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94 -TRUCOS DEL OFICIO

casos-, como ocurre en los estudios históricos-transnacionalés


estudios sobre la revolución._ o~ ~' ^^f^^í.QMo
' í,a£jí^,ptí(üKS&£S^^^^
3. Muestreo
bienestar social en alarunos países). Aquí el analista intenta estudiar?.;
«-!»•--•/-••.-- .-.'•••-• '>-.-*-—. _,,..-,. .í....,.-.~ÍS,,.-.;<-.-J"''v'í •'"'•'"' "'•"• . .-';?;

casos históricos reales en toda su complejidad, en vez de las relacio|


entre variables en un universo de casos hipotéticos. La conclusión^!
tende volver inteligibles los casos históricos en tanto instancias de laír^
ñera en que las variables postuladas operan en conjunto. (El "algoritm
booleano" de Ragin es un método para producir resultados como é$ii
Lo analizaré en detalle en el capítulo 5.) íi»81
Deseo concluir este capítulo refiriéndome a otra clase de imagen^.iíSS^^i —QjUÉ INCLUIR
del científico social cuando trabaja. La representación estándar de l¿||Slf|! . . . ° i^í1*?^:.1

ciencias sociales contemporáneas es la del valiente científico (uso ;|KÍ¿


MUESTREO Y SINÉCDOQUE
mascüTinó'pbrque el imaginario es muy macho) que somete sus__teor^| El muestreo es un problema mayor para cualquier clase de in-
a una prueba empírica crucial y las desecha cuando no están a la.alturall
- . „ '... , . . _ . , - _ . ,..-...... .. No podemos estudiar todos y cada uno de los casos de
"" '—-~"~" '-' ' ™ ^fe'ífÍ!

cuando no es posible rech_iza.r la. íjipótesis.jaula. Ragjn_ofrece una imágf fpfifíquello que nos interesa, ni tampoco tendríamos que desear hacerlo.
gen contrastante que me parece sumamente atracQvá:..la.del.cien^cS| ^s^j^do_emprendimiento científicpjnten ta descubrir jigoi .pasibj.e_de ser
social inmerso en "un rico diálogo" entre información y_ evidencia; unápí lÉSPáplicado a todos los, cos.cisáe unaj;ie,r.t3^ clase; estudiando JJ-nasJioffi^ ejemr
imagen que se parece mucñcTmás a la actividad científica tal como^jj. fV'"'i;^iJ':'Ti' '''',7 — ' —*'"""— - • - • •
WjljXploSt cuy.2?.ZS5ilí._?.ÍÉos' com° s« dice en la jerga, sean "generalizables^j^
vislumbrara Blurner: ponderando las posibilidades obtenidas de la prc¿ff foíJ|í|Sla totalidad dejp^mjjeinfei^¿ejesa_clase.. Necesitamos la muestra para
funda familiaridad con algún aspecto del mundo, sistematizando esás| Ifjltíjpersuadir á la gente de que sabemos algo acerca de toda la clase.
ideas en relación con las clases de información que se podrían reunir)! *Í||f Ésta es una versión de un tropo clásico, la sinécdoque, una figura retó-
verificando las ideas a la luz de esa información, atendiendo las inevitaP|í ....Ü*rica que utiliza una parte de algo para remitir al lector o al oyente a la
bles discrepancias entre lo que se esperaba y lo que se ha encontradcvff lll|||p_otalidad a la que esa parte pertenece. Cuando decimos "la Casa
repensando las posibilidades y obteniendo más información, y así sucef-1 pllíif Blanca", entonces, no sólo aludimos al edificio histórico sino a la presi-
sivamente, en una versión de la imagen de Kuhn del desarrollo de la í ¡i_íftS&- dencia de los Estados Unidos; y no sólo al presidente sino a toda la ad-
ciencia como un todo. fipStvr
t-Nf1?*'- ministración que el• presidente encabezad La sinécdoque es, por lo
! iv> lí' tanto, un tipo de muestreo; pero está destinada al proposito de persua-
t;: dir y no a la investigación o el estudio. O quizá sería mejor decir que e_L_
E1 muestreo
_ .ej5.jma_sueEtejde siMcdogue mgdMte.Ja^u^,gueremos,3ue
lajearte de JajDoblación, organizaciónrQ,sis¿ema,4aeJier0ps_estodi.ado
represente, significativamente, l-Uo^¿jdad_cl£jba-.q.ue,fue-extra.da. Las
ÍSgicas del muestreo son argumentos destinados a persuadir a los lecto-
res de que la sinécdoque funciona, porque hemos arribado a ella de
manera defendible. (Supe de la disquisición sobre maestreo y sinécdo-
que en Hunter [1990], equiparable a la mía en varios aspectos, recién
cuando este libro estaba a punto de ser publicado.) :
El problema de la sinécdoque -o el muestreo- parece ser, en primer
lugar, que la parte quizá no represente al todo cómo nos gustaría pensar

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MUESTREO 97
• ' :^v£ÍJ

que -lo hace, que acaso no reproduzca en miniatura las caracterítil ; usar este procedimiento arcano porque casi todas las otras
que nos interesan, que tal vez no siempre nos permita sacar cotíjjfiT*" elegir casos que se nos ocurran presentarán, en última
nes de que lo que sabemos también es cierto acerca de aquello qfi| mn sesgo o parcialidad.
i5uy.^~~rr.J *^
hemos inspeccionado. Si escogemos algunos hombres y mujeres'e ^J||;tinuación incluyo un aterrador ejemplo de la clase de error que
calles de París y medimos su estatura, ¿el promedio que podamos ci teslffi>í os cometer. IJatch y Hatch (1947) decidieron estudiar los "cri-
lar a partir de esas mediciones será aplicable a toda la población dej'áí estatus social" a partir de información biográfica sobre los par-
¿Podemos comparar un promedio similar, calculado a partir de las estttj s en las bodas_anunciadas en el Afew York-Times de los domin-
ras de unas pocas personas seleccionadas al azar en las calles de SeatÉ|gffSll ado por sentado que la gente cu.yo_.casamiento alcanzaba las
al promedio parisino? ¿La estatura promedio de todos1 los habitante|;dpSÉíS;?íiíl^í del Timejpr-9bsb]eniente ocupaba "una posición superior en el
cada una de esas ciudades será más o menos la misma que la estatu|p^H^ílSisiÍ^ ' ' - , „ : ip". . Bueno, quizáfuera así; ésas_son
_ las cosas
promedio de los pocos que medimos? ¿Podríamos, con estas muestí^pslií'—^fiüé:. . f i o s sociólogos.ne.cesitan.s.uppner. para poder continuar con la inves-
llegar a una conclusión defendible sobre la estatura comparada
_—
; r
de-l¿p5lS
^.l|jp|lj| ;-:ñJM¡ ¿gación. Acto seguido, decidieron (parece una manera razonable de
;
híll-lirorífoc. rl~ T7 '• 1_- ' « "
habitantes de Francia y los de los Estados Unidos? ¿Podemos usar ^iaÉ|¡t BlSpbténer un mayor número, aunque los investigadores no argumenta-
muestra como sinécdoque de la población? ¿O nuestra invesugác|é|¡¡pl llltfflíp respecto) estudiar todas las bodas anunciadas en el mes de junio
caerá bajo la crítica acerba con que los estudiantes pronto aprenden aj|| K " aiite un período de años. Reportaron (éste fue apenas uno entre
cibir cualquier hallazgo, aquella que anuncia triunfalmente "su muésii §ijuJierosos hallazgos) que "ningún anuncio mencionaba un matrímo-
es deficiente"? SStuiSicelebrado en una sinagoga ni tampoco indicaba ninguna asocia-
^jivcon la fe judía". No comentaron este resultado, pero hicieron algu-
i .jjjjteqjj-etaciones de otros hallazgos, sobre todo apuntando a las
MUESTREO ALEATORIO: LA SOLUCIÓN PERFECTA (PARA ycacterísticas sociales de la familia que la gente subrayaba en sus
ALGUNOS PROBLEMAS) • ^g ¿uncios. No obstante, es sorprendente, en una ciudad con una po-
El procedimiento del muestreo aleatorio, tan venerado por aquelléS acion judía tan numerosa como por entonces lo era Nueva York, que
que desean hacer de la ciencia social una "ciencia real", fue concebid<$lf ¡Pise anunciara ninguna bodajudía en el lugar donde se acostumbraba
para afrontar esta dificultad. Supongamos que queremos saber qué ség-li íjjblicar esas noticias.
mentó de la población de una ciudad se considera demócrata, o votóíajf rv .IgiLa explicación no tardó en llegar. Una "Carta al editor" (Cahnman,
los demócratas en la última elección, q piensa votar al candidato demó-31 fllfp)48) respondió al estudio, por lo menos en lo atinente a la proporción
crata en los próximos comicios. Por cuestiones de eficiencia, no pode-|| ¡tilde bodas judías en las ediciones dominicales de octubre y noviembre
mos interrogar a todos y cada uno de los habitantes sobre su identifica-8¡ e entonces cuando el profesor Cahnman leyó el artículo ofensivo):
ción política, sus acciones o sus intenciones. leñemos que interrogara--|í SpA-partir de esa muestra concluyó:
algunos y luego razonar, a partir de lo que nos digan, sobre la totalidad -v| mitls- [De los] 36 anuncios matrimoniales [en esas ediciones], no menos de
de los habitantes de la ciudad. Si el 53 por ciento de nuestros interlocu-:?! ¡tfíalS bodas, es decir, el; 36,1 por ciento del total, estuvieron a cargo de un
tores responde "demócrata", estaríamos en condiciones de afirmar que 'fs ¡Sí rabino. (El rabino, por supuesto, es llamado "Reverendo tal y tal" pero,
-de haberles preguntado a todos- la proporción habría sido la misma. ||v£-;para el que sabe, siempre hay maneras de reconocer a un rabino.)
Los. procedimientos de muestreo estadístico nos dicen cómo hacerlo. ¿Por qué la discrepancia? Explica Cahnman:
Podem"os"efégir a nuestros futuros entrevistados utilizando una tabla de
números aleatorios, números dispuestos según un orden ajeno a toda [E]l hecho que los autores podrían haber confirmado con
parcialidad o'sesgo. Es decir que esos números no tienen ningún patrón cualquier rabino u otro conocedor de temas judíos es que no
que otorgue a ninguna persona mayores posibilidades de ser elegida.1 se. celebran bodas judías en las siete semanas comprendidas

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MUESTREO 99
entre la pascua judía y la Fiesta de las Semanas o fiesta c
vot, ni tampoco en las tres semanas anteriores al día de |||í;etúnico que tiene muestreo, dado que el promedio o por-
por la destrucción del Templo Sagrado en Jerusalén. jur. ^|;Una variable en una población quizá no sea lo que deseamos
cae, casi invariablemente, en uno u otro período. Todos losrr¡ sten otras cuestiones.
binos ortodoxos y conservadores, y la gran mayoría de los ra;Í>
nos reformistas, adhieren a la observancia
f i*eií

Cahnman concluye diciendo que los autores, habiendo obtenidpsj


¿'^V "^•nSs'i considerando otra clase de problema que los científicos so-
sultado aparentemente inusual, tendrían que haber investiga intentan resolver, querer saber qué clase de organiza-
asunto, haberse informado más o, por lo menos, haber buscado con^íS todo del cual la cosa qxie hemos estudiado es parte. Usar
expeno; en suma, tendrían que haber hecho algo para contrarrestarHffl! i" para referir a todo el aparato administrativo de la rama
efectos de su ignorancia sobre este rasgo de la práctica judía. •. vi:Si| del gobierno de los Estados Unidos nos lleva a preguntarnos
Pero Josephine Williams, con quien estaba tomando un cursq:iá|;f¡ : de fenómeno es ese aparato. Si hablamos del ejecxitivo a
tadística en la Universidad de Chicago cuando aparecieron el art|i|i||| •m-y ¿nuestra sinécdoque comunica algo significativo o confiable so-
la carta, extrajo una conclusión diferente y, en cierto modo, más;p|!á| í'eiresto? Aquí no
,-r.;'V i .il^MIÍÍ1'!"'•'•••'.
nos interesan los porcentajes sino la manera en
tica. Reconociendo que (a) podía haber muchos problemas de!e|^ p¡qt[|lliis/partes de un todo complicado revelan su diseño total (véase
feSlp; 1990: 122-127).
dolé enterrados en la información, y que (b) no todos ellos produc||
conclusiones "sorprendentes" como la que alertó a Cahnman, no$f SÍ arqueólogos y paleontólogos deben resolver este problema
mostró que todos y cada uno de los problemas de este tipo generai|| llPlllífíCio descubren los restos de una sociedad ya extinta. Encuentran
dría^habersg.e.virado.sLLQs autores hubieran utilizado.,iín,3jabjaidjft táíSn'flios, pero no un esqueleto completo; encuentran algunos instru-
pfPíBíSS'-'• , .

roeros azarosos para elegir los meses, en lugar del lindo artilugiojt "• K " "'• 'bs de cocina, pero no la cocina entera; encuentran un poco de

estudiar las bodas celebradas en junio. -¡.:?'g a, pero no la materia de la que esa basura es remanente. Saben
Mgriíarj-te-ese-jaé-iodOj elegimos nuestros casos (casi siempre sont|j|^ l|t||i|j ltienen suerte de haber dado con lo poco que han encontrado,

sonas, pero también podrían "ser ejemplares del Ato York Times) d'eírSl ^;':®~'fque el mundo no está organizado para facilitarles la vida a los ar-
£; -. —

ñera tal que cada miembro de la población tenga (casi siempre, aúnípj jg||f gfíeólogos. Por eso no se quejan de tener poca información. En cam-
no necesariamente ) igual posibilidad de ser elegido para el muestre! J|||)|Qptrabajan Para conocer todo el organismo a partir de un fémur;
Luego las fórmulas existentes, cuya lógica matemática es.profunjp |'|ra;conocer, a través de un cacharro, la forma de vida de la sociedad
mente defendible, nos dirán qué tan probable es que el porcenlaje/^ llif'pionde ese implemento desempeñaba un papel menor. Es el pro-
bodas judías anunciadas en los ejemplares que estudiamos (o el poreé| del Truco de la Máquina: inferir la organización de una má-
taje de demócratas que encontramos en la muestra de entrevistado^ a partir de unas pocas partes dispersas que hemos encontrado
u ún sitio.
pueda aplicarse a una población donde el "verdadero" porcentaje"d|
bodas judías (o de demócratas) fuera diferente. . •'* 1|JK;' Podríamos querer saber una tercera cosa, que suele preocupar a los
Vale la pena obtener ese resultado, pero sólo si es lo que deseamos s !M científicos sociales: el espectro completo de variación dé un fenómeno.
Sfíí-üo..¿i -s son tocias [as maneras diferentes en que las personas han orga-
ber. Por eso dije antes que el problema pareceser que la parte podría n,<
representar adecuadamente el todo, no reproducir fielmente sus caraba las relaciones de parentesco? ¿Cuál es el especffo completo de
terísticas más importantes: estatura promedio, porcentaje.de votantef|j ¡|f¿variación. de las maneras en las que las personas han organizado el di-
demócratas, porcentaje de bodas judías. La relación entre el valor del í;|fí seño de ropa o la conservación de registros? Hacemos estas preguntas
una variable en la muestra y su valor en la población, es un problema,^ t|í:. porque queremos conocer a todos los miembros de la clase a la que, su-
'"' puestamente, se aplican nuestras generalizaciones. No queremos que

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IOO TRUCOS DEL OFICIO
MUESTREO 101

nuestra sinécdoque tenga rasgos específicos de algún subgrupo de la.


