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UNIVERSIDAD HISPANO
Licenciatura en Psicología

Detección y prevención del bullying

Cota Armenta Ariadna


Espinosa Herrera Eurídice
Gómez Soto Lissette
Madera Osorio Arturo
Magaña Ancona Edith
Villanueva Oropeza Mayra

Diseño y evaluación de proyectos


educativos
Cuatrimestre: IX Grupo: A

Lic. Jorge Rafael Baquedano Mézquita

Umán, Yucatán, a 23 de julio de 2021.


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Índice
Tema Página

Detección y prevención de bullying

Introducción………………………………………………………………………………………… 3

Objetivo general…………………………………………………………………………………….. 4

Objetivos específicos………………………………………………………………………………... 4

Marco teórico………………………………………………………………………………..………. 5

El bullying. Concepto y causas …...…………...……………………………………………………. 5

Agresor y víctima del bullying, y conductas típicas …………………………………………..……. 7

El bullying en estadísiticas …………………………………………………..……………………... 11

Referencias…………………………………………………………………………………………. 13
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Introducción

El bullying en México es sorprendentemente frecuente, como se verá más adelante

en esta investigación. Las estadísticas nacionales y mundiales colocan a México en una

situación tal que es urgente tomar cartas al respecto para combatir este tipo de violencia

generado en el escenario escolar. Por otro lado, parece ser que las políticas

gubernamentales no han sido suficientes para revertir la tendencia ni para mover al país del

lugar tan poco honroso donde se encuentra actualmente en la práctica del bullying.

La violencia generada es continua, reiterativa, el agresor machaca tanto a la víctima

por un tiempo prolongado hasta el punto de afectar su estado mental, comenzando por

considerar si realmente el buleador tiene razón en lo que le dice o que realmente se merece

ser maltratado.

Un descubrimiento importante, aunque inesperado en esta investigación es el hecho

de que los testigos del bullying no suelen intervenir, o no dan a conocer el hecho a los

profesores u otras autoridades escolares; y la razón para quedarse callados no paree ser la

indolencia. Las razones parecen apuntar al miedo de que, al intervenir, se conviertan a su

vez, en víctimas.

Por otra parte, al pensar en el bullying frecuentemente, el primer pensamiento es

hacia la víctima y la agresión que sufre. Sin embargo, este fenómeno es más complejo de lo

que aparenta, pues el agresor también puede presentar factores de vulnerabilidad que trate

de cubrir con violencia, en un intento por protegerse a sí mismo.

Trabajando el bullying con un enfoque de vulnerabilidad mutua de los agentes

puede ser un punto de partida útil para disminuir su incidencia.


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El fracaso de los programas oficiales para detectar, intervenir y disminuir los casos

de bullying, pone el problema también en las manos de la sociedad civil, en las

Organizaciones No Gubernamentales, para apoyar a disminuir el flagelo de la violencia de

los alumnos hacia sus semejantes.

Es por eso que consideramos pertinente implementar un taller para conocer y

prevenir el bullying, sus modalidades, conocer sus causas, consecuencias, actores y técnicas

para disminuir esta práctica en las escuelas.

Los objetivos del taller son los siguientes:

Objetivo general:

Utilizar estrategias por parte de los alumnos, para manejar de una manera adecuada

los eventos de bullying que se presenten en la escuela.

Objetivos específicos:

Identificar por parte de los alumnos la práctica del bullying para prevenir sus

efectos.

Poner en práctica actividades que contribuyan a desalentar el bullying, tanto para el

agresor como para la víctima.

Conocer estrategias de inteligencia emocional para manejar de una manera resiliente

las situaciones de bullying que se presenten en las escuelas.


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Marco teórico

El bullying. Concepto y causas

La palabra “bullying” es un vocablo inglés cuya raíz es “bully” que significa matón o

bravucón. como verbo, se traduce como intimidar, amedrentar, según Cabezas (2007). Es

un fenómeno donde se da una agresión específica caracterizada por conductas dirigidas a

molestar de forma repetida en el tiempo y donde hay un desequilibrio de poder, de manera

que los demás agreden física o psicológicamente a los de menos poder. Es el noruego Dan

Olweus que, en 1993, acuñó el término “bullying”, el cual consiste:

“…en la agresión física y psicológica de uno o más estudiantes hacia otro que

hacen su víctima que prevalece durante un periodo de tiempo determinado y

caracterizado por un desequilibrio de fuerza o poder, provocando en la victima baja

autoestima desequilibrio emocional bajo rendimiento escolar, deserción, solo por

mencionar algunos (Monroy, V., 2015, p. 12).”

