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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0004/2022-S1

Sucre, 4 de marzo de 2022

SALA PRIMERA
Magistrada Relatora: MSc. Georgina Amusquivar Moller
Acción de libertad

Expediente: 32545-2020-66-AL
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución 01/2020 de 3 de enero, cursante de fs. 34 a 37,


pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Waldo Ururi
Saavedra en representación sin mandado de Junior Ariel Poma Quispe contra
Rosmery Lourdes Pabón Chávez, Vocal de la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de La Paz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 3 de enero de 2020, cursante de fs. 27 a 29 vta.,


accionante a través de su representante, expresó lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 1 de noviembre de 2019, el Juez de control jurisdiccional mediante Resolución


407/2019, valorando los elementos que cursan en el cuaderno de investigaciones
entre ellos la incapacidad médico legal de cien días de la víctima Luis Alberto
Humana Quintana, así como el acta de declaración informativa, consideró la
existencia de los riesgos de fuga y obstaculización para determinar su detención
preventiva en el Centro Penitenciario de Calauma; fallo que al ser recurrido en
apelación, la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de
La Paz, por Auto de Vista 486/2019 de 28 de noviembre concedió en parte la
misma, por lo que mantuvo su situación bajo el riesgo procesal previsto en el
art. 234.7 del Código de Procedimiento Penal (CPP) en su elemento de peligro
para la víctima y la sociedad; y, art. 235.2 de la precitada norma, señalando que
ambos riesgos deberían ser "conexados".

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Refiere que, como resultado de las determinaciones del Tribunal de alzada,
argumentando la existencia de nuevos elementos de convicción consagrado en el
art. 239.1 del CPP, solicitó cesación a la detención preventiva ante el Juez de
Instrucción Penal Quinto de El Alto del departamento de La Paz, quien en audiencia
mediante Resolución 387/2020 de 19 de diciembre, concedió en parte su petición
enervando el peligro de obstaculización previsto en el art. 235.2 del referido Código;
empero, mantuvo firme la determinación de su detención preventiva bajo el riesgo
procesal de fuga inmerso en el art. 234.7 de la citada norma adjetiva penal por ser la
víctima menor de edad, pese a que el Ministerio Público hizo referencia a que la
misma contaba con veintiún años de edad.

Señala que, por la vía oral planteó recurso de apelación incidental contra la
Resolución precitada, la misma que recayó en la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz, que en audiencia de 31 de diciembre de
2019, a través de Auto de Vista 670/2019, decidió mantener la decisión de
primera instancia, señalando que concurre el riesgo de fuga previsto en el
art. 234.7 de CPP, en su elemento de peligro para la víctima, no obstante de
otorgarse garantías unilaterales, por cuanto la autoridad de manera infundada
señaló "velar el derecho de un menor de edad", haciendo referencia que no se
adjuntó certificado médico forense o un argumento probatorio en cuanto a la
minoría de edad de la víctima y que venía reflejada en la imputación formal.

Sostiene que, en la audiencia de consideración de medidas cautelares se


establece que el propio Ministerio Público de manera literal señaló: "...mediante la
denuncia se adjuntado el principal elemento (...) en los cuales se ha elaborado el
pliego de imputación formal el cual es certificado médico forense que otorga 100
días de impedimento" (sic), en otro acápite de manera literal hizo referencia
"…señora magistrada el memorial de denuncia de la señora Rosemary Quintana
Mamani señora magistrada en el cual hace pleno conocimiento la misma quien
habría sido agresor de su hijo de 23 años que es ahora la víctima y que tiene 100
días de impedimento" (sic).

Agrega que, se encuentra ilegalmente procesado por dos elementos esenciales:


a) Existió modificación sobre la edad de la víctima al determinar que el Estado
protegerá la misma, no obstante que en audiencia de medidas cautelares se
señaló que el nombrado contaba con veintitrés (23) años de edad, omitiéndose al
efecto la valoración de todos los elementos probatorios; y, b) Persiste un riesgo
procesal de imposible cumplimiento al determinar dentro de su fundamento y
omitir el elemento probatorio de la garantía unilateral, sin existir mecanismo
alguno para poder enervarlo, aspecto que transgrede todo derecho y garantía
constitucional del debido proceso y una identificación clara de las partes
procesales.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

2
La parte accionante denunció un indebido procesamiento, y en audiencia señaló
como lesionados sus derechos al debido proceso y a la libertad, citando al efecto
los arts. 115 y 116 de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicitan que se declare procedente la acción de libertad y que la Vocal


demandada precautele el debido proceso conforme prevé el art. 115 y 116
de la CPE.

I.2. Audiencia y Resolución de la Jueza de garantías

La audiencia pública se efectuó el 3 de enero de 2020, según acta cursante a


fs. 33 y vta., produciéndose los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

La parte accionante, ratificó su acción de libertad, ampliando manifestó que:


1) El Auto Interlocutorio 387/2019 dictada por el Juez de Instrucción Penal Quinto
de El Alto, se hizo notar que la víctima no es menor de edad la misma que fue
demostrado con el certificado médico forense y fotocopia de la cédula de
identidad, sin embargo de igual forma se determinó su detención preventiva, fallo
que al recurrirse apelación se emitió la el Auto de Vista 486/2019 en la cual
sucedió lo mismo; 2) La demandada indicó claramente que se desvirtuó el riesgo
procesal inmerso en el art. 235.3 del CPP, y con ello también se estaría
desvirtuando el art. 234.10 y 7 de la norma precitada, motivo por el cual presentó
copia legalizada de garantías unilaterales en favor de la víctima y la denunciante,
por lo que en ningún momento se mostró la minoría de edad de ellos; empero la
autoridad señaló haberse desvirtuado solo el art. 235.2 del citado Código mas no
el art. 234.7 de la norma referida; 3) Se vulneró el debido proceso previsto en los
arts. 115 y 116 de la CPE, porque se está coartando el derecho a la libertad de
locomoción con dicha resolución a pesar de haber cumplido con todos los
requisitos que la misma Vocal dijo "Aquí no se está ventilando hechos para ello
esta los actos investigativos, aquí lo que se tiene que determinar son los riesgos
de fuga y obstaculización” (sic), siendo que demostró la inexistencia de esos
riesgos; y, 4) El Fiscal de Materia evidentemente señaló que la víctima es mayor
de edad, la misma que se hizo conocer al Juez de control jurisdiccional, al
respecto se hace notar que dicha autoridad abrió investigación en su contra y su
hermano menor de 16 años que son juzgados por cuerda separada, por lo que la
imputación formal fue en su contra mas no contra el menor porque solo había
visto y coadyuvado en el hecho ilícito, cuyos hechos se hicieron notar al Juez
indicando que el agresor es menor de edad, sin embargo la Vocal manifestó que
"no sabemos nosotros con todos estos antecedentes" (sic), por lo que pide se
dicte nuevo fallo.

I.2.2. Informe de la autoridad demandada

3
Rosmery Lourdes Pabon Chávez, Vocal de la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz, mediante informe escrito cursante a fs. 32 y
vta. manifestó que: i) En esta Sala Penal Segunda se radicó en grado de
apelación el proceso penal seguido contra el ahora accionante por la supuesta
comisión del delito de lesiones graves y leves respecto a la cesación a la
detención preventiva, cuya audiencia fue fijada para el 31 de diciembre de 2019,
habiéndose dictado el Auto de Vista 670/2019, misma que confirmó la resolución
venida en grado de apelación; ii) Se mantuvo el riesgo procesal previsto en el art.
234.7 del CPP, bajo el fundamento que la víctima es menor de edad, aspecto que
según el impetrante de tutela sería un riesgo procesal de imposible cumplimiento,
por lo que interpone la presente acción de libertad; iii) De acuerdo a lo expresado
se puede colegir que el Tribunal de Alzada tuvo independencia al momento de
fundamentar su fallo, por cuanto la resolución dictada tiene la debida
fundamentación y motivación, porque señaló las razones por los cuales se toma la
decisión de confirmar el Auto Interlocutorio 387/2019; iv) Se hace notar la falta
de coherencia en la acción de libertad, ya que debió demostrarse la relación de
causalidad entre el acto supuestamente vulneratorio, con el derecho fundamental
a la vida y/o libertad, siendo que la misma no es una instancia más para resolver
la determinación emitida por órganos jurisdiccionales; v) La revisión de la
actividad interpretativa que realizan otras jurisdicciones que involucra el análisis
de la motivación, congruencia y adecuada valoración de los hechos (valoración de
la prueba) y del derecho interpretación de las normas, no es labor propia de la
justicia constitucional ya que para ello el accionante debió hacer una sucinta pero
precisa relación de la vinculación entre los derechos invocados y la actividad
interpretativa - argumentativa desarrollada por los Vocales al momento de dictar
el Auto de Vista 670/2019; vi) Es preciso señalar que cuando se interpone una
acción de libertad, uno de los requisitos es que exista un total estado de
indefensión del imputado, lo que no sucede en el caso presente, además no se
demuestra la carga argumentativa sobre el peligro a la vida o la libertad;
vii) Conforme al art. 23 de la CPE, el derecho a la libertad encuentra su
restricción, cuando se encuentra en proceso de investigación un hecho ilícito en
este caso de lesiones leves, el mismo que se lleva en el marco de un debido
proceso, donde el imputado asumió plena defensa interponiendo la apelación
incidental y ahora también con la presente acción tutelar de defensa; viii) Es
preciso tomar en cuenta que la SCP 0796/2016-S2 de 22 de agosto, señala los
requisitos de admisibilidad de la acción de libertad, la misma que refiere que debe
cumplirse con dos presupuestos: a) absoluto estado de indefensión
y b) procesamiento indebido, solo así puede activarse la acción de libertad,
aspecto que no se ha cumplido por parte del accionante; y, ix) El impetrante de
tutela solo mencionó el trámite efectuado en grado de apelación indicando que no
se habría fundamentado y motivado, empero una vez revisada el Auto de Vista
670/2019, se establece que si tiene todos los requisitos previstos en el art. 124
del CPP, concordante con el art 173 de la norma precitada, la misma que no
requiere que sea ampulosa sino sea clara y concreta la decisión que se asume,
solicitando al efecto se deniegue la acción de libertad interpuesta.

