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ÁREAS DE INTERVENCIÓN

PSICOLÓGICA EN EL DERECHO
SOCIAL
Impactos psicosociales en violaciones graves a los
derechos humanos
¿Qué es la mirada psicosocial?
El Centro de Atención Psicosocial de Perú (2010), refiere:
http://www.libredeviolencia.com/NOTICIAS/Lineamientos_basicos.pdf

Es una mirada que visibiliza la relación entre los aspectos subjetivos


tanto de los individuos como de los grupos humanos y el contexto
social, económico, cultural y político. Explicita la dimensión
subjetiva individual e interpersonal (grupal) como factor en la
determinación de estructuras y procesos sociales, así como la fuerza
de éstos en la configuración de la imagen, identidad y subjetividad
de las personas y colectivos registrando la mutua influencia de estas
dimensiones.
Consenso Mundial de Principios y Normas Mínimas Sobre
Trabajo Psicosocial en Procesos búsqueda e
Investigaciones Forenses para Casos de Desapariciones
Forzadas, Ejecuciones arbitrarias o extrajudiciales (2011).
http://equitas.org.co/sites/default/files/biblioteca/Consenso_mundial_principio
s_normas_minimas_trabajo_psicosocial_desaparcion_forzada.pdf

Los procesos de acompañamiento individual, familiar,


comunitario y social orientados a prevenir, atender y afrontar
las consecuencias del impacto de …graves violaciones de los
derechos humanos… Promueven bienestar, apoyo social y
soporte emocional a las víctimas, y contribuyen a restablecer
su integridad, fortaleciendo su dignidad y estimulando el
desarrollo de sus acciones en los procesos de búsqueda de
verdad, justicia y reparación integral…. Considera la
reconstrucción de redes sociales de apoyo… Generalmente,
dicho trabajo lo realizan equipos profesionales y promotores de
salud mental.
LINEAMIENTOS PARA EL ACOMPAÑAMIENTO
PSICOSOCIAL A FAMILIARES DE PERSONAS
DESAPARECIDAS PERÚ (2012).
http://bvs.minsa.gob.pe/local/MINSA/2912.pdf

Visión integrada y respetuosa de las personas en sus


dimensiones interrelacionadas: bio-psico-socio-histórico-
cultural y como sujetos de derecho. Cuestiona la focalización
exclusiva de las intervenciones en el malestar y subjetividad
individual que desconoce las causas socio-histórico-político-
culturales en la producción de sufrimiento y limita la mirada a lo
clínico, haciendo patológicas las reacciones de los individuos y
los grupos que han visto violentados sus derechos.
Para nosotros, “la mirada psicosocial”…
Toma de posición ética y existencial, de compromiso hacia
la acción y el encuentro para la transformación social, con
las víctimas, familias y comunidades que han enfrentado
la violencia sociopolítica y violaciones graves de derechos
humanos.

Esta posición, nos lleva a acercarnos a la realidad,


entendiéndola como un producto complejo de elementos socio-
político-histórico-culturales, para ubicarla como contexto y
escenario en el que suceden los acontecimientos humanos.
Podríamos definirla como…

• Un campo de articulación
multidisciplinario.
• Conjuga saberes de la psicología clínica y
social.
• En torno a la lógica de los derechos
humanos.
• Vislumbrando las consecuencias de las
violencias.
• Y las relaciones complejas en contexto
histórico social.
El acercamiento es dialógico y dialéctico, donde
cada uno de los elementos y los actores
representan un rol que construye y transforma
el contexto, en una dinámica de
interdependencia multidireccional cargada de
significados simbólicos colocados en el centro
del sentido y dinámica social.
Para la realización de la mirada psicosocial, fundamental la posibilidad del
encuentro básico existencial y relacional YO-TU (Buber, 1967 y 1998), en el que
se detonará un cúmulo de elaboraciones de significado co-construido; lo que
generará imágenes significantes que se conformarán como referentes de
identidad colectiva y retroalimentarán de manera sustantiva los encuentros
vinculares.
Santiago-Vera (2007), se conforma como una respuesta ante las nuevas
situaciones de horror y deterioro de la realidad Latinoamericana, donde los
sujetos nos enfrentamos a un contexto de ruptura cargado de violencia
estructural y violaciones reiteradas que han colocado a millones de
personas en una situación de exclusión y vulnerabilidad victimizantes.
Es por ello, que el acercamiento desde la mirada
psicosocial, constituye una re-significación de
los saberes, haceres y discursos, rescatando las
aportaciones e identificando las limitaciones.

