artículo 78º de
la Ley N.º 26572. Consecuentemente, esta resolución debe ser declarada nula.
9. Por otra parte, debe señalarse que carece de objeto emitir pronunciamiento sobre la
resolución que declaró improcedente el recurso de queja por denegatoria del recurso
de apelación, toda vez que a fojas 406, primer cuaderno, obra la Resolución de fecha
7 de setiembre de 2006, emitida por la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema
que declara nula la Resolución de fecha 17 de abril de 2006; por tanto, no existiría
resolución sobre la cual emitir pronunciamiento.
10. En este contexto este Tribunal considera que la petición de ejecución presentada por
el demandante merecía ser contestada en forma debida y razonada por la Cuarta Sala
Civil en el proceso de anulación de laudo arbitral, por cuanto lo peticionado tenía
por finalidad hacer efectivo el derecho constitucional a la efectividad o ejecución de
las resoluciones judiciales. No obstante, de las resoluciones judiciales cuestionadas
se advierte que tanto la Sala Civil de la Corte Superior como la Sala Civil de la
Corte Suprema han abdicado de su función de interpretar el inciso 6) del artículo 78º
de la Ley N.º 26572, pues ninguno de los dos órganos judiciales han precisado
cuáles son los alcances de la frase “la competencia del Poder Judicial quedará
restablecida, salvo acuerdo distinto de las partes”, lo cual también vulnera el derecho
a la debida motivación de las resoluciones judiciales.
11. En tal sentido este Tribunal considera que la frase “la competencia del Poder
Judicial quedará restablecida, salvo acuerdo distinto de las partes” prevista en el
inciso 6) del artículo 78º de la Ley N.º 26572, vigente en el momento en que se
inició y resolvió el recurso de anulación, debe ser interpretada en el sentido de que el
órgano competente para conocer la pretensión demandada en el proceso arbitral
cuyo laudo fue declarado nulo es el Poder Judicial, a través de la Sala que declaró
nulo el laudo. Para ello, la Sala deberá fallar en forma inmediata sobre la base de lo
actuado en el proceso arbitral hasta el momento anterior a que se emitiera el laudo
arbitral, pues lo actuado en dicho proceso conserva plena validez ya que no ha sido
declarado nulo y porque en el proceso arbitral las partes han ejercido en forma plena
su derecho de defensa.
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12. En buena cuenta, la interpretación ofrecida por este Tribunal de la frase mencionada
en el inciso 6) del artículo 78º de la Ley N.º 26572 no constituye una invasión de las
competencias de la jurisdicción ordinaria, sino una forma de proteger los derechos
constitucionales a la tutela judicial efectiva, al plazo razonable, a la debida
motivación de las resoluciones judiciales y a la efectividad o ejecución de las
resoluciones judiciales, por cuanto en el presente caso, es patente que los órganos
judiciales emplazados han abdicado de su función interpretativa al momento de
delimitar los alcances del inciso 6) del artículo 78º de la Ley N.º 26572; además, la
Cuarta Sala Civil de Lima no ha cumplido con su obligación de ejecutar en sus
propios términos su sentencia de fecha 20 de octubre de 2003.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
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Exp. N° 05923-2009-PA/TC
LIMA
PABLO HUGO
TORRES ARANA
e) En este estado del proceso arbitral el ahora recurrente solicitó a la Cuarta Sala
Civil de Lima ordene el cumplimiento de lo ejecutoriado en virtud de lo
dispuesto en el inciso 6) del artículo 78 de la Ley N° 26572, debiendo en
consecuencia avocarse al conocimiento de la causa, señalándose nueva fecha
para luego expedir sentencia respecto a las pretensiones contenidas en la
demanda arbitral.
f) Ante lo dicho la Cuarta Sala Civil de Lima declaró la improcedencia del pedido
por Resolución de fecha 12 de enero de 2006. Apelada dicha resolución se
confirmó la desestimatoria por improcedencia manifiesta según auto de fecha 3
de marzo de 2006. Es que contra dicho auto el actor interpuso el recurso de
queja por denegatoria del recurso de apelación, siendo desestimada por
Resolución de fecha 17 de abril de 2006. Esto significa entonces que el proceso
arbitral, con laudo anulado, debía ser conocido por el Poder Judicial en trámite
ordinario, es decir por el Juez competente y no propiamente por la Cuarta Sala
Civil de Lima.
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avocamiento de la Cuarta Sala Civil de Lima en presunta aplicación del inciso 6)
del artículo 78° de la Ley N° 26572, por lo que corresponde sólo analizar si
dichas resoluciones se encuentran debidamente motivadas, es decir si sustentan
debidamente la determinación a la que arriban.
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77 de la Ley General de Arbitraje que establece que contra las resoluciones
emitidas por la Corte Superior sólo procede el recurso de casación, interpuesto
obviamente por el perdedor como efectivamente fue en este caso. La
desestimatoria de la apelación en este estado resultaba pertinente así como la
denegatoria de la queja de derecho.
Sr.
VERGARA GOTELLI
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EXP. N.° 00247-2008-PA/TC
LIMA
PROCURADORA PÚBLICA
A CARGO DE LOS
ASUNTOS JUDICIALES DEL
MINISTERIO DE VIVIENDA
CONSTRUCCIÓN Y
SANEAMIENTO
VISTO
ATENDIENDO A
3. Que el artículo 5º, inciso 4 del Código Procesal Constitucional establece que “[n]o
proceden los procesos constitucionales cuando: (…) 4. [n]o se hayan agotado las
vías previas, salvo en los casos previstos por este Código y en el proceso de hábeas
corpus”. Al respecto, el Tribunal Constitucional ha sostenido en las STC 04972-
2006-PA/TC, STC 06167-2005-PHC/TC y STC 07532-2006-PA/TC (fundamento 2
y ss.), que “[e]l agotamiento de la vía previa como requisito de procedencia para el
proceso de amparo, se sustenta en la independencia jurisdiccional del arbitraje y en
la efectiva posibilidad de que ante la existencia de un acto infractor dentro del citado
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proceso, este sea cuestionado y corregido de conformidad con los principios y
garantías jurisdiccionales consagrados en la Constitución y desarrollados para tal
efecto por la Ley General de Arbitraje”; en consecuencia, “[c]uando la jurisdicción
arbitral vulnera o amenaza cualquiera de los componentes formales o
sustantivos de la tutela procesal efectiva (debido proceso, tutela jurisdiccional
efectiva, etc.). [e]sta causal sólo puede ser incoada una vez que se haya agotado
la vía previa” (énfasis agregado).
4. Que, en el presente caso, no cabe realizar el control constitucional del laudo arbitral
impugnado, pues la parte demandante del amparo, como se advierte del expediente,
no ha cumplido con agotar la vía previa, y tampoco se configura ninguno de los
supuestos de excepción al agotamiento de la misma, previstos en el artículo 46º del
Código Procesal Constitucional. En ese sentido, aunque el demandante formalmente
alega la violación (además de los derechos al debido proceso sustantivo, a la debida
motivación, a la tutela jurisdiccional efectiva) del derecho a la propiedad, lo cierto es
que los cuestionamientos de fondo que se hacen en la demanda tienen que ver, en
estricto, con el derecho al debido proceso (folios 295, 297). Por tanto, la demanda
debe ser declarada improcedente, de conformidad con el artículo 5º, inciso 4 del
Código antes mencionado.
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
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Telf. : 4217056
EXP. N.° 06135-2009-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA MINERA
CASAPALCA S.A.
VISTO
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 29 de agosto del 2007, la recurrente interpone demanda de amparo
contra los vocales integrantes de la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia de la República, solicitando que se deje sin efecto: i) la resolución de fecha 2 de
julio del 2007, expedida por la Sala Suprema; ii) la resolución de fecha 31 de enero del
2006, expedida por la Primera Sala Civil con Subespecialidad en lo Comercial de la
Corte Superior de Justicia de Lima, y iii) se disponga la emisión de una nueva
resolución que respete su derecho al debido proceso. Sostiene que inició proceso
judicial de ejecución de laudo arbitral contra don Alejandro Gubbins Granger, doña Ana
María Cox Álvarez del Villar y otro, por ante el Juez Mixto de La Molina y Cieneguilla,
proceso en el cual la Sala Superior mediante un pedido de nulidad que conoció vía
apelación desestimó la demanda declarando nulo e insubsistente todo lo actuado. Aduce
que recurrida en casación dicha decisión, la Sala Suprema vulneró su derecho al debido
proceso y la tutela jurisdiccional toda vez que la desestimó aplicando indebidamente el
artículo 83.º de la Ley General de Arbitraje, cuando la norma aplicable a su caso era el
artículo 713.º del Código Procesal Civil.
2. Que con resolución de fecha 5 de octubre del 2007, la Séptima Sala Civil de la
Corte Superior de Justicia de Lima declara improcedente la demanda por considerar que
mediante este proceso se intenta abrir un nuevo debate sobre las mismas cuestiones que
han sido ya discutidas exhaustivamente en la tramitación del proceso de ejecución de
laudo arbitral. A su turno, la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte
Suprema de Justicia de la República confirma la apelada por considerar que de la
demanda se aprecia que la recurrente pretende el reexamen del tema propuesto a debate
en sede ordinaria.
3. Que del análisis de la demanda, así como de sus recaudos se desprende que la
pretensión de la recurrente no está referida al ámbito constitucionalmente protegido de
los derechos que invoca, pues como es de advertirse la interpretación, aplicación e
inaplicación del artículo 83º de la Ley General de Arbitraje (competencia para solicitar
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la ejecución del laudo arbitral), así como del artículo 713.º del Código Procesal
Civil (competencia para ejecutar los títulos de ejecución) son atribuciones que
corresponden a la jurisdicción ordinaria, las cuales deben orientarse por las reglas
específicas establecidas para tal propósito, así como por los valores y principios que
informan la función jurisdiccional, ya que dicha facultad constituye la materialización
de la independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional que la Norma
Fundamental reconoce a este Poder del Estado, no siendo
competencia ratione materiae de los procesos constitucionales evaluar las decisiones
judiciales, a menos que se advierta un proceder irrazonable, lo que no sucede en el
presente caso, y ello porque, conforme se aprecia de fojas 282 a 305 del primer
cuaderno, la Sala Suprema sustentó la desestimatoria del recurso de casación en que el
A quo (el Juez del Juzgado Mixto de la Molina y Cieneguilla) carecía manifiestamente
de competencia para avocarse al conocimiento del presente proceso, por lo cual las
resoluciones cuestionadas están ajustadas a derecho.
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.° 02596-2010-PA/TC
LIMA
EMPRESA MUNICIPAL
ADMINISTRADORA DE
PEAJE DE LIMA S.A.
(EMAPE S.A.)
En Lima, a los 6 días del mes de diciembre de 2010, el Pleno del Tribunal
Constitucional, integrado por los magistrados Mesía Ramírez, BeaumontCallirgos,
Vergara Gotelli, Calle Hayen, Eto Cruz, Álvarez Miranda y Urviola Hani, pronuncia la
siguiente sentencia, con el fundamento de voto del magistrado Vergara Gotelli, que se
agrega.
ASUNTO
ANTECEDENTES
Con fecha 12 de julio del 2007, la recurrente interpone demanda de amparo contra los
vocales integrantes de la Sala Civil Transitoria de la Corte Suprema de Justicia de la
República, señores Ticona Postigo, Palomino García, Miranda Canales, Castañeda
Serrano; y Miranda Molina; y los vocales integrantes de la Primera Sala Civil
Superior Subespecializada en lo Comercial de Lima, Sres. Betancour Bossio, Ruíz
Torres; y Martínez Asursa, solicitando que se declaren inaplicables: i) la resolución de
fecha 24 de enero del 2007, expedida por la Sala Superior que desestimó por
improcedente su recurso de casación; ii) la resolución de fecha 27 de abril del 2007,
expedida por la Sala Suprema que desestimó, por infundado, su recurso de queja; y iii)
que, en consecuencia, se disponga la procedencia de su recurso de casación por cumplir
todos los requisitos de ley. Sostiene que interpuso recurso de anulación de laudo arbitral
interlocutorio de fecha 13 de setiembre del 2006, expedido por Tribunal Arbitral en los
seguidos por ella contra Corporación Sagitarios S.A. sobre declaración de ejecución
defectuosa y otros, recurso que fue declarado improcedente por la Sala Superior
aduciendo la existencia de un petitorio jurídicamente imposible, decisión contra la cual
interpuso recurso de casación, el que también fue declarado improcedente por no
preexistir la anulación del laudo, ante lo cual interpuso luego recurso de queja, el que
fue declarado infundado. Manifiesta que tales decisiones vulneran sus derechos al
debido proceso, a la tutela judicial efectiva y a la pluralidad de instancia, toda vez que
ha sido privado arbitrariamente de la revisión casatoria, aun cuando se formuló la
casación con todos los requisitos de ley para que sea declarada procedente.
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El Procurador Público del Poder Judicial contesta la demanda solicitando que sea
declarada improcedente argumentando que no ha existido vulneración constitucional
alguna, ya que la recurrente no ha podido comprobar con los hechos y las pruebas
aportadas al proceso la afectación del derecho directamente protegido por la
Constitución.
FUNDAMENTOS
Sobre el plazo para la interposición de la demanda de amparo (artículo 44.º del Código
procesal Constitucional)
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plazo que finaliza treinta días después de realizada la notificación de la resolución que
ordena se cumpla lo decidido. En otras palabras y siempre que la resolución judicial
que se juzga lesiva quede firme, se puede interponer la demanda antes de que se expida
o notifique la posterior resolución que ordena se cumpla con lo decidido, pero de tal
circunstancia opcional no se sigue que ello resulte obligatorio en cualquier caso. Por
lo tanto la notificación de la resolución firme que causa el agravio no puede
considerarse, en la generalidad de los casos, como fecha de inicio del cómputo del
plazo de prescripción del proceso de amparo a efectos de que comience a correr el
plazo de treinta días hábiles (…)” (Cfr. Exp. N.º 0252-2009-PA/TC, fundamento 13).
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irrazonable y desproporcionadamente su ejercicio (Cfr. STCExp. N.° 5194-2005-
PA/TC, fundamento 5).
6. Por tanto, el adecuado ejercicio del derecho de acceso a los recursos supone
directamente la utilización de los mecanismos que ha diseñado normativamente el
legislador, para que los justiciables puedan cuestionar las diversas resoluciones
expedidas por el órgano jurisdiccional (Cfr. STC N.º 05019-2009-PHC/TC, fundamento
4). Dicho ello, se pasará a analizar la pretensión de autos.
9. A partir de la norma glosada, es posible advertir que dentro de las causales para
declarar la procedencia del recurso de casación en los procesos de anulación de laudo
arbitral se prevé que el laudo previamente haya sido anulado total o parcialmente. En el
presente caso, a fojas 24 del primer cuaderno se aprecia que el recurso de anulación de
laudo arbitral fue declarado improcedente por el órgano judicial al contener un petitorio
jurídicamente imposible como es el hecho de cuestionar una resolución arbitral que no
constituye propiamente un laudo. Por tanto, este Colegiado considera que la demanda
debe ser desestimada, pues la declaratoria de improcedencia del recurso de casación por
parte de la Sala Superior, así como la denegatoria del recurso de queja por parte de la
Sala Suprema fueron sustentadas exclusivamente en aplicación de la Ley General de
Arbitraje, la cual se reputa como legítima y válida. Y es que no pasa inadvertido para el
Colegiado que los hechos cuestionados por la recurrente han sido originados no por la
interposición de una demanda judicial, sino, por el contrario, por la interposición de
un recurso sui géneris, denominado “de anulación de laudo arbitral”, y por ser tal su
tramitación no puede seguir los mismos cauces impugnatorios como si se tratara de una
demanda judicial ordinaria; razón por la cual no se han vulnerado los derechos de
acceso a los recursos y a la pluralidad de instancia de la recurrente.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
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SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
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EXP. N.° 02596-2010-PA/TC
LIMA
EMPRESA MUNICIPAL
ADMINISTRADORA DE
PEAJE DE LIMA S.A.
(EMAPE S.A.)
Petitorio de la demanda
Señala que el proceso sobre anulación de laudo arbitral interlocutorio –proceso arbitral
en el que intervino la empresa municipal recurrente contra la Corporación Sagitarios
S.A.– fue declarado improcedente por la Sala Superior bajo la argumentación de que el
petitorio es jurídicamente imposible. Contra dicha decisión interpuso recurso de
casación el que fue desestimado bajo el argumento de que no preexistía la anulación del
laudo, por lo que interpuso recurso de queja que también fue desestimado.
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este colegiado puede ingresar al fondo de la controversia en atención i) a la magnitud de
la vulneración del derecho, ii) que ésta sea evidente o de inminente realización
(urgencia) y iii) que el acto arbitrario o desbordante ponga en peligro la propia
subsistencia de la persona jurídica con fines de lucro. Además debe evaluarse el caso
concreto y verificar si existe alguna singularidad que haga necesario el pronunciamiento
de emergencia por parte de este Colegiado.
Sr.
VERGARA GOTELLI
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EXP. N.° 01869-2010-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA DISTRIBUIDORA S.A.
Y OTROS
ASUNTO
ANTECEDENTES
Con fecha 23 de octubre del 2001 los recurrentes Compañía Distribuidora S.A.
(CODISA), Hoteles Cadena Real S.A., Rogelio Román Grados García y Violeta
Nicolasa Valderrama García de Grados, interponen demanda de amparo contra los
vocales integrantes de la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de Justicia de la
República, Sres. Carrión Lugo, Torres Carrasco, Infantes Vargas, Cáceres Ballón, y
Quintanilla Quispe; los vocales integrantes de la Segunda Sala Civil Corporativa
Especializada en Procesos Ejecutivos y Cautelares de la Corte Superior de Justicia de
Lima, Sres. Ana María Aranda Rodríguez, Germán Aguirre Salinas y
Sara Taipe Chávez; el juez a cargo del Cuadragésimo Juzgado Civil de Lima, Sr. Ulises
Yaya Zumaeta; y la Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE), solicitando se
declare la inaplicación de: i) la resolución de fecha 16 de agosto de 2000 expedida por
el Juzgado que desestimó su excepción de convenio arbitral y en consecuencia ordenó el
remate de sus bienes entregados en hipoteca; ii) la resolución de fecha 20 de diciembre
de 2000 expedida por la Sala Superior que confirmó la desestimatoria de su excepción
de convenio arbitral y la orden de remate de sus bienes entregados en hipoteca; iii) las
dos resoluciones de fechas 3 de julio de 2001 expedidas por la Sala Suprema que
desestimaron sus recursos de casación; y iv) se ordene a COFIDE abstenerse de
promover o ejercitar cualquier acto dirigido a ejecutar, rematar, vender o gravar los
bienes de su propiedad. Sostienen que Corporación COFIDE, cesionaria de los derechos
de ENTURPERÚ por la compraventa a su favor de unidades hoteleras, interpuso en
contra de ellos demanda de ejecución de garantía hipotecaria por ante el Poder Judicial
(Exp. Nº 6459-99) solicitando el saldo del precio de los contratos de compraventa,
sustrayéndose de la jurisdicción arbitral, motivo por el cual presentó excepción de
convenio arbitral sustentándose en la cláusula décimo octava del contrato de
compraventa, solicitando que el Poder Judicial se abstenga de seguir conociendo de la
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causa, siendo desestimada por el Juzgado la excepción propuesta y confirmada luego
por la Sala Superior argumentándose que la precitada cláusula décimo octava se
estableció para dilucidar las controversias derivadas de la interpretación o cumplimiento
del respectivo contrato, mas no para ejecutar la garantía hipotecaria ya que para ello la
cláusula décimo sexta prevé la posibilidad de instaurar el correspondiente
procedimiento judicial de ejecución; decisiones que vulneran sus derechos
constitucionales de jurisdicción, al debido proceso, de defensa y constituyen además
una amenaza contra su derecho de propiedad, pues desestimaron la excepción de
convenio arbitral, no obstante que la cláusula décimo octava del contrato de
compraventa celebrada por ellos con ENTURPERÚ establecía que toda controversia
deberá ser llevada a un arbitraje.
