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OBJETIVOS ........................................................................................................................................... 2
1. INTRODUCCION ............................................................................................................................... 2
2. DESARROLLO ................................................................................................................................... 3
3. CONCLUSIONES ............................................................................................................................. 11
4. BIBLIOGRAFIA ................................................................................................................................ 12
5. ANEXOS............................................................................................................................................ 13
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OBJETIVOS
Objetivo general
Objetivos específicos
1. INTRODUCCION
Desde hace algunos años el fenómeno del “bullying” entre adolescentes y jóvenes escolares en
América Latina, se ha constituido en una preocupación, tanto para educadores, como para la
salud pública en general. Este término que proviene del inglés, no posee una traducción exacta
y puede ser interpretado como: hostigamiento, maltrato, aislamiento, acoso, intimidación,
manipulación y otros conceptos que implican violencia física o emocional de un grupo o un
individuo (perpetrador/es), hacia otra persona (chivo expiatorio o víctima) (Van der Wal et al
2003, Glew et al 2005). Se trata de una forma sistemática de ejercer violencia en sus diversas
formas: directa (física) o indirecta (psicológica) (op.cit.), que implica el abuso de poder, frente
a alguien que, por lo general, se encuentra en situación de desventaja física, psicológica, social
o de cualquier otro tipo frente al grupo perpetrador. Aunque no se trata de un fenómeno nuevo,
se ha comenzado a estudiar sistemáticamente a fin de comprender e identificar los principales
factores que determinan su presencia en escuelas y en otros ámbitos de interacción de pre‐
adolescentes, adolescentes y jóvenes. Este hostigamiento o “bullying” podría provocar en
quienes lo sufren numerosas secuelas físicas y psicológicas. En la Argentina se estima que 240
000 adolescentes estarían sufriendo, en la actualidad, diversas consecuencias del bullying
(Oliveros y Barrientos, 2007). En los últimos tiempos este fenómeno se viene produciendo,
incluso, a través del ciberespacio como una manifestación de acoso denominado cybertalking
(Oliveros y Barrientos, 2007).
Olweus (1993), uno de los primeros estudiosos del fenómeno del “bullying”, afirma que se trata
de acciones negativas que pueden ser llevadas a cabo a partir del contacto físico, verbal o de
otras formas, como el lenguaje no verbal, la exclusión o el aislamiento. Este autor define el
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bullying a partir de tres criterios básicos: a) los comportamientos agresivos intencionales, b) la
reiteración de éstos a lo largo del tiempo y c) el desbalance de poder. Puede ser directo en
la forma de golpes, empujones, etc., o indirecto en forma de aislamiento social, exclusión, etc.
(var del Wal et al 2003). Nansel et al. (2001) lo han definido recientemente siguiendo la
perspectiva desarrollada por Olweus, como un tipo específico de agresión en la cual un grupo
que tiene poder, intenta hacer daño de manera reiterada a una persona que no lo tiene. Los
adolescentes agresores han sido descritos como personas que usan la agresión de forma
sistemática y calculada, frente a un par más débil 5 (Crick 1996, Olweus 1993, Pellegrini 2001,
Schwartz et al 1997). Roland (1998) define el bullying como un tipo de violencia física o
psicológica de largo plazo, ejercida por un individuo o un grupo y dirigida contra alguien que
no es capaz de defenderse ante tal situación.
2. DESARROLLO
El bullying o acoso es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los
investigadores lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales que se
repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su
acosador. A medida que las dinámicas sociales han ido cambiando a lo largo del tiempo y debido
al auge y uso de las tecnologías de la información y de la comunicación como Internet o los
teléfonos móviles, los niños están cada vez más expuestos a nuevas formas de bullying. Un
creciente número de publicaciones estudia la prevalencia, factores de riesgo e impacto del acoso
tanto en víctimas como acosadores. No obstante, la mayoría de los testimonios recogidos
provienen de investigaciones realizadas en el mundo occidental. Si bien las investigaciones han
hallado factores de riesgo que pueden favorecer comportamientos de acoso, hay una serie de
factores que auguran un comportamiento abusivo por parte de un niño: los que han sufrido malos
tratos a manos de sus cuidadores conservan una mayor propensión para acosar a otros,
particularmente, aquellos que han sufrido abusos físicos o sexuales. También contribuye
considerablemente haber presenciado violencia en el hogar. Además, las investigaciones
identifican la hiperactividad-impulsividad, una capacidad de auto-control baja y el trastorno por
déficit de atención o hiperactividad como indicadores de futuros casos de acoso.