La investigación de Cabezas (2007), señala que el maltrato escolar entre iguales, o

“bullying”, es un fenómeno que se ha dado desde hace mucho tiempo; sin embargo, no es

sino en los últimos años en que se ha profundizado más en el estudio de este tema, pues es

un problema importante entre los jóvenes de la actualidad; de hecho, siempre lo ha sido,

pero la tendencia actual suele ser no quedarse callado ante el abuso, y manifestarlo, sobre

todo, en las redes sociales.

Ahora bien, Vessey (2006) menciona en sus estudios que las bromas entre los niños

son una dinámica de interacción social que consiste en un conjunto de comportamientos

verbales o interacciones físicas que se dan entre compañeros y que es la mayoría de las
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veces es humorístico y lúdico, pero que puede ser molesto para el niño que las recibe. Y es

que cierta cantidad de bromas son normales en la niñez y pueden, incluso, promover un

intercambio relacional entre los niños más que intimidación dada por un solo lado, refiere

Vessey (2006). En resumen, podemos aceptar que, en muchas ocasiones, no es fácil

determinar cuándo las bromas infantiles o juveniles exceden lo normal, mientras que en

otros casos el abuso es evidente, sobre todo cuando se relaciona con la intimidación y la

victimización entre iguales, donde uno o más alumnos acosan e intimidan a otros por medio

de insultos, rumores, aislamiento social, apodos, entre otras maneras, generando de esta

manera el bullying.

Barudy (1998) afirma que uno de los principales factores desencadenantes del

bullying es el entorno social en que se desarrolla el agresor (y en muchas ocasiones la

víctima) cuyos modelos son los adultos, y sus escenarios están conformados por el hogar y

la escuela.

En el mismo sentido, Jaana, et. al (2003) proponen, igualmente, que las causas de la

violencia escolar son múltiples y, por lo tanto, se expresa como un fenómeno social y

cultural, debido a que son prácticas aprendidas como parte de las interacciones sociales que

realiza el estudiante con el medio en el cual vive y estudia, mismas que se practican

generación tras generación.

El bullying es una práctica muy extendida en los centros escolares, pues diversos

estudios en todo el mundo (sobre todo en América y Europa) han constatado que es un

fenómeno generalizado entre los niños y adolescentes: las tasas de participación en el

bullying varían según los países y pueden afectar hasta la mitad de la juventud (Arseneault

et al., 2006).
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Agresor y víctima del bullying, y conductas típicas

Según Jaana, et al. (2006), diversos estudios realizados en torno al bullying muestran

que existen varios protagonistas en este fenómeno:

a) Los “bullies”, quienes no suelen ser intimidados, pero reconocen ser “bullies”;

b) Las víctimas, quienes han sido intimidados y no han sido “bullies”;

c) Los “bully-víctimas” que han sido intimidados además de bullies y, finalmente,

d) Los espectadores o “ninguno”, o sea, no han sido intimidados ni tampoco fueron

“bullies”.

Respecto de los agresores, o bullies, recurrimos a las investigaciones de Vessey

(2006), para apoyarnos en su de que un “bully” es alguien que muestra un comportamiento

agresivo hacia otro (en un entorno escolar). La intimidación física es más evidente y se

identifica al agresor con mayor frecuencia; sin embargo, hay muchos tipos de acoso escolar

que no son tan evidentes y son más difíciles de detectar. Los “bullys” seleccionan a otros

niños con quienes puedan afrontar sus propios problemas. Los niños que recurren a la

intimidación a menudo tienen baja autoestima. Tienen muchos conocidos, pero no suelen

tener un verdadero amigo confiable. Los “bullys”, especialmente, se dirigen a otros que

tienen alguna característica que se desvía de lo “normal”. Estas diferencias pueden ser

relacionadas con la apariencia física, rasgos de personalidad, factores ambientales o

factores relacionados con la escuela.

Ahora bien, enfocándonos a las víctimas, ha estudiado el perfil de las víctimas

valorando si son minorías, por ejemplo, el origen étnico o la identidad sexual. Los jóvenes

afroamericanos resultaron con mayor probabilidad de ser “bullys” que los jóvenes asiáticos
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quienes resultaron con menor probabilidad de ser clasificados como “bullys” (11% y 10%

vs 3%, respectivamente). Los jóvenes caucásicos y otros resultaron con mayor probabilidad

y los latinos con menor probabilidad de ser clasificados como víctimas (13% y 12% vs 7%,

respectivamente), todo esto según estudios de Jaana, et al. (2003).

Por otro lado, los espectadores, éstos no participan directamente, pero se divierten

ante las agresiones que sufren sus compañeros, no los defienden, pero tampoco delatan a

los victimarios, se callan ante el temor de que los papeles se inviertan y ser ellos a quienes

se victimice (Cabezas y Monje, 2207).

