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Cardona, H.H., Sepúlveda, S.M., Angarita, A.L. y Parada, A.R.

(2012) Salud mental y transformaciones del mundo de


la vida en un escenario de violencia política y social. Psychologia: Avances de la disciplina, Vol. 6. (No. 1). Pp. 47-62.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud en 2007, la salud mental se relaciona con la promoción del bienestar, prevención de
trastornos mentales, tratamiento y rehabilitación de las personas afectadas.

Desde el contexto de Colombia, en el año 2007 el Ministerio de la Protección Social señala que la salud mental representa a nivel
colectivo e individual un bien simbolico, emocional y relacional que contribuye al desarrollo individual y social de las personas.

El sujeto abordado desde lo cualitativo para comprenderlo como individuo y comunidad, en su vida cotidiana del mundo violento.

“La salud mental se debate entre el ideal de bienestar y el estado real de conmoción” (Pp. 48)

Los autores retoman a Calderón (2009) quien describe las principales características de la salud mental:
 Externas: la habilidad de afrontamiento y adaptación individual, familiar y social, calidad de vida y habilidades sociales.
 Internas: Proyecto de vida, manejo de emociones y resiliencia.

La violencia político social es un fenómeno humano, histórico y cultural que se manifiesta a través de la fuerza con la finalidad de
dominar, subyugar y controlar al otro, pensado como oponente.

Se piensa a la violencia como una manera de resolver conflictos, a través de la lucha de poder material y simbólico.

La violencia y salud mental se ha estudiado a partir de lo epidemiológico, de allí que no se visibilice que el efecto de la primera sobre la
segunda no es exclusivo del evento violento, sino que repercute en la colocación de la víctima en lo social.

Se puede entender a la violencia política como una manifestación de crisis de legitimidad y soberanía, es decir la crisis del Estado.

Para Habermas (1986) la sociedad es un sistema y mundo de la vida. En el segundo es donde este artículo analiza la historia de la salud
mental de la comunidad estudiada, ya que permite comprender la dimensión social como marco de referencia para interpretar y accionar
en la realidad a través de procesos y estructuras que permiten comprender los estilos y pensamientos de la vida cotidiana.

Estudio cualitativo y fenomenológico. 50 personas del municipio Viotá Cundinamarca. Cuestionario semiestucturado, entrevistas y grupos
focales. La pregunta de investigación es: ¡Cual es el sentido de las transformaciones en la salud mental que ha tenido en el mundo de la
vida, la comunidad de Viotá afectada por la violencia política y social?

A continuación describo los principales hallazgos de la investigación:


Salud mental: el ideal de la integridad o la realidad de la distorsión
 Su concepción de salud mental es un estado ideal de integralidad humana (equilibrio), asociado a sentimientos de tranquilidad
(paz interior), confianza y aceptación. De manera individual, comunitario y con el entorno. Coherencia entre pensamiento y
sentimiento. Distinguen entre salud mental, bienestar mental y patología.
 Ubican a la “distorsión” como personas relacionadas con el consumo de psicoactivos o siendo parte de algún conflicto armado.
 La violencia es evidente en la comunidad, re refleja en la angustia y nerviosismo de las personas. Se activan crisis individuales y
colectivas que les pone en estado de covalecencia y no permite la armonía. Señalan que las nuevas generaciones que
experimentan la violencia, manifiestan conductas alteradas (“bravos”, “histéricos”).

La violencia sociopolítica
 La violencia vista como el caos con una reconfiguración negativa en el vínculo comunitario por la ruptura de las relaciones,
vínculos y pérdida de confianza.
 Se reduce el compromiso, unión y solidaridad de la comunidad, lo cual afecta al sujeto comunitario en el ser, tener, hacer y
pertenecer al grupo. “La violencia social experimentara, no solo modifica el vínculo en sí mismo, sino que primordialmente
afecta la capacidad de cada persona para vincularse” (Pp. 54).
 Aparece una sensación de vigilacia o de control externo que limita al sujeto. Siendo que el distanciamiento comunitario se
transforma en una respuesta de adaptación disfuncional, donde se considera que alejarse de la red social procurará protección
física y emocional, es decir, no hay confianza.
 La comunidad y sus habitantes fueron marcados y señalados literal y simbólicamente con la historia de violencia.
 La centrífuga social y la centrípeta familiar surgen como una solución primaria, inmediata e inefectiva. Otras personas optaron
por huir (desplazamiento forzado directo o indirecto).
 Desempleo y pobreza en toda la comunidad.
 Estados emocionales de rencor, deseos de venganza, egoísmo, temor de que suceda otra vez, dolor, rabia, conformismo y
pérdida del espíritu de lucha, de la identidad y la pertenencia.
 Se habla de un silencio y congelamiento del tiempo y la comunidad.
 La violencia se refleja también en lo familiar.
 Asociaciones de aspectos de la vida cotidiana con los hechos traumáticos violentos (Por ejemplo perros ladrando).

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Cardona, H.H., Sepúlveda, S.M., Angarita, A.L. y Parada, A.R. (2012) Salud mental y transformaciones del mundo de
la vida en un escenario de violencia política y social. Psychologia: Avances de la disciplina, Vol. 6. (No. 1). Pp. 47-62.
 El equipo de salud del hospital de la comunidad refiere que la violencia generó crisis afectivas (suicidio, conflictos familiares,
alteración del orden social) que obedece al resentimiento y soledad.

Al investigar sobre violencia en una sociedad se deben considerar los significantes psico-socio-culturales.

“La violencia instituye como fuerza de destrucción política, armada, ideológica e incluso interpersonal y comunitaria” (Pp. 58).

El concepto de salud mental desde una comunidad que ha vivido situaciones críticas de violencia social se vincula estrechamente con el
sentimiento de tranquilidad que incluye la confianza (sensación de seguridad) y aceptación (acuerdos comunes, ideales compartidos y
compromiso con el otro); que se traduce en la idea de un “yo saludable”

“La marca” implica un proceso de estigmatización manifestado en el cuerpo y memoria. Materializa la desconfianza hacia las
instituciones, al otro y a la comunidad.
Saforcada (2008) refiere que “cuando los espacios institucionales y sociales están cargados de contenidos afectivos emocionales
negativos, se refuerzan por retroalimentación las cosmovisiones que operan de manera negativa hacia el otro, instituyéndose una barrera
psico-sociocultural que desnaturaliza el funcionamiento del sistema de salud y complejiza l estado alterado de la inter-subjetividad” (Pp.
61).

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