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CONCEPTUALIZACIÓN DE LA DIMENSIÓN PSICOSOCIAL

Momento Inicial – Paso2

Psicólogos en formación:
Janeiry de Jesús Diaz. Cod. 22738641
Laura Beatriz Camacho. Cód. 1095925109
María Cristina Barceló. Cód. 41779920
Omar Sebastián Suta. Cód. 102446794
Rosa Angelica Urdaneta. Cód. 1192793147

Tutor:
Dr. Boris Geovanny Delgado

Universidad Nacional Abierta y a Distancia - UNAD


Escuela de Ciencias, Artes y Humanidades
Programa de Psicología
Marzo de 2020
Grupo: 442006_56
Conceptualización de la Dimensión Psicosocial

Relatoría

Al hacer referencia a la atención psicosocial, establecemos la significación del rol como

expertos de la Psicología: indagar, optimar la calidad de vida y el bienestar de los individuos no

solo en contextos de naturalidad y problemáticos, sino también en los contextos de escasez.

Intenta suscitar u optimar las destrezas de los sujetos, con el fin de que las personas, grupos,

instituciones y comunidades, logren estudiar, en forma destacada su contexto social, ubicarse

convenientemente frente a las otras iniciativas que surgen y hallar soluciones aptas a sus

dificultades. Por otro lado, el psicólogo de la Intervención Social trabaja favoreciendo la

superación de las resistencias individuales y colectivas que frenan un mejor posicionamiento

frente el conflicto o situación.

Es importe importante tener en cuenta que para no caer en riesgos de relaciones de

dominación y que la intervención psicosocial esté orientada a una verdadera transformación

social (lo cual es su fin último), se debe partir primordialmente, de no entender la dominación

como un proceso que va en una sola dirección, donde el interventor va a imponer sus

condiciones y puntos de vista a un grupo de individuos pasivos, dispuestos a recibir la acción sin

intervenir activamente en el proceso. Se debe concebir como un proceso que va en ambas

direcciones, donde estos individuos, objeto de la intervención, son seres activos dueños de una

cultura, con una serie de creencias e ideales, que los lleva a actuar de una determinada manera y

que quizás tengan ideas que proponer y que enriquezcan la intención Psicosocial a proponer,

produciéndose así, el punto de choque del que nos habla Cruz (2013). Por lo tanto, un plan de

acompañamiento psicosocial se caracterizará por estar encaminado a prodigar herramientas a los


individuos que le permitan afrontar contextos situacionales a los que se ven enfrentados,

llevando a cabo acciones que susciten cambios en su interior. Respetando su voluntad y dirigido

de modo práctico a la solución de problemas. Será un procedimiento enfocado al desarrollo

integral del individuo, la familia y la comunidad. Basada en la bidireccionalidad entre lo

psicológico y lo social. Se caracterizará por acceder a que los individuos tengan control y

potestad de su entorno tanto individual como social, para de esta manera promover y afrontar el

cambio psicosocial. Teniendo en cuenta las fronteras simbólicas subyacentes a las relaciones

mutuas entre los individuos socializados, como también de las instituciones que rigen y

contribuyen a una relación lógica de la sociedad en su conjunto. De esta manera, toma

importancia, debido a que es el punto de encuentro de los imaginarios sociales.

El experto como profesional fomentará dialogo productivo entre las partes interesadas,

poniendo especial interés en las necesidades auténticas de los individuos involucrados,

reconociendo la situación real. Tendrá en cuenta que objetivo de las actividades a realizar, debe

ser establecido, previo acuerdo entre las partes interesadas y con la participación activa de las

entidades del estado. Evitará, ante todo, una fractura en el proceso de acompañamiento a las

víctimas por el desconocimiento y la incomprensión de su situación real, teniendo en cuenta la

documentación profesional que comunica acerca de las acciones del estado moderno para

reglamentar la vida social y la legitimidad de la cultura en los diversos entornos de la vida

diaria.

Velará para que haya una concordancia entre los resultados de sus acciones y lo que la ley

estipula en cuanto a derechos de las víctimas, su realidad, su nivel educativo y cultural.