FUNDAMENTOS
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1. El objeto de la demanda es declarar la inaplicación de: i) la resolución de fecha
16 de agosto de 2000 que desestimó la excepción de convenio arbitral y ordenó el
remate de los bienes entregados en hipoteca; ii) la resolución de fecha 20 de diciembre
de 2000 que confirmó la desestimatoria de la excepción de convenio arbitral y la orden
de remate de los bienes entregados en hipoteca; iii) las resoluciones de fechas 3 de julio
de 2001 que desestimaron sus recursos de casación; y iv) ordenar a COFIDE abstenerse
de promover o ejercitar cualquier acto dirigido a ejecutar, rematar, vender o gravar los
bienes de sus propiedad; al haberse desconocido la cláusula arbitral recogida en el
contrato de compraventa que establecía la competencia arbitral para solucionar los
asuntos relacionados con el incumplimiento del contrato. Así expuestas las pretensiones
este Colegiado considera necesario determinar, a la luz de los hechos expuestos en la
demanda y de los recaudos que obran en ella, si se han vulnerado los derechos
constitucionales de jurisdicción, al debido proceso, de defensa y a la propiedad de los
recurrentes al haberse iniciado la tramitación de un proceso de ejecución de garantía
hipotecaria por ante el Poder Judicial, pese a que existía un compromiso arbitral de
someter las controversias y demás incumplimientos generados por la suscripción del
contrato ante una Sede Arbitral.
2. Al respecto, a fojas 876 a 942 del primer cuaderno obra la escritura pública del
contrato de compraventa de fecha 5 de julio de 1995 celebrado por los recurrentes y la
Empresa Nacional de Turismo S.A. (ENTURPERU S.A.) con intervención de
Corporación Financiera de Desarrollo (COFIDE), el cual tiene como finalidad fomentar
el crecimiento de la industria turística en el Perú. A dicho efecto, ENTURPERÚ da en
compraventa al recurrente CODISA todos aquellos bienes inmuebles, muebles,
derechos sobre bienes inmuebles o bienes muebles, servicios telefónicos y derechos en
general destinados a la actividad hotelera (cláusula tercera). En el contrato se pacta
además que son obligaciones del comprador CODISA pagar el total del precio a su
cargo (cláusula octava); que CODISA constituye a favor de ENTURPERÚ primera y
preferente hipoteca destinada a garantizar todas y cada unas de las obligaciones del
presente contrato, en especial el pago de las cuotas del financiamiento, sus intereses y
demás gastos, incluidos las costas y costos que resulten de un eventual proceso judicial
(cláusula decimosexta); y en cuanto a lo que concierne al caso de autos, se establece que
toda controversia o discrepancia respecto a la ejecución, interpretación o cumplimiento
del presente contrato que no pueda ser resuelta por las partes después de su
negociación en buena fe, por un período no mayor de treinta días calendario, será
llevada a un arbitraje, con la notificación escrita por una parte a la otra para acogerse
a la presente cláusula (cláusula décimo octava).
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dentro de un proceso judicial, ello en virtud de la cláusula decimosexta del contrato que
habilitaba el inicio del proceso judicial de ejecución de garantía.
5. Sobre el particular, este Colegiado tiene a bien precisar que según el artículo
1351° del Código Civil el contrato es el acuerdo de dos o más partes para crear, regular,
modificar o extinguir una relación jurídica patrimonial. Por tanto, es un acto bilateral o
trilateral, o de demás personas, que emana de la manifestación de voluntad coincidente
de las partes intervinientes. Uno de los elementos esenciales del contrato es,
precisamente, la autonomía de la voluntad, la cual tiene un doble contenido: a)
la libertad de contratar (consagrada en los artículos 2.°, inciso 14), y 62.° de la
Constitución Política del Perú) llamada también libertad de conclusión, que es la
facultad de decidir cómo, cuándo y con quién se contrata; y 2) la libertad contractual,
también conocida como libertad de configuración interna, que es la de determinar el
contenido del contrato. (Cfr. STC Nº 02185-2002-AA/TC, fundamento 2).
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contrato que no pueda ser resuelta por las partes después de su negociación en buena
fe, por un período no mayor de treinta días calendario, será llevada a un arbitraje, con
la notificación escrita por una parte a la otra para acogerse a la presente
cláusula (cláusula décimo octava). En consecuencia, en virtud de dicha cláusula
contractual, todo asunto relacionado con la ejecución, interpretación o cumplimiento del
contrato debía ser ventilado primeramente en sede arbitral y, subsidiariamente, en sede
judicial cuando haya que cumplir y/o ejecutar el laudo que eventualmente se emita. En
este contexto este Colegiado considera que la falta de pago del saldo de precios de los
contratos de compraventa y la posterior ejecución de las garantías hipotecarias
constituidas para asegurar el saldo de los precios, al versar sobre un asunto relacionado
con la ejecución del contrato de compraventa, debía necesariamente ser ventilada en
sede arbitral porque así se pactó y se convino en el contrato de compraventa de fecha 5
de julio de 1995 como un mecanismo de solución de controversia del contrato. De modo
tal que al ser sometidos los recurrentes a un procedimiento (la vía judicial) que no
pactaron ni convinieron se ha vulnerado sus derechos a la autonomía de la voluntad. A
esta conclusión arriba el Colegiado no solo de una lectura literal de la cláusula
contractual descrita, sino también del propio comportamiento (factum) mostrado por las
partes que intervinieron en el contrato. Se tiene así que en un caso similar al de autos,
que versaba sobre un asunto relacionado con la ejecución del contrato de fecha 5 de
julio de 1995 (esta vez el pago de penalidad), las partes intervinientes haciendo uso de
la cláusula de convenio arbitral sometieron tal controversia a arbitraje (Cfr. STC
Nº 05311-2007-PA/TC, proceso constitucional de amparo interpuesto por CODISA
contra el Tribunal Arbitral del Centro de Arbitraje y Conciliación Comercial del Perú).
Por tanto una interpretación literal de la cláusula del convenio arbitral, así como una
interpretación factual -atendiendo al comportamiento de las partes intervinientes en el
contrato de compraventa- arrojan la conclusión de que el asunto relacionado con la falta
de pago del saldo de precios de los contratos de compraventa y la posterior ejecución
de las garantías hipotecarias debía ser sometida a arbitraje o, a través de ella, debía
determinarse su posterior ejecución en la vía judicial, pero no se podía acudir
directamente a la vía judicial para solucionar tal controversia, pues no fue así lo
comúnmente acordado por las partes en el contrato de compraventa.
9. En el caso de autos este Colegiado considera que la jurisdicción arbitral era la vía
correspondiente para pronunciarse por el asunto de: falta de pago del saldo de precios
de los contratos de compraventa y la posterior ejecución de las garantías hipotecarias.
Sin embargo tal jurisdicción fue desviada por COFIDE y tal competencia fue usurpada
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por los órganos judiciales que tramitaron el proceso judicial de ejecución de garantía
hipotecaria.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
VERGARA GOTELLI
CALLE HAYEN
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
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EXP. N.° 01869-2010-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA DISTRIBUIDORA S.A.
Y OTROS
Petitorio de la demanda
2. Es así que encuentro una demanda de amparo presentada por personas jurídicas en
la que se cuestiona resoluciones judiciales emitidas en un proceso de ejecución garantía
hipotecaria. En reiteradas oportunidades he emitido pronunciamientos expresando mi
posición respecto a la falta de legitimidad para obrar activa de las personas jurídicas
(sociedad mercantil). En tal sentido he señalado que cuando la Constitución habla de los
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derechos fundamentales, lo hace pensando en la persona humana, esto es en el ser
humano física y moralmente individualizado. Hacia él pues se encuentran canalizados
los diversos atributos, facultades y libertades, siendo solo él quien puede invocar su
respeto y protección a título subjetivo y en sede constitucional. Es por ello que nuestra
legislación expresamente señala que la defensa de los derechos fundamentales es para la
“persona humana”, por lo que le brinda todas las facilidades para que pueda reclamar la
vulneración de sus derechos fundamentales vía proceso constitucional de amparo,
exonerándoseles de cualquier pago que pudiera requerirse. En tal sentido no puede
permitirse que una persona jurídica, que ve en el proceso constitucional de amparo la
forma más rápida y económica de conseguir sus objetivos, haga uso de este proceso
excepcional, urgente y gratuito, puesto que ello significaría la desnaturalización total de
dicho proceso. No obstante ello considero que existen casos excepcionales en los que
este colegiado puede ingresar al fondo de la controversia en atención i) a la magnitud de
la vulneración del derecho, ii) que ésta sea evidente o de inminente realización
(urgencia) y iii) que el acto arbitrario o desbordante ponga en peligro la propia
subsistencia de la persona jurídica con fines de lucro.
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contrato que no pueda ser resuelta por las partes después de su negociación en buena
fe, por un periodo no mayor de treinta días calendario, será llevada a un arbitraje, con
la notificación escrita por una parte a la obra para acogerse a la presente clausula
(…)” (clausula décimo octava).
7. Por lo expuesto en el presente caso encuentro que habiendo las partes expresado
claramente que ante una controversia o discrepancia respecto a la ejecución,
interpretación o cumplimiento del presente contrato que no pueda ser resuelta por las
partes después de su negociación en buena fe, por un periodo no mayor de treinta días
calendario, será llevada a un arbitraje, el vendedor se encontraba impedido de acudir al
proceso judicial cuestionando la ejecución del contrato de compraventa.
8. Por ello considero que el Poder Judicial no podía asumir competencia del proceso
de ejecución de garantía hipotecaria, cuando voluntaria y expresamente las partes
habían acordado acudir al proceso arbitral, por lo que debe acudir a él en busca de la
resolución de su pretensión.
9. En tal sentido considero que los jueces emplazados por medio del proceso
constitucional de amparo se han abocado indebidamente al conocimiento de una
controversia que corresponde ser dilucidada en el proceso arbitral conforme lo han
determinado las partes del contrato de compraventa. Por ello las resoluciones
cuestionadas deben ser declaradas inaplicables, puesto que han desestimado
indebidamente la excepción de convenio arbitral.
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Mi voto es porque se declare FUNDADA la demanda de amparo debiéndose disponer
la Nulidad de las Resoluciones de fecha 16 de agosto de 2000, de fecha 20 de diciembre
de 2000 así como las resoluciones que resolvieron el recurso de casación. Asimismo las
partes, conforme lo expresa el contrato de compraventa en su cláusula décimo octava
deberán acudir al proceso arbitral a efectos de que resuelvan la controversia llevada al
proceso judicial.
Sr.
VERGARA GOTELLI
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ORGANISMO SUPERVISOR DE LA
INVERSIÓN EN INFRAESTRUCTURA DE
TRANSPORTE DE USO PÚBLICO
(OSITRAN)
VISTO
ATENDIENDO A
3. Que por su parte, la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima
confirmó dicha decisión tras considerar que lo planteado por el actor no está orientado a
la protección de sus derechos sino más bien a cuestionar una decisión de la justicia
arbitral.
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que con calidad de precedente vinculante establece las nuevas reglas en materia de
amparo contra las decisiones emanadas de la jurisdicción arbitral, estableciendo,
igualmente (Cfr. Fundamento N.º 31), que "a partir del día siguiente de su publicación,
toda demanda que se encuentre en trámite y que no se ajuste al precedente vinculante
allí establecido debe ser declarada improcedente".
RESUELVE
Publíquese y notifíquese.
SS.
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ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
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CORPORACIÓN JOSÉ R. LINDLEY S.A.
(SUCESORA PROCESAL DE
EMBOTELLADORA
LATINOAMERICANA S.A.)
VISTO
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 31 de agosto del 2005, la empresa recurrente interpone demanda de
amparo contra el Poder Judicial, representado por el procurador público competente, y
el Tribunal Arbitral Unipersonal integrado por don Álvaro Llona Bernal, a fin de que,
como pretensión principal, se declare nulo todo lo actuado en el procedimiento arbitral
iniciado por Inversiones Chuyugual, incluyendo la resolución s/n de fecha 13 de mayo
de 2005 y, como pretensión subordinada, que se declaren nulos los siguientes actos
procesales: de un lado, la resolución s/n de fecha 13 de mayo de 2005, expedida por la
Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima; y del otro, el laudo arbitral
contenido en la resolución N.º 41, de fecha 23 de junio de 2004, emitido por el
emplazado árbitro Álvaro Llona Bernal.
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de diciembre de 2010, que corre a fojas 203 del segundo cuaderno. Interpuesto el
recurso de queja, éste fue declarado fundado por este Tribunal Constitucional mediante
la resolución recaída en el Expediente N.º 00025-2011-Q/TC, y es en virtud de ello que
el caso de autos llega a conocimiento de este Colegiado.
7. Que con la finalidad de establecer de modo claro y preciso los criterios a utilizarse
en materia de amparo arbitral, si bien este Tribunal ha definido criterios de procedencia,
también ha fijado supuestos de improcedencia. En ese sentido, en el fundamento N.º 20
se han precisado los supuestos de improcedencia del amparo arbitral, estableciéndose en
el acápite f) que “Contra lo resuelto por el Poder Judicial en materia de impugnación de
laudos arbitrales sólo podrá interponerse proceso de amparo contra resoluciones
judiciales, conforme a las reglas del artículo 4º del Código Procesal Constitucional y su
desarrollo jurisprudencial”.
8. Que en consecuencia, por virtud del antes anotado precedente, y tal como lo
manifiesta el propio abogado de la empresa recurrente mediante el escrito presentado
ante este Tribunal con fecha 14 de octubre de 2011, las pretensiones de que se declare
nulo todo lo actuado en el procedimiento arbitral iniciado por Inversiones Chuyugual y
nulo el laudo arbitral contenido en la resolución N.º 41, de fecha 23 de junio de 2004,
emitido por el emplazado árbitro Álvaro Llona Bernal, no pueden ser atendidas al no
ajustarse a los supuestos de procedencia del amparo arbitral que con calidad de
precedente vinculante han sido establecidos por este Tribunal Constitucional en la
sentencia recaída en el Expediente N.º 00142-2011-PA/TC. Por lo mismo, tales
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extremos de la demanda deben ser declarados improcedentes de conformidad con el
fundamento N.º 31 del aludido precedente.
9. Que en ese sentido, corresponde revisar el otro extremo de la demanda. Por ende,
la controversia de autos radica en determinar si, como se alega, la cuestionada
resolución de fecha 13 de mayo de 2005, expedida por la Segunda Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima, que declara infundado el recurso de anulación de laudo
interpuesto por la empresa recurrente, resulta violatoria del derecho a la motivación de
las resoluciones.
10. Que en atención a ello, conviene recordar que el amparo contra las resoluciones
judiciales requiere como presupuestos procesales indispensables la constatación de
un agravio manifiesto a los derechos fundamentales de las personas que comprometa
seriamente su contenido constitucionalmente protegido (Cfr. fundamento N.º 4 de la
resolución recaída en el Expediente N.º 02363-2009-PA/TC), el cual constituye
presupuesto básico sin el cual la demanda resulta improcedente.
11. Que a fojas 88 corre copia certificada del recurso de anulación de laudo que dio
origen a la impugnada resolución de fecha 13 de mayo de 2005, emitida por la Segunda
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima. De dicho recurso se aprecia que la
empresa recurrente lo sustenta alegando, esencialmente:
12. Que a fojas 131 corre copia de la impugnada resolución de fecha 13 de mayo de
2005, expedida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que
declaró infundado el recurso de anulación de laudo interpuesto por la empresa
recurrente tras considerar:
PRIMERO: Que, la interposición del recurso de anulación contra los laudos arbitrales
ante el Poder Judicial, procede sólo por las causales taxativamente establecidas en el
artículo 73º de la Ley N.º 26572 y sólo tiene por objeto la revisión de su validez, sin
entrar al fondo de la controversia, tal y conforme lo establece el artículo 61º de la
referida ley. (…) TERCERO: Que la cláusula décimo segunda del Convenio de
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Accionistas celebrado, de fecha ocho de setiembre mil novecientos noventisiete,
corriente de fojas ochenticinco a ciento cuatro del expediente arbitral, estipuló
expresamente: “Para cualquier litigio, controversia, desavenencia, diferencia o
reclamación que surja relativa a la interpretación, ejecución, resolución, terminación,
eficacia o validez del presente contrato, incluyendo las cuestiones relativas a la validez
de esta misma Cláusula, serán resueltas por un árbitro de conciencia.”; CUARTO: Que,
siendo esto así, sólo puede ser materia de análisis por parte de este Superior Colegiado,
si la pretensión de indemnización por daños y perjuicios de
Inversiones Chuyugual Sociedad Anónima contra ELSA en el proceso arbitral referido,
se encuentra comprendida en el ámbito del convenio arbitral, sin entrar a analizar el
fondo de la controversia; QUINTO: Que, en tal sentido, en el referido acuerdo de
accionistas se pactó someter a un arbitraje todas las controversias relativas al objeto del
contrato de fecha ocho de setiembre de mil novecientos noventisiete (fusión de los
intervinientes), y que la decisión del árbitro era inapelable e inimpugnable; asimismo, se
advierte del Acta de Instalación del Tribunal Arbitral, de fecha catorce de julio de mil
novecientos noventiocho, obrante de fojas ciento cinco a ciento once del expediente
arbitral, que en la décimo cuarta norma de procedimiento se señaló: “En todo lo no
previsto en las presentes normas, serán de aplicación las del Reglamento Procesal de
Arbitraje Nacional de la Cámara de Comercio de Lima y las pertinentes de la Ley
General de Arbitraje Nº 26572”, incorporando de esta manera dichas disposiciones al
convenio arbitral (…).
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la empresa recurrente no significa ni implica, necesariamente, que la impugnada
resolución no se encuentre motivada, y por ende, que se haya incurrido en una
afectación del derecho a la motivación de las resoluciones.
14. Que en ese sentido, este Tribunal debe recordar, conforme a su reiterada
jurisprudencia, que el proceso de amparo contra resoluciones judiciales no puede
constituirse en un mecanismo de articulación procesal de las partes, mediante el cual se
pretenda extender el debate de las cuestiones sustantivas y procesales ocurridas en un
proceso anterior, sea éste de la naturaleza que fuere y que haya sido resuelto por los
órganos jurisdiccionales ordinarios, pues no constituye un medio impugnatorio que
continúe revisando una decisión que sea de exclusiva competencia de la jurisdicción
ordinaria, facultad que constituye la materialización de la independencia en el ejercicio
de la función jurisdiccional que la Constitución Política reconoce a este poder del
Estado, a menos que pueda constatarse un proceder manifiestamente irrazonable, que no
es el caso.
RESUELVE, con el fundamento de voto, del magistrado Vergara Gotelli, que se agrega
Publíquese y notifíquese.
SS.
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
EXP. N.° 04622-2011-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA MINERA
CASAPALCA S.A.
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RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
VISTO
ATENDIENDO A
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6. Que en el referido precedente se ha establecido que el “recurso de
anulación previsto en el Decreto Legislativo N.º 1071, que norma el arbitraje y, por
razones de temporalidad, los recursos de apelación y anulación para aquellos procesos
sujetos a la Ley General de Arbitraje (Ley N.º 26572) constituyen vías procedimentales
específicas, igualmente satisfactorias para la protección de derechos constitucionales,
que determinan la improcedencia del amparo de conformidad con el artículo 5º, inciso
2), del Código Procesal Constitucional”, aun cuando éste se plantee en defensa del
debido proceso o de la tutela procesal efectiva (fundamentos N.os 20a y 20b); salvo las
excepciones establecidas en el fundamento N.º 21 de dicha sentencia, esto es: 1) cuando
el laudo arbitral vulnera los precedentes vinculantes establecidos por el Tribunal
Constitucional; 2) cuando en el laudo se hace un indebido ejercicio del control difuso de
constitucionalidad; y, 3) en caso el amparo sea interpuesto por un tercero que no forma
parte del convenio arbitral y se sustente en la afectación directa y manifiesta de sus
derechos constitucionales a consecuencia del laudo arbitral, salvo que dicho tercero esté
comprendido en el supuesto del artículo 14º del Decreto Legislativo N.º 1071.
