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Merleau-Ponty tiene una concepción impura de la filosofía: no es posible hacer filosofía mediante
una reflexión pura o trascendental, enteramente a priori, elevándose por encima de los hechos y de
las ciencias empíricas
Para Merleau-Ponty no es posible completar la reducción, si con ella se pretende aislar una
dimensión absolutamente purificada de toda contigencia empírica, cultural, o histórica, o aislar una
esfera de la conciencia constituyente que va a ser objeto de reflexión desligándola de sus relaciones
mundanas e intersubjetivas. Dice Merleau-Ponty que por medio de la reducción de lo que se trata
es de “revivir la experiencia en su estado naciente”.
Merleau-Ponty critica a Hume cuando habla de “sensación simple” con el ejemplo del punto del
cual nos alejamos gradualmente. Para Merleau-Ponty la sensación simple es una simple abstracción
de algo que nunca se nos da en la experiencia realmente, ya que siempre captamos relaciones o
configuraciones y no sensaciones simples. Percibir un punto no es percibir un elemento simple,
atómico, es percibir una diferencia con el fondo.
Para no caer en ninguno de estos lados sesgados, Merleau-Ponty propone partir desde el punto de
vista desde el cual el mundo se nos da, que es el cuerpo.
3) otro aspecto que excede la explicación mecanicista: si uno entiende al cuerpo como una máquina
en la cual sus partes se transmiten el movimiento, se entiende que esas partes tienen funciones fijas.
La fisiología contemporanea dice Merleau-Ponty, está observando que las partes del cuerpo tienen
cierta polivalencia funcional, pueden cambiar de función de un modo en que una máquina nunca
podría.
4) Más que una línea causal estímulo-respuesta, habría que pensar un movimiento circular
entre cuerpo y mundo en el cual se pueden distinguir fases pero no se puede cortar el
movimiento de manera que se sepa dónde empezó. Hay una actividad del cuerpo que
anticipa al estímulo y hace que cuente de una manera u otra
Resumiendo:
4 anomalías del cuerpo respecto del marco mecanicista clásico:
1) Inconstancia de la relación estímulo- respuesta
2) El ser sensible no a elementos simples ino a configuraciones, diferencias y relaciones entre
estímulos
3) Polivalencia funcional de los órganos
4) La no linealidad causal entre fase sensorial ymotriz, circularidad entre ambas.
2)Si nos atenemos a estas ultimas circunstancias, deberíamos pensar que nuestra conciencia de
nuestro cuerpo no tiene nada que ver con funciones neurofisiológicas, sino que es una
representacion del cuerpo, una conciencia meramente psicológica y mental que no tiene relación
con nervios ni nada. Pero dice Merleau-Ponty, hay casos en los que simplemente seccionando los
nervios que van del muñón hasta el cerebro se suprime al miembro fantasma.
Entonces nos encontramos con un fenómeno que depende de variables muy dificiles de integrar
entre sí en una explicación dualista.
Qué hacer si el miembro fantasma no es ni una causalidad objetiva ni una cogitatio? Si nuestra
experiencia corporal esta condicionada por dos tipos de factores tan heterogénos entre sí?
La vía media u ontológicamente ambigua a partir de la cual podrían conjugarse tanto la causalidad
objetiva como las motivaciones psicológicas de la propiocepción será para Merleau-Ponty la
dimensión del comportamiento. La respuesta que empezará a contornear Merleau-Ponty es que nos
vivimos corporalmente en función de las posibilidades de acción que sentimos.
“Este fenómeno que desfiguran tanto las explicaciones fisiológicas como las psicológicas, se
entiende en la perspectiva del ser-del-mundo. Lo que en nosotros rechaza la mutilación y la
deficiencia es un Yo empeñado en un cierto mundo física e interhumano, un Yo que continúa
tendiendose hacia su mundo a pesar de deficiencias o amputaciones, y que, en esta medida, no las
reconoce de derecho. El rechazo de la deficiencia no es más que el reverso de nuestra inherencia a
un mundo, la negación implícita de lo que se opone al movimiento natural que nos arroja a nuestras
tareas, nuestras preocupaciones, nuestra situaciones, nuestros horizontes familiares. Poseer un brazo
fantasma es permanecer abierto a todas las acciones de las que sólo el brazo es capaz, es guardar el
campo práctico que uno poseía antes de la mutilación.”
