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Proyectos sociales:

de la motivación a
la financiación

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Proyectos sociales: de la motivación a la financiación 2

ÍNDICE

Los proyectos sociales eficientes, transparentes


y con vocación de éxito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

La causa: la motivación detrás de un proyecto social. . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Del análisis al plan de un proyecto social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

Perfeccionando el plan: sin cabos sueltos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6

La presentación del proyecto social a dos niveles:


difusión y financiación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

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Los proyectos sociales eficientes, transparentes y con


vocación de éxito
1. T ienen como objetivo abordar un desafío social significativo, que ha sido identifica-
do por la comunidad y que tiene relación con las prioridades de quienes lo impulsan
y lo apoyan.
2. Muestran la forma en que es posible marcar la diferencia o crear un nuevo enfoque.
3. Tienen un efecto positivo en la gente y sus vidas, ayudando a mejorar el nivel de
bienestar, a desarrollar las habilidades y las oportunidades de empleo de la comuni-
dad en la que se centran.
4. Son rentables cuando se comparan con el valor entregado.
5. Sus metas son capaces de motivar a otras personas a apoyar la causa, mediante su
colaboración o a través de donaciones.
6. Proporcionan siempre una definición clara y medible del éxito.
7. Están comprometidos con la creación, compartición y puesta en práctica de buenas
prácticas con otros proyectos afines.

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La causa: la motivación detrás de un proyecto


social
El impulso inicial que todo proyecto social necesita parte de la identificación de una causa. El reto, la motiva-
ción y la conexión con los propios valores que el descubrimiento supone, es el causante de la puesta en marcha
de todo el proceso. No obstante, antes de lanzarse a la aventura de arrancar un proyecto social hay que tener
claro que es eso lo que se quiere hacer.

Para la identificación y definición de la causa es conveniente:

A. Probar: quizás, para poder tener claro lo que implica realmente embarcarse en un proyecto de estas caracte-
rísticas, puede resultar interesante unirse a uno similar que ya esté en marcha durante un periodo de tiem-
po. Ese contacto con la realidad servirá para salir de dudas definitivamente y, sobre todo, será muy útil para
entender las de cada acción en un entorno de este tipo.

B. Encauzar la pasión: concretar cómo se quiere abordar el problema. Tanto si se busca centrarse en proyectos
sociales de desarrollo, como si se prefiere optar por la promoción de una causa, existen dos maneras distin-
tas de entender los proyectos sociales en base a su finalidad:

1. Proyectos sociales de acción directa: se busca producir un cambio efectivo y, para ello,
se intenta resolver un problema implicándose directamente y sin el apoyo de interme-
diarios.

2. Proyectos sociales de acción indirecta: la promoción del cambio necesario es la meta


que este tipo de proyectos busca alcanzar, para lo cual necesitan ejercer la influencia
necesaria en las personas con poder y/o capacidad para lograrlo.

C. Definir metas: pese a que pueda existir una motivación genérica, los objetivos siempre han de ser concretos,
alcanzables, realistas y sujetos a un plazo de tiempo finito.

Cuando la causa ha quedado clara y se tiene claro el propósito del proyecto de acción social, es hora de iniciar la
fase de análisis que concluirá en la elaboración de un plan de acción.

Del análisis al plan de un proyecto social


El análisis de la causa en la que se centrará un proyecto social debe comenzar por un trabajo de campo en el que
se combinen:

•E
 ntrevistas individuales a personas afectadas por la problemática.
•C
 uestionarios y encuestas.
•O
 bservación directa.
•V
 aloración de tópicos llevada a cabo por grupos de foco.
•R
 ecogida de documentación.

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A la vista de toda este información, desde esta perspectiva, es posible empezar a ocuparse del proceso de aná-
lisis. El esfuerzo analítico ha de ser suficiente y estar enfocado a obtener la respuesta a cuestiones acerca de:

• La relevancia de la empresa.
• La viabilidad del proyecto.
• La idoneidad del momento.
• El esfuerzo necesario.
• El impacto que se busca causar, tanto en la sociedad como en la trayectoria profesional
del Project Manager.

Con los datos presentes y los objetivos a alcanzar en mente, hace falta concretar el plan de acción para que el
proyecto sea efectivo. Para ello, es preciso:

1. Determinar las necesidades en materia de recursos humanos.


2. Concretar los recursos materiales que harán falta.
3. Especificar de todo lo que será preciso disponer a nivel de infraestructura.

Igual que en cualquier otro proyecto, también es necesario:

1. Desglosar el proyecto en fases.


2. Descomponer las metas a alcanzar en actividades.
3. Dividir cada actividad en las tareas necesarias para completarlas.
4. Determinar las dependencias.
5. Analizar las limitaciones.
6. Evaluar los supuestos.
7. Programar las tareas.

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Perfeccionando el plan: sin cabos sueltos

En una buena planificación no pueden faltar tampoco algunas referencias a:

• L a gestión del riesgo: su identificación, análisis, evaluación del impacto, establecimiento


de medidas de prevención, de contingencia, seguimiento y control.
• La gestión del cambio: integración de actividades, involucración de interesados, habilita-
ción de los canales de comunicación, elaboración de un plan de impulso del rendimiento
e identificación de líderes.
• L a gestión de la comunicación: debe contemplar los medios, procedimientos y frecuen-
cia. También es importante prestar atención a las herramientas más indicadas para me-
jorar la eficiencia.
• La gestión de los recursos humanos: desde el reclutamiento hasta las acciones progra-
madas para la formación y el desarrollo de candidatos.