prueba con la religión o la economía o con cualquiera de los objetos
talidad, rasgos que los .incautos (entre quienes debemos incluirnos) \n considerar características esenciales de la clase. No queremos s
estándar de las ciencias sociales.)
Aquel que se acerque a la etnomusicología desde afuera no podrá
poner, en forma ingenua, que algún rasgo de nuestro ejemplo aparr''
jnenos que advertir la naturaleza ambiciosa del emprendimiento. La
"naturalmente" en todos los miembros de la clase y, por lo tanto, no
respuesta -simple aunque insatisfactoriaT- dada por la disciplina, a sí
quiere explicación alguna. ¿El hecho de que las personas no manté
tnisma y a todo el que quiera preguntar, fue una lista de todas las cosas
gan relaciones sexuales con sus parientes cercanos es meramente ui
que evidentemente eran música pero habían sido dejadas fuera del
cuestión "natural" e "instintiva"? Si resulta que esa restricción "natural"
pensamiento y la teorización musicológicos. Por lo tanto, se propuso es-
no existía entre la realeza del antiguo Egipto, tendremos que revisar^ "
tudiar y hacerse intelectualmente responsable de todas las músicas del
nuestra conclusión acerca de la "naturalidad" de^aj^estncdón_Tendre-- mundo, de toda la música hecha en algún lugar por alguien en alguna
mos que reconocer que su existencia requiere una explicación más ex-
sociedad. No sólo las sinfonías y óperas occidentales, y la música popu-
plícita y detallada. . • ' . :
lar occidental, sino también el gamelán javanés, la música cortesana ja-
ponesa, las músicas de los nativos americanos, los tambores africanos,
los sicus andinos.... y todo lo demás que una investigación exhaustiva sea
¿DÓNDE HAY QUE DETENERSE? EL CASO DE LA ETNOMTJSICOLOGÍA
capaz de abarcar. Más tarde, los etnomusicólogos agregaron a la lista:
Antes de considerar algunos trucos que nos ayudarán a obtener sméi
músicas folclóricas de toda clase, jazz y transfonnaciones de la música
ques útiles e inmunes a la crítica de "la muestra deficiente", retornareniQs !"f'
pop occidental encontradas en otras partes del mundo (Waterman,
a un enfoque alternativo que antes pasamos por alto; un enfoque que.
1990). Pero una lista no es una definición.
bien no es práctico, es el sueño incumplido de la mayoría de los científ
Además de todas esas incorporaciones, la etnomusicología -en tanto
eos sociales: olvidar el muestreo y, en vez de apoyarnos en la sinécdoque
implica el plural "músicas"- se propxiso tratar todas esas músicas en sus
presentar "el todo" a nuestros colegas como resultado de nuestro trabajol
propios términos. Qada música tiene una. estética que los etnomusicólo-
Esto produce quimeras tales como "la descripción completa" y "la repr<
gos se .han propj^^ojtorriax^rixr^S£ri5.cariloJas_persona.?"p los pue-
ducdón de la experiencia vivida por la gente", entre otras.
/blos'que ía ejecutan y la escuchan. Por lo tanto, los investigadores no
Podemos investigar el resultado de intentar tenerlo todo observando^ — ~ * ^tw^,Jr^w>-J«-~«"-s""' *W"~'--V-."-N-*.-.~~-.-.:.

juzgan ¿"esas otras músicas conio versiones degeneradas o incompletas


la etnomusicología, ese interesante, y casi siempre feliz, híbrido deán.-*!
de "nuestra" música; en cambio, las consideran con la misma seriedad
tropología y musicología. En tanto disciplina, aspira a mejorar la mustia
con que analizan la música de ("nuestra") tradición occidental. Si acep-
cología convencional al deshacerse del etnocentrismo, y a mejorar la-f-if
tamos esta perspectiva de la tarea, no hay nada que pueda considerarse
antropología al darle acceso a un tema que a los no músicos les resulta^» *
música que en principio no debiéramos estudiar. Este catolicismo ha
difícil describir y debatir. En aras de estas metas valederas, postula resol-
sido tradicional en los estudios comparados de las artes, y la musicolo-
ver el problema del muestreo describiendo -como explicaré a cont&J
gía comparada siempre ha sido omnívora y ha coleccionado instrumen-
nuación- toda la música que existe o ha existido. -'i
tos, sonidos, composiciones e interpretaciones en todos los lugares
. Pero esa meta tan inclusiva crea de inmediato un terrible problemaij?
donde un practicante pudiera llegar con su computadoi'a portátil, su
Si no limitamos el alcance de nuestra disciplina -el espectro de material'
cámara fija, su fumadora, su equipo de grabación de sonidos de última
de cuya explicación y comprensión son responsables sus ideas y teorías-^
generación.
a la música occidental convencional (ésa es la solución habitual), ¿cuál
Por supuesto que esta 'definición de la tarea nunca ha sido del todo
seria la música acerca de la que deberíamos estudiar, teorizar y genera-
honrada en la práctica emomusicológica. La disciplina siempre ha tenido
lizar? (No olvidemos que éste es sólo un caso especial de un problema
que combatir un prejuicio erudito crónico, la tendencia a prestar mayor
que comparten todas las ciencias sociales, lo reconozcan o no. Hagan la
atención a lo que otras culturas "elevadas" consideran música artística,

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102 TRUCOS DEL OFICIO . ;
• • '•
•'"•.
. •• •' ' . :* MUESTRZO 103

• •'.' tas quejas a menudo se mezclan con las de los cultores del naciona-
tradiciones musicales que creemos estéticamente tan valiosas c$j$n
jO musical, quienes pretenden preservar la música "tradicional" de
nuestra: la^ragas indias o el gogaku japonés. Con frecuencia la discfil
pueblo b su país aun cuando esa tradición sea de invención reciente,
ha superado ese prejuicio, pero los etnomusicólogos practicantes sfelffj
jtnano Vianna (1995)' narra cómo el samba -en sí mismo una mez-
sienten una fuerte obligación de ir más allá de tal estrechez. La preofií
diversas músicas de Europa y África- llegó a ser la música "tradi-
ción por cumplir esa obligación se hace manifiesta en los postulados-gil
iopal" de Brasil, galardón al que no tenía más derecho que muchas
rales sobre el .campo que aparecen en los libros de texto y en ocasipff
tras que se tocaban y escxichaban en el país en esa misma época.
ceremoniales, como la presentación de respetos presidenciales. ">^^
l¿ preservación de todas estas músicas cambiantes parece una idea
Esta, definición del dominio de la etnomusicología crea terribles'ípf^í
íioble, pero el mundo rara vez acepta las ideas nobles cpmo guías para
blemas porqXie, en la práctica, es imposible ser tari, exhaustivo. E'pdef'
la acción Las personas eligen la música que les gusta, la que les resulta
mos aspirar a coleccionar toda la música, pero-en ese caso el colec^l
atractiva, que representa -aun en primer'grado- aquello que quieren
nismo adquiere precedencia sobre todos los demás aspectos. Y nunca isÉ
que sea representado, la que dará ganancias a sus productores y distri-
llega más allá de coleccionar, porque hay mucha música para colecciol
buidoies, y demás. De modo que -si uno tiene interés en las músicas
nar. Es indudable que debe haber un principio de selección. ¿Qué njjl
del mundo- parece más sabio e incluso más práctico estudiar lo que la
sica podemos dejar fuera sin correr riesgos? ¿Qué hacer con las nán||
gente toca y canta ahora, sin importar que provenga de una combina-
infantiles? ¿Podemos ignorarlas? Bueno, no, claro que no queremos;df%
ción bastarda de materias primas, como asimismo todo aquello que
jarlas fuera. Son muy importantes para comprender cómo se les ensenas
pueda recuperar de las que van quedando en el olvido.
a los niños las formas de pensar, sentir y actuar características de su'sof ^ .Pero, lejos de resolver el problema de qué se debe estudiar, esta acti-
ciedad -en una palabra, cómo se los socializa-. Y la manera en que'lof,,.. WM'Í*ílí

tud en realidad le está abriendo la puerta. Mientras estudiaba en la uni-


niños aprenden música, sus "errores", el predominio de uno u otro ajjjf versidad, me gané la vida tocando el piano en tabernas y clubes de stríp-
pecto de la música en ellos son sumamente interesantes e importantes!! íease de Chicago. ¿Los etnomusicólogos tendrían que estudiar lo que
Observemos tan sólo lo que hizo John BlacMng (1967). con ese mate*f ''iíÍB**
todos los pianistas de taberna (me refiero a los que son como yo) tocan
rial, o el estudio de Antoine Hennion (1988) sobre la enseñanza d||| en todos los locales nocturnos de todas las calles de todas las ciudades
música en las escuelas francesas (otra cosa es el aprendizaje, comg|f del mundo? Hacia el año 1900 nadie habría pensado que valía la pena
bien demuestra Hennion). ,.¡^
íhacer eso cuando, en cambio, se podía realizar un estudio definitivo so-
¿Podemos dejar fuera lo que no es "auténtico"? La autenticidad ha? bre los orígenes del ragtime. ¿Pero no habtía sido maravilloso que lo hi-
sido desde siempre un problema para los etnomusicólogos, al menos" cieran? ¿Y que hubieran realizado ese estudio con el mismo cuidado y la
para los que quldvan esa clase de parcialidad, para los que sienten mar; misma atención que dedican a la música de los nativos norteamericanos?
yor predilección por lo que la gente acostumbraba a hacer que por lo.'-
Por supuesto que sí.
que está'haciendo ahora; en fin, para los que tienen más interés en los 'Sil ; Pero ¿por qué limitarnos a los profesionales que hacen de la música
remanentes de las músicas polinesias auténticas que en las canciones ""a" un trabajo? ¿Acaso no tendríamos también que estudiar -del mismo
"hawaianas" como "Sweet Leilani", que Don Ho solía cantar en un he* modo que podríamos esaidiar rituales musicales similares en una socie-
tel de la playa de Waikiki. Muchos etnomusicólogos querrían que la dad de Melanesia- todas las versiones cantadas del "Feliz cumpleaños"
gente no cambiara sus gustos y hábitos musicales como lo hace, que en los Estados Unidos o, siendo un poco más razonables, un muestreo
conservaran "pura" su música, no adulterada por la inexorable propa- de esas versiones cantadas? Y, si la respuesta es no, ¿por qué no?
gación del rock and roll y el jazz y las otras músicas occidentales (en su No continuaré con los ejemplos dado que el punto está claro. En re-
mayoría estadounidenses). En este aspecto, los etnomusicólogos se pa- trospectiva nos gustaría tenerlo todo, porque ese todo respondería a la
recen a los naturalistas que pretenden salvar especies en peligro para definición y podría convertirse en objeto de estudio serio.- (Llegado
qué la cuenca genética de la Tierra mantenga-la máxima variedad.

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104 TRUCOS DEL OFICIO

éste momento, ya debería resultar evidente que no sólo estoy hablando


de música.) Pero no podemos tenerlo todo, por las más obvias razo Haiold Garfmkel, el creador de laetnometodología, ha incomodado
prácticas: no contamos con gente que haga el trabajo ni tampoco, si a generaciones de investigadores de todas las tribus metodológicas al in-;
tuviéramos, sabríamos qué hacer con la masa de detalles que nos sistir en que la ciencia social es, después de todo, una "actividad prác-
llegar. En este sentido, se asemeja a la historia oral. Los "nuevos''histó-! tica", lo que equivale a decir, entre otras cosas,.que hay que dar por ter-
riado££s__(véase McCall y Wittner, 1990) nosjian,eonvencido de que. ]¿ minado el trabajo en algún momento. Nadie puede abocarse a su
vida de todos y cada uno es importante, pero no recogemos la vi""'"1 objeto de estudio para siempre; hay que tomar atajos, que invariable-
iocLói'y 'caSd uno"yjsi"Ib hiciéramos, nos ahogaríamos en los detalles de * £* mente conducen a violar reiteradamente "la manera en que se supone
«todas esas vidas. Y ninguna base de datos computarizados podiia ayu- que debe realizarse la investigación".
.darnos, porque el ahogo sería conceptual, no mecánico. Este largo ejemplo no es sino una versión de cómo y por qué estamos
Las ciencias sociales"cárecSTclé"una respuesta simple para este pro-' sujetos a la sinécdoque del muestreo. Retomemos la idea del-muestreo
blema. Un científico social podría adoptar una perspectiva comparativa y entendido en sentido amplio, como la pregunta acerca de qué pode-
señalar que cada definición global de un campo crea esa misma tarea mos decir sobre lo que no vimos basándonos en lo que sí vimos, te-
irrealizable, sin lugar a duda en las ciencias sociales. Un académico y so niendo en mente que hay varias razones para hacerlo -no solamente la
ciólogo de la ciencia podría agregar que las respuestas prácticas a estas: razón convencional de estimar, dentro de un rango de confianza dado,
preguntas incontestables -y los practicantes siempre tienen respuestas • la,medida de algo en una población para obtener una muestra de esa
prácticas, cotidianas a las preguntas que no se pueden responder- no vie-* población-.
nen de la lógica ni de la argumentación, sino que están basadas en sóli- Si bien acabo de abandonar la idea de hacer una descripción com-
dos hechos sociales de organización de los recursos y la competencia Su- , pleta de todo, de inmediato la retomaré perversamente para utilizarla
pongo (aunque no he investigado lo suficiente como para justificar mis como un punto de referencia, a fin de considerar cada una de las ma-
palabras) que el alcance de la etnomusicología ha sido determinado por ^ neias de crear sinécdoqxies de muestreo como métodos cuyos resulta-
su posición en lajerarquía académica y por los recursos de investigado] dos deberíamos evaluar contra el "ideal" de la descripción total y com-
y otras actividades académicas que esa misma posición permite. Es pleta de todo que podría ser o es relevante para aquello que queremos
tema que los etnomusicólogos quizá deban afrontar en forma directa ejm, afirmar con certeza acerca de algún fenómeno social. No sugiero esto
vez de continuar debatiendo acerca de las fronteras apropiadas del porque piense que es posible realizar esa descripción, sino porque ese
campo, y tomando como modelo las disquisiciones acerca de los efectos , horizonte de posibilidades nos mostrará qué clases de elecciones hacemos
de la posición de la antropología en la academia sobre el trabajo antropo^ I cuando, inevitablemente, dejamos cosas fuera.
' lógico de George Maroís (1986) y Paul Rabinow (1986: esp. 253-256> Entonces, ¿qué significa una "descripción total y completa"?
Otros científicos sociales, en este punto, podrían sentirse supenoiés*
a estos etnomusicólogos trasnochados que no han captado la imposibi^
lidad de "abarcarlo todo" ni han comprendido que la clave radica en ¿CUÁNTO"DETALLE? ¿CUÁNTO ANÁLISIS?

encontrar maneras de evitar tener que hacer eso. Pero no tienen necer ^Cuando enseño investigación de campo, -siempre insisto en que mis
sidad de sentirse superiores. Cada campo de las ciencias sociales cultiva alumnos comiencen sus observaciones y entrevistas escribiendo la pala-
su propio anhelo de completitud. Para algunos es el archivo que con-j bra "todo". Es decir, proclamo que no quiero que reúnan muestras sino
tendrá toda la información de todas las encuestas jamás realizadas, para que, en cambio, informen sobre un universo de ocurrencias "relevan-
otros es el fuego fatuo de "la descripción completa", que las nuevas má: tes". Por lo general, esto conduce a que los alumnos anden cabizbajos
quinas grabadoras de audio o de imagen hacen posible. Todos sabemos y yo me lo pase dando sermones. Ellos dicen que no pueden hacerlo, o
.que las cosas-no son así, pero igualmente anhelamos "abarcarlo todó"3_ que no pueden hacerlo "honestamente" (con lo cual quieren decir que
lo que escriban no será completo'ni totalmente certero). Yo les digo

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Carpeta 184 T68
lo6 TRUCOS-DEL OFICIO
K . MUESTREO 107

Ifiic^de los experimentos más extraños de la historia de la ra-


que nunca£abrán si pueden o no hacerto_a_men^s_2u¿jojntó
ff||¿ Un escritor reconocido por su atención a los detalles y a
sus inténtos'de escribir todojap.. serán menos.certerosff.ue^ y..*.. „
^^jlpíjifraordinario" iba a pasar un día entero describiendo lo
qüJ35S^auj^as^o4ajjfue.ía. Les sugiero comprar un seilo..^
iisSile^ocurría ante sus ojos, a micrófono abierto, en tiempo real.
que diga "Esta transcripción no es completa ni totalmente cej-j|
*ligj})vianiente, Perec tomó algunos descansos para beber café,
que estampen esa leyenda en cada página de sus anotaeiones|iff
ttffoniér algo, y demás, y el experimento se dio por finalizado
aliviar !a mezcla de culpa y pereza que los ataca. Aunque me bufilfffl
|;I|uego de unas cinco horas de grabación. Posteriormente, el
ellos, a su renuencia subyace una saludable cautela al ver que lesíftfl
Inmaterial fue editado por el propio Perec y el productor Rene
pidiendo que hagan lo que ya hemos visto que, a gran escala, es impof |l|
S-íarabet, y la alucinatpria experiencia auditiva resultante, de
• de hacer - • • '•; ^:S§?Sl
':•:.aproximadamente dos horas de duración, salió al aire en fe-
La tarea es, por supuesto, irrealizable también a pequeña escal¿í|íp¡f
' ' "">A¡;^-*ji

