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LA PSICOLOGÍA COMO PARTE DE LA SALUD MENTAL

COMUNITARIA

Como colectivo psi debemos reconocer que somos parte implicada en la


construcción de un nuevo paradigma que aboga por una salud mental promotora de los
derechos humanos, plural en su abordaje e ineludiblemente abierta a la comunidad.

De acuerdo a la Ley Nacional de Salud Mental 26.657, define a la salud mental


en su:

ARTICULO 3° — En el marco de la presente ley se reconoce a la salud mental


como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos,
culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una
dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y
sociales de toda persona. Se debe partir de la presunción de capacidad de todas las
personas.

En ningún caso puede hacerse diagnóstico en el campo de la salud mental sobre


la base exclusiva de:

a) Status político, socio-económico, pertenencia a un grupo cultural, racial o


religioso;

b) Demandas familiares, laborales, falta de conformidad o adecuación con


valores morales, sociales, culturales, políticos o creencias religiosas prevalecientes en
la comunidad donde vive la persona;

c) Elección o identidad sexual;

d) La mera existencia de antecedentes de tratamiento u hospitalización.

Partiendo de la Declaración de Caracas (1990) sostenemos que “la atención


psiquiátrica convencional no permite alcanzar los objetivos compatibles con la
atención comunitaria, descentralizada, participativa, integral, continua y
preventiva...”. Por lo que es una función relevante, desde nuestro campo de acción, la
promoción de “modelos alternativos centrados en la comunidad y dentro de sus redes
sociales”.

Puede definirse a la Psicología comunitaria como aquella que trata a la


comunidad y que es realizada con la comunidad. Esta definición permite delimitar lo
comunitario y lo asistencial con bastante claridad, pues, si se excluye el rol activo de la
comunidad, podrá tratarse de aplicaciones psicológicas que, aunque tengan lugar en el
territorio propio de la comunidad, no implicarán un trabajo comunitario al no contar con
la participación de quienes integran la comunidad a la cual se dirijan esas acciones ni
con su perspectiva del asunto.

Lo comunitario incluye el rol activo de la comunidad su participación. Y no sólo


como invitada o como espectadora, sino como agente activo con voz, voto y veto. En
1982, Maritza Montero define por primera vez la psicología comunitaria como la rama
de la Psicología cuyo objeto es el estudio de los factores psicosociales que permiten
desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pueden ejercer
sobre su ambiente individual y social para solucionar problemas que los aquejan y
lograr cambios en esos ambientes y en la estructura social. Esta definición implica que
los profesionales de la psicología deben compartir su conocimiento con otros actores
sociales, provenientes de la comunidad.

Algunas de las características de la Psicología social comunitaria

 Se ocupa de fenómenos psicosociales producidos en relación con


procesos de carácter comunitario.
 Toma en cuenta la relatividad cultural. (El relativismo cultural es una
corriente que afirma que el estudio de otras culturas ha de realizarse de
forma empática. Es decir, cada cultura tiene sus particularidades,
ninguna es superior a otra)
 Incluye la diversidad.
 Asume las relaciones entre las personas y el medio ambiente en que
viven.
 Busca que la comunidad tenga el poder y el control sobre los procesos
que la afectan.
 Tiene una condición política en tanto supone formación de ciudadanía y
fortalecimiento de la sociedad civil.
 La acción comunitaria fomenta la participación y se da mediante ella.
 Tiene un carácter predominantemente preventivo.

Bibliografía:

 Maritza Montero. Introducción a la Psicología Comunitaria. Editorial


Paidós. 2004. Capítulo 2.
 Ley Nacional de Salud Mental 26.657

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