Finalmente, los “bully-víctimas” son los más excluidos socialmente por sus

compañeros, presentan mayor probabilidad de presentar problemas de conducta y de estar

menos involucrados en la escuela, y también reportan niveles elevados de depresión y

soledad.

El “bullying” incluye una gama de comportamientos que resultan en un desequilibrio

del poder entre el agresor y la víctima. Tales comportamientos incluyen no solo la agresión

física sino también la agresión verbal y la humillación pública. De hecho, el “bullying”

emocional por pares es una especial preocupación en los centros educativos de los Estados

Unidos de Norteamérica, pues ha resultado en tiroteos que sugieren que no es el abuso

físico sino la incapacidad para hacer frente a la burla social y al rechazo personal que

propician los extremos estallidos de violencia. (Jaana et al. 2003)

Cabezas y Monje (2007) encontraron en sus investigaciones que el tipo de violencia

más frecuente en los grupos estudiados es la verbal, por medio de insultos, amenazas y

burlas; seguida de violencia física, como empujones, patadas y golpes. Estas conductas
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afectan la moral y autoestima de la víctima. Estos autores clasifican los tipos de maltrato de

la siguiente forma:

a) Físico: se refiere a él como el que se manifiesta por medio de empujones,

patadas, puñetazos, pellizcos y hasta el empleo de cualquier objeto para

arremeter contra un estudiante. Este tipo de maltrato suele ser más común en

la educación primaria que en la secundaria.

b) Verbal: el que se ha relacionado con insultos, burlas, rumores y con poner

sobrenombres que resaltan un defecto físico o de acción, principalmente.

c) Psicológico: son las acciones tendientes a minimizar la autoestima del

individuo y fomentar sentimientos de inseguridad y temor.

d) Social: se busca aislar al individuo del resto del grupo, mediante la

manipulación a los miembros de este para que sean partícipes del maltrato

(Cabezas y Monje 2007).

e) Acoso cibernético. Esta forma de intimidación surge cuando los niños y los

adolescentes empiezan a utilizar la comunicación electrónica masiva; por

ejemplo, las redes sociales, para acosar a las víctimas a todas, conducta que

puede ser practicada no solo en el entorno físico de la escuela, sino a horas,

en amplios círculos y a velocidades increíbles (Vessel, 2006).

Los principales indicadores de riesgo de acoso es colar son (Secretaría de Educación

de Yucatán (2012):

a) Temor de ir al baño.

b) Cambios notorios en los hábitos alimentarios (por exceso o disminución).

c) Crisis de llanto sin explicación.


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d) Sensibilidad extrema.

e) Dificultades en la integración a grupo de iguales.

f) Negarse a ir o permanecer en la escuela.

g) Incontinencia urinaria.

h) Incontinencia fecal.

i) Tendencia a aislarse.

j) Fugas del hogar.

k) Manifestaciones autoagresivas de distinto tipo (cortarse, golpearse, ponerse en

situaciones de riesgo físico).

l) Malestares físicos constantes.

m) Deserción escolar.

n) Cambios en la vestimenta o aspecto.

o) Dificultades para concentrarse en las tareas escolares.

p) Desinterés de las actividades vinculadas al aprendizaje y a la escuela.

q) Evasión de la participación en juegos o actividades grupales.

r) Negativa repentina a participar en actividades físicas.

s) Descenso brusco del rendimiento escolar.

t) Cambios bruscos en su estado de ánimo.

u) Tendencia a quejarse mucho, ser exigente o aislado.

En resumen, para Cabezas y Monje (2007), se tienen tres criterios para identificar el

bullying. Primero, un comportamiento agresivo con la intención de causar daño físico y

psicológico; segundo, la reiteración de las conductas agresivas, se da incluso más allá del

horario escolar y tercero, la relación interpersonal se caracteriza por un desequilibrio de


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poder (real o superficial, de poder o fuerza) que hace a la víctima impotente para salir de

esa situación por sí sola.

El bullying en estadísticas

El bullying está extendido en el mundo, y si bien es cierto que es una práctica

generalizada, el problema es más intenso en algunos países y más moderado en otros.

En América, los países en que se manifiestan más casos de bullyng son México,

Estados Unidos de América y Brasil, reportándose que más del 50 por ciento de estudiantes

que lo han sufrido en sus escuelas. En Argentina y Ecuador se reportaron menos de 30 por

ciento de alumnos que han sufrido esta práctica en sus centros de estudio. En Europa, Son

Francia y Portugal los países con mayor porcentaje de víctimas de bullying, pero sus cifras

más altas no llegan al 40 por ciento de los casos. En contraste, Suecia, España e Italia son

los estados que menos sufren casos de bullying, con el reporte del menos de 20 por ciento

de alumnos que lo han experimentado (Bullying sin fronteras, 2021). De hecho:

Los tres países que están en el podio mundial de bullying son México, donde 7 de

cada 10 niños y adolescentes sufren todos los días algún de tipo de acoso. Estados Unidos

de América con 6 de cada 10 niños y adolescentes sufren acoso escolar y muy cerca China

donde casi 6 jóvenes y niños (5,8) por cada 10 sufren el flagelo. Es importante destacar que

en el caso de China y por razones políticas no podemos contar con todos los datos

disponibles. (Bullying sin fronteras, 2021) (OCDE, 2012).