8. Que, en consecuencia, por virtud del antes anotado precedente, las pretensiones
de que se deje sin efecto el laudo arbitral contenido en la resolución N.º 49, del 7 de
enero de 2010, y se ordene la expedición de un nuevo laudo, no pueden ser atendidas al
no ajustarse a los supuestos de procedencia del amparo arbitral que con calidad de
precedente vinculante han sido establecidos por este Tribunal Constitucional en la
sentencia recaída en el Expediente N.º 00142-2011-PA/TC. Por lo mismo, tales
extremos de la demanda deben ser declarados improcedentes de conformidad con el
Fundamento N.º 31 del aludido precedente
9. Que de otro lado, conviene precisar que si bien mediante el proceso de amparo de
autos se cuestiona, además del laudo arbitral, la resolución N.º 18 de la Segunda Sala
Civil Superior Sub Especializada en materia comercial, que declaró infundado el
recurso de anulación de laudo interpuesto por la entidad recurrente; sin embargo, de la
demanda fluye que no cuestiona en sí misma dicha decisión judicial, sino los criterios
contenidos en el propio laudo arbitral, lo cual, conforme quedó expuesto en el
considerando 8, supra, resulta improcedente.
10. Que no obstante ello, corresponde revisar el otro extremo de la demanda. Por
ende, la controversia de autos radica en determinar si, como se alega, la cuestionada
resolución N.º 18, de fecha 4 de octubre de 2010, expedida por la Segunda Sala Civil
Superior Sub Especializada en materia comercial de la Corte Superior de Justicia de
Lima, que declaró infundado el recurso de anulación de laudo interpuesto por la entidad
recurrente, afecta, o no, algún derecho fundamental.
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11. Que en ese sentido conviene recordar que el amparo contra resoluciones
judiciales requiere como presupuestos procesales indispensables la constatación de
un agravio manifiesto a los derechos fundamentales de las personas, que comprometa
seriamente su contenido constitucionalmente protegido (Cfr.fundamento N.º 4 de la
resolución recaída en el Expediente N.º 02363-2009-PA/TC), el cual constituye
presupuesto básico sin el cual la demanda resulta improcedente.
d) Con relación a la parcialidad del árbitro: La actora indica que el Presidente del
Tribunal Arbitral incumplió con el deber de revelar y poner en conocimiento de las
partes los hechos que abiertamente generaban sospecha de parcialidad.
e) Con relación a la parcialidad del perito: La actora afirma que ha habido colusión
entre el perito nombrado por el Tribunal y la parte demandante, para ello indica que
estos se reunieron durante la semana en que se efectuó la audiencia de pruebas. Para
probar esta afirmación aporta dos declaraciones juradas.
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a) Sobre la vulneración del principio de congruencia.-
“(…) Que el Tribunal Arbitral: i) se pronunció sobre la pretensión de la demanda
arbitral; ii) se pronunció examinando los diez eventos expuestos en la demanda arbitral,
los mismos que han sido absueltos por Casapalca en su contestación; iii) para
pronunciarse en base a esos diez eventos, abordó una cuestión previa, diciendo que no
había incongruencia alguna en el proceso arbitral; DECIMO TERCERO: Por tanto, la
acusada incongruencia es inexistente, pues se laudó sobre el petitum y la
causa petendi, máxime si entre los diez eventos, aparecen claramente incluidos los
eventos del 24 de marzo y 15 de abril del 2006, taxativamente citados en la carta
notarial del 24 de abril del 2006, siendo importante anotar que las razones del Tribunal
Arbitral para definir que no existía incongruencia, no pueden ser revisados en esta sede
por expresa disposición del numeral 62.2º del Decreto Legislativo N.º 1071”.
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declaraciones juradas, si bien dan cuenta de una reunión entre el abogado Portocarrero y
el asistente del perito designado por el Tribunal Arbitral, per se, no son suficientes para
acreditar tal colusión (…)”.
15. Que en ese sentido, este Tribunal debe recordar, conforme a su reiterada
jurisprudencia, que el proceso de amparo contra resoluciones judiciales no puede
constituirse en un mecanismo de articulación procesal de las partes, mediante el cual se
pretenda extender el debate de las cuestiones sustantivas y procesales ocurridas en un
proceso anterior, sea éste de la naturaleza que fuere y que haya sido resuelto por los
órganos jurisdiccionales ordinarios, pues no constituye un medio impugnatorio que
continúe revisando una decisión que sea de exclusiva competencia de la jurisdicción
ordinaria, facultad que constituye la materialización de la independencia en el ejercicio
de la función jurisdiccional que la Constitución Política reconoce a este Poder del
Estado, a menos que pueda constatarse un proceder manifiestamente irrazonable, que no
es el caso.
16. Que por último, conviene reiterar también que no corresponde a la jurisdicción
constitucional efectuar una nueva valoración de las pruebas y, cual si fuera una tercera
instancia, valorar su significado y trascendencia, pues obrar de ese modo significa
sustituir a los órganos jurisdiccionales ordinarios (Cfr.resoluciones recaídas en los
Expedientes N.os 0728-2008 PHC/TC, fundamento 38; 04089-2010-PA/TC, fundamento
7; 0716-2011-PA/TC, fundamento 4; 04071-2010-PA/TC, fundamento 5, entre otras
tantas).
RESUELVE, con el fundamento de voto del magistrado Vergara Gotelli, que se agrega,
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Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS.
ÁLVAREZ MIRANDA
URVIOLA HANI
VERGARA GOTELLI
MESÍA RAMÍREZ
BEAUMONT CALLIRGOS
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EXP. N.° 04622-2011-PA/TC
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interpuesto por la empresa recurrente, pretensión que excede el objeto de los procesos
constitucionales de la libertad. Asimismo considero que en este caso no puede aplicarse
a la pretensión de la empresa recurrente el precedente de este Tribunal (Exp. Nº 00142-
2011-PA) puesto que tal sentencia expresamente señala que la vía igualmente
satisfactoria para resolver cuestionamientos a un laudo arbitral es el recurso de
anulación de laudo, recurso del cual ha hecho uso la empresa recurrente, razón por el
que el análisis solo debe centrarse en las resoluciones emitidas en el recurso de
anulación y no en el cuestionamiento del laudo, puesto que precisamente en el referido
proceso judicial se ha desestimado los cuestionamientos del laudo, siendo dichas
resoluciones materia de cuestionamiento en el presente proceso de amparo. En tal
sentido la pretensión de la empresa recurrente está dirigida a cuestionar actuaciones
judiciales haciendo de este Colegiado una supra instancia, lo cual es inconcebible. Por
lo expuesto la pretensión expuesta en la demanda excede a todas luces excede el objeto
de los procesos constitucionales, por lo que debe declarar en consecuencia la
improcedencia de la demanda.
S.
VERGARA GOTELLI
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derogado Decreto Ley 25935 por encima de la vigente ley General de Arbitraje -Ley
26572-; se habría impuesto una penalidad “draconiana”, que resulta desde su origen
nula ipso iure; y, finalmente, no se habrían merituado las pruebas aportadas por
CODISA con relación a la falta de legitimidad para obrar activa de COFIDE y aquellas
que demuestran fehacientemente que no existe incumplimiento de inversión en las
unidades hoteleras.
4). Mediante Resolución de fecha 24 de marzo de 2006, el 38º Juzgado Civil de Lima
declara infundada la demanda de amparo, estableciendo que los argumentos de la
recurrente carecen de veracidad puesto que el Tribunal Arbitral sí se ha pronunciado
respecto a la etapa negocial a la que deben recurrir las partes antes de ir a la vía arbitral;
que al ser COFIDE el vendedor de las unidades hoteleras y por tanto el acreedor de la
obligación requerida (cumplimiento del compromiso de inversión), es esta entidad
quien tiene derecho para exigir la penalidad de acuerdo al artículo 1342° del Código
Civil. Así mismo, con relación a la aplicación del derogado Decreto Ley, ello se habría
producido debido a que el Tribunal Arbitral al momento de instalarse señaló que las
disposiciones aplicables al convenio arbitral serían las dispuestas en la ley ahora
derogada, por ser la vigente a la fecha de celebración del contrato mencionado.
Finalmente, con relación al cuestionamiento sobre la supuesta falta de valoración
probatoria, el órgano judicial estableció que ello no puede cuestionarse en la vía del
proceso de amparo.
5). Mediante Resolución de fecha 04 de abril de 2007, la Primera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima, sin entrar a analizar el fondo del asunto, revoca la
sentencia y reformándola, la declara improcedente, tras considerar que no se habría
cumplido con la exigencia de agotar la vía previa para la procedencia del amparo
conforme al artículo 45° del Código Procesal Constitucional, y que la empresa
recurrente carecería de interés para obrar, al haber interpuesto, en forma paralela a la
demanda de amparo, un recurso de anulación de laudo arbitral en la vía ordinaria, el
mismo que ha sido admitido por la Quinta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima.
Petitorio
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6). Conforme aparece del petitorio de la demanda, el objeto del presente proceso
constitucional se dirige a que se declare inaplicable o se deje sin efecto el Laudo de
Derecho expedido con fecha 12 de agosto de 2004, y corregido por Resolución N° 20,
de fecha 20 de agosto de 2004, mediante el cual se declara fundada la demanda arbitral,
disponiendo que la empresa hoy recurrente pague a favor de Corporación Financiera de
Desarrollo -COFIDE- la suma de US$ 36 000 000.00 (trentiséis millones de dólares
norteamericanos) por concepto de penalidad, pues habría incumplido con lo establecido
en la cláusula octava de los cuatro contratos de compra venta que suscribió con dicha
entidad, esto es, promover la inversión de las unidades hoteleras de Chimbote, Huaraz-
Monterrey, Ica e Iquitos, en su calidad de compradora de las mismas.
8). La respuesta por tanto, más allá de la fórmula actualmente existente en materia de
control constitucional sobre las decisiones arbitrales, no puede ser otra que una de
carácter permisivo, es decir tendiente a eximir a la entidad recurrente del consabido
agotamiento, ello en atención no sólo al principio de temporalidad, sino en aplicación de
la regla pro actione que obliga a presumir a favor de la continuidad del proceso en caso
de duda o incertidumbre sobre el cumplimiento de las condiciones de procedibilidad de
la demanda.
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Resolución N° 20, de fecha 20 de agosto de 2004, los que resultan vulneratorios de sus
derechos constitucionales. A este respecto y en la medida en que han sido argumentadas
una serie de observaciones respecto de la forma y modo en que dicho laudo ha sido
emitido procede analizar por separado cada uno de dichos extremos, consistentes
en a) No se ha dado observancia a las acciones y requisitos preprocedimentales
señalados en el convenio arbitral, b) Se ha permitido la actuación de COFIDE sin tener
dicha entidad legitimidad para obrar activa, c) Se ha procedido a aplicar indebidamente
al procedimiento arbitral un Decreto Ley derogado, y d) Se ha procedido a imponer una
penalidad draconiana sin tomar en cuenta el carácter nulo ipso iure de la cláusula penal.
11). De los autos y sobre todo del raciocinio utilizado por el laudo objeto de
cuestionamiento no se aprecia sin embargo respuesta o merituación alguna en torno de
la presente observación. Pretender en medio de dicho contexto que porque COFIDE (en
su condición de interesada en la resolución de una eventual controversia ) le remite a
CODISA una Carta Notarial con fecha 24 de Julio de 1998, por ese motivo ya se habría
cumplido con el tramite preprocesal antes señalado, resulta a todas luces insuficiente,
pues la idea de la negociación preliminar no es la de una simple advertencia frente a un
hipotético incumplimiento de lo acordado contractualmente, sino un imperativo vital a
los efectos de prevenir una futura controversia.
12). Debe quedar plenamente establecido que no por tratarse de una etapa de carácter
pre procesal, quiere ello significar que las reglas incorporadas a un contrato tengan un
carácter meramente indicativo. Aquellas son ley para las partes y si por consiguiente y
de acuerdo con estas últimas, existe una etapa de previas negociaciones, aquellas
asumen un efecto plenamente vinculante respecto de las partes que generaron dicha
relación. Su inobservancia por tanto es analogable a la vulneración que opera cundo se
desacata el llamado procedimiento preestablecido por la ley en cuanto variante del
debido proceso.
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constitucional, tampoco justificarían per se la intervención de la judicatura
constitucional mientras no se vulnere en forma directa algún derecho fundamental) no
deja de ser menos cierto que conforme aparece de la Cláusula Décimo Séptima del ya
citado Contrato de Compraventa, se estableció que con expreso consentimiento del
comprador ( es decir, de la hoy demandante) y de los propietarios de los inmuebles
otorgados en hipoteca (en este caso, de la Empresa Nacional de Turismo) se procede a
una cesión de posición contractual en favor de COFIDE. En tales circunstancias, resulta
perfectamente razonable que quien haya impulsado el proceso arbitral sea la entidad
descrita y no como lo pretende la demandante de amparo, necesariamente la
Empresa Nacional de Turismo. Optar por lo demás, por una tésis en contrario supondría
colocar a COFIDE en una posición absolutamente nominal o irrelevante a todas luces
incompatible con los roles asignados por el Contrato de Compra Venta.
16). Los Magistrados que suscriben no consideran por tanto, que por haberse aplicado el
Decreto Ley Nº 25935 (anterior Ley de Arbitraje) y no la Ley Nº 26572 (nueva Ley de
arbitraje) puedan haberse visto afectados los derechos fundamentales de la parte
quejosa.
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previsto una Cláusula Penal absolutamente draconiana o de imposible cumplimiento en
la práctica.
18). Conforme se aprecia de la Cláusula Octava del tantas veces citado Contrato de
Compra Venta, la entidad recurrente se comprometió al cumplimiento de una serie de
obligaciones. Por otra parte y como garantía frente a una eventual inobservancia de las
mismas, se estableció expresamente, una penalidad o fórmula de tipo sancionador con
implicancias de tipo económico.
19). Que se encuentre incorporada una cláusula de carácter penal como previsión
sancionadora frente a eventuales incumplimientos de las obligaciones asumidas por las
partes, no es algo que por principio pueda considerarse arbitrario. Lo arbitrario o lesivo
resultaría si quedasen acreditadas eventuales implicancias sobre derechos
fundamentales, sea por que estas resultan irrazonables, sea porque las mismas devienen
en desproporcionadas.
20). Los suscritos Magistrados estamos plenamente convencidos que aún cuando las
partes que participan de una relación contractual tienen la plena y absoluta capacidad
para negociar de la forma más adecuada a sus intereses, ello no significa que dicho
proceso de negociación resulte lesivo a los derechos fundamentales o a los bienes
jurídicos de relevancia. Ni por la forma en que se negocia ni por el resultado en que se
concluye, es pues aceptable que una relación contractual devenga en contraria a las
finalidades u objetivos que persigue la Constitución.
21). Tampoco ni mucho menos puede aceptarse que porque una de las partes haya
convenido en forma tácita o expresa que una determinada obligación le resulta
plenamente vinculante, aquella se torne absolutamente indiscutible, pues al margen de
que su contenido incida o no en temas de estricta constitucionalidad, no puede
convalidarse que el ejercicio de un derecho fundamental (en este caso la libertad de
contratación) se instrumentalice de tal manera que se convierta en una fuente
legitimadora de los excesos. Nuestra Constitución ha sido terminante en proscribir el
abuso del derecho de acuerdo con la previsión contenida en el último párrafo de su
Artículo 103º, tesis que como es obvio, no solo debe entenderse como proyectada sobre
el ámbito de los derechos subjetivos de orden legal, sino incluso sobre el de los propios
derechos fundamentales, los que para ser correcta o legítimamente ejercidos no pueden
desvirtuar las finalidades previstas para ellos desde la propia Constitución.
22). En el caso de autos y según se observa de la antes citada cláusula penal, el eventual
atraso en la inversión correspondiente a cada unidad hotelera (eran cuatro en total) por
parte de la compradora (actual demandante) se cuantifica en el orden de los $/. 100,000
(Cien mil Dólares Americanos) mensuales, que operan en forma acumulativa y sin el
establecimiento de tope alguno. Consecuencia de dicho temperamento y estando a la
fecha en que se suscribe el contrato (05 de Julio de 1995) y la fecha en que es emitido el
laudo arbitral objeto de cuestionamiento (12 de Agosto del 2004) la cifra a pagarse por
parte de la demandantes ascendería a los $/. 36’000,000 Millones de Dólares
Americanos, cifra esta última que incluso tendría que ser mucho más actualizada (y por
supuesto, mucho más ampliada) por efectos del transcurso del tiempo.
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23). Pretender que una desproporción de la naturaleza señalada (desproporción tomando
en cuenta el precio real y conjunto de los cuatro hoteles) pueda pasar por inadvertida y
que incluso, se torne en ilimitada, es algo que no puede de ninguna manera legitimarse.
En dicho contexto, el argumento utilizado en el laudo y que gira en torno la existencia
de un proceso judicial (cuatro en total) destinado a debatir la validez de la cláusula
penal (Fundamento Decimocuarto del Laudo), resulta a todas luces impertinente,
cuando lo importante no es la determinación de dicha validez sino el monto arbitrario
establecido en la misma. La Jurisdicciónarbitral ha sido instituida precisamente para
servir como mecanismo de resolución de incidencias como las descritas, pero si por el
contrario y como ocurre en el caso de autos, dicha jurisdicción renuncia al análisis de
algo tan elemental, so pretexto a consideraciones como las mencionadas, resulta
plenamente legitima como necesaria, la revisión de su contenido por conducto de la
jurisdicción constitucional. En tales circunstancias, no se trata pues y vale la pena
precisarlo, de una desvirtuación de las facultades reconocidas sobre la jurisdicción
arbitral sino de una necesaria concurrencia tutelar como la dispensada por conducto del
amparo arbitral.
25). Un aspecto final que tampoco ha sido tomado en cuenta por el laudo, pero que debe
rescatarse con especial énfasis es el relativo a los medios probatorios actuados en el
proceso arbitral. Si bien COFIDE presentó un Informe Pericial emitido por Pánez,
Chacaliaza, Barreda S.C. de acuerdo con el cual la demandante no habría invertido lo
necesario en las cuatro unidades hoteleras que le fueron adjudicadas, esta última ofreció
un Informe contrapuesto evacuado por Roldan & Ramirez Contadores según el cual se
habría invertido por parte de CODISA la cantidad de $/. 2’118,890.00 Dólares
Americanos, restando únicamente por abonar un monto mínimo de $/. 201,111.11
Dólares Americanos. En dicho contexto y siendo evidente no solo el contraste entre las
conclusiones de ambas pericias de parte sino la notoria incidencia que ante un supuesto
incumplimiento se generaría tras la aplicación de la anteriormente citada cláusula penal,
lo razonable o compatible con el sentido común era exigir una pericia dirimente, opción
que sin embargo y en ningún momento fue tomada en cuenta por el Tribunal Arbitral,
denotándose por el contrario y con el citado comportamiento un notorio proceder
parcializado.
26). Los suscritos Magistrados hemos de reiterar que el proceso arbitral no puede ser un
pretexto para desvincularse de los derechos que la Constituciónreconoce.
Evidentemente, una cosa es que se tenga la capacidad para decidir las controversias
derivadas de relaciones estrictamente privadas y otra distinta que so pretexto de las
mismas y del fuero especializado en el que se les dilucida, puedan convalidarse criterios
opuestos a los que la Constitución y su cuadro de valores materiales, postulan. En tales
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circunstancias es pues, como ocurre en el presente caso, el juzgador constitucional quien
tiene la última palabra
SS
BEAUMONT CALLIRGOS
ETO CRUZ
Llamado por ley a dirimir la discordia producida en el presente caso, debo señalar que
me adhiero al voto de los magistrados Beaumont Callirgos y Eto Cruz; no obstante, sin
perjuicio de ello, manifiesto, a través de este voto, mi parecer sobre la cuestión
planteada por la demanda, la que sustento en las siguientes razones:
Asimismo, señala que se han vulnerado sus derechos al debido proceso y de defensa,
debido a que el Tribunal Arbitral admitió a trámite la demanda arbitral interpuesta por la
Corporación cuando ésta no se encontraba legitimada para postularla, toda vez que en la
sub-cláusula 8.1.7 del contrato de compraventa se establece que la legitimada para
exigir la penalidad convenida es la Dirección Nacional de Turismo, y no la
Corporación.