I.2.3. Resolución
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La Jueza de Sentencia Penal Decimosegundo de la Capital del departamento de La
Paz, mediante Resolución 01/2020 de 3 de enero, cursante de fs. 34 a 37,
denegó la tutela impetrada, con los siguientes fundamentos: a) En la audiencia
de 16 de diciembre de 2019 se rechazó la cesación a la detención preventiva del
ahora accionante en razón de haberse establecido aun la concurrencia del riesgo
procesal previsto en los arts. 235.2 y 234.7 del CPP, determinación que al
recurrirse en apelación fue confirmada por la Vocal de la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, no correspondiendo por lo tanto
realizar el análisis de anteriores resoluciones; b) Se establece que en audiencia de
cesación a la detención preventiva considerado por el Juez de Instrucción Penal
Quinto de El Alto y no así el Tercero -tal como refirió el accionante-se presentó
acta de garantías a objeto de desvirtuar el art. 235.2 del CPP, empero se mantuvo
el riesgo procesal inmerso en el art. 234.7 del CPP debido al grado de peligrosidad
porque ha podido vencer la resistencia de la víctima siendo ese el principal
argumento; c) Si bien dentro del citado peligro procesal se mencionó la minoría
de edad de la víctima, empero no fue el aspecto medular o único para mantener
la detención preventiva; d) Conforme a la SCP 0243/2016-S2 de 21 de marzo, es
viable el tratamiento en acciones de libertad sobre aspectos vinculados al debido
proceso como se pretende en el caso de autos siempre y cuando exista actos
ilegales o indebidos vinculado en forma directa con la amenaza, restricción o
supresión de la libertad física o de locomoción, al respecto, si bien se advierte
algún vacío de elementos objetivos que demuestren la minoría o mayoría de edad
de la víctima, pero tanto en la resolución primigenia así como en el Auto de Vista
670/2019 se establece que no es el motivo principal para mantener la detención
preventiva del imputado; e) En apego al entendimiento de la citada
jurisprudencia, esta omisión o inobservancia que vulnera el debido proceso es
posible considerarla en la presente acción, empero la misma debe estar
directamente vinculada con el derecho a la libertad, lo cual no ocurre en el caso,
porque de manera general el art. 234.7 del CPP -en relación al peligro para la
víctima- es el que sostiene la subsistencia de la detención preventiva; y, dentro de
dicho riesgo existen varios fundamentos, tales como el grado de peligrosidad por
haber vencido la resistencia de la víctima, siendo que el hecho de que el mismo
sea menor o mayor de edad no es el fundamento principal, debiendo la parte
impetrante de tutela acudir al art. 239.1 del referido Código a objeto de desvirtuar
el citado riesgo por cuanto las medidas cautelares conforme al art. 250 del de la
norma adjetiva penal son de carácter provisional; f) Asimismo, conforme a las
atribuciones previstas en el art. 398 del CPP, si bien al Tribunal de alzada revisa
nuevamente la actuación del Juez a quo; empero el Tribunal de garantías no
observa la relación de causalidad con el resultado de la determinación, es decir la
supuesta afectación del derecho a la libertad vinculado con el debido proceso y
que dicho motivo fue la causa principal de la subsistencia de la detención
preventiva, demostrándose objetivamente bajo el principio de trascendencia en
sentido de demostrar la inobservancia del debido proceso, si bien en el presente
caso no se tiene elementos objetivos que demuestran la minoría o mayoría de
edad, no es determinante o la causa principal que aun sostiene la detención
preventiva; g) Es posible sobrepasar el límite e ingresar a la acción interpretativa
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de la jurisdicción ordinaria a través de esta acción de defensa, que implicaría
invadir la labor del Juez, pero esta acción es excepcional observando los principios
constitucionales uniformadores del ordenamiento jurídico como la SCP 1846/2004
de 30 de noviembre, debiendo cumplirse además con ciertas exigencias, es decir
la vulneración de derechos vinculado a la Resolución de alzada y esa es
precisamente establecer objetivamente el entendimiento del principio de
transcendencia, lo que no ocurrió en el presente caso; y, h) Lo reclamado,
ingresa a ser un aspecto referente al debido proceso que no tiene vinculación
única y fundamental con la restricción al derecho libertad del hoy accionante, por
lo tanto no cabe considerarse a través de esta acción de defensa, existiendo los
mecanismos pertinentes; toda vez que, bajo esta consideración no tiene
vinculación con el objeto Constitucional de la presente acción, no cumpliéndose
los presupuestos previstos en la línea jurisprudencial circunscribiéndose el reclamo
en un aspecto que recae en otro ámbito, no siendo viable la solicitud.

La parte accionante, alegando el art. 125 del "CPP" solicitó complementación


respecto al art. 234.7 del CPP, en virtud a que se "...presentado conforme se ha
explicado a la Vocal de la Sala Penal Segunda, conformidad 056/2014 que da los
lineamientos modificatorios por otra sentencia 070/2014..." (sic), le hemos
indicado y explicado que ya se habrían cumplido con todos los requisitos para
poder desvirtuar el art. 234.7 y 235.2 del CPP, asimismo hay indebido
procesamiento porque no se consideró los puntos necesarios. "...porque el
fundamento legal del juzgado dicen que es menor de edad y el art. 60 de la CPE
lo ampara hecho por el que nosotros hemos accionado" (sic).

Al respecto el Juez de garantías, respondió señalando que los fundamentos están


claros pero, en mérito al art. 125 de la CPE, se aclara que en observancia del art.
234.7 del CPP, como autoridad no puede inmiscuirse en valorar el citado riesgo
procesal, siendo la autoridad titular quien debe efectuar esta labor, al efecto la
parte accionante debe solicitar la cesación a la detención preventiva por estar la
competencia delimitada. Referente al riesgo procesal previsto en el art. 235.2 de
la norma adjetiva penal conforme los datos del proceso se encontraba
desvirtuada, si bien se hizo mención a la minoría o mayoría de edad, que fue
aclarado por el impetrante de tutela, pero eso no es el fundamento principal a los
fines de la subsistencia de la detención preventiva, si bien presentó actas de
garantías, estas fueron consideradas para otro riesgo procesal.

I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional


Por Decreto Constitucional de 20 de agosto de 2020, cursante a fs. 42, se dispuso
la suspensión del plazo procesal a objeto de recabar documentación
complementaria; reanudándose el mismo a partir del día siguiente de la
notificación con el Decreto Constitucional de 16 de febrero de 2022; por lo que, la
presente Sentencia es emitida dentro del plazo establecido en el Código Procesal
Constitucional.
II. CONCLUSIONES

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Del análisis de la documental adjunta al expediente, se evidencia lo siguiente:

II.1. Consta Certificado Médico Forense IDIF/MEDFOR/EAL-13587/2019 de 30 de


agosto, emitido por Yesica Bueno Dueñas, Médico Forense del Instituto de
Investigaciones Forenses de El Alto del departamento de La Paz, el cual
luego de identificar a la presunta víctima Luis Alberto Humana Quintana,
consigna que tiene la edad de 21 años y una incapacidad médico legal de
cien días, por tener una fractura subtrocanterica femur izquierdo
multifragmentaria, a ser resuelta quirúrgicamente (fs. 26 y vta.).

II.2. Mediante memorial presentado el 31 de octubre de 2019, el Fiscal de


Materia asignado al caso, a denuncia de Mery Quintana Mamani formuló
imputación formal contra Junior Ariel Poma Quispe por la presunta comisión
del delito de lesiones gravísimas previsto y sancionado por el art. 270.4 del
Código Penal (CP), solicitando al efecto su detención preventiva en el
Centro Penitenciario de San Pedro de La Paz (fs. 3 a 7 vta.).

II.3. A través de Resolución 407/2019 de 1 de noviembre, la Jueza de


Instrucción Penal Tercera de El Alto del departamento de La Paz, dentro del
aludido proceso penal, dispuso la detención preventiva de Junior Ariel Poma
Quispe –ahora accionante– señalando al efecto el art. 233.1 y 2 del CPP; y
los riesgos procesales inmersos en los arts. 234 numerales 1, 2, 3 y 10
–actual numeral 7– y 235.2 de la citada norma adjetiva penal; fallo que a
solicitud de la parte imputada fue objeto de complementación y enmienda
(fs. 9 a 11 vta.).

II.4. Por Auto de Vista 486/2019 de 28 de noviembre, la Vocal de la Sala Penal


Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, declaró
procedente en parte el recurso de apelación incidental; empero confirmó la
Resolución 407/2019; fallo que al solicitarse complementación y enmienda
la autoridad judicial señaló: "…respecto a la aclaración del articulo 234.10
en cuanto al peligro de fuga y 253.2 al peligro de obstaculización que el
mismo tendría que ser conexado en el efectivamente la SC.Nro.185/2019
(...) por lo que se establece que este riesgo procesal del art. 235.2 aun
estaría latente” (sic [fs. 18 a 21]).