Igualmente cuidará por que haya una correspondencia entre su quehacer como profesional
experto y la norma que tiene como finalidad según afirma Franco, A. (2016) “reivindicar la

dignidad humana y asumir la ciudadanía plena de las víctimas”

Para identificar la percepción que tiene un colectivo sobre la violencia el psicólogo puede

recurrir a herramientas como la entrevista y conceptos específicos que apunten a ella. El fijar la

atención en la vida cotidiana, en todo lo que de ella surge, se lleva a cabo como una forma de

llegar a la comprensión del proceso social. Al respecto Pichón-Rivière (citado en Fabris F. 2010)

establece, que se ejecuta una representación interdisciplinaria dirigida a la edificación de una

interciencia, que identifique la multidimensionalidad da la vida social; con esto hace referencia a

los siguientes aspectos: económico, cultura, a la lingüística, política y subjetividad. De aquí se

desprende la necesidad de la colaboración de un equipo interdisciplinario (Fabris, F. 2010)

Con respecto a la implicación que tienen las experiencias de violencia a nivel físico y

emocional a nivel individual y colectiva, se tiene reflexionar sobre el estado emocional de las

víctimas de la violencia y en particular del englobado cultural concreto de las emociones y su

emplazamiento en la cultura, es recuperar una magnitud de la labor social. Al respecto, Harkin

(citado en Jimeno 2007) Establece que las emociones son por un lado respuestas o reacciones y

por otras acotaciones sobre el ejercicio social de terceros, dado a su argumento moral y a su

posibilidad como herramienta política de inhabilitación y sumisión. Es indudable además que en

ciertos contextos sociales la exteriorización protocolar acostumbrada del dolor es impropia,

insuficiente o imposible. Lo cual se produce tanto por los cambios en las circunstancias de

coexistencia, como por las consecuencias no solo políticas sino también subjetivas, al

exteriorizar todo lo ocurrido, esto produce debido a que, al exponerse opiniones sobre prácticas

de violencia, ya sea terreno, sea privado o público, se van a desenlazar discusiones dadas las

refutaciones, reclamaciones y tergiversaciones de aquellos principios en que se apoya la


sociedad. Con respecto a las implicaciones de la violencia a nivel físico se conocen las

afectaciones de las víctimas del conflicto como perdidas de una parte de su cuerpo, las

agresiones físicas y sexuales entre otras, las cuales contribuyen, en muchos casos a aumentar os

riesgos de secuelas emocionales de las víctimas.

La memoria juega un papel importante en el proceso de intervención psicosocial. Es

necesario tener en cuenta La violencia social, impacta con fuerza y de manera marcada y

profunda a las víctimas, dejando en ellas secuelas emocionales y traumáticas que perduran en el

tiempo; dejando en su mente representaciones y el miedo perseverante y constante por aquellas

situaciones vividas que marcaron y traumatizaron su vida. (Pollak, M. 2006). Ante esto, los

psicólogos deben centrar su accionar profesional, en brindar a estas personas el apoyo necesario

que les permita aminorar su dolor y restablecer su vida. Asistirlos, para que se hagan fuertes ante

lo sucedido; para que procesen los hechos, los acepten y los tengan en su memoria sin que los

llegue a victimizar. Los individuos de una colectividad al enfrentarse a la restauración de

hechos violentos, la confluencia de diversos relatos que se encuentran al interior de las

narraciones expuestas por las víctimas, los victimarios y los investigadores, los actores sociales,

se convierte en instrumentos que favorecen la restauración una unidad social que sido

quebrantada por los hechos violentos acaecidos. De esta manera se percibe como un lugar

prolífero para el recobro de perspectivas. El recuerdo compartido, de los lazos que los unen, que

surgen ante los hechos violentos a los que fueron expuestos estos sobrevivientes. (Jimeno,2007).

De todo lo anteriormente expuesto, surge la importancia de integrar al análisis de los impactos

psicosociales de la violencia, los presupuestos de subjetividad y memoria. La memoria es una vía

de recuperación emocional, de evolución, hacia una observación de la experiencia vivida

partiendo de otra representación, incorporándola en su proceso vital. Lederach (1998) establece


que la reconciliación conlleva a la solución de la tirantez entre el pasado demoledor que destruye

lazos y proyectos de vida, para edificar colectivamente un futuro con la participación de los

implicados.

