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PROGRAMA DE
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ÁREA DE CIENCIAS SOCIALES

SEMANA Nº 14

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1º. SITUACIÓN PROBLEMÁTICA / RECOJO DE SABERES

EL CONSTRUCTOR DE BARCOS
Cuando Walter Meloon fundó (a compañía Correa Craft en 1925, se propuso construir buenos barcos y guiarse por la guerra de
oro de tratar bien a los demás. Como él decía: "SÍ se toma una decisión pensando sólo en el dinero, se toma una decisión
equivocada», en las buenas y en las malas, esta convicción ha beneficiado a Correct Craft.
Uno de los momentos de mayor orgullo de la compañía se produjo casi al final de la Segunda Guerra Mundial, El general Dwight
Eisenhower había solicitado a la ciudad de Washington lanchas de asalto, que debían entregarse a principios de marzo de 1945
para lanzar un ataque contra el Rin. El 9 de febrero, la Correct Craft prometió construir trescientas lanchas, III astillero, establecido
en Orlando, Florida, contrató personal de todo el Estado, e instituyó turnos de trabajo más largos, pero la escasez, de materia
prima y la inexperiencia de los trabajadores hicieron que la tarea pareciera imposible.
Un coordinador del ejército, en su nerviosismo, decidió que la empresa debía laborar siete días a la semana. Meloon se negó
cortésmente. «No es la voluntad de Dios que los hombres trabajen los siete días de la semana», arguyo.
Cuando el coordinador insistió, Meloon propuso rescindir el contrato y afrontar las multas. Aquel cedió, y el 24 de febrero, cuatro
días antes de lo programado, el pedido estaba listo.
1957, la compañía había conseguido un contrato militar para fabricar 3000 lanchas de asalto de fibra de vidrio. En la junta para
definir las condiciones del contrato, el inspector en jefe del gobierno hizo notar discretamente que no había una «cuenta de
gastos» especial; en realidad, un soborno. Meloon pasó por alto la insinuación.
Dos semanas después, cuando comenzaron a salir los botes de la línea de montaje, el inspector calificó a muchos de
«defectuosos»- Walter, hijo -el siguiente Maloon en tomarlas riendas de Correct Craft-, recuerda: «papá se sintió tentado a ceder.
El soborno no representaba mucho en comparación con lo que podíamos perder. Pero él sabía que eso no era lo correcto».
El castigo por no pagar ese soborno fue muy duro: 640 lanchas rechazadas, con una pérdida concomitante de 1 millón de dólares,
más 500.000 dólares de deudas. La compañía solicitó ante un tribunal la declaración de bancarrota.
«La corte decidió que teníamos que pagar sólo 20 centavos por cada dólar que debíamos», señala Walter hijo, «pero papá quería
liquidar rodas nuestras deudas».
Al irse a pique las ventas, los Meloon redujeron al mínimo su nivel de vida. La familia volvió a ocupar la vieja casa ubicada detrás
de la fábrica, donde había nacido Walter, nieto, el actual presidente. Varios de sus nos hipotecaron sus casas y vendieron sus
autos; las mujeres de la familia trabajaron en el conmutador de La oficina.
Luego, en 1960, llegó de Pakistán un pedido inesperado: una de las lanchas de asalto que Correcr Craft había fabricado para el
ejército délos Estados Unidos apareció allí como parte de un envío de asistencia, y el gobierno pakistaní quería comprar más. Los
Meloon empezaron a enviar las unidades rechazadas por el inspector corrupto, pues sabían que su calidad era óptima. Semanas
tras semana fueron llegando los cheques de Pakistán, hasta que se completó la suma de 139.000 dólares por 239 lanchas.
Siempre que había unos miles de dólares extras, los Meloon pagaban a algún acreedor. Algunos no daban crédito a sus ojos
cuando recibían los cheques; otros reían o lloraban. A menudo se trataba de las viudas o de los hijos de los acreedores originales.
En 1984 la familia había saldado hasta el último centavo de la deuda original de 500,000 dólares.
En el otoño pasado, cuando se agudizó la recesión económica, Larry Meddock, vicepresidente de mercadotecnia, y otros
ejecutivos, llevaron a cabo un estudio en el que demostraba que, si la empresa cambiaba de proveedores, podría ahorrarse por lo
menos 40,000 dólares anuales sin menoscabo de la calidad. Walter, el nieto, leyó el informe y luego señaló que los proveedores
actuales habían contribuido a mantener bajos los costos de inventario. «Han hecho cosas buenas por nosotros», agregó, «y no
quiero sustituirlos sólo en aras del dinero».
Hoy, la Correct Craft ha soportado la recesión casi sin disminuir sus ventas, mientras que varios de sus competidores se han ido a
pique. Para Walter Meloon, nieto, el secreto de este éxito es sencillo: «todo se reduce a tratar a los demás como uno quiere que
lo traten»