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procedimiento arbitral, toda vez que a pesar de que ha demostrado que en cumplimiento
del contrato de compraventa referido realizó las inversiones pactadas en las unidades
hoteleras, éste consideró que no había cumplido con dicha obligación.
Finalmente, manifiesta que la cláusula penal del contrato de compraventa amenaza con
vulnerar su derecho de propiedad debido a que establece una penalidad ascendente a
cien mil dólares americanos mensuales en caso de que no cumpla los compromisos de
inversión, lo cual resulta irrazonable y jurídicamente imposible de cumplir, además de
constituir un abuso del derecho.
Dicho situación en el ámbito judicial, si bien resulta imperativa debido a que viene
impuesta no sólo por la ley sino también por el derecho al debido proceso, en el ámbito
arbitral adquiere una particularidad, consistente en que las partes, antes de someter la
controversia al juez o tribunal arbitral, pueden pactar válidamente la realización de
algún trámite previo, siempre que no resulte arbitrario, irrazonable o imposible de
efectuar.
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4. Pues bien, teniendo presente ello estimo pertinente precisar que en la cláusula
décimo octava del contrato de compraventa, obrante de fojas 35 a 89, se pactó lo
siguiente:
5. Del tenor literal de la cláusula transcrita puede concluirse que las partes del
contrato de compraventa pactaron que debían cumplir un trámite previo antes de iniciar
un proceso arbitral para exigir la ejecución, interpretación o cumplimiento del contrato
referido.
Al respecto, debo señalar que de la valoración de las pruebas obrantes en autos que se
refieren al proceso arbitral no se advierte que la parte que considera incumplido el
contrato de compraventa haya realizado el trámite previo que fue pactado en la cláusula
décimo octava del mismo contrato, razón por la cual resulta válido concluir que por este
hecho se ha afectado el derecho al debido proceso de la Sociedad demandante.
6. Por otra parte, y con relación a la legitimación activa, debo precisar que aunque
la apreciación de cuándo concurre un interés legítimo, y por ende la legitimación activa
para recurrir, es, en principio, cuestión de legalidad ordinaria que compete a los órganos
judiciales, la justicia constitucional debe determinar ello siempre que se alegue la
afectación del derecho al debido proceso, bien porque la demanda podría ser interpuesta
por un sujeto que no tiene legitimación activa, bien porque podría ser rechazada bajo el
argumento de la falta de legitimación activa.
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8. Teniendo presente el tenor literal de la cláusula transcrita, considero que en el
presente proceso no puede determinarse ni concluirse, de manera irrefutable, que la
Dirección Nacional de Turismo sea el sujeto legitimado para demandar, vía arbitraje, el
pago de la penalidad o que la Corporación no sea el sujeto legitimado para interponer la
demanda arbitral, pues, a mi consideración, todo va a depender de la interpretación que
se realice de la frase “la Dirección Nacional de Turismo aplicará al COMPRADOR la
penalidad”, lo cual, estimo, debe efectuarse en el mismo proceso arbitral.
11. Por este motivo, no le corresponde a los órganos que forman parte de la
jurisdicción constitucional revisar la valoración de las pruebas a través de las cuales el
órgano judicial alcanza su íntima convicción, sino únicamente controlar la razonabilidad
del discurso que enlaza la actividad probatoria y el relato fáctico que de ella resulta,
porque el proceso de amparo no es un recurso de apelación, ni el Tribunal
Constitucional una tercera instancia.
12. Sobre la base de lo precisado y luego de revisados los fundamentos del Laudo de
Derecho, estimo que éste ha vulnerado el derecho a la prueba de la
Sociedad demandante y le ha generado una situación de indefensión, debido a que el
Tribunal Arbitral acogió la demanda arbitral interpuesta teniendo presente sólo el
informe pericial presentado por la Corporación, lo cual resulta arbitrario, si se tiene en
cuenta que la Sociedad demandante presentó un informe que contradecía y rebatía lo
señalado por el informe pericial de la Corporación.
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Así, si el Tribunal Arbitral tenía dos pericias contradictorias, por sentido común,
racional e imparcializado, debió haber mandado a actuar una pericia dirimente a efectos
de tener la suficiente certeza y convicción al momento de fallar, lo cual no sucedió en el
presente caso. Es más, el Tribunal Arbitral pudo haber realizado una inspección en los
hoteles para verificar si el compromiso de inversión había sido, o no, cumplido.
No obstante ello, en materia contractual se pueden presentar supuestos en los cuales una
parte abusando de su posición dominante, ejerza abusivamente su derecho a la libertad
de configuración interna del contrato, al momento de redactar cláusulas penales
excesivamente onerosas en su monto o que redundan en daño para la parte que se vio
precisada a adherir a sus condiciones.
En dichos casos, el artículo 1346º del Código Civil, aplicable también al proceso
arbitral, prevé que el juez, a solicitud del deudor, puede reducir equitativamente la pena
cuando sea manifiestamente excesiva o cuando la obligación principal hubiese sido en
parte o irregularmente cumplida.
15. Por lo tanto, teniendo presente el monto que se pactó como cláusula penal, estimo
que éste resulta excesivamente oneroso y que, por ello, constituye una amenaza cierta e
inminente de vulneración del derecho de propiedad de la Sociedad demandante en caso
se exija, supuesto que ha sucedido en el proceso arbitral. Por dicha razón, considero que
la exigencia del monto de la cláusula penal constituye una confiscación encubierta que
no debe ser permitida ni avalada, toda vez que el artículo 103º de la
Constitución prescribe que no se ampara el abuso del derecho y, en el caso de autos, se
demuestra claramente que la redacción de la cláusula constituye un ejercicio abusivo e
ilegítimo del derecho a la libertad de configuración interna del contrato.
Por las razones detalladas, considero que debe estimarse la demanda y ordenarse que en
el nuevo procedimiento de arbitraje que se realice se determine de manera preliminar si
se cumplió el trámite previo, pues en caso contrario no se podrá admitir a trámite la
demanda. En segundo término, y estimando que la primera cuestión sea satisfecha,
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tendrá que establecerse, luego de interpretado el cuarto párrafo de la cláusula 8.1.7 del
contrato de compraventa, quién es el sujeto legitimado para interponer la demanda
arbitral. En tercer término, considero que el monto de la cláusula penal debe ser
reducido conforme al artículo1346º del Código Civil. Finalmente, soy de la opinión que
el Tribunal Arbitral actué todos los medios de prueba pertinentes para dilucidar el
incumplimiento alegado por la Corporación, y no sólo valerse de los informes periciales
que las partes presenten.
Sr.
MESÍA RAMÍREZ
EXP.N.° 5311-2007-PA/TC
LIMA
COMPAÑÍA DISTRIBUIDORA S.A.
Mediante el presente voto y con el debido respeto dejo constancia que considero debe
declararse IMPROCEDENTE la demanda de amparo; señalando como fundamentos los
motivos que a continuación expreso:
I. FUNDAMENTOS
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Decreto Ley 25935 por encima de la vigente ley General de Arbitraje -Ley 26572-; se
habría impuesto una penalidad “draconiana”, que resulta desde su origen nulo ipso
iure; y, finalmente, no se habrían merituado las pruebas aportadas por CODISA con
relación a la falta de legitimidad para obrar activa de COFIDE y aquellas que
demuestran fehacientemente que no existe incumplimiento de inversión en las unidades
hoteleras.
2. A fojas 512, COFIDE contesta la demanda solicitando que la misma sea declarada
improcedente o infundada en su oportunidad en aplicación del inciso 3 del artículo 6º
de la Ley N° 23506, al considerar que la empresa demandante habría optado por la vía
ordinaria al haber interpuesto recurso de anulación del laudo. Por su parte, a fojas 557
los árbitros Rafael Villegas Cerro y Ulises Montoya Alberti contestan la demanda
manifestando que el procedimiento arbitral cumplió con todos los requisitos necesarios
desde su instalación hasta la expedición del Laudo. Asimismo manifiesta que existe un
procedimiento idóneo para la defensa del derecho invocado el mismo que está
constituido por el recurso de anulación del laudo, por lo que solicitan que la demanda
sea declarada improcedente.
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recurrente pague a favor de COFIDE, la suma de US$ 36 000 000.00 por concepto de
penalidad, pues habría incumplido con lo establecido en la cláusula octava de los cuatro
contratos de compra venta, esto es, promover la inversión en estas unidades hoteleras de
Chimbote, Huaraz-Monterrey, Ica e Iquitos, en calidad de compradora de éstas. La
empresa recurrente alega la afectación de sus derechos al debido proceso y a la tutela
procesal efectiva.
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irregularidad, así como el documento o pieza procesal en el que se constata dicha
vulneración.”
9. Siendo así, la demanda resulta improcedente, toda vez que los hechos que se
denuncian como agravio a los derechos de la empresa recurrente, no constituyen objeto
de un proceso de amparo contra laudo arbitral al no estar referidos al ámbito
constitucionalmente protegido de los derechos que han sido invocados, tal como lo
precisa el artículo 5.1 del Código Procesal Constitucional.
10. Valga añadir, con el debido respeto por la opinión de los Magistrados de este
Tribunal, que consideramos que resulta inadecuada la precisión referida en el
fundamento 7 del voto singular que se acompaña a la presente resolución, en la que se
determina que no resulta pertinente invocar las reglas desarrolladas en Sentencias como
las recaídas en los Expedientes Nº 06167-2005-HC/TC o Nº 4195-2006-AA/TC “pues
las mismas fueron instituidas con fecha muy posterior a la interposición de la presente
demanda, lo que supone que si antecedentes jurisprudenciales o legislativos se trata
sólo existiría como referencia, la sentencia recaida en el Expediente Nº 189-1999-
AA/TC y lo previsto en su día por el artículo 6 inciso 2 de la Ley Nº 23506 modificada
por la Ley Nº 27053, debiéndose apreciar que en ninguno de los citados supuestos
resultaba procedente exigir agotamiento de vía previa o recurso judicial alguno. En
otras palabras, quien cuestionara una decisión arbitral emitida como consecuencia de
un proceso irregular podía hacerlo de modo directo o inmediato como en efecto, ha
ocurrido en el presente caso”.
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12. En tal sentido se ha pronunciado este Tribunal en doctrina jurisprudencial, como es
el caso de la STC del Exp. Nº 02982-2007-PA/TC, donde se dispone que:
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c) Los actos procesales con principio de ejecución. Al momento de interposición de la
demanda no había proceso.
d) Los plazos que hubieran empezado. ¿Qué plazos? Evidentemente los plazos del
proceso previo, que en el presente caso no existía.
12. Que entonces el plazo que antes establecía la Ley N.º 23506 para interponer una
demanda de amparo contra una resolución judicial era de 60 días hábiles. Tal plazo fue
reducido a 30 días hábiles por el nuevo Código Procesal Constitucional. El accionante
interpuso la demanda el 28 de diciembre de 2004, cuando estaba plenamente vigente la
nueva norma procesal constitucional. Por ello la Cuarta Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima y la Sala de Derecho Constitucional y Social Transitoria
de la Corte Suprema de Justicia de la Repúblicaaplicaron correctamente el texto de la
Ley”.
II. CONCLUSIÓN
S.
LANDA ARROYO
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EXP. N.º 02513-2007-PA/TC
ICA
ERNESTO CASIMIRO
HERNÁNDEZ HERNÁNDEZ
En Lima, a los 13 días del mes de octubre de 2008, el Pleno del Tribunal Constitucional,
integrado por los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli, Landa Arroyo,
Beaumont Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente
sentencia
I. ASUNTO
II. ANTECEDENTES
1. Demanda
2. Contestación de la demanda
El Primer Juzgado Civil de Ica, con fecha 11 de setiembre de 2006, declara infundadas
las excepciones propuestas y fundada la demanda, por considerar que con el certificado
de trabajo obrante en autos se acredita que el demandante laboró en actividades mineras
expuesto a riesgos de toxicidad, y que con el examen médico presentado se acredita que
padece de neumoconiosis en segundo estadio de evolución.
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La recurrida, revocando la apelada, declara improcedente la demanda, por estimar que
con la sentencia emitida en el Exp. N.º 2004-1846, se demuestra que el demandante ya
se encuentra percibiendo una pensión de invalidez por la enfermedad profesional que
padece.
III. FUNDAMENTOS
4. Delimitados de este modo los términos del debate, corresponde a este Tribunal
determinar si resulta legítimo que un asegurado pueda percibir por la misma enfermedad
profesional dos pensiones vitalicias conforme al Decreto Ley N.º 18846 o dos pensiones
de invalidez conforme a la Ley N.º 26790 o una pensión vitalicia conforme al Decreto
Ley N.º 18846 y una pensión de invalidez conforme a la Ley N.º 26790. Ello debido a
que la pensión vitalicia fue sustituida por la pensión de invalidez para cubrir las mismas
contingencias (accidentes de trabajo y enfermedades profesionales).
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N.º 002-72-TR y del Seguro Complementario de Trabajo de Riesgo (SCTR) regulado
por la Ley N.º 26790 y el Decreto Supremo N.º 003-98-SA.
Por lo tanto, teniendo en consideración que existen tres sentencias que establecen
precedentes vinculantes respecto del SATEP y del SCTR y una que les sirve de
fundamento o ratio decidendi, así como una prolija jurisprudencia que desarrolla temas
no tratados por los precedentes vinculantes, el Tribunal Constitucional, en virtud de su
función de ordenación, considera necesario que dichos criterios interpretativos queden
unificados y establecidos en una sola sentencia, a fin de garantizar la unidad,
predictibilidad y seguridad jurídica, y facilitar el uso por parte de los justiciables y los
jueces.
7. Ahora bien, conviene señalar que para la motivación de los criterios vinculantes
que se van a establecer en la presente sentencia, en algunos temas nos remitiremos a los
fundamentos establecidos en la STC 10063-2006-PA/TC, y en otros se desarrollará la
fundamentación correspondiente. De este modo, en algunos temas hemos de reiterar los
precedentes vinculantes establecidos y en otros vamos a establecer nuevos precedentes
vinculantes.
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En este sentido, debe establecerse como:
a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo 201º de la
Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, tiene la facultad para establecer un precedente vinculante a través de sus
sentencias que adquieren la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su
efecto normativo.
2.2.§ Ámbito de protección del Decreto Ley N.º 18846 y del Decreto Supremo N.º 002-
72-TR
10. Respecto al ámbito de protección del Decreto Ley N.º 18846 y del Decreto
Supremo N.º 002-72-TR, nos remitimos a las consideraciones expuestas en los
fundamentos 66 y 67 de la STC 10063-2006-PA/TC.
12. Asimismo, también debe reiterarse como precedente vinculante que: los
trabajadores empleados que nunca fueron obreros, o si lo fueron pero no en el mismo
centro de trabajo en que se desempeñan como empleados, se encuentran protegidos por
la pensión de invalidez del Decreto Ley N.º 19990 que en su inciso d) del artículo 25.º
señala que el asegurado tiene derecho a una pensión de invalidez cuando se haya
producido por accidente común o de trabajo, o enfermedad profesional, siempre que a la
fecha de producirse el riesgo haya estado aportando, en concordancia con lo previsto
por el artículo 29.º del Decreto Supremo N.º 011-74-TR.
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13. Para la motivación de este punto nos remitimos al fundamento 96 de la
STC 10063-2006-PA/TC, en cuanto se establece que el artículo 26.º del Decreto Ley
N.º 19990 resulta aplicable, mutatis mutandi, a la pensión vitalicia del Decreto Ley N.º
18846 y a la pensión de invalidez de la Ley N.º 26790.
14. Por lo tanto, el Tribunal Constitucional reitera como precedente vinculante que: en
los procesos de amparo referidos al otorgamiento de una pensión vitalicia conforme al
Decreto Ley N.º 18846 o pensión de invalidez conforme a la Ley N.º 26790 la
enfermedad profesional únicamente podrá ser acreditada con un examen o dictamen
médico emitido por una Comisión Médica Evaluadora de Incapacidades del Ministerio
de Salud, de EsSalud o de una EPS, conforme lo señala el artículo 26.º del Decreto Ley
N.º 19990. Debiéndose tener presente que si a partir de la verificación posterior se
comprobara que el examen o dictamen médico de incapacidad o invalidez es falso o
contiene datos inexactos, serán responsables de ello penal y administrativamente, el
médico que emitió el certificado y cada uno de los integrantes de las Comisiones
Médicas de las entidades referidas, y el propio solicitante.
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Ley N.º 26790. Asimismo, ningún asegurado que perciba pensión de invalidez
conforme a la Ley N.º 26790 puede percibir por el mismo accidente de trabajo o
enfermedad profesional una pensión de invalidez conforme al Sistema Privado de
Pensiones, ya que el artículo 115.º del Decreto Supremo N.º 004-98-EF establece que la
pensión de invalidez del SPP no comprende la invalidez total o parcial originada por
accidentes de trabajo o enfermedades profesionales.
2.5.§ La inexigibilidad del subsidio por incapacidad temporal para acceder a una
pensión de invalidez conforme a la Ley N.º 26790
En igual sentido, el artículo 25.6, literal c), del Decreto Supremo N.º 003-98-SA señala
que el asegurado para obtener la pensión de invalidez deberá presentar, en el
procedimiento de otorgamiento, el certificado de inicio y fin del goce del subsidio de
incapacidad temporal otorgado por EsSalud. Del mismo modo, el artículo
26.2 del Decreto Supremo N.º 003-98-SA dispone que las pensiones de invalidez se
devengarán desde el día siguiente de finalizado el período de 11 meses y 10 días
consecutivos, correspondiente al subsidio por incapacidad temporal que otorga EsSalud.
20. Pues bien, teniendo presente que la normativa que regula el SCTR prevé un
período de calificación previa (subsidio de incapacidad temporal por 11 meses y 10 días
consecutivos) para acceder a una pensión de invalidez, corresponde determinar en qué
casos resulta razonable que el destinatario del derecho fundamental a la pensión pueda
exigir el cumplimiento de dicho requisito.
Al respecto, este Tribunal considera que el goce previo del subsidio de incapacidad
temporal como condición para acceder a una pensión de invalidez constituye un
requisito razonable que sólo puede ser exigido a los asegurados del SCTR que
mantengan una relación laboral vigente, mas no a quienes han terminado su relación
laboral, debido a que médicamente es posible que los efectos del accidente de trabajo o
de la enfermedad profesional se manifiesten después del cese laboral.
En este sentido, este Tribunal en la STC 02349-2005-PA/TC ha precisado que “el pago
de subsidios solo procede cuando existe vínculo laboral, de modo tal que resulta
imposible exigir su percepción como condición previa al otorgamiento de la pensión
después del cese laboral del asegurado”, pues su exigencia a quienes han terminado su
relación laboral, por ser irrazonable, vulneraría su derecho fundamental a la pensión.
21. Por ello, ha de establecerse como nuevo precedente vinculante que: La percepción
del subsidio de incapacidad temporal otorgado por EsSalud, no será exigible como
condición previa al otorgamiento de la pensión de invalidez del SCTR, cuando el
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vinculo laboral del asegurado haya concluido, se determine que padece de una
enfermedad profesional irreversible, y que esta, ha tenido su origen en la actividad de
riesgo que desarrollaba. En el caso de accidentes de trabajo, se aplicará la misma regla
cuando las secuelas del accidente producido durante la relación laboral, se presenten
luego del cese.
23. Para ello, debe tenerse en cuenta que la enfermedad profesional puede presentarse
durante la relación laboral o al término de ésta, ya que existen enfermedades
profesionales que pueden manifestarse de distintas maneras y que no impiden
necesariamente seguir realizando la prestación de servicios. Por ello, cuando la
enfermedad profesional se presenta al término de la relación laboral, el responsable de
la pensión de invalidez es la compañía aseguradora o la entidad encargada que mantenía
la póliza vigente cuando se produjo el término de la relación laboral, ya que la invalidez
se produjo durante la vigencia de su póliza.
