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porteador asume la custodia de las cosas porteadas, elemento que no encontramos en el
arrendamiento de obra.
Consideramos que la naturaleza jurídica de este contrato es que tiene un carácter sui
generis, diferente de otras figuras contractuales mercantiles que lo hacen autónomo,
especial y típico.
II.1 Características
b.- Consensual
El contrato de transporte aéreo de personas es consensual, ya que se perfecciona por el
solo consentimiento de las partes. El contrato de transporte de cosas, por su parte,
tradicionalmente se ha entendido como real ya que se perfecciona por la entrega de las
mercaderías al porteador. A este respecto podemos mencionar el art. 102 de la Ley de
Navegación Aérea Española (LNA), el cual sostiene que este contrato se perfecciona con la
entrega de la mercancía. Sin perjuicio de lo anterior, digamos de inmediato que la doctrina
española más moderna (Petit Lavall), considera hoy en día que se trata de un contrato
consensual.
En nuestra opinión, el transporte de mercaderías es un contrato consensual en que el
consentimiento deberá recaer sobre el precio del contrato y sobre el itinerario de la
conducción, en el caso del transporte de pasajeros; y sobre el precio, sobre la cosa
determinada a transportar y sobre el trayecto o mercancías, si se trata de transporte de
mercaderías.
c.- Causado
La causa de la obligación del transportador es el pago de una remuneración llamada precio
en el transporte de personas y flete en el de mercaderías, y la causa de la obligación del
usuario es el traslado por vía aérea de personas, equipajes o mercaderías. En cuanto a la
motivación de cada contratante en particular, nos regimos por el Derecho común, el cual
exige que ella exista y sea lícita, lo que no presenta especialidad alguna en cuanto a su
regulación jurídica.
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y el del cargador en la conducción de sus mercancías. Conforme los términos del art. 1441
CC, este contrato puede ser conmutativo si ambas prestaciones se miran como equivalentes.
e.- Principal
Tanto el transporte de pasajeros como el de mercaderías tienen el carácter de contratos
principales, puesto que no requieren de otro contrato para su perfeccionamiento y su
subsistencia. El contrato de transporte de equipajes funciona, sin embargo, como accesorio
de uno destinado a pasajeros y el de mercancías lo entendemos complementario a otra
convención como la compraventa por ejemplo.
Según Barroilhet y Díaz, para que este tercero adquiera derechos no basta sólo el
conocimiento que éste tenga de la existencia y contenido de tal estipulación, sino que es
menester que acepte (sea expresa o tácitamente, en los términos del art. 1449 del CC) su rol
de consignatario, puesto que nadie puede adquirir derechos u obligaciones sin su voluntad,
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sea mediante la aceptación del ejemplar de la carta de porte aérea que ha sido remitida por
el cargador o expedidor a través del transportador aéreo, sea mediante la aceptación de las
mercancías o mediante alguna otra declaración o manifestación de voluntad2, misma
solución que la establecida en el art. 12.4 del Convenio de Varsovia de 1929 (CV), el cual
señala: “…sin embargo, si el destinatario rechaza la carta de porte o la mercancía, o si no
pudiere ser habido, el expedidor recuperará su derecho de disposición…”. Lo anterior es
indicativo de que la voluntad del consignatario es esencial para que adquiera dicho rol.
Debemos tener presente que por mandato del art. 6 del CA, a falta de disposiciones
expresas en dicho cuerpo de leyes, habrá que recurrir a las reglas del Derecho común, a los
usos y costumbres de la actividad aeronáutica y a los principios generales del derecho. Por
aplicación supletoria del Derecho común debemos entender tanto a las disposiciones
pertinentes del Código de Comercio (CCo) referidas al transporte marítimo y al transporte
terrestre, como al CC, Título XXVI del Libro IV, Párrafo X “Del arrendamiento de
transporte o de servicios”, arts. 2013 al 2021.
2BARROILHET ACEVEDO, Claudio y DÍAZ DÍAZ, Alejandro, Derecho de Transporte, Editorial Libromar, Valparaíso,
2002, p. 365.