II.5. El Juez de Instrucción Penal Quinto del departamento de La Paz, por


Auto Interlocutorio 387/2019 de 19 de diciembre, resolvió rechazar la
solicitud de cesación a la detención preventiva del accionante, por no
haberse desvirtuado el riesgo procesal inmerso en el art. 234.10 del CPP;
fallo que también a solicitud de las partes fue objeto de aclaración
complementación y enmienda, y de la misma forma fue objeto de recurso
de apelación incidental (fs. 22 a 24).

II.6. La Vocal de la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia


de La Paz, a través de Auto de Vista 670/2019 de 31 de diciembre
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determinó la admisibilidad del recurso de apelación incidental; empero,
declaró improcedente las cuestiones planteadas; por lo que confirmó el fallo
de primera instancia con los siguientes fundamentos: 1) Las medidas
cautelares son de carácter instrumental que tiene la finalidad de garantizar
la presencia del imputado en el proceso de investigación; en el presente
caso se invoca el art. 239.1 del CPP que establece que el imputado debe
demostrar con nuevos elementos que "tornen conveniente" para que sean
sustituidas o modificadas por otras medidas; si bien el Tribunal de alzada
no revalorizará las pruebas que habrían sido objeto de debate, empero está
en la obligación de contrastar si la fundamentación fáctica jurídica del Juez
a quo ha tenido la suficiente logicidad y razonabilidad en cumplimiento de
los arts. 124 y 173 del citado precepto legal en cuanto a la fundamentación,
motivación y consideración de las pruebas que habrían sido presentadas en
la audiencia de cesación a la detención preventiva; 2) En la presente
audiencia la parte imputada ha señalado que Auto Interlocutorio 387/2019
carece de fundamentación y motivación con relación al riesgo procesal
previsto en el art. 234.7 del CPP, cuestionando al respecto la minoridad de
la víctima porque existiría contradicción sobre su edad, si bien señalan que
la víctima tendría 16 años, empero del certificado médico forense y su
valoración médica integral se establecería que la víctima tendría 21 años,
sin embargo a efectos de desvirtuar el 234.10 se habría presentado acta de
garantía unilateral, documentación que no ha sido valorado por el Juez
a quo, que únicamente habría señalado que se debe velar el derecho de un
menor de conformidad al art. 60 de la CPE; 3) En cuanto al primer agravio,
la Resolución 387/2019, señala que el art. 234.7 del CPP debe ser
considerado desde el grado de peligrosidad del imputado tomando en
cuenta los antecedentes del proceso y del imputado; es decir que, en base
a los certificados policiales, el registro judicial de antecedentes penales se
llegue a establecer que el mismo sea de peligrosidad para la víctima,
aspectos que no se han podido demostrar ni enervar; en relación a los
otros fundamentos que señala dicho precepto legal, efectivamente era un
riesgo para la víctima haciendo la reducción correspondiente", respecto a
que la víctima era menor de 16 años al momento de cometerse el ilícito, la
misma tiene cien días de impedimento tal como manifestó el Fiscal de
Materia, por lo que al ser el imputado una persona mayor de edad, agredió
de tal manera que venció la resistencia de la víctima provocándole lesiones
gravísimas; asimismo se señala el bloque constitucionalidad previsto en el
art. 410 de la CPE, siendo que en virtud de dicha norma se debe velar por
el interés superior del menor, por tanto con estos antecedentes se llega a la
conclusión de que no se desvirtuó el art. 234.10 del CPP; 4) Con relación al
reclamo de que se habría señalado que la víctima tiene 16 años, pero
conforme al certificado médico forense se tendría acreditado que tendría
21 años; de la revisión del legajo venido en grado de apelación no se
encuentra inmersa la documentación referida, siendo que el Juez a quo en
su razonamiento fáctico jurídico ha señalado que la víctima tendría 16 años,
en cuanto a la verdad material de este agravio por parte del imputado se
debe establecer que el art. 60 de al CPE protege a los niños niñas y
8
adolescentes por su estado de vulnerabilidad, asimismo se menciona el
bloque de constitucionalidad previsto en el art. 410 de la Norma Suprema,
"...si bien en la presente audiencia ha señalado que se habría acreditado
acta de garantía unipersonal, sin embargo de la resolución venida en grado
de apelación dicha documentación no ha sido pronunciada en esta cesación
a la detención..." (sic); por lo que este Tribunal de alzada no ingresará a
considerar la documentación del acta respecto a la edad de la víctima la
suscrita vocal considera que el art. 234.10 del CPP aun estaría latente;
5) Asimismo, con relación al argumento de que no se encontraría la víctima
en la presente audiencia, lo cual sería considerado como una aceptación
tácita; al respecto si bien la misma pese a que fue legalmente notificada no
se encuentra presente en el presente actuado, no podemos establecer que
el mismo sea considerado como una aceptación tácita, siendo que el
Ministerio Público ha aclarado que se constituye como víctima en casos de
tipos penales donde se encuentran involucrados menores de edad;
asimismo siendo el tipo penal por la comisión de delito de lesiones
gravísimas, se constituye en uno de orden público, la suscrita vocal no
puede considerar aceptar o rechazar el mismo, toda vez que no se ha
mencionado en qué aspectos se habría vulnerado el debido proceso;
6) Respecto a la necesidad de que aun guarde la detención preventiva la
defensa técnica ha invocado la SCP "185/2019" y en cuanto al argumento
de que al haberse desvirtuado el art. 234.7 del CPP este deberá ser
reconducido al art. 235.2 de la norma precitada, se tiene que en el presente
caso no hubo mayor fundamentación, siendo además que el art. 234.10
–ahora numeral 7)– no ha sido desvirtuado, el mismo queda latente; y,
7) Con relación a la necesidad de que el ahora imputado aun guarde la
detención preventiva, siendo que aún está latente el art. 234.10 –ahora
núm. 7 de la Ley de Abreviación Procesal Penal y de Fortalecimiento de
Lucha Integral contra la Violencia a Niñas, Niños, Adolescentes y Mujeres
–Ley 1173– la suscrita vocal considera que aún existe la necesidad de la
detención preventiva.

La parte accionante en virtud del art. 125 del CPP solicitó complementación
explicación y enmienda manifestado: i) Se hizo referencia a la Resolución
primigenia 407/2019, en la cual el Juez de turno habría valorado el
certificado médico forense, en la misma resolución su autoridad no ha
considerado que hace referencia en que la víctima tendría tiene 21 años de
edad y además tendría cien días de incapacidad que hace una valoración
integra respecto al certificado médico forense; ii) En la resolución
impugnada tampoco se ha considerado en su integridad lo que el mismo
representante del Ministerio Público aceptó que la víctima tiene 21 años, en
consecuencia consideramos que se estaría otorgando una garantía de un
derecho inexistente a una persona que no cuenta con ese derecho que la
misma Constitución y tratados y convenios internacionales le estaría
tutelando; y, iii) Queremos saber si en el presente caso se está
"contrastando" un menor de edad, que en este caso es el menor de
7 meses, si el derecho que tiene a gozar de una asistencia familiar como la
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alimentación y vivienda, en consecuencia solicita que se pueda
complementar la resolución cual sería el mecanismo o la vía para otorgar en
razón de que por Auto de Vista 486/2019 se estableció claramente la
solicitud de complementación y enmienda con relación a los arts. 234.10 y
235.2 del CPP, el mismo que se ha "conexado", efectivamente en la
SCP "185/2019", el 235.2 del citado Código ha sido enervado, entonces al
señalar que han sido conexados cuál sería el mecanismo o medio porque
claramente el Tribunal Constitucional Plurinacional señaló como se pueden
imponer los riesgos procesales también pueden ser enervados.

Al respecto la Vocal demandada manifestó: a) Con relación a la minoría


de edad de la víctima, la suscrita Vocal fue clara en cuanto a la revisión
del legajo de apelación, si bien la parte imputada señaló que en la relación
de hechos se habría mencionado que la víctima tendría 16 años pero
conforme al certificado médico se habría acreditado que tiene 21 años; sin
embargo, dicha documentación ha sido extrañada en el cuaderno de
apelaciones, por lo que no se tiene la certeza respecto a la edad,
únicamente ha hecho referencia con sobre la relación circunstancial que la
víctima tendría 16 años, aspecto que son aclarados en esta audiencia a la
parte procesada; y, b) Asimismo, con relación a la segunda observación
en la cual se ha señalado que existiría un menor de siete meses y que la
misma necesita de la asistencia por parte del ahora imputado; al respecto
la suscrita Vocal si bien no ha ingresado al fondo de dicha solicitud, es
porque al momento de la audiencia de cesación a la detención preventiva
este extremo no ha sido fundamentado en dicha audiencia, por lo que de
conformidad al art. 398 del CPP, no se puede ir más allá en cuanto a su
fundamentación (fs. 48 a 50 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La parte accionante denunció la lesión de sus derechos al debido proceso y a la


libertad; toda vez que, la Vocal demandada, por Auto de Vista 670/2020 de 31 de
diciembre, decidió mantener el fallo de primera instancia, señalando que concurre
el riesgo de fuga previsto en el art. 234.7 de CPP, en su elemento de peligro para
la víctima, por cuanto: 1) De manera infundada señaló “velar el derecho de una
menor de edad” (sic) y que no se adjuntó el certificado médico forense o un
argumento probatorio sobre la minoría de edad y que venía reflejada en la
imputación formal, pese a que en audiencia de medidas cautelares se señaló que
el nombrado tenía 23 años, omitiéndose al efecto la valoración de todos los
elementos probatorios; y, 2) Persiste un riesgo procesal de imposible
cumplimiento al determinar dentro de su fundamento y omitir el elemento
probatorio de la garantía unilateral, sin existir mecanismo alguno para poder
enervarlo, aspecto que transgrede todo derecho y garantía constitucional del
debido proceso y una identificación clara de las partes procesales.