24. Por lo tanto, el Tribunal ha de reiterar como precedente vinculante que: en los
procesos de amparo cuya pretensión sea el otorgamiento de una pensión de invalidez
conforme a la Ley N.º 26790, los emplazados tienen la carga de presentar los exámenes
médicos de control anual y de retiro, para poder demostrar que la denegación de
otorgamiento no es una decisión manifiestamente arbitraria e injustificada. Es más, en
aquellos procesos de amparo en los que el demandante sea un extrabajador, los
emplazados deberán presentar el examen médico de retiro, pues si no lo hacen se
presumirá que el demandante a la fecha de su cese se encontraba enfermo y bajo la
cobertura de invalidez de la emplazada. Asimismo, en los procesos de amparo las
emplazadas deberán adjuntar los contratos de SCTR para determinar la vigencia de la
póliza y la cobertura de invalidez durante la relación laboral del demandante.
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y la asbestosis, el nexo o relación de causalidad en el caso de los trabajadores mineros
que se laboran en minas subterráneas o de tajo abierto, se presume siempre y cuando el
demandante haya desempeñado las actividades de trabajo de riesgo señaladas en el
anexo 5 del Decreto Supremo N.º 009-97-SA, ya que son enfermedades irreversibles y
degenerativas causadas por la exposición a polvos minerales esclerógenos.
27. En el caso de la hipoacusia, al ser una enfermedad que puede ser de origen común
o de origen profesional, ha de reiterarse como precedente vinculante que:para
determinar si la hipoacusia es una enfermedad de origen ocupacional es necesario
acreditar la relación de causalidad entre las condiciones de trabajo y la enfermedad, para
lo cual se tendrán en cuenta las funciones qué desempeñaba el demandante en su puesto
de trabajo, el tiempo transcurrido entre la fecha de cese y la fecha de determinación de
la enfermedad, además de las condiciones inherentes al propio lugar de trabajo, es decir,
que la relación de causalidad en esta enfermedad no se presume sino que se tiene que
probar, dado que la hipoacusia se produce por la exposición repetida y prolongada al
ruido. Por tanto, los medios probatorios que el demandante tiene que aportar al proceso
de amparo para acreditar que la hipoacusia que padece es una enfermedad profesional,
esto es, para probar que existe un nexo o relación de causalidad entre la enfermedad y el
trabajo que desempeñaba, constituyen requisitos de procedencia.
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invalidez permanente parcial a gran invalidez, o de invalidez permanente total a gran
invalidez.
2.10.§ La pensión mínima del Decreto Legislativo N.º 817 y su relación con la pensión
vitalicia por enfermedad profesional
30. Sobre este punto, este Tribunal ha de reiterar las consideraciones expuestas en los
fundamentos 87 y 117 de la STC 10063-2006-PA/TC, en el sentido de que los montos
de pensión mínima establecido por la Cuarta Disposición Complementaria del Decreto
Legislativo N.º 817 para los regímenes a cargo de la ONP no son aplicables a la pensión
vitalicia del Decreto Ley N.º 18846 ni a su sustitutoria, la pensión de invalidez de la Ley
N.º 26790, básicamente, porque los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales
cubiertos por el Decreto Ley N.º 18846 no están comprendidos en el régimen del
Decreto Ley N.º 19990 y porque es una pensión adicional a la generada por el riesgo de
la jubilación (edad y aportaciones).
31. Por lo tanto, el Tribunal ha de reiterar como precedente vinculante que: los montos
de pensión mínima establecidos por la Cuarta DisposiciónComplementaria del Decreto
Legislativo N.º 817 no son aplicables a la pensión vitalicia del Decreto Ley N.º 18846 ni
a sus sustitutoria, la pensión de invalidez de la Ley N.º 26790, debido a que ambas
prestaciones se encuentran previstas para cubrir riesgos y contingencias diferentes y se
financian con fuentes distintas e independientes.
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25.5.4 En caso de existir discrepancias respecto de la condición de inválido del
BENEFICIARIO, el expediente será elevado al Instituto Nacional de Rehabilitación
para su pronunciamiento en instancia única administrativa. La parte que no se
encuentre conforme con la decisión del Instituto Nacional de Rehabilitación, solicitará
la intervención del Centro de Conciliación y Arbitraje de la Superintendencia de
Entidades Prestadoras de Salud, cuya resolución tendrá el carácter de cosa juzgada.
25.5.5 Si las discrepancias no versaran sobre la condición de invalidez del
BENEFICIARIO, el asunto será directamente sometido al Centro de Conciliación y
Arbitraje de la Superintendencia de Entidades Prestadoras de Salud.
2.11.1.§. El arbitraje previsto en el artículo 9.º del Decreto Supremo N.º 003-98-SA
33. En cuanto a la regulación del arbitraje prevista en el artículo 9.º del Decreto
Supremo N.º 003-98-SA, debe señalarse que este Tribunal Constitucional, en el
fundamento 120 de la STC 10063-2006-PA/TC, ya se ha pronunciado sobre
su inconstitucionalidad, por considerar que al normar un arbitraje obligatorio se
contraviene el principio de autonomía de la voluntad y el derecho a la tutela judicial
efectiva, en su vertiente de acceso a la justicia y al juez natural.
2.11.2.§. El arbitraje previsto en el artículo 25.º del Decreto Supremo N.º 003-98-
SA
36. Sobre el particular, debe tenerse presente que este Tribunal Constitucional en la
STC 00061-2008-PA/TC consideró que el arbitraje voluntario goza de la presunción de
constitucionalidad debido a que su inicio tiene como fundamento el principio de
autonomía de la voluntad, que constituye la esencia y el fundamento del proceso
arbitral, por cuanto el arbitraje conlleva la exclusión de la vía judicial. Asimismo, se
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estableció que el arbitraje voluntario, para que sea considerado constitucional, debe
cumplir con determinados requisitos en el momento de la instalación del órgano arbitral.
37. En este sentido, para que el proceso arbitral instaurado de manera voluntaria sea
constitucional, debe reiterarse como precedente vinculante que: en el momento de la
instalación del órgano arbitral el árbitro o árbitros deberán dejar constancia que
informaron:
a. Las ventajas que brinda el arbitraje del Centro de Conciliación y Arbitraje de la
Superintendencia de Entidades Prestadoras de Salud.
b. Que para la resolución de su controversia se aplicará la jurisprudencia y los
precedentes vinculantes establecidos por el Tribunal Constitucional.
c. Que el asegurado o beneficiario, si lo prefiere, puede renunciar al arbitraje y
preferir su juez natural, que es el Poder Judicial.
d. Que contra el laudo arbitral cabe el recurso que prevé la Ley General de
Arbitraje.
El arbitraje voluntario será inconstitucional si es iniciado por la Aseguradora Privada o
por la Oficina de Normalización Previsional y el asegurado o beneficiario no desea
someterse a él.
38. Asimismo, cabe recordar que contra el laudo arbitral procede la demanda de
amparo, siempre que se haya agotado previamente el recurso que prevé la Ley
General de Arbitraje y exista una resolución judicial firme que resuelva dicho recurso.
40. Por lo tanto, este Tribunal ha de reiterar como precedente vinculante que: la fecha
en que se genera el derecho, es decir, la contingencia debe establecerse desde la fecha
del dictamen o certificado médico emitido por una Comisión Médica Evaluadora o
Calificadora de Incapacidades de EsSalud, o del Ministerio de Salud o de una EPS, que
acredita la existencia de la enfermedad profesional, dado que el beneficio deriva
justamente del mal que aqueja al demandante, y es a partir de dicha fecha que se debe
abonar la pensión vitalicia del Decreto Ley N.º 18846 o pensión de invalidez de la Ley
N.º 26790 y sus normas complementarias y conexas.
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supletoria del SCTR que recae en la ONP, como ente estatal encargado de la
calificación de las pensiones vitalicias o pensiones de invalidez por riesgos
profesionales, solo se circunscribe a los riesgos por invalidez total permanente y
pensión de sobrevivencia, y opera siempre que la entidad empleadora se encuentre
inscrita, es decir, que no cubre la invalidez temporal e invalidez parcial permanente.
42. Pues bien, este Tribunal, con la finalidad de integrar el vacío normativo previsto
en el artículo 88.º del Decreto Supremo N.º 009-97-SA, ha de reiterar como precedente
vinculante que: la cobertura supletoria de la ONP establecida en el artículo 88.º del
Decreto Supremo N.º 009-97-SA también comprende a los riesgos por invalidez
temporal e invalidez parcial permanente, si la entidad empleadora se encuentra inscrita
en el Registro de Entidades Empleadoras que desarrollan actividades de riesgo. En estos
casos, la ONP ha de repetir contra la entidad empleadora por el valor actualizado de las
prestaciones.
44. Como primera regla procesal, tenemos que precisar los efectos que generó
establecer en la STC 10063-2006-PA/TC como regla vinculante que sólo los dictámenes
o exámenes médicos emitidos por las Comisiones Médicas Evaluadoras o Calificadoras
de Incapacidades de EsSalud, o del Ministerio de Salud o de las EPS constituidas según
Ley N.º 26790, constituyen la única prueba idónea para acreditar en los procesos de
amparo que una persona padece de una enfermedad profesional, y que, por ende, tiene
derecho a una pensión vitalicia conforme al Decreto Ley N.º 18846, o a una pensión de
invalidez conforme a la Ley N.º 26790 y al Decreto Supremo N.º 003-98-SA.
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98-SA, los jueces deberán requerirle al demandante para que presente en el plazo
máximo de 60 días hábiles, como pericia, el dictamen o certificado médico emitido por
una Comisión Médica Evaluadora o Calificadora de Incapacidades de EsSalud, o del
Ministerio de Salud o de una EPS, siempre y cuando el demandante para acreditar la
enfermedad profesional haya adjuntado a su demanda o presentado durante el proceso
un examen o certificado médico expedido por una entidad pública, y no exista
contradicción entre los documentos presentados.
46. Asimismo, resulta conveniente establecer qué sucede en aquellos casos en los que
el demandante no cumple con presentar el dictamen o certificado médico emitido por
una Comisión Médica Evaluadora o Calificadora de Incapacidades dentro del plazo de
60 días hábiles.
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49. Finalmente, debe establecerse como última regla procesal en qué casos resulta
válido imponer sanciones a las partes. En este sentido, la cuarta regla procesal que ha de
establecerse como nuevo precedente vinculante es que: a la ONP y a las compañías de
seguros que no apliquen los precedentes vinculantes se les impondrá las medidas
coercitivas previstas en el artículo 22.º del CPConst. Asimismo, a los demandantes que
interpongan demandas de amparo manifiestamente infundadas por ser contrarias a los
precedente vinculantes referidos, se les impondrá el pago de los costos y costas del
proceso por su actuación temeraria. Por otro lado, a los abogados se les impondrá el
pago de una multa, cuando en autos quede demostrado que tenían conocimiento de que
patrocinan procesos cuyas pretensiones son contrarias a los precedentes vinculantes.
50. Sobre la posibilidad de percibir una doble pensión por una misma enfermedad
profesional, debemos remitirnos al precedente vinculante originalmente establecido
en la STC 10063-2006-PA, y reconocido como precedente vinculante mediante las
SSTC 6612-2005-PA y 10087-2005-PA, en cuanto señala que “ningún asegurado que
perciba pensión vitalicia conforme al Decreto Ley N.º 18846 puede percibir por el
mismo accidente de trabajo o enfermedad profesional o por el incremento de su
incapacidad laboral una pensión de invalidez conforme al Decreto Ley N.º 19990 o a la
Ley N.º 26790”.
51. Respecto a los elementos de interés para la resolución del presente caso, debe
señalarse que con la Resolución N.º 11, de fecha 24 de mayo de 2005, dictada por la
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Ica, en el proceso de amparo recaído en el
Exp. N.º 2004-1846, obrante en autos como acompañado, se prueba que a la Oficina de
Normalización Previsional se le ordenó que le otorgue al demandante una pensión de
invalidez por enfermedad profesional conforme a la Ley N.º 26790 y sus normas
complementarias y conexas. Asimismo, debe destacarse que en el proceso referido la
demanda de amparo fue declarada fundada porque con el informe de evaluación médica
de fecha 20 de setiembre de 2003, que también ha sido presentado en el presente
proceso, se probó que el demandante adolece de neumoconiosis (silicosis) con 80% de
incapacidad.
HA RESUELTO
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en los fundamentos 9, 11, 12, 14, 16, 17, 18, 24, 26, 27, 31, 34, 37, 40, 42 y 45, que son
las siguientes:
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g. Ningún asegurado que perciba pensión vitalicia conforme al Decreto Ley N.º
18846 puede percibir por el mismo accidente de trabajo o enfermedad profesional o por
el incremento de su incapacidad laboral una pensión de invalidez conforme al Decreto
Ley N.º 19990 o a la Ley N.º 26790. Asimismo, ningún asegurado que perciba pensión
de invalidez conforme a la Ley N.º 26790 puede percibir por el mismo accidente de
trabajo o enfermedad profesional una pensión de invalidez conforme al Sistema Privado
de Pensiones, ya que el artículo 115.º del Decreto Supremo N.º 004-98-EF establece que
la pensión de invalidez del SPP no comprende la invalidez total o parcial originada por
accidentes de trabajo o enfermedades profesionales.
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l. Cuando en un proceso de amparo se demande el otorgamiento de una pensión
de invalidez conforme a la Ley N.º 26790 y al Decreto Supremo N.º 003-98-SA, y la
emplazada proponga una excepción de arbitraje o convenio arbitral que tenga como
fundamento el artículo 9.º del Decreto Supremo N.º 003-98-SA, el Juez deberá
desestimar bajo responsabilidad la excepción referida, debido a que la pretensión de
otorgamiento de una pensión de invalidez forma parte del contenido
constitucionalmente protegido por el derecho a la pensión, el cual tiene el carácter de
indisponible, y porque la pensión de invalidez del SCTR tiene por finalidad tutelar el
derecho a la salud del asegurado que se ha visto afectado por un accidente de trabajo o
una enfermedad profesional, el cual tiene también el carácter de indisponible para las
partes.
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En todos los procesos de amparo que se encuentren en trámite, y cuya pretensión sea el
otorgamiento de una pensión vitalicia conforme al Decreto Ley N.º 18846 o de una
pensión de invalidez conforme a la Ley N.º 26790 y al Decreto Supremo N.º 003-98-
SA, los jueces deberán requerirle al demandante para que presente en el plazo máximo
de 60 días hábiles, como pericia, el dictamen o certificado médico emitido por una
Comisión Médica Evaluadora o Calificadora de Incapacidades de EsSalud, o del
Ministerio de Salud o de una EPS, siempre y cuando el demandante para acreditar la
enfermedad profesional haya adjuntado a su demanda o presentado durante el proceso
un examen o certificado médico expedido por una entidad pública, y no exista
contradicción entre los documentos presentados.
En todos los procesos de amparo que se encuentren en trámite en los que el demandante
haya presentado un certificado o examen médico emitido por un organismo privado o
médico particular para probar que padece de una enfermedad profesional, los jueces no
han de solicitarle la pericia referida, sino declarar improcedente la demanda, pues los
certificados o exámenes médicos referidos no tienen eficacia probatoria dentro del
proceso constitucional de amparo para acreditar que el demandante padece de una
enfermedad profesional.
b. Procede el reajuste del monto de la pensión vitalicia del Decreto Ley N.º 18846
cuando se incremente el grado de incapacidad, de incapacidad permanente parcial a
incapacidad permanente total, o de incapacidad permanente parcial a gran incapacidad,
o de incapacidad permanente total a gran incapacidad. Asimismo, procede el reajuste
del monto de la pensión de invalidez de la Ley N.º 26790 cuando se incremente el grado
de invalidez, de invalidez permanente parcial a invalidez permanente total, o de
invalidez permanente parcial a gran invalidez, o de invalidez permanente total a gran
invalidez.
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d. Los jueces al calificar las demandas de amparo interpuestas a partir del 19 de
enero de 2008, cuya pretensión sea el otorgamiento de una pensión vitalicia conforme al
Decreto Ley N.º 18846, o de una pensión de invalidez conforme a la Ley N.º 26790 y al
Decreto Supremo N.º 003-98-SA, la declararán improcedente si advierten que el
demandante no ha adjuntado a su demanda el dictamen o certificado médico emitido por
las Comisiones Médicas Evaluadoras o Calificadoras de Incapacidades de EsSalud, o
del Ministerio de Salud o de las EPS.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
VERGARA GOTELLI
LANDA ARROYO
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.º 10087-2005-PA/TC
ICA
ALIPIO LANDA HERRERA
I. ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Alipio Landa Herrera contra la
sentencia de la Sala Civil de Corte Superior de Justicia de Ica, de fojas 124, su fecha 1
de setiembre de 2005, que declaró improcedente la demanda de amparo de autos.
II. ANTECEDENTES
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III. FUNDAMENTOS
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alcances de los derechos y garantías constitucionales de los ciudadanos y de las
autoridades.
9. En ese sentido, siendo que en el presente caso están de por medio no sólo el
derecho fundamental a la pensión sino también a la vida y a la salud, su adecuada
protección debe ser determinada por un órgano jurisdiccional y vía el proceso
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correspondiente, más aún si el artículo 1º de la propia Ley General de Arbitraje (Ley N.º
26572), contrario sensu, establece que no pueden someterse a arbitraje las controversias
determinadas o determinables sobre las cuales las partes no tienen facultad de libre
disposición. Adicionalmente debe tenerse en cuenta que este Tribunal en casos similares
al presente, ha venido desestimando excepciones de convenio arbitral; así, por ejemplo,
tenemos a las sentencias recaídas en los expedientes 7627-2005-PA, 7641-2005-PA y
10063-2006-PA, entre otras.
12. Al respecto cabe precisar que el Decreto Ley N.º 18846 fue derogado por la Ley
N.º 26790, publicada el 17 de mayo de 1997, que estableció en su Tercera Disposición
Complementaria que las reservar y obligaciones por prestaciones económicas del
Seguro de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales, regulado por el
Decreto Ley N.º 18846, serían transferidas al Seguro Complementario de Trabajo de
Riesgo administrado por la ONP.
14. A fojas 3 obra el Examen Médico Ocupacional expedido por el Centro Nacional
de Salud Ocupacional y Protección del Ambiente para la Salud (CENSOPAS) del
Ministerio de Salud, de fecha 7 de abril de 2003, en el que consta que el demandante
padece de neumoconiosis en segundo estadio de evolución. Asimismo, debe precisarse
que este diagnóstico ha sido corroborado con la historia clínica obrante de fojas 20 a 23
del Cuaderno del TC.
15. De acuerdo con los artículos 191º y siguientes del Código Procesal Civil, de
aplicación supletoria a los procesos constitucionales, el examen médico-ocupacional
que practica la Dirección General de Salud Ambiental - Salud Ocupacional, del
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Ministerio de Salud, constituye prueba suficiente y acredita la enfermedad profesional
que padece el recurrente, conforme a la Resolución Suprema N.º 014-93-TR, publicada
el 28 de agosto de 1993, que recoge los Lineamientos de la Clasificación Radiográfica
Internacional de la OIT para la Evaluación y Diagnóstico de la Neumoconiosis,
requiriendo el demandante atención prioritaria e inmediata, por lo que no es exigible la
certificación por la Comisión Médica Evaluadora de Incapacidades de EsSalud.
17. Al respecto el artículo 18.2.1 del Decreto Supremo N.º 003-98-SA define la
invalidez parcial permanente como la disminución de la capacidad para el trabajo en
una proporción igual o superior al 50%, pero menor a los 2/3 (66.66%), razón por la
cual corresponde una pensión de invalidez vitalicia mensual equivalente al 50% de la
Remuneración Mensual. En cambio el artículo 18.2.2 señala que sufre de invalidez total
permanente, en una proporción igual o superior al 66.66%, en cuyo caso la pensión de
invalidez vitalicia mensual será igual al 70% de la Remuneración Mensual del
asegurado, equivalente al promedio de las remuneraciones asegurables de los 12 meses
anteriores al siniestro, entendiéndose como tal al accidente o enfermedad profesional
sufrida por el asegurado.