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Con fecha 19 de Mayo de 2009 se publicó en el diario oficial el decreto n°56 del
Ministerio de Relaciones Exteriores, por el cual Chile ratifica el “Convenio para la
Unificación de Ciertas Reglas para el Transporte Aéreo Internacional” también
conocido como Convención de Montreal de 1999, con lo que dicho tratado ha pasado a ser
ley en Chile siendo obligatoria su aplicación en los propios casos que el tratado dispone.
De esta manera Chile ha actualizado su legislación relativa al transporte aéreo, unificando
su normativa con países tales como: Estados Unidos, los integrantes de la Unión Europea,
Australia, Nueva Zelanda, Canadá, México y una serie de naciones Latinoamericanas con
las cuales además ha suscrito tratados de libre comercio atendida su calidad de economía
abierta. No obstante lo anterior, no pierden interés las disposiciones del CV, pues, si los
países implicados en un incidente aéreo han ratificado el CV, pero sólo uno de ellos ha
ratificado el CM, la normativa a aplicar seguirá siendo el CV.
Como una tercera fuente no podemos soslayar el importante rol que desempeña la
Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) en la búsqueda de la uniformidad de
las reglas aplicables a la industria. En efecto, muchos aspectos del transporte no han sido
objeto de regulación en los textos internacionales ni en las legislaciones nacionales que se
han ocupado de la materia. Sin embargo en todos esos ámbitos en los que las partes pueden
disponer, conforme al principio de la autonomía de la voluntad, existe una amplia
uniformidad a nivel internacional. La razones de tal uniformidad se encuentra en que en
materia de transporte aéreo se ha extendido en la práctica la utilización de formularios
predispuestos por el transportista, las llamadas condiciones generales de la contratación, lo
que evita que existan grandes diferencias entre las condiciones predispuestas por unos y
otros empresarios ya que la IATA viene propiciando entre sus miembros la utilización de
condiciones generales que han sido redactadas en el seno de dicha institución. Entre estas
destaca, por su dimensión mundial, la Práctica Recomendada n° 1724 que si bien está
dirigida exclusivamente al transporte internacional y no tiene eficacia vinculante para las
compañías adheridas a la organización, la mayoría de los transportistas viene utilizándolas
en todos sus vuelos (nacionales e internacionales), si no de forma idéntica a como fueron
redactadas originalmente, con pequeñas modificaciones que suponen la adaptación de
dichas condiciones a las propias exigencias de la compañía o incluso a la normativa
nacional aplicable.
a.- Según el espacio en que se desarrolla podemos clasificar al transporte aéreo en nacional
e internacional.
b.- Según el objeto transportado se distingue al transporte aéreo de pasajeros del transporte
aéreo de mercaderías. Solamente analizaremos algunos de los principales aspectos del
primero.
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V.-CONTRATO DE TRANSPORTE AÉREO DE PERSONAS
Podemos definirlo como aquel contrato en virtud del cual el transportador se obliga por
cierto precio a conducir al pasajero y su equipaje de un lugar a otro por vía aérea. Como ya
hemos enunciado, se trata de un contrato típico, consensual, de adhesión, principal,
bilateral, oneroso, entre otras características de las que participa.
A nuestro juicio, el contrato de pasaje aéreo tiene una cierta naturaleza personal
(básicamente por la exigencia legal de la individualización del pasajero), sin que ello
signifique que tenga el carácter de intuito persona en los términos del artículo 1455 del
Código Civil, puesto que la consideración de la persona del pasajero no es la causa
principal del contrato de pasaje aéreo. Lo anterior lo entendemos sin perjuicio de lo que
discutiremos a propósito de la posibilidad de transferir el billete de pasaje.