En consecuencia, corresponde determinar en revisión, si los extremos


denunciados son evidentes a fin de conceder o denegar la tutela solicitada; para
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tal efecto, se analizarán los siguientes temas: i) Las resoluciones de medidas
cautelares y su debida fundamentación y motivación por los tribunales de
apelación en aplicación correcta del art. 398 del CPP; ii) El sistema de valoración
probatoria en materia penal: La libre convicción o sana crítica racional; iii) Sobre
el riesgo procesal de fuga de peligro efectivo para la víctima o el denunciante
inmerso en el art. 234.7 del CPP; y, iv) Análisis del caso concreto.

III.1. Las resoluciones de medidas cautelares y su debida


fundamentación y motivación por los tribunales de apelación en
aplicación correcta del art. 398 del Código de Procedimiento
Penal

Inicialmente, corresponde señalar que, conforme a la doctrina


argumentativa, la argumentación como instrumento esencial de la
autoridad que imparte justicia, tiene una transcendental finalidad, que es
la justificación de la decisión, misma que está compuesta por dos
elementos, que si bien tienen sus propias características que los distinguen
y separan, empero son interdependientes al mismo tiempo dentro de toda
decisión; así, dichos elementos de justificación son: la premisa
normativa y la premisa fáctica, que obligatoriamente deben ser
desarrollados en toda resolución; es decir, los fallos deben contener
una justificación de la premisa normativa o fundamentación, y una
justificación de la premisa fáctica o motivación.

En tal sentido, la fundamentación se refiere a la labor argumentativa


desarrollada por la autoridad competente en el conocimiento y resolución
de un caso concreto, en el cual está impelido de citar todas las
disposiciones legales sobre las cuales justifica su decisión; pero además, y,
en casos específicos, en los cuales resulte necesario una interpretación
normativa, tiene la obligación efectuar dicha labor, aplicando las pautas y
métodos de la hermenéutica constitucional, en cuya labor, los principios y
valores constitucionales aplicados, se constituyan en una justificación
razonable de la premisa normativa. Por su parte, la motivación, está
relacionada a la justificación de la decisión a través de la argumentación
lógico-jurídica, en la cual se desarrollan los motivos y razones que precisan
y determinan los hechos facticos y los medios probatorios que fueron
aportados por las partes, mismos que deben mantener una coherencia e
interdependencia con la premisa normativa descrita por la misma autoridad
a momento de efectuar la fundamentación; asimismo, en cuanto a la
justificación, esta se define como un procedimiento argumentativo a través
del cual se brindan las razones de la conclusión arribada por el juzgador.

Efectuada las precisiones que anteceden, e ingresando a la exigencia de


fundamentar y motivar las resoluciones en las cuales se apliquen
medidas cautelares, por las autoridades jurisdiccionales en el
ámbito penal, incumbe remitirnos a la amplia jurisprudencia constitucional
emitida por esta instancia celadora de la supremacía constitucional; en ese
11
sentido, la SC 0782/2005-R de 13 de julio, en su Fundamento Jurídico III.2,
efectuó el siguiente desarrollo jurisprudencial, precisando que:

Ahora bien, la exigencia de pronunciar una resolución motivada en la que se


establezca la concurrencia de los requisitos de validez para determinar la
detención preventiva, entendiendo por motivo fundado a aquél conjunto
articulado de hechos que permiten inferir de manera objetiva que la
persona imputada es probablemente autora de una infracción o partícipe
de la misma y que existe riesgo de fuga y/u obstaculización de la
averiguación de la verdad no sólo alcanza al juez cautelar, sino también
al tribunal que conozca en apelación la resolución que disponga,
modifique o rechace las medidas cautelares, toda vez que si bien de
conformidad con el art. 251 del CPP, las medidas cautelares dispuestas por el juez
cautelar, pueden ser apeladas y, por lo mismo, modificadas, ello no significa que el
tribunal de apelación cuando determine disponer la detención preventiva, esté
exento de pronunciar una resolución lo suficientemente motivada, en la que se
exprese la concurrencia de los dos requisitos que la ley impone para la
procedencia de esa medida cautelar. Consecuentemente, el Tribunal de
apelación, está obligado a motivar y fundamentar su Resolución,
precisando los elementos de convicción que le permiten concluir en la
necesidad de revocar las medidas sustitutivas y aplicar la detención
preventiva; a cuyo efecto debe también justificar la concurrencia de los
presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233 del CPP y una o varias de
las circunstancias establecidas por los arts. 234 y 235 del CPP, mediante
una resolución debidamente fundamentada, conforme exige el art. 236
del CPP, puesto que sólo cuando se han fundamentado debidamente estas dos
situaciones, se puede disponer la detención preventiva (el resaltado es ilustrativo).

Asimismo, la SC 0012/2006-R de 4 de enero, en su Fundamento


Jurídico III.1.7, bajo el epígrafe “Sobre la exigencia de la decisión
judicial sea fundamentada”1, estableció que la motivación implica
conocer de forma indubitable las razones que llevaron al Juez o autoridad
judicial de tomar una determinada decisión, aspecto que es exigible tanto
para la imposición de la detención preventiva como para rechazarla,
modificarla, sustituirla o revocarla.

Prosiguiendo con la revisión de la jurisprudencia constitucional, respecto a


la exigencia de fundamentar y motivar las resoluciones, se tiene a las
razones de la SC 0759/2010-R de 2 de agosto, que en su Fundamento
Jurídico III.3 epigrafiado como “La motivación de las resoluciones como
obligación del juez”, acudiendo al art. 124 del CPP, señaló que toda
resolución debe ser debidamente fundamentada, exponiendo los hechos y
normas legales aplicables; añadiendo además que:
1
“La motivación de los fallos judiciales está vinculada al derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional eficaz, consagrados
en el art. 16.IV Constitucional, y se manifiesta como el derecho que tienen las partes de conocer las razones en que
se funda la decisión del órgano jurisdiccional, de tal manera que sea posible a través de su análisis, constatar si
la misma está fundada en derecho o por el contrario es fruto de una decisión arbitraria; sin embargo, ello no supone
que las decisiones jurisdiccionales tengan que ser exhaustivas y ampulosas o regidas por una particular estructura; pues se
tendrá por satisfecho este requisito aun cuando de manera breve, pero concisa y razonable, permita conocer de forma
indubitable las razones que llevaron al Juez a tomar la decisión; de tal modo que las partes sepan las razones en
que se fundamentó la resolución; y así, dada esa comprensión, puedan también ser revisados esos fundamentos a través de
los medios impugnativos establecidos en el ordenamiento; resulta claro que la fundamentación es exigible tanto para la
imposición de la detención preventiva como para rechazarla, modificarla, sustituirla o revocarla” (el resaltado nos corresponde).

12
“…cuando un juez omite la motivación de una resolución, no sólo suprime
una parte estructural de la misma sino también en los hechos toma una decisión
de hecho no de derecho, que vulnera de manera flagrante el citado
derecho, que permite a las partes conocer cuáles son las razones para
que se declare en tal o cual sentido o lo que es lo mismo, cuál es la ratio
decidendi que llevó al juez a tomar la decisión” (el resaltado es añadido).

Por su parte, respecto a que la motivación no debe ser ampulosa, la


citada jurisprudencia constitucional, extrayendo las razones de la
SC 1356/2005-R de 31 de octubre, precisó que:

“…cabe señalar que la motivación no implicará la exposición ampulosa de


consideraciones y citas legales, sino que exige una estructura de forma y
fondo. En cuando a esta segunda, la motivación puede ser concisa, pero
clara y satisfacer todos los puntos demandados, debiendo expresar el
juez sus convicciones determinativas que justifiquen razonablemente su
decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se tendrán por
fielmente cumplidas. En sentido contrario, cuando la resolución aun siendo
extensa no traduce las razones o motivos por los cuales se toma una decisión,
dichas normas se tendrán por vulneradas” (el resaltado es nuestro).

De igual forma, la SC 0033/2012 de 16 de marzo, mediante su


Fundamento Jurídico III.3, denominado “De la fundamentación de las
resoluciones que determinen la detención preventiva”, refirió
básicamente que la detención preventiva como medida cautelar personal,
puede ser dispuesta cuando existan los elementos referidos al “fumus boni
iuris” y el “periculum in mora”, previstos en el art. 233 del CPP, decisión
que debe ser dispuesta mediante una resolución debidamente
fundamentada conforme prevé el art. 236 del mismo cuerpo adjetivo penal;
además, dicha jurisprudencia, apoyándose en las razones desarrolladas por
la SC 0089/2010-R de 4 de mayo, refirió que:

“En este sentido la jurisprudencia constitucional ha señalado en su SC 0089/2010-


R- de 4 de mayo, ‘En los casos en que un Tribunal de apelación decida revocar
las medidas sustitutivas y a la par disponer la aplicación de la detención preventiva
de un imputado, está obligado igualmente a dictar una resolución
debidamente fundamentada sobre la necesidad de aplicar dicha medida
cautelar de carácter personal, explicando la concurrencia de los dos
requisitos determinados en el art. 233 del CPP. En ese sentido, se ha
establecido que el tribunal de apelación, está obligado a motivar y
fundamentar su resolución, precisando los elementos de convicción que
le permiten concluir en la necesidad de revocar las medias sustitutivas y
aplicar la detención preventiva; a cuyo efecto, debe también justificar la
concurrencia de los presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233 del CPP y una o
varias de las circunstancias señaladas por los art 234 y 235 del CPP, mediante una
resolución debidamente fundamentada, conforme exige el art. 236 del CPP, puesto
que sólo cuando se han fundamentado debidamente estas dos situaciones se
puede disponer la detención preventiva’” (el resaltado es ilustrativo).