REFLEXIONA Y COMPARTE...

¿Qué piensas de este caso?


¿Qué papel ha jugado la ética?
¿Vale la pena ser ético en lo empresarial? ¿Por qué?

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2º. INFORMACIÒN BÁSICA


1. LA ÉTICA EMPRESARIAL
En la actualidad, se presencia una serie de cambios y transformaciones de tipo
económico, político, social, cultural y tecnológico, que inciden directamente en la actividad
empresarial y en su interacción con el medio. Las empresas se encuentran ante la
disyuntiva de ser sólo agentes de desarrollo económico o de ser partícipes del desarrollo
socio-económico. Es evidente que no pueden desvincularse del entorno, deben
comprender y reconocer que como entes sociales, también tienen una responsabilidad
social y un compromiso ético que cumplir; porque en definitiva ellas sirven y se sirven de
la sociedad.
La ética empresarial es una rama de la ética aplicada. Se ocupa del estudio de las
cuestiones normativas de naturaleza moral que se plantean en el mundo de los negocios.
La gestión empresarial, la organización de una corporación, las conductas en el mercado,
las decisiones comerciales, etc.
La ética empresarial se distingue, por un lado, de las ciencias empresariales o
económicas puramente descriptivas (sin pretensiones normativas) tales como la
econometría o la historia económica. Por otro lado, se diferencia de saberes con
pretensiones normativas pero no de naturaleza moral, tales como la economía política o la
contabilidad. Todas las ciencias con pretensiones normativas han de confrontar en algún
momento sus supuestos normativos con preguntas como ¿cuál es el fundamento de la
pretensión normativa de esta ciencia? ¿En qué certezas basa su pretensión de proponer
criterios justificados para la decisión y la acción? ¿Son estos criterios universalmente
válidos? etc.
La ética empresarial como disciplina académica suele abarcar uno o más de los
siguientes temas: el estudio de los principios morales aplicables a la vida económica y
empresarial; el estudio y crítica de los valores efectivamente dominantes en el ámbito
económico en general y en cada una de las organizaciones, el análisis de casos reales
que ejemplifican la responsabilidad de las organizaciones y de sus diversos
constituyentes; el desarrollo de cuerpos normativos voluntarios o procedimientos
estandarizados de gestión basados en principios y valores éticos; el seguimiento y
descripción de la importación de estos códigos y procedimientos en organizaciones
concretas, así como la observación de sus efectos en las propias organizaciones y su
entorno.
También se ocupa con frecuencia la ética empresarial del estudio de las virtudes
personales que han de estar presente en el mundo de los negocios. Se trata de mostrar
que tales virtudes forman parte de la correcta comprensión de lo que es una buena vida
para un directivo, para el grupo de personas que forman una organización o para la
sociedad más amplia en que la organización misma se integra.
Aunque las organizaciones las componen personas, y aunque el carácter personal de los
directores tiene importancia decisiva en el perfil ético de las organizaciones, las
responsabilidades corporativas no coinciden con las individuales, los métodos de decisión
corporativas difieren de los personales, los principios y objetivos de las organizaciones
están a veces por encima de las personas y los valores corporativos no tienen por qué
identificarse con los valores personales de los miembros de la organización. En definitiva,
la ética empresarial tiene componentes -los organizacionales- que la distinguen
netamente de la ética individual.

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Cuando se habla de institucionalización de la ética empresarial nos referimos a los


mecanismos objetivos (códigos, documentos formales, programas de formación, comités
específicos, asesorías, procedimientos documentados de decisión, sistemas de gestión,
etc.) Mediante lo que se trata de hacer efectivos los valores o principios éticos de una
organización. La ética empresarial es, como hemos dicho, una ética de las organizaciones
y por ello ha de adquirir un nivel de formalidad innecesario en la ética individual.
2. ORIGEN DE LA ÉTICA EMPRESARIAL
El origen de la preocupación por la ética empresarial radica en la demanda social ante las
actuaciones de las empresas que se consideran inmorales. Por eso, sus reflexiones se
han orientado más a evitar que se repitieran esos hechos escandalosos, que a promover
directamente una comprensión de su práctica en la organización empresarial.
Antes de la mitad del siglo xx no se puede hablar propiamente de ética empresarial,
aunque antes de los años cincuenta se discutieron algunas temáticas planteadas en
términos de ética y economía, como situaciones donde se aplicaba la ética.
La ética empresarial empieza a gestarse a partir de la aparición de empresas
diferenciadas de la empresa pequeña tradicional por su organización formal y jerárquica y
por la separación de la dirección y la propiedad. Comienza, entonces, una creciente
reflexión ética sobre las actuaciones de las grandes empresas y su gestión. En los años
cincuenta se empieza a reflexionar sobre la Responsabilidad Social de las empresas y
sobre la gestión como profesión. Estos planteamientos predominaban en el marco de
tradiciones religiosas que pretendían aplicar determinados planteamientos morales al
mundo de la empresa y de los negocios.
Al final de la década del cincuenta, y durante la década de los sesenta, es notable el
desarrollo de la doctrina social de la Iglesia y de las reflexiones teológicas sobre las
realidades terrenas y el mundo del trabajo. Se debaten, pues, los planteamientos de
Teilhard de Chardin sobre el sentido cristiano del trabajo en el mundo, aparecen las
grandes encíclicas Mater et Magistra y Populorum Progressio, en las que se profundiza en
la ética social católica.
Como consecuencia de la guerra de Vietnam, durante los años sesenta se produce una
creciente movilización contra aquello que identifica la cultura norteamericana. Se
cuestionan las actividades de las empresas a partir de las consecuencias sociales de sus
actuaciones, se critica el papel imperialista de las empresas norteamericanas en los
países del Tercer Mundo, se hace referencia a las consecuencias ecológicas del
desarrollo industrial y al consumismo como estilo de vida. Estas preocupaciones por las
consecuencias sociales de las actuaciones empresariales llevaron a una formulación de la
Responsabilidad Social de la empresa más allá de los intereses individualistas de los
propietarios y directivos. Lo más importante es el cambio de perspectiva en el que se
pasa de la persona a la organización en el tratamiento de los problemas.
Este cambio presupone la existencia de un contrato social implícito entre la sociedad y la
empresa: la empresa tiene obligaciones con respecto a la sociedad y tiene que elaborar
su política sabiendo que tendrá que dar cuentas ante la sociedad. Los años sesenta
fueron un período en el que se expandió de la reflexión académica sobre las obligaciones
de las empresas hacia los diversos grupos sociales, lo mismo que sobre la relación entre
desarrollo humano y crecimiento económico. En aquella época se siente la necesidad de
una formación económico-social en el mundo universitario, la cual se realiza
mayoritariamente en el marco de las instituciones vinculadas a iglesias cristianas.