Para Merleau-Ponty el correlato noético del mundo como entorno pragmático, el sujeto de esta
percepción, es el cuerpo tal como lo vivimos. Y lo vivímos como un “yo puedo”.
Tomo conciencia del mundo a través de mi cuerpo, y tomo conciencia de mi cuerpo a través del
mundo.
Esta “conciencia práctica corporal” no es una conciencia temática, teórica o intelectual, es una
“semiconsciencia”.
En este esquema entonces cuerpo y mundo son dos terminos que solo tienen el sentido que tienen
en su relación, son su relación.
Que yo me sienta a mí mismo como contando con este repertorio particular de comportamientos o
acciones depende de cómo aprendí a moverme en el pasado. Son comportamientos sedimentados
como habitualidades y las habitualidades son las que me disponen a ciertas acciones o me hacen
sentirlas como posibles. Me dotan de ciertas capacidades o habilidades latentes que configuran tanto
mi propiocepción como la correlativa percepción del mundo.
Estas tres dimensiones temporales del cuerpo son sólo distinguibles abstractamente ya que están
todo el tiempo operando en mi experiencia corporal. Para Merleau-Ponty el nucle de las 3 es el
cuerpo habitual, que prima en nuestra propiocepción por sobre el cuerpo actual, y que resignifica el
bagaje orgánico que uno puede traer. M.P cuestiona el carácter universal o invariante de ciertos
comportamientos considerados instintivos, como el instinto maternal y dice que son reconfigurados
culturalmente.
“El cuerpo habitual es entonces una denominación del cuerpo vivido, porque nos vivimos a
nosotros mismos corporalmente como este repretorio de comportamientos posibles sedimentado por
hábitos adquiridos intercorporalmente.”
El cuerpo actual se apoya en una dimensión más básica que es la del cuerpo habitual, con sus
sedimentaciones comportamentales entendidas como un repertorio de posibilidades de acción
latentes, disponibles, que determinan nuestra propiopercepción actual.
Nuestra espacialidad vivida es una espacialidad de situación, no de posicion: las partes de nuestro
cuerpo se integran en una totalidad en la medida en que nos dispondemos a realizar ciertas acciones.
Hábito como “habilidad” frente a reflejo o acción inteligente. A diferencia del reflejo, el hábito es
trasponible, es como un “estilo” de moverme. Parecería haber cierta “inteligencia” en el hábito en
tanto puedo disponer de distintos medios para lograr el mismo fin, posee cierta adaptabilidad. Pero
no es un proceso intelectual porque yo puedo entender por ejemplo como andar en bicicleta en una
explicación y despues no poder hacerlo al intentarlo. O sea que la adquisición de un hábito es un
aprendizaje que hace el cuerpo, sin que sea un mero reflejo. Es un “saber hacer”, un tipo de
inteligencia propia del cuerpo mismo. Un ejemplo interesante es intentar recordar el teclado de una
computadora. Seguramente intelectualmente no lo podamos hacer o tardaríamos mucho en
reconstruirlo, pero al momento de escribir los dedos saben que hacer.
Para M.P la percepción no puede ser asimilada a las síntesis que pertenecen al orden del juicio, de
los actos o de la predicación. “El cuerpo tiene su mundo o comprende su mundo sin tener que pasar
por unas representaciones y sin subordinarse a una función simbólica y objetivante.
M.P dice que las teorías de la percepción psicológicas han identificado en el cuerpo ciertas
características que lo distinguen de todo otro objeto de la percepción, y piensa que estas son razones
para pensar que el cuerpo no es simplemente un objeto percibido, sino que es sujeto de la
percepción, es decir, que participa de la percepción de objetos como sujeto.
Estas caracteristicas deberían bastar para percatarse del carácter corporal o encarnado de la
conciencia perceptiva. Son: