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SALA PRIMERA
Magistrada Relatora: MSc. Georgina Amusquivar Moller
Acción de libertad
Expediente: 32545-2020-66-AL
Departamento: La Paz
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Refiere que, como resultado de las determinaciones del Tribunal de alzada,
argumentando la existencia de nuevos elementos de convicción consagrado en el
art. 239.1 del CPP, solicitó cesación a la detención preventiva ante el Juez de
Instrucción Penal Quinto de El Alto del departamento de La Paz, quien en audiencia
mediante Resolución 387/2020 de 19 de diciembre, concedió en parte su petición
enervando el peligro de obstaculización previsto en el art. 235.2 del referido Código;
empero, mantuvo firme la determinación de su detención preventiva bajo el riesgo
procesal de fuga inmerso en el art. 234.7 de la citada norma adjetiva penal por ser la
víctima menor de edad, pese a que el Ministerio Público hizo referencia a que la
misma contaba con veintiún años de edad.
Señala que, por la vía oral planteó recurso de apelación incidental contra la
Resolución precitada, la misma que recayó en la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz, que en audiencia de 31 de diciembre de
2019, a través de Auto de Vista 670/2019, decidió mantener la decisión de
primera instancia, señalando que concurre el riesgo de fuga previsto en el
art. 234.7 de CPP, en su elemento de peligro para la víctima, no obstante de
otorgarse garantías unilaterales, por cuanto la autoridad de manera infundada
señaló "velar el derecho de un menor de edad", haciendo referencia que no se
adjuntó certificado médico forense o un argumento probatorio en cuanto a la
minoría de edad de la víctima y que venía reflejada en la imputación formal.
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La parte accionante denunció un indebido procesamiento, y en audiencia señaló
como lesionados sus derechos al debido proceso y a la libertad, citando al efecto
los arts. 115 y 116 de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
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Rosmery Lourdes Pabon Chávez, Vocal de la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz, mediante informe escrito cursante a fs. 32 y
vta. manifestó que: i) En esta Sala Penal Segunda se radicó en grado de
apelación el proceso penal seguido contra el ahora accionante por la supuesta
comisión del delito de lesiones graves y leves respecto a la cesación a la
detención preventiva, cuya audiencia fue fijada para el 31 de diciembre de 2019,
habiéndose dictado el Auto de Vista 670/2019, misma que confirmó la resolución
venida en grado de apelación; ii) Se mantuvo el riesgo procesal previsto en el art.
234.7 del CPP, bajo el fundamento que la víctima es menor de edad, aspecto que
según el impetrante de tutela sería un riesgo procesal de imposible cumplimiento,
por lo que interpone la presente acción de libertad; iii) De acuerdo a lo expresado
se puede colegir que el Tribunal de Alzada tuvo independencia al momento de
fundamentar su fallo, por cuanto la resolución dictada tiene la debida
fundamentación y motivación, porque señaló las razones por los cuales se toma la
decisión de confirmar el Auto Interlocutorio 387/2019; iv) Se hace notar la falta
de coherencia en la acción de libertad, ya que debió demostrarse la relación de
causalidad entre el acto supuestamente vulneratorio, con el derecho fundamental
a la vida y/o libertad, siendo que la misma no es una instancia más para resolver
la determinación emitida por órganos jurisdiccionales; v) La revisión de la
actividad interpretativa que realizan otras jurisdicciones que involucra el análisis
de la motivación, congruencia y adecuada valoración de los hechos (valoración de
la prueba) y del derecho interpretación de las normas, no es labor propia de la
justicia constitucional ya que para ello el accionante debió hacer una sucinta pero
precisa relación de la vinculación entre los derechos invocados y la actividad
interpretativa - argumentativa desarrollada por los Vocales al momento de dictar