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Ciertamente, hacia finales de los años setenta e inicios de los años ochenta aparecieron
nuevas perspectivas y preocupaciones que fueron consolidando la ética empresarial que
alrededor de 1985 se definió como especialidad disciplinar. A partir de entonces la
producción académica comenzó a crecer y a sistematizarse formalmente.
La perspectiva europea trata los problemas de la ética empresarial sin apelar tanto a la
legalidad para resolverlos, y trata de establecer aproximaciones filosóficas y sociológicas.
También le da menos importancia a la elaboración de códigos de Ética Empresarial, evita
utilizar la Ética de los Negocios como una forma de legitimar las prácticas comerciales de
las empresas, y le da un mayor peso a los valores sociales y una mayor confianza a La
autorregulación.
En Los primeros años del siglo XXI los escándalos financieros de Enron, Parmalat y otras
corporaciones han aumentado el interés por el cultivo de los grandes valores éticos en el
mundo empresarial. Pero hay que estar atentos para no caer en una simple utilización
instrumental de la ética. No se puede caer en la cosmética ética para hacer aparecer de
abuela buena al lobo feroz de muchas empresas. La ética es rentable a largo plazo para
las empresas, pero hay que sujetarse a ella, aun en las situaciones en que no traiga
beneficios para estas. Por eso en este momento se habla en la Ética Empresarial de la
integridad moral que debe ser el alma de toda corporación.
3. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL
El carácter social de la actividad económica hace que la empresa esté comprometida con
el bien común de la comunidad en la que desenvuelve sus actividades. Esta obligación,
que no se agota con el mero cumplimiento de las leyes del Estado, convierte en moral que
las empresas busquen su propio interés, con tal que acepten los límites que imponen los
legítimos intereses de los demás y la solidaridad humaba. No puede justificarse reprimir
las presiones ordenadas para lograr las reivindicaciones de la justicia social. La justicia
obliga a abstenerse de cualquier acción que cause daño desproporcionado a la
comunidad, y a prestar aquellos servicios exigidos por La función social de los bienes e
instituciones económicas, y por las necesidades humanas de los demás.
Hace más de tres décadas el economista Milton Friedman -premio Nobel de Economía en
1976- propuso una teoría según la cual la única Responsabilidad Social de los negocios
consiste en maximizar la rentabilidad para los accionistas dentro del marco de la ley.
Según Friedman, la única responsabilidad de una empresa es para con sus accionistas y,
mientras utilice sus recursos de la manera más eficiente posible, podrá ofrecer a la
sociedad los mejores productos y servicios al precio más razonable, generar empleo,
producción e inversión.
Este modelo parte de la teoría microeconómica, en la que se asume la competencia
perfecta, con igual acceso a la información por parte de productores y compradores, y con
La virtual inexistencia de incertidumbre. Pero el mundo real dista sustancialmente de este
modelo ideal. Si a esto se suman las limitaciones de una compañía exitosa debe también
tener una visión social, una comprensión analítica de los asuntos sociales y comunitarios,
de su impacto en la compañía y de las estrategias para alcanzar esa visión. La adecuada
convivencia en una comunidad, la sensibilidad pública al daño ambiental, el estado de las
relaciones raciales en una comunidad, la inhabilidad de los sistemas educativos locales
para llenar las cambiantes necesidades de recurso humano de una compañía, el apoyo
creciente de la comunidad a las regulaciones que afectan decisiones del negocio, el
crimen, el consumo de drogas, etc. son asuntos que pueden interferir en la capacidad de
una compañía para crecer y aún para sobrevivir.

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Una vez que la empresa comienza a hacer planeación alrededor de su acción social
responsable, debe definir el mejor mecanismo de asignación de recursos según sus
posibilidades, de forma tal que los programas no se vean afectados por los cambios
económicos de la compañía. Si la empresa privada desea optimizar el uso de los recursos
que destina a actividades de tipo social, puede asociarse a una ONG que desarrolle esta
actividad de una forma más profesional
Los empresarios deberían apuntar al desarrollo comunitario y humano como mecanismo
participativo para que los individuos mejoren sus niveles de calidad de vida. La filantropía
empresarial plantea la importancia de que exista un beneficio reciproco entre quien aporta
algo y quien lo recibe.
Conviene realizar un Balance Social, es decir, una técnica de evaluación periódica y
sistemática del personal de la empresa y de la proyección de ésta en la comunidad, con
fines de información a los diferentes públicos, concertación a diversos niveles y
planificación tanto del personal como del conjunto de actividades de la institución.
El Informe Social es la descripción detallada de las acciones que la empresa ha
desarrollado en el periodo, en las áreas interna y externa. El informe se debe realizar
previamente al balance para que sirva como herramienta previa y facilite la fijación de
metas que se proponen cumplir en el periodo siguiente.
En conclusión, por Responsabilidad Social Empresarial se entiende el compromiso de los
empresarios con los valores éticos que dan un sentido humano al empeño por el
desarrollo sostenible. Hoy se busca que la Responsabilidad Social sea parte de la
estrategia de la empresa, integrando rendimiento económico, bienestar social y protección
medioambiental
4. PRINCIPIOS DE LA ÉTICA EMPRESARIAL
Todos podemos dar muchos ejemplos de reglas éticas. Algunas que llegan rápido a la
mente son: "no se debe decir mentiras", "se debe cumplir las promesas que uno hace",
"se debe respetar a los padres", "se debe ayudar a las personas que están necesitadas",
"no se debe robar", "no se debe matar".
Muchas reglas éticas son controvertidas, por lo menos hasta cierto punto. Así, por
ejemplo, si bien casi todo mundo estaría de acuerdo en que en la mayoría de las
situaciones no se debe decir mentiras, hay mucho menos acuerdo si uno pregunta, a
renglón seguido, si en algunos casos más o menos extremos la regla admite excepciones.
Supongamos, por ejemplo, que un demente con un cuchillo en la mano le pregunta a
usted si su hermana se encuentra en casa. Con razón, usted temerá que el sujeto la
quiera atacar. Su hermana está efectivamente en casa. ¿Cae esta situación bajo la norma
de que no se debe mentir?
Cuando se cuestiona la debida amplitud y el significado de una regia ética, hay que
recurrir a los principios y propósitos últimos que justifican la regla. Así, por ejemplo, en el
caso del demente con el cuchillo, se podría razonar que no se debe decir mentiras porque
i) decir mentiras es una forma de perjudicar a la persona que uno engaña, y ii) ello socava
la confianza mutua entre la gente. Si ésta fuera toda la justificación de la regla de no decir
mentiras (y no es así), se seguiría que la regla no se aplica en ese caso. Diciéndole al
demente que la hermana de usted no está en casa, usted no lo perjudicaría en modo
alguno (al contrario, le impediría hacer una cosa de la cual se arrepentiría mucho una vez

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que recupere la cordura), ni estaría socavando la confianza entre las personas actuando
de esta manera.
Reflexionemos brevemente sobre lo que acabamos de hacer. A fin de determinar la
manera correcta de actuar en un caso difícil, primero buscamos en nuestra mente alguna
regla ética aplicable, y encontramos la regla "no se debe decir mentiras"- Dado que no
resultaba claro si la regla que se nos ocurrió era de veras aplicable al caso especial al
cual nos enfrentábamos, dimos dos pasos más.
En primer lugar, sondeamos más a fondo en busca de los principios generales últimos
sobre los cuales es de suponer que la regla misma se fundamente. De este modo
llegamos a considerar principios como "no se debe perjudicar a los demás". Entonces,
examinamos con mayor cuidado los hechos del caso en cuestión, incluyendo las
consecuencias probables de actuar de una manera u otra. Por último, relacionando los
hechos del caso al cual nos enfrentamos con los principios más generales, pudimos
arrojar más luz sobre el problema y llegar a una conclusión mejor fundamentada acerca
de cómo debemos actuar si nos enfrentamos a un caso tal.
A fin de usar en forma sistemática este procedimiento en los problemas de la ética
empresarial, primero tenemos que identificar los principios éticos fundamentales.
 Principio de solidaridad: "Tenemos que preocuparnos por promo¬ver el bienestar de
todos los seres humanos, no sólo el nuestro. En la medida en que no lo hagamos,
socavaremos nuestra propia realización".
 Principio de racionalidad: "Siempre debemos esforzarnos por actuar
inteligentemente".
 Principio de equidad o imparcialidad: "Debemos aplicar los mismos criterios para
juzgar nuestras propias acciones, las de las personas que queremos, y las de los
extraños",
 Principio de eficiencia: "No bastan las buenas intenciones para tratar de promover la
realización humana; tenemos que esforzarnos por usar medios eficaces".
 Principio de abstenerse de elegir dañar a un ser humano: "Nunca debemos elegir
directamente el dañar a un ser humano en un aspecto de su identidad personal."
 Principio de la responsabilidad del papel que hay que desempeñar: "No tenemos
la misma responsabilidad por todos los aspectos del bienestar de todos los seres
humanos. Nuestras circunstancias, capacidades, papeles que hay que desempeñar y
compromisos específicos nos dan responsabilidad prioritaria por ciertos aspectos del
bienestar de ciertas personas."
Hay otros principios básicos para una acertada toma de decisiones que son menos
últimos o fundamentales en el sentido de que se derivan de los acabados de enunciar.
Dos de ellos se aplican con frecuencia al análisis ético de las decisiones de negocios y
serán considerados brevemente en este capítulo. Son los siguientes:
 Principio de aceptación de efectos colaterales perniciosos: "Bajo ciertas
circunstancias, puede ser razonable realizar acciones que probablemente, e incluso
seguramente, provocarán efectos colaterales perniciosos."
 Principio de cooperación en la inmoralidad: "Bajo ciertas circunstancias, puede ser
razonable cooperar en ciertas formas en las acciones inmorales de otras personas."

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5. ÁREAS DE LA ÉTICA EMPRESARIAL


Empresa sostenible es aquella que integra los siguientes valores o principios:
sostenibilidad (búsqueda permanente del desarrollo económico, la integridad
medioambiental y el bienestar social), visión a largo plazo, diversidad (de opiniones,
culturas, perspectivas, edades y sexos en su organización y en las relaciones con su
entorno), apertura en el diálogo con las partes interesadas, integridad y responsabilidad.
Por tanto, podemos concluir que las áreas de responsabilidad corporativa son
básicamente cuatro: la económica, la sociocultural, la medioambiental y unas adecuadas
condiciones de trabajo.
a. Responsabilidad económica
Solo las empresas competitivas y que generan beneficios son capaces de contribuir a
largo plazo al desarrollo sostenible creando riqueza y empleo sin poner en peligro las
necesidades sociales y medioambientales de la sociedad. De hecho, únicamente las
empresas rentables son sostenibles y tienen capacidad de llevar a cabo prácticas
socialmente responsables.
Tradicionalmente esta responsabilidad se traduce en la búsqueda del máximo beneficio y
el máximo valor para el accionista, así como una óptima eficiencia y productividad. En
otras palabras, maximizar los beneficios y la producción con los recursos de los que se
disponen.
Para ello se compara el coste de la utilización de unos recursos con la obtención de unos
resultados. Entre los costes suele incluirse el coste de materias primas, energía, recursos
financieros, laborales, etc., y entre los resultados los ingresos. Ciertamente se deberían
incluir algunos costes habitual mente "ocultos'', que ahora paga la sociedad en su
conjunto pero que deberían ser sufragados por quien los genera como, por ejemplo, el
deterioro del medio ambiente, el coste de las bajas laborales, el estrés de los directivos o
la degradación moral de los empleados.
Aún hoy en día, se marginan las exigencias medioambientales, de seguridad y salud o
sociales en base a supuestas razones económicas. Se estaba de acuerdo en que las
cosas se podían hacer mejor, pero entonces salían demasiado caras. El argumento,
aunque quizás coyunturalmente era cierto, era en el fondo falso. No salían caras debido a
la tolerancia de la sociedad, en otras palabras, no se gravaban los daños producidos por
una mala gestión ambiental, laboral o social.
Aunque resulte paradójico, la prevención de riesgos laborales, la ecología industrial o la
eco eficiencia, en el fondo, no persiguen la mejora en seguridad y salud o ambiental, sino
la productiva. No pretenden producir menos o peor para dañar menos, sino de cómo
producir mejor y más disminuyendo el impacto generado, Y no olvidemos un detalle,
cuanto más eficientes seamos, más competitivos seremos.
El progreso es incompatible con la suciedad y con el deterioro de las condiciones
sociales, de seguridad y salud o laborales. Por ello los gobiernos están empezando a
cobrar una tasa o impuesto (quien no conoce el lema "quien contamina paga") cuyo valor
sea proporcional al impacto medioambiental, social o laboral generado, eliminando la
explotación gratuita de los reclusos públicos. El valor de la tasa se transfiere al precio final
de sus productos, y serán los consumidores quienes finalmente deberán optar por dejar
de comprar los bienes en cuestión y preservar los recursos naturales o continuar
comprando pero a su verdadero coste.

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En resumen, un comportamiento responsable de la empresa implicaría desde el punto de


vista económico crear valor:
- para el accionista o propietario garantizando un uso adecuado de su capital y el
cumplimiento de sus intereses.
- para el cliente, atendiendo a sus demandas ofreciendo precios competitivos y
bienes y servicios de calidad (atención de quejas, consultas, sugerencias...).
- para los proveedores, pagando precios justos por sus productos o servicios y sin
abusar del poder de mercado.
- para los empleados, disponiendo de las adecuadas condiciones de trabajo?
pagando salarios justos, proporcionando beneficios sociales, formación,
estabilidad en el empleo y motivación
- para la sociedad en su conjunto preservando y creando empleo y teniendo un
comportamiento medioambiental sostenible.
b. Responsabilidad social
Dentro de la empresa, la responsabilidad social afecta a cuestiones como la calidad del
empleo, el aprendizaje permanente, la información, la consulta y la participación de los
trabajadores, la igualdad de oportunidades, la integración de las personas con
discapacidad, la anticipación de los cambios y las reconversiones industriales. El diálogo
social se considera un instrumento sumamente valioso para tratar las cuestiones
relacionadas con el empleo.
La responsabilidad social empresarial ha evolucionado, en parte, como respuesta a las
expectativas y demandas de los consumidores. En sus hábitos de consumo, éstos, exigen
cada vez más información y garantía de que se tienen en cuenta sus intereses,
principalmente en materia social y ecológica. Por su parte, las empresas son cada vez
más sensibles a estas exigencias, tanto para conservar a sus consumidores habituales,
como para atraer nuevos clientes. Por tanto implica:
- respeto al espíritu y letra de las leyes,
- respeto a las costumbres sociales y a la herencia cultural,
- involucrarse en la vida política y cultural.
Los dos primeros aspectos requieren que la empresa acepte los estándares legales y
socioculturales de la sociedad en la que operan, salvo que entren en conflicto o sean
cuestionables (por ejemplo, si esos estándares violan los principios éticos básicos o los
derechos humanos como ocurrió en el régimen del Apartheid en Sudáfrica). El tercer
aspecto supone un papel más activo de la empresa pero sólo en determinadas
actividades mediante iniciativas que mejoren el bienestar general de la sociedad con la
que conviven.
c. Responsabilidad medioambiental
Cualquier decisión y acción que tome la empresa tiene un impacto sobre el medio
ambiente, ya sea a través del consumo de los recursos naturales (imputs como materias
primas, energía, etc.) ya sea en los outputs, contaminando. La empresa debe contribuir al
desarrollo sostenible (satisfacer las necesidades de hoy sin comprometer las de las
generaciones futuras),