í-í'brero de 1979 como Tentative (le descríption de choses vues au-ca-


se puede'escribir "todo". Eso no significa que uno np pueda escr!|>jíSs?
;: rrefour Mabillon le 19mai 1978 (Tentativa de descripción de co-
mucho más de lo. que acostumbran los estudiantes. Pero los esaidianti|p|;l
tienen razón, nj3,pu^den_escribjíla.J:c¡cla--- .' Qj||si||l :;: sas vistas en el cruce Mabillon el 19 de mayo de 1978)."
ír ¿Qué prueba el experimento? Que lo trivial puede volverse poe-
También insisto en que ¡o que ellos consideran una descripciótílj^
; v sía si lo llevamos más allá de los límites razonables; que la repe-
recta no lo es en absoluto; más bien se trata de una especie de re:
lí tidón puede devenir ritmo. Que existe una delgada frontera en-
analítico de lo que han visto, destinado a evadir el requisito de no!y|!í¡|
',':• tre el castigo y la intoxicación. Y quizá nadie, excepto Perec,
muestras sino informarlo todo. Así: "Los pacientes entraron en el
• podría haber tenido la combinación de autorrestricción (jamás
sultorio y esperaron con suma impaciencia que el médico los ¿tigBJjf"
comenta lo que ve, simplemente dice: otro colectivo 68, tres automó-
diera". Esa oración no contiene un informe sobre la observación deí'ip
!f|; viles rojos, una mujer con un peno...), modestia y franco descaro
guien que muestra impaciencia, ni tampoco una muestra de;<l||
ff: para hacerlo durante varias horas seguidas, hasta el final.
descripciones en que podría basarse semejante conclusión. En cambiff
K El arte de la enumeración no es fácil. (Bellos, 1993: 640.)
resume e interpreta muchas cosas que el autor seguramente ha vistgí
IP':
gente entrando y saliendo del consultorio, inqxiieta, mirando sus relíÉl
¿Tiene razón. El arte de la enumeración no es fácil. Se trata de entender
jes o el reloj de la pared, emitiendo sonidos de impaciencia ritualizado|p ;í;;-:,

í:jo que enumeramos sin comentarlo jamás. Perec no decía: "Parece te-
sin destinatario particular, quizá deseando que otros expresen un seipf
timiento parecido, etcétera. . ;?á v ner prisa por llegar a su casa con la bolsa de las compras" o "Esos dos
Aparecen estar chusmeando de alguien a quien apenas conocen", la
¿Cómo sería una descripción directa, no interpretativa -suponiendo!
i: dase de cosas que esperaríamos que dijera un novelista, la clase de co-
que la hiciéramos-? Habiendo aceptado que, en principio, es imposible;
. sas que esperaríamos oír decir a cualquiera. A continxiación, lo que
evitar toda interpretación, no obstante podemos avanzar en la direc-í
dijo Perec (la cita proviene de xm fragmento pxiblicado y extraído de
ción de la descripción pura mucho más de lo que solemos hacerlo. El
otro episodio de observación y grabación, dado que el material del día
novelista francés Georges Perec experimentó extensamente con la "des-
cripción lisa y llana" y condujo uno de sus experimentos para la red ra- comentado por Bellos no está disponible en papel):
diofónica francesa; experimento que su biógrafo, David Bellos, describe
de la siguiente manera: - . Sábado 12 de junio de 1971, cerca de las tres de la tarde.
* Café L'Atrium. t
Un patrullero gris acaba de detenerse frente a la tienda de
El 19 de mayo de 1978, un estudio de grabación móvil salió de
ropa Lip's. Bajan tres mujeres policía, llevan en sus manos sxis
L'Atrium (Perec solía llamarlo L'Acquaríum) en Place Mabi-
llon, en el Boulevard Saint-Germain. Estaba por. comenzar - talonarios de multas.

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Carpeta 184 T68
108 TRUCOS DEL OFICIO
É; . MUESTREO lOQ

Al lado de Lip's están reparando o demoliendo un edificio ne- •X.';.'


iqS'-una descripción sin esa clase de interpretaciones que, podría-
gro. Sobre la valla de madera que oculta la planta baja, tres Slecir, dan sentido a los simples hechos observados, la clase de in-
avisos publicitarios, uno de una "Casa bajo los árboles" (él ti- Utaciones por la que los alumnos de mis clases de trabajo de
tulo queda oculto tras una hilera de retratos amarillos bajo los JO&-Z menudo quieren sustituir la observación lisa y llana,
cuales creo leer "Pasionaria"), otro de "Despegue" y un ter ^ll^-jen tifie os sociales, como esos estudiantes, casi siempre esperan
cero de "Usted siempre es demasiado bueno con las mujeres' ilgigtjar ese upo de interpretación en lo que leen y buscan apoyarse
(el título oculto por signos de interrogación violetas y blancos r JlWiííaícuanc*0 escriben. Piensan los detalles de su trabajo como bases
que sé, porque hace un segundo pude verlos más de cerca ^pft^f|ia.cer generalizaciones, como muestras cuyo interés radica en su
que pertenecen al afiche de un debate público con Laurent posibilidad de ser generalizadas, en las interpretaciones que explican lo
Salini-Partido Comunista-. flinií|iisignifícan los detalles. Pero es probable que estas interpretaciones
-• En la intersección de Buci y Saint-Germain, un"m'ástü"c65üña IfSt^s^an tan necesarias como pensamos. Podemos.,abtener~mucho,más
bandera francesa y, un tercio más arriba, un estandarte que ^||f:(|i^S3ihi^Otaciories.más.simples.yr,menoS:.a1^a^izadas. La relación apro-
anuncíala exposición Roualt.- *^¡M|ya entre descripción e interpretación es un problema real que todo
' En el fondo, cadenas que impiden cruzar el boulevard. Al- íffiüe describe el mundo social debe resolver, o con el que debe llegar

t
guien ha colgado de ellas pequeños letreros de la revista do en buenos términos.
CREE "Primera Revista Francesa de Diseño de Arte y Me- i. mundo sabe que lajdescripción "pura" no existe, que .tocia
dioambiente Contemporáneo"; la tapa de la revista, representa i^enjarito. rejjuierejactos..de seiección.y, por, ende,..refleja
un cerco. ie vista, está —en palabras de Thomas Kuhn- "teóricamente
Tráfico liviano. II hecho de que no sea posible ignorar por completo la ne-
No mucha gente en el café. igespau uc selección, y el punto de vista que esto implica, no significa
Un sol pálido entre las nubes. Está fresco. |Í|Sno existan grados de interpretación, que algunas descripciones
La gente: casi siempre sola, malhumorada. A veces en parejas. aSíísean menos interpretativas (o quizá deberíamos decir menos con-
Dos madres jóvenes con sus hijos pequeños; chicas, de pares y ||||eionalmente interpretativas) que otras. Decir que alguien parece
lli^í''''

de a tres; muy pocos turistas. Impermeables largos, un mon- Ifc^é'r prisa para llegar a su casa con la bolsa de las compras requiere
tón de chaquetas y camisas del ejército (norteamericano). ifíli. inferencia de motivaciones que decir que está caminando rápido
Un puesto de diarios en la vereda de enfrente: ¿requiere.)
Automovilismo:-Le Mans. :W,:Jhora bien, los científicos sociales esperan interpretaciones de sí
¡Romy Schneider acusada! ' "': * ""¡':"smos y7de sus colegas. 8 Generalmente buscan reducir la cantidad

f
Fin de semana: La cámara muestra a los ganadores. •material que deben tener en cuenta, para verlo como ejemplo y
(¡Todavía tengo buena vista!) dencia de ideas que ya tienen y no como algo a considerar cuanti-
Otro patrullero (el tercero desde que llegué). ,_jivamente por revestir un interés en sí mismo. No quieren dema-
Pasa un amigo al que suelo ver andando por la calle. [#•='
liSda•' (de la que a menudo es etiquetada de "mera") descripción ' ni
(¿Borrador de una tipología de las caminatas? La mayoría de p|jnpoco un exceso de detalles. El estadístico John Tukey señaló al-
los transeúntes pasean, oscilan, parecen no tener una idea i||iina vez que la mayoría de las tablas contiene mucha más informa-
precisa del lugar eü el que están.) , •'.' Son de la que nadie desea o necesita, que lo que en general quere-
Una pareja en la terraza me bloquea el panorama. .'. |||os es comparar dos números y ver si son iguales o si uno es más
Empieza a llover. (Perec, 1980: 33-34.) ¡grande que otro; el resto de los números en todos esos casilleros son
I-puro ruido y ahogan el mensaje que estamos buscando.

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110 TRUCOS DEL OFICIO lE- MUESTREO 1 1 1

No obstante, la descripción masiva detallada tiene un aspec^f


tancial que es»recomendable más allá de las posibilidades de * y cuarto de abajo de la casa .»
ritmo a las que alude Bellos, y que no podemos esperar que í.
**¡i .,
científico social tome en serio. El investigador ocasional, sin ernbff íií'El vestíbulo
pensará que la acumulación excesiva de detalles es crucial. ^Estructura de cuatro habitaciones
ker describió -en un libro maravilloso pero jamás imitado (Ba¿ | | | Olores
Wright, 1966)-un día en la vida de un chico de-Kansas con suirii ltlf?' Desnudez y espacio
talle. Gregory Bateson y Margaret Mead (1942) describieron lbs'|p lí: ••»

'menores de la vida psicológica de los aldeanos balineses y agrégifefpf • I; El dormitorio de adelante >
varios cientos de fotografías a las descripciones verbales. Un General
ejemplo de esa clase de descripción es Leí Us Now Praise Famoits^'fj^^ Ubicación de los muebles
del fotógrafo Walker Evans y el escritor James Agee, sobre el qu&g|¡|fl Los muebles
explayaré a continuación. . •"'''-**•* : . El altar
James Agee y Walker Evans viajaron en 1936 a Alabama para r .-. El tabernáculo
un trabajo, texto y fotos, para la revista Fortune. .Su libro -Let Us ¿f| u. El dormitorio del fondo
PraiseFamous Men: Three.Tenant Familias (1941)- no tuvo éxito cuas ;. • .:• General
fue publicado, pero desde entonces es reconocido como un dásjjj La estufa a leña
de... bien, no está del todo claro de qué clase de género es clásko;¿ La repisa
la literatura, quizá. Me gustaría reivindicarlo para la.sociología, a| El ropero
que creo que muchos sociólogos se mostrarían descontentos si ásg Las camas
hiciera (muestreo deficiente, no demasiado científico, etc.). En III. La cocina
quier caso, sin lugar a duda es una obra maestra de la descripción-:^ General
nuciosa, detallada; la clase de descripción que nos hace ver la La mesa: la lámpara
dad de resúmenes y generalizaciones que contienen la mayor partí IV. El depósito
las descripciones científicas sociales exhaustivas. Y, por lo tanto, Dos esenciales
lleva a cuestionar el muestreo.con jnucho. más; vigor que la descr|j En la habitación »
•clon deJPerec de una esquina de una calle.de P.arís. Así es como's§ •«
una descripción si.fuera .umnuestiieo mucho más completo y detalla^ En el dormitorio de adelante: la señal
de lo que hayj para describir. - . |Í El regreso
Él extenso índice de contenidos del libro nos da una idea de es|
detalle. La sección llamada "Sheher: An Oudine", en la subsección ryjfiíífs: - dedican cincuenta y cuatro páginas a esta descripción de la casucha de
dicada a "The Gudger House", contiene los siguientes encabezarme; llSjlima familia de campesinos aparceros,, que el lector ya conoce por el con-
tos, cada uno referido a una descripción sustancial (es decir, a varia isíiíjuntQ de fotografías de Walker Evans que antecede al texto. Éstas son las
$$$&•? • ' en una de las fotografías de
lílpclos páginas dedicadas al "altar" (ya retratado
páginas impresas) como la que citaré brevemente:
Ipipvans, de modo que ^el lector pueda comparar las palabras con la imagen):
La casa queda sola
Enfrente de la casa: su estructura general Las otras tres paredes [del dormitorio de adelante] tienen vi-
Enfrente de la casa: la fachada gas rectas y angulosas, y las superficies internas son de madera

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112 TRUCOS DEL OFICIO . • !
MUESTREO 1 13

. de pino no alisada. La pared divisoria está hecha de tablas "ho-


lipis;-baja,'de aspecto yermo que se pierde en el horizonte pro-
rizontales de madera, angostas y lijadas, apoyadas borde coiífj
jfÍ¡Ííndo; veinte yardas atrás, una esquina de una casa de inquili-
tra borde; la madera es pino de otra calidad, con vetas aman--4
püato; en el frente, en el centro, dos mujeres: Emma, la her-
Has y doradas como un hierro al rojo vivo, muy suave, como sx^
Ifíiana de Annie Mae, una chica de 12 años con.sandalias y
estuviera lustrada, y tan reluciente y resplandeciente que casi
fiiiedias y vestido de domingo, en actitud un poco tímida y con
refleja los volúmenes: y es la única pared de la habitación que-,,
flmirada confundida, consciente de su aspecto'y de su sexo sua-
invita al ornamento, y es la única pared ornamentada. En el
Syemente nublado, y su madre, ancha y alta, con el vestido to-
centro, la repisa y el marco cuadrado de la estufa a leña, pin-
Siiavía húmedo por las tareas de la casa,-las grandes manos col-
tado con una sola capa de pintura, de un.celeste viejo y deP
igando flojas y oblicuas contra los muslos, el porte fuerte,
gado; y frente a la estufa a leña, apenas cubriendo todo el an-
i-cansado y noble, los rasgos de la cara borrosos hasta ser casi
cho del marco, la mesa-pequeña; y debajo, los ladrillos grises y
vimposibles de distinguir, como si en la muerte y por alguna in-
cepillados pero, no obstante, cenicientos de la estufa a leña y
tervención secreta la imagen misma de la bella cabeza que su
el pequeño fogón, y los zapatos silenciosos; y sobre la mesa, y
esposo había amado tanto se hubiese marchitado suavemente,
sobre la repisa, y desparramadas a lo largo y a lo ancho de las
"tanto que incluso mientras estaban allí de pie había hecho flo-
paredes, las cosas que a continuación he de mencionar.
recer su herencia en la joven hija que estaba a su lado.
Sobre la mesa: pintura azul para coches; un mantel blanco
Un almanaque, con publicidad de los calzados- - ,
que cuelga un poco sobre los bordes. Sobre el mantel, en el
representa a una linda morena de labios rojos delineados, con
centro, un pequeño cuenco aflautado de vidrio verde donde
un ancho sombrero rojo de paja, que sostiene contra su re-
reposa un cisne de porcelana china, perfilado hacia el norte.
: gazo un ramo de flores rojas. El título es Cherie, y escrito dos
Sobre la repisa, contra la pared reluciente, cada uno colo-
veces, en lápiz, con letra de escolar: Louise, Louise.
cado a pocos centímetros de los bordes del estante, dos pe-
Un almanaque, con publicidad de muebles fáciles de pagan una
queños jarrones gemelos, de-diseño muy simple, de vidrio
fotografía pintada de un inmaculado chico de doce años con su
tornasolado granulado. Exactamente en el centro, entre am-
overol nuevo, su ancho sombrero de paja también nuevo, el ala
bos, un platillo aflautado con el borde toscamente ondulado,
levantada por el artista, pescando. El título es Pescando.
de vidrio lechoso, que la madre le regaló a Louise y al que,
Colgado por la cadena de un clavito, un relicario oval abierto,
por esa razón, cuida más que a cualquier otra de sus posesio-
de vidrio. En una cara del relicario, una imagen coloreada de
nes. Pinchada a lo largo del borde de la repisa, una ancha
Jesús, la mano derecha bendiciendo, el rojo corazón expuesto
guirnalda de papel de molde blanco que la señora Gudger
en un resplandeciente halo de rayos dorados. En la otra cara,
plegó varias veces y recortó en forma de encajes geométricos
una imagen de la Santa Virgen hecha por el mismo artista, en
. unidos entre sí, y de la que habla como su último esfuerzo
por embellecer la casa. azul, el corazón similarmente expuesto y rodeado por un halo,
y atravesado por siete espadas diminutas.
Sobre la pared, pegados o pinchados o clavados o impresos, a
Arrancadas de un libro de cuentos infantiles barato, imágenes
buena distancia unos de otros, aunque no en relaciones per-
fectamente simétricas: costumbristas de colores brillantes que ilustran, exactamente
como imaginamos que deben ser ilustrados, estos títulos:
un pequeño marco octogonal recubierto en marfil y varillas
El arpista era más feliz qxie un rey sentado junto a su estufa a
negras de mimbre delgado o de paja, el vidrio está roto; den-
leña.
tro de este marco, sin llenarlo del todo, una instantánea bo-
Tomó al pequeño príncipe en sus brazos y lo besó. ("Ella" es la
rrosa tomada con una cámara de cajón: una franja de tierra
niña de los gansos.)