el Auto de Vista 670/2019; vi) Es preciso señalar que cuando se interpone una
acción de libertad, uno de los requisitos es que exista un total estado de
indefensión del imputado, lo que no sucede en el caso presente, además no se
demuestra la carga argumentativa sobre el peligro a la vida o la libertad;
vii) Conforme al art. 23 de la CPE, el derecho a la libertad encuentra su
restricción, cuando se encuentra en proceso de investigación un hecho ilícito en
este caso de lesiones leves, el mismo que se lleva en el marco de un debido
proceso, donde el imputado asumió plena defensa interponiendo la apelación
incidental y ahora también con la presente acción tutelar de defensa; viii) Es
preciso tomar en cuenta que la SCP 0796/2016-S2 de 22 de agosto, señala los
requisitos de admisibilidad de la acción de libertad, la misma que refiere que debe
cumplirse con dos presupuestos: a) absoluto estado de indefensión
y b) procesamiento indebido, solo así puede activarse la acción de libertad,
aspecto que no se ha cumplido por parte del accionante; y, ix) El impetrante de
tutela solo mencionó el trámite efectuado en grado de apelación indicando que no
se habría fundamentado y motivado, empero una vez revisada el Auto de Vista
670/2019, se establece que si tiene todos los requisitos previstos en el art. 124
del CPP, concordante con el art 173 de la norma precitada, la misma que no
requiere que sea ampulosa sino sea clara y concreta la decisión que se asume,
solicitando al efecto se deniegue la acción de libertad interpuesta.
I.2.3. Resolución
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La Jueza de Sentencia Penal Decimosegundo de la Capital del departamento de La
Paz, mediante Resolución 01/2020 de 3 de enero, cursante de fs. 34 a 37,
denegó la tutela impetrada, con los siguientes fundamentos: a) En la audiencia
de 16 de diciembre de 2019 se rechazó la cesación a la detención preventiva del
ahora accionante en razón de haberse establecido aun la concurrencia del riesgo
procesal previsto en los arts. 235.2 y 234.7 del CPP, determinación que al
recurrirse en apelación fue confirmada por la Vocal de la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, no correspondiendo por lo tanto
realizar el análisis de anteriores resoluciones; b) Se establece que en audiencia de
cesación a la detención preventiva considerado por el Juez de Instrucción Penal
Quinto de El Alto y no así el Tercero -tal como refirió el accionante-se presentó
acta de garantías a objeto de desvirtuar el art. 235.2 del CPP, empero se mantuvo
el riesgo procesal inmerso en el art. 234.7 del CPP debido al grado de peligrosidad
porque ha podido vencer la resistencia de la víctima siendo ese el principal
argumento; c) Si bien dentro del citado peligro procesal se mencionó la minoría
de edad de la víctima, empero no fue el aspecto medular o único para mantener
la detención preventiva; d) Conforme a la SCP 0243/2016-S2 de 21 de marzo, es
viable el tratamiento en acciones de libertad sobre aspectos vinculados al debido
proceso como se pretende en el caso de autos siempre y cuando exista actos
ilegales o indebidos vinculado en forma directa con la amenaza, restricción o
supresión de la libertad física o de locomoción, al respecto, si bien se advierte
algún vacío de elementos objetivos que demuestren la minoría o mayoría de edad
de la víctima, pero tanto en la resolución primigenia así como en el Auto de Vista
670/2019 se establece que no es el motivo principal para mantener la detención
preventiva del imputado; e) En apego al entendimiento de la citada
jurisprudencia, esta omisión o inobservancia que vulnera el debido proceso es
posible considerarla en la presente acción, empero la misma debe estar
directamente vinculada con el derecho a la libertad, lo cual no ocurre en el caso,
porque de manera general el art. 234.7 del CPP -en relación al peligro para la
víctima- es el que sostiene la subsistencia de la detención preventiva; y, dentro de
dicho riesgo existen varios fundamentos, tales como el grado de peligrosidad por
haber vencido la resistencia de la víctima, siendo que el hecho de que el mismo