18. Por tanto advirtiéndose de autos que el demandante estuvo protegido durante su
actividad laboral por los beneficios del Decreto Ley N.º 18846, le corresponde gozar de
la prestación estipulada por su norma sustitutoria y percibir una pensión de invalidez
permanente parcial equivalente al 70% de su remuneración mensual, en atención a la
incapacidad orgánica funcional que padece a consecuencia de la neumoconiosis
(silicosis) en segundo estadio de evolución.
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20. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional en virtud del artículo 201º de la
Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional
tiene la facultad para establecer un precedente vinculante a través de sus sentencias que
adquieren la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: no existe plazo de
prescripción para solicitar el otorgamiento de una pensión vitalicia conforme al
Decreto Ley 18846, ya que el acceso a una pensión forma parte del contenido
constitucionalmente protegido por el derecho fundamental a la pensión, que tiene,
como todo derecho fundamental, el carácter de imprescriptible.
Precedente vinculante 2: Ámbito de protección del Decreto Ley 18846 y del Decreto
Supremo 002-72-TR
21. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo 201º de la
Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional
tiene la facultad para establecer un precedente vinculante a través de sus sentencias que
adquieren la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: no se pierde el derecho a
una pensión vitalicia por laborar como empleado siempre y cuando se haya laborado
antes como obrero en el mismo centro de trabajo y durante la vigencia del Decreto Ley
18846, toda vez que el trabajo desempeñado como empleado no menoscaba el riesgo al
que estuvo expuesta la salud durante el desempeño del trabajo como obrero. Asimismo
debe señalarse que: los trabajadores empleados que nunca fueron obreros, o si lo
fueron pero no en el mismo centro de trabajo en que se desempeñan como empleados,
se encuentran protegidos por la pensión de invalidez del Decreto Ley 19990 que en su
inciso d) del artículo 25.º señala que el asegurado tiene derecho a una pensión de
invalidez cuando se haya producido por accidente común o de trabajo, o enfermedad
profesional, siempre que a la fecha de producirse el riesgo haya estado aportando, en
concordancia con lo previsto por el artículo 29.º del Decreto Supremo 011-74-TR.
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Precedente vinculante 4: Percepción simultánea de pensión vitalicia o pensión de
invalidez y remuneración: supuestos de compatibilidad e incompatibilidad
23. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo 201º de la
Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional
tiene la facultad para establecer un precedente vinculante a través de sus sentencias que
adquieren la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que en el caso de la pensión
vitalicia del Decreto Ley 18846, las reglas son que: a) Resulta incompatible que un
asegurado con gran incapacidad perciba pensión vitalicia y remuneración. b) Resulta
incompatible que un asegurado con incapacidad permanente total perciba pensión
vitalicia y remuneración. c) Resulta compatible que un asegurado con incapacidad
permanente parcial perciba pensión vitalicia y remuneración. Asimismo, en el caso de
invalidez de la Ley 26790, las reglas son que: a) Resulta incompatible que un
asegurado con gran invalidez perciba pensión de invalidez y remuneración. b) Resulta
incompatible que un asegurado con invalidez permanente total perciba pensión de
invalidez y remuneración. c) Resulta compatible que un asegurado con invalidez
permanente parcial perciba pensión de invalidez y remuneración.
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probar, dado que la hipoacusia se produce por la exposición repetida y prolongada al
ruido.
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tiene la facultad para establecer un precedente vinculante a través de sus sentencias que
adquieren la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su efecto normativo.
b) Regla sustancial: El Tribunal Constitucional establece que: en los procesos de
amparo cuya pretensión sea el otorgamiento de una pensión de invalidez conforme a la
Ley 26790, los emplazados tienen la carga de presentar los exámenes médicos referidos
(de control anual y de retiro), para poder demostrar que la denegación de
otorgamiento no es una decisión manifiestamente arbitraria e injustificada. Es más, en
aquellos procesos de amparo en los que el demandante sea un extrabajador, los
emplazados deberán presentar el examen médico de retiro, pues si no lo hacen se
presumirá que el demandante a la fecha de su cese se encontraba enfermo y bajo la
cobertura de invalidez de la emplazada. Asimismo, en los procesos de amparo las
emplazadas deberán adjuntar los contratos de SCTR para determinar la vigencia de la
póliza y la cobertura de invalidez durante la relación laboral del demandante.
Precedente vinculante 10: Reglas procesales aplicables a todos los procesos de amparo
29. a) Regla procesal: El Tribunal Constitucional, en virtud del artículo 201º de la
Constitución y del artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, tiene la facultad para establecer un precedente vinculante a través de sus
sentencias que adquieren la autoridad de cosa juzgada, precisando el extremo de su
efecto normativo.
b) Regla sustancial: Al haberse establecido como criterio vinculante que sólo los
dictámenes o exámenes médicos emitidos por las Comisiones Médicas de EsSalud, o
del Ministerio de Salud o de las EPS constituidas según Ley 26790, constituyen la única
prueba idónea para acreditar que una persona padece de una enfermedad profesional, y
que, por ende, tiene derecho a una pensión vitalicia conforme al Decreto Ley 18846, o a
una pensión de invalidez conforme a la Ley 26790 y al Decreto Supremo 009-97-SA,
este Tribunal estima que en virtud de su autonomía procesal y en atención a su función
de ordenación, debe determinar las reglas procesales que han de ejecutarse para la
aplicación del criterio referido. Así, tenemos que:
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iii) En todos los procesos de amparo que se encuentren en trámite en los que el
demandante haya presentado un certificado o examen médico emitido por un
organismo privado o médico particular para probar que padece de una enfermedad
profesional, los jueces no han de solicitarle la pericia referida sino declarar
improcedente la demanda, pues los certificados o exámenes médicos referidos no tienen
eficacia probatoria dentro del proceso constitucional de amparo para acreditar que el
demandante padece de una enfermedad profesional.
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese
SS.
LANDA ARROYO
MESÍA RAMÍREZ
VERGARA GOTELLI
BEAUMONT CALLIRGOS
CALLE HAYEN
ETO CRUZ
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.º 10087-2005-PA/TC
ICA
ALIPIO LANDA HERRERA
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mantenidos, cambiados o racionalizados para adecuarlos a las exigencias sociales
cambiantes y a la protección efectiva de los derechos fundamentales sociales.
d. El rol del Estado en la protección de los riegos profesionales y en la prevención de
riesgos en la actividad minera.
10. En tal sentido, este Tribunal, al evaluar la afectación del derecho a la salud, ha
precisado que la preceptividad diferida no implica el desconocimiento de la condición
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de derechos fundamentales que ostentan los derechos sociales, o que el reconocimiento
de estos como derechos fundamentales vaya a depender de su nivel de exigibilidad (que
cuenten con mecanismos jurisdiccionales para su protección).[2] Así, de su relación
indisoluble con la dignidad de la persona y por estar consagrados con esa característica
en el texto constitucional, se concluye que se trata de derechos fundamentales.
12. En tal sentido, tanto el derecho a la seguridad social en pensiones y en salud como
el derecho a la protección de la salud forman parte de aquellos derechos fundamentales
sociales que, en tanto derechos subjetivos de los particulares y obligaciones mediatas
del Estado, necesitan de un proceso de ejecución de políticas sociales para que el
ciudadano pueda gozar de ellos o ejercitarlos de manera plena.
2.1. § El derecho a la seguridad social como derecho fundamental y garantía
institucional
14. En tal sentido, el derecho a la seguridad social como derecho fundamental tiene una
doble finalidad, por un lado, proteger a la persona frente a las contingencias de la vida;
y, por otro, elevar su calidad de vida, lo cual se concreta a través de los distintos
regímenes de salud y de pensiones que pudieran establecerse.
15. Por ello, este Tribunal[4] ha señalado que la seguridad social (dentro de cuyo
concepto, se entenderá incluido el servicio previsional de salud y de pensiones) es un
sistema institucionalizado de prestaciones individualizadas, basado en la prevención del
riesgo y en la redistribución de recursos, con el único propósito de coadyuvar en la
calidad y el proyecto de vida de la comunidad. Su condición de sistema
institucionalizado, imprescindible para la defensa y el desarrollo de diversos principios
y derechos fundamentales, permite reconocer a la seguridad social como una garantía
institucional.
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los parámetros correspondientes a un Estado social y democrático de Derecho. De esta
forma, la seguridad social está prevista en la Constitución como la garantía institucional
del derecho a la pensión.
18. Toda garantía institucional, como la seguridad social, para poder operar
directamente, a diferencia de un derecho fundamental clásico, requiere de configuración
legal. Es decir, la ley constituye fuente normativa vital para delimitar su contenido
protegido pero no para demandar su exigibilidad. Para este Tribunal[6], dicho contenido
se encuentra conformado fundamentalmente por los siguientes aspectos: En primer
lugar, por las disposiciones legales que establecen las condiciones de pertenencia a un
determinado régimen de seguridad social. En segundo lugar, por las disposiciones
legales que establecen las condiciones para la obtención de un derecho subjetivo a una
determinada prestación. En tercer lugar, por el principio de solidaridad, que es portador
de la justicia redistributiva subyacente en todo sistema de seguridad social.
19. Por ello, el derecho a la pensión constituye una manifestación –no única por cierto-
de la garantía institucional de la seguridad social. En igual medida, las prestaciones de
salud, sean preventivas, reparadoras, recuperadoras o económicas, también constituyen
una manifestación de la garantía institucional de la seguridad social, que tienen por
finalidad mantener, preservar y elevar la salud de las personas ante cualquier
contingencia que altere o menoscabe la calidad de vida.
20. Ciertamente, la protección que brinda la seguridad social en salud tiene como
fundamento el respeto a la dignidad humana , que constituye una de las características
básicas sobre las cuales se estructura nuestro Estado social y democrático de Derecho.
De esta manera, la protección constitucional de las personas es pilar fundamental en la
estructura jurídica del país, y por ello, las prestaciones que brinda la seguridad social en
salud tienen por finalidad la protección del derecho a la vida y al bienestar reconocidos
en el inciso 1 del artículo 2.º de la Constitución. En consecuencia, si bien la
privatización de la seguridad social en salud puede generar en las empresas prestadoras
del servicio la consecución de una finalidad de lucro, éstas no pueden ni deben ejecutar
sus prestaciones menoscabando la defensa de la persona humana y el respeto de su
dignidad, ya que son el fin supremo de la sociedad y del Estado.
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mínimas de igualdad. No obstante ello, el Estado, por su función tuitiva, siempre será el
primer obligado a satisfacer las prestaciones de seguridad social aun cuando no se
encuentre cubriendo el servicio de manera exclusiva.
22. La obligación de proveer todas las medidas jurídicas necesarias que tornen efectivo
el reconocimiento de los derechos fundamentales sociales –entre ellos, el derecho a la
pensión y a la salud–, no sólo constituye una obligación de carácter constitucional, sino
también de carácter internacional, puesto que la Cuarta Disposición Final y Transitoria
de la Constitución Política establece que los derechos fundamentales –entre ellos el
derecho a la pensión y a la salud– deben interpretarse de conformidad con la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y los tratados y acuerdos
internacionales sobre la materia ratificados por el Perú.[7]
De ahí que este Tribunal[8] haya establecido que la interpretación que realice todo
órgano jurisdiccional del Estado (o que desempeñe funciones materialmente
jurisdiccionales[9]) para determinar el contenido constitucionalmente protegido de los
derechos fundamentales, debe estar obligatoriamente informado por las disposiciones de
los tratados internacionales de derechos humanos y por la interpretación de las mismas
realizada por los tribunales internacionales sobre derechos humanos a través de sus
decisiones.
23. Lo indicado permite concluir que el adecuado marco de interpretación del derecho a
la seguridad social debe tener en cuenta los diversos tratados relativos a derechos
humanos tanto en lo que se refiere al ámbito universal de protección de los derechos
humanos, como a los instrumentos internacionales del sistema interamericano [12]. En
dicho marco debe tenerse presente el Convenio 102 de la Organización Internacional del
Trabajo (1952)[13], norma mínima de la seguridad social que establece en el artículo 31,
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la obligación de todo Estado Miembro de garantizar a las personas protegidas, el
reconocimiento de las prestaciones que correspondan en caso de accidentes de trabajo o
enfermedades profesionales.
24. Mediante la Ley 1378, publicada el 3 de julio de 1911, modificada por la Ley 2290,
publicada el 20 de noviembre de 1916, sobre accidentes de trabajo, se reguló
inicialmente la protección contra accidentes de trabajo, con una cobertura limitada para
los trabajadores, disponiéndose, por concepto de indemnización, el pago de una
renta vitalicia o temporal, a cargo del empleador, el cual podía sustituir su obligación de
indemnizar como responsable de los accidentes de trabajo, contratando un seguro
individual o colectivo. Debe advertirse que las normas mencionadas se expidieron antes
de la Constitución de 1920[14], que incluye por vez primera las garantías sociales, por lo
que resulta ser una normativa incipiente en materia de protección de riesgos dentro de la
concepción y evolución de la seguridad social en el Perú, en cuyo diseño la
responsabilidad del empleador permite la contratación de seguros de carácter mercantil.
26. Ahora bien, mediante el Decreto Ley 18846, publicado el 29 de abril de 1971, se
dio término al aseguramiento voluntario para establecer la obligatoriedad de los
empleadores de asegurar a sus trabajadores obreros mediante la gestión exclusiva de la
Caja Nacional del Seguro Social Obrero. Su propósito era promover niveles superiores
de vida y una adecuada política social de protección, unificando la cobertura de los
riesgos de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales dentro de la organización
de seguridad social. Las prestaciones cubiertas por este seguro eran otorgadas con la
sola comprobación de la condición de trabajador obrero, sin requerirse un periodo de
calificación, y consistían en: a) asistencia médica general y especial; b) asistencia
hospitalaria y de farmacia; c) aparatos de prótesis y ortopédicos; d) reeducación y
rehabilitación, y e) dinero.
(...) con criterio eminentemente social ajeno a todo espíritu de lucro y con la única
finalidad de defender y cuidar debidamente la salud de los trabajadores (...).
Teniendo en cuento ello, este Tribunal en la STC 0141-2005-PA/TC destacó que “Tal
premisa denota la transición de un modelo de responsabilidad empresarial en el que los
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales eran cubiertos directamente por los
empleadores o mediante la contratación de un seguro a favor de tercero, hacia un
modelo de seguro social, en el cual, a diferencia del anterior, la previsión social se
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convierte en un fin del Estado al brindar de manera obligatoria medidas reparadoras a
trabajadores que desarrollan actividades de riesgo, recurriendo al esquema del seguro a
favor de tercero gestionado únicamente por un ente público”.
30. Por ello es que, teniéndose presente que la Ley de Modernización de la Seguridad
Social en Salud y su Reglamento prevén que el SCTR puede ser contratado con la
ONP o con las empresas de seguros, debe abordarse el diseño de nuestra economía
social de mercado, y el papel que juegan las entidades públicas o privadas encargadas
de brindar las prestaciones, debido a que tiene estrecha relación con la seguridad social
en salud y el derecho a la salud.
31. Este Tribunal ha establecido que de la interpretación sistemática de los artículos 3.°
y 43.° de la Constitución se concluye que el Estado peruano presenta las características
básicas de un Estado social y democrático de Derecho, que se sustenta en los principios
esenciales de dignidad del hombre, libertad, seguridad, propiedad privada, soberanía
popular, separación de las funciones supremas del Estado y reconocimiento de los
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derechos fundamentales. Principios de los que se deriva la igualdad ante la ley y el
necesario reconocimiento de que el desarrollo del país se realiza en el marco de una
economía social de mercado, según lo establece el artículo 58.° de la Constitución
Política.
32. En este contexto, el Estado social y democrático de Derecho busca promover, por
un lado, la existencia de condiciones materiales mínimas para alcanzar sus objetivos (la
defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad), lo cual exige una relación
directa con las posibilidades reales y objetivas del Estado, con una participación activa
de los ciudadanos en el quehacer estatal; y, por otro, la identificación del Estado con los
fines de su contenido social, de forma tal que pueda evaluar, con prudencia, tanto los
contextos que justifiquen su accionar como su abstención, evitando constituirse en
obstáculo para el desarrollo social y la iniciativa y propiedad privada.
33. Ello exige que el Estado –a través de la Administración como gestora pública–
asuma el deber que le impone la Constitución Política en su artículo 44.°, consistente en
“promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo
integral y equilibrado de la Nación”. El Estado para la consecución de dicho fin debe
emplear todos los medios legítimos y razonables que se encuentren a su alcance,
limitando, condicionando, regulando, fiscalizando y sancionando las actividades de los
particulares hasta donde tenga competencias para ello, sea que éstas se realicen de
forma independiente o asociada.
35. En efecto, la Constitución reserva al Estado, respecto del mercado, una función
supervisora, correctiva y reguladora, en el entendido que, si bien el ejercicio de la
libertad de los individuos en el mercado debe ser garantizada plenamente, también es
cierto que debe existir un Estado que, aunque subsidiario en esencia, mantenga su
función garantizadora y heterocompositiva, es decir, que en una economía social de
mercado, tanto los particulares como el Estado asuman deberes específicos; en el primer
caso, el deber de ejercitar las referidas libertades económicas con responsabilidad
social, mientras que, en el segundo, el deber de ejercer un rol vigilante, garantista y
corrector, ante las deficiencias y fallas en el desenvolvimiento del mercado.
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competitiva, procurándoles un marco para su desarrollo eficiente, que redunde en
mejores productos y precios competitivos para los consumidores y usuarios.
3.2. § La protección del derecho a la salud como deber del Estado social y
democrático de Derecho
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40. Ello es así debido a que el derecho a la salud, reconocido en el artículo 7.° de la
Constitución, comprende no solo el derecho al cuidado de la salud personal, sino
también el acceso a condiciones mínimas de salubridad a fin de vivir una vida digna.
Así, se afirma que el derecho a la salud abarca, por un lado, la atención de salud
oportuna y apropiada, y, por otro, los factores que determinan la buena salud, tales
como el agua potable, la nutrición, la vivienda y las condiciones ambientales y
ocupacionales saludables, entre otros.
Por consiguiente, los servicios de salud cobran vital importancia en una sociedad, pues
de su existencia y funcionamiento depende no solo el logro de mejores niveles de vida
para las personas que la integran, sino que incluso en la eficiencia de su prestación se
encuentran en juego la vida y la integridad de los pacientes.
42. En tal sentido, debe precisarse que este Tribunal[22] ha destacado que si la salud es
un derecho cuyas condiciones el Estado se encuentra obligado a promover mediante
políticas, planes y programas, o a garantizar su correcto funcionamiento, en caso de que
estos ya existan, el hecho de que el mismo Estado, o quienes asumen esta tarea desde el
sector privado, opten por decisiones que desconozcan de forma unilateral o irrazonable
la concretización o aplicación de estas políticas, planes y programas, sobre todo para
quienes ya gozan de prestaciones individualizadas, supone un evidente proceder
inconstitucional que en modo alguno puede quedar justificado. O la salud es un derecho
constitucional indiscutible y, como tal, generador de acciones positivas por parte de los
poderes públicos, o simplemente se trata de una opción de actuación discrecional y,
como tal, prescindible de acuerdo con la óptima disponibilidad de recursos. Entre ambas
alternativas, y por lo que ya se ha puntualizado, el Estado social solo puede ser
compatible con la primera de las descritas, pues resulta inobjetable que allí donde se ha
reconocido la condición fundamental del derecho a la salud, deben promoverse, desde el
Estado, condiciones que lo garanticen de modo efectivo, y dispensarse protección
adecuada a quienes ya gocen del mismo.
43. Por otro lado, debe indicarse que numerosos instrumentos internacionales de
derechos humanos reconocen el derecho a la salud como un derecho humano
fundamental de las personas. Así, en el párrafo 1 del artículo 25.º de la Declaración
Universal de Derechos Humanos se afirma que:
toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su
familia, la salud y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia
médica y los servicios sociales necesarios.