13
Con relación a la fundamentación y motivación de las resoluciones
al aplicar el art. 398 del CPP2, la jurisprudencial de esta instancia
constitucional, a través de la SCP 0077/2012 de 16 de abril, en su
Fundamento Jurídico III.3, titulado “El alcance de lo previsto en el art. 398
del CPP y la exigencia de motivación en las resoluciones que disponen la
detención preventiva”, señaló inicialmente que de acuerdo al referido
precepto legal del art. 398 del CPP, los tribunales de alzada sólo pueden
resolver y pronunciarse sobre los agravios expuestos en apelación; empero,
precisó que: al tratarse de la aplicación de medidas cautelares:

“Sin embargo, tratándose de la aplicación de medidas cautelares, dicha


normativa no debe ser entendida en su literalidad sino interpretada en
forma integral y sistemática, por lo que también cabe referirse a lo establecido
en el art. 233 del CPP, modificado por la Ley 007 de 18 de mayo de 2010, cuando
señala que: ‘Realizada la imputación formal, el juez podrá ordenar la detención
preventiva del imputado, a pedido fundamentado del fiscal o de la víctima aunque
no se hubiera constituido en querellante, cuando concurran los siguientes
requisitos: 1. La existencia de elementos de convicción suficientes para sostener
que el imputado es, con probabilidad, autor o partícipe de un hecho punible; 2. La
existencia de elementos de convicción suficientes de que el imputado no se
someterá al proceso u obstaculizará la averiguación de la verdad’” (las negrillas
son adicionadas).

En ese marco, dicha Sentencia Constitucional Plurinacional, haciendo


referencia al antes art. 236.3 –ahora– art. 236.4 del CPP3, agregó que:

“En el marco de las normas legales citadas, aplicables al caso que se examina, se
establece que el límite previsto por el art. 398 del CPP a los tribunales de
alzada, de circunscribirse a los aspectos cuestionados de la resolución,
no implica que los tribunales de apelación se encuentren eximidos de la
obligación de motivar y fundamentar la resolución por la cual deciden
imponer la medida cautelar de detención preventiva, quedando igualmente
obligados a expresar la concurrencia de los dos presupuestos que la normativa
legal prevé para la procedencia de la detención preventiva, en el entendido que
ésta última determinación únicamente es válida cuando se han fundamentado los
dos presupuestos de concurrencia, para cuya procedencia deberá existir: 1) El
pedido fundamentado del fiscal o de la víctima aunque no se hubiere constituido
en querellante; 2) La concurrencia de los requisitos referidos a la existencia de
elementos de convicción suficientes para sostener que el imputado es, con
probabilidad, autor o partícipe de un hecho punible y la existencia de elementos
de convicción suficiente de que el imputado no se someterá al proceso u

2
El art. 398 del CPP señala que: “Los tribunales de alzada circunscribirán sus resoluciones a los aspectos cuestionados de la
resolución”

3
El art. 236 del CPP modificado por el art. 11 de la Ley 1173 de 3 de mayo de 2019, vigente desde el 4 de noviembre del mismo
año, señala: “El auto que disponga la aplicación de una medida cautelar personal, será dictado por la jueza, el juez o tribunal del
proceso y deberá contener:

1. Los datos personales del imputado o su individualización más precisa;


2. El número único de causa asignada por el Ministerio Público y la instancia jurisdiccional correspondiente;
3. Una sucinta enunciación del hecho o hechos que se le atribuyen;
4. La fundamentación expresa sobre los presupuestos que motivan la medida, con las normas legales
aplicables;
5. El lugar de su cumplimiento;
6. El plazo de duración de la medida”.

14
obstaculizará la averiguación de la verdad; circunstancias que deben ser
verificadas y determinadas por el tribunal y estar imprescindiblemente expuestas
en el auto que la disponga, por lo mismo, la falta de motivación por parte de
los tribunales de alzada no podrá ser justificada con el argumento de
haberse circunscrito a los puntos cuestionados de la resolución
impugnada o que uno o varios de los presupuestos de concurrencia para
la detención preventiva no fueron impugnados por la o las partes
apelantes.

En tal sentido, el tribunal de alzada al momento de conocer y resolver


recursos de apelación de la resolución que disponga, modifique o
rechace medidas cautelares, deberá precisar las razones y elementos de
convicción que sustentan su decisión de revocar las medidas sustitutivas
y aplicar la detención preventiva; expresando de manera motivada la
concurrencia de los presupuestos jurídicos exigidos para su procedencia,
no pudiendo ser justificada su omisión por los límites establecidos en el
art. 398 del CPP” (el resaltado es ilustrativo).

Jurisprudencia constitucional, que fue reiterada entre otras por las


Sentencias Constitucionales Plurinacionales: 0303/2013, 0329/2016-S2 de
8 abril de 2016; y, 1158/2017-S2 15 de noviembre de 2017.

Finalmente, siguiendo dichos razonamientos, la SCP 0723/2018-S2 de


31 de octubre, respecto de la aplicación del art. 398 del CPP, señaló que:

“…el tribunal de alzada al momento de conocer y resolver recursos de apelación


de la resolución que disponga, modifique o rechace medidas cautelares o
determine la cesación o rechace ese pedido, deberá precisar las razones y
elementos de convicción que sustentan su decisión; expresando de manera
motivada la concurrencia de los presupuestos jurídicos exigidos, no pudiendo ser
justificada su omisión por los límites establecidos en el art. 398 del CPP.

Cuando se trata de la protección del derecho a la libertad personal por medio del
recurso de apelación de la medida cautelar, el análisis del tribunal de alzada,
no puede reducirse a una mera formalidad, sino, debe examinar las
razones invocadas por el recurrente y manifestarse expresamente sobre
cada una de ellas, de acuerdo a los parámetros establecidos en el punto
anterior, debiendo expresar fundadamente los motivos por los que
considera que efectivamente se dan los riesgos procesales previstos por
el art. 233 del CPP.

En todo caso, el tribunal de apelación debe realizar una revisión integral


del fallo del juez que impuso la medida cautelar, considerando los
motivos de agravio que fundamenta el recurso de apelación, los
argumentos de contrario, analizar y valorar fundadamente las pruebas
que se traen a su consideración, para finalmente en su determinación,
expresar las circunstancias concretas de la causa que le permiten presumir
razonadamente la existencia de los riesgos procesales que justifican que se
mantenga la detención preventiva; no siendo posible un rechazo sistemático de la
solicitud de revisión, limitándose a invocar, por ejemplo, presunciones legales
relativas al riesgo de fuga.

El tribunal de apelación no puede limitarse a invocar presunciones legales relativas


a los riesgos procesales o normas, que de una forma u otra, establecen la

15
obligatoriedad del mantenimiento de la medida. Si a través del fundamento de la
resolución, no se demuestra que la detención preventiva de la persona es
necesaria y razonable, para el cumplimiento de sus fines legítimos, la misma
deviene en arbitraria” (el resaltado nos corresponde).

Conforme al contexto jurisprudencial descrito, es posible concluir que, las


autoridades jurisdiccionales, están obligadas a emitir sus resoluciones
debidamente fundamentadas y motivadas, comprendiendo que el primero
se refiere a la justificación de todas las disposiciones legales sobre las
cuales sostiene su decisión; y el segundo relacionado a la justificación de
las razones lógico-jurídicas, respecto de los hechos facticos y los medios
probatorios que fueron aportados por las partes; máxime cuando se trate
de decisiones que emerjan de la aplicación de medidas cautelares,
supuestos en los cuales, los jueces instructores o cautelares y los
tribunales de apelación, están impelidos de sustentar sus resoluciones.

Ahora bien, en el caso de los tribunales de apelación, y al tratarse de


solicitudes de aplicación de medidas cautelares, conforme lo precisado por
la citada SCP 0077/2012, el art. 398 del CPP, no debe ser entendida en su
literalidad, sino interpretada de forma integral y sistémica; lo cual, exige
que estas autoridades jurisdiccionales, luego de un análisis integral del
supuesto, deben fundamentar y motivar sus decisiones precisando
los elementos de convicción que permitan concluir en la necesidad de
modificar, rechazar medidas cautelares o determinar la cesación o rechazo
de esa solicitud; a cuyo efecto, deben también justificar la concurrencia de
los presupuestos jurídicos exigidos por el art. 233 del CPP y una o varias de
las circunstancias establecidas por los arts. 234 y 235 de la citada Norma
Adjetiva Penal, mediante una resolución con la suficiente justificación
normativa, conforme requiere el art. 236.4 del referido precepto legal. No
siendo admisible que las autoridades del tribunal de apelación rechacen la
solicitud, basándose en presunciones relativas a los riesgos de fuga y
obstaculización; ya que, si no se demuestra mediante una debida
fundamentación y motivación la necesaria detención preventiva, la
resolución emitida conlleva una arbitrariedad que vulnera los derechos
previstos por la Constitución Política del Estado.