1. Expedir y entregar un billete de pasaje (arts. 131 del CA y 3.1 CM aunque en este
último se habla de “Documento de Transporte”);
2. Efectuar el transporte en la fecha, horario y demás condiciones estipuladas (art 127
inc. 1° CA);
3. Velar por la seguridad y acomodo de los pasajeros;
4. Embarcar a los pasajeros que exhiban el respectivo billete de pasaje (art 133 CA);
5. Transportar conjuntamente con el pasajero y por el precio del pasaje el equipaje que
éste lleve consigo (es una obligación accesoria);
6. Restituir el importe pagado en los casos previstos en el art. 127 del C.A. De acuerdo
al art. 127 inc. 2º, el transportador puede suspender, retrasar y cancelar el
vuelo o modificar sus condiciones por razones de seguridad o de fuerza mayor
sobrevinientes tales como fenómenos meteorológicos, conflictos armados,
disturbios civiles o amenazas contra la aeronave. En estos casos, cualquiera de
los contratantes podrá dejar sin efecto el contrato, soportando cada uno sus propias
3 TAPIA SALINAS, Luis, Curso de Derecho Aeronáutico, 2 Edición, Editorial Bosch, Barcelona, 2003, p. 436.
4 VIDELA ESCALADA, Federico, Derecho Aeronáutico, Zavalía Editores, Buenos Aires, 1973, p. 362.
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pérdidas. Además, conforme lo establece la norma y para efectos de evitar un
enriquecimiento sin causa por parte del transportador, este último deberá devolver
al pasajero el precio que hubiera recibido por el viaje no realizado.
7. Ofrecer y proporcionar las prestaciones a que se refiere el art. 133 del C.A. El art.
133 del Código Aeronáutico regula dos situaciones. La primera en su inciso 1º
según el cual, “el transportador que no embarcare a un pasajero que se hubiere
presentado oportunamente y cuyo boleto de pasaje estuviere previamente
confirmado en un vuelo determinado, estará obligado a las prestaciones que señale
el reglamento (D.S. 113 del Ministerio de Transportes de 9 de mayo de 2000),
sin perjuicio de las acciones de indemnización que correspondan, cuando no
existiere una causa que lo exima de responsabilidad”. Aquí nos encontramos ante
un incumplimiento de contrato.
La segunda situación está regulada en el inc. 2º del art. 133, el cual dispone que si
el viaje ya iniciado se interrumpiere o suspendiere por causa que no exima de
responsabilidad al transportador, éste estará obligado, a sus expensas, a
proporcionar mantención y hospedaje a los pasajeros. De igual modo deberá
ofrecerles, a elección de ellos, cualquiera de las siguientes opciones:
a) reembolso del importe proporcional del trayecto no realizado;
b) continuación del viaje, con la demora prevista para solucionar su interrupción;
c) reanudación del viaje con otro transportador, en las mismas condiciones
estipuladas, y
d) retorno al punto de partida, con reembolso del precio del pasaje.
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VI.- DOCUMENTACIÓN DEL TRANSPORTE AÉREO DE PASAJEROS
También conocidos como títulos en el transporte aéreo, son definidos por Tapia
Salinas como “aquellos documentos expedidos por el transportista en cumplimiento de un
contrato y que habilitan al pasajero o remitente de una mercancía, al mismo tiempo que
obligan al transportista, a ser utilizados en un transporte aéreo entre los lugares y en las
condiciones en ellos estipulados”5.
No se debe confundir el título con el contrato mismo. Ocurre en la práctica que en el
momento en el que el transportista expide los correspondientes títulos, está al mismo
tiempo formalizando el contrato, con la expresión de voluntariedad y consentimiento
manifestado por ambas partes, lo que en nuestra opinión no es más que la reunión de ambos
elementos en un solo acto, es decir, compromiso de voluntad y título respectivo en cada
tipo de transporte, pero si no se expidieran estos títulos o documentos por parte del
transportador igual existirá en los hechos un contrato de transporte aéreo.
En el transporte de pasajeros distinguimos tres tipos de documento: el billete de
pasaje, la tarjeta de embarque y el talón de equipaje.
Según el art. 131 del CA, el billete de pasaje debe contener, “a lo menos”, las
siguientes indicaciones
a) lugar y fecha de expedición;
b) nombre del pasajero y del transportador o transportadores;
c) puntos de partida y de destino; y
d) precio y clase del pasaje.