Partimos desde una apertura comprensiva dialógica y dialéctica,


donde se pone el saber al servicio de la construcción de una
sociedad y en la que el bienestar de las minorías, no se sostenga
sobre el malestar de los más, donde la realización de unos, no
requiera el descarte (Papa Francisco, 2015) y la negación de otros;
donde el interés de pocos no exija la deshumanización y
alienación todos (Martín-Baro, 1998).
Existe el riesgo de minimizar la especificidad y singularidad del
acontecimiento y los procesos biopsicosociales que detona.

Los actos de violencia sociopolítica, adquieren una dimensión


primaria y determinante frente a los desordenes psíquicos.

Por la complejidad de las interrelaciones entre las situaciones


sociales de la violencia y sus efectos en la salud mental de sus
receptores; cómo no existe otra en este campo;
particularmente porque el daño psíquico es producido por
actos u omisiones del Estado que es el encargado de
salvaguardar la integridad personal, comunitaria y social.
Las secuelas traumáticas trascienden las esferas
individuales, impactan todas las áreas de vida del sujeto.

Clasificaciones diagnósticas se pueden quedar cortas para


captar todo el espectro del trauma.

Colocar al sujeto en el punto de mira del manual y verificar si


cumple el marco descriptivo de daño puede ser insuficiente;
de ahí que el diagnóstico multiaxial, no de cuenta de las
peculiaridades del daño.
Desde esta perspectiva psicosocial, se entiende que las categorías
diagnósticas emanadas de la psiquiatría occidental, pueden quedar cortas
en cuanto a sus alcances explicativos, particularmente en lo referente al
campo de la traumatización y la experiencia de esta en las personas
dentro de su contexto histórico.

Entendiendo que la diferencia de trauma producido por una violación a la


integridad física y psíquica y todas aquellas producidas por accidentes o
desastres naturales, es que este es producido con una intencionalidad por
fuerzas organizadas para accionar sobre la integridad de los sujetos y
generar no solo efectos directos sobre el individuo, sino también sobre sus
grupos de apoyo, la comunidad y la sociedad misma.
Entre las principales consecuencias traumatogénicas de
las acciones violatorias a los derechos humanos de las
personas, lo constituye la impunidad, particularmente
al establecerse como un trauma continuo, que opera
profundizando las perturbaciones psíquicas generadas
por la violencia; siendo la impunidad un nuevo y
potente agente re-traumatizador.
Impactos psicosociales
■ Las violaciones graves a los derechos humanos generan
diversos impactos psicosociales en todas las áreas de ajuste
del ser humano, lo cual ha implicado que las personas
sobrevivientes no puedan llevar a cabo la planeación e
implementación de un proyecto de vida individual y familiar.
■ Evidenciando impactos psicosociales a nivel comunitario:
estigmatización y escenarios de re-victimización; a nivel
familiar: reasignación de roles, quiebre en el ciclo vital,
sufrimiento psicológico permanente; y a nivel individual:
incertidumbre, quiebres de proyectos de vida, malestar
psicológico, entre otros.
■ El acto mediante el cual los perpetradores destruyen los
mecanismos de adaptación al sufrimiento, se encuentran
llenos de significado, que dan cuenta de las repercusiones
que se producen al largo plazo.
TORTURA
La tortura es un fenómeno
que ha estado omnipresente
en la historia de la
humanidad y se manifiesta
de maneras sumamente
complejas que tienen
repercusiones tanto en los
ámbitos personal, familiar,
comunitario, social, legal,
histórico y cultural; entre
otros.
CONSECUENCIAS PSICOSOCIALES
Menciona Lira (2004), que el Estado
detenta el poder de dar muerte a las
personas, dentro de marcos
formalmente legales, situación que
puede ser un constituyente para la
generación de terror y
vulnerabilidad en las poblaciones,
especialmente cuando se abre la
posibilidad de que el estado o sus
agentes detengan, torturen,
desaparezcan o maten a los
ciudadanos.
CONSECUENCIAS PSICOSOCIALES
En general se ha visto que el impacto psicosocial de las VGDH,
redunda en un incremento de la violencia domestica, callejera y social.

En aquellas situaciones de vulnerabilidad institucional, se genera un


circulo vicioso de impunidad, en el que a partir de esta se debilitan de
manera más marcada las instituciones públicas.