III.2. El sistema de valoración probatoria en materia penal: La libre


convicción o sana crítica racional

La jurisprudencia que sigue está reflejada, entre otras, en la SCP 0238/2018-S2


de 11 de junio.

En materia penal, tradicionalmente se han conocido tres sistemas de valoración


probatoria: i) El sistema de la prueba legal; en el cual, la eficacia de convicción
de cada prueba está prefijada por la ley procesal; ii) Íntima convicción, donde el
juez es libre de convencerse según su íntimo parecer, valorando las pruebas de
acuerdo a su leal saber y entender, sin la obligación de fundamentar sus

16
decisiones; y, iii) La libre convicción o sana crítica racional, que a continuación
se analizará:
El sistema de la libre convicción o sana crítica racional, emana del
principio de la verdad real o material; este sistema, como señala José
Cafferata Nores, si bien establece la plena libertad de convencimiento de los
jueces, empero esa libertad tiene un límite infranqueable: “El respeto a las
normas que gobiernan la corrección del pensamiento humano”4; es decir, las
normas de la lógica, psicología, de la experiencia común. En ese sentido, la
actuación del juez no es discrecional o arbitraria; prima la razonabilidad de la
valoración de la prueba, de ahí que también recibe el nombre de persuasión
judicial; pues, si bien el juez tiene mayor libertad con relación a la prueba
tasada; empero, también tiene más responsabilidad.
Otra característica de este sistema, es la obligación impuesta a los jueces de
motivar sus conclusiones; es decir, de exponer las razones de su
convencimiento; éste, es precisamente el sistema que rige en el proceso penal
boliviano, puesto que el art. 173 del CPP, lo consagra al señalar que: “El juez o
tribunal asignará el valor correspondiente a cada uno de los elementos
de prueba, con aplicación de las reglas de la sana crítica, justificando y
fundamentando adecuadamente las razones por las cuales les otorga
determinado valor, en base a la apreciación conjunta y armónica de
toda la prueba esencial producida”.
La jurisprudencia constitucional en la SC 1480/2005-R de 22 de noviembre5, se
refirió a los tres sistemas de valoración de la prueba en materia penal -íntima
convicción, pruebas legales y sana crítica-, estableciendo que en nuestro
ordenamiento jurídico rige el sistema de la sana crítica, puntualizando que las
reglas de la experiencia, son aquellas que conoce el hombre común; las reglas
de la psicología referidas no a las normas elaboradas por ciencia conjetural de la
psicología, sino a mínimos conocimientos; además de las reglas de la lógica, vale
decir, las reglas de la identidad, de contradicción, de tercero excluido o de razón
suficiente; entendimiento que fue reiterado en la SC 0115/2007-R de 7 de
marzo6.

4
CAFFERATA NORES, José, La prueba en el proceso penal. Ediciones De Palma, Buenos Aires, 1998, pág. 45.

5
El FJ III.3, señala: “Con relación al fundamento del Auto Supremo que motiva la presente acción tutelar y que declaró
infundado el recurso de casación interpuesto por el representado del actor, es menester mencionar que en la aplicación de los
distintos sistemas procesales penales, se han distinguido a su vez tres diferentes sistemas de valoración de prueba; conforme a
lo siguiente: 1) el Sistema de la Intima Convicción que otorga absoluta libertad al Juez para apreciar con entera libertad las
pruebas, e incluso apartarse de ellas, dictando la Sentencia conforme a lo que le dicta su conciencia, con la particularidad de
que la autoridad judicial no está compelido a especificar las razones de que una prueba es o no efectiva; 2) el sistema de las
Pruebas Legales caracterizado porque la ley indica; por anticipado, el valor o grado de eficacia que tiene cada medio probatorio,
lo que implica que el Juez no tiene libertad de apreciación, sino que, ante determinada prueba le deberá atribuir el valor o
eficacia que indica la ley; y 3) el sistema de la Sana Crítica, que se define como el sistema que considera un conjunto de normas
y de criterios de los jueces, basados en las reglas de la lógica, de lo que le dicta su experiencia, de principios de la psicología, y
aún del sentido común, que aunadas llevan al convencimiento humano.
En cuanto al ordenamiento jurídico nacional, el art. 173 del CPP establece: `El juez o Tribunal asignará el valor correspondiente
a cada uno de los elementos de prueba, con aplicación de las reglas de la sana crítica, justificando y fundamentando
adecuadamente las razones por las cuales les otorga determinado valor, en base a la apreciación conjunta y armónica de toda la
prueba esencial producida´. Esto supone que el Código procesal penal asume el sistema de valoración de la sana crítica; lo que
implica que la autoridad judicial a tiempo de dictar Sentencia debe considerar: las reglas de la experiencia, que son aquellas que
conoce el hombre común; las reglas de la psicología referidas no a las normas elaboradas por ciencia conjetural de la psicología,
sino a mínimos conocimientos; además de las reglas de la lógica, vale decir la regla de la identidad, la regla de contradicción, la
regla de tercero excluido o la regla de razón suficiente” (las negrillas son agregadas).
6
El FJ III.4, indica: “Aquí conviene explicar que según fue manifestado en la SC 1480/2005-R, de 22 de noviembre, la sana
crítica: `(…) implica que la autoridad judicial a tiempo de dictar Sentencia debe considerar: las reglas de la experiencia, que son
aquellas que conoce el hombre común; las reglas de la psicología referidas no a las normas elaboradas por ciencia conjetural de
la psicología, sino a mínimos conocimientos; además de las reglas de la lógica, vale decir la regla de la identidad, la regla de
contradicción, la regla de tercero excluido o la regla de razón suficiente´” (negrillas son añadidas).

17
Consiguientemente, en materia penal rige el sistema de valoración de la
prueba de la libre convicción o sana crítica; en virtud de la cual, el juez en
la apreciación de todos los medios de prueba, tiene libertad de convencimiento,
empero, limitado por las reglas de la lógica psicológica y experiencia común, así
como la obligación de motivar las razones de su convencimiento, además, y esto
es fundamental, es indispensable que las autoridades judiciales presten atención
a los principios constitucionales que sustentan la prueba, como es el principio de
verdad material, que se encuentra previsto en el art. 180 de la CPE; en virtud al
cual, la o el juzgador debe encontrar la paz social, la aplicación de la justicia y el
respeto a los derechos humanos, buscando la verdad de los hechos, por encima
de mecanismos formales o procesales, con la finalidad que las partes accedan a
una justicia material, eficaz y eficiente, procurando que el derecho sustantivo
prevalezca sobre el formal -SCP 1662/2012 de 1 de octubre-.
Sobre el particular, la jurisprudencia constitucional contenida en el Fundamento
Jurídico III.3.2 de la SCP 1215/2012 de 6 de septiembre establece que:
…la superación de la dependencia de la verdad formal o la que emerge de los
procedimientos judiciales, por eso es aquella verdad que corresponde a la
realidad, superando cualquier limitación formal que restrinja o distorsione la
percepción de los hechos, a la persona encargada de juzgar a otro ser humano,
o de definir sus derechos y obligaciones, dando lugar a una decisión injusta que
no responda a los principios, valores y valores éticos consagrados en la Norma
Suprema de nuestro país, a los que, todas las autoridades del Órgano Judicial y
de otras instancias, se encuentran impelidos a dar aplicación, entre ellas, al
principio de verdad material, por sobre la limitada verdad formal.
Obligación que para su cumplimiento requiere, entre otros, de una correcta
apreciación de los medios probatorios aportados durante el proceso, conforme a
la realidad de su ocurrencia, con la finalidad de efectivizar la función de impartir
justicia menos formalista y procesalista, para dar lugar a la justicia material y
efectiva; velando por la aplicación y respeto de los derechos fundamentales y de
las garantías constitucionales de las personas.
En síntesis, de acuerdo con la Constitución Política del Estado, los procesos están
regidos por el principio de verdad material y en ese sentido, se orientan a la
comprobación de la verdad.