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La expresión “a lo menos”, denota que los mencionados son elementos esenciales del
documento pudiendo las partes agregar otros como por ejemplo número de vuelo, puntos de
escala, asiento que ocupará el pasajero, fecha y hora de la partida etc. Estas menciones
mínimas coinciden con las obligaciones esenciales del transportador aéreo de pasajeros,
dotando al pasajero de un eficaz instrumento de prueba del contrato aunque como hemos
enunciado no sea el único medio de prueba de éste.
Este documento no importa una formalidad para la existencia, validez o acreditación del
contrato. Hay cierta doctrina (Guerrero Lebrón) que le atribuye fundamentalmente una
función legitimatoria, considerándolo en tal sentido como título de legitimación, es decir,
un documento de presentación facultativa que facilita la acreditación del legitimado activo
pero que no excluye la posibilidad de que el pasajero demuestre su derecho por otros
medios. De tal forma si tuviéramos que encuadrar al billete de pasaje dentro de la
clasificación de los títulos de crédito, podríamos decir que se trata de un título de crédito
impropio (concretamente de un título de legitimación), es decir, de aquellos documentos
aptos para cumplir una función probatoria de una obligación nacida de un contrato cuya
celebración acredita el título, pero que en el caso de haber divergencia entre el tenor del
título y el contrato acordado y celebrado por las partes, prevalecerá este último.
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responsable ante el legítimo dueño si de buena fe proporciona el transporte o devuelve el
importe a la persona que presente dicho billete”.
Lo que parecería evidente es que de ser admisible la transmisión del billete, sería preciso
que la compañía aérea que lo expide tuviera conocimiento del nuevo legitimado (al igual
como sucede en la cesión de cualquier título hecha bajo el amparo de las reglas del
Derecho Civil), lo que se justificaría además por razones de seguridad y en casos especiales
además, para evitar la elusión de requisitos exigidos para aplicar ciertas bonificaciones
tarifarias atendida la residencia de determinados pasajeros (como los habitantes de la Isla
de Pascua en Chile).
Consiste en una cartulina donde se incorporan datos más concretos que los incluidos en el
billete de pasaje acerca de las condiciones del pasaje, el nombre del pasajero, de la
compañía, y el número de vuelo, así como otras informaciones útiles, tales como la puerta y
hora de embarque y el asiento preasignado, a la que se suele adjuntar el billete
correspondiente al trayecto que se va a efectuar. Este documento del transporte aéreo
emitido por las compañías con ocasión del check in o registro del pasajero, responde a un
trámite de control que viene impuesto por el art. 29.f del Convenio de Chicago de 1994
(Convenio de Aviación Civil Internacional), el cual exige que en los vuelos de pasaje la
aeronave lleve una lista de pasajeros embarcados con sus lugares de origen y destino.
7 Tales menciones son: a)indicación de los puntos de partida y de destino; b) si los puntos de partida o de destino están
situados en el territorio de una sola Alta Parte Contratante, y se ha previsto una o más escalas en el territorio de otro
Estado, deberá indicarse una de estas escalas; c)un aviso indicando que, si el transporte cuyo punto final de destino o una
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el porteador guarda en las bodegas de la aeronave o en otros recintos y no para el equipaje
de mano que el pasajero conserva bajo su cuidado. El CM es más claro aún y dispone en el
art. 3° párrafo 3°, que “el transportista entregará al pasajero un talón de identificación de
equipaje por cada bulto de equipaje facturado sin hacer mención expresa al equipaje de
mano”.
Según el art. 135 inc. 2° del CA, el talón o recibo de equipaje debe contener las siguientes
menciones: a) “puntos de partida y de destino;
b) cantidad de bultos;
c) el valor declarado en su caso
Si el talón o recibo está combinado o inserto en el billete de pasaje, sólo se requerirá la
mención de la letra b), y la declaración de valor, en su caso, irá en documento separado.
Podrán extenderse tantos talones o recibos como bultos se transporten”.
A diferencia de lo que ocurría con el billete de pasaje (art. 131 CA: “…a lo menos…”), este
precepto no establece menciones mínimas para el talón de equipaje, lo que no obsta en caso
alguno para que las partes hagan constar en él otros pactos o elementos accidentales, como
ocurre por ejemplo con los defectos aparentes que presenta el equipaje o su embalaje.
Cumple tres funciones: a) dar cuenta de la existencia y contenido del contrato de transporte
aéreo de equipaje; b) acreditar que el transportador ha tomado bajo su custodia el equipaje
(lo que se denomina facturar el equipaje); c) legitimar al pasajero para requerir la
restitución del equipaje al término del vuelo.
La sola presentación del talón de equipaje permite reclamar la entrega del equipaje en
destino, cualquiera sea la persona que lo presente (art. 136 del CA), por lo tanto
entendemos constituye un título que representa al equipaje. A falta de dicho título, el
transportador podrá exigir la identificación de quien tenga derecho a reclamar el equipaje y
diferir su entrega hasta que ella le sea acreditada suficientemente (art 136 inc. final CA). En
la práctica no se suele exigir su presentación, pues a pesar de lo indicado, lo habitual es que
la recogida del equipaje en el aeropuerto de destino se realice por los pasajeros en las cintas
transportadoras destinadas al efecto sin que se efectúe una comprobación individualizada
de la legitimación de cada pasajero.
escala, se encuentra en un país que no sea el de partida, podrá ser regulado por el Convenio de Varsovia, el cual, en la
mayoría de los casos, limita la responsabilidad del transportista por pérdida o averías del equipaje”
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El talón de equipaje entonces adquiere especial importancia en aquellos casos de pérdida o
retraso en la llegada del equipaje facturado.
Los presupuestos de la responsabilidad del porteador aéreo por daños en los pasajeros,
tanto en el CM. como en el CA son los siguientes:
La existencia de un contrato de transporte aéreo realizado en una aeronave.
Un accidente o incidente, que es el supuesto de hecho generador de la
responsabilidad.
Período o duración del transporte aéreo.
El daño ocasionado, que es la consecuencia del incumplimiento contractual.
La imputación de dichos daños al sujeto a quien se le atribuye la responsabilidad.
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-el art. 152 prescribe a propósito del transporte de equipajes (y de mercadería), que
el período de custodia comprende aquél durante el cual los equipajes permanecen
bajo el cuidado del transportador en un aeródromo, a bordo de una aeronave o en
otro lugar cualquiera en el evento de un aterrizaje fuera de un aeródromo (ver inc.
2°);
-el art 153 se refiere a la extinción de responsabilidad del porteador aéreo (no regula
la exoneración de la misma a propósito del equipaje), el que no responderá si el
pasajero no formulare protesta inmediatamente después de haber notado las faltas
o averías o dentro de los 7 días siguientes a la recepción del equipaje. En caso de
retraso, el plazo para realizar la protesta se extiende hasta los 21 días siguientes a
contar de la fecha en que el equipaje haya sido puesto a disposición del pasajero
(inc.4°, presunción de buena entrega).
El segundo estrato de responsabilidad corresponde al daño que exceda el 131.000 DEG por
pasajero, en tal caso el CM se limita a reconocer al transportista la posibilidad de
exonerarse si prueba que el daño no se debió a la negligencia o a otra acción u omisión
indebida del transportista o de sus dependientes o agentes, o si prueba que el daño se debió
únicamente a la negligencia o a otra acción u omisión indebida de un tercero (art 21. 2
CM), con lo se establece un régimen de responsabilidad subjetiva con culpa presunta.
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El valor de la moneda de los DEG se determina mediante la suma de los valores en dólares estadounidenses,
con base en los tipos de cambio de mercado, de una canasta de monedas principales entre las que se
encuentran el dólar americano, el euro, el yen japonés y libra esterlina. El valor de la moneda del DEG se
calcula diariamente (excepto los días festivos del FMI o cada vez que el FMI está cerrada al público) y la
cesta de valoración se revisa y ajusta cada cinco años. De esta forma un dólar estadounidense equivale a
1.54219 DEG aproximadamente, según el tipo de cambio vigente.
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VI.2c2.- Responsabilidad del porteador aéreo por retraso
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VII.- LA RESPONSABILIDAD DEL PORTEADOR AÉREO POR SOBRE
RESERVA U OVERBOOKING
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133 del CA que en concreto, en nuestro derecho, constituye el régimen específico aplicar en
caso de denegación de embarque por overbooking.