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2.1.1 Aproximación conceptual según Olweus
Es bullying cuando un estudiante o grupo de ellos intimida a otro:
• Se ríe de él.
• Le envía notas hirientes y trata de convencer a los demás para que no se relacionen con él.
• Cuando estas cosas ocurren frecuentemente y es difícil, para la víctima, defenderse por sí
mismo.
Las causas que originan el bullying dependen de cada caso concreto, aunque suelen tener unas
características comunes: el acosador escolar no tiene empatía y, por tanto, es incapaz de ponerse en
el lugar del acosado y ser sensible a su sufrimiento
El origen de la violencia del acosador puede venir causado ante la ausencia de un padre o que éste
tenga una conducta violenta. Situaciones como esta pueden provocar que el niño desarrolle una
actitud agresiva y que en la adolescencia sea violento.
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Otros factores que pueden incidir son una situación socioeconómica mala en casa, poca organización
en el hogar o tensiones en el matrimonio.
Existen una serie de indicadores que el niño acosado puede presentar y alertar a los padres y profesores
en caso de que esté sufriendo bullying escolar:
- Suele incluir conductas de diversa naturaleza (burlas, amenazas, agresiones físicas, aislamiento
sistemático, etc.).
- Suele estar provocado por un alumno, apoyado por un grupo, contra una víctima que se
encuentra indefensa.
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- Se mantiene debido a la ignorancia o pasividad de las personas que rodean a los agresores y a
las víctimas sin intervenir directamente.
- En las personas que observan la violencia sin hacer nada para evitarla, se produce falta de
sensibilidad, apatía e insolidaridad.
- Se reduce la calidad de vida del entorno en el que se produce: dificultad para lograr objetivos
y aumento de los problemas y tensiones.
Las formas que utiliza el acosador para intimidar a su víctima se dividen de la siguiente manera:
Acoso físico: El acosador golpea, empuja o utiliza algún instrumento para hacer daño físico a su
víctima. También puede esconder sus cosas.
Acoso verbal: Consiste en insultar, poner motes, hacer amenazas o provocar a otro niño.
Acoso social: Este tipo de bullying se produce cuando el acosador decide aislar a su víctima difunde
rumores, convence a otros niños para que no hablen con él o lo humillan en público para que el acosado
se sienta aislado.
Acoso sexual: Son todas las acciones que tienen que ver con los actos sexuales (como tocamientos no
consentidos) o que se burlan de la orientación sexual de la víctima.
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Acoso por internet o cyber bullying: Es un tipo de acoso escolar que ocurre a través de móviles,
tabletas, ordenadores, etc. En estos casos el acosador suele enviar mensajes de texto o correos
electrónicos desagradables; difundir rumores a través del email o en las redes sociales, o imágenes y
vídeos denigrantes, así como crear perfiles falsos que pueden resultar embarazosos.
Este tipo de acoso está aumentando en los últimos años y se caracteriza porque, a menudo, los niños
que sufren cyber bullying también son acosados en persona. Además, por las características de internet
puede suceder 24 horas al día, 7 días a la semana y afectar al niño cuando está solo.
En el cyber bullying las imágenes y los mensajes pueden publicarse de forma anónima y llegar
rápidamente a un gran número de personas. Estos mensajes inapropiados e hirientes son muy
complicados de eliminar cuando ya están publicados.
Los seguidores: los que apoyan al líder. Son los que soportan el hostigamiento, los que muchas
veces lo ejecutan y los que festejan todas las acciones del líder. Sin ellos el bullying no tendría
sentido para el líder (para ser popular tiene que haber otros que lo idolatren)
Los espectadores: pueden tomar distintas actitudes: los que miran sin decir nada (la mayoría
silenciosa), los que se ríen de lo que pasa, y los que intentan detener el hostigamiento ya sea
directamente o reportándolo. Los integrantes de este último grupo son los de mayor riesgo a ser
los próximos hostigados, siendo este el motivo por el cual son muy pocos los que se atreven a
delatar lo que pasa (de hacerlo serían catalogados de buchones).