III.3. Sobre el riesgo procesal de fuga inmerso en el art. 234.7 del CPP.
Peligro efectivo para la sociedad o víctima o el denunciante

Al respecto la jurisprudencia glosada en el Fundamento Jurídico III.5.3 de


la SCP 0056/2014 de 3 de enero –que declaró la constitucionalidad del
art. 234.10 del CPP– sobre el riesgo procesal de fuga de peligro efectivo
para la víctima o el denunciante previsto en el art. 234.10 ahora 234.7
del CPP señaló lo siguiente:

“En definitiva, el peligro relevante en materia penal al que hace referencia


la norma demandada, es la posibilidad de que la persona imputada
cometa delitos, pero no el riesgo infinitesimal al que se refiere Raña y
descrito en el Fundamentos Jurídicos III.3 de esta Sentencia Constitucional
Plurinacional, sino el riesgo emergente de los antecedentes personales del
imputado por haberse probado con anterioridad que cometió un delito, lo que
genera una probabilidad adicional de delinquir; más, esa situación es similar a la
establecida en el art. 234.8 del CPP, referido a: “La existencia de actividad
delictiva reiterada o anterior”; empero, aunque parecida no es similar,

18
encontrando diferencia puesto que la norma demandada adicionalmente
precisa que la situación de peligrosidad sea efectiva, mientras que la del
art. 234.8 del CPP, precisa antecedentes criminales reiterados; en ese orden, es
también necesario comprender la efectividad de la peligrosidad exigida por la
norma demandada.
El concepto “efectivo” que se debe adicionar a la peligrosidad para que
opere como fundamento de la detención preventiva por peligro de fuga,
hace alusión, según el diccionario jurídico que utiliza este Tribunal, a un
peligro existente, real o verdadero, como contraposición a lo pretendido,
dudoso, incierto o nominal; es decir a un peligro materialmente verificable,
más allá del criterio subjetivo del juez, que puede ser arbitrario, por ello supone la
asistencia de elementos materiales comprobables en la situación particular
concreta desde la perspectiva de las personas y los hechos, por ello se debe
aplicar bajo el principio de la razonabilidad y la proporcionalidad, no
encontrando en ello ninguna inconstitucionalidad por afectación del debido
proceso o de la presunción de inocencia consagrados constitucionalmente.
En consecuencia, el peligro efectivo, encuentra justificación en la
necesidad de imponer medidas de seguridad a las personas que hubieran
sido encontradas culpables de un delito anteriormente, pero no le
sindica como culpable del ilícito concreto que se juzga, ni provoca que
en la tramitación del proceso sea culpable del presunto delito
cometido…” (las negrillas nos pertenecen)

En el marco de la jurisprudencia constitucional descrita, que fue reiterada


entre otras por la SCP 0205/2019-S2 de 9 de mayo7; es posible concluir en
que, dicha jurisprudencia emerge de una acción de inconstitucionalidad
concreta, en la cual se compulsó el contenido del entonces art. 234.10
–ahora art. 234.7 del CPP–, relacionándolo estrechamente con la presunción
de inocencia que rodea el proceso penal como una garantía constitucional; en
esa labor, analizó el alcance de la citada disposición efectuando una
comparativa necesaria con el contenido del art. 238.8 -ahora- 234.6 del mismo
Código; estableciendo al efecto que, para la concurrencia del riesgo
procesal de fuga inmerso en el art. 234.7 CPP “Peligro efectivo para
la sociedad o para la víctima o el denunciante”, se tiene que tomar en
cuenta el concepto del término “efectivo”, referido a que el peligro existente,
sea real o verdadero; en otras palabras, dicho peligro, tiene que ser
materialmente verificable y comprobable, más allá de un criterio subjetivo del
juzgador, siendo en consecuencia aplicable este riesgo procesal bajo el
principio de razonabilidad y proporcionalidad.

7
El FJ III.3.2 señala: “En ese entendido, el Tribunal Constitucional Plurinacional, al resolver una acción de inconstitucionalidad
abstracta, pronunció la SCP 0056/2014 de 3 de enero, estableciendo los parámetros que deben considerarse para la acreditación
del peligro de fuga, descritos en el Fundamento Jurídico III.2, de esta Sentencia Constitucional Plurinacional, entendimiento
que debe ser aplicado en la consideración del referido riesgo, en todos los casos, dada la especificidad del
análisis respecto a los derechos fundamentales; parámetros, que no fueron aplicados en el caso, como lo reconoce el
Tribunal de apelación.
Al efecto, debe tenerse en cuenta que el entendimiento contenido en la indicada SCP 0056/2014, fue minucioso a los fines de la
protección del derecho a la presunción de inocencia, al hacer hincapié en que dicho peligro debe ser materialmente verificable,
justificado en la necesidad de imponer medidas de seguridad a las personas que hubieran sido encontradas culpables de un
delito anteriormente, sin que ello signifique sindicarlo como culpable en el ilícito que se investiga; en ese sentido, el
entendimiento desarrollado y fundamentalmente las directrices desarrolladas, deben ser aplicadas en todos los
casos, por los jueces y tribunales en materia penal a tiempo de considerar ese riesgo, circunstancia que en el
caso no se dio, vulnerando el debido proceso”.

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Consecuentemente, bajo esa comprensión, los jueces y tribunales en
materia penal que impongan la extrema medida de detención preventiva en
contra del imputado, aplicando el riesgo de fuga previsto en el ya
mencionado art. 234.7 CPP “Peligro efectivo para la sociedad o para
la víctima o el denunciante”; conforme a lo descrito, dicha decisión
debe emerger de un análisis integral y valoración probatoria sobre la
existencia real, material y verificable del peligro; no siendo permitido,
sustentar dicho peligro en subjetividades tal como lo precisó la precitada
jurisprudencia; asimismo, el juzgador debe efectuar una labor
argumentativa en cuanto a la razonabilidad y proporcionalidad respecto de
su concurrencia.

III.4. Análisis del caso concreto

La parte accionante denunció la lesión de sus derechos al debido proceso y


a la libertad; toda vez que, la Vocal demandada, por Auto de Vista 670/2020
de 31 de diciembre, decidió mantener el fallo de primera instancia, señalando
que concurre el riesgo de fuga previsto en el art. 234.7 de CPP, en su
elemento de peligro para la víctima, por cuanto: a) De manera infundada
señaló “velar el derecho de una menor de edad” (sic) y que no se adjuntó
el certificado médico forense o un argumento probatorio sobre la minoría
de edad y que venía reflejada en la imputación formal, pese a que en
audiencia de medidas cautelares se señaló que el nombrado tenía 23 años,
omitiéndose al efecto la valoración de todos los elementos probatorios; y,
b) Persiste un riesgo procesal de imposible cumplimiento al determinar
dentro de su fundamento y omitir el elemento probatorio de la garantía
unilateral, sin existir mecanismo alguno para poder enervarlo, aspecto que
transgrede todo derecho y garantía constitucional del debido proceso y una
identificación clara de las partes procesales.

De los antecedentes que cursan en el presente proceso, se tiene el


Certificado Médico Forense IDIF/MEDFOR/EAL-13587/2019 de 30 de
agosto, por el cual la Médico Forense del IDIF de El Alto del departamento
de La Paz, certifica que Luis Alberto Humana Quintana, tiene la edad de
21 años y una incapacidad médico legal de cien días; al efecto consta
memorial presentado el 31 de octubre de 2019, por el cual el Fiscal de
Materia imputó formalmente al –ahora accionante– por la presunta
comisión del delito de lesiones gravísimas, previsto y sancionado por el art.
270.4 del CP; por lo que, en audiencia de consideración de medidas
cautelares de 1 de noviembre del citado año, la Jueza de Instrucción Penal
Tercera de El Alto del departamento de La Paz, por Auto Interlocutorio
407/2019 dispuso la detención preventiva del nombrado por concurrir los
riesgos procesales previstos en los arts. 234 numerales 1, 2, 3 y 10 –actual
numeral 7–; y, 235.2 del CPP (Conclusiones II.1, II.2 y II.3).

Una vez que el precitado fallo fue recurrido en apelación, la Vocal de la Sala
Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, a través
20
de Auto de vista 486/2019 de 28 de noviembre, declaró procedente en
parte el recurso de apelación incidental, empero confirmó la Resolución de
primera instancia, la misma que al solicitarse complementación y enmienda
la autoridad judicial señaló: "respecto a la aclaración del articulo 234.10 en
cuanto al peligro de fuga y 253.2 al peligro de obstaculización que el mismo
tendría que ser conexado en el efectivamente la SC.Nro. 185/2019 (...) por
lo que se establece que este riesgo procesal del art. 235.2 aun estaría
latente" (sic [Conclusión II.4]).

Posteriormente, el Juez de control jurisdiccional, por Auto Interlocutorio


387/2019 de 19 de diciembre, resolvió rechazar la solicitud de cesación a la
detención preventiva del ahora accionante por no haberse desvirtuado el
riesgo procesal inmerso en el art. 234.7 del CPP; fallo que luego de ser
objeto de aclaración complementación y enmienda; de igual forma fue
recurrido en apelación y resuelta por la Vocal de la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, quien a través de Auto de
Vista 670/2019 de 31 de diciembre, declaró improcedente el recurso de
apelación respecto a las cuestiones planteadas y en consecuencia confirmó
el fallo de primera instancia (Conclusiones II.5 y II.6).

Ahora bien, en forma previa a abordarse la problemática planteada, se deja


establecido que en base al principio de informalismo característica de la
acción de libertad, se analizará el debido proceso tanto en sus elementos
de fundamentación y motivación así como la valoración de la prueba;
asimismo, en mérito a que respecto al riesgo procesal de fuga inmerso en
el art. 234.7 del CPP, el impetrante de tutela así como las autoridades
judiciales confundieron en mencionar la misma citando el “art. 234.10” de
la referida norma adjetiva penal que fue declarada constitucional en la
SCP 0056/2014 de 3 de enero; en tal sentido, a fin de no crear confusión a
las partes, corresponde precisar que actualmente la misma ahora viene a
ser el “art. 234.7” del CPP relativo al peligro efectivo para sociedad o para
la víctima, o el denunciante.

En relación a la problemática consignada en el inc. a)

En este punto la parte accionante denuncia que la Vocal demandada, por


Auto de Vista 670/2020, decidió mantener el fallo de primera instancia,
señalando que concurre el riesgo de fuga previsto en el art. 234.7 de CPP,
en su elemento de peligro para la víctima, siendo que de manera infundada
señaló “velar el derecho de una menor de edad” (sic) y que no se adjuntó
el certificado médico forense o un argumento probatorio sobre la minoría
de edad y que venía reflejada en la imputación formal, pese a que en
audiencia de medidas cautelares se señaló que el nombrado tenía 23 años,
omitiéndose al efecto la valoración de todos los elementos probatorios.