Como ya lo hemos analizado9, el art. 133 CA en su inc. 1° regula las obligaciones del
porteador frente al pasajero ante un incumplimiento absoluto del contrato producto de no
ser embarcado en un vuelo cuyo espacio ha confirmado previamente y en su inc. 2° se
refiere a las prestaciones debidas por el transportador por el hecho que el viaje se
interrumpa o suspenda por causa que no le exime de responsabilidad.
Las prestaciones del art. 133 inc. 2º del C. A. no constituyen una indemnización de
perjuicios regulada por la ley, sino una obligación destinada a proteger al pasajero
que no puede quedar abandonado lejos de su lugar de destino, posiblemente sin
recursos para proseguir su viaje o volver al punto de partida. Con todo, la regulación sobre
la materia resulta absolutamente insuficiente. Es por ello que con el fin de mejorar los
niveles de protección ante el incumplimiento del contrato de transporte aéreo, actualmente
se discute en nuestro congreso (boletín 5158-03) una iniciativa tendiente a regular de
manera específica los derechos de los pasajeros siguiendo el modelo del Reglamento (CE)
N° 261/200410, pero incorporando elementos propios de la protección a los consumidores,
lo que resulta contrario a la forma en que tradicionalmente se ha enfrentado esta situación
por la normativa internacional.
El proyecto del boletín busca establecer un nuevo marco. De esta forma, mediante una
nueva redacción del citado art. 133 CA se busca además de las prestaciones que
actualmente establece la disposición y el reglamento contenido en el decreto supremo nº
113, fijar una indemnización que el transportador deberá pagar a modo de compensación al
pasajero afectado con la denegación de embarque por una suma igual al monto del boleto o
una cantidad equivalente a: USD 200 aprox. para vuelos de menos de 1.000 kilómetros;
USD240 aprox. para vuelos de entre 1.000 y menos de 1.500 kilómetros; USD400 aprox.
para vuelos de entre 1.500 kilómetros y menos de 3.500 kilómetros y USD800 aprox. para
vuelos de más de 3.500 kilómetros. Se previene en todo caso que el pasajero que acepte
tales compensaciones no podrá con posterioridad ejercer acciones contra el transportador
por el mismo hecho. En el caso de que el pasajero persista en el contrato y quiera ser
embarcarlo en el siguiente vuelo que tenga disponible el transportador, éste estará también
obligado a proporcionar las prestaciones asistenciales que al día de hoy señala el
reglamento del art. 133 CA, A estas prestaciones estará obligado el transportador que
cancele injustificadamente un vuelo.
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Vid. Supra V.a
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Probablemente la regulación más avanzada en el derecho comparado sobre la materia en particular. En este
reglamento se establecen normas comunes sobre compensación y asistencia a los pasajeros aéreos en caso de
denegación de embarque y de cancelación o gran retraso de los vuelos. No consagra un régimen de
responsabilidad en sentido estricto sino que establece una serie de garantías mínimas (o derechos asistenciales
en unos casos y patrimoniales en otros) directamente exigibles por el pasajero. No contiene una sanción
directa de efectos jurídico-privados para el transportista por el incumplimiento relativo a las garantías que
establece sino que únicamente, prevé la posibilidad de adoptar las medidas necesarias para garantizar el
respeto de los derechos de los pasajeros mediante el establecimiento de sanciones de índole administrativa
(por parte del órgano estatal designado) que disuadan a las compañías aéreas de incurrir en tales prácticas,
(art. 16.1 Reglamento CE N° 261/2004 ).
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La reforma pretendida por el proyecto establece además (mediante la incorporación de un
art. 133 bis al CA) que el transportador que iniciare el vuelo con más de dos horas de
retardo, que le fuera imputable, y que por este hecho impida al pasajero arribar al punto de
destino a la hora indicada en el billete de pasaje, deberá proporcionarle las mismas
prestaciones a que se refiere el citado artículo 133 y su reglamento.
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