sea menor o mayor de edad no es el fundamento principal, debiendo la parte
impetrante de tutela acudir al art. 239.1 del referido Código a objeto de desvirtuar
el citado riesgo por cuanto las medidas cautelares conforme al art. 250 del de la
norma adjetiva penal son de carácter provisional; f) Asimismo, conforme a las
atribuciones previstas en el art. 398 del CPP, si bien al Tribunal de alzada revisa
nuevamente la actuación del Juez a quo; empero el Tribunal de garantías no
observa la relación de causalidad con el resultado de la determinación, es decir la
supuesta afectación del derecho a la libertad vinculado con el debido proceso y
que dicho motivo fue la causa principal de la subsistencia de la detención
preventiva, demostrándose objetivamente bajo el principio de trascendencia en
sentido de demostrar la inobservancia del debido proceso, si bien en el presente
caso no se tiene elementos objetivos que demuestran la minoría o mayoría de
edad, no es determinante o la causa principal que aun sostiene la detención
preventiva; g) Es posible sobrepasar el límite e ingresar a la acción interpretativa
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de la jurisdicción ordinaria a través de esta acción de defensa, que implicaría
invadir la labor del Juez, pero esta acción es excepcional observando los principios
constitucionales uniformadores del ordenamiento jurídico como la SCP 1846/2004
de 30 de noviembre, debiendo cumplirse además con ciertas exigencias, es decir
la vulneración de derechos vinculado a la Resolución de alzada y esa es
precisamente establecer objetivamente el entendimiento del principio de
transcendencia, lo que no ocurrió en el presente caso; y, h) Lo reclamado,
ingresa a ser un aspecto referente al debido proceso que no tiene vinculación
única y fundamental con la restricción al derecho libertad del hoy accionante, por
lo tanto no cabe considerarse a través de esta acción de defensa, existiendo los
mecanismos pertinentes; toda vez que, bajo esta consideración no tiene
vinculación con el objeto Constitucional de la presente acción, no cumpliéndose
los presupuestos previstos en la línea jurisprudencial circunscribiéndose el reclamo
en un aspecto que recae en otro ámbito, no siendo viable la solicitud.
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Del análisis de la documental adjunta al expediente, se evidencia lo siguiente:
La parte accionante en virtud del art. 125 del CPP solicitó complementación
explicación y enmienda manifestado: i) Se hizo referencia a la Resolución
primigenia 407/2019, en la cual el Juez de turno habría valorado el
certificado médico forense, en la misma resolución su autoridad no ha
considerado que hace referencia en que la víctima tendría tiene 21 años de
edad y además tendría cien días de incapacidad que hace una valoración
integra respecto al certificado médico forense; ii) En la resolución
impugnada tampoco se ha considerado en su integridad lo que el mismo
representante del Ministerio Público aceptó que la víctima tiene 21 años, en
consecuencia consideramos que se estaría otorgando una garantía de un
derecho inexistente a una persona que no cuenta con ese derecho que la
misma Constitución y tratados y convenios internacionales le estaría
tutelando; y, iii) Queremos saber si en el presente caso se está
"contrastando" un menor de edad, que en este caso es el menor de
7 meses, si el derecho que tiene a gozar de una asistencia familiar como la
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alimentación y vivienda, en consecuencia solicita que se pueda
complementar la resolución cual sería el mecanismo o la vía para otorgar en
razón de que por Auto de Vista 486/2019 se estableció claramente la
solicitud de complementación y enmienda con relación a los arts. 234.10 y
235.2 del CPP, el mismo que se ha "conexado", efectivamente en la
SCP "185/2019", el 235.2 del citado Código ha sido enervado, entonces al
señalar que han sido conexados cuál sería el mecanismo o medio porque
claramente el Tribunal Constitucional Plurinacional señaló como se pueden
imponer los riesgos procesales también pueden ser enervados.