En ese sentido, se advierte que la parte impetrante de tutela denuncia la


vulneración del debido proceso en sus elementos de motivación,
21
fundamentación y valoración de la prueba; al respecto es pertinente señalar
la jurisprudencia glosada en el Fundamento Jurídico III.1 del presente fallo
constitucional, que señala que dichos elementos del debido proceso no sólo
es exigible al momento de disponer la detención preventiva, sino también
cuando se rechaza la solicitud de cesación de la detención preventiva, se
determine la sustitución o modificación de esa medida o, finalmente,
cuando se la revoca; esa labor no puede ser reemplazada por la simple
relación de los documentos o la mención de los requerimientos de las
partes; de modo que está obligado a expresar los presupuestos lógico-
jurídicos que motivan la medida, con cita de las normas legales aplicables y
la descripción clara y objetiva de los elementos de convicción concurrentes.

En ese marco, sobre el cuestionamiento –que también es objeto de


denuncia en la presente acción tutelar– de que la supuesta víctima sería
una persona mayor de edad (21 años) y no de 16 años, lo cual estaría
demostrado con el certificado médico forense y reflejado en la imputación
formal; al respecto, la Vocal demandada, señala que revisado el “legajo de
apelación”, no cursa el referido certificado que haga presumir que la víctima
tendría 21 años de edad y que el Juez a quo, en su razonamiento fáctico
refirió que el nombrado tendría 16 años; y, en cuanto al reclamo de la
verdad material, reitera haberse mencionado el bloque de
constitucionalidad previsto en el art. 410 de la CPE, agregando que el
art. 60 de la Norma Suprema también alude que es deber y prioridad del
Estado la sociedad y la familia garantizar la prioridad del interés superior de
la niña, niño y adolescente que comprenda la preminencia de sus derechos,
por lo que concluye que al no acreditarse con el certificado médico forense
en sentido de que la supuesta víctima tendría veintiún (21) años de edad,
considera que dicho peligro procesal de fuga aún está latente.

En ese contexto, conforme lo descrito en el párrafo precedente, se


establece que la Vocal aludida, respondió a dicho cuestionamiento sin una
debida motivación y fundamentación; toda vez que, respecto al primer
elemento –motivación–, no obstante del reclamo del accionante en sentido
de que se aplique el principio de la verdad material que está previsto en el
art. 180 de la CPE, sin mayor argumento ni referirse a la imputación formal
que también indicaría que la víctima es mayor edad, se limitó en señalar
que no se adjuntó en el legajo de apelación el certificado médico forense
que acredita que la víctima es una persona mayor de 21 años de edad;
aspecto que de igual forma resulta siendo vulneratorio del derecho al
debido proceso vinculado a la libertad porque respecto al segundo
elemento –fundamentación– no se explica o justifica con un sustento legal
claro la razón por la cual no era aplicable el mencionado principio alegado
en el recurso de apelación incidental.

Sobre el reclamo de que se habría omitido valorar todos los elementos


probatorios respecto a la minoría de edad de la supuesta víctima, de la
revisión del fallo impugnado se establece que ciertamente se prescindió
22
valorar de forma íntegra todos los elementos probatorios en relación a
dicho cuestionamiento, por cuanto si bien se indica que el certificado
médico forense –que evidenciaría que la víctima tiene 21 años– no hubiera
sido adjuntado en el legajo de apelación, motivo por el cual no se hubiera
valorado la misma; empero además de ello, omite referirse a la imputación
formal que también en su parte pertinente habría afirmado que la víctima
tiene 21 años; siendo que conforme al Fundamento Jurídico III.2 de la
presente Sentencia Constitucional Plurinacional, el Juez o Tribunal tiene el
deber de otorgar el valor a cada uno de los elementos probatorios con la
aplicación de las reglas de la sana critica con una debida fundamentación y
motivación y en base a una apreciación íntegra y relacionada de la prueba
producida.

Por consiguiente, respecto a esta problemática se llega a la conclusión de


que sobre el reclamo relativo a la edad de la víctima, la Vocal demandada
de forma evasiva, sin una debida fundamentación y motivación, no
obstante del pedido de que se aplique el principio de verdad material, sin
mayor argumento, se limitó en señalar que no se adjuntó al legajo de
apelación el certificado médico forense que acredita que la víctima es una
persona mayor de 21 años de edad; y, en cuanto al cuestionamiento de
que se hubiera omitido valorar todos los elementos probatorios respecto a
la edad de la víctima, de la revisión del fallo impugnado, ciertamente se
omite valorar de forma íntegra todos los elementos probatorios respecto a
dicho reclamo; al efecto corresponde conceder la tutela solicitada, por una
falta de fundamentación, motivación y valoración de la prueba.

En cuanto a la problemática inserta en el inc. b)

En este punto la parte accionante reclama que la Vocal demandada, por


Auto de Vista 670/2020 de 31 de diciembre, decidió mantener el fallo de
primera instancia, señalando que concurre el riesgo de fuga previsto en el
art. 234.7 de CPP, en su elemento de peligro para la víctima, argumentando
que persiste un riesgo procesal de imposible cumplimiento al determinar
dentro de su fundamento y omitir el elemento probatorio de la garantía
unilateral, sin existir mecanismo alguno para poder enervarlo, aspecto que
transgrede todo derecho y garantía constitucional del debido proceso y una
identificación clara de las partes procesales.

En ese contexto, de la revisión del fallo impugnado se advierte que la


autoridad demandada en el segundo considerando luego de identificar los
agravios relacionados al riesgo procesal de fuga previsto en el art. 234.7 del
CPP, sobre el cual, –al igual que en esta acción de defensa– reclamó que el
mismo aún persistiría a pesar de haberse otorgado garantías unilaterales; al
respecto, una vez verificado el Auto de Vista impugnado, se establece que
la citada autoridad en relación a dicho cuestionamiento, señaló que para
poder demostrar y enervar el citado riesgo procesal debe tomarse en
cuenta la peligrosidad del imputado y sus antecedentes tales como los
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certificados policiales y el Registro de Antecedentes Penales (REJAP), afirma
que el imputado –mayor de edad–, es un peligro porque redujo a la víctima
menor de 16 años al provocarle lesiones gravísimas con cien días de
impedimento; al efecto aludiendo lo señalado por el Juez a quo y
mencionando el bloque constitucionalidad inmerso en el art. 410 de la CPE,
en cuanto a los derechos establecidos en favor del niño, niña y adolescente,
concluyó no haberse desvirtuado el citado riesgo procesal porque además el
imputado en la audiencia de cesación a la detención preventiva no habría
"pronunciado" las garantías unipersonales, motivo por el cual indica que el
Tribunal de alzada no valorará dicho documento.

Lo señalado y descrito en el párrafo precedente, a la luz del Fundamento


Jurídico III.1 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional denota
una indebida fundamentación y motivación, porque respecto al primer
elemento, –fundamentación– luego de señalar que para poder desvirtuar el
riesgo procesal de fuga previsto en el art. 234.7 del CPP, glosado en el
Fundamento Jurídico III.3 del presente fallo constitucional que en suma se
refiere al peligro efectivo para la sociedad o la víctima o el denunciante, sin
un sustento legal señaló que se debe tomar en cuenta la peligrosidad y los
antecedentes del imputado en cuanto a sus certificados de antecedentes
policiales y el REJAP; empero de forma confusa, sin describir el elemento
probatorio atinente al caso, –motivación– ni referirse sobre las garantías
unilaterales otorgadas, se da a entender que el imputado en su calidad de
mayor de edad, en la actualidad es un peligro real o verdadero y
comprobable para la victima menor de 16 años por haberlo reducido y
provocarle cien días de impedimento; es decir, conforme lo descrito en el
citado Fundamento Jurídico, el Juez no efectuó el análisis de los criterios de
razonabilidad y proporcionalidad a momento de disponer la concurrencia
del riesgo procesal inmerso en el art. 234.7 del CPP; por cuanto repitiendo
lo referido por el Juez a quo, respecto al bloque de constitucionalidad
previsto en el art. 410 de la CPE y los derechos de la niña, niño y
adolescente, se circunscribe en afirmar que no se ha desvirtuado el riesgo
procesal objeto de la presente.

Por lo expuesto en forma precedente, se hace viable conceder la tutela


solicitada sobre la problemática planteada; por cuanto la autoridad
demandada respecto al riesgo procesal de fuga inmerso en el art. 234.7 del
CPP, dictó el Auto de Vista 670/2020 ahora impugnado, con una falta de
fundamentación, motivación y valoración de la prueba.

En consecuencia, la Jueza de garantías, al denegar la tutela impetrada actuó de


forma incorrecta.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera; en virtud de la


autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de la Ley
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del Tribunal Constitucional Plurinacional, en revisión, resuelve: REVOCAR la
Resolución 01/2020 de 3 de enero, cursante de fs. 34 a 37, pronunciada por la
Jueza de Sentencia Penal Decimosegunda de la Capital del departamento de
La Paz; y, en consecuencia: CONCEDER la tutela impetrada, disponiéndose dejar
sin efecto la Resolución impugnada a objeto de que la autoridad demandada dicte
uno nuevo, conforme los fundamentos del presente fallo constitucional.

CORRESPONDE A LA SCP 0004/2022-S1 (viene de la pág. 24).

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. MSc. Georgina Amusquivar Moller


MAGISTRADA

Fdo. MSc. Julia Elizabeth Cornejo Gallardo


MAGISTRADA

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