• Existe el régimen de centralización administrativa cuando
los órganos se agrupan colocándose unos respecto a otros en una situación de dependencia tal que entre todos ellos existe un vínculo que, partiendo del órgano situado en el más alto grado de ese orden , los vaya ligando hasta el órgano de ínfima categoría, a través de diversos grados en los que existen ciertas facultades.
• La relación jurídica que liga a los diversos órganos
colocados en la situación que se acaba de describir, constituye lo que se denomina relación de jerarquía. • La administración centralizada delega poco y conserva en los altos jefes el máximo control, reservando a éstos el mayor número posible de decisiones. • La administración descentralizada delega en mucho mayor grado la facultad de decidir, y conserva sólo los controles necesarios en los altos niveles. • El grado en que conviene centralizar o descentralizar depende de muchos factores, entre los que cabe destacar:
• a) El tamaño de la empresa. En la pequeña
empresa (quizá la que tiene un solo nivel jerárquico intermedio) es más posible, y aún conveniente, mayor centralización, porque el jefe conoce a todas las personas, las situaciones concretas y las técnicas aplicables. • Por el contrario, en la gran empresa conviene más la descentralización porque el contacto personal del administrador es imposible, ya que desconoce las situaciones y problemas concretos e inclusive es imposible que abarque todas las técnicas aplicables, por ello es conveniente que las soluciones se tomen en el nivel en que se presentan los problemas. • b) La capacidad y experiencia de los jefes con los que se cuenta.
• c) La cantidad de controles que puedan
establecerse; de hecho, a cada grado de delegación debe corresponder un establecimiento de control.