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“…cuando un juez omite la motivación de una resolución, no sólo suprime
una parte estructural de la misma sino también en los hechos toma una decisión
de hecho no de derecho, que vulnera de manera flagrante el citado
derecho, que permite a las partes conocer cuáles son las razones para
que se declare en tal o cual sentido o lo que es lo mismo, cuál es la ratio
decidendi que llevó al juez a tomar la decisión” (el resaltado es añadido).
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Con relación a la fundamentación y motivación de las resoluciones
al aplicar el art. 398 del CPP2, la jurisprudencial de esta instancia
constitucional, a través de la SCP 0077/2012 de 16 de abril, en su
Fundamento Jurídico III.3, titulado “El alcance de lo previsto en el art. 398
del CPP y la exigencia de motivación en las resoluciones que disponen la
detención preventiva”, señaló inicialmente que de acuerdo al referido
precepto legal del art. 398 del CPP, los tribunales de alzada sólo pueden
resolver y pronunciarse sobre los agravios expuestos en apelación; empero,
precisó que: al tratarse de la aplicación de medidas cautelares:
“En el marco de las normas legales citadas, aplicables al caso que se examina, se
establece que el límite previsto por el art. 398 del CPP a los tribunales de
alzada, de circunscribirse a los aspectos cuestionados de la resolución,
no implica que los tribunales de apelación se encuentren eximidos de la
obligación de motivar y fundamentar la resolución por la cual deciden
imponer la medida cautelar de detención preventiva, quedando igualmente
obligados a expresar la concurrencia de los dos presupuestos que la normativa
legal prevé para la procedencia de la detención preventiva, en el entendido que
ésta última determinación únicamente es válida cuando se han fundamentado los
dos presupuestos de concurrencia, para cuya procedencia deberá existir: 1) El
pedido fundamentado del fiscal o de la víctima aunque no se hubiere constituido
en querellante; 2) La concurrencia de los requisitos referidos a la existencia de
elementos de convicción suficientes para sostener que el imputado es, con
probabilidad, autor o partícipe de un hecho punible y la existencia de elementos
de convicción suficiente de que el imputado no se someterá al proceso u
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El art. 398 del CPP señala que: “Los tribunales de alzada circunscribirán sus resoluciones a los aspectos cuestionados de la
resolución”
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El art. 236 del CPP modificado por el art. 11 de la Ley 1173 de 3 de mayo de 2019, vigente desde el 4 de noviembre del mismo
año, señala: “El auto que disponga la aplicación de una medida cautelar personal, será dictado por la jueza, el juez o tribunal del
proceso y deberá contener:
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obstaculizará la averiguación de la verdad; circunstancias que deben ser
verificadas y determinadas por el tribunal y estar imprescindiblemente expuestas
en el auto que la disponga, por lo mismo, la falta de motivación por parte de
los tribunales de alzada no podrá ser justificada con el argumento de
haberse circunscrito a los puntos cuestionados de la resolución
impugnada o que uno o varios de los presupuestos de concurrencia para
la detención preventiva no fueron impugnados por la o las partes
apelantes.
Cuando se trata de la protección del derecho a la libertad personal por medio del
recurso de apelación de la medida cautelar, el análisis del tribunal de alzada,
no puede reducirse a una mera formalidad, sino, debe examinar las
razones invocadas por el recurrente y manifestarse expresamente sobre
cada una de ellas, de acuerdo a los parámetros establecidos en el punto
anterior, debiendo expresar fundadamente los motivos por los que
considera que efectivamente se dan los riesgos procesales previstos por
el art. 233 del CPP.
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obligatoriedad del mantenimiento de la medida. Si a través del fundamento de la
resolución, no se demuestra que la detención preventiva de la persona es
necesaria y razonable, para el cumplimiento de sus fines legítimos, la misma
deviene en arbitraria” (el resaltado nos corresponde).
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decisiones; y, iii) La libre convicción o sana crítica racional, que a continuación
se analizará:
El sistema de la libre convicción o sana crítica racional, emana del
principio de la verdad real o material; este sistema, como señala José
Cafferata Nores, si bien establece la plena libertad de convencimiento de los
jueces, empero esa libertad tiene un límite infranqueable: “El respeto a las
normas que gobiernan la corrección del pensamiento humano”4; es decir, las
normas de la lógica, psicología, de la experiencia común. En ese sentido, la
actuación del juez no es discrecional o arbitraria; prima la razonabilidad de la
valoración de la prueba, de ahí que también recibe el nombre de persuasión
judicial; pues, si bien el juez tiene mayor libertad con relación a la prueba
tasada; empero, también tiene más responsabilidad.
Otra característica de este sistema, es la obligación impuesta a los jueces de
motivar sus conclusiones; es decir, de exponer las razones de su
convencimiento; éste, es precisamente el sistema que rige en el proceso penal
boliviano, puesto que el art. 173 del CPP, lo consagra al señalar que: “El juez o
tribunal asignará el valor correspondiente a cada uno de los elementos
de prueba, con aplicación de las reglas de la sana crítica, justificando y
fundamentando adecuadamente las razones por las cuales les otorga
determinado valor, en base a la apreciación conjunta y armónica de
toda la prueba esencial producida”.
La jurisprudencia constitucional en la SC 1480/2005-R de 22 de noviembre5, se
refirió a los tres sistemas de valoración de la prueba en materia penal -íntima
convicción, pruebas legales y sana crítica-, estableciendo que en nuestro
ordenamiento jurídico rige el sistema de la sana crítica, puntualizando que las
reglas de la experiencia, son aquellas que conoce el hombre común; las reglas
de la psicología referidas no a las normas elaboradas por ciencia conjetural de la
psicología, sino a mínimos conocimientos; además de las reglas de la lógica, vale
decir, las reglas de la identidad, de contradicción, de tercero excluido o de razón
suficiente; entendimiento que fue reiterado en la SC 0115/2007-R de 7 de
marzo6.
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CAFFERATA NORES, José, La prueba en el proceso penal. Ediciones De Palma, Buenos Aires, 1998, pág. 45.
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El FJ III.3, señala: “Con relación al fundamento del Auto Supremo que motiva la presente acción tutelar y que declaró
infundado el recurso de casación interpuesto por el representado del actor, es menester mencionar que en la aplicación de los
distintos sistemas procesales penales, se han distinguido a su vez tres diferentes sistemas de valoración de prueba; conforme a
lo siguiente: 1) el Sistema de la Intima Convicción que otorga absoluta libertad al Juez para apreciar con entera libertad las
pruebas, e incluso apartarse de ellas, dictando la Sentencia conforme a lo que le dicta su conciencia, con la particularidad de
que la autoridad judicial no está compelido a especificar las razones de que una prueba es o no efectiva; 2) el sistema de las
Pruebas Legales caracterizado porque la ley indica; por anticipado, el valor o grado de eficacia que tiene cada medio probatorio,
lo que implica que el Juez no tiene libertad de apreciación, sino que, ante determinada prueba le deberá atribuir el valor o
eficacia que indica la ley; y 3) el sistema de la Sana Crítica, que se define como el sistema que considera un conjunto de normas
y de criterios de los jueces, basados en las reglas de la lógica, de lo que le dicta su experiencia, de principios de la psicología, y
aún del sentido común, que aunadas llevan al convencimiento humano.
En cuanto al ordenamiento jurídico nacional, el art. 173 del CPP establece: `El juez o Tribunal asignará el valor correspondiente
a cada uno de los elementos de prueba, con aplicación de las reglas de la sana crítica, justificando y fundamentando
adecuadamente las razones por las cuales les otorga determinado valor, en base a la apreciación conjunta y armónica de toda la
prueba esencial producida´. Esto supone que el Código procesal penal asume el sistema de valoración de la sana crítica; lo que
implica que la autoridad judicial a tiempo de dictar Sentencia debe considerar: las reglas de la experiencia, que son aquellas que
conoce el hombre común; las reglas de la psicología referidas no a las normas elaboradas por ciencia conjetural de la psicología,
sino a mínimos conocimientos; además de las reglas de la lógica, vale decir la regla de la identidad, la regla de contradicción, la
regla de tercero excluido o la regla de razón suficiente” (las negrillas son agregadas).