Se observan “efectos cataclismicos” (Hernan-Vidal 1989, en Lira 2004),


a partir de la dislocación de elementos de referencia en la sociedad.
CONSECUENCIAS PSICOSOCIALES
■ Generación de terror y miedo dentro de los ciudadanos; particularmente
al desarrollarse actos de violencia social continuos, que generan una
percepción generalizada de riesgo impreciso y difuso; en el que es
posible que en cualquier momento se pueda perder la vida o la de un ser
querido, se pueda desaparecer o ser torturado.

■ Se infiltra la presencia de la muerte en los espacios sociales, lo que


propicia una ruptura de la interacción entre las personas que puede
utilizarse por los perpetradores como un instrumento de control social,
donde se establece entre las personas la desconfianza en los “otros” con
los que se comparte el espacio.
CONSECUENCIAS FAMILIARES
■ Guerrero et.al. (2012): Los grupos familiares ante situaciones
de crisis y violencia social se conforman como víctimas
invisibles, siendo entidades que ante estos contextos resultan
aplastadas por las fuerzas ideológicas y sociopolíticas
desatadas; por lo que resulta fundamental comprender la
situación en que se colocan y los impactos que reciben ante
un contexto de Violaciones a los Derechos Humanos.
CONSECUENCIAS FAMILIARES
■ MIRADA INTEGRAL!!!

■ El impacto psicológico en los grupos familiares derivado de


acontecimientos de violencia social y violaciones a derechos
humanos es global, profundo y deja cicatrices que perduran e
incluso alcanzan a generaciones posteriores; siendo una
situación de perdida en todas las esferas y áreas de la vida del
grupo familiar y sus miembros.
DAÑO TRASNGENERACIONAL
CONSECUENCIAS FAMILIARES
■ Gómez-Córdova (2006): Para ponderar el impacto en los
grupos familiares, es necesario explorar las siguientes áreas,
sin perder la visión de conjunto sobre el grupo:

• Las formas de relación e interacción al interior del grupo.


• El nivel de tensión y conflicto emocional entre los miembros.
• Cambios en la dinámica de roles y funciones.
• Fragmentación de los vínculos.
• Redes externas de apoyo social y afectivo.
CONSECUENCIAS INDIVIDUALES
Las manifestaciones de “lo traumático” en los individuos, pueden ser
muy similares desde la perspectiva psiquiátrica a las observadas
desde una mirada psicosocial, solo que más limitadas en cuanto a su
capacidad comprensiva; no así enunciativa.

Desde la perspectiva psiquiátrica, se han descrito entidades clínicas


como los trastornos del ansiedad y del estado de ánimo, en particular
el TEPT y el TEA; siendo que estos no alcanzan a explicar las
particularidades de significado de que persona da a los hechos
“traumáticos”, pero sirven para delimitar los padecimientos y la
comunicación científica, disciplinar e interdisciplinar.
Partiendo desde la perspectiva de la psiquiatría y la epidemiología, para considerar
lo traumatogénico de un suceso, González et al. (2010) refirieron que el daño
psíquico generado por un acontecimiento traumático, depende de la naturaleza de
este, la intensidad y duración de la situación, la personalidad y el estado emocional
de la persona que lo padece; así como el nivel de apoyo y recursos que se reciben
desde la estructura social.

Refiere González que la predisposición personal para el desarrollo de secuelas


traumáticas se relaciona con factores sociodemográficos, el tipo y estructura de
personalidad, antecedentes psiquiátricos, así como historial previo en situaciones
traumáticas.

Con relación al suceso traumático, hay que considerar aquellos aspectos objetivos
cómo los son la intensidad y la duración, así como aspectos subjetivos específicos
asignados por la persona que lo experimenta; especialmente el significado atribuido
al evento.
Ante toda situación traumática, la estructura psíquica del sujeto pretende
realizar un procesamiento de esta; por lo que es posible registrar la
aparición de imágenes y sensaciones corporales vinculadas al evento;
habiendo sido almacenadas estas en la memoria emocional.

El recuerdo traumático no cambia, sino que se acentúa con el tiempo,


conservando su identidad e independencia sobre el proceso psíquico del
sujeto, generando una re-experimentación y abreacción al evocar la memoria
del evento.