“Lo que aquí está en juego no es sólo el tema de la memoria individual traumática,

sino más bien los procesos sociales y los mecanismos culturales por los cuales los sujetos

individuales conectan su experiencia subjetiva con otros y la convierten en intersubjetiva y, por

lo mismo, en apropiable de manera colectiva. Es la creación de una comunidad emocional en la

que pueden recobrar su sentimiento de participación ciudadana” (Jimeno, 2007: p. 187). Guiando

a la víctima hacia un proceso, en el que se sienta diligente y dinámica y colabore con de su

colectividad, esto, ayuda a que se produzca una rápida liberación de su experiencia traumática,

de modo de que cada estrategia conlleve a la reconciliación tanto con su propio ser como con

aquellos que le rodean.

Sintetizando, se puede establecer que la dimensión psicosocial nace de la unión de lo

psicológico y lo social, la cual hace referencia a la comprensión de fenómenos o problemáticas

desde el ámbito comportamental y conductual del ser humano, el análisis de sus pensamientos y

razonamientos. De lo anteriormente expuesto, resulta necesario mencionar que lo psicosocial

surge a partir de tres situaciones:

1. La apertura hacia el cambio social, que es analizada como la circunstancia que influye en

el comportamiento del individuo y modificación de aspectos importantes de la cultura de

una comunidad determinada.

2. La demanda efectuada desde un enfoque psicosocial a temas donde prevalece el análisis

de lo sociológico o psicológico.
3. La configuración de una nueva forma de aplicación para mejorar la calidad de vida de los

individuos y su emancipación.

El objetivo del psicólogo de la Intervención Social, por lo tanto, es buscar el cambio

psicosocial que intenta hacer a los colectivos y a los individuos, más competentes en su relación

con terceros; opta por advertir las situaciones de riesgo social y personal y suscitar el bienestar

de la comunidad.

En su aproximación al trabajo con víctimas, el psicólogo debe admitir su subjetividad

descubrir sus necesidades reales y robustecer los recursos de la colectividad. Al respecto Bello

(2006) establece la necesidad de que la intervención psicosocial circunscriba elementos que

favorezcan la reconstrucción de la identidad, favorezcan la autonomía de modo que desarrolle las

capacidades de hacer las diligencias necesarias para lograr una cosa no solo individual sino

también colectiva, cooperar en el proceso de saciar una necesidad básica que asegure su

subsistencia, la realización de acciones de amparo del estado y la puesta en marcha de las de

redes con que cuentan.

A través de su análisis de los hechos acaecidos, puede transformar las formas de percepción a

fin de identificar los acontecimientos ocurridos para evitar que se sigan presentando en los demás

contextos. Esto ayuda a la sensibilización del individuo como víctima y como posible agresor, es

decir evita que se den repetición de patrones de conducta en la sociedad, además conlleva a

reconstruir las relaciones para mejorar los proyectos de vida y evitar procesos emocionales

destructivos
Referencia Bibliográfica

CINEP. [OIM Colombia]. (2013, 30 de agosto). El Padre Javier Giraldo y su experiencia en el

acompañamiento a víctimas. [Archivo de video]. Recuperado de

https://www.youtube.com/watch?v=ogdVkZcsvWE

Cruz, J. (2013). La Intervención psicosocial: ¿un factor de cambio social o un instrumento de

dominación? Revista electrónica de Psicología social Poiésis. Recuperado de

https://www.funlam.edu.co/revistas/index.php/poiesis/article/view/640/612

Fabris, F. (2011). La subjetividad colectiva como dimensión psicosocial del proceso socio-

histórico y la vida cotidiana. Su análisis a través de los emergentes psicosociales. Revista

Holo gramática Número 15 Volumen 1 pp. 23 - 42. Recuperado de

http://www.cienciared.com.ar/ra/usr/3/1310/hologramatica16_v1pp23_42.pd

Franco, A. (2016). Las fronteras simbólicas entre expertos y víctimas. Revista de arqueología y

antropología Antípoda. Universidad de los Andes. Número 24 pp. 35 - 53. Recuperado

de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81443627003

Jimeno, M. (2007). Lenguaje, subjetividad y experiencias de violencia. Revista de arqueología y

antropología Antípoda. Universidad de los Andes. Número 5 pp. 169 - 190. Recuperado

de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81400509

Pollak, M. (2016). Memoria, olvido, silencio. La producción social de identidades frente a

situaciones límites. Ediciones la plata Jimeno, M. (2007). Lenguaje, subjetividad y

experiencias de violencia. Revista de arqueología y antropología Antípoda. Universidad

de los Andes. Número 5 pp. 169 - 190. Recuperado de

http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81400509

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