El personal de la escuela: los maestros, los preceptores, los directores, el conductor del micro,
etc. Son los que deben detectar el bullying e intervenir inmediatamente.
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Los padres: son los responsables de detectar cambios en sus hijos y conversarlo con las
autoridades del colegio
La detección del bullying es muy complicada ya que los niños suelen ocultarlo en el ambiente
familiar y no piden ayuda a nadie de su entorno. Por este motivo, sólo son detectados los casos que no
se pueden ocultar por la gravedad de las lesiones o de los síntomas.
Para conseguirlo, los profesores o los padres deben tratar de reconocer una serie de indicadores y
comportamientos que pueden llevar a la sospecha de un posible riesgo de maltrato o maltrato.
Hay determinados colectivos que son más propensos a sufrirlo como los homosexuales, lesbianas,
bisexuales y transexuales, que pueden padecer bullying homofóbico.
Los niños con tendencia al bullying suelen ser percibidos como diferentes por el resto de niños, pueden
ser obesos o muy delgados, utilizan gafas, aparatos dentales o ropa diferente del resto, son nuevos en
la escuela, etc.
Los menores son incapaces de defenderse y el acosador los percibe como una persona débil, poco
popular y con pocos amigos.
A continuación, ponerse en contacto con el colegio es lo primordial. Se puede concertar una cita con
el tutor del niño o con otros responsables del centro para hacerles conscientes de la situación, de forma
que se pueda poner alguna solución al problema. Si el colegio no sabe cómo actuar o se niega a tomar
parte, se puede denunciar el acoso en cualquier comisaría de policía o un inspector de Educación.
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2.8.2 Los profesores
En cuanto los educadores tengan conocimiento sobre la situación, es importante vigilar a los
niños implicados en todas las situaciones para controlar que el problema no se agrave. Deben
recoger toda la información posible sobre los hechos e informar a la dirección del centro.
Cuando se vaya a hablar con los niños, no deben limitarse únicamente al acosador y a la víctima,
sino también al resto de niños implicados, aunque no participen de forma activa en el acoso. De
esta forma, consiguen educar sobre las consecuencias que puede tener el acoso, al mismo tiempo
que se resuelve el problema.
Las consecuencias afectan principalmente a la víctima que puede tener fracaso escolar, niveles altos
de ansiedad, fobia a ir al colegio, insatisfacción y cambios de personalidad, pasando a convertirse en
una persona insegura, con baja autoestima. Si el acoso se intensifica, pueden desarrollarse síntomas de
histeria o depresión.
La imagen que pueden llegar a tener las víctimas de sí mismos es muy negativa y llegan a creer que
no son competentes a nivel académico y socialmente. Esto puede provocar que en algunos casos
tengan reacciones agresivas que terminen en intentos de suicidio.
2.10.1 En la familia
La familia es la principal fuente de amor y educación de los niños; a partir de ella el niño aprende
a socializarse basado en lo valores, normas y comportamientos enseñados en casa; evitemos que
nuestro hogar se convierta en un escenario hostil o por el contrario demasiado permisivo, tenga
por seguro que esto siempre llevará a que los niños adquieran conductas agresivas.
Otro papel de la familia es estar informada constantemente, hay cursos en donde se orienta a los
padres sobre cómo mantener alejados a sus hijos del bullying; éstos se basan normalmente en el
amor y la comunicación entre padres e hijos, la observación para detectar inmediatamente
cualquier conducta anormal en el chico, estar al pendiente de las actividades de su hijo, la
existencia de límites y normas, así como el vigilar que se cumplan.
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Estos cursos le dan atención especial a la inteligencia emocional, es decir enseñan a los padres
como ayudarle a sus hijos a controlar sus emociones y comportamientos hacia los demás de tal
manera que puedan convivir sanamente.