La respuesta de las personas a los eventos catastróficos, deben entenderse


como procesos dinámicos y multidimensionales que evolucionan con el
tiempo, conforme van modificándose las condiciones ambientales.
Refiere González (Idem.): Etapas de las secuelas
traumáticas
• Primera etapa se presenta cuando la persona está
experimentando el evento catastrófico.
• Reacciones inmediatas, cuadro emocional de temor y
ansiedad, que dura mientras esté presente el
acontecimiento.
• Si la respuesta prosigue, o trasciende a la ocurrencia de
la situación, es posible que se progrese a la siguiente
fase.
• Segunda etapa: secuelas postraumáticas agudas.
• Una ves que ha finalizado el evento traumático.
• Organizándose en torno al recuerdo del trauma.
• Por la intensidad del acontecimiento, imposibilita procesar
emocionalmente el hecho.
• Construye un recuerdo fragmentado del trauma.
• Perturbaciones emocionales más duraderas en las que la angustia
cristaliza las estructuras defensivas que se movilizaron durante el
evento catastrófico.
• Cuadro clínico polimorfo que puede durar días o semanas; pudiendo
remitir o evolucionar a una siguiente etapa.
Tercera etapa: Secuelas postraumáticas crónicas.
• Comenzar algunos meses o más después de la ocurrencia del
acontecimiento catastrófico.
• Las secuelas agudas no fueron resueltas o no remitieron.
• Presencia de alteraciones cognoscitivas, afectivas, psicofisiológicas y de las
relaciones interpersonales; articuladas en torno a tres elementos
sindromáticos:
• Síndrome de repetición o re-experimentación.
• Conductas de evitación o embotamiento.
• Estado basal de hiper activación neuropsicológica (hiperarousal).

La presencia de estos tres elementos sindromáticos conforman lo que los


manuales psiquiátricos de diagnóstico tipifican como Trastorno por Estrés
Postraumático.
Otras manifestaciones de secuelas traumáticas:
• Alteraciones disociativas, más frecuentes dentro del grupo de las
reacciones agudas o de alarma, pero pueden persistir.
• Lagunas amnésicas específicas del acontecimiento.
• Episodios depresivos que se hacen persistentes.
• Manifestaciones de ansiedad.
• Alteraciones del comportamiento social, aislamiento, rechazo,
impulsividad agresiva, fracaso y dificultades adaptativas.
• Abuso de sustancias o adicciones, trastornos somatomorfos o
conversivos, así como alteraciones psicosomáticas.
González: Entre el evento traumático y la aparición de las
secuelas crónicas postraumáticas existe un lapso en el que se
pueden manifestar síntomas subclínicos que anteceden a la
configuración sindromática crónica; o lo que se puede nombrar
como un “periodo de latencia”.

Este periodo de latencia puede durar de 3 a 6 meses y hasta


varios años para que se configuren las manifestaciones
traumáticas crónicas.
Trastornos de somatización, solicitud reiterada de atención
médica, debilidad y agotamiento físico, deterioro de la memoria
y dificultades de concentración, cefaleas, vértigo, e incluso
trastornos psicosomáticos más específicos.

Alteraciones del sueño, con sueño interrumpido, pesadillas,


despertares súbitos y deficiencia de descanso.

Posible presencia de adicciones, conductas de riesgo y actos


fallidos.
El síndrome de embotamiento emocional, generalmente esta asociado a los
cuadros clínicos de evolución mas crónica; caracterizándose por:

•La hiperactivación (hiper arousal).


•Alteraciones del sueño.
•Irritabilidad.
•Dificultades de concentración.
•Hipervigilancia.
•Respuestas de sobresalto exageradas.
•Estados de alerta permanente.
•Actitud defensiva ante el contexto.
•Sensación de amenaza constante.
•Bloqueo de nuevas percepciones.
•Estrechamiento de la capacidad de respuesta emocional.
•Crisis emotivas y de angustia.
DESAPARICIÓN
FORZADA
■ Vivos se los llevaron, vivos los queremos
■ ¿Donde están?
■ Hasta Encontrarlos
■ En México, han sido reportadas como
desaparecidas 290,824 personas entre 1962 y el
pasado 2 de agosto de 2023.
■ Zapopan, Guadalajara y Tlajomulco de Zúñiga, en
Jalisco, concentran el 8 por ciento de las
desapariciones registradas en este sexenio,
mientras que en las alcaldías Iztapalapa y
Gustavo A. Madero en la Ciudad de México se ha
disparado el delito. En 76 de cada cien municipios
del país una o más personas están siendo
buscadas.
Desaparición forzada