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Carpeta 184 T68
1.14 TRUCOS DEL OFICIO '•".-"..'. MUESTREO 11 $

• '¿r^i
. Arrancada de una lata,: una franja de papel escarlata co'n=f|t JIYW— braiñstarmingy otros ejercicios similares destinados a lograr
enorme pez blanco y las siguientes palabras: ¡|f gente redefina temas .comunes que son vagos o indefinidos, a
SALOMAR Icio -tienen como meta la eliminación de la pantalla que las pala-
CABALLA EXTRA CALIDAD ' .'. . ^ lolocan entre nosotros y la realidad. El aaisía^visti^KS'b'eiT'M-iaKHs-
A la derecha de la repisa, blanqueada, todos, los bordes proff
"""S?r5fí
™e: "Ver es olvidar ^qpmbr^jde J^co^a^^e^é^gin^sjnirandp".
nunciados, la huella de la mano de un niño. . ."'íál .- ,lít.jSDTe'composición "4* 33"" de John Cage, que consiste en un pia-
fftl|entado frente al piano, sin tocarlo, durante ese lapso de tiempo,
Nadie leerá esta descripción sin llegar a una Conclusión acerca déífl|f|L| Ifo^sla atención sobre todos los sonidos que se producen cuando el
seria de las vidas vividas.en ese ámbito, pero tenemos la infbrmaciq|t§|l^ HJalíco se sienta a escuchar... lo que había para escuchar, pero no lo es-
cesaría -y mucha más- para llegar a esa conclusión por nuestra prp||pf .porque no es "música". Los nombres, y los jjensamientosjjue
. j i "''""'-.•ir.-:-!»—.**-.>..vílílJ"'W ' ' '"'" •"

cuenta/Ño necesitamos que Ágee lo diga de manera explícita. !"-- "•••*-*aS! imp^denjíerto.,gue,hay^p^i^^^^
que se puede lograr con.las descripciones masivas. .,_._,_ r que cualquier científico social desearía, sin duda, una ley
Ifitti^lp'iial o una teoría general que cubrieran todos los casos que supuesta-
••¿m •jj^pUiíte deberían cubrir, y que, nuevamente de cajón, investigara sistemáti-
||f|amente todas sus aplicaciones posibles, dando todos los pasos necesarios
"-'- "" "~- - - - . . . 1 * . • _ !*•_

MÁS ALLÁ DE LAS CATEGORÍAS: ENCONTRAR LO QUE NO ENCAJA


te— j— í
LA DESCRIPCIÓN Y LAS "CATEGORÍAS" ' ' - .^ Sánente. Los científicos sociales hablan de este problema de vez en
¿Para qué nos sirven tantas descripciones? Quizá no sea lo único, aui||| do, pero casi siempre lo rechazan por considerarlo un ac£r$jojSlS!§á:
que sin duda es muy importante: nos ayudan a superar el pensamientlj| jjfíéo. ("¿Cómo_escapar a Iasj^üic5iojnesjlejui.e5.tía.px9pia cuj|u£a?." "No
convencional. Uno de los mayores obstáculos para la descripción y ej|ji flijos hagamos mala sangre, parece que es lógicamente imposible").
análisis apropiado de un fenómeno social es que creernos conocer de''! f»|-'De hecho, los científicos sociales rara vez tratan la cuestión de las ca-
antemano la mayoría de las respuestas. Damos muchas cosas por senta-" tegorías como un problema práctico de investigación que podrían re-
das porque, después de todo, somos miembros adultos competentes de solver. Casi siempre hacen exactamente lo contrario: concentran sus es-
nuestra sociedad y sabemos lo que sabe cualquier adulto competente fuerzos en cualquier campo de estudio particular sobre unos pocos
Tenemos, como suele decirse, "sentido común". Por ejemplo, sabemos casos considerados arquetípicos, en apariencia convencidos de que, si
que en las escuelas se educa a los niños y en los hospitales se cura a los pueden explicarlos, todos los otros casos se acomodarán enseguida. Si
enfermos. "Todo él mundo" lo sabe. No cuestionamos lo que todo el •vamos a investigar las revoluciones, estudiamos la norteamericana, la
mundo sabe; sería una estupidez. Pero, dado que el objeto de nuestro -francesa, la china y la rusa (a veces la inglesa), lo cual no implica decir
estudio es aquello que todo el mundo sabe, debemos cuestionarlo o, que los historiadores y otros especialistas ignoran los centenares de
por lo menos, suspender todo juicio al respecto, ir a ver con nuestros -otras revoluciones ocurridas en el mundo en el transcurso de la histo-
propios ojos lo que se hace en las escuelas y en los hospitales en vez de - ría, sino más bien que esas cuatro se transforman en lo que Talcott Par-
aceptar respuestas convencionales. sons solía llamar, con palabras felizmente'equívocas, "casos tipo" cuyo
Aquí nos tropezamos con un viejo problema filosófico, el de "las ca- estudio es central para esa área de trabajo.
tegorías". ¿Cómo reconocer y dar cuenta en nuestro análisis de las cate- Consideremos lo siguiente: en los estudios acerca del ttabajg^clur.asíe
gorías más básicas que constriñen el pensamiento, si nos parecen tan jmjcj^im_oj¿j;mj>b^^^
"normales" que ni siquiera tenemos conciencia de ellas? Los ejercicios jgs leyes. Aunque desde ese entonces se han estudiado intensamente
del zen y otras prácticas de meditación, al igual que el entrenamiento otras variedades de trabajo, éstas (y otras clases que tendemos a llamar

52
Carpeta 184 T68
I l 6 TRUCOS DEL OFICIO MUESTMO 117
•m
profesiones) continúan siendo las favoritas, en total desproporció^f hacer para encontrar los casos que no encajan? Prestando
'pecto de algo tan simple como la proporción de todo el trabajo queíS t'5'n a toda la información que tenemos en vez de ignorar lo que
tituyen. En los estudios sobre desviación, es mu^h^jnjsj^c^ablg; fe|íresültar inconveniente o bien lo que no llamaría nuestra aten-
estudien las v¡olacipne_s.,a ciertas leyes criminales (generalmente i
».,.......-;v.,.1^.^^,-»-.^»-*-.'•>•'-' -"' —" '•• • - - . ~.'~.rr^;-. -',
|fpí podríamos ver qué nos impide encontrar esos casos -ya sea que
- • - >.*-K.,^nttaf ° i -..-XVÍg

personas más pobres) jue^aguellas cometidas por hombrejjie negéMi teinos hace obstáculo sean las técnicas convencionales o' las antecy-
yjOj3£sj2ej;&^.e.s^de«das^^^^ aun cualf ialpg- y, una vez identificados los obstáculos, crear trucos
. Edwin Sutherland creó todo un campo de estudio acerca de lo que1] _ auivarlos.
"delito de cuello blanco". (Consideraré estos ejemplos de maneraon!
exhaustiva en el capítulo" 4.) Si estudiamos los movimientos socialéáyll
picamente estudiaremos los que triunfaron antes que los que fracasaípil^l^SSKSÍi:®? ^ POSIBLE
- Una-manérá-de no quedar atrapados en nuestras categorías profe^^^^PEPiCO_má5 simple de,tQ.dcs.es_insistir.én.:qüé: nad.arqüe. podamos ima-
nalizadas es, precisamente, la descripción detallada masiva del tipo'dlBíWSSi^eiJffiEOsiWe y, de ese modo, buscar las cosas más.improbables
' ""/*••; | ¥y:.Siií^^t^jí^":^"-.".:'ñ"i
las que produjeron Agee y Perec. La cuidadosa descripción de los de-ía^* ocurran e incorporar su existencia, o la posibilidad de su
lies, no pasada por el filtro de nuestras ideas y teorías, produce obseríiiP |j|télaqa7a nuestro pensamiento. ¿Cómo imaginamos esas posibilida-
dones que, al no encajar en esas categorías, nos exigen crear n |¡|f.He~venido insistiendo en la necesidad de elegir con cuidado, y no
ideas y categorías en las que puedan encajar sin ser forzadas. Éstati ||||aimente, qué clase de información buscar, registrar e incluir en
una de las "otras" cuestiones del muestreo a las que me referí en un:ccf| lllfpistros análisis; y en la consiguiente necesidad de utilizar sistemática-
mienzo. Si buscamos que la elección de cosas describa un problem; 'a:'B'~vnte lo que hemos reunido hasta ahora para evitar las trampas que
muestreo -¿cuál de todas las cosas que podemos observar en una peí! II*tienden las categorías convencionales. EJ..mxies.treo^alea_torio. no
sona, situación o acontecimiento incluiremos en nuestra muestra: i|ayudará^n_este.£as.QJ,_o,.bien,_si nos ayuda^habremos.de-pagar,.un
observaciones?-, veremos entonces que la solución general del p ecio demasiado alto. No olvidemos que el muestreo aleatorio fue di-
blema es confrontarnos con aquellas cosas que nos apartarían de las cal "paí'a' igualar Izs^ogorQífiids.g.es._de..ap^qión^<ie^£:ada c'aso.Jn-
tegorías convencionales, de la formulación convencional del problema^ Ifjíiidos los más extraños. El método general del muestreo para evitar
de la solución convencional. ;.;,: i v 'efectos deí'pensamiento convencional es por completo diferente:

Esto produce otra paradoja, que le debemos a Kuhn (1970: 18-22);. caso extraño ¡
La ciencia solamente puede progresar cuando los científicos están de..
acuerdo en cuál es el problema y su solución, es dedr, cuando emplean' Üv/Consideremos el problema que afrontó Alfred Lindesmith (1947)
categ^j^iS-COjJvencicmales-. Si todos tuvieran una idea diferente sobre SSjúando quisó testear su teoría sobre el ori^er* de la adicción a las dro-
<i;¿.}" .. ' •' ~J":'-^-a"*T-<v«^~-

las clases de entidades que componen el mundo, sobre las clases de pr&- ¡ggasjjpiáceas,. En pocas palabras, lajepm decía gue, gara empezar, las
guntas y respuestas que tienen sentido, entonces todos harían algo dife- lilpersonas se volvían adictas al opio, la morfina o la heroína cuando to-
/^••^ <-_^v-—,&^B.,.-í,.^xw»-»t-f*-í^r*í5a;íl/'TÍ*'jA—í-^«sr'vr/-n^>A^r-^.VT^^:::..=.,-.^-.- :...-,......-..... .._;_.: ;-;. :-~~r;~:

rente que no-agregaría nada. Ésta es la situación que Kuhn describe ggmaban esas drogas con sxifiaeme^frecu.e.ncj.a.y.ei?..cantidad,suficiente
como plagada de científicos, pero sin ciencia. No obstante, los científi- >mo para desafraUar ja absjj.ne.rici.a^físj,ca. Pero Lindesmith habja;.oj>
cos sólo pueden llegar a un acuerdo sobre qué observar y estudiar igno- §K; servado que algunas personas .podran habituarse a los opiáceos de esa
rando prácticamente todo lo que el mundo les muestra, cerrando los l|íf manera -por ejemplo enjan¡hpspital,.c.omo consecuencia de las cíolo-
,ojos a casi toda la información disponible. Conviene ver esta paradoja 1P rosas heridas recibidas en un accidente automovilístico que tardaban
como una tensión. Es bueno tener una manera convencionalizada común clemasiado en curar-y no desarrollar^ sin embargo, la.,conducta típica
de hacer las cosas, pero también es bueno hacer lo que sea necesario para del drogadictb; la búsqueda compulsiva de drogas casi a cualquier
cuestionar ese acuerdo de vez en cuando. costo. Tenían que ocurrir otras dos cosas: habiéndose habituado, el

53
Carpeta 184 T68
Il8' TRUCOS DEL OFICIO
MUESTREO 1 19
adicto potencial debía dejar de consumir drogas y experimental l
lorosos síntomas resultantes de la abstinencia, y tenía que con ftígiinas cosas aparentemente no ocurren con tanta frecuencia como
conscientemente el malestar causado por la abstinencia con el ce§ ' iaesta idea. "Por supuesto que las normas sociales colapsan. ¿Cómo
consumo de drogas, conexión que no todos hacían. Luego debía ios dar cuenta de su persistencia durante más de diez minutos?"
mar de manera acorde y tomar más drogas para aliviar los síntoma ftfSue invariablemente aprendemos con este ejercicio es que todas las
tos pasos, dados en conjunto y reiteradamente, creaban-la ac¿ ^praras e improbables que podemos imaginar ya han ocurrido y, de
compulsiva, que^enominampsi.adkaógu ~~ L<?; .'continúan ocurriendo todo el tiempo; de manera que no tene-
WXTRobinson, un renombrado estadístico de la época, inguna necesidad de imaginarlas. El neurólogo Oliver Sacks dijo
muestra.de Lindesmith (Robinson, 1951). Lindesmith había .•atender en su consultorio su primer caso del Síndrome de Tou-
• generalización al adjudicar a una gran población .(todos los ¡:-un desorden neurológico que incita a las personas a lanzar impro-
--los Estados Unidos o d e l mundo) l o s resultados d e ~ ú 3 íjs y decir guarangadas a los gritos-y-de-manera absolutamente des-
queño y aleatorio. Robinson pensaba que Lindesmith tendría que h|B!f!I trolada- se sintió espeluznado por haber encontrado un fenómeno
usado procedimientos de muestreo aleatorio para obtener una mue|| :.;1raro" (1987: 93-94). Salió del^co^s^^c^n^foA^CiW^ytí^Enino
(presumiblemente de poblaciones carcelarias o identificadas ponhia Qjóa do.s..o,Kes_p.e.rsoi;as e^^ñ^^j:sw^cló^l^^rome
sufrido arrestos por consumo de narcóticos) del tamaño adecuado".; HJTourette. Concluyó que esos casos habían estado siempre ahí en
desmith (1952) replicó que el propósito del muestreo aleatorio É^ma profusa; simpleroenteLél^^;inQ^e
gurarse de que cada caso tuviera una probabilidad conocida de itonces, aun cuando puedan no estar-donde habíamos^ gensado
lazado en una muestra, y que los investigadores utilizan -,;j aparecerían^sj^mante^emos.jpsjpjos a^Wej^Wsjijsjnrjire_^ndrem^s
procedimientos para permitir las generalizaciones sobre la distribuc ^3Sjs§te_parajn,yf;síigar. Pero incluso los casos que provienen de la
de algún fenómeno en una población y en los subgrupos de una pp|í lUpón o de la ciencia ficción pueden servir al mismo propósito teórico,
ción. Argumentó que los procedimientos del muestreo aleatorio Jjte es imaginar bajo qué circunstancias ocurren los "acontecimientos
irrelevantes para su investigación sobre los adictos porque a él no il|íisuales" y cuáles son los obstáculos que impiden que ocurran todo el
teresaba la distribución sino el proceso universal: cómo alguieaj¡ega: ¡|mpO"
a ser adicto. No gu.ena saber la.p;-Qbabilidad.que_cada:easo!parQe-ular¿¡ ; lugar de decir que "todo es posible", podríamos darnos la orden
níalIélé7Hé~gidojg;ra^ujnuestra. Quería maximizar la probabilidad^ |Me "observar todajb.j^a^^s43flarnas4lftc^^ o "ej^oonaiar
eñcontrar~un caso negativo. (Aqxií anticipó el procedimiento descripíi le casos, no lójojpsjocos^que^ sonj)p,p.uiares,en.el mo-
años más tarde por Glaser y Strauss [1967] como "muestreo teórico^ ¡_". Cada una de estas frases apunta a una manera diferente de ha-
El punto, entonces, es identificar d caso que puede perturbar miesíro pensú ígfelar de este truco que Hughes consideraba tan esencial. Concentrémo-
miento y buscarlo. Everett Hughes me enseñó un truco maravilloso para•••1|>¡ snos ahora en algunos de los obstáculos que nos impiden ver el espectro
grarlo. Le gustaba citar al héroe de la novela de Robert Musil,jE2 hombre ¿completo de los casos y utilizarlo con ventaja teórica, y en buscar algu-
atributos, diciendo: "Bueno, después de todo, podría haber sido de o_,, ;;'-nos medios para superarlos. Los problemas, que casi siempre son con-
modo". Jamás deberíamos suponer que algo es imposible, que simple •". ceptuales, surgen cuando creemos que algo es cieno y, a raíz de esa cer-
•mente no podría suceder. En cambio, tendríamos que imaginar las posibii teza, no investigamos la situación a la que refiere. Si la investigamos,
L J.-l..:f -m..'-^..il^M^.-w.,^i..r......,w _^. _^ „.,...„. ,^Í«,j«^0-'>-V-J-S.',«íir-,«-rf...^~-at.1«»^f«'..í*

lidades más alocj^cjas^yjuegp preguntarnos por ojaé n^jjpuiTen. La visióri| invariablemente encontraremos esos casos raros que harán progresar
convencional es que las cosas "inusuales" no ocurren a menos que una raíl 'nuestro pensamiento. Pero los problemas también son sociales, o socio-
Afl..^r....s_v--^-..—~*v.~A«ww ••~t^z--*-f .-.«':*.•-r¿¿' .,....-..- ' •'

"¿orí'especial las haga. ocurrír"¿Cómo dar cuenta del colapso de las norí
..-%,-•• .--:-.'.f>'*.V«-r^;.*.-«v«yf«*w-"""*'1'' -írv-^J-W^^-W--;
lógicos, en el sentido de que nuestros motivos para no ver los obstácu-
mas sóaaíes7''~Siguierido a_ Hughes, adoptaremos la idea contraria y susl| los y hacer algo al respecto subyacen a algún rasgo de la organización
pondremos que puede ocurnFcúalquier cosa y nos preguntaremos poü:| social a la que pertenecen y a la organización social de nuestras propias
1 vidas laborales.