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El FJ III.4, indica: “Aquí conviene explicar que según fue manifestado en la SC 1480/2005-R, de 22 de noviembre, la sana
crítica: `(…) implica que la autoridad judicial a tiempo de dictar Sentencia debe considerar: las reglas de la experiencia, que son
aquellas que conoce el hombre común; las reglas de la psicología referidas no a las normas elaboradas por ciencia conjetural de
la psicología, sino a mínimos conocimientos; además de las reglas de la lógica, vale decir la regla de la identidad, la regla de
contradicción, la regla de tercero excluido o la regla de razón suficiente´” (negrillas son añadidas).
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Consiguientemente, en materia penal rige el sistema de valoración de la
prueba de la libre convicción o sana crítica; en virtud de la cual, el juez en
la apreciación de todos los medios de prueba, tiene libertad de convencimiento,
empero, limitado por las reglas de la lógica psicológica y experiencia común, así
como la obligación de motivar las razones de su convencimiento, además, y esto
es fundamental, es indispensable que las autoridades judiciales presten atención
a los principios constitucionales que sustentan la prueba, como es el principio de
verdad material, que se encuentra previsto en el art. 180 de la CPE; en virtud al
cual, la o el juzgador debe encontrar la paz social, la aplicación de la justicia y el
respeto a los derechos humanos, buscando la verdad de los hechos, por encima
de mecanismos formales o procesales, con la finalidad que las partes accedan a
una justicia material, eficaz y eficiente, procurando que el derecho sustantivo
prevalezca sobre el formal -SCP 1662/2012 de 1 de octubre-.
Sobre el particular, la jurisprudencia constitucional contenida en el Fundamento
Jurídico III.3.2 de la SCP 1215/2012 de 6 de septiembre establece que:
…la superación de la dependencia de la verdad formal o la que emerge de los
procedimientos judiciales, por eso es aquella verdad que corresponde a la
realidad, superando cualquier limitación formal que restrinja o distorsione la
percepción de los hechos, a la persona encargada de juzgar a otro ser humano,
o de definir sus derechos y obligaciones, dando lugar a una decisión injusta que
no responda a los principios, valores y valores éticos consagrados en la Norma
Suprema de nuestro país, a los que, todas las autoridades del Órgano Judicial y
de otras instancias, se encuentran impelidos a dar aplicación, entre ellas, al
principio de verdad material, por sobre la limitada verdad formal.
Obligación que para su cumplimiento requiere, entre otros, de una correcta
apreciación de los medios probatorios aportados durante el proceso, conforme a
la realidad de su ocurrencia, con la finalidad de efectivizar la función de impartir
justicia menos formalista y procesalista, para dar lugar a la justicia material y
efectiva; velando por la aplicación y respeto de los derechos fundamentales y de
las garantías constitucionales de las personas.
En síntesis, de acuerdo con la Constitución Política del Estado, los procesos están
regidos por el principio de verdad material y en ese sentido, se orientan a la
comprobación de la verdad.
III.3. Sobre el riesgo procesal de fuga inmerso en el art. 234.7 del CPP.
Peligro efectivo para la sociedad o víctima o el denunciante
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encontrando diferencia puesto que la norma demandada adicionalmente
precisa que la situación de peligrosidad sea efectiva, mientras que la del
art. 234.8 del CPP, precisa antecedentes criminales reiterados; en ese orden, es
también necesario comprender la efectividad de la peligrosidad exigida por la
norma demandada.