En nuestro país es una problemática


invisibilizada, en donde el reconocimiento de los
diferentes actores que promueven sus derechos
de verdad, justicia, reparación y no repetición ha
sido nulo.
Dicho fenómeno ha generado afectaciones en
toda la sociedad; de manera directa como
indirecta, la cual evidencia fuertes impactos
psicosociales en el que millones de personas han
tenido que vivir a lo largo de la historia.
Desaparición forzada
Modalidad de violencia desplegada intencionalmente en un contexto de
extrema racionalización de la violencia que consiste en la combinación de
privación de libertad de la víctima, sustracción de esta del amparo legal y
ocultamiento de información sobre su paradero, en que pueden ser
responsables tanto los Estados nacionales como los grupos armados ilegales
que la incorporan a su repertorio en el marco de su actividad delictiva.
Tiene como fin último «desaparecer» a las personas y nunca más volver a dar
información acerca de dónde está y cómo se encuentra. Es una modalidad en
la que también se ven afectadas las necesidades básicas humanas, puesto que
una vez desaparecidas, estas personas pierden su identidad.
Al abordar un panorama de los impactos de la desaparición
forzada, se evidencia la necesidad de realizar procesos de
acompañamiento psicosocial a la población víctima con el
fin de mitigar los impactos de la violencia, lo cual, implica
un verdadero desafío para los profesionales de la psicología.
A partir del momento en que la persona es detenida y
desaparecida se produce una ruptura brutal en la
cotidianidad del entorno más cercano, su familia y amigos
quienes, al no estar preparados para una situación de
estas características, tampoco cuentan con los
mecanismos para enfrentarlo; el proceso que se
desencadena a partir de este instante conlleva una serie de
sobre exigencias físicas, psíquicas y sociales para los
involucrados y opera como un corte existencial que
generalmente marca un antes y un después en su biografía.
■ A nivel comunitario se pueden presentar
diferentes impactos.
■ El daño no solo implica a la familia o la víctima
directa, sino que es una afectación que genera
impactos de forma transversal y en muchas
Ruptura de la
situaciones ese impacto no es generado cotidianidad del entorno
únicamente por la desaparición en sí misma, sino más cercano,
estigmatización por
por los actos que esto conlleva: señalamiento por parte de la sociedad y
parte de la comunidad, escenarios de de funcionarios del
estigmatización por parte de las instituciones, Estado y escenario de
re-victimización.
negligencia por parte de los entes territoriales ante
el suministro de información al respecto de las
diligencias administrativas que deben llevar acabo
las víctimas para exigir sus derechos, además, la
desaparición es un mensaje contundente para
que exista un desplazamiento territorial por
parte de las víctimas.
■ A la traumática pérdida del desaparecido se suman otras pérdidas no menos
dolorosas: trabajo, escuela, casa, amigos, situación socioeconómica,
etc., restringiendo las redes de apoyo de los familiares; las vivencias
emocionales de separación y dolor aportan a la generación de una
dependencia afectiva y un repliegue dentro de la familia que altera los
procesos de diferenciación, individuación y autonomía debido a la angustia y la
culpa de reeditar las pérdidas ya vividas.
■ Desde el entorno social, a su vez, ya sea por el temor o la manipulación de las
instituciones, lo que viven los familiares de los desaparecidos es una
importante estigmatización social que, sumado a las distintas condiciones de
riesgo que experimentan, profundiza aún más su aislamiento, rompiendo los
vínculos sociales y privatizando el daño, empujando a los miembros del
sistema a vivir en silencio y de forma individual una experiencia que es
fundamentalmente social.
Luego del shock inicial, los familiares comienzan a desarrollar una actividad
intensa con el fin de encontrar a la persona desaparecida o alguna información
que dé cuenta de su paradero y destino, predominan la perplejidad y el asombro, así
como los sentimientos de intensa angustia y ansiedad por no saber qué pasó. Al
enfrentarse a la negación sistemática de lo sucedido surgen también una serie de
sentimientos de frustración e impotencia y se comienza a afectar el sentido de
realidad: lo que se ha vivido y sufrido es permanentemente negado por los autores de
los delitos, fijando a los familiares en una situación de profunda incertidumbre y
vulnerabilidad frente a las autoridades estatales, que en lugar de cumplir con su rol
protector se convierten en organismos amenazantes.
Dichos impactos generan afectaciones
mayores aquellos que se encuentran
en la etapa de infancia y adolescencia,
ya que normalmente tienen sus
Respecto al nivel familiar, se evidencia, la
expectativas puestas en personas
reasignación de roles, debido que, en
adultas, y los planes que tienen a
ocasiones son los hijos los que deben asumir
futuro se relacionan con los miembros
el rol de padre o madre en la familia, ya que la
de su familia.
persona encargada está ausente. Además, se
da un quiebre en el ciclo vital de la familia
ante la ausencia de la persona
desaparecida porque el impacto es diferente
según la relación filial: padre, madre, hijo(a),
tío(a), abuelo(a), primo(a), por parte de los
adultos, se presenta una transmisión de
sentimientos hacia los menores de edad.
Así mismo, el factor económico se convierte
en uno de los limitantes para solventar las
distintas necesidades y entre ellas el poder