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MUESTREO 1 2 1
120 TRUCOS DEL OFICIO . • ..

tando en el mismo edificio, pero las condiciones habían cambiado. La


LAS IDEAS DEJ3IROS
nda ya. no era independiente, formaba parte de una empresa más
Un mundo de posibilidades ilimitadas tiende a confundimos y de Debido a eso, ya no tenía que abrirse paso en un mercado compe-
naza con abrumarnos mediante una masa de hechos e ideas
uvo, porque la corporación mayor era un mercado seguro para sus pro-
ble de manejar, de modo que nos alegramos cada vez que podei¿ Además, ahora estaba sindicalizada. Y entonces se podía estudiar
convencernos de que ya sabemos lo suficiente como para excluirá úevamente el mismo problema: cómo lograr que los trabajadores cum-
gunas de las posibilidades sobre las que podría alertarnos el truco cj Jieran los objetivos de la gerencia. Era el mismo problema, pero ocurría
la descripción exhaustiva. Los motivos son múltiples, pero invanatí
bajo nuevas condiciones.
.mente implican que los investigadores acepten las ideas-de otr< Este punto es válido en líneas generales. Nada permanece igual. Nada
acerca "de lo que es importante, de lo que es interesante, de lo que* es lo mismo que ninguna otra cosa. No operamos en el mundo de los físi-
vale la pena estudiar. Sin embargo, los motivos que pueden tenei los "SÍ cos donde podemos tomar una~muestra de una sustancia pura del estante
otros al emitir esas opiniones no son los nuestros. Podemos i espetar '^ y sabei que es, casi sin ninguna diferencia, la misma sustancia que cual-
sus opiniones, aunque no tenemos por qué -ni tampoco debemos- ^ quiei otro científico del mundo estará manipulando bajo el mismo nom-
aceptarlas como fundamento de nuestras propias decisiones acerca ^ y bre Ninguna de nuestras "sustancias" es pura. Todas son combinaciones,
de qué incluir en nuestras muestras de casos e información Esto es- históricamente contingentes y geográficamente influidas, de una variedad
válido aun cuando los aludidos otros sean nuestros propios colega wtfe procesos; no hay dos combinaciones iguales. Dé modo que no pode-
''"^pios ignorar un tema sólo porque alguien ya lo ha estudiado antes. De he-
"" Jt'cho -y este es un truco rnuy útil—, cuando nos escuchamos decir o escu-
"/Todo el mundo sabe eso!"
ij£* chamos decir a alguien que no deberíamos estudiar algo porque ya lo hizo
Los científicos Jie toda clase quieren encontrar algo^ "nuevo"., en vez < i, es el mejor momento para ponerse a trabajar sobre el tema.
mÍOTOjna(£rial_cle siempTe.'ESajictitud es visible en la persistente ma Sin embargo, es muy común decir 'Ya se ha hecho"; sobre todo los
mterp_retación_de la idea de "revolución científica^ eje Thomas Kuhri estudiantes que buscan un tema de-tesis. "No tiene sentido hacerlo,
(1970). Todo el mímelo quiere hacer la revolución científica"erusg ¡ones acaba de publicar un artículo sobre el tema". Estas observacio-
campo. El cielo no permita que encontremos algo de rutina, algo qu °es se apoyan en una grave falacia: que las cosas que tienen el mismo
encaje en el corpus conceptual de las ciencias sociales que ya conóceme! .pmbie son una y la misma. No lo son, o por lo menos no de manera
de memoria. Cada hallazgo, cada minúsculo desarrollo en un campó?! tíBvia; de modo que estudiar "la misma cosa" casi nunca es estudiar
saludado como una "revolución". Así, se ignora el análisis de'! lff|fia:misma cosa, a pesar de que alguna gente haya decidido llamarla
cien mencionado, que nos dice que las revoluciones científicas ¡ ". mismo nombre. El hecho de que alguien haya estudiado'la
ras, que quienes trabajan en una disciplina sólo progresan si continí Cultura de los presos en un lugar no significa que no debamos estu-
ocupándose de los mismos problemas. •:-,', fiiárla en otro. No continuaré desarrollando ahora esta idea, dado que
Sin embargo, la mayoría de nosotros no esperamos hacer la revolución) plfíretomaré (y el ejemplo de la cárcel es extenso) en el capítulo 4, bajo
Pero, por lo menos, no queremos estudiar "lo que ya se sabe", lo que ya¡B| Eli título de "Ampliar el alcance de un concepto".
sido estudiado (o eso pensamos nosotros). Creemos poder justificar cuál
quier tema de investigación con el argumento de que nadie lo ha esg
diado antes. ¿Por qué estudiar las resüñcciones a la producción? '.
Roy ya lo ha hecho (Roy, 1952,1953 y 1954). Pero Michael Bürawoy no |pí>ri-frecxiencia los científicos sociales no estudiamos el espectro total de
dejó amedrentar y volvió a estudiar el tema (1979). Y, al hacerlo, ava Illas fenómenos porque las personas que dirigen la organización que esta-
en la comprensión del problema. Por pura casualidad, Bürawoy decidj pfHios estudiando definen que parte de lo que podríamos incluir en nuestra
. hacer su investigación en la misma tienda que había estudiado .Roy. Segmp

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122 TRUCOS DEL OFICIO
MUESTRJEO- 12g
muestra de casos y temas no requiere estudio. Nos aseguran que sifg
tamos saber algo distinto de lo que han señalado como "ej prob|| ¡Ipsérá un problema para los investigadores sólo si aceptan la idea. Si
ellos podrán informamos al respecto y, por lo tanto, no tendremoslnl a los líderes de las organizaciones y comunidades para tener
dad de investigar. Si aceptamos esa premisa, estaremos permití .a-palabra sobre lo que está ocurriendo, inevitablemente dejare-
las ideas ajenas dicten los contenidos de nuestra investigación. -sjj llfuera aquellas cosas que esas personas consideren poco importante.
He definido este fenómeno en otra parte como "la jerarquía*! Breemos sofisticados y conocedores cuando aceptamos las ideas suge-
credibilidad": -jr.jkfo.-i-i-,!—<J" "' "*"™y
ftlssppr lajerarquia.de la credibilidad. Es tentador aceptarías porque,
de todo, somos miembros bien adaptados de nuestra sociedad
En cualquier sistema de grupos jerárquicos los participantesllitfll ¡f|f||ífio serio, no habríamos llegado a donde estamos-tyj-e5uUa-ex.tr.añ.S..e
dan por sentado que los miembros del grupo superior tí™ pdo^^ cuestionar^una^dJMdJca,c.ióa ,tan.obwa4e-respetQ,<e.jnterés.
derecho a definir cómo son en realidad las cosas. En cual |;||T|jp^íedueadores,-por retomar un ejemplo que ya he mencionado, piensan
o s telWtjíie-los sociólogos que estudian los problemas de la escuda deberían es-
organización, más allá de lo que muestre el diagrama d e l ' .•^ííí-i-rtsfiíís^Vííívr.qu.e-
•••:, • í ;;ByHSa«=S :«*;'»:;i-V.;' :

í;SS&;3Ísftesi*;:iife: a los'alumnos, porque la raíz de todos los problemas es que los


de la organización, ¡as flechas que indican el flujo de inforaa¿st|ff¡
. ción apuntan hacia arriba, y de este modo, demuestran (alS|t -^•'Sinnos no estudian lo suficiente; si hablamos con ellos, intentarán con-
menos formalmente) que quienes están en la cima tienen ma^af íjíeernos de que no tiene sentido estudiar a los docentes, y mucho me-
yor acceso que nadie a un panorama más completo sobre lo¿t¡ a los funcionarios administrativos, dado que, por definición, dios no
que ocurre. Los miembros de los grupos inferiores'reciben inr$ :jp.eden ser el problema. Y nosotros pensamos para nuestros adentros:
formación incompleta y, en consecuencia, su visión de la reali- iíj |sta gente dirige escuelas, debe saber mucho, ¿p,pr.p¿aéjjoja£eptar en-
dad será parcial y distorsionada. Por lo tanto, desde el punto .i;¿|> pcesjujdjfinició.n_de,;la.,Eeaüdad,pn,,l.a .que, trabajají^ Po^s^guestp
de vista de un participante bien adaptado al sistema, todo lo ^ 5 también sabemos que los líderes no siempre lo saben todo; ése es
que digan aquellos que están en la cima merece per se ser con-S| |¡o de los motivos por los cuales nos permiten investigar. (Sin embargo,
siderado como la información más creíble acerca del funcio- ? una respuesta que no les gusta, siempre saben.)
namiento de la organización. Y dado que, como señalara Sum- :*m •*i?El truco para tratar con la jerarquía de la credibilidad es simple: du-
ner, las cuestiones de jerarquía y estatus están contenidas en ->% de todo lo que nos diga quien está en el poder. Las instituciones siempre
las costumbres, esta creencia tiene una cualidad moral. Si so- i|hüestran su cara más atractiva en público. Quienes las dirigen, al ser
mos miembros respetuosos del grupo, estaremos moralmente llefcponsables por sus actividades y reputaciones, siempre mienten un
obligados a aceptar la definición impuesta* sobre la realidad poco: suavizan las asperezas, ocultan problemas e incluso los niegan. Lo
por un'superior y la preferiremos a las definiciones propuestas
por los subordinados. (Por analogía, el mismo argumento es
É
que,dicen puede ser cierto, pero la organización social les da motivos
sgSpara-rñentir. Un miembro bien adaptado de la sociedad podrá creerles,
válido para las clases sociales de una comunidad.) De este ppero u^.cient^cQ-so.dal..bieii..,adaptadp.debera_sospe.char.lo peor y tratar
modo,Jaj^djb^d,ad.^,d.^ pjdeencontrarlo.
tran distribuidos de manera diferencial en las distintas jerar- ¡fíE's Una manera de asegurarse de que se está aplicando ese escepticismo
^^M S necesario es buscar "otras opiniones": las de las personas ubicadas en
•f J§: otros lugares de la organización que nos darán otras perspectivas, las de
Los presidentes y decanos de universidades, los gerentes de negocios, lós|| j ||| las estadísticas extraoficiales. S|jssjudiamos,una,L,e.$fiugla, por supuesto
ji(¿mmisiradQ£es dejíps^ creen.sá-f| pi|' que recabaremos^iriformactóiyld^idirficloj; los^.d^centes y los alumnos,
bermas que cualquiera de sus subordinados acerca de-las organizaciones:^ pgff) también^ tendremos que hablar con los porteros^los s.e££e¿ari,Qs,_y
que comandan., •«•-~~~. * . . ^ • - .- g§ yjil?. teLerapÍS34os:adminisiratisQS.r(sin olvidar a las personas que trabajaron
|p;S¿ allí-en el pasado).

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124 TRUCOS DEL OFICIO MUESTREO 125

Otra manera de soslayar la jerarquía de la credibilidad es bu personas para quienes tocaban eran estúpidas, unos
tesis
conflicto y el descontento que los líderes-He las organizaciones "s Í^f§Íes.;que no valían la pena. Hughes se interesó porque mi hallazgo,
negar: Everett Hughes lo hacía de una manera maravillosa Cuando i "ilÍ8Í3¿*er e* alcance de ^as cía565 de trabajo-que se habían estudiado,
trevistaba a los miembros de una organización, les preguntaba, col ftflljpórcionó una nueva hipótesis: que todos los que tenían ocupacio-
mirada más inocente:'C¿Las cosas están mejor o peor que antes?51 ifelfllfs'ervicio detestaban a aquellos a quienes servían, pero los miem-
una pregunta magnífica: casi todos tienen una respuesta para ¿[31; |||f|íe-gnipos de gran prestigio (los médicos y abogados que la mayo-
voca los temas sobresalientes en la organización y no prejuzga nad^j?, r^|jij¡ria gente estudiaba) jamás iban a admitirlo porque era impropio
que las cosas podrían estar mejor o peor, ni cuál podría ser la medula teffifindividuo de clase alta andar diciendo esas cosas.
apropiada de ese empeoramiento o de esa mejoría-. ! te^ff
í'i'.Vs'síí -?.
embareo,
*•*
dediqué mi tesis.,a.las carreras de los docentes de escue-
•»i:-j..i-jjA.^-"-''*•'•'-*-•'•"'- *•**•' '-•' "•''•• •*T.-r-i^ r;^,^:,.Tv;.^;j*A«-^i;^^.^>''r-í'.---i-,•-:.••>.•• "-•i..-"•.•.•. .-.-''.-_>^.'-'
J r 1

^^míblicas._ No era un grupo muy prestigioso, pero .desarrollaba la ac-


. .
Es trivial, no es un "problema nal" ^ÉíMjjji
-mm.
¡tívíciád culturalmente valiosa de socializar a los jóvenes, y era lo suficien-
rgjj¿ente respetable como para satisfacer a quienes pensaban que la
Más de una vez le han hecho esa crítica a mi trabajo. Así corof&SÉ s^^iKÍsQeiólogía debía ocuparse de temas socialmente importantes. Mis ami-
^••¡?T$!j;«p: J

quien piensa que la tragedia por algún motivo es más importante;:||p¡" '^^^^^&^á& convencionales aplaudieron mi elección, aunque mis razones
comedia (ya han visto que yo no), ciertos problemas se conside^j^fe yiá>S||y^?mun(jana5: Hughes me pagaba un dólar por hora para entrevistar
herentemente serios y merecedores de atención adulta, miente?|||pf j||lma'estros de escuela y entonces decidí escribir mi tesis acerca jdejjjn
otros parecen triviales, manchas de moscas en el empapelado de laSÍ| °* ¥fc|eíitía que ya estaba .estudiando.
a los que sólo les prestamos atención por su valor de impacto o si|¡ Üfppjá^uctuación continuó. Después estudié a los consumidores de ma-
civo interés, meros exotismos. Prestar atención a estas ideas comun| Ififiuana, cuestión_que en_a^n¿eLmomeBía]n'5_^^
una típica razón para que los científicos sociales estudien menos!c¡ ÉÉSÉS may°r (corría e^ ano 1951, mucho antes de que fumar porro se
del amplió espectro de actividad social que amerita su atención. ..iSiáhsfprmara en una actividad estándar de la clase media y los buenos
ájSf**i "jí"' r ;
Debo de haber quedado inmunizado contra esta idea casi deu^v gpííeos empezaran a tener problemas con la policía), y era por ende un
principio, porque mi investigación siempre ha oscilado entre los teu^s ,5Jj£ro exotismo. Cuando alcanzó el estatus de "problema social" real,
"serios" y "no serios" sin causarme ninguna angustia ni ansiedad.;i|| *lJ|i|ios años más tarde, mi investigación fue redefínida porque,^desp_ués
mero, para mi tesis de maestría, estudié a los músicos que tocaban en|í| ^i(e todo, sej5cupaba.^j^pjrobjem^_mui¿¿ejio.
bares y clubes pequeños de ¡os barrios de Chicago, en bodas, bar mi| IpjDespués de una franja de temas "serios" -estudios sobre educación
vahs.y otros eventos sociales, y cosas por el estilo. Estos músicos -yoaac, Ülnédica y vida universitaria de los estudiantes de grado-, estudié con
uno de ellos- no pertenecían a una profesión de tanta importancia;s& Sfpíanche Geer las escudaste ¿ficios, a los¡aprendices yjana'vanedad de
cial como la medicina o la abogacía. Tampoco trabajaban en las grancf|| |p2ás_ situaciones educativas a las que solían, asistirlos jóvenes de clase
industrias, en cuyo caso su comportamiento (por ejemplo, en la restrii ll||¿bajad.ojra.,Y aquellos de mis amigos que pensaban que "me había en-
ción a la producción) podría haber sido fuente de preocupación páf |(lerezado" se mostraron descontentos. Pero luego el gobierno federal le
los gerentes de esas firmas. No le importaban a nadie, ni en un sentid^ YÍdeclaró la guerra a la pobreza, y parte de esa guerra consistió en ense-
ni en otro. No hacían ningún daño (salvo fumar marihuana, y a nadievl| pñar oficios a más personas, y mi investigación volvió a ser "relevante".
importaba si con eso se perjudicaban a sí mismos), no molestaban a ni '%•>'•• Entonces: hay que reconocer que nuestros pares a menudo juzgan la
gún poderoso, eran, apenas engranajes menores en la industria del e^ •^importancia de un problema de investigación con criterios que carecen
tretenimiento. Everett Hughes los encontraba interesantes predsamentfl í';de base científica, criterios que nosotros podemos no aceptar. A sabien-
porque eran "don nadies" sociales sin ninguna reputación que protegeífL, das de esto, conviene ignorar las opiniones del sentido común y ser fiel
y, por lo tanto, podían enunciar la convicción que era el mayor hallazgo|f| a las propias ideas.

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12 6. TRUCOS DEL OFICIO ..'"'.,'
MUESTREO 127

¿Por q u é eUos? ' . ' • • . * . „


, no dónde se la había estudiado. Si uno ejercía en un gran
La jerarquía de la credibilidad tiene, además, un corolario qujs es-qjj pital urbano -sobre todo si el hospital estaba afiliado a una facultad ,
no vale la pena estudiar a ciertas personas u organizaciones. Ese se.se yjiiedicina, donde un millón de personas'observaban por encima de
omnipresente en el estudio de la educación superior -en la época, lustro hombro cada cosa que hacíamos- obtenía un puntaje alto en la
que Hughes, Blanche Geer, Anselm Strauss y yo realizamos nuestio j»| |ila: de calidad. Si ejercía en solitario, en un ambiente rural donde
tudio sobre los estudiantes de medicina (Becker y otros, [1961] 1977) idie sabía qué estaba haciendo, el puntaje bajaba estrepitosamente,
instaba a los investigadores a estudiar pura y exclusivamente los "mejt; tjpdas estas razones nos instaban a estudiar una pequeña parte del es-
res lugares". Robert Merton y sus colegas estudiaban por entonces ]s»m íjctro total de prácticas y conductas que, según Hughes, debíamos ana-
educación médica en Comell y Golumbia, comúnmente reconocidasfil '3sí3K ! ar.:Los científicos sociales tendían a estudiar los movimientos sociales
como las dos "mejores" facultades de medicina de tpdo.el.país CuandoSf pa-éMitoso5' ^os mejores hospitales y universidades^ los negocios más renta-
"decíamos que íbamos a estudiar la facultad de medicina de la U n i v e r y í . filjíe's. También podían estudiar fracasos espectaculares, de los que por
siempre hay mucho que aprender Pero esa estrategia de
dad de Ransas, los expertos en investigación de la educación superipjpli
mciica qUe ignoraban olímpicamente todas aquellas organiza-
nos preguntaban solícitos, como si quizá no estuviéramos al
muchas cosas, por qué queríamos hacer eso. "¿Por qué no?" "Bueno" es que eran consideradas mediocres, tibias, sin nada especial. Y no
decían, "después de todo no es una de las mejores facultades, ¿ llyidemos que lo mediocre afecta la reputación. De modo que las gene-
parece? Quiero decir, si van a tomarse el trabajo de realizar un ralizaciones que pretendían describir todas las organizaciones de una so-
proyecto de investigación, ¿por qué no estudiar a los mejores? Ya s. ad estaban basadas en el estudio de unos pocos elegidos de manera
¿la Universidad de Chicago o Harvard o Stanford o Michigan o algun azarosa y, en consecuencia, la sociología padecía un gran sesgo ten-
otra facultad 'del este'?". ("Del este" era un conocido eufemismo tencioso en los muéstreos. Como bien señalara Hughes ([1971] 1984:
indicar que algo "encabezaba el ranking"; y por eso Stanford, M i c í s §3).:. "Debemos prestar plena y comparada atención a los no-todavía, los
y Chicago se convirtieron en facultades "del este".) Nuestros colegasj| ún-no-lcHh.emos4ogrado, lo no del todo respetable, lo que pasa inadver-
profesionales nos hicieron la misma pregunta cuando agravamos el p ü ' ' Üido y lo abiertamente 'anti1 progreso que ocurre en nuestra sociedad".
cado yendo a estudiar la cultura estudiantil de los estudiantes de grad que deberíamos prestar atención a todos estos casos margina-
f!§f5F~ - * •
en la misma institución. - •-'•» |||t|es no implica arengar a favor del muestreo aleatorio. Ya he sugerido
Nuestra opción de maestreo ofendió un incuestionado credo que dfe¿| |f||gque tendríamos que buscar deliberadamente aquellos casos extremos
cía que si uno estudiaba una de las mayores instituciones sociales, debíáS |fj;qué tengan mayores probabilidades de perturbar nuestras ideas y pre-
estudiar una que fuese» realmente "buena para averiguar por qué era-|| • '%$ lifiídkciones. Pero tendríamos que elegirlos por nuestros propios motivos,
tan buena. De ese modo otras instituciones del mismo tipo podrían¿| HO. porque otros los consideren especiales'o dignos de interés.
adoptar las buenas prácticas que uno había detectado, cosa que elevar
ría los estándares de ese segmento del mundo organizado. Este enfQi
que se basaba en varios presupuestos no testeados y no demasiado cr§-jfl /No pasa nada"
fbles. Por mencionar sólo uno, el enfoque consideraba que la supuesta¿| -Un obstáculo típico al hallazgo del caso raro proviene de nuestra creen-
diferencia de calidad realmente existía. Nadie había demostradojamás;j 'da de que una determinada situación "no es interesante", no tiene nada
*

esa diferencia, y un estudio importante (Petersen y otros, 1956) habí£u; .^que valga la pena observar, es torpe, aburrida y teóricamente estéril. Aun-
demostrado que no importaba tanto dónde estudiaBan los médicos ;que el siguiente ejemplo proviene de mis experiencias durante la realiza-
porque, transcurridos cinco años, el principal .determinante de la caüWf ,ción de un proyecto documental fotográfico, la conclusión general se
dad de la práctica médica (que se define como poner en práctica aque-.-; -aplica a toda clase de problemas de ciencias sociales, como luego dejaré
lio que se aprende en la facultad de medicina) era dónde se ejercía la;,:| -; en claro. •

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128 TRUCOS DEL OFICIO
MUESTREO 12Q

Hace algunos años comencé a fotografiar la unidad di cuenta de que no podía ser verdad que no estuviera,.pa-
de la Haight-Ashbury Free Clinic de San Francisco, donde
fcffia.da. Siempre pasa algo, aunque no parezca haber nada digno
necesidades médicas de las personas que asistían a los
líífe'CAsí como la pieza para piano de John Cage que mencioné
de rock al aire libre que el empresario Bill Graham o a n z obliga a comprender que siempre hay algún sonido, aun
Coliseum de Oakland. Yo sabía que sólo fotografiaba aquellpftí no lo identifiquemos como música.) De modo que me plantee
parecía interesante, no tanto en función del interés int de fotografiar lo que pasaba cuando no pasaba nada. No
acontecimientos y de las personas, sino más bien de mi ciiis fa! sorpresa comprobar que pasaban muchas cosas cuando no pa-
encontrar un motivo para interesarme en ellos. Cualquier cosa|fM|; fi&da. Más específicamente entre los voluntarios, cuyas edades iban
. ser interesante, y de hecho era interesante, si yo conseguía inter¡|Ja|g| ^ - : veinte a los treinta y pocos años y, en su gran mayoría, eran sol-
en ella. - 1
-estaban buscando!.""" p_areja. Presentarse como voluntario ípara
Pero después de haber asistido a varios de ésos eventos (que » ; ; » - - ; v ~ "" . . . .
l8St§j:3£éventos era como asistir a una gran fiesta en la que tocaban algu-
desde las nueve o diez de la mañana hasta bien pasada la medi nuestras bandas favoritas, servían cerveza gratis y comida orgá-
con el equipo de la clínica, que sumaba nada menos que 125 u había montones de hombres y mujeres de aspecto agrada-
ríos (algunos médicos y enfermeras, pero sobre todo civiles), emge| -compartían algunos de nuestros gustos. Una vez que me
aburrirme. No encontraba qué fotografiar. Sentía que había fp.tof la tarea de fotografiar lo que pasaba cuando no pasaba nada,
fiado todas y cada una de las cosas que podían ocurrir, y que durajil mis contactos centenares de imágenes de esos jóvenes bai-
mayor parte del tiempo no pasaba nada interesante. Mi dedo índ||| fcfij?;conversando animadamente, acercándose unos a otros y sociali-
negaba a seguir apretando el obturador :,||¡|
todas las maneras posibles. Esto agregó una importante e in-
Finalmente, me di cuenta de que estaba captando y aceptando córi dimensión a rni análisis sociológico y mi documentación
propia una sensación común a los voluntarios de la unidad de Méd|e ¡gráfica, y me demostró que participar en ese equipo de primeros
ss del Rock. Ellos sí que sabían qué era interesante: algo que preseif lío's era mucho más que una interesante experiencia médica.
Í gravedad médica, incluso riesgo de muerte. Se excitaban y sentíana)
I "pasaba algo" cuando, como en la escena clásica que relataban adjjjjjí
unciación más generalizada del problema es, como ya he de-
¡praslucir, que nunca prestamos atención a todas las cosas que ocu-
¡r nitum, alguien caía de las tribunas más altas a la cancha de béis||
donde se daban los conciertos y se quebraba unos cuantos huesos;
cuando alguien experimentaba una severa reacción adversa a las.di^ ívrl
la situación que estamos estudiando. En cambio elegimos una
Sfádad muy pequeña de cosas para observar, de manera más obvia
fiijído realizamos investigaciones que miden apenas unas pocas varia-
gas; o cuando (otro acontecimiento clasico) alguien paria un bebei |fes{[pero también cuando hacemos trabajo de campo y creemos estar
menos de un metro de las bandas. Estos acontecimientos eran del-jCp Hptando atención a todo. Y, habiendo observado lo que habíamos de-
"pasa algo", pero eran también muy raros. La mayoría de los "paciep fjí|ícío de antemano observar, ignoramos lisa y llanamente todas las
tes" solicitaban aspirinas para el dolor de cabeza o bandas adhesiva ipas^éosas que ocurren y que nos parecen rutinarias, irrelevantes y
para un corte o un rasguño, y muchas veces pasaban varias horas;:s^ ij|{irridas: "No pasa nada".
que nadie fuera a pedir nada. La mayoría de los afectados habíanrij SfÉia-idea de que sólo debemos prestar atención a lo que es intere-
mado demasiada cerveza y drogas bajo el sol rajante de primera hora;J|^ |ñte, a lo que nuestros preconceptos nos dicen que es importante, a
la tarde y se desmayaban, pero no corrían peligro. Cuando eso eraj| nuestro mundo profesional proclama que es relevante, a lo que
único que "pasaba", los voluntarios se sentaban en rueda y empezaban^ jpteratura aíirma-que es importante, es una gran D-ampa. Los cientí-
quejarse de que "no'pasaba nada". Contagiado de ese estado de ánimp^ ;osi: sociales a menudo hacen grandes progresos cuando prestan
llegué a la conclusión de que no pasaba nada y, por ende, de que n]f| ¡féñtión, precisamente, a lo que sus predecesores consideraron abu-
. había nada que fotografiar. . '
|ífÍEridó, trivial, un lugar común. El análisis de la conversación es un caso

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1 3 0 TRUCOS D E L OFICIO . . .
MÚESTREO

clásico. Por ejemplo, ¿cómo'decide la gente quién será el pr$g


hablar en el transcurso de una charla? Los analistas de láygjf ^Jsólo que el sentido común y los prejuicios de nuestros compa-
ción sugieren que existe una regla, la "regla de los turnos'/! Jjjós.cieguen a lo que hay para ver. A menudo decidimos qué in-
quiere que haya turnos alternados enffe las personas y que¿% pqué dejar fuera basándonos en un imaginario -y en la teoría que
hable sólo cuando le toca su turno. De acuerdo, ¿pero a quiéí ita- que responde todas nuestras preguntas a priori. Todas
porta? ¿Vale la pena prestar atención a eso? Harvey Sacks (19¡fj| teorías especifican algo acerca de lo que debemos observar y,
propuso una subcategoría mayor para este fenómeno: las pré| jnsiguiente, de lo que no vale la pena (para la teoría). Ése es el
Las reglas que gobiernan la conversación -generalmente acepte |Í|ue:sólido fundamento de las quejas feministas de que muchas, si
obligan, a quien formula la pregunta, a escuchar la respuesta;q||p íffinayoría, de las teorías sociológicas son sexistas. Esas teorías no es-
ha solicitado. Una vez más, ¿y con eso qué? Bueno, eso nos.a.r ifabierta, o necesariamente, orientadas alo masculino; sólo que, por
comprender el irritante hábito que tienen algunos niños ds Jepjtiún.-.no..incluyen, en su exposición sistemática de temas y proble-
sus conversaciones con los adultos diciendo "¿Sabes qué?". El f8f£a|¿ciertas preocupaciones que las feministas consideran importantes,
conversacional explica este lugar común como una astuta ex ;¿?||rte-de las cuales deberían ser buscadas de rutina. El estudio de la vida
ción, por parte de los niños, de la regla que gobierna las pregujrg los chimpancés -dominado por los varones, como ha demos-
sumamente difícil no responder a ese "¿Sabes qué?" con un "¿^ d^Donna Haraway- se centraba en la dominación y todas esas cosas
Pero una vez que hemos preguntado "¿Qué?", estamos obligado:, ||hacen los machos y no en la recolección de alimentos y la crianza
cuchar la respuesta, y eso es lo que el niño preguntón ha qügi líósunfantes, que está a cargo de las hembras. No existe ninguna
ll t razón científica que justifique ese énfasis y, por supuesto, los ma-
|jeha
desde un comienzo: obtener nuestra atención adulta, tan difícil
captar. De golpe y porrazo, este "tonto resultado" de la alternancS ''Isrjamás podrían haber dedicado su tiempo a hostigar a sus rivales si
turnos nos ha explicado algo acerca de los usos del poder y ñg ¡ien no llevara bananas a la mesa y se hiciera cargo de los niños. Las
aportado una regla que podemos aplicar en otras partes, a: rías que focalizan en la dominación podían, en principio, ocuparse
más adultos y más "serios". JH se'stos otros asuntos, pero no alentaban a los investigadores a hacerlo
jmanerá regular
Podemos generalizar el procedimiento que empleé en los conci¡|
de medicina del rock para cubrir todas las variaciones de las ideas?
ñas que configuran lo que elegimos estudiar. Los investigadores, e
'R OTRA PARTE...
gen, aunque no de un modo totalmente consciente, las ideas de lasj
sonas con quienes estudian y trabajan. Si esas personas piensan:;.^, e insistido en que los investigadores deben aprender a cuestionar
lÜsin jamás aceptar tácitamente- lo que piensan y 'creen las personas
algo es trivial, uno (el investigador) tiende a pensar lo mismo. A esosf.%
mundo están estudiando. Ahora me corresponde decir que, al
venes les gustaba la sociabilidad que acompañaba a los recitales.i;||
rock. Pero eso no era "serio", no era lo que uno buscaba especialmente aismo tiempo, deben prestar atención sólo a eso. Después de todo, la
|<rate sabe muchísimo acerca del entorno en el que vive y trabaja. Ne-
no era lo que mencionaba cuando quería impresionar a alguien c£
tándole su participación en el evento. (El comediante Mort Sahl aco¡ ppésita saber mucho para poder abrirse paso entre sus múltiples comple-
tljidades. Tiene que adaptarse a todos sus conflictos y contradicciones, y
tumbraba explicar que, cuando iba a la universidad, se involucraba.^
las causas izquierdistas por las mismas rabones que otros muchachgréf be resolver todos los problemas que le presenta. Si las personas no
quería salvar el mundo y conocer chicas.) Todos compartimos e; Ssupieran lo que es necesario saber, no habrían durado tanto allí. Enton-
js||fis saben, y mucho. Y nosotros tendríamos que aprovechar su conoci-
ideas y no se nos ocurre mirar un poco más allá. Después de todo, iwj
ijSiiniento e incluir en nuestro muestreo de cosas a observar y atender to-
muchas cosas interesantes en la provisión de cuidados médicos a una J?Í3Í--.-. '

población joven que consume drogas, ¿no es así? Kíídas aquellas que el saber común y la práctica cotidiana de nuestros
^objetos de estudio hacen evidentes.

- : eo
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3 3 2 TRUCOS DEL OFICIO MUESTREO 133

No obstante, con esto-no quiero decir que deberíamos consi^S féanducimos a la razonable conclusión de que no tenemos nin-
saber de "la gente" mejor o más válido que el-nuestro. Numerd|o1| iHlhO-a utilizar, bajo ningún concepto, el material de las vidas de
tíficos sociales, justificadamente recelosos del mandato que.pr|ífj [leonas. La antropología actual está atrapada en este dilema,
pe
que nosotros sabemos más acerca de las vidas y las experiencias!* •que la fotografía y el cine documental contemporáneos (en
personas que estudiamos que ellas mismas, han argumentado qu%. ar debido a la naturaleza groseramente explotadora de muchos
tro trabajo debería respetar a rajatabla el conocimiento supefil; ¿tales "de barrios bajos").
tienen los actores sociales acerca de sus propias vidas y experiencia,, resttoy de acuerdo. Los sociólogos saben algunas cosas que las per-
tos investigadores pretenden dejar la "data" casi en el mismo est^|., atíe. están estudiando desconocen. Pero ésta es una verdad que
que la encontraron: las historias de las personas'en las mismas pál|f|9 rece de motivos ni pretende faltar el respeto a nadie, que sugiere
en que fueron comunicadas, sin cortes, sin edición, "sin mejorasífffjj Itru'cos de muestreo que podemos utilizar. El argumento es una
das de ningún sesudo comentario o interpretación propios de las|q! del qxie solía emplear Everett Hughes.
cias sociales. Para estos investigadores, la ciencia en realidad nó-ri|er is, los sociólogos y otros científicos sociales no estudian de
nada que agregar, porque las personas -que saben por sí mismas^isS la vida y la experiencia de una sola persona (aun cuando se
han vivido- son la mejor fuente de información sobre sí mismasS«| un solo individuo, al estilo del estudio de Douglas Harper
Este argumento tiene un núcleo de verdad, ya mencionado eriíj, I|i||); sobre un buscavidas rural, por lo general incluyen a todos aque-
tro análisis del imaginario: los científicos sociales, quienes ordün fflip: quienes el personaje central se contacta regularmente). En
mente no viven las experiencias de las personas que están estudl ., Ifib, estudian (por lo menos algunos de ellos) las experiencias de
siempre deben basarse en los relatos de aquellos que saben cómpjfp cantidad de gente, personas cuyas experiencias se superpo-
las cosas desde adentro. (Una excepción importante se prtí^| ne sean exactamente las mismas. Hughes solía decir: "Yo
cuando el analista participa en las actividades que estudia.) Pero tica |:jiada que alguien de ese grupo no sepa pero, dado que sé lo que
eso dichos relatos son incondicionalmente utilizables a los finesicfi ll'saben, sé más que cualquiera de ellos".
investigación. Dado que las personas suelen dar sus testimonios en| ¡lando BÍanche Geer, Everett Hughes y yo estudiamos a los estudian-
"situación de investigación" que difiere de modo sustancial de lasfj. iversitarios (Becker y otros [1968] 1994), dividimos nuestros focos
'*¿i'-
: ;:
ÍT--
y'5' están describiendo, sus relatos no pueden tomarse al pie de la le| ||tención en el campo. Geer estudió a los miembros de fraternidades
Nosotros, por ejemplo, les garantizamos a nuestros entrevistados;"! ;, mientras que yo dediqué la mayor parte del tiempo a los
confidencialidad con la que jamás podrían contar en sus vidas ord|¡ .dependientes y Hughes estudió a los profesores. Cada uno
rías. Esto hace que el relato de cualquier acontecimiento sea un j ¡enteró de cosas que "su" grupo sabía, pero los otros no. Una sociedad
-quizá por completa- diferente de lo que, de haber estado allí, po< ireta", dominada por las fraternidades, operaba la máquina que-orga-
mos haber visto con nuestros propios ojos. <¡ ába-la vida política en el campus; su líder le contó todo a Geer, y ella
Los científicos sociales que sostienen que la gente hecesariami contó a mí. Pero los independientes a quienes yo frecuentaba no
sabe más que nosotros acerca de su propia vida suelen sostener tambifei la menor idea, y yo no les dije nada al respecto. A la inversa,
que debemos respetar la dignidad de esa gente negándonos a apropia do los independientes montaban acciones políticas compartían
nos de sus vidas y de sus historias en egoísta beneficio propio, y que sf] Síplanes conmigo, y yo a mi vez los compartía con Geer, pero ella no
cillamente tenemos que presentar lo que nos dicen sin modificarlo^, Ijídecía nada a los miembros de las fraternidades. De modo que nues-
interpretarlo. Pero el motivo no es tan obvio: no es una verdad de ^ |fequipo, y cada uno de nosotros individualmente, sabía más que
cho que todo aquel a quien estudien los científicos sociales merezcas*!, falquiera de los participantes en la vida política del campus.
mismo respeto (los ejemplos en contra más comunes son los nazis ylf! IjPoseer esa información no hacía que nos sintiéramos superiores a la
policías sádicos). Además, la aceptación a rajatabla de esta posicióí Igente que estxidiábamos, ni tampoco nos llevaba a pensar que podíamos

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134 TRUCOS DEL OFICIO : '.. •' MUESTREO 135

encontrarles un sentido a los acontecimientos en que participaba'!! la gente utiliza esa clase de información y la toma en serio,
fuera demasiado sutil para su encendimiento. Eso sí hubiera sidpsffjf Ifffrps también tendríamos que hacerlo. Geer, Hughes y yo lo hici-
les el respeto. Pero lo cierto era que sabíamos cosas obvias que jllfcuando advertimos que los estudiantes de grado, preocupados por
sonas involucradas habrían comprendido sin dificultad, de H|alificaciones, pasaban gran cantidad de tiempo calculando y vol-
nido acceso a ellas. El motivo de su desconocimiento no: faí^ a calcular cómo variarían sus promedios según las diferentes ad-

estupidez, ni la falta de educación o de sensibilidad; más bien sé'f de esfuerzo a distintos cursos. "Veamos, el curso de alemán
a que la vida del campus estaba organizada de manera tal de'itííj horas, de modo que si ocupo tiempo en eso, mi promedio
que alcanzaran ese conocimiento. Decir esto no conlleva una fálfffe que si estudio antropología, qué sólo dura tres horas". .(Véase
respeto hacia la experiencia de nadie sino que es una señal de jtéSg||íf fffffmplo en Becker y otros [1968] 1994: 89-90.)
hacia la realidad de la distribución diferencial del conocimiení&M ... no ignoremos ciertas cosas sólo porque las personas que
Simmel describiera en su ensayo sobre el secreto (1950: 307-376)sS| estudiando las ignoran, pero tampoco ignoremos aquellas co-
El mensaje para los investigadores es liso y llano. Cuando las péreongf que esa gente presta atención. Éste puede ser un buen mo-
estudiadas saben lo que hacen y les hablan de eso, escuchen _ ||^|gto>.tan bueno como cualquier otro, para señalar que recomendar
atención. Eso no quiere decir que deban tragarse cualquier armieloBi|f IH&s que en apariencia tieiiejg^Qbjetiyps^ruzados, tal como parece ser
que de vez en cuando esas personas les dirán cosas que no son tiertaif' ^^rgg^gcós_dos.úlnm^osiino._e_s tan contradictono. Np,Q.lyi_demos..que
nifica que deben usar los canales ordinarios de comunicación O! IU!$e. de los trucos_radica.^en^ayudarnps a descubrir más, y que cada
nal tal como los usan los participantes: como fuentes de infbrmaciÓ:|iH p|p?nmcíona~a su manera y nos conduce en una dirección que el otro
Jean Peneff propone una versión específica de este punto cuaíigjS ;ión, la.coherencia no
comiendá a l^Jnvejtigadoxe.s..,h.3&er,.más<recuenit9si..en .e^cjmi] ¡incisamente una virtud.
"ql^ñ^bltíSmente^hacen. Señala que la mayoría de las áreas "de
socíaTimplican gran cantidad de ^
l LA INFORMACIÓN AJENA
¿'"recuento, cálculo y enumeración. Los obreros de las fábricásS Hgjentíficos sociales utilizan con suma frecuencia información reu-
cuentan constantemente: ¿cuántas piezas hice, cuántas otras personas y organizaciones y, por ende, dejan fuera las
. raciones hice, cuánto tiempo trabajé? Los empleados de oficinátsf pmas cosas que esas personas y organizaciones desestimaron. No con-
clasifican, archivan, cuentan y hacen inventarios. La medie: rps,,con los recursos de tiempo, dinero y personal con que cuenta el
el cálculo son omnipresentes, en los servicios hospitalarios*;! í!|i|ed States Census Bureau (Dirección de Censos de los Estados Uni-
¿cuántas camas hay disponibles, cuánto tengo que esperar porpj ||>yjpor lo tanto debemos confiar en ellos para toda clase de informa-
una radiografía, cuánto tiempo tenemos, cuántos pacientes ípDebido a esto, dejamos cosas fuera porque la gente cuya infbrma-
nemos en espera, cuántas horas de trabajo me quedan poiSj j¡í.utilizamos no las consideró importantes, aun cuando pensemos
cumplir? Los trabajadores están obsesionados con el tiempos* Jo son. O porque las restricciones de sus actividades les han impe-
el tiempo que pasó, el tiempo de tomar una decisión y, poifl Igipbtener algún dato que necesitamos. Como bien señalaron Bittner y
supuesto, ¿cuánto tiempo falta para volver a casa? Es sorprea* kel (1967), las personas y las organizaciones recolectan informa-
dente que los investigadores rara vez utilicen y discutan esta ins§¡ if|ipara sus propios propósitos y de acuerdo con sus propios sistemas
cesante preocupación por -y evaluación de- eí tiempo, en;5| ajuacióri de la practicidad. No reúnen información para que los cien-
forma de ahorro de tiempo, controles y planeamiento, inclusQítf |||>s sociales puedan utilizarla luego en sus investigaciones. Por lo tanto,
cuando ocupa el centro de las interacciones entre los trabaja-a ¡feeogen todos los hechos que. nos gustaría tener, y a nosotros nos
dores. (Peneff, 1995: 1-22.) . . , iifftista muchísimo trabajo hacerlo. Desde la década de 1920, cuando una
18t~*S*'' J

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136 TRUCOS DEL OFICIO . MUESTREO 137

demanda basada en una cláusula de la Constitución sobre cubrir aquí. Eso quedará para otro libro. Algunos escritos
religiosa puso fin* a la recolección de información sobre rehgiór| cupan del hecho simple y llano de la inexactitud: por ejeríipio, la
parte del Censo de los Estados Unidos, estimar la cantidad de sica disección de Morgenstern (1950) de los errores que hay en las
bros en varios grupos religiosos se ha transformado en una pes as económicas. Otros se ocupan de problemas conceptuales,
para los investigadores. Se ha consagrado mucho esfuerzo e ingeü,i cuestionamiento que hizo Garfinkel a la información sobre
a diseñar métodos indirectos para averiguar cuántos católicos o ju ¿6 <}el Censo a partir de sti estudio de un transexual: ¿cómo clasificar
o baptistas hay, pero ninguno de ellos se acerca a la amplitud y que no encaja en ninguna de las categorías estándar? Por su-
abarcador del Censo. Peor para nosotros. puesto que Garfinkel se ocupó de una situación extraordinaria, aunque
A veces, juntar la' información que otros no han reunido para n<¿ tllvo razón al decir que el Censo no tenía la menor idea de cuánta
otros es tan costoso y requiere tanto trabajo que sencillamente no lo Ija.- gente encajaría en esas categorías, dado que no realizaba investigacio-
cemos. Ellos no la consiguen para nosotros y nosotros tampoco la con f nes independientes. Algunos investigadores sostienen que el hecho de
seguimos, no porque no valga la pena tenerla sino porque obteneila ~ que la información no sea lo que debería ser es resultado de las ruti-
"no es práctico", es decir, es más caro de lo que la gente que paga " nas de trabajo de los recolectores de datos (por ejemplo, Roth, 1965,
estas cosas está dispuesta a pagar. ' rpeneff, 1988).
"f,
Siguiendo el hilo conductor de Bittner y Garñnkel, y el de aquell1 |, Todas estas investigaciones acerca de los problemas de la informa-
que se han preocupado por la inexactitud de las estadísticas poliaali qóh'íoficial" o casi oficial nos interesan porque cada uno de ellos signi-
(fuente favorita de información para los estudios de criminología) ,yj j/ fica que estamos perdiendo cierta información que, de poder cono-
registros médicos (fuente favorita de información para los i ™' íerla, nos permitiría a recuperar los casos que necesitamos para las
res de problemas sanitarios), se ha expandido un campo de investí] ' íféscnpciones completas que nos ayudan a superar las categorías con-
ción sociológica que se ocupa, precisamente, de la sociología del ncionales. Dado que a menudo nos apoyamos en esa información,
tenimiento de registros. Esta investigación se interesa por la man |)ijrj3s alia de todas nuestras críticas y recelos (ningún científico social
la que se llevan los registros, no con el afán de corregir sus deficiepl uede arreglárselas sin el Censo, independientemente de todas sus fa-
en tanto fuentes de información, sino porque llevar registros es u ), necesitamos un truco para dominarla. El truco es fácil. Hayjjvie.
tividad muy común en la mayoría de las organizaciones contempo Weeuntar
Ej_ o
de dónde^alióJaónformación,
^ •e'!"""' ••'"'•"'' •"•""•
quién la obtuvo, cuáles son
"•»,-,•..-,...•. ...-T.. _ . . . . , A .- -• • ••
neas; para entender cómo funcionan las organizaciones hay que ¿al :|íi£hmjtó£pr|ram^ todo eso ha afectado
de-qué, modo se llevan los registros. Pero saber eso significa saber défif ••los diagr3,m^yja.]}las,,q.ue estamos analizando. Quizá nos dé más tra-
Ü.Í1Í siado como para considerarlos fuentes precisas de informacioira" del que consideramos necesario por el simple hecho de consultar
í T:
propósitos de las ciencias sociales. Nosotros necesitamos una deseri f|"Una tabla, pero la información ajena contiene demasiados problemas
ción completa. Lo que los registros nos proporcionan es una dése inheientes como para que corramos el riesgo de no hacer el esfuerzo.
parcial para propósitos organizacionales prácticos. Si sabemos qu
estadísticas policiales se realizan con un ojo puesto en cómo las uü
rán las compañías de seguros para establecer el precio .del seguro E~ jgfSTITU CIONjgS BASTARDAS
tra robo de viviendas, y que los propietarios de las viviendas se quej Todos estos obstáculos que impiden a los investigadores ver lo que hay
•a los funcionarios electos cuando sus seguros cuesten más caros po que ver-y utilizarlo para ampliar su espectro de pensamiento— se pueden
¡jijr
motivo, sabemos que las estadísticas policiales probablemente reflej ^remediar, y he sugerido muchos trucos para hacerlo. El mejor modo de
jj 'i: esas contingencias políticas, al menos hasta cierto punto. ijívitar estos errores es crear una forma más general y teórica de entender
La inexactitud o imprecisión de toda clase de información re yp sociología a la hora de hacer distinciones entre lo que es apropiado y
por ocros constituye un área muy grande de la actividad académica qo¡ necesario que los científicos sociales incluyan al construir sus sinécdoques.