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Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
(PIDESC)[23] en el párrafo 1 del artículo 12.º señala que los Estados Partes reconocen:
el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental
Mientras que en el párrafo 2, del artículo 12.º del PIDESC se indican, a título de
ejemplo, diversas medidas que deberán adoptar los Estados Partes a fin de asegurar la
plena efectividad de este derecho. Así, entre las medidas que los Estados Partes deberán
adoptar a fin de asegurar la plena efectividad del derecho al más alto nivel posible de
salud, tenemos:
44. En tal sentido, debe resaltarse que, de conformidad con el apartado c) del párrafo 2,
del artículo 12.º del PIDESC, una las medidas que el Estado peruano debe adoptar a fin
de asegurar la plena efectividad del derecho al más alto nivel posible de salud, es la
prevención y el tratamiento de la enfermedades profesionales. En tal medida, podemos
afirmar que el Estado peruano ha cumplido dicha obligación internacional al haber
mantenido un seguro complementario de trabajo de riesgo para la protección de los
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
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45. De todo lo expuesto, se puede concluir que el derecho a la salud tiene como
fundamentos el principio–derecho de dignidad humana, los derechos fundamentales a la
vida y al bienestar, y los valores de igualdad y solidaridad. En tal sentido, debe
resaltarse que la Constitución, para garantizar una vida digna no solo en su faz formal o
existencial, sino también en su dimensión sustancial o material, reconoce los derechos a
la salud y la seguridad social.
46. En tal sentido, el seguro para el trabajador que realiza actividades de riesgo también
encuentra sustento en que un tipo de pensión como ésta conlleva específicamente una
cobertura especial ante una deficiencia física sobreviniente con pleno respeto de su
dignidad, dentro de un régimen dedicado a su protección, atención, readaptación y
seguridad (art. 7.° de la Constitución).
47. El artículo 11.º de la Constitución establece que “El Estado garantiza el libre acceso
a prestaciones de salud y a pensiones, a través de entidades públicas, privadas o mixtas.
Supervisa asimismo su eficaz funcionamiento”.
48. Por ello, aun cuando el Estado –en ejercicio de su libre configuración política– haya
concedido u autorizado la gestión del servicio a los particulares, con la finalidad de
lograr una mayor eficiencia en la prestación, ello no le resta capacidad de
intervención, pues la garantía de disfrute efectivo de los derechos sociales es una
obligación frente a la cual el Estado no puede verse ajeno; de ahí que aun subsista el
deber estatal de garantizarlo, regularlo y vigilarlo, para procurar que se materialice el
componente social del modelo económico previsto por la Constitución.
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55. La modificación del régimen de protección de riesgos profesionales (accidentes y
enfermedades profesionales) ha generado diversas situaciones relacionadas con la
aplicación de la normativa, tanto de aquella dictada con ocasión de la transición de un
mecanismo asegurador a otro, como de la derivada de la protección de los riesgos
acaecidos durante la vigencia de la Ley 26790.
56. Este Colegiado al conocer las controversias referidas a la aplicación del Decreto
Ley 18846 o de la Ley 26790 se ha encontrado con la siguiente problemática:
57. Este Colegiado considera que es momento de efectuar una evaluación integral del
tratamiento jurisprudencial sobre la protección de los riesgos profesionales, en vez de
seguir expidiendo pronunciamientos sin hacer un enfoque de conjunto que abarque,
tanto a los que intervienen en la relación jurídica de seguridad social como al propio
Estado, porque, de no hacerlo, es probable que la finalidad última de los procesos
constitucionales no sea cumplida a cabalidad y no se solucionen adecuadamente las
vulneraciones que se alegan. Debe recordarse que la supremacía de la
Constitución obliga a que toda la actividad de los organismos públicos y de los
particulares se oriente hacia su realización.
58. Sobre el particular, el artículo 13.º del Decreto Ley 18846 establecía que:
Fíjase como plazo de prescripción para demandar a la Caja Nacional del Seguro Social
Obrero las prestaciones debidas por este régimen, el término de 3 años, computados
desde la fecha de acaecimiento del riesgo. Si el servidor continuare trabajando para el
mismo empleador, el término de prescripción se contará a partir de la fecha de cese en
el trabajo.
59. Respecto al plazo de prescripción establecido por el artículo 13.º del Decreto Ley
18846, debe señalarse que este Tribunal durante el desarrollo de su jurisprudencia ha
elaborado cuatro criterios para desestimar la aplicación del plazo de prescripción
cuando se solicite el otorgamiento de una pensión vitalicia.
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60. Así, en el primer criterio, este Tribunal[24] para desestimar la aplicación del artículo
13.º del Decreto Ley 18846, que era propuesto como una excepción de prescripción,
señaló que:
62. En el tercer criterio, este Tribunal[26] señaló que la mencionada disposición contiene
dos presupuestos legales para la aplicación del plazo de prescripción, a saber:
63. Finalmente, el cuarto y último criterio vinculante desarrollado por este Tribunal es
el contenido en la STC 0141-2005-PA, en el que se deja de lado el criterio de los
presupuestos legales para la aplicación del plazo de prescripción por considerarse
contrario al contenido esencial del derecho a la pensión. Así, se señaló que:
Asimismo, en la sentencia referida el Tribunal consideró que el artículo 13.º del Decreto
Ley 18846 era contrario a los artículos 1.º y 12.º de la Constitución Política de 1979 y al
artículo 9.º del PIDESC. En este sentido, se precisó que:
(...) las disposiciones que limitan el acceso progresivo a las prestaciones de seguridad
social, tal como era el caso de lo dispuesto en el artículo 13 del Decreto Ley 18846,
debieron entenderse inaplicables por incompatibilidad con la norma constitucional.
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En consecuencia, (...) a partir de la vigencia de la Constitución de 1979, la
Administración no deberá rechazar el otorgamiento de la pensión vitalicia por
incapacidad laboral (antes renta vitalicia), amparándose en el vencimiento de plazos de
prescripción.
4.2. § Ámbito de protección del Decreto Ley 18846 y del Decreto Supremo 002-72-
TR
64. Al respecto, debe precisarse que el artículo 2.º del Decreto Ley 18846 estableció el
ámbito de protección que otorgaba el seguro de accidentes de trabajo y enfermedades
profesionales. Así, se estableció:
Artículo 2.- Son asegurados obligatorios, a los efectos previstos por este Decreto Ley:
a) Los trabajadores obreros de la actividad privada y de las empresas de propiedad
social, los pescadores y los del servicio doméstico, cualquiera que sea la persona para la
cual presten servicios; y
b) Los trabajadores obreros del Sector Público, no comprendidos en el Decreto-Ley Nº
11377.
65. De una lectura del artículo transcrito se puede deducir que el seguro de accidentes
de trabajo y enfermedades profesionales impuesto obligatoriamente por elDecreto Ley
18846 protegía a los trabajadores obreros de la actividad privada, mas no a los
trabajadores empleados.
Sin embargo, dicha interpretación literal del artículo referido no es la más adecuada, ya
que la protección superlativa que se buscó otorgar con el seguro de accidentes de trabajo
y enfermedades profesionales a los trabajadores que realizaban actividades de riesgos se
vería menguada. Por ello, este Tribunal cuando ha delimitado el ámbito de protección
del artículo referido ha tenido en cuenta: a) si el demandante se desempeñó en el mismo
centro de trabajo como obrero y empleado; b) la enfermedad profesional que padece; y
c) que en la actualidad la cobertura del SCTR protege tanto a los obreros como a los
empleados.
66. En este sentido, debe resaltarse que este Tribunal en la STC 1008-2004-AA ha
enfatizado que no se pierde el derecho a una pensión vitalicia por laborar como
empleado, siempre y cuando se haya laborado antes como obrero en el mismo centro de
trabajo. Así, se señaló que:
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67. En igual sentido, este Tribunal, en la STC 276-2004-AA, enfatizó que el
demandante no perdía su derecho a una pensión vitalicia por haberse desempeñado
como empleado, pues cuando inició sus labores en el mismo centro de trabajo era
obrero, y lógicamente se encontraba asegurado por el seguro de accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales. Además, porque su actividad como empleado no
menoscaba el riesgo al que estuvo expuesta su salud en su desempeño como obrero.
68. Al respecto, debe tenerse presente que el artículo 61.º del Decreto Supremo 002-72-
TR establecía que:
Las incapacidades permanentes a que den lugar las enfermedades profesionales serán
declaradas por “Comisiones Evaluadoras de Incapacidades” integradas por tres médicos
de la Caja Nacional de Seguro Social, nombrados por el Gerente General.
Bajo dicha premisa, y atendiendo a que la Comisión Técnica del artículo 30.º del
Decreto Supremo 003-98-SA no se constituyó, “debió procederse de acuerdo con lo
expuesto en la Cuarta Disposición Transitoria del referido Decreto Supremo, que
establece la posibilidad de determinar la existencia de enfermedad profesional
empleando la lista y criterios utilizados en el Reglamento aprobado por Decreto
Supremo N.° 002-72-TR, el mismo que en su artículo 60.° reconoce la neumoconiosis
como enfermedad profesional.”[28] Puede observarse que si bien la decisión parte de
reconocer la existencia de un mecanismo para verificar la enfermedad, se recurre a una
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comprobación de la misma en virtud de una falta de implementación en la conformación
de la entidad competente.
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los entes competentes para determinarla. Sin embargo, la posibilidad de demostrar la
enfermedad profesional con certificados médicos que se apartan del diseño legislativo
se originó en la inoperatividad de los entes involucrados en el reconocimiento de las
pensiones, lo que conllevó a que en la búsqueda de la adecuada protección del derecho
fundamental se recurriera a mecanismos alternos, los que, tal como puede observarse,
han merecido ajustes en más de una ocasión, siempre para preservar la eficacia del
derecho fundamental a la pensión. En tal medida, este Colegiado considera que la
situación descrita, que operó casi como una excepción a la regla, no puede convertirse
en un estado permanente sino que debe adoptarse, por parte de las entidades
involucradas, un compromiso en el cumplimiento de las funciones y competencias
asignadas en tanto solo así la defensa de los derechos fundamentales tendrá un
verdadero sentido en el Estado social y democrático de Derecho. Es deber del Estado
brindar convenientes servicios a la ciudadanía y esto incluye la obligación que tienen las
entidades de cumplir adecuadamente con las funciones que le han sido asignadas. De
este modo disminuirían las arbitrariedades que comete la Administración y el ciudadano
podrá recobrar esa confianza en sus instituciones, lo que permitiría que el aparato estatal
funcione de manera ordenada.
75. Sobre este punto, el Tribunal[33] ha sido enfático en afirmar que solamente los
exámenes médicos ocupacionales, certificados médicos o dictámenes médicos
expedidos por entidades públicas competentes pueden acreditar de manera suficiente el
padecimiento y el grado de incapacidad laboral por enfermedad profesional, por lo
que los informes emitidos por organismos privados o médicos particulares no
constituyen prueba idónea de la existencia de una enfermedad profesional y consecuente
incapacidad laboral.
76. Esta problemática fue abordada por el Tribunal[34] cuando desarrolló el criterio de
los dos presupuestos legales para la aplicación del plazo prescriptorio del artículo 13.º
del Decreto Ley 18846. Así, en un primer momento, se consideró que bajo ningún
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supuesto resulta compatible la percepción simultánea de pensión vitalicia y
remuneración.
(...) el goce de las prestaciones dispuestas por el Decreto Ley N.° 18846 no resulta
incompatible con la percepción de ingresos remunerativos o pensionarios debido a su
naturaleza indemnizatoria, y no pensionaria.
78. Asimismo, debe señalarse que este Tribunal ha considerado que el otorgamiento de
una pensión vitalicia no procede cuando el demandante padece de incapacidad
permanente parcial y continúa laborando. En este sentido, en la STC 00048-2005-PA
para desestimar la demanda se señaló que:
79. En principio, debe tenerse presente que la hipoacusia (disminución del nivel de
audición: sordera), como enfermedad, puede padecerla cualquier persona expuesta a
ruido de forma repetida. Por ende, la hipoacusia puede ser tanto una enfermedad común,
generada como consecuencia de la exposición continua al ruido, como una enfermedad
profesional, causada por la exposición a agentes físicos.
80. Por ello, cuando este Tribunal[36] ha evaluado procesos de amparo en los que se
solicita el otorgamiento de una pensión vitalicia conforme al Decreto Ley 18846 por
padecer de hipoacusia, previamente ha considerado necesario determinar si la
hipoacusia es o no de origen ocupacional a efectos de generar el derecho a una pensión
vitalicia o una pensión de invalidez por enfermedad profesional.
81. De ahí que, para establecer el origen laboral de la hipoacusia, sea necesario
acreditar el nexo o relación de causalidad entre las condiciones de trabajo y la
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enfermedad, es decir, la conexión real de causa – efecto que debe existir entre el trabajo
y la enfermedad que se padece. Para ello se tendrá en cuenta qué funciones
desempeñaba el demandante en su puesto de trabajo, el tiempo transcurrido entre la
fecha de cese y la fecha de determinación de la enfermedad, además de las condiciones
inherentes al propio lugar de trabajo.
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PERUANO DE SEGURIDAD SOCIAL, OFICINA DE NORMALIZACIÓN
PREVISIONAL, ENTIDADES PRESTADORAS DE SALUD, ASEGURADORAS Y
ENTIDADES EMPLEADORAS.
83. Al respecto, debe señalarse que este Tribunal en los procesos de amparo
referidos al otorgamiento de una pensión de invalidez conforme a la Ley26790, Decreto
Supremo 009-97-SA y al Decreto Supremo 003-98-SA, en los que se plantea la
excepción de arbitraje o de convenio arbitral, ha establecido que dicha excepción resulta
desestimable, debido a que el acceso a una pensión de invalidez por enfermedad
profesional no es una materia arbitrable, ya que ésta constituye una concreción del
derecho a la salud que tiene el carácter de indisponible.
(...) la importante vinculación que el derecho a la pensión guarda con otros derechos
fundamentales –como son la vida y la salud–, puesto que de él depende la subsistencia
de la recurrente, evidencia su carácter indisponible. En consecuencia, y de conformidad
con el artículo 1° de la Ley General de Arbitraje, N.º 26572, la excepción de arbitraje
propuesta en el presente caso debe ser desestimada puesto que no se encuentra en
discusión un derecho de carácter disponible por las partes.
Cuarta.- Establézcase, para los regímenes a cargo de la ONP, los niveles de pensión
mínima mensual que se señalan a continuación:
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b) Para pensionistas por derecho derivado, se aplicará lo dispuesto por el régimen legal
que corresponda, considerando como pensión del causante los montos mínimos
señalados en el inciso anterior. Por excepción, en el caso de las pensiones de derecho
derivado vigentes a la fecha de publicación de la presente ley se considerará como
pensión mínima del causante un monto de : S/.200
87. Sin embargo, este Tribunal ha señalado que dicha disposición no es aplicable a
los beneficiarios del Decreto Ley 18846, debido a que el otorgamiento de las pensiones
del Decreto Ley 19990 se encuentra condicionado al cumplimiento
de los requisitos legales para su goce (aportes y/o edad) y financiado por
las aportaciones del trabajador y del empleador, mientras que el otorgamiento de la
pensión vitalicia del Decreto Ley 18846 se encuentra condicionado al grado de
incapacidad que produce un accidente de trabajo o una enfermedad profesional y se
sustenta en el seguro obligatorio contratado por el empleador.
88. Este Tribunal, teniendo presente que los criterios desarrollados en los
fundamentos 55 a 87 supra, en algunos casos son reiterados; en otros contradictorios, y
en otros muy amplios, considera necesario racionalizar los criterios jurisprudenciales
que ha desarrollado respecto a la aplicación del Decreto Ley 18846 y de la Ley 26790.
Para ello, en algunos casos, ha de reiterar la jurisprudencia, y en otros, complementarla
y desarrollar nuevos principios.
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5.1. § Prescripción de la pensión vitalicia
5.2. § Ámbito de protección del Decreto Ley 18846 y del Decreto Supremo 002-72-TR
92. Respecto al ámbito de protección del Decreto Ley 18846, debe señalarse que el
SATEP protegía a todos los trabajadores obreros estables o eventualesde la actividad
privada, de las empresas de propiedad social y del sector público, no comprendidos en
el Decreto Ley 11377, así como a los pescadores, debido a que la Caja Nacional del
Seguro Social Obrero asumió exclusivamente la cobertura del SATEP.
93. Sin embargo, ello no significa que los trabajadores empleados se hayan encontrado
desprotegidos por el acaecimiento de accidentes de trabajo o por el padecimiento de
enfermedades profesionales, ni que algunos trabajadores empleados se encuentren
protegidos por el SATEP.
94. Asimismo, también debe señalarse como regla que: los trabajadores empleados que
nunca fueron obreros, o si lo fueron pero no en el mismo centro de trabajo en que se
desempeñan como empleados, se encuentran protegidos por la pensión de invalidez del
Decreto Ley 19990 que en su inciso d) del artículo 25.º señala que el asegurado tiene
derecho a una pensión de invalidez cuando se haya producido por accidente común o de
trabajo, o enfermedad profesional, siempre que a la fecha de producirse el riesgo haya
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estado aportando, en concordancia con lo previsto por el artículo 29.º del Decreto
Supremo 011-74-TR.
95. Finalmente, resulta conveniente precisar que la Ley 26790 y el Decreto Supremo
009-97-SA consideran como asegurados obligatorios o regulares del SCTR a la
totalidad de los trabajadores (obreros y empleados) del centro de trabajo en el cual se
desarrollan las actividades de riesgo previstas en el Anexo 5 del Decreto Supremo 009-
97-SA, así como todos los demás trabajadores de la empresa que, no perteneciendo a
dicho centro de trabajo, se encuentren regularmente expuestos al riesgo de accidente de
trabajo o enfermedad profesional por razón de sus funciones.
97. Por lo tanto, el Tribunal Constitucional establece como regla nueva que: en los
procesos de amparo referidos al otorgamiento de una pensión vitalicia conforme al
Decreto Ley 18846 o pensión de invalidez conforme a la Ley 26790 la enfermedad
profesional únicamente podrá ser acreditada con un examen o dictamen médico emitido
por una Comisión Médica Evaluadora de Incapacidades del Ministerio de Salud, de
EsSalud o de una EPS, conforme lo señala el artículo 26.º del Decreto Ley 19990.
Debiéndose tener presente que si a partir de la verificación posterior se comprobara que
el Certificado Médico de Invalidez es falso o contiene datos inexactos, serán
responsables de ello penal y administrativamente, el médico que emitió el certificado y
cada uno de los integrantes de las Comisiones Médicas de las entidades referidas, y el
propio solicitante.
Ello no quiere decir que los exámenes médicos ocupacionales, certificados médicos o
dictámenes médicos expedidos por los entes públicos competentes no colegiados no
tengan plena eficacia probatoria, sino que en los procesos de amparo ya no constituyen
el medio probatorio suficiente e idóneo para acreditar el padecimiento de una
enfermedad profesional o el incremento del grado de incapacidad laboral, por lo que, de
ser el caso, pueden ser utilizados como medios probatorios en los procesos contencioso-
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administrativos, en los que existe una estación probatoria en la que se puede dilucidar
ampliamente la idoneidad del documento médico.
100. Sobre el particular, debe señalarse que ni el Decreto Ley 18846 ni el Decreto
Supremo 002-72-TR han establecido de manera expresa la prohibición de que un
asegurado pueda percibir simultáneamente pensión vitalicia y remuneración, lo cual
haría suponer, en principio, que es compatible percibir simultáneamente ambas
prestaciones económicas.
101. Sin embargo, dicha afirmación debe entenderse a partir de una lectura conjunta
de los artículos 40.º a 44.º del Decreto Supremo 002-72-TR, dispositivos de los cuales
se desprende que el asegurado que padezca o haya sido declarado con gran
incapacidad se encuentra impedido de realizar cualquier tipo de trabajo, debido a que
requiere del cuidado permanente de otra persona para efectuar los actos ordinarios de su
vida. Asimismo, de los artículos referidos también se infiere que el asegurado que
padezca o haya sido declarado con incapacidad permanente total se encuentra impedido
de realizar cualquier tipo de trabajo.