2.10.2 En la escuela
Es importante la supervisión de los alumnos dentro y fuera de los salones, en los patios,
baños, comedores, etc.
Establecer claramente las reglas de la escuela y las acciones que se tomarán en conductas
como el bullying.
La escuela debe estar abierta a las quejas y sugerencias del alumnado y padres de familia, se
sugiere la colocación de un buzón.
Realizar cursos o conferencias para padres y maestros donde se puedas tratar temas como el
bullying.
Los maestros pueden apoyarse en los alumnos para identificar casos de acoso, deben ser muy
inteligentes y saber quién puede darles información valiosa.
Así como existen líneas gratuitas para hablar o preguntar sobre métodos anticonceptivos,
depresión, el sida, alcoholismo, etc., debe haber líneas abiertas para que los niños puedan hablar
y denunciar conflictos que viven dentro y fuera del hogar.
Debe haber mayores campañas para informar a los padres sobre esta situación, la forma en que
puede detectarse, tratarse y prevenirse.
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2.10.4 Medios de comunicación y sociedad en general
Los niños son muy dados a ver programas de acción y violencia y aunque no lo creamos éstos
influyen demasiado en su comportamiento. Los medios masivos de comunicación deben ser más
conscientes de ello y controlar más los contenidos que emiten o publican.
La sociedad en general también puede ayudar a prevenir y atacar el acoso entre los niños,
vigilando y no dejando pasar este tipo de situaciones porque pensamos se trata de una simple
broma.
Cuando un niño se burla, amenaza o pega a otro niño, se debe intervenir para que eso no se
repita.
3. CONCLUSIONES
El bullying o acoso escolar es un fenómeno común que afecta a niños, niñas, adolescentes y
jóvenes en las escuelas, pero no perturba solamente a quien va dirigido. Esta forma de violencia
tiene un efecto negativo desde que aparece. Por lo general, las situaciones son invisibles para el
profesorado, lo que hace más complejo poder reaccionar y participar en su prevención o
erradicarlas.
El bullying es un fenómeno general que se produce en todos los estratos sociales y en todos
los países en los que se ha investigado. La diversidad de métodos y cuestionarios utilizados
dificulta el estudio comparativo; se constata un rango de victimización grave entre el 3% y
el 10%, los que sufren conductas violentas oscilan entre el 20% y el 30%.
Hay resultados comunes: la mayoría de los implicados son varones, la forma más común es
la verbal y el lugar más frecuente es el patio.
El rango de edad de las muestras de los estudios abarca desde los 6 hasta los 18 años.
Cada año se realizan más estudios, muchos de ellos por encargo de las instituciones, lo que
demuestra el interés social por el acoso escolar y la necesidad de poner en marcha estrategias
de prevención e intervención.
Aunque todos los casos de acoso escolar tienen elementos comunes que les caracterizan
como tal, cada situación es única porque los implicados y su entorno así los son. El objetivo
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final de todas las investigaciones es aportar conocimientos para la mejora de la convivencia
y la promoción de actitudes positivas de niños y adolescentes.
4. BIBLIOGRAFIA
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2. http://www.iessdeh.org/usuario/ftp/Informe%20Final%20Bullying.pdf
3. http://www.unesco.org/new/fileadmin/MULTIMEDIA/FIELD/Havana/pdf/Informe_B
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4. http://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/entrega3_bullying.pdf
5. http://www.universia.es/bullying-acoso-escolar/bullying/at/1121975
6. Piñuel, I. y Oñate, A. (2007). Mobbing escolar: Violencia y acoso psicológico contra
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7. Sanmartín, J. (2007). "Violencia y acoso escolar". Mente y Cerebro, 26:12-19
8. Piñuel, I. y Oñate, A. (2006) "Test AVE, Acoso y Violencia Escolar, Madrid 2006, TEA
Ediciones, ISBN: 84-7174-858-4
9. Ameniya I., Oliveros M., Barrientos A. (2009). Factores de riesgo de violencia escolar
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med.;70(4):255‐8
10. https://es.scribd.com/document/301529576/INFORME-BULLYING-pdf
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5. ANEXOS
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