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138 TRUCOS DKL OKI CIO MUESTREO 139

p|Bí:
El clásico artículo de EvergttJüughes.sobre..las.J'insB,teQQnjes--Ki Todas adoptan formas organizadas que no son muy distin-
-una pequeña obra maestra de la teorización sociológica ?$§; " Usa las de otras instituciones. (Hughes [197l],,1984: 98-99.)
S5>«s' - • <-*

[1971] 1984: 98-105)- muestra cómo las elecciones convencior||g


material apropiado para el análisis sociológico excluyen una ampíf^l ¡.¡propone llamarlas instituciones bastardas. Toman diversas for-
de fenómenos que deberíamos incluir en nuestro pensamiento1 :yfif§ '"gsi'i¡fugunas no son formalmente legítimas, pero tampoco necesaria-
modo, convierten nuestro muestreo de la actividad humana colesj| Iflfjlilegítimas, aunqtié podrían serlo. Son sumamente convenciona-
una sinécdoque mucho menos precisa de lo que debería ser. ||||)!enen el respaldo de la opinión pública, pero sólo dentro de una
Hughes parte de un problema muy generalizado en la organj^gg! lliHiniunidad. Aquí está pensando en formas de justicia tan informa-
social: cómo las instituciones definen qué se distribuirá y qué no-deBS ^jÍfÍ9mO ^os tribunales internos de las cárceles y ejércitos o los Morag
de una categoría dada de servicios o bienes: Ilí^fede-las aldeas chinas de otros, tiempos, así como en las'institutio-
. • Las instituciones
' ".' distribuyen bienes y servicios;. satisfacen
• -^m
leg£;3Í|p
||§|desarrolladas.por las comunidades judías ortodoxas para asegurarse
y^^gstecimiento de carne kosher para sus miembros.
timamente necesidades humanas legítimas. A la par que distípfl "|Í^lgunas son marginales a distribuidores de servicios más legítimos. Así,
buyen religión, juego, arte, educación, alimento y bebida, •tel'l| |paetb dejas fj^Ulade?,C]ue_en4eñan,leyes.x; csaad.uría;se levantan institu:
cho y otras cosas, también definen de manera estándar lo c '"'^ue^iictan cursos para enseñar a la gente cómo pasar los exámenes,
es adecuado que necesite la gente. La definición de qué se nag atilizae]jisuda..p.aadead^
de distribuir, aun cuando sea justamente amplia y en ciertógj lllgpjxrfesiones. Estos institutos no pretenden enseñar leyes: enseñan a
modo flexible, rara vez satisface enteramente a todas las clases!!? jSjlbbar exámenes. Hughes incluye en esta categoría a las comunidades
y condiciones de seres humanos. En efecto, las instituciones^! Illsvuelven disponible aquello que otras comunidades vecinas prohiben.
también deciden servir sólo a determinado rango de personas(o^/ |||ehcantaba mencionar a la comunidad modelo que construyó George
como una tienda que decide no vender talles especiales rií|fj| filman en la década de 1880 en Chicago para los hombres que trabaja-
í'pára él fabricando durmientes de ferrocarril. Pullman, que se tomaba
ropa de estilo extravagante. La distribución nunca es comSij
pleta y perfecta. . i.'Cf j
Algunas instituciones son el resultado de la protesta colectiváj|g|
contra estas definiciones institucionalizadas: por ejemplo, laVHg
P /íen serio su propia versión de la religión, no permitía tabernas en su
pjféblo modelo. Los trabajadores no se hacían ningún problema. Cru-
l&vdo la avenida South Michigan, la frontera oeste del pueblo de Pull-
que realiza una secta religiosa contra la definición de religión ¿t., a, estaba Roseland, un kilómetro y medio de tabernas que los abaste-
aceptable propuesta por el clero oficial, o la realizada por los ^fr con los cigarrillos, el whisky y las mujeres que eran imposibles de
diversos grupos que establecieron nuevos tipos de institucio- p|oliséguir al este (especialidad que continuó hasta bien entrada la década
nes educativas como reacción a la idea de educación estable^ !||e:1940, cuando tuve ocasión de tocar el piano en esas mismas tabernas).
cida por las universidades clásicas de Nueva Inglaterra. Pero ¡ || En los casos más claros, lasjnstituciones ya establecidas jproveen
también hay [...] desviaciones y protestas crónicas, y algunas |f|ienes y servicios prohibidos para los cuaíes..exiS:te.unf.mercado perma-
perduran durante generaciones y épocas. Pueden alcanzar ' ~ "r~---'^i-, ---;—«i ;icrroi»o! Hsrpspn.áreas, donde
cierta estabilidad, pero no cuentan con el respaldo de una . . . . . . e i j t e alcoholj prostíbulos .de,distintas dases.
abierta legitimidad. Pueden operar sin el beneplácito de la ley, |©¡ quizás haya cosas que esté bien que tengan otras personas, pero que
aunque a menudo con* la connivencia del esiablishmmt legal, vífil püpersonas como nosotros no podemos obtener de manera apropiada.fA
Pueden hallarse fuera del reino de la respetabilidad. travestís que desean llevar ropa de mujer les resulta más fácil com-
Algunas son distribuidoras ilegítimas de bienes y servicios legíti- ar en tiendas en las que los vendedores esperan vender vestidos, me-
mos; otras-satisfacen necesidades que.no se consideran legítimas feclias de'red y cinturones de lentejuelas a hombres que miden un metro

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140 TRUCOS DEL OFICIO . . MUESTREO. 141

ochenta y pesan noventa kilos. Como dice Hughes sobre los e'st gusten,-por un lado, y los hombres que trabajan en explotaciones
mientos como ésos: Jereras, barcos o minas alejados de las comunidades convencionales
¡de! podrían encontrar parejas adecuadas, por el otro. Lj_pj:Qs¿tüción
Están en conflicto directo con las definiciones aceptadas y.;4o ¿relaciones homosexuales ocasionajles han sidojolucipnes. comunes a
mandatos institucionales. [Ofrecen] una alternativa nq-vdli "máscuEna del .problema, así como las süencipsas relaciones les-
todo respetable o nos permiten satisfacer algunas debilidádj|* iáTentre mujeres de clase media que "compartían un departamento"
ocultas o gustos idiosincrásicos no provistos, y acaso levemente! íérón alguna vez para la ve_ráóji_fernenina.
desaprobados, por los distribuidores establecidos. Pero ha| ahora, el análisis es interesante pero no sorprendente. Otros
otros que sencillamente ofrecen una manera de obtener algcfa iSISHcientíficos sociales (entre ellos Kingsley Davis [1937]) han usado
difícilmente accesible para la gente de nuestra clase en el.sisp §is|flfi¿jemplos similares para demostrar posturas similares. No obstante,
• tema institucional predominante. Son correcciones de errores! f8ÍIÍf?Hughes provoca sorpresa. La desviación se mueve en dos dirección" es,
de definición y distribución institucional. ([1971] 1984: 99:)jv -SfiJiSfórna dos formas, y el científico social tendría que observar y debatir
pltinó-sólo la forma ilegítima y reprobada de la desviación (a la que de-
' ;;!Íf¡
Los científicos sociales han estudiado estos fenómenos como unalH* É^óniina "la dirección del diablo") sino también la forma angélica. La
viación", como un comportamiento anormal, patológico, cuyas .páíce prostitución se ocupa de abastecer de mujeres escasas a los hombres,
especiales es necesario descubrir para que la "sociedad" pueda acj|f "filero no existe un artificio semejante para abastecer a las mujeres de
eficazmente y deshacerse del "problema". No obstante, Hughes qúi|l Ihómbres cxiando el desequilibrio se produce en el sentido contrario.
incluirlos como "parte del complejo total de actividades y empr |J?Ór lo tanto, muchas mujeres que preferirían no estar en esa situación
mientos humanos [...] en donde podemos ver que ocurren los -^ tienen una pareja masculina legítima (más allá de cómo se defina
mos] procesos sociales [...] que encontramos en las instituciones lejs ^'legitimidad).
mas" ([1971] 1984: 99-100). Vincula las formas legítimas é ilegítima gf; La clave radica, para Hughes^en.que.lasjnstitucipnes convencionales
actividad así: "La tendencia institucional es apilar el comportarme; leblocan a aTgÜñl5'|>é^nas e^
en un punto modal mediante la definición de lo que es adecuado,'in,^ JfÍO§3oIql¿e_cmÍ£jre^ a. esperar
diante la aplicación de sanciones contra el comportamiento desviadó|| íflquejean. "Sería especialmente importante descubrir en qué punto se
mediante la distribución entre la gente sólo de las oportunidades ydoj lídesarrolla la institucionalización de esos ajustes a la posición de ser mejor
servicios estandarizados. Pero aunque las instituciones agrupan el coiT Jíxie lo que uno desea"'(Hughes [1971], 1984:103).
portamiento, no logran destruir por completo las desviaciones".' ¿ |p; La institucionalización del celibato en nombre de la religión es, para
Por ejemplo, eljna¡mmonio_es la forma modal desorganizar, el sexoj "Hughes, . >
procreación, pero algunas personas no se casan y otras no confinan su acg
áviüad'sexüai a sus parejas legítimas. Cada sociedadjiefinejam^fonná^dj [La] realización en forma institucional de la desviación del ma-
iSmmonio" (entre..otras cosas, una manera de distribuir varones ent " trimonio en la dirección de los ángeles; desviación racionali-
mujeres j^mujeres_eiitre- var0mes.)..que. involucra a personas cuyos atribute» zada en términos de valores supuestamente supremos, de idea-
sociales específícps_.(por ejemplo, la raza, la dase y la etnia, aunque existei| les supranormales de la conducta humana. Para el individuo en
otros) las convierten en "parejas apropiadas". No obstante, la capacidad! esa clase de institución la función debe ser clara; esas institucio-
de la gente de gcuparse de sus parejas varía, y la manera en la que las peJS| nes permiten que uno viva de acuerdo con un ideal, en un
sonas se mueven y a menudo se congregan en relativo aislamiento crea sJ-;| grado mayor que el que es posible enmugrando y en el matri-
maciones en las. que, para muchos individuos, no hay candidatos matrimo-fj monio. Hago hincapié en la palabra pmraísn-porque el mundo
niales adecuados. Los ejemplos clásicos son las heroínas de las novelas; de I simplemente consideraría rara a una persona que viviera sin esa

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declaración especial, sin un vínculo con un cuerpo dedicado;^ in Hughes, el análisis sociológico tendría que
esa desviación especial [.,.} ..,j
Las instituciones del celibato ofrecen una manera declaradas .s[...] tomar algún asunto, algún aspecto de la vida humana que
establecida y aceptada de no acatar la norma modal de comj-.?5; esté sumamente institucionalizado y sea objeto de mucha san-
portamiento; quizás una manera más noble y más satisfacto^í ción moral, y [...] analizar todo el espectro de conductas con
ria de aceptar el destino al que una falla de distribución de^S respecto a él: las normas institucionalizadas y las desviaciones de
las instituciones existentes nos condena. También pueden;^ la- norma en varias direcciones [...]. Hemos visto la norma, las
considerarse como abastecedoras institucionales de aquellas;:* relaciones institucionalmente definidas y distribuidas entre va-
elevadas cumbres de idealismo que, aunque engendradas/ya rones y mujeres adultos, como un punto especial en el espectro
por la enseñanza establecida de las virtudes, no son provistas¡ój completo del comportamiento posible y real, y hemos indicado
. en las~ definieron es modales a las que generalmente está &>&. por lo menos algunas posibles relaciones füncTonales"éntre lo
nectada la maquinaria institucional. Nótese, sin embargo, j¡ instituido y la desviación tanto en la dirección angélica como en
que la sociedad muy a menxido acepta esa desviación como,'.; la dirección bastarda. (Hughes [1971], 1984:105.)
una forma organizada e institucionalizada, y que j.amás
>3¿'-r.<: •'

aceptaría como un comportamiento individual aislado [...j.,:^ Balizar todo el espectro de casos significa, entonces, incluir lo que
La desviación individual puede parecer una amenaza al sis->v;<fi Ü'e otro modo dejaríamos afuera por considerarlo demasiado extraño
¿¡i'.*»-.. -

tema aceptado como un todo; las desviaciones organizadas,;-;/ Jjfjíescabroso como para ser tenido en cuenta por sociólogos que se
no obstante, pueden parecer una adaptación especial del sis- ••<< fpjecien de tales. También supone utilizar esos casos para definir y se-
tema mismo, quizás un ejemplo un poco especial de aquello^;¿ 1M|lar el otro extremo de la escala: las actividades que son demasiado
de lo que son capaces los seres humanos. (Hughes [1971],.¿, lüenas para ser verdaderas, las desviaciones angélicas. En manos de
f'¿:~ '
1984:103-104.) iljlughes esto suele tomar la forma de comparaciones que resultan im-
t l^ctantes o francamente inadecuadas. Por ejemplo, le_gj.istabjLe,C!mpa-
Hughes advierte que la exigencia de que todos vivan conforme a. i sacerdotes,_pji<jiaÍ2iirjis..y,,prostitutas y hacer-notar..que.los miem-
virtud comúnmente proclamada es una forma clásica de herejía: •os de estas tres pc^padones,poseen u.n "conocimiento culpable",
saben cpsas_jie,_$us feligreses, pacientes-o clientes y que deben
La sociedad idealiza, en postulados y en representaciones sim- ,..„., tenerlasjyj^sjícjrejfa,.:.Hughes estaba interesado en un estudio com-
bólicas, grados de virmd que de hecho no pueden practicar parativo ae los medios por los cuales, bajo las diferentes condiciones
todas. las personas o que no son practicables en combinación .; fé'n que trabajaban los'miembros de cada una de estas profesiones, se
con otras virtudes y en las circunstancias de la vida real. Parece |Í|nantenían esos secretos.
que la sociedad permite a algunas personas acercarse a estos l|i Dejar fuera casos que parecen de mal gusto o políticamente incó-
niveles de urja u otra virtud en alguna forma institucionalizada Uroodos es, asimismo, garantía de error. El buen gusto es una pode-
qxie, simultáneamente, provee el impulso espiritual y la satis-, jírpsa forma de control social. La manera más fácil de conseguir que
facción de ver él ejemplo de santidad ante nuestros ojos, sin la gpiiguien deje de hacer algo que nos desagrada es insinuarle que es
amenaza personal que derivaría de la mera santidad indivi- iKordinario" o "nada gracioso" o "vulgar" o cualquier otro calificativo
dual ofrecida como algo que todos deberíamos emular seria- ifdespectivo.'El crítico literario ruso Bajtín decía que Rabelais contaba
mente ni la amenaza social del ejemplo contagioso. (Hughes Mías historias de las aventuras de Gargantúa en lenguaje vulgar y co-
[1971], 1984:104.) ' '" pmün precisamente porque era políticamente ofensivo para la gente
Ineducada, que habría preferido .un tono "más elevado". Es probable
•'= J. . 1 • ffr-.í,., i.i^-.i.-y-.-^J--- ••-

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144 TRUCOS DEL OFICIO

o ..po.r.-algui.en |4. Conceptos


?J.QS. cientííkps sociales
' " tenemos la m

i|f||ffSíy-: ;Después de haber trabajado_Jso.bre_nues!xo imaginario y de ha-


una muestra adecuada de casos a investigar -una que abar-
espectro completo de tipos del fenómeno que queremos estu-
•inalizar-, estamos preparados para empezar a pensar en serio,
¡pgnifica usar conceptos, postulados generales sobre clases comple-
Ijtedfenómenos en lugar de postulados específicos de hecho, postula-
ítgplicables a personas y organizaciones en todas partes y no sólo a
ígrminadas personas aquí y ahora, o allá y entonces. Muchos cientí-
[oi/Sociales trabajan estos problemas de manera deductiva, tratan los
|j|j:eptos corno construcciones lógicas pasibles de ser desarrolladas
.ante la manipulación de unas pocas ideas básicas. No siento dema-
jjsjf.simpatía por estas tendencias, a mi entender, demasiado divorcia-
Ijdel mundo empírico como para llamarme la atención. Reconozco
¡fcésto es, en algunos aspectos, una cuestión de gusto.
i_na modalidad de análisis conceptual fructífero y más empírico ha
Coidesarrollar modelos típicos ideales, que consisten en un "conjunto
¡stemáticamente relacionado de criterios en torno a un tema central"
"lo suficientemente abstracto como para ser aplicable a una varie-
||ÍacI de circunstancias nacionales e históricas" (Freidson, 1994: 32). Me-
||Íánte este método, por ejemplo, Freidson resuelve el espinoso problema
j definir el concepto de "poder profesional" al crear un modelo en el
Upe "la cuestión central del poder profesional radica en el control del tra-
l|ajo por parte de los propios trabajadores profesionales, y no en el con-
de los consumidores en el mercado abierto o en el control de los
píuncionarios en un Estado planeado y administrado centralmente".
Usg/Pero mi forma predilecta 'de desarrollar conceptos es el continuo
Ifydiálogo con la información empírica. Dado que los conceptos son ma-
fíáeras de resumir información, es importante adaptarlos a la informa-
iitión-que deseamos resumir. El análisis que ofrecemos a continuación

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