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La experiencia demuestra que las empresas que desarrollan prácticas de protección


medioambiental son, a medio y largo plazo, más competitiva en el mercado internacional,
en la medida en que el respeto de las normas en este ámbito estimula la innovación y la
modernización de los procesos y los productos, y fomenta el uso de tecnologías más
limpias. Del mismo modo, las empresas internacionalmente competitivas están en
mejores condiciones de invertir en nuevas tecnologías, más eficaces y limpias.
d. Responsabilidad relativa a las condiciones de trabajo
Aunque algunos autores no consideran la Seguridad y Salud en el Trabajo dentro de la
responsabilidad social de la empresa (RSE) debido a que es un tema tremendamente
reglamentado, que se escapa de la voluntariedad, la mayor parte de las empresas son
conscientes de que ocupa un espacio natural dentro del espectro de la RSE.
La Organización Internacional del Trabajo, OIT, define el concepto de "Responsabilidad
Social Empresarial" en la Declaración Tripartita de Principios sobre las Empresas
Multinacionales y la Política Social, donde se recoge que:
 Los salarios, prestaciones y condiciones de trabajo que ofrezcan las empresas
multinacionales no deberían ser menos favorables para los trabajadores que los
ofrecidos por empleadores comparables en el país de que se trate.
 Los gobiernos deberían asegurar que tanto las empresas multinacionales como las
nacionales aplican normas adecuadas en materia de seguridad e higiene en el
trabajo.
 Los trabajadores empleados por las empresas multinacionales, al igual que los
empleados por las empresas nacionales, deben tener el derecho de constituir las
organizaciones que estimen convenientes, así como el de afiliarse a estas
organizaciones, con la sola condición de observar los estatutos de las mismas.
En resumen, la RSE contribuye positivamente a la mejora de la Seguridad y Salud en el
trabajo y a la promoción de la cultura en prevención de riesgos laborales.

III- CONOCIMIENTO DE FUENTES

Responsabilidad social y economía de mercado


(Capitalismo y Libertad. Milton Friedman)
Ha ido ganando aceptación la idea de que los dirigentes empresariales, e igualmente los sindicales,
tienen una "responsabilidad social" que va más alla del servicio a sus accionistas o a sus miembros.
Esta idea se debe a un error fundamental sobre el carácter y la naturaleza de una economía libre.
En una economía libre, la empresa tiene una y solamente una responsabilidad social: utilizar sus
recursos y realizar actividades destinadas a aumentar sus beneficios, siempre que cumpla las
reglas del juego, es decir, actuando en competencia libre y abierta, sin fraude ni engaño. De la
misma forma, la "responsabilidad social" de los dirigentes laborales es servir los intereses de los
miembros de sus sindicatos. A los demás nos corresponde la responsabilidad de establecer un
marco legal, de tal manera que el individuo que persigue su propio interés sea —citando de nuevo a
Adam Smith— "llevado por una mano invisible a favorecer un objetivo que no era parte de su
propósito. Pero el hecho de que él no pensara en ese objetivo no es siempre algo malo para la
sociedad. Muchas veces, al perseguir su propio interés, fomenta el de la sociedad más eficazmente
que cuando realmente se lo propone. Nunca he visto que los que pretenden comerciar por el bien
público obtengan un buen resultado".

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El que nuestros dirigentes de empresa aceptaran la idea de que les corresponde una
responsabilidad social que no sea el obtener el mayor beneficio posible para sus accionistas sería
tanto como socavar los cimientos de nuestra sociedad libre. Es una doctrina esencialmente
subversiva. Si los hombres de empresa tienen una responsabilidad social que no es la de obtener el
máximo beneficio para los accionistas, ¿cómo van a saber cuál es? ¿Pueden unos cuantos
particulares que se han seleccionado a sí mismos decidir lo que es el interés social? ¿Pueden
decidir la carga que han de aceptar ellos mismos y sus accionistas en servicio del interés público?
¿Puede tolerarse que las funciones públicas de tributación, gasto y control las ejerzan los individuos
que estén al frente de una empresas concretas y que han sido elegidos para esos puestos por
grupos estrictamente privados? Si los hombres de empresa van a ser empleados del Estado en vez
de empleados de sus accionistas, entonces, en una democracia, acabarán, tarde o temprano, por
ser designados por el método de elección popular.

IV- ACTIVIDAD DE APLICACIÒN


Debate: ¿Qué beneficios y qué dificultades tiene la ética empresarial? Tomar un
acuerdo.

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