Y más específicamente, en el Estado de Yucatán, México, un estudio han detectado

que el 74.6% de los jóvenes, sobre todo de escuelas secundarias, observa que en sus

escuelas hay compañeros a quienes se les ignora y se le deja solos, mientras que 59%
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indicó que hay a quienes los propios jóvenes entrevistados no les permiten participar en las

actividades. En cuanto a agresiones verbales, 85.4% de los jóvenes entrevistados en

escuelas de Yucatán, observa la presencia de apodos ofensivos entre sus compañeros y

85.5% atestigua de que sus compañeros hablan mal los unos de los otros. Para ambas

conductas, la moda entre los jóvenes fue responder el rubro “siempre”. A pesar de que los

insultos son menos frecuentes que las otras formas de agresión, también representan una

práctica muy extendida, 78.2% de los observadores reportan su existencia en las escuelas

de este Estado mexicano, particularmente en su ciudad capital, Mérida. Mientras que las

agresiones físicas, como golpes, patadas, empujones, alcanza una presencia del 66. 3%. De

igual manera se les preguntó a los jóvenes sobre las amenazas en general, 56.2% respondió

que esto ocurre en sus escuelas, mientras que la intimidación con palos, navajas u otros

objetos fue mucho menos observada, pues llega al 12.9%. Las amenazas que implican

obligar a alguien a realizar acciones no deseadas alcanza 45.8%. El acoso sexual e por parte

de ambos sexos arrojó un 20.2% de formas de agresión juvenil (Castillo y Pacheco, 2008).

Por último, en el año 2014, el Centro Estatal de Prevención del Delito y Participación

Ciudadana del Estado de Yucatán (CEPREDEY), en conjunto con la Secretaría de

Educación de Yucatán (SEGEY), habían detectado 40 planteles donde el bullying se hizo

presente (Ongay, 2019).


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Referencias Bibliograficas

Arseneault. L., Walsh, E., Trzesniewski, K., Newcombe, R., Caspi, A. y Moffitt, T. (2006).

Bullying Victimization Uniquely Contributes to Adjustment Problems in Young

Children: A Nationally Representative Cohort Study. Pediatrics; 118; 130 DOI:

10.1542/peds.2005-2388.

Barudy, M. (2003). Poder, ideología y violencia. Madrid: Editorial Trottan.

Bullying sin Fronteras (2021). Estadísticas Mundiales de Bullying 2020/2021. Trabajo

Oficial en el Mundo contra el Bullying. Recuperado en:

https://bullyingsinfronteras.blogspot.com/2018/10/estadisticas-mundiales-de-

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Cabezas, H., Monje, I. (2007). Maltrato entre iguales en la escuela costarricense. Revista

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Castillo, C. y Pacheco, M. (2008). Perfil del maltrato (bullying) entre estudiantes de

secundaria en la ciudad de Mérida, Yucatán. Revista Mexicana de Investigación

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Investigación Educativa. Recuperado en:

http://www.scielo.org.mx/pdf/rmie/v13n38/v13n38a7.pdf

Jaana, J., Graham, S. y Schuster, M. A. (2003). Bullying Among Young Adolescents: The

Strong, the Weak and the Troubled. Pediatrics, 112; 123. Recuperado en:

https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/14654590/
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Monroy, V. (2015). Relación del acoso escolar y obesidad en estudiantes de nivel

secundaria (Tesis). México: Universidad Autónoma del Estado de México.

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https://www.pressreader.com/mexico/diario-la-verdad-yucatan/20190629/282187947

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international student assessment (PISA). Results from PISA 2015 students’well

being, recuperado de: https://www.oecd.org/pisa/PISA2015-Students-Well-being-

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Secretaría de Educación del Estado de Yucatán (2012). Protocolo para la prevención,

detección y actuación en casos de acoso y maltrato escolar en los planteles de

educación básica. México.

Vessey, J.A. (2006) "…Of sticks and stones:" recognizing and helping kids at psychosocial

risk from teasing and bullying. Program and abstracts of The National Association of

Pediatric Nurse Practitioners (Napnap), 27th Annual Conference; Washington, D.C.

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