También es preciso incluir en el plan de un proyecto social, el modo de monitorizar el progreso, evaluar los
logros y reflexionar sobre la evolución y transformación conseguida. La medida del impacto del proyecto re-
quiere de indicadores de rendimiento. Sólo así, a la vista de las métricas recogidas, se contará con una forma
objetiva de evaluar si se está procediendo de la forma adecuada, si se continúa avanzando hacia las metas o si
s está perdiendo alineación.

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De entre todos los instrumentos que un Project Manager de proyectos sociales ha de utilizar, éste es quizás el
que más útil le resultará de cara a llevar una gestión transparente, que le asegura la buena imagen de cara al
equipo, pero también en lo que respecta a donantes y voluntarios.

El seguimiento del progreso permitirá al Director de Proyecto ser consciente de sus principales debilidades,
para atajarlas a tiempo y transformarlas en oportunidades; pero también detectar las fortalezas y mejores
prácticas, logrando así explotar todo su potencial.

Es importante contar con indicadores de tipo cuantitativo y cualitativo, que sean relevantes, estén justifica-
dos, sean fiables, precisos y completos. Y, además, por cada indicador definidor será necesario concretar:

• Fuente de información.
• Metodología e instrumentos que se usarán para la recogida de métricas.
• Frecuencia y formato de captura de datos.
• Recursos humanos que intervendrán, tanto en la recogida como a modo de destinata-
rios del reporting.

La presentación del proyecto social a dos niveles:


difusión y financiación

Cuando se ha hecho un buen trabajo de información y planificación se


puede pensar en la siguiente fase: la de presentación.

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Cuando se hace público el proyecto se espera:

• Atraer
 a donantes: fundaciones, corporaciones o donantes particulares.
• Reclutar
 voluntarios: personas que, atraídas por el trasfondo de la acción social a em-
prender quieren, de forma altruista, participar en la causa aportando su colaboración.
• Difundir
 el propósito: lo que ayudará a configurar la imagen de la organización detrás
del proyecto social, darle publicidad, hacer crecer su prestigio y mejorar su capacidad
para aprovechar oportunidades de colaboración, de financiación o de crecimiento.

El vehículo más efectivo de lanzar la iniciativa y darla a conocer al público masivo es a través de internet. La
creación de una web resultará muy útil y, en su diseño, hay que tener en cuenta:

• Promover la transparencia: tanto en lo que respecta a las personas detrás de la iniciati-


va, como al equipo de trabajo. También hace falta ampliar esta apertura hacia los modos
de trabajar y recursos disponibles. Por supuesto, es esencial que se comunique todo lo
relativo al plan de acción de forma clara y sencilla de comprender, en este sentido, puede
resultar muy recomendable incorporar datos de los obtenidos durante la investigación
realizada en la etapa de análisis.
• Buscar la cercanía: chat online, horario de atención telefónica, lugares donde es posible
un contacto cara a cara con la organización son algunas de las formas en que se podrá
lograr la proximidad que se busca con el público masivo. Es importante tener en cuenta
los medios de comunicación social, cuyo apoyo puede ser determinante.

• Garantizar
 la actualización: todos los datos que se publiquen en la web deben estar al
día. La presencia de información obsoleta puede afectar a la imagen del proyecto social,
a su credibilidad y a su prestigio. Para conseguir esta actualización es interesante llevar
un blog, en el que se compartan los hitos del proyecto, se informe de los eventos que se
organizarán y se comuniquen las nuevas ideas e incorporaciones al plan.

Sin embargo, el momento en el que el proyecto social se la juega es en la presentación a fundaciones que se
consideran posibles donantes. En este caso, el rigor y la objetividad en la compartición de datos se han de
saber combinar con las habilidades comunicacionales, que permitan transmitir la convicción de la necesidad
de desarrollo de una colaboración a largo plazo entre ellos y el proyecto.

En una reunión de presentación con este propósito, hay que exponer:

• La
 naturaleza del proyecto social, su programación, métodos, metas y resultados espe-
rados.
• Las condiciones de inicio, en cuanto a presupuesto, recursos disponibles y plan de acción.
• El
 modo en que se llevará a cabo el seguimiento y el plan de evaluación continua a que
el proyecto se someterá.
• Las
 necesidades detectadas a nivel de materiales, personal e infraestructura, perfecta-
mente detalladas y en base a cálculos transparentes.
• Las soluciones, la posibilidad de crecer y hacer crecer y el modelo al que se aspira.

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La consecución de la ansiada (y necesaria) financiación dependerá, no sólo de la exposición que se haga al pre-
sentar el proyecto o de las capacidades de comunicación de Project Manager, sino de la precisión y objetividad
de los cálculos, la viabilidad del plan y la credibilidad de la organización que hay detrás. No obstante, hay
que tener en cuenta que, en las probabilidades de éxito al transmitir el entusiasmo por el trabajo enfocado ha-
cia una causa social, también influyen otros factores, inherentes a las circunstancias que rodean al donante,
como el momento que atraviesa, el interés por el proyecto, así como sus propias metas y expectativas.

La combinación de todos estos aspectos determinará la elegibilidad del


proyecto social para su financiación, o lo que es lo mismo, el inicio de una
colaboración en la que ambas partes influirán en el curso de la acción a
emprender y en la eficacia con la que se alcanzarán las metas planteadas.

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