102. Por otro lado, debe precisarse que de una lectura conjunta de los artículos
referidos no se infiere que exista incompatibilidad de percibir una pensión vitalicia y
remuneración en el caso de los asegurados que padezcan o hayan sido declarados con
incapacidad permanente parcial, por cuanto el grado de incapacidad afecta parcialmente
su desempeño laboral. Es más, esta compatibilidad en el caso de la incapacidad
permanente parcial se encontraría confirmada con lo dispuesto por el artículo 71.º del
Decreto Supremo 002-72-TR, que señala que cuando a criterio médico se requiera para
la curación o para evitar daños y secuelas mayores la supresión de la exposición a los
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agentes causantes, el empleador reubicará al trabajador en otras faenas donde no esté
expuesto al agente causante de la enfermedad.
103. Por lo tanto, de los argumentos expuestos en los fundamentos precedentes puede
concluirse que las reglas son:
105. Por otro lado, en el caso de los asegurados que padecen de invalidez parcial
permanente, debe precisarse que ni la Ley 26790 ni el Decreto Supremo 003-98-SA
establecen de manera expresa o implícita que exista incompatibilidad para percibir
simultáneamente pensión de invalidez y remuneración. Ello debido a que la invalidez
parcial permanente disminuye la capacidad de trabajo en una proporción igual o
superior al 50% pero inferior al 66%. Es más el artículo 8.º del Decreto Supremo 003-
98-SA prevé la posibilidad de que EsSalud, las EPS, la ONP y las Compañías de
Seguros puedan:
(...) exigir un examen médico y/o declaración de salud previas a la celebración del
contrato correspondiente, únicamente para delimitar la cobertura correspondiente a los
trabajadores que ostenten una condición de invalidez previa al seguro.
106. Por lo tanto, de los argumentos expuestos en los fundamentos precedentes puede
concluirse que las reglas son:
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107. Habiéndose determinado en qué supuestos resulta compatible e incompatible la
percepción simultánea de pensión vitalicia o pensión de invalidez y remuneración, este
Tribunal Constitucional considera necesario precisar qué sucede con la situación laboral
del trabajador que padece de incapacidad o invalidez permanente parcial, es decir, si
debe continuar o no en el mismo puesto de trabajo.
108. A juicio del Tribunal Constitucional, el empleador que tenga un trabajador que
padezca de incapacidad o invalidez permanente parcial por enfermedad profesional o
accidente de trabajo, tiene la obligación de cambiarlo de puesto de trabajo a uno donde
no se encuentre expuesto al agente causante de la enfermedad, pero sin la rebaja de la
remuneración. Dicha obligación tiene como fundamento el deber especial de protección
de los derechos fundamentales que se encuentra constitucionalizado en nuestro
ordenamiento jurídico desde su primer artículo, a tenor del cual “La defensa de la
persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del
Estado”. Es más, este deber especial de protección goza de una tutela reforzada en el
caso de los trabajadores, ya que según el artículo 23.º de la Constitución ninguna
relación laboral puede limitar el ejercicio de los derechos constitucionales, ni
desconocer o rebajar la dignidad del trabajador.
Asimismo, debe precisarse que a los trabajadores que padezcan de invalidez permanente
parcial, cuando se les incremente el grado de incapacidad en permanente total o gran
incapacidad, les son aplicables los supuestos de incompatibilidad señalados en los
apartados a) y b) del fundamento 106 supra.
109. Finalmente, resulta conveniente precisar que un asegurado que percibe pensión
vitalicia conforme al Decreto Ley 18846 no puede pretender percibir por el mismo
accidente de trabajo o enfermedad profesional una pensión de invalidez conforme al
Decreto Ley 19990 o a la Ley 26790.
En tal sentido, este Tribunal establece como regla nueva que: ningún asegurado que
perciba pensión vitalicia conforme al Decreto Ley 18846 puede percibir por el mismo
accidente de trabajo o enfermedad profesional o por el incremento de su incapacidad
laboral una pensión de invalidez conforme al Decreto Ley 19990 o a la
Ley 26790. Asimismo, ningún asegurado que perciba pensión de invalidez conforme
a la Ley 26790 puede percibir por el mismo accidente de trabajo o enfermedad
profesional una pensión de invalidez conforme al Sistema Privado de Pensiones, ya que
el artículo 115.º del Decreto Supremo 004-98-EF establece que la pensión de invalidez
del SPP no comprende la invalidez total o parcial originada por accidentes de trabajo o
enfermedades profesionales.
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(...) todo estado patológico permanente o temporal que sobreviene al trabajador como
consecuencia directa de la clase de trabajo que desempeña o del medio en que se ha
visto obligado a trabajar.
112. Por lo tanto, podemos definir las enfermedades profesionales como aquellos
estados patológicos permanentes o temporales que sobrevienen a consecuencia directa
del desempeño de una determinada actividad, profesión u oficio o del ambiente en que
labora el trabajador habitualmente, y que pueden ocasionar una incapacidad temporal,
permanente o la muerte.
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En tal sentido, debe señalarse que los medios probatorios que el demandante tiene que
aportar al proceso de amparo para acreditar que la hipoacusia que padece es una
enfermedad profesional, esto es, para probar que existe un nexo o relación de causalidad
entre la enfermedad y el trabajo que desempeñaba, constituyen requisitos de
procedencia.
5.6. § La pensión mínima del Decreto Legislativo 817 y su relación con la pensión
vitalicia por enfermedad profesional
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120. Por otro lado, este Tribunal considera que a los asegurados y beneficiarios del
SCTR no se les puede imponer obligatoriamente el arbitraje, ya que, en principio, el
sometimiento a esta jurisdicción alternativa tiene como fundamento el principio de
autonomía de la voluntad, previsto en el artículo 2.°, inciso 24, literal a de la
Constitución. Por lo tanto, el artículo 9.º del Decreto Supremo 003-98-SA en la parte
que obliga a los asegurados y beneficiarios del SCTR a someterse obligatoriamente al
arbitraje resulta contrario a la Constitución, ya que en este caso el convenio arbitral
nace ex lege y no a consecuencia de la autonomía de voluntad de los asegurados y
beneficiarios. Es más, al imponérsele obligatoriamente el arbitraje a los asegurados y
beneficiarios del SCTR se les está vulnerando su derecho-regla de acceso a la justicia y
al juez natural.
122. En orden a lo indicado, se han previsto diversas acciones por parte del Estado
para hacer efectiva la protección de los riesgos profesionales. Es importante advertir que
estas actividades no solo se ponen de manifiesto al acaecer el riesgo sino que
comprenden acciones preventivas. En efecto, el artículo 87.º del Decreto Supremo 009-
97-SA establece que las entidades empleadoras que desarrollan actividades de alto
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riesgo deben inscribirse en el registro que administra el Ministerio de Trabajo y
Promoción del Empleo, en quien recae el deber de supervisar la obligación de contratar
el SCTR y la aplicación de sanciones administrativas.
124. Si bien este Tribunal Constitucional considera que es importante el papel que
asume el Estado en la protección del derecho fundamental al intervenir ante la posible
desprotección del trabajador, debe mencionar que la cobertura supletoria que recae en la
ONP, como ente estatal encargado de la calificación de las pensiones de invalidez por
riesgos profesionales[41], solo se circunscribe a los riesgos por invalidez total
permanente y pensión de sobrevivencia, y opera siempre que la entidad se encuentre
inscrita. Tal situación no se condice con la protección amplia que se plantea
legislativamente, pues justamente es deber del Estado hacer eficaz el derecho
fundamental, finalidad que no se cumple exigiendo la inscripción del empleador en el
Registro de Entidades Empleadoras que desarrollan actividades de riesgo para que opere
la cobertura supletoria dado que para ello se ha previsto un mecanismo de control que
está a cargo de la Autoridad Administrativa de Trabajo (AAT).
125. En la misma línea, debe observarse que de manera supletoria solo se brindará el
acceso a la pensión de invalidez total permanente y la pensión de sobrevivencia, lo que
si bien obedece al diseño legislativo y puede ser reclamado en vía de acción directa al
empleador, significa que los trabajadores no podrán acceder a la cobertura por invalidez
temporal e invalidez parcial permanente por una situación imputable, en estricto, a la
entidad empleadora.
126. Lo expuesto obliga a este Tribunal a poner en consideración del Congreso los
vacíos normativos que presenta el artículo 88.º del Decreto Supremo 009-97-SA, puesto
que no cubre la invalidez temporal e invalidez parcial permanente; por ello debería
ampliarse los supuestos en los que opere la cobertura supletoria de la ONP.
127. No obstante ello, y teniendo presente que el inciso 8 del artículo 139.º de la
Constitución impone a los jueces el mandato constitucional de “(...) no dejar de
administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley”, este Tribunal mediante la presente
sentencia ha de integrar el vacío normativo del artículo 88.º del Decreto Supremo 009-
97-SA. Ello debido a que la pensión de invalidez del SCTR tiene por finalidad tutelar
los derechos a la salud, a la vida y al bienestar de las personas que padezcan una
enfermedad profesional.
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En este sentido, la regla es que: la cobertura supletoria de la ONP establecida en el
artículo 88.º del Decreto Supremo 009-97-SA también comprende a los riesgos por
invalidez temporal e invalidez parcial permanente, si la entidad empleadora se encuentra
inscrita en el Registro de Entidades Empleadoras que desarrollan actividades de riesgo.
En estos casos, la ONP ha de repetir contra la entidad empleadora por el valor
actualizado de las prestaciones.
128. Siendo la industria minera una actividad de alto riesgo para la vida y la salud,
este Tribunal estima necesario destacar las funciones preventivas que legislativamente
se les han asignado a los diversos órganos del Estado para prevenir los accidentes de
trabajo y las enfermedades profesionales, lo que constituye un imperativo por mandato
del artículo 59.º de la Constitución: “El Estado estimula la creación de riqueza y
garantiza la libertad de trabajo y la libertad de empresa, comercio e industria. El
ejercicio de estas libertades no debe ser lesivo a la moral, ni a la salud, ni a la seguridad
públicas”.
131. Por ello, el MTPE, además de sus funciones normativas, tiene el deber de
prevención de las condiciones, medio ambiente, seguridad y salud del trabajo. También
ostenta la función fiscalizadora de la legislación laboral mediante la inspección de
trabajo. De esta manera, el MTPE, al fiscalizar el cumplimiento de las normas referidas
a la higiene, seguridad y salud en el trabajo, previene que no se ocasionen accidentes de
trabajo y enfermedades profesionales o que su incidencia disminuya.
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riesgo, a cargo de la Subdirección de Registros Generales y Pericias o dependencia que
haga sus veces en el MTPE. Por lo tanto, los inspectores de trabajo tienen la obligación
de verificar que los empleadores que desarrollen actividades consideradas riesgosas se
encuentren inscritos como entidad de alto riesgo ante la AAT del lugar en donde
desarrollen sus labores.
136. Entre las primeras normas sobre seguridad y salud en el trabajo se encuentran las
mineras. Así, tenemos el Decreto Supremo del 26 de agosto de 1910, que estableció los
métodos de protección, de observancia obligatoria, en las explotaciones carboníferas.
Asimismo, mediante el Decreto Supremo del 8 de febrero de 1924, se estableció que las
empresas o personas dedicadas a la actividad minera deberán dar aviso a las
delegaciones mineras, de inmediato, de todo accidente que ocasione la inhabilitación de
un operario o empleado por más de un día de labor, lo cual guarda relación con la
dinámica de la actividad minera y lo riesgoso de la misma.
Asimismo, en su artículo 211.º se señala que todos los empleadores están obligados a
establecer programas de bienestar, seguridad e higiene, de acuerdo con las actividades
que realicen. Anualmente, los empleadores deberán presentar a la Dirección General de
Minería del MEM el programa anual de seguridad e higiene minera para el año
siguiente.
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En su artículo 24.º se establecen como obligaciones generales del titular de la actividad
minera asumir de manera absoluta los costos relacionados con la seguridad y la higiene
minera; formular el programa anual de seguridad e higiene minera; implementar la
capacitación; llevar las estadísticas de los accidentes de trabajo.
Finalmente, debe resaltarse que los artículos 165.º y 166.º del Reglamento establecen
que todos los trabajadores dependientes del titular de la actividad minera se someterán,
por cuenta del mismo, a los exámenes médicos ocupacionales, de control anual y de
retiro, siendo éste ultimo requisito indispensable que debe cumplirse para documentar el
estado de salud en que queda el trabajador al cesar el vínculo laboral.
140. Teniendo presente lo dispuesto en los artículos 165.º y 166.º del Reglamento de
Seguridad e Higiene Minera, este Tribunal considera establecer como regla que: en los
procesos de amparo cuya pretensión sea el otorgamiento de una pensión de invalidez
conforme a la Ley 26790, los emplazados tienen la carga de presentar los exámenes
médicos referidos (de control anual y de retiro), para poder demostrar que la denegación
de otorgamiento no es una decisión manifiestamente arbitraria e injustificada. Es más,
en aquellos procesos de amparo en los que el demandante sea un extrabajador, los
emplazados deberán presentar el examen médico de retiro, pues si no lo hacen se
presumirá que el demandante a la fecha de su cese se encontraba enfermo y bajo la
cobertura de invalidez de la emplazada. Asimismo, en los procesos de amparo las
emplazadas deberán adjuntar los contratos de SCTR para determinar la vigencia de la
póliza y la cobertura de invalidez durante la relación laboral del demandante.
Ello debido a que el artículo 24.3 del Decreto Supremo 003-98-SA ha establecido que
dentro de los riesgos asegurados las únicas exclusiones de cobertura que pueden
pactarse son: “a) invalidez configurada antes del inicio de vigencia del seguro”. De
manera que no se puede asegurar a un trabajador que se encuentra inválido, pues
dependiendo de su grado de incapacidad éste tiene derecho a una pensión de invalidez
y/o a su reubicación en otro puesto de trabajo. Por lo tanto, este Tribunal considera
que la ONP y las compañías aseguradoras al momento de contratar el SCTR deberán
exigirle al empleador las evaluaciones médicas que les impone la ley, o tomarlas por
cuenta propia. Están en la obligación, no sólo por mandato de la ley, sino por simple
sentido empresarial, ya que el lucro y las utilidades no son posibles con una alta
siniestralidad, cuando se trata de las aseguradoras; y un celo en el uso racional del gasto
público, cuando se trata de la ONP.
SS.
MESÍA RAMÍREZ
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VERGARA GOTELLI
ÁLVAREZ MIRANDA
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EXP. N.° 10575-2006-PA/TC
LIMA
MINERA SULLIDEN
SHAHUINDO S.A.C.
I. ASUNTO
II. ANTECEDENTES
1. Demanda
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Shahuindo S.A.C. contra las compañías Minera Algamarca S.A. y Exploraciones
Algamarca S.A. Con este objetivo, ya se han promovido alrededor de cinco procesos
judiciales, configurándose un supuesto de abuso de derecho (artículo 103 de la
Constitución).
III. FUNDAMENTOS
1. Este Colegiado advierte que son, en esencia, dos las pretensiones contenidas en la
demanda de amparo interpuesta por la Minera Sulliden Shahuindo S.A.C.
a. En primer lugar, solicita que se deje sin efecto las resoluciones 1 y 4 del
expediente 75489-05, cuaderno cautelar, así como todas las resoluciones vinculadas que
tengan por objeto interferir en el desarrollo del proceso arbitral seguido por la empresa
demandante ante el tribunal arbitral Sulliden-Algamarca.
2. Cabe señalar que las nuevas pretensiones formuladas por la parte demandante en
su recurso de agravio constitucional no serán objeto de pronunciamiento por parte de
este Colegiado en la medida en que el recurso de agravio constitucional constituye un
recurso de carácter impugnatorio y no un mecanismo por el cual sea posible ampliar los
términos de la demanda originariamente interpuesta. Ello se sustenta, principalmente, en
la imposibilidad que han tenido los demandados de discutir tales pretensiones en las
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instancias judiciales precedentes y, en consecuencia, de ejercer plenamente su derecho
de defensa.
[t]oda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo
razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con
anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada
contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.
En ese sentido, el que los procesos sean tramitados en un plazo razonable tiene por
objeto garantizar que el justiciable pueda acceder a un proceso judicial efectivo, cuya
duración no sea irrazonable ni desproporcionada. Así, a efectos de evaluar la
razonabilidad de la duración del proceso, se deberá tener en cuenta elementos como: la
complejidad del asunto, la actividad procesal de las partes y la actuación de los órganos
jurisdiccionales. (STC Exp. N.° 0549-2004-HC/TC, FJ 10 ss.)
Sustracción de materia
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6. De lo actuado en el proceso se desprende que el tribunal arbitral Sulliden-
Algamarca, integrado por los señores árbitros Jorge Santistevan de Noriega, Fernando
Cantuarias Salaverry y Víctor Ávila Cabrera, emitió laudo arbitral de derecho con fecha
19 de julio de 2005 (fojas 65, segundo cuaderno del Poder Judicial). Asimismo, con
fecha 11 de agosto de 2006, dictó una resolución de aclaración y corrección (fojas 269,
segundo cuaderno del Poder Judicial), poniendo fin a la tramitación del proceso ante
dicho tribunal arbitral.
[s]i luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza por decisión voluntaria
del agresor, o si ella deviene en irreparable, el Juez, atendiendo al agravio producido,
declarará fundada la demanda precisando los alcances de su decisión, disponiendo que
el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la
interposición de la demanda, y que si procediere de modo contrario se le aplicarán las
medidas coercitivas previstas en el artículo 22 del presente Código, sin perjuicio de la
responsabilidad penal que corresponda.
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10. De ahí que, si bien las resoluciones cuestionadas dispusieron la suspensión
provisional del proceso seguido ante el aludido tribunal arbitral, en la práctica, dichas
resoluciones no generaron una indebida interferencia en la tramitación del proceso y, a
la fecha, ha cesado todo daño que pudieran haber ocasionado, toda vez que el proceso
seguido ante el tribunal arbitral Sulliden-Algamarca ha concluido conforme a lo
señalado en los fundamentos 6 y 7 de la presente sentencia. En consecuencia, el
Tribunal Constitucional considera que, respecto del extremo de la demanda en que se
solicita dejar sin efecto las resoluciones1 y 4 del expediente 75489-05, cuaderno
cautelar, se ha producido la sustracción de la materia, no correspondiendo declarar
fundada la demanda en los términos del segundo párrafo del artículo 1 del Código
Procesal Constitucional.
11. De otro lado, como segunda pretensión, la parte demandante solicita que la
Compañía Minera Algamarca S.A., la Compañía de Exploraciones Algamarca S.A. y
las personas jurídicas vinculadas, se abstengan de promover procesos con el objeto de
interferir en el arbitraje instaurado ante el tribunal arbitral Sulliden-Algamarca. Al
respecto, este Colegiado considera que, habida cuenta de que el referido tribunal ha
emitido pronunciamiento sobre la controversia sometida a su conocimiento, la presunta
mala fe de las empresas demandadas deberá ser analizada, en todo caso, al interior de
cada proceso judicial instaurado por las personas jurídicas demandadas.
12. Sobre este último punto, es importante señalar que la Constitución no ampara el
abuso de derecho (artículo 103), de modo que no puede ser amparado un ejercicio
abusivo del derecho fundamental de acceso a la jurisdicción, en tanto que los derechos
fundamentales no son absolutos sino relativos y, por eso mismo, admiten límites
razonables en su ejercicio, el mismo que debe desarrollarse de conformidad con la
Constitución. En consecuencia, corresponde al órgano jurisdiccional competente
valorar, en cada caso concreto, si los instrumentos procesales que el ordenamiento
jurídico provee han sido empleados arbitrariamente y de mala fe.
Este Colegiado resalta la suma importancia práctica que reviste dicho principio, a
efectos de evitar que una de las partes que no desea someterse al pacto de arbitraje,
mediante un cuestionamiento de las decisiones arbitrales y/o de la competencia de los
árbitros sobre una determinada controversia, pretenda convocar la participación de
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jueces ordinarios, mediante la interposición de cualquier acción de naturaleza civil y/o
penal, y desplazar la disputa al terreno judicial. (STC Exp. 6167-2005-PHC/TC, FJ 13)
IV. FALLO
HA RESUELTO
Publíquese y notifíquese.
SS.
LANDA ARROYO
ALVA ORLANDINI
BARDELLI LARTIRIGOYEN
GARCÍA TOMA
MESÍA RAMÍREZ
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