El concepto “efectivo” que se debe adicionar a la peligrosidad para que
opere como fundamento de la detención preventiva por peligro de fuga,
hace alusión, según el diccionario jurídico que utiliza este Tribunal, a un
peligro existente, real o verdadero, como contraposición a lo pretendido,
dudoso, incierto o nominal; es decir a un peligro materialmente verificable,
más allá del criterio subjetivo del juez, que puede ser arbitrario, por ello supone la
asistencia de elementos materiales comprobables en la situación particular
concreta desde la perspectiva de las personas y los hechos, por ello se debe
aplicar bajo el principio de la razonabilidad y la proporcionalidad, no
encontrando en ello ninguna inconstitucionalidad por afectación del debido
proceso o de la presunción de inocencia consagrados constitucionalmente.
En consecuencia, el peligro efectivo, encuentra justificación en la
necesidad de imponer medidas de seguridad a las personas que hubieran
sido encontradas culpables de un delito anteriormente, pero no le
sindica como culpable del ilícito concreto que se juzga, ni provoca que
en la tramitación del proceso sea culpable del presunto delito
cometido…” (las negrillas nos pertenecen)
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El FJ III.3.2 señala: “En ese entendido, el Tribunal Constitucional Plurinacional, al resolver una acción de inconstitucionalidad
abstracta, pronunció la SCP 0056/2014 de 3 de enero, estableciendo los parámetros que deben considerarse para la acreditación
del peligro de fuga, descritos en el Fundamento Jurídico III.2, de esta Sentencia Constitucional Plurinacional, entendimiento
que debe ser aplicado en la consideración del referido riesgo, en todos los casos, dada la especificidad del
análisis respecto a los derechos fundamentales; parámetros, que no fueron aplicados en el caso, como lo reconoce el
Tribunal de apelación.
Al efecto, debe tenerse en cuenta que el entendimiento contenido en la indicada SCP 0056/2014, fue minucioso a los fines de la
protección del derecho a la presunción de inocencia, al hacer hincapié en que dicho peligro debe ser materialmente verificable,
justificado en la necesidad de imponer medidas de seguridad a las personas que hubieran sido encontradas culpables de un
delito anteriormente, sin que ello signifique sindicarlo como culpable en el ilícito que se investiga; en ese sentido, el
entendimiento desarrollado y fundamentalmente las directrices desarrolladas, deben ser aplicadas en todos los
casos, por los jueces y tribunales en materia penal a tiempo de considerar ese riesgo, circunstancia que en el
caso no se dio, vulnerando el debido proceso”.
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Consecuentemente, bajo esa comprensión, los jueces y tribunales en
materia penal que impongan la extrema medida de detención preventiva en
contra del imputado, aplicando el riesgo de fuga previsto en el ya
mencionado art. 234.7 CPP “Peligro efectivo para la sociedad o para
la víctima o el denunciante”; conforme a lo descrito, dicha decisión
debe emerger de un análisis integral y valoración probatoria sobre la
existencia real, material y verificable del peligro; no siendo permitido,
sustentar dicho peligro en subjetividades tal como lo precisó la precitada
jurisprudencia; asimismo, el juzgador debe efectuar una labor
argumentativa en cuanto a la razonabilidad y proporcionalidad respecto de
su concurrencia.
Una vez que el precitado fallo fue recurrido en apelación, la Vocal de la Sala
Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, a través
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de Auto de vista 486/2019 de 28 de noviembre, declaró procedente en
parte el recurso de apelación incidental, empero confirmó la Resolución de
primera instancia, la misma que al solicitarse complementación y enmienda
la autoridad judicial señaló: "respecto a la aclaración del articulo 234.10 en
cuanto al peligro de fuga y 253.2 al peligro de obstaculización que el mismo
tendría que ser conexado en el efectivamente la SC.Nro. 185/2019 (...) por
lo que se establece que este riesgo procesal del art. 235.2 aun estaría
latente" (sic [Conclusión II.4]).
POR TANTO
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