optar por una educación de calidad, que
permita a las familias obtener un crecimiento
personal.
■ Entre los principales efectos psicosociales que se han podido observar en
este contexto, por un lado y visto desde lo individual a lo colectivo, se
pueden encontrar vivencias de confusión, miedo, desesperanza,
vulnerabilidad, pérdida de confianza, dolor psíquico e ideas
angustiantes en torno a la figura del desaparecido y su destino, una
serie de síntomas clínicos que pueden interferir en la actividad y
funcionamiento, así como manifestaciones somáticas de diverso tipo.
■ A medida que pasa el tiempo, además, en muchos familiares se va
produciendo el volcamiento a una conducta única: la búsqueda del
desaparecido, como eje dinamizador de todos los proyectos de vida, de
los afectos predominantes y de las relaciones sociales; tanto en estos
familiares como, incluso, en aquellos miembros que no se vuelcan a
esta actividad los proyectos vitales que se tenía hasta antes de la
desaparición se alteran profundamente.
■ El impacto psicosocial a nivel individual se evidencia con el dolor y
angustia causada por la incertidumbre del paradero de la persona
desaparecida, quiebres de proyectos de vida individuales o su
limitación a asumir nuevos proyectos centrados en la búsqueda
del familiar, miedo, desconfianza e inseguridad.
■ Comúnmente, después del hecho victimizante las personas no quieren
continuar con los proyectos de vida.
■ Cuando las personas no cuentan con información que les aporte a los
procesos de búsqueda de su ser querido, experimentan un malestar
psicológico, el cual permanecerá en el tiempo; de lo contrario, si el
familiar regresa al hogar o si éste falleció y entregan su cuerpo a la
familia, entonces este dolor y sufrimiento puede disminuir con el
tiempo.
■ El núcleo central del conflicto es la incertidumbre, la pérdida nunca
termina de pasar y el duelo queda suspendido en el tiempo,
transformándose en una herida que no cicatriza;
■ La única forma de combatir el daño queda supeditada a elementos
externos a las familias las que quedan, sin embargo, inmersas en una
dinámica extremadamente perversa e imposible de resolver y procesar:
si definen y asumen que su familiar está muerto, aún cuando no sea
reconocido oficialmente, significa responsabilizarse de esta muerte y
es “como si ellos lo mataran”;
■ Si esperan encontrarlo vivo deben confrontar y renegar de toda su
experiencia cotidiana, del fracaso de la búsqueda, especialmente si
han transcurrido años desde la desaparición, lo que implica una serie de
exigencias físicas, psíquicas y sociales extraordinarias y
profundamente desgastantes.
En todo este proceso de duelo suspendido, además, el principal
factor coadyuvante es la impunidad, que implica no sólo el
desconocimiento del destino y paradero del desaparecido, la
ausencia de restos y la imposibilidad de darles sepultura sino
también la falta de esclarecimiento y sanción de los hechos; esta
impunidad va contribuyendo a la prevalencia y cronificación de las
afectaciones, no sólo en los individuos y las familias sino a través
de las generaciones y en la comunidad en general,
comprometiendo en forma crónica todas las instancias psíquicas, la
conciencia, el lenguaje, la memoria, la percepción, la afectividad,
los pensamientos, la orientación témporo-espacial, etc.
“Parecía que todo el mundo se acababa y no deseaba tampoco seguir adelante
con mi proyecto de vida, me llene de odio, rabia y tristeza, con ganas de vengarme
y sacarme el odio con la persona que me arrebató la vida de mi hermano”
■ La desaparición forzada impide al aparato psíquico la percepción y,
por tanto, el acceso a la representación, generando un vacío difícil de
resolver que tiende a rellenarse con una serie de fenómenos clínicos.
■ Son las propias personas afectadas, los familiares, los colectivos,
quienes toman la labor de comenzar las tareas de reestructuración.
■ Las organizaciones de derechos humanos, los grupos de sostén y las
mismas agrupaciones de víctimas adquieren un papel fundamental,
creando espacios de contención, validación y resignificación que
permiten la reestructuración del diálogo, así como la eliminación de
miradas parciales y revictimizantes centradas solamente en el malestar
y la carencia.
Peritaje independiente Peritaje y proceso de
acompañamiento
Tiempo El necesario para evaluación Peritaje puede acumular
del daño, con las dificultades conocimiento anterior y visión de
prácticas proceso de la persona o familia.
Conocimiento de la víctima Limitado por el tiempo. Mayor conocimiento y confianza
Necesita interlocutores de con las víctimas.
confianza.
Percepción de las víctimas Mayor inseguridad inicial y Más seguridad en la evaluación y
necesidad de claridad de las seguimiento de todo el proceso.
reglas
Independencia Mayor independencia y menor Mayor necesidad de deslindar rol
confusión de roles.. terapéutico y de peritaje.
Papel respiro a los hechos o Conocimiento histórico de los Mayor conocimiento histórico de
evaluación del daño efectos referidos al peritaje. los hechos y efectos.
Criterios respecto a En general menor, poco Mayor conocimiento de
reparación explorado en peritajes expectativas y proceso de la
centrados en evaluación del víctima.
daño.
Peritaje independiente Peritaje y proceso de
acompañamiento
Traducción cultural Depende del conocimiento del En general, conoce país y cultura.
país o cultura.
Validación de la Mayor valor de la de la Mayor valor del conocimiento de la
experiencia de la víctima independencia de criterio. víctima.

Preparación de audiencia En general, papel limitado en Importante, aunque puede


el tiempo. condicionarse al objetivo
terapéutico.
Estrategia de litigio Centrado en la evaluación del Centrado en la evaluación del daño
daño. y consideraciones sobre la víctima
en el proceso.
Intervención como parte de Limitado a preparación y Mayor posibilidad de articular la
un proceso de apoyo audiencia. En general, no acción con el proceso persona o
seguimiento. familiar. Mayor seguimiento.
REPARACIÓN
INTEGRAL DEL DAÑO
Desde el punto de vista psicosocial, hay tres cuestiones fundamentales:
1. Identificar los impactos o consecuencias de las violaciones. Esto supone
utilizar metodologías diferentes, como distintos modelos de entrevista o
cuestionarios, relatos retrospectivos centrados en la reconstrucción del
impacto, nivel de síntomas, dificultades funcionales o de adaptación
actuales.

2. Establecer el nexo de relación causal de estos hallazgos con los hechos


señalados en las violaciones ya que pueden mezclarse el impacto de los hechos,
las consecuencias de la impunidad, el empeoramiento de sus condiciones de
vida o la desestructuración social y familiar. Existe dificultad en mostrar una
relación causal aislada entre el impacto y el hecho, dado que influyen otros
factores; pero la inexistencia de dichos problemas antes de la violacion, la
concatenación de hechos probados y los efectos señalados en testimonio, así
como la evidencia científica o las evaluaciones psicológicas, apoyan
fuertemente esa relación.
3. Por otra parte, el impacto de las violaciones, además del propio
hecho y sus circunstancias, depende de factores como el grado de
apoyo familiar o social, o las formas cómo la víctima y su familia
han podido enfrentar las consecuencias. La ausencia de ciertos
efectos años después no significa que no se haya producido un
impacto muy negativo en la víctima o comunidad afectada; esa
ausencia puede deberse a que las personas hayan encontrado una
manera constructiva de enfrentarlo, a sus estilos de afrontamiento, a
una personalidad residente o al apoyo social importante.

Aunque de manera general los peritajes se centran en el daño y no en


estos factores, tenerlos en cuenta mostrar de una manera más
compleja la realidad de las víctimas, y también dar a los jueces
criterios más objetivos para evitar discriminar a las personas más
fuertes, especialmente en la determinación del daño moral.
Peritajes psicosociales
Valoración del Valoración de la Valoración del
daño moral reparación hecho
Valoración de las Valoración de las Valoración de las
consecuencias consecuencias consecuencias
ligadas a las actuales y mostrando relación
violaciones, en el necesidad o causal y evidencias
proceso desde los característica de la de otros factores.
hechos atención

• El peritaje no aporta sólo una valoración,


• sino que incide en todos los aspectos de la reparación integral del daño.
• Los peritos pueden servir de puente entre la experiencia de las víctimas y
• las valoraciones jurídicas de los poderes jurisdiccionales.
Restitución
■ Restablecimiento hasta donde sea posible de la situación de protección a los derechos
humanos que existía antes de que ocurriera la violación. En casos de graves violaciones
a derechos humanos no es posible restituir plenamente la situación previa a la violación;
por ello no debe entenderse en un sentido amplio.
■ Restablecimiento de la libertad de personas detenidas ilegalmente;
■ La devolución de bienes confiscados ilegalmente;
■ El regreso al lugar de residencia del cual la víctima fue desplazada;
■ El reintegro al empleo;
■ La anulación de antecedentes judiciales, administrativos, penales o policiales y
cancelación de los registros correspondientes, y
■ La devolución, demarcación y titulación del territorio tradicional de las comunidades
indígenas para proteger su propiedad comunal.
Compensación
■ Indemnizaciones por concepto de daño inmaterial o material
■ Reintegro de costas y gastos

REPARACIÓN Y LO IRREPARABLE

Las VGDH y la violencia social, “abren una herida” que dificulta


la convivencia e interacción social; siendo que las
compensaciones económicas por parte del Estado, se
constituyen en sí mismos como elementos generadores de
conflicto y ambigüedad.
Uno de los factores con los que más cuidado se
debe tener, particularmente en lo referente a las
consecuencias de las violaciones graves de derechos
humanos, lo constituye el implacable reduccionismo
de las consecuencias de estas; aunque en ocasiones
este se hace necesario en el contexto institucional y
con referencia a las tabulaciones para la reparación
del daño.
Rehabilitación
■ Medidas destinadas a brindar atención médica y psicológica.
■ Atención que sea necesaria para atender las necesidades de salud física y psíquica de las
víctimas.
■ Se debe hacer de forma gratuita e inmediata y brindar tratamiento diferenciado.
■ Debe incluir la provisión de medicamentos.
■ Debe hacerse a través de instituciones de salud especializadas, salvo que carezca de
ellas.
■ Es necesario que al proveer el tratamiento psicológico se consideren las circunstancias
particulares de cada víctima, las necesidades de cada uno de ellos, de manera que se les
brinden tratamientos colectivos, familiares e individuales.
■ Debe acordarse con cada uno de ellos, después de una evaluación individual.
Satisfacción
■ Dirigidas a reparar el daño inmaterial. Comprende actos u obras de alcance o
repercusión pública, que pretenden la recuperación de la memoria de las víctimas, el
reconocimiento de su dignidad y el consuelo de sus deudos.
1. Acto público
2. Publicación o difusión de la sentencia de la CorteIDH
3. Medidas en conmemoración de las víctimas o de los hechos.
4. Becas de estudio o de asistencia vocacional.
5. Otras medidas de satisfacción: búsqueda del paradero de desaparecidos y, en caso de
fallecimiento, identificación y entrega de restos a familiares.
■ La búsqueda de justicia y la lucha por la verdad en este contexto se
transforman, entonces, en tareas simbólicas fundamentales que fortalecen
no sólo a los familiares sino a la sociedad en su conjunto, permitiendo dar
sentido a lo vivido y aportando a la reconstrucción del tejido social.
Garantías de no repetición
■ Medidas tendientes a que no vuelvan a ocurrir violaciones a los derechos humanos
como las sucedidas en el caso.
■ Tienen un alcance o repercusión pública y, en muchas ocasiones, resuelven problemas
estructurales viéndose beneficiadas no sólo las víctimas del caso sino también otros
miembros y grupos de la sociedad:
1. Capacitación a servidores públicos y educación a la sociedad en derechos humanos.
2. Adopción de medidas de derecho interno (legislativas, administrativas o de otro carácter)
dirigidas a realizar cambios estructurales.
3. Adopción de medidas para garantizar la no repetición de violaciones respecto de la
víctima del caso concreto.

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